sábado, 31 de octubre de 2020

Jalouïn.

- "Nena, ¿tienes tu agenda muy llena para hoy? jijijijijijijiji" - Abuela, menos recochineo. - "Te invito a la fiesta de ésta noche" - ¡¿La de jalouïn!? ¡No me lo puedo creer! - "¿Sí o no?... pues ponte fea"

Me pasé el día probándome ropa del año catapún, maquillándome, peinándome... No encontraba nada lo suficientemente terrorífico, así que decidí que mejor iba de mi misma y Santas Pascuas.

En El Funeral ésta fiesta se celebra por todo lo alto. Las fotos enmarcadas de los difuntos socios, colgadas en la Pared de los Finados, se engalanan, más o menos, artísticamente y se bebe, se come, se baila y se canta, en su honor, hasta el Toque de Queda.

Los abuelitos pasaron a recogerme. Ambos torcieron el gesto cuando me vieron sin maquillar. - "Siempre tienes que dar la nota" - dijo la abuela y me pareció notar un deje de envídia.

Al llegar a El Funeral ya estaba atestado. El jolgorio se escuchaba hasta en la calle. Fue poner yo un pie en la cafetería y se hizo el silencio para, de repente, ponerse a dar alaridos como posesos, asustados por mi aspecto. 

Bailé toda la noche con los seres más terroríficos: Dráculas, demonios, momias, monjas malditas, malos y malísimos de todo pelaje. ¡Que bien me lo pasé! Muchas socias me felicitaron por mi maquillaje. Riendo les decía que todo era natural, pero la risa se me congeló cuando una se asombró: - ¿Es tu cara?  - Se volvió hacia sus amigas y dijo. - ¡Pobrecita! Ya se puede ir despidiéndose su abuela de tener un bisnieto. (¡Tendría que haberme pintado o ponerme careta!)

Fue tanto el chinchón que se bebió en la Fiesta que, para cuando el dueño del negocio anunció que se acercaba la hora de cierre y todo el mundo se puso su mascarilla, más o menos macabra, para salir a la calle, sabíamos que, esta noche, el chinchón le pudo al maldito virus.



viernes, 30 de octubre de 2020

¡Ratas! No, gracias.

 De repente Pepe el jibarizado ha dicho OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO... y asi ha seguido hasta que le he puesto la tapadera de una olla encima. Tal escandalera era por algo pero... por qué

No sé si el grito ha sido de ilusión, alegría, sorpresa, mala leche, ganas de marear, etc. Porque, tengo que reconocer que si a uno lo matan, descuartizan, cocinan, se lo comen los de la tribu enemiga y para recochineo (aunque gracias a eso Pepe a "visto" mundo) le reducen la cabeza y lo convierten en llavero, justo es que a veces se cabree... que tampoco lo sé porque como no se explica...

El caso es que me ha tenido de la Ceca a la Meca, por toda la casa, buscando el motivo de semejante jaleo. - ¿Tú sabes algo, Pascualita? - Por toda respuesta me ha tirado un buchito de agua envenenada. - ¡Como te escupa yo te va a salir sarpullido, media sardina! (le grité)

De repente, la sirena saltó del acuario y yo, para fastidiarla, la cogí de la cola pero al ver que sacaba sus dientecitos de tiburón a pasear, la arrojé lo más lejos posible de mí... ¡al árbol de la calle! 

Salió flechada por la ventana y la perdí de vista entre las hojas. Poco tardé en escuchar la escandalera de los gorriones que iban siendo molestados por ella. Y chillidos... ¿?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Mira lo que traigo. - ¿Jaulas? No quiero prisioneritos en casa. - Siempre habrá quién te los compre para guisarlos o lo que sea. - ¡Ni loca vendería yo un pajarito para que se lo comieran! ¡Descastada! - ¿Pajaritos?... ¡Ratas! - ¡Quite, Cotilla, quite! - Pues te advierto que en el árbol de la calle tienes las tuyas, boba de Coria. A cada cuidadano nos corresponde un número de ratas y las tuyas han venido a verte... Que queso les das: ¿manchego o mahonés?

jueves, 29 de octubre de 2020

Telarañas.

