sábado, 29 de abril de 2017

A la Nieta la llaman Doña Avios.

Las conversaciones de esta mañana en el mercado eran de puro invierno. - ¡Caray, que frío hace! - Huy, yo estoy heladita. - Pónme avios para hacer un buen caldo (le he pedido al carnicero) -  Se lo pido así, en conjunto, porque nunca me acuerdo de todo. A veces se me olvida el pollo o la gallina... Por cierto ¿qué diferencia hay entre ellos? No me atrevo a preguntarlo a la abuela para que no me ponga de vuelta y media: Ambos tienen dos patas, un pico, plumas en cantidades industriales, cosas rojas colgando por la cara... ¿cresta? No sé porque la llamarán así. ¿La cresta no es ese pelo engominado y de colores que llevan los punkis en lo alto de la cabeza?

Todo esto se lo he contado a Pascualita mientras metía los "avios" en la olla... - ¿Ahora no recuerdo si tengo que poner agua... ¿o era vino blanco? ¡Jopé! nunca me entrarán en la cabeza tantas cosas juntas. Yo quería ser como Arguiñano. Salir en la tele y presentar recetas de cocina. O sea, leerlas y que las hiciera otro en una cocina de diseño donde yo me pasearía, libro de recetas en mano, luciendo un vestido de Vitorio y Luquino. Y un delantal de modelo exclusivo. Eso sí que se lo comenté a la abuela y lo que hizo fue reir y reir hasta que le dolió la barriga y me mandó a freir espárragos. ante la duda, pregunté: - ¿Los espárragos se fríen? - Llevé un morado en la frente durante dos semanas. El pico de un grueso libro de cocina que me tiró, chocó ahí.

Es difícil a veces hablar con ella. Tiene unos prontos que me descolocan o me dislocan y tengo que acudir a la la Casa de Socorro. Ahora tengo delante de mi a Pepe y a Pascualita. Nadie los iguala escuchándome... pero me quedo sin respuestas si les pregunto algo. Que digo yo que la sirena debe saber cocinar porque los veinte años ya no los cumple éste bicho. Algo comería en su hábitat, digo yo. Ayer quise hacer una sopa de pescado. Al pescadero que me despachó le pedía "avios para un caldo de pescado"  Y salí del mercado con la bolsa cargada y la cartera vacía. ¿Qué me puso éste hombre?

He tenido que coger una olla grande que se dejó la abuela aquí cuando se fue a vivir a la Torre del Paseo Marítimo y que, a veces he pensado usarla como acuário para la sirena. Es que los avios que me dieron no cabían en otro sitio... Aunque, finalmente, usé otra mucho más pequeña. En cuanto me metí en la despensa ella saltó de la mesa de la cocina al fregadero y allí, engulló todo cuanto pescado le cupo en el buche. Cuando la vi me asusté. - ¡Este hombre (el pescadero) me ha puesto una cría de ballena!

Se quedó dormida como un ceporro haciendo la digestión. Poco a poco, los jugos gástricos hicieron su trabajo y la barriga se deshinchó lentamente... Por cierto, Pepe acaba de guiñarme un ojo... o lo que sea que tiene ahí.

viernes, 28 de abril de 2017

Pepe se cae.

Las dos amigas han llegado juntas a mi casa. - ¿A que viene éste cónclave? (pregunté, sin ánimo de ofender) - "Venimos a desayunar" - ¿Y las ensaimadas recién hechas o las magdalenas del contenedor del súper? - "Solo traemos hambre. Ya va siendo hora que pongas tú algo" - Pongo la casa, la mesa, las sillas, las tazas, la leche, el café, el cola cao, el azúcar y las cucharillas ¿Os parece poco? ¡Ah, y las servilletas! - ¡Son de papel, boba de Coria! - ¡Pero las pago!

De nada me valió la encendida defensa que hice de mi postura ante el asalto de las gorronas. Tuve que ponerlo todo, pan tostado incluido. Y mientras desayunábamos en la cocina, ellas charlaban por los codos y yo rumiaba mi mal humor hasta que Pepe, sin que nadie lo tocase, cayó rodando por la mesa. ¡Menudo susto nos dio! - "¡Que jodío es el jivarizado éste!" - ¡Ay, pensé que era el anima de tu primer abuelito! - Entonces se me vino a la mente el pensamiento que tuve el otro día y me asusté - Del abuelito, no pero ¡de Pepe, sí! - Qué dices. Si es un llavero. - Ahora sí pero... ¿antes, qué?.

Me pusieron de vuelta y media y de tonta para arriba, pero yo sabía de qué hablaba... o creía saberlo. - Antes fue una persona, por lo tanto su alma vaga por ahí. - "Pues estará por Nueva Guinea Papúa si se lo comieron allí con patatas" - No estaría yo tan segura... a veces me ha guiñado el ojo, abuela. - ¿Qué ojo? - Uno de los dos... - "¡Si no tiene!" - El de su ánima. - ¡Que cruz tienes con tu nieta! -

De repente, la cabeza se movió y cayó al suelo donde el metal del llavero sonó a pequeña cadena fantasmal - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYY!!! (gritamos las tres a la vez) - ¡Tira esa porquería a la basura! (dijo la Cotilla mientras se levantaba, a toda prisa, para irse) - No puedo. Si es el ánima necesita el cuerpo para cobijarse. - "¡Tampoco hay cuerpo! ¡Tíralo!" - Mejor se lo damos al señor Li y que haga lo que quiera con él. Al fin y al cabo, salió de su tienda.

Pensé que me acompañarían a la tienda de los chinos pero la Cotilla ya había huído y la abuela se encerró en su rolls royce, diciendo - "¡A toda pastilla, Geoooorge!" - Y se perdieron de vista en un santiamén. Así que, haciendo de tripas corazón, fui a ver al señor Li con Pepe en el bolsillo. A medida que me acercaba empecé a sentir remordimientos. ¿Iba a ser capáz de abandonarlo como a un perro? Peor aún porque Pepe no llevaba chip... Se encontraría muy solo, perdido en algún rincón del enorme y atestado local... ¿Y Pascualita? ¿qué sentiría al no ver a su amigo?... ¿Eran realmente amigos? (este era otro punto de vista, destinado a descargarme de cualquier culpa que pudiera sentir)... Le gustará sentirse como HIJA UNICA a la medio sardina.

Enfrascada en mis pensamientos me vi, de pronto, ante la tienda de los chinos y entré decidida. El señor Li estaba en la Caja. Me acerqué y sacando a Pepe del bolsillo, se lo enseñé. - ¡Mire que le traigo, señor Li! ¿Se acuerda de esto? - ¡No devolvel dinelo! ¿Santa Lita, santa Lita, lo que se da no se quita! ¡Tu quedal llavelo cabeza jivalo! ¡Fuela de tienda. Fuela! ¡Aqui solo coblal, no devolvel dinelo! - Antes de que pudiera reaccionar alguien me dio un empujón y me encontré en la acera. Desde entro de la tienda el señor Li me mostraba el puño cerrado ¡Menudo cabreo llevaba!

Volví a casa con Pepe y lo coloqué, de nuevo, en el estante de la cocina. No entendía la reacción del chino... tal vez él "había visto" el ánima de la cabeza. No hay que olvidar que el señor Li es oriental... Bebí unas copas de chinchón para aplacar los nervios y entonces lo vi todo claro: - El señor... Li es... oriental... ¡¿Y que tendrá que ver la velocidad con el tocino?!  

jueves, 27 de abril de 2017

Una cabeza jivarizada... ¿tiene alma?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entra en casa frotándose las manos - ¡Por fin ha llegado el frío!... ¿Y ahora qué? Pues todos cabreados. A buenas horas viene el frío, cuando todo el mundo ya ha guardado la ropa de invierno en los altillos de los roperos y ha tirado a los contenedores lo que no quiere para el año que viene. - Pero usted parece contenta. - ¡Claro! ahora estoy vendiendo lo que otros tiraron en cuanto los rayos del sol calentaron.

- ¿Usted sabía que pasaría algo así?. - No, pero tuve abuela y ella decía que, hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo. - Siempre he encontrado tonto éste refrán ¿40 de mayo? eso sería en tiempos de los romanos porque nunca he visto un calendario con esa fecha... en cambio un febrero con 29 días, si - ¿Le has dicho esto a tu abuela? - No... ¿por qué? - No lo hagas. Saber que eres aún más tonta podría provocarle un síncope. - ¡Ay, Cotilla, déjeme en paz!

Cuando se ha ido la vecina a sus trapicheos, Pascualita y yo hemos desayunado cola cao calentito. Yo me he tomado el mío y ella ha esparcido el suyo. Las salpicaduras han llegado hasta el estante donde está Pepe, la cabeza jivarizada. Es un santo este hombre. Nunca se enfada. Y eso que Pascualita saca a cualquiera de quicio. A veces, dependiendo de las luces y sombras, creo que Pepe me guiña un ojo... a pesar de que no tiene. ¿Será eso un flash de lo que fue en vida? ¿Sería un don Juan? ¡Claro, por eso se lo cargaron los jívaros! Intentaría seducir a la mujer, o a la hija, o a ambas a la vez, del Jefe de la tribu y perdió la cabeza en el intento... también el volumen porque lo dejaron esmirriado al pobre... O tal vez tenía mala voz e intentó dar un concierto cuando la gente estaba hasta las cejas de licor y no les sentó bien que cayera el diluvio en plena fiesta.... No sé. Creo que iré a visitar a una vidente para que me ayude a entrar en contacto con el alma del llavero... digo, de Pepe.

Sin darme cuenta de lo que hacía, he puesto a Pepe en la mesa de la cocina mientras mis pensamientos vagaban por las selvas de Nueva Guinea Papúa. Pascualita, que quiere mucho a la cabeza jivarizada, se ha lanzado a por él con los dientes de tiburón por delante y le ha dado una dentellada que, de haber tenido naríz, se la hubiera arrancado. - ¡¡¡Pero cómo se puede ser tan burra!!! - Enfadada, la he cogido por la cola y la he tirado al acuario... he fallado por muy poco y se ha estampado contra el espejo del aparador. Y allí se ha quedado mientras yo devolvía a Pepe a su estante. Unos golpes contra el cristal han hecho que me girara. La escena ha sido espeluznante. La fiera corrupia de Pascualita, con los pelo-algas tiesos como raspas de sardinas, los ojos de pez desencajados, el color de su piel más morado-verdoso que nunca y los dientes golpeando el espejo, me han dado a entender que se ha visto en el espejo y se ha llevado un susto de muerte. Y ahora quiere acabar con "el enemigo"... Voy a por el chinchón porque este horror no se puede aguantar sin ayuda.


miércoles, 26 de abril de 2017

El Tiempo: menudo cachondeo.

