martes, 30 de abril de 2019

¡Campeona!

Me desperté de sopetón. No entraba ninguna luz por la ventana de mi cuarto y yo sudaba a chorros. El edredón, la manta zamorana y las sábanas de franela que me cubrían, no tenían nada que ver con eso. Era por lo que acababa de soñar porque, inconscientemente, me había dado cuenta de que, a partir de ahora, mi vida daría un cambio de 180º

Llamé a la abuela. Una voz rasposa contestó: ¿Yes...? - Que se ponga mi abuela, inglés. - No estar... - ¡Pero si van a dar las claras del día!. Mira bien en su cuarto. - Escuché un clic ¡el inglés de las narices acababa de colgarme el teléfono!

Llamé a El Funeral. - Tu abuela no puede ponerse porque siguen celebrando la colocación de la foto de Asdrúbal Fernández en la Pared de los Finados. - ¿Todavía? - Es que el hombre era muy de la juerga y pidió que el día de hoy fuera apoteósico. Y así está siendo ¡¡¡La policía acaba de entrar en la cafetería!!! Tu abuela está intentando sacar a bailar al sargento que lo manda... ¡La que se va a liar!

No pude dormirme de nuevo. Tenía que contar a alguien mi sueño pero no eran horas de congregar a mis vecinos en sus rellanos de la escalera y narrarlo a gritos. Entonces recordé que tengo dos buenos "escuchadores" y me junté con ellos en la cocina.

Pascualita estaba cabreada. No le gusta que la molesten cuando duerme y Pepe... Ese ni pincha ni corta. No tiene sangre en las venas. No tiene nada pero está atento: - Os he convocado porque quiero comentar algo muuuuy importante para mi y espero que para vosotros también.

Me he enterado que, contra todo pronóstico familiar, soy una campeona. ¡Todo bicho viviente lo es! Incluso vosotros dos. Quien ha vivido, vive y vivirá en el futuro es un campeón. Porque a ver ¿quién ganó la carrera más importante de nuestras vidas?... ¡Todos los que estamos aquí!

La carrera de velocidad empezó en el momento en que, según nos cuentan porque yo de éstas cosas no sé, las abejitas... ¿o eran mariposas?... La cuestión es que una burrada de pequeños bichejos con colita corrieron como posesos hasta un óvulo que esperaba impaciente, la llegada del campeón.

- Si fui campeona una vez, ¿por qué ahora no voy a serlo? - Los vivos lo somos todos, Los que perdieron acabaron en el Limbo y ahora, vete a saber tú dónde los han metido porque, el Papa, de repente, un día dijo: ¡No hay Limbo que valga! - Y no hay Limbo que para eso es el jefe. ¿Y los que lo habitaban?... ¡Angelitos! - ¡PAF! Un chorrito de agua de mar que, a punto estuvo de darme de lleno en un ojo, fue lanzado por Pascualita, harta de escuchar tantas sandeces.

lunes, 29 de abril de 2019

La debacle.


Ha venido el abuelito con un amigo... ¿Quién es? Ni idea. Viste traje impecable, el pelo echado hacia atrás, bien engominado y perfumado. Han entrado en casa y se han instalado en la salita  para ver la tele. Al ver sus caras me han entrado ganas de darles el pésame y, como soy de impulsos, se lo he dado, total es gratis.

- Le acompaño en el sentimiento, ¿señor...? Abuelito, no me lo has presentado. - Es tan conocido que no necesita presentación, nena. - Ah, ¿así que es famoso en su casa? - Los ojos de Andresito se abrieron de par en par. - ¡Nena! ¿No me digas que no sabes quién es? - N.P.I. - Un sollozo salió de la garganta del "famoso"

Fui a por el chinchón y al pasar junto al orinal aristocrático, eché un buen chorreón en el agua. Pascualita me lo agradeció dando un fuerte golpe en el agua con la cola dejándolo todo perdido.

- Aquí tiene, don "Famoso" - le tendí una copa llena de licor. Entonces me vino algo a la cabeza. - ¿Famoso... Famoso... ? Oiga, perdone que le interrumpa el lloriqueo pero, usted es ¿"Famoso o Famosa?" Si es ésto último ¡claro que sé quién es! El inventor de las muñecas Famosa. A ver, baile la cancioncita. - Y canté: las muñecas de Famosa se dirigen al portaaaaaal... ¡Pero baile, hombre de Dios! Nunca imaginé que alguien tan soso pudiera hacerse rico.

- Nena, déjalo tranquilo. Hemos venido aquí para ver los resultados electorales y... - ¿Quéreis un café? ¡Marchando!

Me pasé la tarde entrando y saliendo de la salita, llevándoles cosas para que no se aburrieran, ni pasaran hambre. Sí, ya sé que me puse pesada pero, como estaba en MI CASA, hice lo que me dio la gana.

El "político famoso" tenía a su lado un montón de kleenex usados. - Oiga (le dije cuando vi que el llanto se convertía en catarata) Esto se lo llevará ¿verdad? Y los microbios, que para eso son suyos. - El hombre no podía reprimirse. - Abuelito, sería mejor que moqueara en su casa - Ten un poco de compasión, nena. Su partido político está haciendo agua por todo. - Que sentido es éste hombre. - Pasándole un brazo por la espalda traté de animarlo. - ¡Tranquilo. Ahora podrá dedicarse a la jardinería japonesa o a tirar piedras con honda, incluso a estudiar swagili.- ¡Déjalo ya! ¿No ves que ha perdido su escaño en Madrid? - ¿LA POLTRONA? ¿Se ha quedado sin el butacón? -

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le pasa a éste? - Es político. - Que cruz lleva encima el pobre. - ¿Ha que ha perdido el sillón?


domingo, 28 de abril de 2019

¡He votado!

De punta en rosa se han presentado los abuelitos en su colegio electoral, al que también me han hecho acudir para que viera la expectación que levantan por allí donde van.

El termo de los chinos había sido forrado de satén rosa. Y la media sardina también vestía de ese color ¡Hasta sus pelo-algas fueron teñidos de rosa! Esto solo lo sabiamos la abuela y yo. El abuelito llevaba calcetines, zapatos, camisa y corbata, rosa por supuesto.

El pobre no estaba cómodo con esa ropa. - Tendría que vestir de azul... ¿Qué van a decir mis compañeros de partido? - "Si me gustas a mi, a los demás que les vayan dando"

Después de votar vinimos a mi colegio electoral. Me acompañaron con el rolls royce porque la abuela no quería perderse las caras de admiración y envidia cochina, de sus antiguas vecinas.

Había una larga cola de gente, papeletas en mano y la abuela se paseo entre ella para que pudieran admirarla. Deseosa de que Pascualita disfrutara también de la fiesta de la Democracia, abrió el tapón del termo de los chinos y dejó que la sirena fisgara y aprendiera por si algún día vuelve a su hábitat en el fondo de los mares.

Fue un desfile triunfal. Los hombre mayores no se cansaban de piropearla, ni ella de escucharlos. Y para todos tenía unas palabras amables: - "¿Qué tal está tu próstata, Cosme?. He visto a tu mujer, Emilio y está mústia ¡Hay que regar ese jardín, vejestorio!..."

Se paró junto a la mesa de las papeletas para dar su opinión sobre si había muchas para la hora que era, o ¡que pocas quedan para la hora que es!

Ese debió ser el momento que eligió Pascualita para saltar del termo y darse el piro. Más tarde descubrí que ya no estaba y me tocó recorrer los pasillos varias veces, mirando al suelo y dándome contra todo lo que me cruzaba. Tampoco la encontré las aulas donde se votaba. Estaba fuera de mi. Un municipal se acercó, solícito, pero, al reconocerme como "la amiga de Bedulio" dio media vuelta y desapareció de mi vista.

La mesa llevaba un tiempo sin votantes cuando el Presidente, harto de verme entrar y salir con las papeletas en la mano, me gritó: - ¡Anímese, mujer, que la urna no muerde! - Salí corriendo. Me di de bruces con la cortina de una cabina y aproveché para mirar dentro ¡Allí estaba la sirena!. La metí en mi escote y regresé a la mesa. Me incliné para dar mi DNI y Pascualita salió disparada. Cayó, reptó  sobre las listas de votantes hasta caer en los pantalones de los hombres que formaban la mesa. Y hasta que no mordió las partes blandas de cada uno no paró en su ataque.

 Los gritos desgarradores, lágrimas, mocos, babas, carreras cada vez más cortas. Las zonas blandas de los tres hombres se hincharon como globos aerostáticos. ¡Ese si que merece ser llamado HINCHAZÓN. ¡¡¡TRIPLE HINCHAZÓN!!

Arranqué a Pascualita de un tirón seco, la metí en mi escote y los dos sobres en sus correspondientes urnas. Los aullidos de los hombres no dejaron que se oyera pero yo dije: ¡He votado! y me fui, encantada de la vida, en busca de la abuela.





sábado, 27 de abril de 2019

Preparándonos para el gran día.

A media mañana se ha escuchado en todo el barrio el concierto de pitos de los coches que han quedado atrapados entre el autobús y el rolls royce de la abuela. Cuando ha subido a casa se lo he recriminado. - Me avergüenzas. ¿No podéis aparcar como Dios manda? - "¿Cómo lo va a mandar Dios? ¿Qué tendrán que ver las autoescuelas y las normas de tráfico con él, si no tiene carnet de conducir?

Llenó la mesa del comedor con bolsas y paquetes. - "¡Mira que me he comprado para ir mañana a votar!" - ¿Te has comprado ropa para eso? - "¡Es la fiesta de la Democracia y hay que ir de punta en blanco! ¿Que vas a llevar tu?" - Como el colegio electoral está aquí al lado, pues... - "¡Lo sabía! Irás echa un pingo. No vas a ligar ni con el presidente de mesa."

De las bolsas salieron minifaldas, tops con brillos, shorts con lentejuelas y todo en rosa. - ¿Rosa? - "Es el color neutro neutro para ir a votar" - ¡Que pillina! - "Jejejejejeje...Yo ya votaban en la República así que , mira si tengo veteranía." - ¿En la República?... Entonces... ¿cuántos años?... ¡digo, que qué bien! - Ni disimulando me escapé del capón.