- Algo no va bien, Pascualita ¿Será por el coronavirus que lo trastoca todo? ¿será porque se ha quemado un gran alijo de droga y el viento ha llevado al humo de paseo por la Ciudad provocando un enorme porro? ¿será... ? ¡Yo qué sé! pero he pasado frente al escaparte de una librería y no podía tener más telarañas. Lo mismo ha ocurrido en la panadería y no he comprado el pan. - ¿Tenéis a la jornalera de vacaciones? (he preguntado, educadamente) - Me han mirado con cara asombro. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Mira cuantas telarañas traigo. - abrió su bolso-boca y aquello daba asco. - ¿Has visto qué bonitas? - ¿Ya le ha dado al chinchón, Cotilla? - He encontrado una caja llena. Estaba en la calle. Sola. Abandonada. Y he pensado que, para que se la lleve otra, me la llevo yo. Y ya tengo para trapichear ésta noche. - Eso no se lo van a comprar... (yo tenía la piel de gallina) - ¡Claro que sí! - Ah, pues yo tengo unas cuantas repartidas por el piso ¡ahora cojo una escoba! - Se fufe como una exhalación.

Todavía no había guardado en la despensa los paquetes de magdalenas, sobaos y croasanes que coje la Cotilla del contenedor del súper, todos más duros que la pata de Perico pero para migar en el cola cao van bien aunque hayan caducado, cuando el señor Li se presentó en casa hecho una furia china. - ¿Dónde estal Cotilla, boba de Colia? - (Que rabia me da que se tome éstas confianzas) - Ni idea. - ¡Ella tenel mis telalañas! ¡Yo quelel.las! ¡Sel mías! 

- No se preocupe, le vendo las mías. - Y le señalé el techo del comedor. - ¡Mire, las hay en las cuatro esquinas! - Las rendijas de sus ojos se convirtieron en una fina línea e, imitando a un camaleón,  cambió el color amarillento de su piel por el granate. ¡Echaba humo! - ¡¡¡TU SEL GUAL.LAAAAAA!!! ¡MI QUEL.LEL TELALAÑAS MÍAS!

Lo saqué a escobazos de casa. - ¡¿Por qué no quiere las mías, jodío?! (le pregunté mientras él corría escaleras abajo) - ¡¡¡POLQUE SEL DE VELDAD!!! - Pascualita, Pepe y yo dimos buena cuenta del chinchón on the rock que saqué de la nevera. Poco después pregunté: - ¿Habéis... ¡hip!... entendido algo...? - Creo que, entonces, me dormí...

miércoles, 28 de octubre de 2020

2020.

 Lo primero que hago cuando me levanto es mirar el calendario para ver si adivino en qué día estamos. Luego pongo la radio para ratificar si tengo razón o no. Casi nunca la tengo por eso, cuando acierto, lo celebro con Pascualita y Pepe el jibarizado (con él, desde que tiene el ojo-catalejo y pone la boca en forma de O porque me parece más persona que antes)

Hecho un buen chorreón de chinchón en el acuario y le doy gotitas a la cabeza-llavero. Al principio ni se inmutaba pero, poco a poco, no deja escapar ninguna gota. Se está espabilando.

Pero esta mañana se ha roto la costumbre porque, en la cocina, no estaba el calendario. ¿Dónde lo puse? Que yo sepa, ayer no lo toqué... - ¡Abuelitooooo, baja de la lámpara y devuelve el calendario. - Telepáticamente, me dijo. - ¿Para que quiero yo eso? - ¿Para fastidiarme? - Pero si eres mi nieta favorita... - Buenooooo, vaaaaaale... Y ya que estás allí arriba ¿por que no le quitas el polvo a la lámpara? - De repente, estalló una bombilla. - ¡Déjalo!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Toma, un euro. - ¡Vaya, Cotilla! ¿Por qué? - Porque soy una persona generosa. - ¿Desde cuándo? - Se dice gracias, boba de Coria. - Por cierto ¿no habrá visto usted el calendario de la cocina? - Pues... No.

La vecina se metió mano al sostén, del que sacó un pañuelo con forma de hatillo cerrado con un nudo. Lo abrió y me dio ¡otro euro! - Si tuviese a mano el calendario marcaría éste día con una equis ¿A qué viene ésta generosidad? - Por toda respuesta, se guardó el atillo en el sostén y salió de casa a paso de carga.