La abuela me ha llamado de madrugada para PROHIBIRME ver El Tiempo en televisión. - ¿Me lo prohibes?... ¿Dónde queda esa frase de los 60, Prohibido prohibir, que tanto te gusta? - "¿Te parece que son horas de hacer preguntas?" - ¡No me despiertes a éstas horas!. - "¡No te acuestes tan temprano!" - ¿Temprano las cuatro de la madrugada? - "Está visto que nunca nos entenderemos" - Y colgó.

Una hora después llamé a la Torre del Paseo Marítimo, harta de dar vueltas en la cama pensando en el por qué de la prohibición, sin encontrar respuesta. Dejé que sonara el teléfono con la intención de despertar a toda la casa... Una voz cascada contestó - ¿Digaaaaa? - Al fondo se escuchaba música de samba. - ¿Bisabuelastra? - ¡Hola, guapita! - Siento haberte despertado... - ¡¿A mí?! ¡Que va! Mis cubanitos culito-respingones y yo nos lo estamos pasando tan ricamente moviendo el esqueleto. Los que se han ido a dormir son Andresito y tu abuela. ¡Esta juventud de hoy en día no aguantan nada! Huy, tengo que seguir bailando porque se me van los pies ¡Samba, sambaaaaaaaaaaaaa!

A mediodía se me ocurrió hacer unas albóndigas con tomate. Le pedí a Pascualia que sujetase las hojas del libro de cocina donde está le receta . La coloqué sobre la encimera y le enseñé cómo debía poner la mano para que las hojas no se cerraran... Y no se cerraron porque, entre mordiscos y tirones, el libro se descuajaringó. - ¡Maldito bicho! ¿Y ahora qué como? - La sirena, satisfecha, saltó al fregadero y de allí a la olla con agua caliente con la que suelo empezar a preparar las comidas: lleno la olla, la pongo al fuego y espero que se me ocurra algo: si es caldo meto los avíos, si es potaje quito agua. Si es fritura, uso el agua para fregar.

He sacado a la sirena con la espumadera antes de que hiciera caldo de pescado. Ha salido dando dentelladas al aire. - ¡Quieta, leona! (gritaba yo cuando entró la abuela) - "¿Qué le has hecho?" - Como estoy acostumbrada a los reproches, pasé directamente al asunto que me tiene sin dormir. - ¿Por qué no puedo ver El tiempo? - "Porque estoy convencida que afecta a las pocas neuronas que tienes sanas. Llevan tres días anunciando que viene un frío de narices y salgo a la calle como un oso polar. ¡Y hace calor! Por eso eres tonta, boba de Coria. No es de nacimiento. Ya me extrañaba a mi."

Iba a replicar, muy ofendida, cuando la Cotilla anunció su visita. - ¡Avemariapurísmaaaaaaaaaaaaa! - Y Pascualita salió volando hacia el acuario. - ¿Y esas caras? (íbamos a contestar pero nos paró) Era una pregunta retórica. ¡Mirad que traigo! - Sacó una botella de chinchón sin estrenar - ¿La ha comprado? (yo estaba estupefacta) -  A pesar de que voy de disgusto en disgusto por culpa de los jueces que meten en prisión a los amigos de mi gurú Luis Bárcenas, propongo un brindis. -¿Por los Ali Babás de los tropecientos ladrones? - ¡Nooooo!. Por el cumpleaños de nuestra amiga Rosario Alcázar ¡¡¡SALUD, GUAPISIMA Y MUCHAS FELICIDADES!!! (gritamos todas) - Desde el comedor llegó el ruido de un chapoteo. La Cotilla nos miró, temerosa. Era Pascualita dando saltos mortales mientras hacía la señal de OK.

martes, 25 de abril de 2017

La visita.

Han llamado a la puerta de casa y al abrirla me he encontrado con un señor, al que no conocía de nada. - Usted perdone, señora... - Señorita, si no le importa (dije muy seria para dejar las cosas claras desde un principio) - No me importa. Por mí como si se la pica un pez. - ¿El qué? - Lo dejo a su elección.  - Es usted muy amable, caballero. -Señorito, si no le importa - ¿Cómo me va a importar? Nada más lejos de la realidad pero... a todo ésto ¿qué es lo que quiere? - ¿Me creerá si le digo que la luz que desprende su mirada me ha deslumbrado el cerebro y no puedo ver lo que está escrito en él? - No pienso creerle porque no quiero tomarme confianzas con un desconocido. - ¿Habla de mí? - Clarito y a la cara.

Nos miramos durante unos segundos, más que nada para evaluarnos. - Me llamo Fernando Fernán Gómez. - ¡No me diga! Retiro lo dicho. Fíjese, ya solo digo: Lo siento. - ¿Cuál es su nombre, señorita? - María de la O, que desgraciaíta, gitana tu eres teniéndolo tó. - Un apellido de rompe y rasga, sí señor. - Es que para tener un apellido que no tiene chicha ni limoná, mejor no tenerlo. - No puedo estar más de acuerdo. - ¿Tiene un biznieto? - No sabría qué hacer con él. - A mi abuela le encantan... ¿Hacemos uno o tiene usted prisa? - Un poco sí. Tengo que ir a la Plaza Mayor a esperar a Cervantes para que me firme un libro. - Pues aquí no es.

Al cerrar la puerta, la Cotilla salió de la salita. - ¿Quién era? - Fernando Fernán Gómez. - ¿Y qué quería? - La corona de Aragón. - Que cosas más raras pide la gente. Voy a por una mesa plegable a mi casa porque el Altar de los Amigos de lo Ajeno se me ha quedado pequeño. - Y las cárceles de España. - Los que os hacéis llamar "gente honrada" solo sabéis criticar a los corruptos pero, gracias a ellos, se frena el paro. La gente del ladrillo les debe mucho. ¿Cuántas cárceles habrá que hacer para tanto chorizo?

En cuanto acabe con el Altar, me voy a las calles por donde pasaron las procesiones de Semana Santa a rascar la cera que cayó en el asfalto. Ya he rascado tonelada y media. - ¡Que altruísta es usted, Cotilla! - Si eso quiere decir que lo hago por amor al arte, ¡que poco me conoces! - ¿Entonces... -   este trabajo cuesta 3.200 euros. Yo lo hago por la mitad y manualmente. Auténtica artesanía. Y la cera se recicla para hacer las velas del año que viene. - ¿Dónde guarda la cera? - ... Aquí, en el cuarto de tu abuela.- ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAA!!!

Cuando pienso en lo cerca que he estado que tener un biznieto y he dejado pasar la ocasión, me daría de bofetadas. No se lo comentaré a la abuela porque, a parte de ponerme a parir, le dará un soponcio.... A lo lejos se oía la voz de la Cotilla. - ¡No te miento! Todo es tal como te lo cuento. - Y colgó. - ¿Quién era? - Tu abuela ¡Que cabreo ha cogido con lo del biznieto! - ¿Lo sabe? - ¡Claro! se lo he dicho yo. - ¡Cotilla! - ¿Qué? - ¡¡¡Es usted una Cotillaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

lunes, 24 de abril de 2017

La Fiesta del Libro

La Plaza Mayor era un hervidero de gente paseando entre puestos llenos de libros resplandecientes bajo el sol primaveral. Libros deseosos de pasar a manos de lectores y sentir el calor de unas manos  que miman las hojas escritas, las ideas impresas, la historia que trasladará a espacios, paisajes, aires, aromas, historias que le encogerán el corazón... o no, sin moverse del sofá. De repente, un niño grita - ¡Este es el libro que quiero! ¿Me lo compras, mamá, me lo compras?

Algunos puestos están abarrotados y la gente termina mirando mal a quien se recrea ojeando un libro tras otro, haciendo preguntas "eruditas" al pobre vendedor que, además de aguantar el calor también le aguanta a él.

Unos puestos tienen autores dispuestos a firmar, tímidamente algunos, "su libro" y digan: - Ponga: para Menganita... por favor. - Y cuando esa persona llega, el escritor pone cara de asombro como diciendo - ¡Me leen!

Otro lado, un dibujante de historietas, acompañado de unos perros que saltan sobre los montones de libros, persiguiéndose entre ladridos que solo su creador, escucha. Pero les deja hacer, al fin y al cabo, ellos le sacan de paseo.

Una mujer vocea la mercancía. Es la única. Está subida a una silla que no parece muy segura. - ¡Compren el último libro de un tal Cervantes y pónganse a la cola. En unos minutos el autor vendrá a firmar su obra! - La gente rie mientras la fotografían con los móviles. - Este año el Ayuntamiento se ha estirado ¡Ha puesto una cómica! (comenta alguien) - Me parece bien, rompe la monotonía de la concentración ante la elección y la compra de un libro. - Esto es gracias a la Ecotasa, sino no podrían pagarle. - Por lo menos vemos en qué se gastan esos dineros.

De repente la tranquilidad de la Plaza se rompe en pedazos. Unos guardias irrumpen desde la calle Sindicato. La gente se aparta. Las madres corren a coger a sus niños embobados con la Cuentacuentos. La Cotilla enmudece. Alguien le pregunta. - ¿Le falta mucho al Cervantes ese? Tengo que ir a ver el Madrid-Barça y a este paso se me echará la hora encima.

La Cotilla deja la mercancía sobre la mesa plegable de playa y sale por pies. Bedulio le hecha mano al cuello del jersey - ¡Quieta! Queda detenida. - ¡Bedulio! ¡dichosos los ojos, amigo mío! - Qué arte tiene la Cotilla haciéndose la loca. - Los libros quedan requisados (dice el Municipal, muy serio) - ¡No sabes cuánto te lo agradezco porque pesan un montón! - El futuro cliente le grita. - ¡Oiga! ¿qué hago yo sin el libro cuando venga Cervantes?