- "A Pascualita le pones esto" - Era una miniatura de top igualito a uno que se había comprado ella. - "Estará monísima" - No va a venir a votar... - "¡¿Cómo que no?!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Habéis recibido las papeletas para ir a votar? Tengo muchas. A dos euros cada una. - ¿Las vende, Cotilla? - Y baratas. No me gusta abusar. - No habrá vendido ni una. - Que más quisieras tú, boba de Coria. - Habrió el monedero y soltó un buen puñado de monedas en la mesa. - Es un fraude. -No. Es una ayuda para llegar a fin de mes.






viernes, 26 de abril de 2019

A Bedulio no le gusta su nombre.




Esta mañana la arañita no estaba. ¿Tal vez se fue después de hacer una buena obra, como por ejemplo, el jersey para Pascualita? Tendré que consultar este hecho paranormal (porque muy normal no es) con alguien entendido en éstas lides.

Pero no conozco a nadie. Tal vez la abuela, o la bisabuelastra que lleva mucho más tiempo que nosotras en éste mundo, puedan ayudarme a encontrar un buen medium o brujo-bruja o algo así.

Llamé a la Torre del Paseo Marítimo pero allí solo estaba el mayordomo. - Dile a mi abuela que se ponga, porfi. - Madame no estar. - ¿El abuelito? - No estar. - ¿Mi bisabuelastra? - Estar pero no. - ¿De qué vas, inglés? - Gran madame estar con cubanitos-culitos-respingones y yo no molestar. - ¡Tengo que hablar con ella, jodío! - Mi quitar polvo. - ¡Y me colgó el teléfono!

Me asomé al balcón y vi pasar a Bedulio. Lo llamé a gritos porque el tráfico de la calle, en esos momentos, era muy grande. - ¡¡¡BEDULIOOOOO!!! ... ¡¡¡B.E.D.U.L.I.O.O.O.O.O.O.O!!! El semáforo se puso en verde para los peatones y el ruído de motores cesó. El rostro del Municipal se puso rojo como la grana mientras la gente lo señalaba y se partían de risa.

- ¡Beduliooooo! ¿Conoces alguna bruja a quien pueda consultaaaaar? - El hombre aceleró el paso, deseoso de alcanzar la esquina y desaparecer. Naturalmente, insistí porque el asunto me interesaba. - ¡¡¡Oiga, señoraaaaaaaaaaa. No deje que se escape el Municipaaaaaal!!! - Ella, con mucha gracia, me preguntó, - ¡¿Cómo dice que se llamaaaaaa?! - ¡¡¡BEDULIOOOOO!!! jajajajajajajaja

La mujer lo agarró de un brazo y le hizo dar la vuelta en redondo. - ¡Le llaman desde aquel balcón!

Le hice señas de que subiera. Lo hizo muy a regañadientes porque la gente lo miraba y no pudo negarse. - ¿Qué pasa? (preguntó muy seco) - Qué si conoces alguna persona que sabe de brujerías... - ¡No empieces con éste tema que me voy! - Entonces le conté la historia de la arañita laboriosa y la milagrosa aparición de un jerseicito tricotado.

- ¿Tienes chinchón? - Se bebió tres copas en un santiamén. - Menos mal que estás de servicio (se notaba la ironía pero él no sabe lo que es eso) - Es que si no es así ahora mismo no estaría aquí.
- Al final me recomendó un gurú africano que reparte folletos anunciando sus "artes"

Salí, nuevamente, al balcón a despedirlo. - ¡¡¡ADIOOOOOOOS, BEDULIOOOOOO!!! - Luego dirá que no soy atenta y simpática.

Unos gorriones estaban formando un jaleo entre las ramas del árbol de la calle. - ¡Eh! ¿Qué pasa? - ¡Allí estaba la arañita!Tejiendo un escondite en las hojas mientras los gorriones se enzarzaban para ver quién se la comía. Para cuando acabaron de discutir ya no había nada que comer. La muy lista se había camuflado. Entonces pensé que, ya que estaba aquí, tal vez pudiera tejer otro jersey para Pascualita porque éste no se lo llevaría la Cotilla. Y dejé las agujas y la lana en el balcón.

jueves, 25 de abril de 2019

El jerseicito.



He salido al balcón a ver si Bedulio pasaba por aquí para meterme con él. Pero me he quedado prendada de lo que he visto. Entre dos barrotes, una pequeña araña tejía su tela. Me ha faltado el canto de un duro para correr a por la escoba y cargármela pero he tenido un punto, muy pequeño, de lucidez y en lugar de eso, me parado a verla trabajar.

¡Una artista la arañita! Así que, en lugar de coger la escoba, he cogido a Pascualita, nos hemos sentado en el suelo del balcón a mirar a la pequeña proletaria. Era pura precisión el trabajo que hacía. 

Quizás acababa de emanciparse de su familia y preparaba su casa y su trampa para agenciarse comida fresca. - ¿Qué te parece, Pascualita? ¿Hay bichos así en tu hábitat? - Sus redondos ojos de pez me miraron fijamente, después hizo un sutil movimiento de hombros como diciendo. - ¡Pues claro, pardilla!

Nos quedamos hasta que la araña dio por terminado su trabajo, después se colgó de uno de los hilos y ahí se quedó, esperando a su víctima. Inmediatamente sentí un fuerte deseo de no ser menos que el pequeño ser que se había instalado, sin permiso, en mi balcón. Y corrí hasta la tienda de los chinos, del señor Li, a comprar agujas de tricotar y lana. - Te haré un jersey, Pascualita, porque, con la edad que tienes, ya no estás como para ir enseñando tetas todo el día. Se puede ser liberal pero, hija, un poquito de recato que no estás en tu casa.

Pascualita es pequeña, del tamaño de una sardina en aceite. Y pensé que su jersey estaría listo en un plis plás... ¡Je! ¡Que va!. Ya he perdido la cuenta de las veces que lo he desecho y rehecho. La lana ha perdido el color brillante que tenía al comprarla. - ¡Jopé, Pascualita, mejor te doy cinco euros y te lo compras tú! Además ¿para qué quieres un jersey si estás todo el día en remojo? - La sirena volvió a mirarme , esta vez con cara de autosuficiencia. - ¡Sí, ya sé que me he ofrecido a hacértelo pero, como no me entiendes... Mira, aquí se quedan la lana y las agujas ¡Anda y que les den!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Qué hay de comer? - Un sí señor y un calle usted. - Menos guasa, boba de Coria. - Hay una lata de fabada que caducó ayer. - ¡Me apunto!

Después de la siesta la Cotilla salió al balcón. - ¡Nenaaaaa, me llevo lo que tienes aquí! - ¿Las agujas y la lana? Vale. - No. Un jersey chiquitín ¡que mono! Me lo quitarán de las manos a la hora de trapichear. - Cuando reaccioné la Cotilla ya había doblado la esquina.... Miré a la arañita. Estaba envolviendo con su hilo a su primera mosca... 

Me tomé unos chinchones porque se cruzó por mi cabeza una idea... ¿Quién tricotó el pequeño jersey?... Yo no... ¡Aaaayyyyy, Señor!...


miércoles, 24 de abril de 2019

¿Resuelto el problema?



Pascualita nada tranquila en el aristocrático orinal que lleva en la familia de Andresito, por lo menos, doscientos cincuenta años. Y yo espero que la Cotilla me traiga un nuevo acuario que sustituya al que rompió. Además, el orinal tengo que devolverlo ¡sin el menor rasguño!, no sea cosa que los fantasmas de quienes, en su día, lo usaron, me ataquen.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Me trae un acuario, Cotilla? - ¡Que pesada estás con el temita, boba de Coria! ¿No puedes comprarte una maceta de geranios como todo el mundo en lugar de sembrar algas en un recipiente lleno de agua? - ¡No! - ¡Que cabezona!

Llamé a la abuela. - Geooorge, dile a mi abuela que se ponga. Por cierto, inglés, ¿todavía eres europeo? jajajajaja - Le escuché soltar una retahíla de palabrotas ¡Bien, le había dado en la línea de flotación!

- "¿Qué le has dicho a Geoooorge que está tan enfadado?" - Naaaada. Tienes que solucionar lo del nuevo hábitat de Pascualita... - "¡¿Le ha pasado algo al orinal de mi suegra?!" - Todavía no pero, ¿quién sabe? Imagínate que le vuelve a dar una ventolera a la neurona de la Cotilla y se lo carga. ¡De ésta nos desheredan! - "Ves a la tienda de los chinos del señor Li,,," - ¡No tengo dinero para derrocharlo! - "Yo sí, pero los ricos no vamos tirando el dinero por ahí como hacen los pobres ¡Por eso somos ricos!" - ¡Habla con la Cotilla!

A las tres de la madrugada, sentí que me sacudían. Al abrir los ojos, vi una máscara luminosa que estaba junto a mi cama. Naturalmente, grité como una loca y puse en pie a toda la finca. Al final, ni era fantasma, ni asesino (bueno... pero no pongo la mano en el fuego por ella) Era la Cotilla que se iluminaba cara con una linterna, de abajo arriba, entre las sombras de la noche.

- ¡Luego dices que no duermes! He hablado con tu abuela. ¡Toma! esto es lo mejor que he podido encontrar gracias al trapicheo. - Dejó un paquete en la cama y se fue a dormir.

Ahora Pascualita nada, muy cabreada, en una vieja olla exprés de aluminio, a la que le he colocado unas cuantas algas para darle calor de hogar.

martes, 23 de abril de 2019

El nuevo negocio de la Cotilla.



Hayyyyyy ¡que fríooooooo!. Terminaré por no ver la tele cuando den el Tiempo porque, mi subconsciente recoge toda la información, se la hace suya y si dicen que hará frío yo tengo más que nadie. Y si va a hacer calor, tres cuartos de lo mismo.

Así que estaba sentada en el sofá de la salita, con Pascualita en una mano y tapadas con una mantita, cuando he oído: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - No me ha quedado otra que meter a la sirena en mi escote.