Poco después llamaron a la puerta. Era Bedulio que venía en plan Municipal. - ¿Cuántos calendarios tienes? - ¡Ninguno!... Espera: ¡Abuelitoooooo! ¿tienes algún cal...? - Bedulio salió dando un portazo mientras murmuraba: - La próxima vez traigo la pistola...

El Telediario se abrió con la siguiente noticia: - ¡Están desapareciendo los calendarios de las casas españolas! La policía no sabe a qué atenerse. Un rumor se extiende como el aceite: Algunos coleccionistas anónimos y riquísimos, los acaparan para ver quién será el dueño de la mayor cantidad de calendarios del maldito año, 2020 y están pagando miles de euros por cada ejemplar.

Salí al balcón y grité: - ¡¡¡COTILLAAAAA. LA MADRE QUE LA PARIOOOOOO!!!

martes, 27 de octubre de 2020

El pescado.

 La Cotilla no deja de preguntarse qué fue lo que le puso la nariz como el Peñón de Gibraltar. - Que más da, mujer. La cuestión es que ya vuelve a tenerla bien... - ¡Eso es lo que me cabrea! Ahora nadie quiere hacerse una foto conmigo, con lo bien que me iban aquellas propinas que me daban luego. - (¡Que rabia me da que me lo recuerde!)

De repente ocurrió un milagro que me cogió desprevenida y por poco me caigo de culo. - Debo reconocer, boba de Coria, que te has portado muy bien conmigo... - ¡¿Eh?!... ¿qué...? - Justo es reconocerlo y quiero tener un detalle contigo. - ¡¡¡OSTRAS!!! - Te invitaré a comer.

- ¿A una marisquería del Puerto? - Sigo siendo una pobre jubilada que no llega a fin de mes... jejejejejeje - No se minusvalore, Cotilla. Debe ganar más que un ministro con la cantidad de trapicheos que se trae: que si cepillos de iglesias, que si negocios de ésto, de aquello y de más allá... - ¡Schist, calla! a ver si te va a oír Hacienda.

Salió de casa dejándome alucinada. - ¿A qué hora vendrá a buscarme? - Comeremos aquí, que hay mucho virus suelto. - Vaya...

Salí a hacer unos recados y al volver y abrir la puerta, me sacudió, violentamente, una peste a pescado que me tiró para atrás. Tampoco mi primer abuelito se escapó de olerlo - Pensé que los fantasmas no tenían olfato. - También yo ¡Puf!

En la cocina había una caja de pescado en no muy buen estado. Y encima, una nota: límpialo. 

Incluso Pepe el jibarizado parecía poner peor cara de la que tiene. Ni siquiera se atrevía a decir OOOOOO para que no le entrara la peste en la boca. 

Por el rabillo del ojo vi como Pascualita, reptando, se acercaba rápidamente al fregadero. La subí y se lanzó sobre la caja.No me dio tiempo a nada. En un pispás mordió, desgarró y engulló pescado hasta quedar ahíta. El resto estaba destrozado. Hecho picadillo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Has visto lo que he traído? - ¿De dónde ha sacado esa caja? - Me la he encontrado en la acera. Hay que ver lo despistada que llega a ser la gente... - ¿Al lado de un contenedor de basura? - ¡¿Cómo lo sabes?! - ¡PORQUE EL PESCADO ESTÁ PASADO!

Ofendidísima, en un arrebato cogió la caja y se largó mientras gritaba al mundo entero: ¡El pescado está pasado, dice! ¡PUES BIEN QUE TE HAS COMIDO LO QUE FALTA, BOBA DE CORIA!

 

lunes, 26 de octubre de 2020

Cantos de sirena.

 Pascualita está en plan estrella de Hollywood. Nada suavemente, sube, baja, en su acuario. Los movimientos son elegantes. Se esconde bajo las algas del fondo y aparece de nuevo moviendo suavemente la cola. Como si acariciara el agua... Estoy sorprendida y encantada. Llevo toda la mañana observándola... ¡que bonitoooooo!

Llamé a la abuela y se lo conté: "¡Grábala! Ahora vengo" - No tardó nada en llegar. Esta vez no subió Geoooorge. - "Quién quita la ocasión, quita el peligro. Así no se podrá ir de la lengua" - Pero si es un mayordomo inglés que son la discrección personificada. - "Por si las moscas"

La sirena seguía a lo suyo y nosotras, embobadas. Absolutamente absortas... por eso, cuando oímos: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - ... nos dimos de cabeza contra el techo del salto que pegamos. - ¡¡¡COTILLAAAAA, JOPÉ!!!