El abuelito me ha llamado para decirme que había recuperado sus libros. - Ha sido una operación impecable de los Municipales. (dijo satisfecho) - Me senté ante el televisor para dar una cabezadita, justo cuando los futbolistas iban a salir al campo. Entonces Pascualita metió los deditos en un enchufe porque las descargas le encantan... ¡Y se fue la luz! Cosa que los vecinos de la calle aprovecharon para relacionarse socialmente, de balcón a balcón: - ¿Tenéis luz? - ¡Es un sabotaje! - ¡La culpa es del Gobierno! - ¡¡¡Me cag...&%ÇÇÇ$$$$$$$$$... en todo lo que se menea!!! - Y salió el despistado - ¡Ha ganado Nadal!.

domingo, 23 de abril de 2017

San Jorge.

A las cinco de la mañana, de domingoooooo, la Cotilla ha llegado a casa y me ha despertado por la vía de urgencia. - ¡Ya está bien de dormir! Dáme todos los libros que no te sirvan. - ¡Déjeme en paz! - ¡Muy bien, los cojeré yo! - Di media vuelta en la cama dispuesta a reanudar el sueño truncado hasta que, un estridente timbre de alarma repiqueteo en mi cerebro y me puse en pie de un salto. - ¡¡¡No toque nada, Cotilla!!!

La vecina, en vista del poco rendimiento que le había sacado a su medio culo descomunal, había pensado poner un tenderete en la Plaza Mayor de Palma para vender libros, SIN DESCUENTO, aprovechando que era San Jorge y se celebra el Día del Libro...¡Ah! y quién quiera una rosa que se la pinte (palabras textuales de la Cotilla)

He tenido que pelearme con ella porque quería dejar mi pequeña biblioteca a cero. - ¡Este libro no! - Pero si solo sirve para coger polvo.Me lo llevo... ¡Y éste otro también! - ¡¡¡Es el Quijote!!! - Una antigüalla ¿para qué lo quieres? - En un momento llenó la bolsa que traía  y yo se la vacié a la misma velocidad. - ¡Boba de Coria, no me enredes que tengo prisa! - Si quiere libros busque en los contenedores ¡Estos son míos ! - Pero si ya los has leído.¡Trae para acá!

Tuvimos un tira y afloja, donde la voces y los tirones fueron en aumento hasta que acabamos a grito pelado y fuimos insultadas por todo el vecindario. Al final le dije - Vaya a la Torre del Paseo Marítimo. Allí tienen muchos. - Ya he estado allí. He cargado todo lo que he podido llevarme y nadie me ha dicho nada ni han echo la comedia que estás haciendo tú.  - Me extraña que el abuelito no haya puesto pegas. - Cómo va a ponerlas si dormía. - ¿Y la abuela? - La he oído roncar. - Y Geoooorge - También. Y fíjate que cosa más curiosa. No ronca en inglés sino como nosotros, esto es porque se va a climatando a España jejejejejejejeje Este no quiere salirse de Europa. - ¿Ha entrado a robar en casa de mis abuelitos? - ¡Ya estamos con la palabrita dichosa! ¿Cuántas veces tengo que decirte que es muy fea?

Y salió de casa a toda velocidad.

Solo me dio tiempo a gritarle desde el balcón: - ¡¡¡QUIERO UNA PARTE DE LAS GANANCIAAAAAAAAAAAS!!! - Y me tiraron un cubo de agua fría desde arriba.


viernes, 21 de abril de 2017

Se acabó el negocio.

Nos quejamos de vicio, eso le he dicho a la Cotilla cuando se ha presentado en mi casa enfadada, porque a amanecido desinflada. - ¡Dile a tu abuelito que quiero seguir unas semanas más como estaba! - Si decía que estaba incómoda. - ¡Que más da! ¡¡¡Llámalo!!! - Ser fantasma es una cosa muy seria. Vienen cuando les da la gana. - ¡Ofrécele el oro y el moro! - ¿Quiére que corrompa a mi abuelito? - ¡Si está muerto! No le pasará nada. - ¡Lo mandarán al Infierno! - Pues yo necesito más días para ahorrar un capitalito y llegar tranquila a fin de mes. - Que cansina es usted. - No todas tenemos la suerte de tu abuela de encontrar un millonario... Tú misma, sin ir más lejos. - A mi no me meta en sus traumas.

La abuela llegó cabizbaja y ¡sola! - Menos mal que no traes turistas porque ya no hay nada que ver.  - "Tampoco tengo clientes... ni amigas. Se enteraron del pastón que hemos ganado éstos días y quisieron una comisión ya que todas estábamos en la misma lucha" - ¿Un pastón?... ¿Qué pastón?... Nosotras solo hemos visto unos euros. - "Bueno, quién dice pastón dice unas perrillas" - ¿Qué me ocultas, abuela? - "Nada... ¡Ah, sí! he ido a ver a Bedulio a la UCI pero no me han dejado entrar porque se ha puesto muy nervioso cuando le han dicho quién era la visita.  Que remirados son los médicos de hoy en día"

- ¿Has cambiado de tema? - "No. Te he informado sobre la salud de tu amigo" - Infórmame del PASTON... ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAAAAAAA!!! - "¿Para qué la llamas?" - Era la estrella ¿recuerdas?

Entre la vecina y yo acribillamos a la abuela a preguntas, le dimos a beber agua, abrimos el balcón para que sufriera el escándalo de los pitos de los coches quejándose del mal aparcamiento del rolls royce, mientras nosotras nos poníamos tapones en los oídos,  pero ella no soltaba prenda hasta que se me ocurrió darle de beber agua ¡del grifo! Ahí doblegamos su voluntad - "¡Está, bien, está bien! ¡Os lo diré todo! - Y nos darás nuestra parte del B.O.T.I.N. (recalcó la Cotilla) - "Haré lo que sea pero ¡dádme chinchón!"

Resultó que también llevó a los turistas a ver a la Momia. Ella hacía un número macabro: De repente caía sobre la cama y ponía cara de haber estirado la pata (es algo que cualquier extanjero entiende) entonces entraban los plañideros cubanitos-culitos-respingones; después de unos minutos de llanto iban cogiendo ritmo y acababan bailando salsa mientras la Momia los jaleaba.

Al principio se hacía una conga que recorría la Torre del Paseo Marítimo de arriba abajo hasta que Andresito se enteró del tinglado cuando descubrió a unos turistas escribiendo notas en un trozo de pergamino del siglo XVI que habían arrancado de un libro de su biblioteca.

- "Todo fueron impedimentos, zancadillas. Mi marido nos arruinó el negocio" - ¿Nos? - "A la Momia y a mi" - Bueno, suelta la pasta. - "¿Gallo?" - ¡La madre que te parió! (Gritamos a coro la Cotilla y yo)

jueves, 20 de abril de 2017

¡A cobrar toca!

Por lo visto el pandero de la Cotilla está haciendo furor en Internet. Todo el mundo lo ha visto. Incluso algún intelectual, que no tendría nada mejor que hacer, lo ha catalogado como PICASSIANO. Esta gente está en todo. Y nosotras sin saberlo. He tenido que darle la razón a la vecina cuando dijo que la abuela tendría que cobrar a los turistas por verla ya que, solo la mención de Picasso da categoría y eso se paga.

Desde que sabe que una parte de su anatomía es mundialmente famosa, a la Cotilla se le han subido los humos. Ha llegado a decirme que me vista de criada, con delantalito almidonado y cofia para recibir a los turista que sigue trayendo la abuela. Por cierto, esto es un no parar. Sale un grupo de turistas y entra otro. Al principio hacían unas fotos y se largaban pero ahora Doña Culo Gordo quiere que se les sirva bebidas frescas a los guiris. Naturalmente me he negado. - Afloje la cartera si quiere bebidas, que soy la única que aporta a éste "negocio" - ¿Qué aportas tú? - Mi intimidad. - "¡Jajajajajajajaja! que graciosa eres cuando quieres" - dijo la abuela que acababa de llegar. - No sé de qué te ríes. - "¿Intimidad con quién?" - Conmigo misma. - "¡Uf, que initimidad más aburrida!" -

Después de comer, con una copita de chinchón a mano, hablé con la abuela de negocios. - Quiero mi parte. - "¿De qué?" - Del tinglado que tienes montado. - "No saco nada. Lo hago por amor a la Ciudad y para ayudar al Ayunt..." - ¡No me creo nada! ¿Tampoco cobran tus amigas millonetis? A ellas este ayuntamiento no les gusta. - "¿Con la pasta que tienen? ¡que va, mujer!" - A partir de ahora mismo, aquí no pisará ningún turista, te pongas como te pongas.

La abuela se retorció las manos, se tomó dos copitas más y después de carraspear, dijo. - "Está bien, te daré... algo" - ¡La mitad! - "¡Ni hablar del peluquín! ¿Y la Cotilla? al fin y al cabo un trozo de ella es la estrella" - De acuerdo, un tercio para cada una. - "¡¡¡EGOISTA!!!" - Naturalmente. Y empezamos ya porque a la Cotilla no le va a durar mucho la inflamación.

Ahora vamos a destajo. En la escalera siempre hay colas para entrar a ver el fenómeno. Y en la mesa del comedor hay refrescos que vendemos a precio de playa. Los vecinos se han quejado por las molestias que causan los turista. Algunos han entrado en algún piso siguiendo el olor a potaje o a paella. A otros los pillado comiendo de la misma olla.

Escuchamos un escándalo y salimos corriendo al descansillo. Entre un maremagnum de gente vi a Bedulio gritando ¡Soy una autoridad!.¡Paso a la Ley! - ¡¡¡Cuidado con ese, que se cuela!!! - A duras penas llegó hasta nosotras. - ¡Queda clausurado éste antro que habéis montado! - ¿Antro? Estamos ayudando al Ayuntamiento entreteniendo a los cruceristas. - Eso se lo cuentas al Juez cuando te llame. - Déjate de historias y rompe esos papeles. Y te dejaré echar una ojeada al fenómeno que tiene revolucionado Internet. - Bueno, pero... nada de fantasma... - Palabrita del Niño Jesús. ¡¡¡Cotilla, media vuelta!!!

Al pobre Bedulio se lo acaban de llevar a la UCI. Es "espectáculo" ha sido muy havy para él y ha caído redondo al suelo... pobre.




miércoles, 19 de abril de 2017

La abuela se mete a guía turística.