- ¡Toma! cinco euros y vas que chutas. - ¿A qué viene ésto? - Para que compres un nuevo acuario  y lo llenes de plantitas jajajajajaja ¡Mira que eres tonta! - ¡Ni en la tienda de los chinos del señor Li me venderán un acuario por cinco euros, Cotilla! - Te aconsejo que, en lugar de plantar algas y porquerías de esas, pongas perejil, te será más útil jajajajajajaja

Encima venía graciosa la puñetera. - Por cierto ¿no me digas que lo que has puesto encima del aparador, es el antiquísimo orinal de la Momia? solo de pensar en la de culos que se han sentado en él y la cantidad de "faenas" que se han hecho dentro, se me revuelven las tripas. - Le advierto que la familia de la Momia son de rancio abolengo.(dije, levantando un dedo y alzando la naríz) - ¡Encima "rancios"! (hizo como que iba a vomitar). - ¡¡¡COTILLA!!!

- He montado un nuevo negocio.... Te lo digo, no porque te importe, sino para que me mandes clientes. Leo las cartas... - ¿Las que mandan por correo? - No te hagas la tonta... Las del Tarot. - ¿Y qué sabe usted de eso? - ¡Muchísimo! Y se ganan unos buenos euros al cabo del día. - ¡Pues échemelas que ésta noche he tenido un sueño... - La sesión son treinta euros, aunque si son vecinas de tu abuela, la tarifa sube a los cien euros.

Le conté que había visto en sueños como una delicada figurita de mujer, llamaba a mi puerta y entraba... - ¿Y? - Ya está. Me ha dejado preocupada. - ¿Y qué quieres que haga con tan poca información, boba de Coria? - Usted sabrá que es la experta. -  ¡No eres más tonta porque no te entrenas! Además, no me has pagado. - Irá a cuenta del acuario que me rompió.

Justo en ese momento, Pascualita decidió cambiarse de sitio. ¡Nena, se te ha movido una tetaaaaaa! ¿Qué llevas ahí? - Nada. - ¡Aaaaah, se ha movido otra vez! ¿Seguro que no es una rata? - ¡Maldita seas, Pascualita, pensé!

La Cotilla, haciendo una cruz con los dedos, reculó hasta la puerta de la salita: - ¡Llama a Bedulio! Aaaaaaaag ¡que miedoooooo! - No se preocupe, suele ser mi primer abuelito que está de cachondeo. - ¡Peor me lo pones! ¡¡¡ME LARGOOOOOOO!!! - ¡No se olvide de comprarme el acuario, Cotillaaaaaa!

lunes, 22 de abril de 2019

¡La Cotilla se vuelve loca!




La Cotilla no ha dejado rincón de la casa sin mirar y, gracias a ello, he encontrado un montón de cosas que creía perdidas para siempre: un paquete, empezado, de kleenex que perdí en 1989; un calcetín de cuando era pequeñita y lo usaba de talismán; los restos de un bocadillo de atún en el que quedó pintado el carmín de los labios que llevaba entonces... En fin, tesoros familiares que pensé, que nunca volvería a ver.

- ¡¿Dónde se esconde Pascual?! ¡Tengo que encontrarlo! - ¿Lo quiere para usted? jijijiijijijiji - Se trata de mi amor propio, boba de Coria ¡Es imposible que a mi se me escape algo y éste tío se me rebela! - La Cotilla estaba fuera de sí y corrió, llena de rabia y frustración, hacia el acuario y lo estrelló contra el suelo.

Me quedé a cuadros... ¡A cuadros! ¿Qué había hecho ésta loca? - ¡¡¡COTILLA!!!

- Seguiré rompiendo cosas hasta que salga Pascual. - Estaba fuera de sí y no atendía a razones. - ¡¡¡Pascuaaaaaal. Sal o le destrozo la casa a ésta inútil!!!

Mi única preocupación en esos momentos era saber qué le había pasado a Pascualita y que la Cotilla no la descubriera. - ¡Vaya a buscar la fregona y el cubo, maldita sea! ¡¡¡Y ya me está comprando otro acuario igualito a éste!!! - ¡¡¡JA!!!

La vecina, con ojos inyectados en sangre, bailaba una especie de danza de la lluvia sobre los cristales, el agua, las algas, el barco hundido y arena mojada. - ¡¡¡PAREEEEEEE!!! - ¡Así, bien picadito, muy picaditooooooo! ¡No traeré la fregona sino la escoba y la pala y ¡tooooooooda ésta porquería se ira a la basuraaaaaaaaaa!

Tenía que pararla como fuera y corrí a por la botella de chinchón. ¡Tenga, Cotilla. Tranquilícese! - Pero ella seguía a lo suyo: - ¡¡¡Que salga Pascual. Que salga Pascual. Que salga Pascual!!!

Daba vueltas sobre sí misma y en una de ellas, vi a Pascualita trepar por la espalda de la vecina que, eufórica como éstaba, no se enteraba de nada. En uno de los meneos del "baile" la sirena estuvo a punto de caer y ¡clavó sus dientecitos de tiburón en una de las orejas de la Cotilla! Entonces sí que "bailó" entre gritos, gemidos, lloriqueos y moqueos mil, de dolor.

Ahora duerme la mona ¿o tiene un coma etílico? después de beberse tooooda la botella de chinchón. Y Pascualita nada tranquila dentro del antiguo orinal de porcelana pintada que fue de la bisabuela de la Momia y le tocó en herencia hace ya muchos años.

domingo, 21 de abril de 2019

La de películas que se monta a Cotilla.




Todo cansa en ésta vida, aunque nunca pensé que me cansaría de volar. Pues también me he cansado de eso. - "¿Cómo vas a encontrar novio si a la primera de cambio te cansas de él?" (dice la abuela) - Es algo a lo que no puedo responder porque nunca me han durado más allá de medio día.

Pascualita no estaba en el acuario ésta mañana. Menos mal que la ventana del comedor estaba cerrada o hubiese pensado que había salido volando hasta el árbol de la calle. Me dije que no podía andar muy lejos. Revisé la casa de arriba abajo y al revés. Al final solo me quedaba mirar bajo mi cama.  Mezclada entre los zapatos que tengo tirados por allí, estaba la sirena repantingada en unos de tacón. - ¡Hey, tía! Ni se te ocurra morderlos que son de los buenos. Se los compré al señor Li en su tienda de los chinos.

Los cogí porque de éste bicho no me fío un pelo y al verlos taaaaan bonitos me dieron unas ganas enormes de ponérmelos e ir por la calle moviendo caderas, obstaculizando así el paso de los peatones... ¡Pero no puedo con éste viento!.

Llamaron a los cristales del balcón. Era la Cotilla que llegaba cargada de velones, velas y velitas. - ¿No irá a montar uno de sus altares? - De momento no tengo a quién pero como se han acabado las procesiones, he cogido todo lo que he encontrado tirado por ahí... - ¿Por la calle? - ¡Nooooo! en las iglesias dónde voy a "limpiar"

- Oiga, no se acostumbre a entrar por el balcón porque pueden tomarla por una ladrona y pegarle un tiro en la pierna... - ¿Quién? - Bedulio. Creo que necesita gafas pero, como es tan presumido, no se las pone. - Hablaré con él porque pienso dejar de usar el ascensor para subir a mi casa, en el cuarto piso y así no tendré que pagar la Comunidad.

- Hummm... no creo que eso la libre. Además, no voy a tener abierto el balcón todo el día. - ¿Por qué no? - Porque puede escaparse Pasc... estooooo, Pepe. Menudo problema si se nos pierde la cabeza jivarizada. - ¡¡¡¿Qué me estás contando, Celestina?!!! - ¡¡¡Oiga!!! - ¿Cómo se le llama a quién encubre los amoríos pecaminosos? ¡Celestina! ¿Qué Pascual duerme aquí todas las noches y yo sin enterarme? - ¡No he dicho eso! - Entonces... ¡¡¡¿Duerme contigo?!!! ¡Oy.oy.oy.oy.oy.oy.oy....Cuando se entere tu abueeeeeelaaaaa...

sábado, 20 de abril de 2019

Vendavales, suma y sigue.



Me he pasado el día volando de acá para allá. ¡Ha sido una gozada! A ratos me sentía Peter Pan, o Wendy, incluso Campanilla. En este caso llevaba en la mano una campanita escandalosa que he tenido que guardar en un cajón porque los vecinos se han quejado. Que pielecita tan fina tienen algun@s...

No apetecía salir de casa con semejante vendaval pero al ir a por el pan, nada más abrir la puerta de la finca y poner un pie en la calle, el viento me ha llevado en volandas como tantas hojas de árbol que circulaban por los canales del aire.

En el mercado, para comprar las naranjas, me he sujetado a uno de los árboles de la plaza y el payés las ha metido en mi bolsa. Ya con éste peso he volado menos, iba a rás del suelo y no he podido entrar por el balcón sino, como siempre, por la escalera.

A comprar el pan me he llevado a Pascualita. Así ha podido experimentar la sensación de volar, que era la única que le faltaba para completar su educación vial: ya había probado la Tierra y el Mar, ahora ya conoce también el Aire. ¡Y le ha gustado!

Cuando se lo he contado a la abuela le han rechinado los dientes de envídia: "¡Imposible! en mi barrio no ha pasado nada de todo ésto. Y eso que estoy cerca del mar" - Pues en los barrios proletarios hemos volado ¡Y bien divertido que es! Ya se lo preguntarás a Pascualita.

Fue escuchar el nombre de su amiga y la abuela puso el grito en el cielo: - "¡Eres una irresponsable! ¡Pobrecita, podría haber muerto!" - ¿Por qué? - "¡Suerte ha tenido de que el viento no la haya estrellado contra un árbol!" - Ahí tienes razón. Yo también me podría haber muerto así... - "¡Hayá tú  que ya eres mayorcita pero Pascualita... es muy chiquitina, frágil, tan joven... " - ¿Joven? Ya no cumple los cuarenta mil años. - "¡No eres más tonta porque no te entrenas!" - ¡No me lo invento! Cuando nació ni siquiera existía la isla de Mallorca y mucho menos el turismo de masas.

Me colgó el teléfono con un golpe seco. Unos minutos después el rolls royce aparcaba en la parada del bus. Y la abuela ¡entró por el balcón! - A lo lejos oímos la voz de la Cotilla que llegaba volando. - ¡NO CERRÉIS LA PUERTA QUE VENGOOOOOOO!


viernes, 19 de abril de 2019

Sigue el vendaval.