¿Qué pasaaaaa...? - También mi primer abuelito, encantado ante el ballet acuático que  nos regalaba Pascualita, se asustó y eso que es un fantasma. A través de la telepatía escuché y entendí, la retahíla de palabrotas que soltó. 

Cuando la lámpara del comedor se estrelló contra el suelo por culpa del sobresalto que se llevó el abuelito, también la Cotilla saltó. - ¿Pero... pero...? ¿Esto es un terremoto...? - La vecina estaba blanca como una pared recién pintada. - ¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyy que me da el teleleeeeeee...! - "¡Lo que nos faltaba! ¡Qué va a ser un terremoto! Es mi primer marido que quiere matarnos a sustos!"

Fue nombrar a mi abuelito y la Cotilla salió por pies. - ¡¡¡El terremoto lo ha provocado él. No nos perdonaaaaaaaaaaaaa!!!

A todo ésto, Pascualita seguía evolucionando cuando, de repente, un cántico celestial y envolvente, salió de su garganta. El cántico ancestral con el que las sirenas han atraído a los machos desde que el mundo es mundo... - "No me extraña que los marineros cayeran bajo su embrujo". - Era todo tan irreal... hasta que el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado nos sacó bruscamente del hechizo y grité: - ¡¡¡CALLA YA, JODÍO!!!

 

 

 

 

domingo, 25 de octubre de 2020

Las hay con suerte.

 ¿Por qué todo lo que les pasa a otros tiene que repercutir en mi? ¿Qué he hecho yo para merecer ésto?... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. - ¡Ay, Cotilla, quítese de mi vista que me da la risa cuando la veo! Si viviese Walt Disney haría una película sobre su nariz... ¡Eg! no la arrastre por el suelo que luego tendré que fregar sus mocos.

Cuando Pascualita la mordió estábamos en casa la abuela, Geoooorge y yo ¿solo por eso tiene que quedarse en mi casa y no en la de ellos?  Así se lo dije a la abuela mientras la Cotilla y el inglés dormían una siesta profunda, lo más parecido a un coma etílico, después de beberse media botella de chinchón cada uno: ella para que, al despertar, no recordase nada. Y él para quitarse la impresión de ver esa enooooorme naríz en un rostro humano.

La abuela me contestó, como siempre: - "¿Dónde estaba la Cotilla?" - Aqui, pero... - "¿De quién es la casa?" - Mía, pero... - "¿Dónde ha ocurrido el incidente?" - Aquí, pero... - "Pues blanco y en botella. Tú eres la responsable así que, tú te quedas a la Cotilla" - Pero Pascualita es tuya. - "¿Dónde vive?" - ¡No empieces otra vez! 

Y así es como la Cotilla, estando en MI CASA, ha oído al Presidente del Gobierno decir que el nuevo Estado de Alarma, se alargará, tal vez, hasta abril. Por eso, la muy "a`pe9fsfmvqopritn", al preguntarle cuánto piensa que puede durarle la hinchazón ha contestado: ¡Hasta abril, boba de Coria!

Y encima quiere que me encargue de sus trapicheos. - Alguien tiene que ganar los cuartos que me harán falta para llegar a fin de mes.

He estado rumiando el porvenir que me espera y no me gusta nada. Esta mañana, tras unos tientos al chinchón, he hablado con ella: - ... y estoy, segurísima que, con su nuevo aspecto, solo con sentarse en la Plaza Mayor con un sombrero a los pies, todo el mundo querrá hacerse una foto con usted. ¡Se hará de oro! - Y así ha sido... Ahora me da rabia y de paso, le he echado una bronca a la medio sardina por no darme a mi uno de esos mordiscos tan "atrayentes"


sábado, 24 de octubre de 2020

Mi primer abuelito.

 De pronto se levantó un vendaval y tuve que correr a cerrar ventanas y balcón antes de quedarme sin cristales. ¿Por qué no avisan de esto los hombres y mujeres del Tiempo ya que se tiran un buen rato hablando de isobaras y demás zarandajas?

Alcé la vista y ahí estaba, subido a la lámpara del comedor, mi primer abuelito. - ¿De modo qué has vuelto? - Por telepatía me dijo que lo había traído el viento sin saber cómo ni por qué? - ¿Tal vez porque lo poco gusta y lo mucho aburre? - ¿Quiéres decir que ya me estaba haciendo pesado para la Momia? Vaya...