La Cotilla está hecha polvo y maldice en arameo a mi primer abuelito al que considera culpable de tener que sentarse muy de lado. - ¡Maldito sea! Tendría que haber cargado más el jarabe que le dimos. - Se me pusieron los pelos de punta - ¿Está reconociendo que se cargaron al abuelito? - ¡Yo no reconozco nada, boba de Coria! pero si lo tuviera delante se iba a enterar de lo que vale un peine. - La culpa de lo que le ha ocurrido es suya porque, al cargárselo, le dio superpoderes. - ¡No digas burradas!

Llegó la abuela seguida de Geoooorge con un paquete bajo el brazo. - "Toma, Cotilla, luego dirás que soy desagradecida" - Y sacó un voluminoso y pequeño cojín. Su amiga lo miró con recelo - ¿Para qué sirve esto? - "Lo colocas bajo la nalga "normal" y podrás sentarte equilibrada" - Se me hizo un nudo en la garganta y una lágrima emotiva rodó por mis mejillas. Y pensé que, muy en el fondo, la abuela no es tan mala.

La Cotilla se levantó a duras penas y la abuela, metiéndose dos dedos en la boca, silbó. Un ruido ensordecedor invadió mi casa precediendo a un grupo de turistas que, móvil en mano, inmortalizaron el descompensado culo de la vecina. La pobre quedó patitiesa de la sorpresa y cuando quiso reaccionar, el tropel de extranjeros había desparecido en busca de nuevas "vistas" para inmortalizar.

- ¿Qué... qué ha sido... esto? - "Los del Ayuntamiento nos han pedido ayuda a mi grupo de amigas millonetis para que les echemos una mano con el enorme excedente de cruceristas que llegan al puerto de Palma todos los días" - Me extraña mucho que os lo hayan pedido a vosotras que no les votáis ni equivocándoos. - "¡Niña, un respeto!" - Vale, tu sí... - Las reuní en casa y les solté un mitin. Al final salieron convencidas y nos dedicamos a la faena con gran entusiasmo. Cada una puede enseñarles lo que le parezca más oportuno o más curioso. Como he hecho yo. No creo que ningún turista haya vista nunca un culo parecido al de la Cotilla.

El enfado de la Cotilla ha sido como una fuerza de la Naturaleza desatada: ha tirado cuanto a encontrado a mano, la foto de Luis Bárcenas incluída porque estábamos en la salita, con la ventanan abierta y lo que tenía más cerca era el Altar de los Amigos de lo Ajeno. Al final, para calmarla, hemos tenido que recurrir al "agua" bendita: el chinchón. Cuando la furia ha amainado, sollozando ha dicho - Lo que más me duele es que no hayas cobrado entrada... ¡snif!... sigo sin poder llegar a fin de meeeeeeees...

martes, 18 de abril de 2017

Va de venganzas.

A la Cotilla no se le va el enfado. Tiene un orgullo como una catedral y como es muy rencorosa rencorosa, debe estar rumiando su venganza.

Apenas pasa por casa y casa y cuando viene, si trae ensaimadas o magdalenas del contenedor del súper, no me invita. Pero ésta mañana ha cambiado de táctica. Parecía venir en son de paz. - Traigo esta lata de fabada para tu abuela, aunque si quieres probarla no te cortes, son dos raciones. - ¿Le molesta que le de unas cucharaditas a Pascual jijijijijiji? (pregunté sin mala intención) - Me fijé que la lata estaba hinchada. - ¡Esto está malo! ¿Nos quiere... envenenar?

- ¿Recuerdas aquel cadáver, troceado y congelado, que encontraron en una casa de aquí al lado, boba de Coria? - ¿Qué tiene que ver la velocidad con el tocino? - Que tú muy bien podrías servir para fondo de paella. - Tragué saliva... ¿me estaba amenazando ese vejestorio? - Para enfatizar más, se sacó la dentadura postiza e hizo con ella el gesto de masticar y un sonido de castañuelas macabras. - ¡¡¡Se lo diré a Bedulio!!! (grité desesperada) - El sería el ingrediente cárnico de una salsa boloñesa. - ¡¡¡COTILLA, DESPIERTE!!!

Corrí en busca de Pascualita. Necesitaba que alguien me protegiera... Un rato después los pitos de la calle me informaron de la llegada de la abuela y respiré aliviada. - "¿A qué vienen esas caras?" - ¡El vejestorio éste...aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!! - Menudo pescozón me dio la abuela. - "¿Dónde ves un vejestorio?" - Cuando me exalto se me olvida que solo se llevan unas horas de diferencia éstas dos. - ¡Es que quiere matarme y hacer de mi un fondo de paella! - ¡Y croquetas! - ¡¿La estás oyendo, abuela?!

Después de unas copas de chinchón me sentí reconfortada y pensando con más claridad a pesar del dolor de cabeza. - Está enfadada por lo de Pascual y la paga conmigo. - "¿Aún estás enfadada. Cotilla?" - Lo que estoy es asombrada de lo rápido que has perdido las falcultades de ligar. Ya no puedes presumir de ello y yo me encargaré de correr la voz... por ejemplo, en El Funeral. - "¿De qué hablas" - De que ya no ligas ni la mahonesa y recurres a patochadas y faroles para que sigamos creyendo que eres una mujer fatal. - "¡¿DE QUE VAS, CACHO DE CARNE CON OJOS?!" - Abuela, no hables de eso... - Andresito te dará el finiquito ¿Quién quiere tener una vieja en casa pudiendo elegir? jajajajajaja (la cara de la abuela estaba congestionada. )Era una locomotora sin frenos. - ¡No le hagas caso, abuela! - ¡Ya no eres nadie! (gritaba la bruja de la vecina)

El guirigay se escuchaba en todo el barro. Entonces, histérica, grité: - ¡¡¡ABUELITOOOOOOOO!!! -  y acto seguido, tiré a Pascualita al culo apergaminado de la Cotilla. La sirena se agarró para no caer... con los dientes. Y masticó mientras yo demoraba el momento del darle el tirón. Cuando los gritos superaban con mucho los decibelios permitidos, tiré de ella y de un cachito de carne de aquel culo que empezaba a parecer una plaza de toros... Y tardará en sentarse porque solo se le ha hinchado un lado ¡Que buen equipo formamos Pascualita y yo!

lunes, 17 de abril de 2017

¡Pascual!

A la Cotilla los ojos le hicieron chiribitas cuando la abuela la invitó a comer a casa el día de la Segunda Fiesta de Pascua. - ¡Qué ilusión! pensaba que ese día tendría que comer las empanadas caducadas que encontré en el contenedor del Súper... ¿Habrá más invitados? - "He invitado a todo el mundo: Andresito, su hijo el Médico, Blas el parado, Bedulio, la Momia, el señor Li..." - ¿Y? ... ya sabes... - "¿Quién?" - Tu... amante... El que siempre tienes escondido... - "¡¿Yoooooo?! ¿cómo voy a invitarlo si va a estar marido?" - Tu tienes cara para eso y más. - "Bueno, vendrás o no" - ¡No te hagas la loca y contesta! Quiero conocerle.

Vi que la abuela hacía gestos de extrañeza y me acerqué. - Seguro que la atontada de tu nieta me lo dice. - ¿El qué? - ¿Si vendrá el amante de tu abuela? - ¿Quién?... ¿Pascual? ¡Claro que sí! - ¡Lo ves! (gritó triunfante la Cotilla) Me lo ha dicho. - Entonces la abuela se hizo la interesante. - "Aaaah, mi amante Pascuaaaaal. Como solo has dicho AMANTE,  no sabía a cuál de ellos te referías".

La vecina abrió unos ojos como platos. - ¿Qué quieres decir?... ¿Tienes más de uno? - "Ya sabes como soy jejejejejeje Me gusta picotear de flor en flor y hacerle caso al refrán que dice que, en la variedad está el gusto" - ¡¡¡ABUELA!!! - "¡Ay, no seas figaflor, puñetas! si el biznieto lo tuviera que tener yo, haría tiempo que tendría el trabajo echo" - Siempre me toca recibir.

A las siete y media de la mañana ha llegado la Cotilla. - ¿Llego tarde? ¿Ya ha venido Pascual? - Pues no sé si llega tarde o temprano, según se mire. Y sí, Pascual ya está aquí. - ¡¡¡ALABADO SEA DIOS!!! Rápido, preséntanos antes de que venga más gente. - Está reposando. - Vaya, que mala pata... ¿Y si me asomo un momentito y sin hacer ruído, a verlo dormir? - No me parece bien. Está en la habitación de la abuela. - Bueno pero ella no está... - Sí que está.-  ¡¿Con él?! - Sí. - ¡Esto es un escándalo! Cuenta, cuenta... ¿Andresito sigue sin enterarse? - Está con la abuela. - ¡¡¡UEP!!! ¿Los tres juntos? ¡¿Estás diciendo esto?! ¡¡¡¿Y REVUELTOS?!!! - Eso... no lo sé...

Cuando la Cotilla se marchó al 4º piso a ponerse guapa, dijo ¿?, aproveché para sentarme con Pascualita quién, fiel a su original manera de desayunar, dejó la cocina hecha unos zorros de... cola cao.

A media mañana volvió la Cotilla, restaurada y bajando la voz me preguntó: ¿Ya está visible? - ¿Quién? ¡¿Quién va a ser?! ¡Pascual! - ¡Ah, sí! Está con la abuela en la cocina. - ¿Y Andresito? - Durmiendo. - ¡Cuánta razón tiene el dicho de que el marido es el último que se entera de la cornamenta que lleva! - Y echó a correr hacia la cocina, abrió la puerta de sopetón y escuché un grito de la abuela.

.Un rato después, cuando la abuela y yo estábamos sin resuello de tanto reír y la Cotilla no paraba de insultarnos, propusimos un brindis: - Por todos los corderos Pascuales que en el día de hoy se están asando en los hornos y aromatizando las casas con sus aromas culinarios ¡¡¡POR PASCUAL!!! - ¡Sois idiotas! Cretinas... - ¿Una copita de chinchón, Cotilla? - Casi vació la botella... sin dejar de insultarnos.

sábado, 15 de abril de 2017

La manola.

Estamos en plena Semana Santa y los coches chirrían estrepitosamente cuando pasan por las calles donde los cirios de las procesiones han dejado manchones de cera en el asfalto. Menudo concierto tengo debajo de casa y cuando se añade el de los pitos que protestan porque el rolls royce de la abuela, está mal aparcado y molesta más que una pestaña en un ojo, es horroroso.

