lunes, 7 de agosto de 2023

¡Que se la quiere comer!

La gula del señor Li le ha llevado a ver una gamba gorda en Pascualita que, por cierto, se parecen tanto como un huevo a una castaña. O sea, nada. ¿Cómo va a parecerse una gamba a una sirena. Otra cosa sería que la confundiera con una sardina...

Hasta por teléfono me llama. - ¡Tu ablil puelta pala yo milal en cocina tuya! Yo quelel gamba golda! - Las únicas gambas que entran en mi casa son las que trae mi abuela para hacer una paella de marisco. Punto. - ¡Pelo yo vel en balcón! - ¡Y dale! - ¡Yo pagalte! 

Cuelgo y al rato vuelve al ataque. Le he recomendado que se compre unos kilos de carabineros y se los coma a la plancha y con alioli. - Tu sel loca. Yo milal en diccionalio y sel ¡policías! ¿Quelel que yo coma policías?

El que más disfruta con ésto es mi primer abuelito. Cada vez que aparece lleva un sudario nuevo a cual más chulo. Uno de ellos estaba lleno de gambas gordas que movían los bigotes mientras bailaban al ritmo de las olas. 

 A quien no le ha hecho ninguna gracia éste follón es a Pascualita. Sabe que se la quieren comer y no sale del barco hundido. Pensará que es una faena haber sobrevivido a todos los cambios climáticos, habidos y por haber, para acabar en la barriga de un chino tragaldabas.

¡POM, POM! ¡Tu ablil! - Lo haré cuando diga, de carrerilla: El peRRo de San Roque no tiene Rabo poRque Ramón RamíRez se lo ha coRtado

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