Sonó el teléfono. La abuela estaba fuera de sí. - "¡Dile al calzonazos de mi primer marido, que me ha roto la cristalera que da a la Bahía! ¡¿Ves cómo tenía razones para hacer lo que hicimos, boba de Coria?!" - No ha sido él, sino el viento... - "¡No lo defiendas que vengo a tu casa y lo arrastro por los suelos!" - No sé si podrías cogerlo jijijijijijijiji ¡Está subido a la lámpara! - "¡La madre que os parió!"

Diez minutos después el inglés aparcó el enorme rolls royce donde siempre, en la parada del bus, formando el embotellamiento de rigor. Me asomé al balcón y vi como Bedulio se escaqueaba por la esquina mientras en la acera los vecinos se quejaban. - ¡Nunca hay un guardia cuando se le necesita! 

En casa se montó una comedia porque, ni la abuela ni Geooorge, veían a mi primer abuelito. - "¿Dónde está ese desgraciado? ¡Manifiéstate si eres hombre, desgraciado!" - Está encima de las cortinas... y dice que no es hombre... - "¡Ja! siempre tan cobarde" - sino fantasma y no se manifiesta porque no le da la gana. 

Fuera de sí, acudió a su mayordomo. - "¡Geoooorge, coge a mi primer marido!" - Mi no ver... - "¡En las cortinas!" - Ya no está alli, abuela. Ahora flota sobre tu cabeza. - "¡Encima de mí, Geoooorge. Corre!" - El inglés se puso colorado como un pimiento. - "¡¡¡ENCIMA DE MI, TE DIGO, COÑE!!!" 

El pobre hombre estaba más perdido que un pulpo en un solar. Me miró acongojado: - Mi no saber... que querer madame.

Mientras el inglés se iba liando más, mi primer abuelito se lo pasaba bomba saltando de un sitio a otro y yo también: - ¡Abuela, está sentado en el frutero!... ¡Se ha subido a la Santa Cena!... ¡Está sobre la tele...! ¡Planea sobre el acuario jajajajajajayyyyyyyyyyyyyyyy!

¡Que pescozón me dio la jodía! aunque no perdía comba. El dedo acusador se trasladaba de un sitio a otro a la misma velocidad que se movía el fantasma. Geoooorge se dio por vencido y acabó sentado en el suelo hecho un mar de lágrimas inglesas.

- ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué pasa aquí? - ¡¡¡CÓGELO, COTILLA. SOBRE EL ACUARIOOOOOOOOO!!!

La Cotilla, que no sabía de qué le hablaba, se lanzó como un portero de fútbol al tiempo que Pascualita, harta de tanto grito, salía a la superficie con la dentadura de tiburon dispuesta a clavarla... ¡en la naríz de la vecina! Segundos después tenía una trompa tan descomunal que para sí la quisiera el macho de la manada del Serengueti

viernes, 23 de octubre de 2020

Ciclistas.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿te parece bonito que venga gente, que ha pagado por ver la acera desde lo alto a través del agujero del balcón, se cansen de llamar a la puerta ¡y no les abras! Te aviso que, desde ahora mismo, dejas de ser socia del negocio.

La Cotilla entró en casa como un elefante en una cacharrería. Más enfadada que un mono y, por si fuera poco, dando unas voces que nos despertaron a Pascualita y a mi. 

- Pero... ¿a que hora han venido? - ¡Cuando sea! Un negocio, para que vaya bien, debe cuidarse y tu no lo haces. ¿Dónde estabas ayer a las cuatro de la tarde? - Aquí. - ¡Mentira cochina! - No es mentira. Estaban dando la Vuelta a España mientras yo dormía como una reina jijijijijijijiji - ¿Ha empezado la Vuelta y no me dices nada? - Se lo digo ahora... - ¿Lo sabe tu abuela? - Pues...

La llegada, al día siguiente, del rolls royce de la abuela siempre es anunciada con un concierto de pitos porque no hay manera de que Geoooorge aparque bien. Poco después, la puerta se abrió con furia. - "¡¿No sabes decir que ha empezado la Vuelta?!" 