La Cotilla sigue con la mosca detrás de la oreja a cuenta del carísimo anillo que perdió la panadera en la pasta de las empanada. En cuanto entra en casa se planta delante de mi y me mira fijamente como si quisiera traspasarme. A veces me enfado y entonces me dice que - ¡Quien se pica, ajos come! - Otras me da por reír y la Cotilla está segura que mi risa esconde "ALGO" Total, que haga lo que haga, las sospechas recaen sobre mi...

Tiene una parte de razón porque, yo no lo cogí pero sé dónde está el dichoso anillo. Pero no puedo decirlo sin descubrir que tengo una sirena en casa que, además es la culpable de tantos y tantos mordiscos que hemos sufridos todos... Tengo que desenredar este lío. Decidí hablar con la abuela pero me dijo que, hasta que no acabaran todos los actos litúrgicos de la Semana Santa no podría disponer de tiempo para perderlo conmigo. - ¿Desde cuando eres beata? - "No es beaterío, boba de Coria, es querer figurar delante de la gente de mi alcurnia" - ¿Te recuerdo de dónde viene tu alcurnia? - "¡Te guardarás, como de mearte en la cama, antes de decir eso!"

Un rato después el chirirrido de las ruedas del rolls royce se sumó a las de los demás coches. La abuela entró en casa taconeando fuerte y con prisas. Vestía de negro de pies a cabeza donde, en todo lo alto reinaba una enorme peineta que debieron pegarsela al cráneo con Super Glú porque lleva el pelo cortísimo. Un clavel reventón y una mantilla más larga que la minifalda que vestía, completaban su atuendo. - ¿No te has confundido, abuela? Los disfraces son en febrero. - " Así visten las manolas en la Semana de Pasión!" - Allá tú . Tenemos que resolver un grave problema. - "¿No me digas que me has hecho venir para decirme que no encuentras novio?" -  Antes de que te embales debo decirte que sé dónde está el puñetero anillo de la panadera. - "¡Lo tienes tú! ¡¡¡LO SABIA!!! Que manos más largas tienes Y luego criticas a la Cotilla..." - Lo tiene Pascualita en el acuario. - "Pues cógelo" - Lo guarda como oro en paño, la muy bruja. - "Te ahogas en un vaso de agua"

Dio media vuelta y muy chula, se acercó al acuario, metió el brazo hasta el fondo y se encontró con los dientes de la sirena. El grito fue desgarrador y la mano se le puso como un colchón en un abrir y cerrar de ojos. Le acerqué la botella de chinchón y casi se la bebió entera, a morro.

Después de dormir más de tres horas, mientras Geooorge hacía lo mismo dentro del rolls a pesar de los pitidos que le dedicaban los otros coches, la abuela miró el reloj y quedó compungida al ver su mano monstruosa. - "¡No puedo ir así a los actos de esta tarde-noche!" - No creo que sea una cosa tan grave... ¿no? - "¡Eligen a la manola más piadosa de ésta Semana Santa y yo tenía todas las papeletas!" - Manda a la Cotilla en tu lugar. No sé si es piadosa pero llorona sí que lo es. En cuanto empiece a contar a esa gente lo difícil que es llegar a fin de mes con su flaca pensión, se hincharán a llorar y le darán el premio aunque sea por agotamiento... ¡Y dile que lleve kleenex para venderles! Se forrará. - La abuela, rencorosa, me dijo - "Que cruz tengo contigo, boba de Coria"!

jueves, 13 de abril de 2017

Hay, gresca.

Como ya no queda ninguna empanada en casa, que son el cuerpo del delito, he tirado la citación a la basura. Así la Cotilla no me dará la lata haciéndose la mártir. Tengo ganas de que vengan para que me cuenten cómo ha ido la "pesca"

Han entrado en casa armando gresca. ¿Pero éstas dos cuándo van a madurar?  - ¿A qué vienen éstos gritos? - ¡A lo de siempre! Tu abuela me ha quitado al maromo más potable. - "¡Y más rico! Pasad, guapos, y conoceréis a mi nieta" - ¿Habéis traído a vuestras conquistas ? ¡Esto es una casa decente! -

Tras las dos amigas aparecieron unos hombres tostados por el sol, con aires de no saber caminar por superficies fijas. - Saca el chinchón que les he dicho que eres la representante exclusiva de la Marca. - ¿Por qué ha dicho ésto? - Para que te compren y como yo soy la que lo distribuye a domicilio, se lo llevaré a su yate y seguiremos ahondando en nuestra relación. -¿Qué relación? - El tiempo dirá...

Unos minutos después estábamos sentados en la salita y la botella de chinchón corría de mano en mano. Las "conquistas" no hablaban nuestro idioma pero, para más asegurar, entre nosotras hablamos en mallorquín. No queríamos tener problemas si se nos escapaba algún comentario que no les gustara. De repente sentí celos. Aquellas dos mujeres, con más años que la tos,  presumían de millonario y multimillonario y yo, la joven, no me comía una rosca. Así que fui a por Pascualita y la coloqué en el broche  de costumbre. Al verla, la abuela bizqueó, más por el chinchón que por la sorpresa - "¿Estás tonta?" - No quiero ser menos que vosotras (dije, rencorosa) - Uno de los hombres dijo algo. - "Quiere saber qué es "eso" - ¿Y ese se cree un lobo de mar? Debería saber que es una... - "¡¡¡Calla!!! y trae a Pepe" -  La Cotilla nos miró, extrañada. - ¿Vais a sacar esa porquería delante de nuestros galanes?

Cuando los marineros lo vieron, se abalanzaron sobre la Cabeza jivarizada. Entendí PADRE y TIA. Estaban conmocionados. Hablaban entrecortadamante. - "Por lo visto Pepe fue pariente lejano de ambos" - Algo no encaja... - Los dos hombres iniciaron una fuerte discusión . Ambos creían tener razón y el chinchón los puso violento. Cuando uno le dio un puñetazo al otro y cayó sobre el Altar de los Amigos de lo Ajeno, la Cotilla gritó, alarmada - ¡¡¡Bárcenas de mi corazón...!!!

En un momento la salita se convirtió en un ring de boxeo y por todo había cosas que volaban. Cuando los millonarios estaban enzarzado feroz, metí a Pascualita entre ellos. La Cotilla, bebida y preocupada por sus cosas, corrió a llamar a la policía. La abuela me decía INCONSCIENTE a gritos y yo trataba de recuperar a la sirena . Me costó lo mío pero, finalmente, lo conseguí.

Las caras de aquellos hombres eran un batiburrillo de hinchazones, heridas de mordiscos y una herida más grande  que  causé yo al arrancar a la sirena  de un tirón. La tiré al acuario y mientras volaba camino de su casa, masticaba el pedacito de carne que le había quedado entre los dientes.



miércoles, 12 de abril de 2017

La abuela y la Cotilla van de pesca.

La próxima vez que a Pascualita le de por morder el pecho a la Cotilla, me la comeré en escabeche.  No hay quién aguante a ésta mujer desde que lleva cuatro tallas más de sostén. La abuela ha querido tirarla por la ventana y se lo he impedido ¡Seré tonta!

Cuando despertó y se vio tan voluminosa y exhuberante dio saltos de alegría y corrió a la salita para encenderle velas al ánima de mi primer abuelito. - ¡Este hombre tiene que estar en el Cielo! Con las barrabasadas que le hice cuando estaba vivo, siempre dirigida por tu abuela, y no me guarda rencor. Ahora me arrepiento de haberle dado un mejunje poco antes de que muriera. ¡Me voy corriendoooooooooo! - ¿A dónde va tan deprisa? - A pasearme junto a los yates del Paseo Marítimo para "exponer" mi mercancía y que la vean los millonarios. ¡Voy a ser más rica que tu abuela!

Fue una mañana m.a.r.a.v.i.l.l.o.s.a. porque nadie me molestó. De todas maneras, cuando ya estaba harta de estar sola y me aburría como una ostra, pensé que era raro que la abuela no se hubiera pasado por casa. Llamé a su móvil y contestó Andresito. - ¡Hola, nena! - Quiero hablar con la abuela, plis. - Hace un buen rato que salió diciendo que iba de pesca, pero no se llevó la caña. Solo los estilettos verde botella y un mini-vestido ibicenco que le sienta como un guante ¡Mira que es original tu abuela! vestirse así para ir a pescar jajajajaja

Enseguida supe que, para coger al pez gordo cuyo hábitat es un mega yate, las "artes de pesca" que llevaba la abuela eran las indicadas. ¡Pobre Cotilla, su gozo en un pozo!

Me llevé a Pascualita a la cocina y la senté sobre el azucarero mientras le comentaba la sucia jugada de la abuela a su amiga de la infancia. Entonces llamaron a la puerta. Con la sirena en la mano, abrí y me encontré frente a un municipal que estaba de toma pan y moja, que, muy serio, me entregó una citación del Juzgado para la Cotilla. - No vive aquí - Estoy bien informado. Bedulio me ha dicho que la traiga a ésta casa "donde viven sus compinches" han sido sus palabras textuales.  - Vaya con Bedulio... Tendré que apretarle las tuercas. - Los ojos del municipal se achinaron. - ¿Estoy escuchando una amenaza contra un oficial de la policía? - ¿Oficial? - Sí. - ¿Bedulio? - Sí. - ¿Me está contando un chiste? - No. - Pues yo no he amenazado a nadie, mi teniente general jijijijijijijijiji - ¿Se está cachondeando? - Igual que usted.(y luci mi mejor sonrisa) - ¿Hablamos en serio? - Hablemos jijijijijiji - ¡En serio! - ¡Perdón, perdón... ! - ¿Qué lleva en la mano? - Una sirena (dije tan pancha) - El municipal dio media vuelta y entró en el ascensor - Menos mal que Bedulio me avisó ¡Está tía está como un cencerro! - Cerré la puerta, satisfecha: el mejor modo de esconder algo es no esconderlo.


martes, 11 de abril de 2017

La Cotilla sospecha de todos.

La Cotilla está desesperada. No le entra en la cabeza que no hayamos encontrado el valioso anillo que cayó en la masa de las empanadas y ha empezado a sospechar de todo el mundo empezando por mi - Quítate la ropa, boba de Coria, que voy a hacerte un cacheo integral. - ¿Qué quiere decir con ésto? - Es lo que les hacen a los trabajadores de las minas de diamantes.  - ¡Está loca! Yo no tengo el puñetero anillo - Estoy segura que te lo has tragado ¡Bebe ésto! - ¿Qué es? ¿Una medicina? - ¡Un laxante!