Hoy, como todos los Viernes Santos, la abuela ha hecho potaje de Semana Santa. Lo ha hecho Geooorge, que para eso le pagan. Me sabe mal reconocerlo pero ¡estaba riquísimo!  Quería guardar un poco para mañana pero el jodío inglés se ha comido tres platos y se lo ha acabado. - ¿Cres que es normal lo que haces? (le dije) ¿No ves que dentro de poco, ya no serás europeo? Acostumbrate a comer guisantes en cantidades industriales jejejejejeje

La abuela me ha puesto mala cara. Pero no por lo que le he dicho a Geooorge, sino porque desde anoche no tenemos a Pascualita. Dice que la culpa es mía por arrancarla con tanta fuerza del pendón al que iba agarrada. ¡Encima! - ¡Haberla cogido tú, que eres tan lista!

Si es que no aprenderé nunca. A la abuela no se le contesta o recibes un pescozón del que te acuerdas toda la vida. Ahora mismo tengo un chichón como un huevo de paloma de gordo en la cabeza, gracias a la abuela.

El caso es que una vez que desmochó la cabeza de Bedulio, dejé de verla. El vendaval se la llevó y por más que la buscamos, no dimos con ella. Nos rodeaba un mar de hábitos levantados al viento. Capirotes rodando por los suelos, nazarenos chocando unos contra otros, cirios apagados, niños que lloraban porque querían irse a casa. Y de fondo, el rugido del mar embravecido.

De repente, una palmera lejana se vino abajo y un rayo iluminó la escena. - ¿Y si estuviera allí? (pensé) Pero el viento no me dejaba avanzar y Bedulio tampoco. Me tenía cogida de un brazo y gritaba a sus compañeros - ¡Ha sido éstaaaaaa!

No le hicieron ningún caso. ¿Esto te lo ha hecho ella? ¡Anda, hombre, no digas sandeces! - ¡¡¡Que sí, que sííííííí´!!!

Esta mañana me he acercado a ver los restos de la palmera. He buscado y rebuscado pero no  he encontrado a Pascualita... Me he resguardado tras un coche de las ráfagas de viento. Y, a pesar de tener los ojos llenos de tierra, me ha parecido ver un leve movimiento camino del asfalto.

La sirena me ha recibido con los dientes fuera. Se apartaba de mi a golpes de cola, otras veces era el viento quien lo hacía. Ella sabía dónde iba: unos metros más allá está el muelle de pescadores ¡y el mar!

Ahora Pascualita está en el bolsillo de mi bata durmiendo la mona. Pero no he dicho nada a la abuela, me gusta verla muy preocupada... me hago a la idea de que es por mi. La Cotilla, que parece leerme el pensamiento, señalándome con la cabeza, ha dicho: ¡Que cruz tienen con ella!

jueves, 18 de abril de 2019

La procesión.




Jueves Santo. El día de la gran procesión por las calles del centro de Palma. No llueve pero... hace viento. Huy, huy, huy.

Los estandartes que portan los que van en cabeza de las cofradías se convierten en velas que arrastran a los sufridos portadores pero ellos quieren guardar la compostura y se entabla una lucha entre el viento y los hombres que es para aplaudir a éstos últimos.

Mientras esto ocurre, los niños están pendientes de las manos enguantadas de los penitentes. Esperan ansiosos que les den confites puntiagudos, hechos ex profeso para Semana Santa. Estas son circunstancias propicias para llevar a Pascualita a ver la procesión porque nadie se fijará en ella. La gente está concentrada en los que ocurre en las calles.

La abuela vistió a la sirena con la mini túnica morada, le puso el capirote por el que solo asoman los ojos, la puso en el broche y lo prendió en el abrigo de visón, carísimo, que saca a pasear de vez en cuando.

Los golpes de viento los solventaba poniendo la mano sobre Pascualita, sujetándola.

A medida que la procesión se acercaba a la Catedral, en el barrio de los abuelitos, los estandartes se convirtieron en velas de surf y los portadores corrían más que el tío de la lista. Muchos pensaron que se trataba de una innovación para darle más vitalidad al largo reguero de penitentes y aplaudían. Incluso se escucharon olés entusiastas. Y fue entonces cuando una ráfaga de viento, más fuerte que las anteriores, arrancó a la mini penitente del broche y la estampó contra uno de los estandartes.

La abuela me gritó: - ¡¡¡CORRE!!! - Y corrí en pos de la sirena que se sujetaba con uñas y dientes a la tela bordada. Haciendo un quiebro me coloqué en el centro de la calle. Inmediatamente los municipales salieron a por mi. Escuché la palabra ¡¡¡TERRORISTA!!!.

A dos pasos del estandarte salté sobre él pero... el viento lo alejó y caí de bruces en el asfalto. Me levanté de un salto pese a sangrar como un toro de lídia por la nariz. A mi espalda escuche un ¡¡¡POPOM!!! Al girarme vi a Bedulio y dos de sus compañeros, amontonados en el suelo de donde yo acababa de levantarme.

- ¡Menudos porrazos! (dijeron algunos espectadores) - ¡Pues me están gustando los cambios, lo hacen más ameno!

Por fin logré echarle mano a la sirena. Tiré de ella con tal violencia que se me escapó hacia atrás y cayó en la cabeza de Bedulio que, en ese momento, estaba intentando colocarse la gorra. Pero Pascualita llegó antes y tardó tres segundos en dejarlo mondo y lirondo. Los gritos del pobre Municipal confundieron a muchos, embuídos en el ambiente sacro que nos rodeaba e hicieron una crítica feroz. - ¡¡¡Calla ya, bocazas. Si no sabes, no cantes saetas. Que va a llover!!! - Y dicho y hecho. Cayó la del pulpo.



miércoles, 17 de abril de 2019

La Cotilla se desespera.

 La Cotilla ha entrado en casa como una exhalación mientras exclamaba - ¡¡¡MADRE MÍA, MADRE MÍA, MADREMIAAAAAAAAAA!!! ¿Por qué no se me ha ocurrido a mi? Y luego digo que la tonta es la nena ¡¡¡LA TONTA SOY YO. YOOOOOOOOOOOOO!!!

A partir de este momento, se ha dedicado a hablar en arameo dando vueltas a la mesa del comedor y tirándose de los pelos como una loca de atar. Me dio un ataque de risa viéndola hacer payasadas hasta que vi que me estaba poniendo la casa perdida de pelos.

Por más que le dije, no paró y poco después estaba medio calva. Llamé a la abuela. - ¿Qué hago para que pare? - "Dále un bofetón" - No puedo. Es una persona mayor... 

- ¿La estás oyendo? - "¿Tú le has hecho algo?" - ¡No! Ha venido así de la calle. - Los vecinos aporrearon la puerta. - ¡Ya está bien de escándalos! - ¡Somos una escalera decente, menos tú! - ¡¡¡Lárgate!!! - Abuela, ¡me quieren echar!

Mientras hablaba con la abuela, la Cotilla desapareció... y volvió a aparecer cargada de velas, velones y velitas que colocó sobre la mesa de la salita y procedió a montar un altar y a encender las velas. - ¡No quiero altares en mi casa! ¡Y apague eso o tendré que llamar a los bomberos!... Bueno, no apague el fuego. Ya lo harán ellos, a poder ser, sin camisa.

- ¡Ha puesto una foto del Presidente Macrom, de Francia! - "¿Le dedica el altar?" - Eso parece... Cotilla, explíquese. - Este hombre es una eminencia. Vale un Potosí. Le ha bastado abrir la boca y Francia a puesto su dinero a los pies del Presidente. ¡Millones y millones de euros para reconstruír la Catedral! Y yo llevo toda la vida trapicheando y no gano ni para pipas. ¡Ahora mismo prenderé fuego a mi piso. Luego saldré, tiznada, ante las cámaras que vengan a filmar el suceso y pediré dinero para reconstruírlo. ¡España pondrá su dinero a mis pies!"

- "Nena, ¿ha dicho lo que me ha parecido oir? " - "Pónle a Pascualita en la cabeza para que acabe de raparla como toca. Que se beba una botella de chinchón y duerma la mona cuantas más horas mejor o acabará en los calabozos ¡Que peligro tiene ésta mujer cuando se trata de ganar dinero!"

martes, 16 de abril de 2019

Arde Notre Dame de Paris.




La abuela, Andresito y Geooorge, han entrado en casa dando gritos y haciendo aspavientos. Me pillaron desprevenida haciendo mi segunda siesta vespertina. - ¡¡¡SE QUEMA, SE QUEMAAAAAAAAAA!!!

Pegué un salto y entré en la cocina. Todo estaba tal y como yo lo había dejado: sin recoger y algunas cosas amontonadas en la pila de fregar. Pero sobre los fogones no había nada y el fuego estaba apagado. ¡Maldita sea, con lo mal que me sienta un despertar brusco!

Salí al comedor pero no había nadie ¡ni Pascualita! El jaleo estaba en la salita. - "¡Aaayyyyy, que penaaaaa!" - ¡Se quema un referente de la Historia de Europa! - ¡Oh, my Good!

- ¿Se puede saber que mosca os ha picado? Con lo a gusto que dormía yo... ¡¿No me digáis que estáis mirando el trailer de Juego de Tronos?! - Se está quemando, nena... ¡snif! ... -  Pero si es de mentira, abuelito. - ¡You ser borrica! - Me giré en redondo ¿El inglés de las narices me había llamado BORRICA? ¡¡¡¿A mi?!!! ¡¡¡¿EN MI CASA?!!! - Me planté delante de él y estirando el brazo derecho y su dedo índice, señalé el balcón gritando: - ¡¡¡FUERA DE AQUIIIIIIIIII!!!

A mi me pareció que había estado muy convincente pero ninguno de los tres se percató de ello porque solo tenían ojos para el televisor.