Menuda lata me ha dado la abuela el tiempo que ha tardado el inglés en ir al mercado a por los avíos para una paella de marisco. He dicho a todo amén, amén, no sea cosa que me deje sin comer si la contradigo.

A la mesa nos sentamos los cuatro. Tengo que reconocer que, para ser inglés, al mayordomo se le dan muy bien los arroces. Nos pusimos como el Quico. No quedó un grano de arroz en la paella ni en los platos. Después, mientras Geoooorge recogia, fregaba y dejaba todo como los chorros del oro, nosotras nos sentamos en la salita habiendo encendido, previamente, la tele.

Cuando salió el anuncio de la Vuelta, el inglés, el chinchón y las copas, ya estaban con nosotras. La botella fue pasando de mano en mano para entonarnos. De vez en cuando acercaba un dedo al escote donde Pascualita se encargaba de chupar las gotas de chinchón que le daba.

Sonó el timbre de la puerta mientras los ciclistas empezaban a subir y bajar montañas. - "Llaman..." - Si... (dijo la Cotilla) - ¿Quién... será...? (pregunté) - Clientes... - ¿Abro...? - ¿A la hora de la Vuelta?... Ni se te ocurra... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz



jueves, 22 de octubre de 2020

La fiera.

 Me despertó el zumbido de una abeja que, a medida que tomaba consciencia de dónde me encontraba, fue haciéndose más fuerte. - Será un zángano en busca del amor de su Reina (pensé entre bostezo y bostezo)

Me levanté pensando que no había dormido todo lo que se esperaba de mi. El reloj de la cocina me lo confirmó. ¡Eran las cuatro y media de la mañana! Pascualita se enfadó cuando la desperté al encender la luz del comedor. Se sentó de golpe en el borde del acuario, con ojos de besugo a medio pescar porque estaba muerta de sueño, y me lanzó un buchito de agua envenenada que por poco me da.

El zumbido se oía mucho más fuerte que antes. - O son muchos zánganos o una colmena viene a mi casa. - ¡Oh! Una Reina viene a visitarme ¡Chínchate, abuela! - El ruído venía de la escalera y de la calle.

Con mucho cuidado abrí, apenas, la puerta.  El rellano estaba lleno de gente. - ¡Estoy aterrada...! (decía una vecina) - Pues yo no pienso dormir aquí. - ¡Ni yo. Nos vamos a casa de mi madre ¿verdad Perico? - ¿Y por qué no a casa de la mía, cariño? - ¿Tú te crees que son horas para preguntar sandeces?

Cerré con cuidado. ¿De qué hablaban?

Al asomarme al balcón me sorprendió ver la cantidad de corrillos que se habían formado, tanto junto al árbol de la calle como en la acera de enfrente. - ¡Yo tengo mucho miedo! - Mi marido, que es cazador, se encagará de la fiera... - ¡Hey, a mi no me metas en líos! ¿No pagamos impuestos? ¡pues que lo arregle el ejercito, la policía, o el ministro que corresponda! (el hombre tenía voz fuerte y acento chulesco) ¡No pienso exponerme a un zarpazo, o algo peor! ¡Que penquen los que viven de mis impuestos! - ¡Muy bien dicho, sí señor! (dijo el lameculos del barrio) - La mujer del chulito, dijo: - Pero, cariñito ¿CUANDO HAS PAGADO TÚ IMPUESTOS? - ¡Calla, jodía!

Bedulio y unos cuantos municipales más aparecieron por una esquina. - ¡Prohibido reuniones a éstas horas! Circulen, circuleeen - Un vecino le informó: - Verá usted. No es por política, ni por salvar el Planeta, sino para salvar al barrio del monstruo (Bedulio miró a mi balcón. ¡Me tiene manía!) ¿Es que no lo han oído rugir? ¡Da escalofrío! ¡¡¡Tienen que matarlo o nos comerá vivos!!! - La histeria empezaba a adueñarse de los ánimos de la gente: - ¡¡¡Que lo maten, que lo maten, que lo maaaaateeeen!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿De qué va éste revuelo? (preguntó la Cotilla que acababa de llegar) Todos hablaban a la vez y pensé que no se enteraba de nada pero, sí, sí. Se plantó en mitad de la calle y gritó: ¡Hale, todos a dormir que aquí no hay fiera que valga! - Y mirando al balcón, dijo: ¡¡¡NENA, DEJA YA DE RONCAR, JODÍA!!!






miércoles, 21 de octubre de 2020

Veo, veo.