De la abuela tardó más en sospechar porque es rica y no necesita quedarse con las joyas de los demás pero poco después cambió de idea. - ¡Lo tiene tu abuela! Me ha robado el anillo igual que hacía con mis novios ¡Es una ladrona! ¿Cómo no le vergüenza hacerle esto a una pobre jubilada que no llega a final de mes? - Lo mismo dirá el panadero que se ha quedado sin empanadas... - ¡No es lo mismo!. El puede hacer más pero mi pensión es la que es y no hay más cera que la que arde. 

Salió corriendo hacia la Torre del Paseo Marítimo pero, antes de llegar al ascensor, volvió a buscarme. - Pasa delante de mi que no quiero quitarte el ojo de encima, por si acaso. - No tengo ganas de ir de visita a éstas horas - Mis palabras cayeron en saco roto y "encañonándome" con su huesudo dedo índice, no me quedó más remedio que seguirle la corriente.  Pero fue un paseo en balde porque la abuela no estaba en su casa. - ¡Habrá ido a venderlo a un perista y se quedará con los cuartos! - ¿Cómo va a conocer la abuela a un perista? - Lo que no sepa ella, no lo sabe nadie.

Por el camino de vuelta intenté convencerla que, el único que puede tener el anillo es Bedulio -No digas tonterías, es un guardia. - Por eso nadie sospecharía de él ¡Fue el que más comió! - Eso es cierto ¡Vamos a su cuartel! - Pero tampoco tuvimos suerte. Nos dijeron que estaba en cama con un empacho monumental

Al entrar en casa, la Cotilla dio un grito - ¡Pascual! ¡Él tiene que haber sido! - ¿Pascual? Pero si no lo conoce. - No me hace falta. Es un cínico y un sinvergüenza porque, sabiendo que tu abuela está casada, el sigue, erre que erre, tras ella ¡Claro, como es rica, no quiere que se le escape la presa! Y tú, que eres una alcahueta, le bailas el agua para llevarte una buena comisión. - Me quedé pasmada. Nunca me habían dicho algo así. - No pongas esa cara de no haber roto nunca un plato ¿dime, dónde tiene sus encuentros amorosos? ¡Aquí, en tu casa! - Se me escapó la risa porque la vecina no iba desencaminada. Los encuentros entre la abuela y Pascualita ¡eran en mi casa!

La Cotilla tenía los nervios alteradísimos y no me costó nada que tomara unas copitas de chinchón - De copitas, nada. ¡Trae la botella, boba de Coria! - Al poco rato sus ronquidos "amenizaban" el ambiente. Aproveché para cerciorarme que el anillo seguía en el fondo del acuario. Metí la mano para cogerlo pero Pascualita me adivinó la intención e intentó morderme ¡Ese juguete era suyo! Le di un manotazo y voló hasta aterrizar en el escote de la Cotilla. Rabiosa como estaba, la sirena atacó pero la cogorza era tan grande que la vecina ni se inmutó, aunque el veneno hizo su consabido efecto y en unos minutos tenía unos pectorales que ya hubiese querido para sí Marilín Monroe... Bueno, si no encuentra el anillo (que no lo encontrará) por lo menos tendrá una agradable sorpresa.



lunes, 10 de abril de 2017

¡El anillo!

Bedulio no levanta cabeza. Está perdiendo la poca autoridad que tenía, por lo menos sobre nosotras. La Cotilla ha conseguido que, además de que no le requise las empanadas robadas, se comiera todas las que su estómago admitiera. Menudo tragaldabas - ¿Has estado a pan y agua? - Es que mi mujer me ha puesto a plan. Dice que no quiere avergonzarse de mi barriga cervecera cuando vayamos a la playa y paso más hambre un tonto... ¿puedo coger otra empanada? - ¡Sí, hombre, no te cortes!

El chinchón ayudó mucho a que diéramos buena cuenta de las empanadas pero  el anillo no aparecía por ninguna parte. - Vamos a dejar éstas para mañana, Cotilla. Solo de verlas me entran los siete males ¡Voy a reventar! - Entonces oímos un CRAK y la vecina se llevó las manos a la boca mientras soltaba un lastimero quejío. No pude contenerme y grité, entusiasmada. - ¡¡¡OLE, OLE Y OLE, VECINA!!! - Recibí una lluvia de empanadas.

Pascualita, que no había sido invitada a la merienda, apareció, arrastrándose, por el suelo de la salita. Fue cuando la Cotilla escupió lo que tenía en la boca: restos de empanada y ¡el anillo! aunque ella, quizás a consecuencia del dolor, tomó por un hueso. - ¡Me va a oir el Juanlanas del pastelero! ¿A quién se le ocurre poner huesos en el relleno? ¡Le pondré una denuncia!. - Te recuerdo (Bedulio estaba un poco achispado) que le has... ¡hip! robado una montaña jijijjijiiji de empanadas. - Por su culpa me he roto una muela ¡estamos en paz! - ¿La única que le quedaba? (yo estaba de cachondeo) - Esa sigue en su sitio. Es de la dentadura postiza que encontré en un contenedor de barrio rico. - ¡Ah, bueno. Más se perdió en Cuba. - Como se nota que no necesitas dentadura postiza... de momento ¿Crees que todos los días se encuentra una? ¡Que fastidio!

Mientras tanto, a Pascualita le llamó mucho la atención ese pequeño objeto brillante que por poco la deja tuerta. Intentó vengarse mordiéndolo pero no consiguió gran cosa. Y decidió llevárselo a su casa. La única que advirtió la maniobra fui yo. Y la ayudé a entrar en el acuario con el arte que me caracteriza, con un tri-tri-tripleeeeee!!! Pero la jodía no soltó la joya .

De repente Bedulio se puso a llorar a lágrima viva - ¡Soy un corruptooooooo! ¡Me mandarán a la cárceeeeeeeeel! - La abuela saltó de la butaca - "¿Qué has hecho, sinverguenza?" - Comerme el cuerpo del delitoooooo. - ¡Soy cómplice de la Cotillaaaaaaaaaa! - ¡Y de éstas dos también, Bedulio! (dijo ella) - "Te tenemos pillado por donde más duele" -  Así que, de detenerme, ná de ná... ¿Otro chinchón, amigo? - Vale... Ya puestos...

domingo, 9 de abril de 2017

Las empanadas.

El interfono sonó estrepitosamente hasta que descolgué, y habían pasado unos cinco minutos desde que me desperté sobresaltada. Me cuesta mucho saltar de la cama cuando acabo de abrir los ojos al nuevo día, luego si se me ocurre encender la luz encuentro la bata y las zapatillas pero... si no se me ocurre... total, que los vecinos fueron más rápidos que yo y estaban alborotando en sus respectivos rellanos cuando abrí la puerta. Unos minutos después la Cotilla salió del ascensor llevando un cargamento de bolsas que olían muy bien.

- ¿Sabe usted qué hora es? - Sí, gracias. Ayúdame con todo ésto. ¡De prisa, que tengo que ir a por más! - ¿Va a poner un supermercado? - ¡No te acuestes que ahora vengo! - Y me quedé de plantón en medio del comedor. Al cabo de un rato pensé que, porque me sentara en la cocina no iba a pasar nada y si me comía algo de lo que había en las bolsas, tampoco.

¡Eran empanadas! - ¿Para qué querrá tantas ésta mujer? - Cogí a Pascualita, que también se había despertado con el timbrazo y preparé dos cola caos. - Hoy desayunaremos empanadas. - Corté una por la mitad y se me hizo la boca agua al ver la carne, los guisantes, la sobrasada. - ¡Noooo, Pascualita! No lo mojes en la taza. - Mi consejo no llegó a tiempo. Miré a la sirena mientras comía como una lima nueva y sin hacerle ascos a la extraña mezcla, así que me dije que lo que era bueno para ella, también lo sería para mi. Y mojé la empanada en el cola cao

Cuando íbamos por la segunda empanada y una cocina llena de salpicaduras chocolateadas, sonó de nuevo el interfono. Tiré a Pascualita al acuario logrando un maravilloso triple de baloncesto. Siempre he pensado que estoy desaprovechada para este deporte ¡soy muy buena a pesar de medir un metro cincuenta! Tendré que replantearme mi vida.

- ¡Coge las bolsa, coñeeeee! - ¡Ya va, mujer! ¿a qué viene tanta empanada! ¡Ah, ya sé! Las venderá y lo que saque se lo mandará a su querido gurú para ayudarle a pagar a sus abogados ¡Pardilla!... Por cierto: me he comido dos. Son buenís... - ¡¿EMPANADAS?! - Claro. - ¡¡¡¿POR QUÉ. POR QUÉÉÉÉÉ?!!! - Estaban a mano, Cotilla y hay ciento y la madre... ¿o las tenía encargadas? - ¿Has encontrado algo? - A usted detrás de la puerta - ¡No te guasées que no respondo! ¿Dame lo que has encontrado? - ¡Le digo que NADA! - A partir de ahora solo te las comerás delante de mi ¡¡¡¿ENTENDIDO?!!! - ¡¡¡SI, SEÑOR. SEÑOR?!!! (Dije, haciendo el saludo militar)

A medio día en mi tripa no cabía ni una miga. Tuve que llamar a la abuela para que viniera en plan refuerzo. También se unieron Andresito, Geooorge, la Momia y sus dos cubanitos culito-respingón.

A pesar de lo embotado que tenía el cerebro entre lo que había comido y el chinchón que había bebido para que pasara toda la pasta de las empanadas, pregunté: - ¿Aquí pasa algo, verdad? - Verdad (dijo a regañadientes) - Suéltelo todo. - Hay que seguir comiendo - ¡Ni hablar! - Vale... esta noche he oído al pastelero que ha hecho las empanadas, que a su mujer se le había caído una sortija muy valiosa mientras hacía la masa de las empanadas ¡y no había aparecido! Así que he pedido a Bermúdez que me acompañara a buscar género para trapichear y en un descuido, he vaciado el obrador de empanadas. - ¡La madre que la parió! (grité mientras una arcada me venía y otra se iba), Mientras corría al baño a echar todo lo que tenía en el estómago, que era mucho, sonó el timbre de casa.