Como no tenía nada mejor que hacer me fijé en la pantalla. De un gran edificio salían llamaradas. - ¿Qué se quema? - A tres voces me contestaron: Notre Dame de Paris. - Ah, eso es una película ¿Te acuerdas abuela que la vimos hace mucho tiempo? Sale un personaje llamado Cuasimodo y... ¿Es una nueva versión? Recuerdo que era en blanco y negro... ¿Es de verdad?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Tuve el tiempo justo coger a Pascualita, que estaba en plan broche en la solapa de la abuela para que la sirena viera lo que pasaba y pudiera, cuando vuelva a su hábitat, contarle a sus nietos que vio como ardía una preciosa catedral gótica. Con disimulo metí a la sirena en el acuario y se escondió entre las algas.

- ¿Qué les pasa a éstos tres? (me preguntó la vecina) ¿Es que sale la Esteban? - Hay un incendio... - Si no me pilla muy lejos, me pasaré por allí cuando lo apaguen y miraré si encuentro algo que me sirva para trapichear.


lunes, 15 de abril de 2019

La Cotilla está alicaída.



La Cotilla está perdiendo la alegría y las ganas de vivir. Ha entrado en su Semana de Pasión y con lo vieja que es, mucho me temo que pronto colocaremos su foto en la Pared de los Finados de El Funeral.

Se pasa el día suspirando. Son unos suspiros hondos, largos y peligrosos también porque suelta tanto aire que, menos mal que no llevo peluquín porque se me volaría.

Como la abuela y ella son amigas de la infancia y han tenido una vida siempre ligadas la una a la otra, la he puesto en antecedentes, aunque mi trabajo me ha costado por culpa del Brexitmayordomo - Dile a mi abuela que se ponga, porfi. - Mi no entender. You hablar mal españolo. - ¿Yo? Pues anda que tú. - Mi ser británico (me lo imaginé levantando la cabeza mientras su nariz apuntaba hacia el sol). - ¡Eres un bandarra y un fantasma, inglés! ¡Dile a mi abuela que se ponga o te denunciaré cuando no seas europeo y te hayan caducado los papeles para estar aquí! - You ser jodida mujer.

Medio minuto después la abuela cogía el teléfono y pude contarle lo de la Cotilla. - "¡Qué se va a morir  con lo joven que es!" - Me quedé a cuadros. - Hombre... una niña no es... - "Vas por mal camino, nena" (El tono de voz era amenazador) - Quiero decir que... tal vez tenga un problema y a ti te lo contará.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy... debe tener abstemia primaveral. Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy Tengo la quijada dolorida de tanto suspirar. - Nos tiene preocupadas, Cotilla... ¿Ha ido al médico? - ¿Por qué? ¿Te parece que tengo mal aspecto? ¿Me ves enferma? ¿Tengo mala cara?... - ¡No, no, no, no! Es solo que, tanto suspiro me escama.

Se metió en la salita - Avísame cuando esté la comida, mientras voy a ahogar mis penas en chinchón. - Poco después llegó la abuela. - "¿Qué puñetas te pasa, Cotilla? - Los ojos de la vecina se llenaron de lágrimas. - Deja de llamarme así... ¡snif!... ¡No me lo merezco! Tanto tiempo presumiendo de ser la Cotilla Mayor del Reino y resulta que estoy perdiendo facultades a pasos agigantados. ¡Justamente ahora que tengo experiencia para dar y tomar! - "Caray, lo siento mucho ¿Y cómo te has dado cuenta de esto?" - Por tu Pascual... ¡snif! Fíjate las veces que lo he tenido casi a mano ...¡snif! ... ¡¡¡Y NO HE SIDO CAPÁZ DE DESCUBRIRLOOOOOOOO!!!

domingo, 14 de abril de 2019

Sigue la fiesta de disfraces.



Tengo un dolor de cabeza que no me aguanto y eso que me he tomado una tortilla de aspirinas para que me haga efecto antes. Y todo por culpa de la abuela que, cuando le tocan a Pascualita, pierde el oremus.

No pude evitar partirme de risa cuando vi a la sirena con los morros pintados y me lleve uno
de su pescozones de campeonato. ¡Hasta cinco veces rebotó mi cabeza contra la mesa del comedor!

 Pasculita no quiso que le quitaran el disfraz de Manola y se pasó el resto del día nadando para arriba y para abajo, con su vestido de luto. ¡Que mal fario me dió. Y para rematar la faena, llegó la Cotilla.

- !Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Huy, nena, ¿qué es eso que hay en el acuario? ... ¿Habéis metido un pez negro? Tenéis el gusto en los pies. Mira que es feo... y raro. ¿O no es un pez? - Ay,ay,ay,ay,ay,ay,ay,ay,ay,ay,ay... (pensé yo. El secreto mejor guardado del País por la abuela y por mi, estaba a punto ser desvelado) - La Cotilla se caló las gafas y miró con detenimiento... - Parece... una bolsa de basura... pequeña. ¿No podríais poner pececitos rojos como todo quisqui?

Pascualita se escondió, lentamente, entre las algas del fondo, mientras su vestido flotaba como un plástico. - ¿No sabes que es de muy mala educación tirar plásticos al agua? ¿Es que no te enseñaron nada en la escuela? Que cruz tiene tu abuela contigo, boba de Coria.

¡Uf! (respiré hondo) Nuestro secreto seguía guardado bajo siete llaves. Y juesto en ese momento, apareció la abuela con otra caja de zapatos bajo el brazo. - "¿Dónde está Pasc...? !Andresito!" - ¡¡¡¿Está aquí Pascual?!!! - "¿Quién es Pascual? Yo busco a mi marido?" - ¡No disimules conmigo que no me chupo el dedo! - "¿No ha venido el abuelito, nena?" (que cuajo tiene la abuela) - No. Si viene, ¿le digo algo? - "Sí. Que traigo un traje de nazareno para que se lo pruebe... " - ¡¿De nazareno también?! (Pascualita ¿de nazareno? Anda que...)

A la Cotilla no se le escapa nada. - ¿Dónde llevas ese traje? (la ironía fluía por todas partes) - "Lo he dejado en el rolls royce... ¿Sabes lo que es eso? ¡Ay, no! ¿Cómo lo vas a saber? Tu solo entiendes de trapicheos jejejejejeje" - Para ser sincera, me pareció que la abuela acababa de pasarse siete pueblos.

sábado, 13 de abril de 2019

Preparándose para la Semana Santa.



Ya está la abuela con sus cosas raras. Se ha presentado en casa con una caja de zapatos en las manos. - ¿Por qué la llevas tú si tienes un mayordomo que podría hacerlo? - "Porque es una cosa para Pascualita" - ¿Un regalo? ¿Y para mí que hay? - "Un ruiseñor con las patas verdes" - ¡Huy, que bonitooo! - "Tiene razón la Cotilla cuando dice que, además de ser tonta de nacimiento, te entrenas"

Se asomó al acuario: - "¿Dónde está lo más bonito de la casaaaaa?" - Como un rayo, la sirena se plantó delante de sus narices. Acto seguido se procedió a la apertura de la caja misteriosa. Dentro había un vestido de seda negro, una peineta y una mantilla. Todo liliputiense porque era para la medio sardina.

- ¿Para qué es todo ésto? (no pude evitar que en la voz se me notara la envidia cochina que me corroía) - "Estamos a las puertas de la Semana Santa y voy a desfilar como Manola, en la procesión de Jueves Santo" - ¿Y yo? (¡No quise decir esto pero el subconsciente me traicionó!)

- "Tú sabrás, boba de Coria. Pascualita vendrá conmigo en plan broche y me lo prenderé en el escote para que no se pierda nada de la procesión. Ya me la imagino, cuando vuelva a su hábitat, desfilando delante de una procesión de langostas por el fondo del mar... (En este momento, emocionada, soltó una lágrima que no cayó en la arena porque no estábamos en la playa pero sí en mi copa de chinchón) - ¡¡¡Abuela!!!

Naturalmente hubo que vestir de Manola al adefesio marino para ver si el conjunto le estaba bien o necesitaba retoques. - "¡¡¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy, que bonitaaaaa está mi sirenitaaaaaaaa!!!" - Pensé que le daba un ataque.

A decir verdad estaba para hacerle una foto y sacarla la noche de Todos los Santos: La peineta se sujetaba a duras penas en los pelo-algas, el vestido negro resaltaba muchísimo la piel blanca-violácea-verdosa-amarillenta de Pascualita, tanto que cuando la vi se me pusieron los pelos de punta. La mantilla enmarcaba una carita de ojos y boca de pez. Y cuando pensé que ya no podía estar más horrorosa, va la abuela ¡y le pinta los labios de rojo pasión!

viernes, 12 de abril de 2019

Abuela ¡quiero ser escritora!

Tras escuchar una escandalera de pitos por el mal aparcamiento del rolls royce, la abuela entró en casa y yo aproveché para contarle a qué iba a dedicar mi vida de aquí en adelante: - ¡Voy a ser escritora! - A Geooorge, que venía cargado con garrafas de agua de mar, se le escapó la risa tonta. Lo fulminé con la mirada pero no se dio por enterado. - "Mira que bien" - ¿No te entusiasma? - "No siento ni frío ni calor... ¿Y?" - Escribiré la vida de Pascualita.

La abuela se sirvió un chinchón on the rocks y se repantingó en el sofá de la salita. - "¿Acaso te la ha contado ella?" - Noté la ironía en su voz. - No. Pero tengo imaginación. - "¡Ah! perdone su excelencia"

- Verás... Nació en la isla de Elefantina, en las aguas del río Nilo, cuando los faraones poblaban la Tierra... - "¡Alto ahí, boba de Coria! El Nilo es agua dulce, cosa que le sienta tan mal a la sirena como la kriptonita a Supermán. Y quienes poblaron la Tierras fueron los dinosaurios... Sigue, que vas bien"

- Bueno... he tenido un lapsus. Ejem... A ver. Nació en el Mediterráneo, a caballo entre Europa y Africa... - "En éste caso es mejor que digas: En un lugar de los mares de cuyo nombre no quiero acordarme..." - Me gusta pero... creo que algo así ya está escrito y sería plagio. No quisiera empezar mi carrera de escritora con denuncias y pleitos por parte de quien escribiera eso... - "Por este lado puedes estar tranquila... Anda, sigue, Cervantes" - ¿Quién es ese? - "El que te pondrá una denuncia, atontada"

Estábamos tan embebidas en nuestra charla que no escuchamos el saludo de la Cotilla y por eso nos asustamos al verla aparecer en la salita. - ¡¡¡Cotilla ¿por dónde ha entrado?!!! - De momento por la puerta. Cuando obtenga el carnet de Bruja lo haré por la ventana. - ¿En serio? ¿Dónde hay que apuntarse?