¡¡¡-  ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyy lo que he vistoooooooooooooooo!!! - Así gritaba yo esta mañana delante del balcón, abierto de par en par, porque me sentía importante. Súper importante. Importantísima. Estaba segura de que el próximo Premio Nobel de la Ciencia me lo darían A MI.

No podía ser de otro modo. Estaba tan emocionada que, pisando las tablas que taponan el agujero del balcón, me expuse delante de la gente que me miraba boquiabierta. Abrí los brazos en un gesto de querer abacar con ellos a los que se iban congregando a la espera de mi anuncio Urbi et Orbe. 

Bedulio apareció por una esquina. Traía cara de pocos amigos. - ¿Qué pasa aquí? - Esa de allí arriba dice que ha visto no se qué... - ¿No... será... un fantasma...? (la voz le salió temblorosa) - Perdone que le contradiga, agente (dijo un repipi) pero los fantasmas no se ven, se notan, se sienten pero verlos... jijiijijijijiji, esos son cuentos de viejas. - ¡Como me cabreé mucho le multo! - Jesús, que genio.

- ¡Oye, la de arriba. ¿Qué es lo que has visto? Venga, rapidito que tengo que ir a hacer la comida. - Yo creo que esa tipa va fumada. - ¿Sabéis que os digo? que no ha visto nada y se está quedando con nosotros. - ¿A qué le tiro una piedra? - ¡Tíresela a la cabeza y a lo mejor, espabila! 

Bedulio hizo gala de su autoridad. - ¡A callar! A ver ¿qué es lo que has visto? - Una mujer, con muy mala leche, soltó - ¡Un novio! ¡Se pasa los días esperando a un maromo que le haga un bisnieto! jajajajajaja - Un vecino con pocas luces, dijo: - ¿Un bisnieto?... yo no sabría por dónde empezar. - El cachondeo fue general. - ¡Pasmao!

- He visto... - Chissssst... ¡Callad, que habla! - ... al Coronavirus y su corte. - ¿Qué corte? - Llamándose Corona tiene que tener Corte, atontao (grité porque me repatean los "listos") Ha sido muy bonito. Un rayo de sol que ha entrado por la ventana de la cocina, se ha reflejado en el grifo del fregadero y se ha convertido en un hermoso arcoíris, a través del cuál se veían montones de minúsculos coronavirus flotando en el aire.

- ¡Eso es polvo, atontá! - ¡¿Polvo con coronitas, imbécil?! (pregunté bastante enfadada porque no parecían tomarme en serio) ¡Anda y que os zurzan! 

En un momento se fue todo el mundo mientras me ponían a parir. Solo quedó un hombre que, pensativo, caminaba de un lado a otro de la acera diciendo: - Pues, por más vueltas que le doy, no entiendo cómo se hace un bisnieto...

martes, 20 de octubre de 2020

Noche de las Vírgenes.

 Hoy Pascualita y yo nos hemos duchado. Aunque se pase el día en remojo le hacía falta un buen fregado porque huele a pescado cosa mala. 

Pertrechada con el guante de acero la he enjabonado bien. Después, sin hacer caso de las dentelladas que me lanzaba, la he puesto bajo el chorro de agua del fregadero . La medio sardina se ahogaba porque el agua dulce no va con ella pero el "tormento" ha durado poco y ahora da gusto verla. Hasta parece que sus pelo-algas brillan.

Después he echo buñuelos... pero no me ha llamado el Señor por ese derrotero y he tenido que comprar.

Cuando me he sentado a descansar los nervios se han apoderado de mi. Porque ésta noche es especial: es Sa nit de ses Verges. Es noche de serenatas en que los chicos, pretendientes, enamorados... cantan Clavelitos a grito pelado, salvo raras excepciones. 

Las vírgenes (o supuestas) se asoman a balcones o ventanas. Después invitan a cantantes y acompañantes, a buñuelos y Moscatel. Yo he puesto también una botella de chinchón.Y ahora, a esperar que nos vengan a rondar. Sería fantástico que apareciera un sireno y un aspirante a padre del bisnieto de la abuela.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Nena, traigo ofertas por ser el día que es. Vendo el centro de los buñuelos a cuatro euros el kilo y... - ¡Pero si el centro se hace con los dedos, no sobra nada! - ... y te puedo alquilar el cedé de la Tuna donde cantan Clavelitos, por si no viene nadie a cant... ¡A dónde vas, boba de Coria! - La Cotilla no me amargará la noche.