Escuché la voz temblorosa de Bedulio - ¡La detengo por robar empanadas! - ¡¡¡NO ME LAS QUITES, BEDULIO, POR TU MADRE!!! - "¿Las quieres todas? Pues espera un momentito que la boba de Coria está sacando las que se ha comido ¡Niña, no las tires!. Mételo en una bolsa y dáselo a Bedulio. Están confiscadas". - Fue fantástico ver el rostro amarillento de Bedulio. Es tan expresivo éste hombre.

viernes, 7 de abril de 2017

Revuelo en la calle.

Estábamos desayunando Pascualita, la abuela y yo, cuando el aire sonaron ruidos de frenazos y sirenas de la policía. Salimos en tropel al balcón para no perdernos detalle de lo que estuviera pasando.

La calle se llenó de gente en un abrir y cerrar de ojos y oí comentar a un policía: - ¿En España no trabaja nadie o es que somos muy cotillos? - El personal había acudido en busca de acción y de momento, no pasaba nada. - ¡Venga, que es para hoy! (gritó uno) - ¡Se me va a pasar el tiempo del bocadillo y aún no he tomado café! - ¿Dónde es el atraco, Jefe? - ¡Será una manifestación! - ¿Contra o a favor, de qué? - Si es de payeses tendría que haberme traído el carrito de la compra. Suelen  regalar algo. - Yo siempre llevo una bolsa grande, doblada, en el bolsillo. - ¡Que apañá es usted! - Es que soy jubilada y no llego a fin de mes. - ¡Mira, abuela. Es la Cotilla!

Los policías también la vieron y se le acercaron. Hubo un rato de conversación, forcejeos de los mirones que querían enterarse de lo que decían , cosa imposible porque hablaban a voces. - ¡Cállese, pasmao, que no me entero! - ¡¡¡Pues no grite, atontao!!! - ¡¿Qué dice la policía?! - ¡Que hoy es viernes! - ¡¡¡Que bien informados nos tienen. Viva la policía!!! - ¡¡¡Y los bomberos del calendario!!!
- ¡¿Van a venir? Ay, que ilusión!

Total, que nadie se enteró de nada. Finalmente la Cotilla subió a unos de los coches de la policía y salieron de allí zumbando. - ¡Debe tratarse de un crimen! - ¡¿Es que ha escuchado usted algo?! - ¡Me basta con mirarla a la cara! - ¡Ya salió el listo de turno! - ¡Oiga, sin ofender! - ¡Me voy, que tengo las lentejas al fuego! -

La reunión se deshizo tan deprisa como se había formado. Al balcón solo nos llegaron frases que cogimos al vuelo. Al final nos quedamos sin saber por qué se habían llevado a la Cotilla. - La habrá denunciado algún párroco (dije, yo) - "¿Por cuatro perras?... No creo.Tiene que ser algo más grave" - No le han puesto esposas. - "¡Es verdad! Los policías deben ser novatos y se habrán aturullado con tanta gente alrededor" - ¿Novatos por qué? - "Porque hay diez y nueve en la cárcel. Los corruptos han dejado a la plantilla en paños menores" - ¡¿Diez y nueve policías entre rejas?... ¿Estás segur... ¡¡¡Pascualitaaaaaaa!!! - La abuela cogió el broche donde solía ponerla ¡y no estaba! - "Se habrá caído al inclinarme sobre la barandilla del balcón" (una lágrima pugnó por salir de sus ojos)

Corrí escaleras abajo como una loca. Peiné la acera, palmo a palmo. El bordillo. El alcorque del árbol. Incluso me atreví, aunque con el corazón encogido, a mirar si había una mancha reciente en el asfalto, por si la había aplastado un coche... entonces oí la voz de la abuela. - "¡Está en el toldoooooo del vecinoooooo!"

Llamé a su puerta - Se me ha caído algo en tu toldo. Yo lo cogeré. - Entré, la cogí y me marché. La llevaba cogida por el pelo-alga para librarme de sus dentelladas.

Más tarde, sentadas en la salita, la Cotilla nos contó que esa mañana había visto cómo tiraban el cadáver de una mujer a un contenedor de basura. La impresión la dejó muda y cuando quiso reaccionar, el asesino había desaparecido. - Y llamé a la policía - ¿Por qué no a Bedulio? - Le tengo compasión. - ¿Y? - Les he llevado al lugar del suceso. - ¿Y? - Pues... eso. - ¡¡¡¿ESO?!!!

Llamaron al timbre. Era el vecino - ¡Me has roto el toldo! Está lleno de agujeros. - Tienes polillas y me las endosas a mi ¡Muy bonito, hombre! - Y le di con la puerta en las narices. - Al volver a la salita las dos amigas brindaban con chinchón. - ¡¡¡Un momento. No me he enterado de nada!!! - Bah... no tiene... importancia... Era un... maniquí. - Miré a la abuela a la que se le caían las lágrimas de aguantarse la risa. - ¡¿En serio?! ¡Pues vamos a brindar por ello! Ay, Cotilla, tendrá que ir al oculista jajajajajaja -

jueves, 6 de abril de 2017

¡Lo consiguió!

Presiento que cuando salgo de casa , me espían. Noto ojos posados en mi espalda. Me giro y no los veo y entonces pienso que la gente que anda por la calle, está disimulando. Menuda paranoia me ha entrado por culpa de la Cotilla que está empeñada en saber de donde saco el "agua milagrosa" Tengo que acabar con este entuerto o acabaré con camisa de fuerza en una celda acolchada del manicomio.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¿Qué tal te has levantado hoy, boba de Coria? - Estupendamente. - ¡Claro! porque tienes a mano el agua milagrosa. Pero eres tan egoísta que te niegas a que todo el mundo se beneficie de ella. - ¿Se refiere a que la reparta gratis por ahí? - Por ahí, no. Por aquí (y se señaló a sí misma) Yo le pondré un precio asequible y todos contentos: llegaré a fin de mes, la gente estará sanísima y tú, moralmente, satisfecha por haber hecho una buena obra a la Comunidad. - Tiene usted una cara que se la pisa. - ¡Avariciosa!

Se quedó a comer por la patilla, como siempre y me inundó la casa de olor a cirios cuando encendió un montón de velas para que el "calvario" que está sufriendo su gurú, Luis Bárcenas, no se alargue más en el tiempo y le declaren inocente de todos los cargos que se le imputan. - ¡Cotilla, me dejará sin casa con tanto fuego! - ¡Son para mi Maestro! - Sí, del trapicheo en grado sumo. Y no crea que le regalará algunos miles de euros por sus desvelos cuando todo acabe. - ¡Calla, jodía!

Después de la siesta volvió a insistir en lo del agua milagrosa. Y como dicen que quién la sigue, la consigue, la Cotilla lo consiguió... aunque fuera una mentira. - ¡Ya no aguanto más esta especie de Primer grado al que me está sometiendo! ¡Usted gana, Cotilla!... ¡Es agua de Carabaña y la compro en la farmacia! - ¿Por garrafas? - Sí. Es que vivo con mucha tensión por culpa de la abuela que no para de reclamarme el biznieto...

Sin dejarme terminar la frase, salió al trote hasta la puerta y desapareció escaleras abajo, sin esperar al ascensor.

Después de cenar nos sentamos Pascualita y yo a ver la televisión y entre la serie de desgracias del día, dijeron que la policía ha recibido numerosas denuncias de robos en farmacias. Los agentes están desconcertados porque no se han llevado ni dinero, ni drogas duras, sino, AGUA DE CARABAÑA. - Me eché a temblar y la sirena se enfadó porque veía la tele movida. Hice con ella una canasta triple al meterla de gancho y de cabeza, en el acuario - Solo espero que no me delate... (pensé, pero no las tenía todas conmigo)

miércoles, 5 de abril de 2017

La denuncia.

La Cotilla tiene una ética particular y es que cuando dice una cosa, la cumple, sobre todo si es para molestar a los demás. Y como dijo que me denunciaría, en cuanto despertó de la siesta que se pegó en el sofá de la salita arrullada por los sopores del chinchón y la vista de los ciclistas en la televisión, corrió a denunciarme por querer aprovecharme de ella pidiéndole un 3% comisión.

Bedulio estaba de guardia y en cuanto la vio entrar se temió lo peor. - Vengo a denunciar un intento de soborno. Como ciudadana honrada, me ha faltado tiempo para venir a contártelo ¡Ni que yo fuera Jordi Pujol y compañía! - ¿Cuál es la cantidad que le han ofrecido? - ¡El 3%! - ¿De qué? - ¡De euros! - Vale, pero ¿qué cantidad? repito. -  ¡Yo que sé! ¿No te estoy diciendo que me piden el 3%?  Pues calcula. - ¿Usted tiene que cobrarlo? - ¡¿Estás tonto?! ¿Cómo voy a venir a denunciar que me van a pagar? ¡Quiere que le pague yo! una pobre jubilada que no llega a fin de mes.

- ¿Por qué tiene que pagar eso? - Por un negocio que he montado de agua milagrosa. Resulta que la dueña del agua quiere que le pague una comisión. - ¿El negocio es legal? ¿Tiene todos los permisos en regla? ¿Sanidad ha dado el visto bueno? - ¡Pero, bueno! ¿No te he dicho que soy una pobre jubilada que...? - ¡¡¡QUE SI!!! ¿Quién es la dueña del agua? - ¿Quién va a ser? - ¿No pensará que me sé la vida y milagros de los miles de personas que vivímos en Palma?

Así se pasaron media tarde y cuando Bedulio ya estaba desquiciado de jugar a las adivinanzas con esta mujer que, además de jugar a los acertijo, no paraba de saludar y preguntar por la familia, a los ladronzuelos que los municipales traían detenidos. - ¡O me dice de una vez, lo que le he preguntado, o irá a hacerles compañía en el calabozo! - ¡Eres tan mastuerzo para adivinar una cosa tan sencilla que hasta se me ha olvidado la pregunta! - Bedulio cogió una hoja de papel y la apretó como si fuera el cuello de la Cotilla. - Vale, te daré una pista porque va a ser la hora de irme a trapichear y todavía estarás empantanado: Tienen un rolls royce con aparcamiento particular en la parada del bus. - ¡¡¡LA ABUELA!!! - ¡NO!  ¿Cómo se puede ser tan torpe? - Por aquí no conozco a nadie más con rolls ¡Ponga la denuncia de una vez o lárguese con viento fresco! - ¡Su nieta, bobo de Coria! Te lo he dicho al principio pero como no estas en lo deberías, no te has enterado.