- ¿Quién es esa Pascualita de la que hablábais?... ¡Calla! ¡No digáis nada. Lo sé! ¡¡¡La hija de Pascual!!!

Para rematar la faena, entró Geoooorge, anunciando que ya había colocado todas las garrafas de agua de mar en la despensa. - ¿Pero qué hacéis con ese agua si no se puede beber? - "Nos estamos acostumbrando a ella. Dentro de no tantos años, el agua potable será un bien escaso y si ya llevamos habituado el cuerpo al agua de mar, no tendremos problemas".

Nos miró como si no se fiara de la abuela. Después dio medida vuelta camino de la cocina y volvió con un vaso lleno de agua. Y delante de nosotras, se la bebió de un trago... Lleva casi una hora vomitando sin parar.

jueves, 11 de abril de 2019

¡Menudo lío!



He escuchado mucho chapoteo desde la cocina y he ido a ver qué hacía Pascualita. ¡Enseñaba a su muñeco, sustituto de un sireno, a dar saltos mortales en el acuario. La que siempre caía en el agua era ella, en cambio, el pobre muñeco daba siempre en los sitios duros y poco a poco se fue rompiendo.

Salí como una flecha a rescatarlo. - ¡Pascualita, estáte quieta jodía! - Pero siguio como quien oye llover así que lo agarré por las piernas y ... me quedé con ellas en las manos. - ¡Aaaaaaahg! ¿Mira lo que ha pasado por tu culpa? ¡Lo hemos descuartizado! ¿Y ahora, qué? ¡Pobrecillo!

Lejos de sentir arrepentimiento, la sirena pasó del tema y siguió con sus saltos mortales en solitario. - ¡Me tienes harta! Ahora tendré que fregar el suelo... Con lo amable que fue, pobre señor Li ¡Tendré que esconderlo para que no lo vea nadie. ¡Eres un monstruo!

Pascualita me escupió y se zambulló hasta esconderse entre las algas del fondo del acuario.

Había pasado un buen rato de éste episodio, cuando llamaron, insistentemente, a la puerta. - ¡¡¡Abre a la policía. Sé que estás aquí!!! - Apuré la copa de chinchón. Al abrir me di de cara con Bedulio y su compañero. - ¿Una copita?

Me apartaron con un empujón y entraron en mi casa. - ¡Buena la has liado ésta vez! ¿Dónde están los restos? - No han quedado. Me lo he comido todo porque estaba muy rico. - Blancos como la pared, apenas podían hablar. - No... será... verdad... (dijo el compañero) - De ésta... me creo... lo que.. sea... - Tenía pimientos y cebolletas en la nevera y he preparado un frito mallorquín. De haber sabido que vendríais os hubiese guardado un plato. - Cayeron a mis pies... desmayados.

Una hora después estaban en casa, además de los dos municipales, policías nacionales, guardia civil, los abuelitos, Geooorge y la Momia, que no quiso perderse el sarao, junto con sus cubanitos-culito-respingones. Y mientras el chinchón pasaba de mano en mano me fui enterando de lo que pasaba.

Al discutir a gritos con la sirena, una vecina lo escuchó, no la conversación sino retazos de ella porque tenía un oído en la tele y el otro en mi enfado. De todo ello dedujo que habíamos descuartizado al pobre señor Li. Como no tenía otra cosa mejor que hacer llamó a los municipales contando, espantada, su versión.

Los guardias también se montaron su película y creyeron estar ante una asesina antropófaga. Una vez recuperados del desmayo quisieron llevarme a la cárcel pero era tal la cantidad de vecinos acumulados en el descansillo, en la escalera y en la entrada de la calle porque todos querían ver los higadillos del señor Li, que no pudimos salir. Tanto los guardias como yo, tiramos de móviles y llamamos, yo a la abuela y ellos a los refuerzos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué pasa? ¿Regaláis algos? ¡Yo también quiero! - ¿Habéis oído? (dijo un vecino) ¡que gentuza! La Cotilla también quiere un trozo del chino.

miércoles, 10 de abril de 2019

Menudos humos gasta la sirena.



¿Es posible que Pascualita entienda de Teología? Parece una pregunta tonta pero viendo cómo se comporta ante mi, no lo es.

Menos cuando desayunamos juntas y pone la cocina perdida de cola cao, cuando paso junto al acuario, sube como una flecha a la superficie, o ya me está esperando agarrada al borde del mismo, y me tira chorritos de agua envenenada, no sé si por el placer de jugar y verme enfadada o, realmente, quiere que me quede para vender cupones de la Once.

Cuando se cansa de hacer ésto, bosteza. Pero no una o dos veces sino hasta que se cansa o yo me quito de en medio. ¡Y sabe cuanto me fastidia porque no deja de recordarme que fue un bostezo de Dios quien la hizo!

No hace nada de todo ésto cuando es la abuela la que está junto al acuario. Al revés. El otro día arrancó un manojito de algas y se las regaló a su querida amiga. Y a mi, que le doy de comer, le compro el pienso, le hago el desayuno y no sé cuántas cosas más ¡que me zurzan!

Al final le comenté con la abuela y no sé si fue peor el remedio que la enfermedad. Me dio la respuesta dos días después de haberlo consultado con uno que trabaja en el Obispado barriendo los patios. - ¿Por qué no consultaste con el obispo? - "Este hombre debe saber más que él. Piensa en todas las cosas que llega a oír al cabo del día. Me dijo que, sea quién sea este personaje (naturalmente la palabra sirena no salió de mi boca) está orgullosa de su procedencia y demuestra que es alguien superior."

No me podía creer lo que estaba oyendo. ¿Una media sardina, más fea que Picio, con un color de piel que da grima verlo, unos dientes horrorosos, ojos sin párpados... en fín ¡un adefesio! se cree superior A MI? Menuda interpretación la del barrendero.

A partir de éste momento decidí contraatacar con sus mismas armas. Me acerqué al acuario y cuando Pascualita salió, con la boca llena de agua envenenada, la rocié de agua dulce con una pistola de plástico de los chinos. La reacción fue inmediata: ¡Corrió a refugiarse en el barco hundido!.

martes, 9 de abril de 2019

¿De dónde salieron las sirenas?

- "Cuando Dios trabajaba en la Creación estaba muy concentrado porque, cualquier fallo, podía mandarlo todo al traste. Como es bien sabido, cuando creó todo cuanto se le ocurrió se dijo que a ese pastel le faltaba la guinda y se imaginó a unos seres, hechos a su imagen y semejanza"

- "Hizo los croquis y cuando estuvo satisfecho se puso manos a la obra... Pero en el momento de dar forma y vida a su idea, ocurrió lo inesperado. Los vientos, que campaban a sus anchas, eran juguetones y montaban unas corrientes de aire buenas para coger un buen resfriado"

- "Una de las ráfagas envolvió a Dios y éste estornudó. Fue un estornudo rotundo, potente que resonó en todo el Firmamento. Sin darse cuenta juntó las manos y lo que tenía en ellas, un pez y una figura con apariencia humana, quedó unido formando un solo ser."

- "Era tan raro que Dios se preguntó a si mismo: ¿Esto que é lo qué é? Como  no encontró respuesta decidió que, si le encontraba acomodo dentro de la Creación se lo quedaría. Y si no, ya vería lo que hacía con la extraña criatura"

- "Y así es como fueron creadas las sirenas" - ¿De la consecuencia de un estornudo? (pregunté a la abuela mientras la escuchaba, boquiabierta, contarle a Pascualita el origen de su nacimiento) "Sí, ¿qué pasa? ¿Acaso es normal que te creen de una figurita de barro o, peor aún, de la costilla de otra persona?" - Visto así...


lunes, 8 de abril de 2019

¡Que exigente es la sirena, hombre!



Menudo disgusto tengo. Ya había sacado del armario el uniforme sanferminero y puesto a airear en el balcón para quitarle el olor de naftalina y resulta que me he adelantado ¡tres meses! Lo peor son las risas de la abuela y la Cotilla. Menos mal que la Momia y Andresito son más comprensivos -  "¡Sí, sí. anda que no hacen chistes a tu espalda esos dos!" (dijo la abuela) - Un día de éstos me voy a enfadar y pediré ayuda a mi primer abuelito para que ponga órden en ésta familia.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Te he escuchado remugar y vas más perdida que Carracuca. Tu primer abuelito era un pusilámine y no creo que, en todos los años que lleva criando malvas, haya cambiado. En cuanto vea a tu abuela se arrugará. - Yo creo en él. - Haces bien que para eso es tu abuelo pero no te hagas ilusiones...

Esto me ha dado qué pensar. ¿He idealizado al primer abuelito haciéndome de él una idea falsa? - ¡Pues no haberlo matado y ahora sabría cómo era! (le solté a la Cotilla) - ¡¿Pero que dices, boba de Coria!? - ¡Verdades como puños! (grité como si fuera Agustina de Aragón gritando ¡FUEGOOOO! en Zaragoza)

Pascualita asomó la cabeza entre las algas del fondo. Nos miramos y me enseñó su temible dentadura. Menudo día el mío: de un plumazo me quitan la ilusión de ir de fiesta, me rompen la idea que tenía del abuelito primero y ahora, Pascualita, me recuerda, a su manera, que sigue sin novio. Tengo que sacudirme el muermo que me ha entrado... o tomar unos chinchones.

Al quedarme sola he puesto un vídeo de animales marinos, rarísimo algunos. Pascualita, sentada a mi lado, sobre un cojín del sofá, bizqueaba tratando de enfocar bien la imagen y no parecía reconocer a nadie. Estábamos solas y compartíamos unas copas de licor. De repente se irguió sobre su cola, catañeó los dientes y su bracito se estiró hacia la pantalla. - ¡¿Qué has visto, que has visto?! - La sirena no dijo ni pio, como es natural en ella, pero seguía con el brazo estirado hacia la televisión.

Levanté el cojín acercándolo a la pantalla. Se veían montones de peces de muchas formas y colores. La pantalla cambió y se vió otra escena de las profundidades del mar: - ¡Gambas! ¿te gusta un gambón?... No sé que bicho saldrá de una unión como ésta: una sirena y un gambón... En fin, cosas más raras se han visto. Por ejemplo: un oso y una hormiga.

La abuela trajo a casa un tuperware lleno de agua y gambones vivos en ella. - "Así podrá elegir el mozo que más le guste" - Y volcó el taper en el acuario. Nos sentamos frente a él dispuestas a no perder detalle de la fiesta-erótico-festiva que se anunciaba.

Media botella de chinchón después, todo seguía igual. Pascualita se estaba tomando su tiempo para elegir bien. Que prudente ella. Nunca lo hubiese dicho. Tres cuartos de botella más tarde, al abrir los ojos, no había nadie en el acuario. - ¡Abuela! ¿dónde están?

Fijándonos bien a pesar de que nuestra visión no era a ideal a causa del chinchón, vimos ascender, desde el barco hundido hacia la superficie, el bigote de un gambón. - "¡Oh, no!... ¡hip!... ¿Otra vez?... ¡hip!... ¡Se ha merendado ... ¡hip!... al novio!" (gritó, desesperada la abuela)

domingo, 7 de abril de 2019

¡De Fiesta!



Estoy que no quepo en mi de alegría ¡Tenemos fiesta! ¡San Fermín nada menos!  Nada más levantarme he llamado a la abuela y se ha puesto un somnoliento Geoooorge: - ¿Aloooooo? - ¡Hola, mister Brexit! dile a mi abuela que se ponga, plis. - Madame no estar. - ¿Cómo que no? Pásale el teléfono que tengo que decirle algo urgente. - Y me colgó el teléfono. ¡A mi! ¡a la nieta de mi abuela! ¡La madre que parió al inglés de las narices!

Esperé una hora y volví a llamar. - ¿Alooo....? - ¿Otra vez durmiendo? Que bien te gana el sueldo, tío. Quiero hablar con mi abuela ¡y no vuelvas a colgarme el teléfono! - Ahora poner ella. - Esperé unos segundos. - "¿Qué mosca te ha picado? ¿Es que hoy no duermes?" - ¿A éstas horas? ¿Y tú dónde estabas? - "En el Funeral, como cada día" - Pues anda que no habéis alargado la fiesta hoy. - Más o menos, como siempre... Son las cuatro y media de la madrugada... ¿Estás bien?" - Yo sí. Tu reloj no.

Desde hace unos días me he dado cuenta de que cada vez necesito más las gafas de ver de cerca... y cuando la abuela me dijo la hora que era, una alarma se activó en mi cerebro. Con voz titubeante dije: Perdona... ejem... te llamaré luego porque... ejem, ejem, tengo que mirar... una cosa.

Efectivamente, el reloj marcaba las cuatro y media... ¿Qué había visto yo entonces?... ¿Las siete y media? Probablemente. Me acosté de nuevo y me costó dormirme.

Estaba en pleno desayuno con Pascualita y Pepe cuando sonó el teléfono. Era la abuela: - "¿Se puede saber qué te traías anoche con mi mayordomo?" - No sé de qué me hablas. - "No te hagas la tonta porque Geooorge me lo ha contado todo" - No le hagas caso. Piensa que es un ciudadano de un  Pais dubitativo, No se sabe si decir si o decir no... o viceversa.

" - ¿Qué era eso tan urgente que tenías de contarme, nena" - ¡Pues que tenemos fiesta y viaje en prespectiva! - "¿A dónde" - ¡A Pamplona! ¡¡¡Es San Fermín!!! Ya tengo la maleta preparada. Solo falta que Andresito saque los pasajes. - "Pero si aún faltan dos meses, boba de Coria" - Quedé ojiplática. Después corrí a ver el calendario y sí, era día siete pero de MARZO.

Pascualita no ha parado en toda la tarde, de tirarme agua envenenada a los ojos el muy jodío, mientras hacía la señal de OK.

sábado, 6 de abril de 2019

¿Solucionado el problema de Pascualita?




- Abuela, no podemos seguir así. - "No, porque encontrarle un novio a Pascualita, me va a salir por un ojo de la cara" - Tenemos que pensar en algo para salir del atolladero. - "Hale, pues piensa tú que no tienes nada que hacer" - La abuela es así de espléndida.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! He hablado con los municipales para que vengan a fumigar el árbol de la calle. Debe haber orugas malignas o cosas peores. - ¿En nuestro árbol? - Sí. - ¿El que está bajo mi balcón? - Sí. - ¿El que se asoma a la ventana del comedor? -  ¡Sííííííííííí! ¡Calla ya, jodía! Sabes muy bien de qué árbol hablo. - Me gusta especificar para no llamarme a engaño, Cotilla. - ¡¡¡Vete a tomar viento!!!

Llamaron a la puerta. Eran los municipales que venían a echarle una ojeada al árbol desde mi balcón. - Súbanse a él. Es lo más lógico... - Hasta que no sepamos qué tiene, servidor no se sube allí ni harto de vino. - Pero si no hay nada. - ¿Y lo que le pasó a nuestro compañero Bedulio, qué? (jijijijijiji ¡no puedo acostumbrarme a ese nombre (dijo uno de los guardias) Tuvo que pelarse al cero y curarse las heridas durante unos cuantos días.

Emplearon MI escoba para apartar ramas y hojas a fin de poder ver entre los recovecos. A punto estuvieron de tirar al suelo alguno de los nidos de gorrión pero la abuela repartió pescozones a diestro y siniestro y se evitó la desgracia.

Antes de irse hubo un amago de amenaza: - Las denunciaremos por agresión a la autoridad. - "Y nosotras, a los Verdes ¿Qué te parece, Mariano?" - Yo que vosotros temería la reacción de mi primer abuelito. Su ánima es muy ecologista... - ¿Se refiere al... ¡glub! (tragó saliva) ... fantasma del que habla... Bedulio? - ¡El mismo!

No hubo nada más que hablar

Mientras nos tomábamos unos chinchones, la Cotilla recordó que había encontrado una caja llena de muñecos en el capó de un coche. - ¿Estaba cerrado? - Noooo, boba de Coria. Estaba abierto, y la caja abandonada allí dentro. - ¡Ha robado a una niña! - ¿Qué niña? allí no había ninguna.

Mientras hablaba vació su bolsa sobre la mesa del comedor. Entonces a la abuela se le encendió la bombilla. Casi se abalanzó sobre un muñeco Ken vestido de submarinista. - "¡Me lo quedo!" - Por ser tú te lo vendo por cincuenta euros. - "¡Caray! ¿Y si fuese para otra?" - Mucho menos pero tu eres rica y me aprovecho.

Se tiraron dos horas regateando pero la Cotilla se mantuvo firme y, al final, la abuela pagó. Después la echó de casa con cajas destempladas. - "¿Has visto qué suerte hemos tenido, nena? ¡Ya tenemos novio para Pascualita!"

En cuanto la sirena lo vió se lo llevó con ella al fondo del acuario y llevan tres horas metidos en el barco hundido...


viernes, 5 de abril de 2019

A Pascualita le gustan las morenas.




Me llevaré a Pascualita a un gran acuario y veré su reaccione ante tanto congénere. Es posible que entre ellos haya alguno que le haga tilín

Para éstas cosas siempre es mejor que la abuela venga conmigo porque, si pasa algo, ella tiene la cara más dura que la mía y no se corta a la hora de dar explicaciones.

Entramos en el acuario y ¡tuve que pagar mi entrada a pesar de ser nieta de millonarios! Cuando le afeé el detalle la abuela me dijo: - "Me lo enseñó Andresito. ¿Por qué crees que son ricos?"

Empezamos a pasearnos por las salas y destapé el termo de los chinos para que la sirena fuera viendo el paisaje y el "paisanaje". Los reptiles no le dieron ni frío ni calor. Sin embargo, al llegar al lugar donde estaban las iguanas, dio un respingo y las estuvo observando un buen rato porque, cada vez que yo intentaba continuar la visita, ella sacaba los dientes de tiburón a pasear.

Cuando me dio "permiso" continuamos la marcha entre el cachondeo de la abuela: - "Ya he visto como la dominas jajajajajajaja" - Los tiburones no la impresionaron, ni los delfines, ni los demás peces grandes, tampoco. Y cuando ya pensábamos que no había sido buena idea traerla porque parecía aburrirse como una ostra, salió disparada y se estrelló contra el cristal del acuario.

- ¡¡¡Pascualita!!! - La medio sardina, después del golpe, se escurrió cristal abajo y quedó medio tarumba en el suelo. - "Este animalito cada vez se parece más a ti" - ¿A mi? - "Sí, porque no es más tonta porque no se entrena. Y al paso que va tampoco ella me dará un bisnieto, aunque sea acuático"

Iba a protestar enérgicamente cuando me pareció que alguien me miraba. Levanté la cabeza mientras metía a Pascualita en mi bolso porque se acercaba gente. Frente a mi, se alzaba una enorme morena, con la boca abierta, amenazadora. ¡Menos mal que estaba al otro lado del cristal!

Un grito muy agudo salió de mi garganta y me eché hacia atrás. - "¡Ya estás dándo el espectáculo!" - ¡Me quiere comer! - "A tí, no. A Pascualita" - Efectivamente, la morena estaba pendiente de mi bolso.

Volvimos a quedarnos solas y saqué a la sirena que, sin pensárselo dos veces, saltó de nuevo contra el cristal. La morena se metió en una de las cuevas submarinas.

Nos era imposible sujetar a Pascualita que atacaba, una y otra vez. Al final tuvimos que irnos de allí a pesar de su oposición.

Todo el camino estuvo lanzando mordiscos a distro y siniestro. Menos mal que tuve la precaución de coger el guante de acero y gracias a eso, no me quedé sin dedos. - "Ahora mismo vamos al mercado a comprar una morena fresca"

Nos costó trabajo encontrar una. La abuela tiró de euros y se hizo el milagro. - ¡¿Y a mi no has podido comprarme la entrada?! - "Son cosas distintas, boba de Coria. Lo de Pascualita es amor" - Y se quedó tan pancha.