El rostro de Bedulio perdió el color. - ¿No puede denunciar a otra? - Puedo denunciarte a ti por pedirme que me chive de personas inocentes ¿a cuánto pagan las denuncias? - ¡¡¡FUERA DE AQUI!!!

Al comprar el periódico del día siguiente me enteré de que un Municipal que estaba de guardia había pedido que lo encerraran en una celda aislada. Tuve la corazonada de que podía ser Bedulio y para confirmarlo y hacerle compañía, acudí a verle. Al final accedieron a que lo viera a través de un ventanuco de la puerta. Al reconocerme reculó hasta la pared. Con mi mejor sonrisa pregunté por su salud. Con vocecilla de ultratumba dijo que... algo fastidiada. - Mi primer abuelito y yo venimos a darte fuerza moral- El grito de terror retumbó por todo el cuartel y hasta las ratas salieron corriendo con el rabo entre las patas y los pelos de punta. ¡Que manía le tiene al abuelito!










martes, 4 de abril de 2017

Garrafas de agua.

Estoy harta de tener que ir cada semana a la playa a por agua de mar para el acuario de Pascualita. Le he dicho a la abuela que nos turnemos en el trabajo. Ella tiene coche y no le costaría nada, además las llenaría y acarrearía Geoooorge, en cambio yo voy con el carrito de la compra y a la vuelta, que encima la calle es cuesta arriba, me pesa y me canso. - "¡Que juventud tenemos en el País! ¿Por llevar dos garrafas de seis litros, te cansas? Así no vas a encontrar novio ¿No ves que tienes sangre de horchata?" - ¿Por qué no quieres ayudarme? - "Porque tengo un estatus, boba de Coria. ¿Dónde se ha a visto que una señora rica trajine garrafas de agua? ¿En qué mundo vives? Y encima quieres que utilice una joya como es el rolls royce para ese menester? ¡si quieres, de paso, lo lleno de pescado para la sirena! y que se llene de peste el coche. Tienes ideas de bombero" - ¡Y tú un morro que te lo pisas! - "¡Un respeto, niña, que soy tu abuela!"

La negativa de la abuela hace que me esté obsesionando con el tema del agua de mar. Me da la impresión de que faltan garrafas... No me he atrevido a comentarlo con Doña Millonetis para que no me llame absurda, pero... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa!  ¿Y esa cara de vinagre? - He hecho un recuento de las garrafas de agua que tengo en la despensa y creo que faltan algunas. - ¡Estás paranóica! - Cotilla, no empecemos. - Te recomiendo que te busques un entretenimiento para que no te comas el coco con tonterías jejejejejeje ¿Desde cuando tienen patas las garrafas? jajajajajajaja - Ya hago cosas, por ejemplo, aguantarla a usted ¿le parece poco?... ¡Oiga! ¿no se las habrá llevado, verdad? - ¿Para qué quiero yo un agua tan asquerosa? cualquiera diría que es de mar. - ¡¿La ha probado?! - Fue sin querer...

- ¡Lo sabía! ¿qué ha hecho con las garrafas? - Buscar una ayudita para poder llegar a fin de mes... Y eso que, con la subida de la pensión, estoy ahorrando. - ¡¿Qué me dice?! Esto es como el milagro de los panes y los peces. - Guardo, con mucho sacrificio, el euro que me han subido y a final de año iré al mejor restaurante de Palma a gastarme los 12 euros ahorrados, en una mariscada. - La echarán con cajas destempladas. - Pero habré cenado exquisiteces.

- ¿Entonces reconoce que trafica con MIS garrafas de agua? - Cuando la probé comprendí que no era para beber sino una medicina contra el reúma, microbios intestinales, falta de energía, caída de pelo, inapetencia sexual, elixir para dar friegas... La panacea a casi todos los males, habidos y por haber. - ¿En serio, Cotilla? (dije con la boca tan abierta que una mosca entró a fisgar en ella) - ¿De dónde sacas ésta maravilla? - ¡Eso no le importa! Y me debe las garrafas que se ha llevado sin mi permiso,  más una comisión del 3 % como hacen los políticos que se forran por la patilla. - ¡No tienes corazón! Quieres timar a una pobre jubilada ¡Te denunciaré! - ¿Antes o después de tomarnos un chinchón? - Después (dijo, mientras alargaba el brazo para coger la copa)

domingo, 2 de abril de 2017

Se fueron con viento fresco.

Sigue el problema con los gorriones de muslos de pollo porque ya han pasado unos días desde que Pascualita les mordió y las patas se van deshinchando y la gente no cree que sean los mismos pajarillos, sobre todo los ecologistas que acamparon bajo el árbol para que nadie intentara coger ninguno. Eso debe ir por el señor Li al que oyeron gritar que ¡eran suyos!

Menuda la que se ha montado en la acera. Por lo visto ha habido recuento de gorriones y parece ser que faltan dos o tres. ¡A mi que me registren porque no he tocado ninguno! aunque viendo esos muslos, me los imaginaba hechos al horno con hierbas, coñac, setas y ... ¡hummmm! se me hacía la boca agua.

Los ecologistas me han pedido que les dejara asomarse al balcón para llevar mejor la contabilidad de los gorriones. Y efectivamente, faltaban tres. - Se habrán ido volando (dije inocentemente) - ¡Si no podían con su peso! - ¿Y a estos qué les pasa? ¿Se les hinchan los muslos o están menguando? - Mi boca estuvo sellada. Que pensaran lo que quisieran menos que una sirena mantuvo una batalla contra los gorriones y la cosa quedó en empate.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Cotilla ¿se ha llevado tres gorriones del árbol? - ¿Yoooooooooooooooo? ¿Por quién me tomas? - Por una límpiacepillos. - ¡Niña, un respeto! - En este momento sonó el timbre de la puerta. - ¡La ha salvado la campana! Pero ésta conversación no ha terminado.

En el rellano estaba Bedulio con la cara cenicienta y unas ojeras que se las pisaba. Lo rodeaban los ecologistas, vecinos y... el señor Li. - ¡Venimos a hacer un registro! (gritó uno y fue coreado por el resto de los presentes) - ¡Alto ahí! aquí no se entra así como así. - ¡Venimos con la autoridad! Puede que los gorriones que faltan estén en tu congelador. - (La gente se crecía escudada tras el Municipal que no decía ni pío) - ¡Venga, hombre, que nos van a dar las uvas! (empezaban las protestas por la nula iniciativa de Bedulio)

Una chica gritó desde el portal. - ¡Los gorriones cada vez tienen menos chicha en los muslos! - ¡¡¡SABOTAJE!!! - Fue como un grito de guerra que, enervando a los presentes, les infundió valor y arrojo para pasar sobre el Municipal y entrar en casa. Pero mi grito fue mucho más efectivo. - ¡¡¡ABUELITOOOOOOO!!! - Cuando vieron correr al Municipal como alma que lleva el diablo, se formó una desbandada general. - ¿Por qué corremos? (preguntó uno) - ¡Porque ha llamado al abuelito! (dijo otra) - ¿Quién es ese tío? - Será su abuelo. - Yo no tengo. - No digo el suyo, sino el suyo. - ¿Está usted tonto? ¡Que no tengo abuelo!

El portazo que di hizo retumbar las paredes. Me asomé al balcón para ver el remolino de gente junto al árbol que gritaba y despotricaba pero, sobre todo, se preguntaban quién era el ya famoso Abuelito. En medio del corro, la Cotilla explicaba que era un fantasma que, de vez en cuando, a ella le había hinchado las tetas que daba gusto verlas. Naturalmente la tomaron por tonta. Entonces, señalando a la copa del árbol, alguien gritó: - ¡¡¡SE VAN LOS GORRIONES!!! Y otro dijo: - ¡Y EL MUNICIPAL! Cinco minutos después no quedaba nadie en la acera.

sábado, 1 de abril de 2017

¡Expectación!

¡Madre mía la que se ha liado en mi calle desde que alguien se fijó en los "extraños"  gorriones que anidan en el árbol que hay debajo de casa. Han venido periodistas y televisiones del mundo entero, sobre todo de China. Los gorriones se han convertido en objetos del deseo y la curiosidad de todos .

Ya hay antropólogos que hablan del descubrimiento de un ave prehistórica, tan tímida que difícilmente se ha dejado ver el los últimos nueve millones de años y ¡mira por dónde! aparecen bajo mi balcón. Lo comenté con la abuela. - ¿Has visto la tele? Nunca pensé que estos pajarillos fueran tan antiguos y tan importantes... - "Ni yo que todavía puedas ser más tonta. ¡Todo ha sido obra de Pascualita! lo que sucede es que algunos matan por cinco minutos de gloria en la televisión y si hay que soltar paridas, se sueltan y Santaspascuas" - Pues el profesor Nosécuantos  estaba muy puesto en el tema. - "¿Qué tema? Ni por asomo ha acertado a decir lo que les ha ocurrido a estos "mutantes" - ¿Tú vas a saberlo mejor que todo un profesor de Harvard? - "¡Que lo hizo Pascualita con sus dientes! boba de Coria"

Esta mañana, al salir de casa me ha abordado un grupo de periodistas extranjeros preguntando impertinencias sobre los gorriones. Incluso alguno ha insinuado si sus muslos estaban buenos - ¡No los he probado, salvajes! - También la Cotilla ha sido entrevistada. - No se dejan coger así como así, sino ya habría vendido todos los gorriones que tengo apalabrados... No me dan pena, no. Ya me gustaría a mi tener esos muslos  lozanos y apetecibles hechos al ajillo. ¡El salvaje lo serás, tu, tiparraco! Si tuvieras que vivir con mi pensión también tendrías pajaritos apalabrados ¡tonto del haba!

El señor Li, en la acera, gritaba a los cuatro vientos que aquellos pájaros eran suyos porque los había visto primero - En cuanto se teLminen los líos de la bulocacia en la que estoy metido, estos animales se selvilán en mi lestaulante plepalados con una leceta milenalia que solo se la selvían a los Mandalines chinos¡Goliones sel míoooosssssssssssss! ¡¡¡YO PAGAL!!! - ¿A quién?  - A homble que pedilme dinelo pala aleglal papeles. - ¡¡¡TE HAN TIMADO, LEE, COMO A UN CHINO!!!

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