Al llegar a casa metí a la sirena en su acuario y acto seguido, a la morena. Y mientras la abuela servía dos copas de chinchón y yo corría a por la cámara de fotos para inmortalizar el acto acuático-amoroso de la sirena y la morena (supuse que másculino), Pascualita... ¡se la comió!

jueves, 4 de abril de 2019

El nuevo celo de Pascualita.



Pascualita muerde todo lo que se le pone por delante, ya sea el borde del acuario, el frutero desde el que se tira en plancha a la taza de cola cao de su desayuno, la botella de chinchón, etc. etc.

- Abuela, tenemos que hacer algo porque éste bicho vuelve a estar en celo. - "¡No digas tonterías! eso no se tiene cada dos por tres" - No sabemos como es el ciclo hormonal de las sirenas. Si alguien lo supo alguna vez, se perdió en la noche de los tiempos. - "¿Y qué se supone que debemos hacer?" - Eso acabo de proponertelo yo a ti, perdona que te lo diga, abuela. - "¿Por qué me preguntas a mi?" - Lo he hecho por aproximación. - "¿Qué quieres decir?"

De pronto un sudor frío recorrió mi espalda y en el mismo momento en que dije la frase, ya me estaba arrepintiendo de ello. - Nada, nada... - "Dimelo" - No vale la pena... Es una... tontería... - "¡¡¡Que me lo digas, leche!!!"

No me quedó más remedio que apechugar. - Pues... porque... como eres mayor... (la abuela levantó una ceja) - "¿Qué quieres decir?" - Que tu fecha de... nacimiento... está más cerca de la de Pascualita... (de repente fueron las dos cejas las que estaban levantadas) y quizás... hayas oído hablar ... de esas cosas de las sirenas... a tu... abuela... ¡¡¡PAPAMMMM!!! - El pescozón llegó a tal velocidad que no me dio tiempo a esquivarlo. Mi cabeza rebotó ¡cinco veces! contra la pared y todavía estoy intentado saber cómo me llamo ¡¡¡aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyy!!!

Así se zanjó el tema del celo de Pascualita.

Pensé, cuando logré pensar, que si veía vídeos sobre peces, por sus reacciones, si es que las tenía, podría saber qué clase de pez valora ella para tener relaciones amorosas satisfactorias. Y así Pascualita se pasaba veinticuatro horas delante de la tele. A decir verdad, solo reaccionaba cuando salía la Esteban y yo me ponía delante de la pantalla. Me escupía agua envenenada la jodía.

De repente, cuando menos lo esperaba, la sirena se desmelenó como una loca bajo el agua. Subía, bajaba, saltaba ¡Estaba ansiosa! Corrí a ver quién era el agraciado... ¡Un pulpo! - ¡No puede ser! (me decía a mi misma) ¡Un pulpo! Pero no había duda. Se volvía loca cada vez que aparecía en pantalla.

Corrí al mercado. Compré un pulpo vivo y lo metí en el acuario. De repente, como un misil, el cuerpecito de la sirena salió disparado hacia su "enamorado" ¡Y se lo comió!

miércoles, 3 de abril de 2019

La Cotilla y sus alimentos caducados.

La Cotilla ha venido cargada de alimentos a punto de caducar: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Aquí traigo mi contribución para que tu economía no se resienta por darme de comer. Total, sales ganando porque, a parte de los platos, los vasos y los cubiertos, ya me dirás que pones tú... ¿la silla? ¿la mesa? Poca cosa es ¿no te parece?

- También pago los Muertos por si nos envenenamos con alguna de las cosas que trae, porque el contenedor del súper no creo que esté como los chorros del oro. - Eres la persona más miserable que he conocido. Tendrías que besar por donde yo piso ¡Encima que te lleno la despensa! ¡¡¡DESAGRADECIDA!!!

La Cotilla se ha puesto como un basilisco y he tenido que calmarla dándole la botella de chinchón. Luego he querido tener un detalle con ella porque, es cierto que soy un poco quejica. Así que he escogido las patatas que tenían menos ojos y las he cortado para hacer una tortilla española.

Cuando la Cotilla ha visto que iba a tirar los restos de las patatas desechadas a la basura, ha vuelto a subir el tono de voz. - ¡¡¡Que haces, desgraciada. Con lo que me cuesta pelearme con los demás jubilados para coger los mejores productos y tú vas y los tiras!!! - Y, ni corta ni perezosa, los sacó del cubo y los tiró al acuario. - ¡Que hace, loca!

Pascualita se acercó a ver qué era aquello y quedó a la vista. Me puse entre ella y la vecina. - ¡No hace falta ponerse así (se quejó) Total, este acuario no tiene peces pero sí agua, pues servirá para que le salgan raíces a las patatas y dentro de poco podremos sembrarlas en macetas en el balcón. - ¡Se las comerán los pájaros! - No te quejes tanto y termina la tortilla que me muero de hambre... Mientras espero me tomaré un chinchón... o dos.

Casqué los huevos y tuve que deshechar algunos porque, en lugar de tener la yema amarilla, la tenían verde y no olían muy bien. La Cotilla tenía el radar bien afinado ¡y vio como los tiraba! Pensé que le daba una apoplejía. - ¡¡¡ESO NO SE TIRA, BOBA DE CORIA!!!

Para ser hecha mía, la tortilla salió guapa pero no la caté. No sé por qué. Algo relacionado con el sexto sentido, una corazonada, un no sé qué... Menos mal que no lo hice porque si no ¿quién hubiese llamado a la ambulancia?

martes, 2 de abril de 2019

Campaña electoral.

Los abuelitos se han parado en casa, camino de la suya, a la salida de El Funeral. Ni que decir tiene que yo dormía a pierna suelta y me costó mucho enterarme de que el timbre que sonaba era real. Así que me levanté acordándome de todas la parentela de quién me visitaba a esas horas brujas de la noche.

 - "¡Hija de mi vida! ¿cómo se puede dormir tanto?" - ¡Al grano, que tengo mucho sueño! - "Vengo para recordarte que tienes que ir, mañana sin falta, a comprar alpiste para mi canario. Hale, sigue con lo que estabas haciendo" - ¡Y se largó!

Me costó, dios y ayuda, poder dormirme. De repente una rabia incontenible me ahogaba y llamé a la Torre del Paseo Marítimo. - Zzzzzzzz ¿quién ser? - Dile a mi abuela que se ponga, inglés. - Madame dormir. Mi no llamar. - Es muy importante. - A mi plin, mi dormir en Picolín. - ¡La madre que te parió!

Desde que los políticos están en campaña electoral, Pascualita no aparta la mirada de la televisión. Está pendiente de ellos, ¿Entenderá lo que dicen? ¿Descifrará las ideas de los programas electorales, mezcladas con la morralla del insulto, la mentira y la difamación? Es capaz.

Nos estamos acostumbrarnos a merendar a media mañana, un buen bocadillo con chorizo de Cantimpalo y una botella de chinchón. Así se nos entona el cuerpo cosa fina. En cuanto sale el primer careto afilamos el oído y cada vez que entendemos algo brindamos con chinchón: ¡¡¡Hip, hip, hip, hurra!!! Cuando acaban los programas nosotras estamos borrachas perdidas pero, lo importante, es que nos hemos enterado de todo... Creo.

lunes, 1 de abril de 2019

Estoy expléndida.

He llamado a los abuelitos, a Bedulio, a la Cotilla, a la Momia, incluso a Blas el parado y al Médico (el hijo de Andresito) ¡A todos! Y remarcando "Es urgente"

A la hora acordada estaban todos en casa, como clavos. "¡¿Qué pasa, nena? ¿Por fin vas a tener a mi bisnieto?!" - ¿Nos has llamado para pedirnos dinero? Ya te digo de antemano, que estoy sin blanca. (dijo mi abuelito) - ¿De qué va ésta movida, boba de Coria? ¿Te estás muriendo? - No es eso, Cotilla. - ¿Así que vas a morirte antes que yo? ¡Gracias, nena! No sabes lo que me gusta ir a funerales que no sean los míos. - Tranquila, bisabuelastra. - Estaba en la puerta de la iglesia de San Miguel para recoger las limosnas a la salida de misa... Espero que me hayas llamado por algo importante. - Sí, Blas... - ¡Estoy deseando recibir una de esas espectaculares patada en la espinilla! Nadie las pega como tú. - No te irás sin probarlas.

Estábamos todos al rededor de la mesa del comedor y sobre ella, un mantel cubriendo una pirámide... ¿de qué? - ¡Un momento! (gritó la Cotilla) Alguien ha cambiado el acuario sin peces, de sitio... ¿A santo de qué? - ¿Un capricho (le pregunté) ¿Te va bien esa excusa? - No. - Es para que mi primer abuelito, que vive en él, no nos pierda de vista (ni Pascualita tampoco, pensé).

Un escalofrío recorrió a la mayoría de las espinas dorsales de los presentes. Siempre impresiona lo que tiene que ver con fantasmas. Bedulio perdió el color y se mareó ostensiblemente. - ¡Toma chinchón! (corrí en su auxilio porque no era momento para desmayos)

- ¿Hay algo para comer? (preguntó la Cotilla) - Por toda respuesta, di un tirón del mantel y apareció una pirámide de... ¡latas de conservas! - "¿Esto que é lo que é?" - Un regalo que os hago a todos. Os lo vais a repartir como buenos amigos.

Necesito sitio en la despensa para poner nuevas latas de verano. Y no voy a tirar todo ésto ¡Es un capitalito lo que está aquí y os lo ofrezco desinteresadamente!

Debo reconocer que les pilló de sorpresa verme tan desprendida. - ¿No tenemos que pagar? - No, Cotilla. - ¿Cómo vas a casarte si no sabes negociar y llevar dinero a casa?

Unos minutos después, todos se peleaban contra todos por las mismas latas. ¡Y mira que había muchas!

Cuando el desbarajuste finalizó se fueron tan contentos llevando en las manos conservas, perfecta y ampliamente, caducadas. Algunas las había traído la Cotilla, recogidas del contenedor de basuras del super, hacía medio año o más. Fue bonito verificar como nos gusta lo gratuíto aunque no sirva para nada... ¿Reminiscencias de la Crisis? Vaya usted a saber.