Con Pascualita en el escote, me adentré en el árbol de la calle, pisé una hojita y al abrir los ojos estábamos en Verona, en el Balcón de Julieta donde un apuesto Romeo nos dio una preciosa serenata.

lunes, 19 de octubre de 2020

De visita.

 El idilio entre mi primer abuelito (del que, por cierto, nunca he sabido el nombre porque la abuela no me lo quiere decir) y la Momia va viento en popa. 

El sigue en la Torre del Paseo Marítimo. De echo comparte habitación con ella y con los cubanitos-culito-respingones y por lo visto, se lo pasan bomba. 

Se gustan mucho y están como dos pipiolos. Se ven, se hablan y, como en los tiempos juveniles de ella, allá por el siglo XIX, no se tocan. Para eso ella debe dar el Gran Paso y no está por la labor. El otro día fui a verla y comentándome ésto me dijo. - ¿Para qué? así estamos tan ricamente. Lo tengo en el bote y me dice requiebros bonitos. Eso hacía también mi marido cuando fuímos novios. Pero en cuanto nos casamos me puso la pata encima y no me libré de ella hasta que se fue al otro mundo. Así que, de momento, no me muero y seguimos cortejando.

Ese día Pascualita vino conmigo en el termo de los chinos. Al saludarme Andresito puso mala cara al ver que lo llevaba colgando del cuello. - Nena, eres muy mayor para lleva eso así. Según tu abuela, estás a punto de que se te pase el arroz... Cuando habla así me quedo descolocado porque no se si habla de paellas o de menopausias.

En el cuarto de la bisabuelastra solo estaban ella y mi primer abuelito, por eso saqué a la sirena del termo y se lo pasó en grande arrastrándose bajo todos los muebles antiguos. La abuela vino después con la botella del chinchón y acabamos bailando la conga. 

Andresito, preocupado por el ruído que formábamos, entró sin avisar y pisó la cola de Pascualita. La medio sardina se envaró como una cobra real cuando va a atacar. Y eso hizo ella. Se lanzó hacia adelante. El abuelito pegó salto, asustado y la sirena lo imitó atacando al pobre hombre en sus partes blandas en las que clavó, son saña, la dentadura de tiburón.

Para arrancarla de allí sudé la gota gorda porque, cuanto más tiraba, más hondo era el mordisco. Andresito gritaba como si lo estuvieran despellejando vivo (poco faltó) Lloraba, babeaba, moqueaba, sangraba mientras, donde antes parecía que no había nada, los botones del pantalón saltaron empujados por una descomunal ... estoooo... En fin, que nunca había visto yo... tanta exhuberancia varonil.

domingo, 18 de octubre de 2020

La Cultura por siempre jamás.

 Al final quien ha solucionado mi problema de cobijar a Andresito en casa ha sido Geooooorge. Dijo que no podía trabajar en dos sitios a la vez sin volverse loco y que, para el caso de que enloqueciera, pidió aumento de sueldo para poder comprarse las camisas de fuerza personalizadas. 

A la abuela le pareció perfecto porque ¿a ver quién es el millonetis que tiene un mayordomo inglés, loco perdido pero sin perder el glamour que los caracteriza? Pero Andresito dijo que ¡ni hablar del peluquín! Que en su familia de rancio abolengo - ¡Además, no están los tiempos para derroches! - dijo poniendo punto final a la discusión.

Cuando mi bisabuelastra se enteró de lo carca que es su hijo, puso el grito en el cielo pero, antes de que ese grito traspasara las puertas de madera buena de su dormitorio, el ánima de mi primer abuelito la convenció de que, en lugar de perder el tiempo en sandeces, se dedicasen, solo y exclusivamente, a su apasionado idilio. Y la Momia no tuvo nada que objetar.

Así que Pascualita, Pepe el jibarizado y yo, vimos el cielo abierto para hacer lo que nos diese la gana aunque me doliera perderme las sabrosas comidas del mayordomo.

Los tres cruzamos sobre las tablas del balcón hacia la rama más cercana del árbol de la calle. Una hojita se desprendió y revoloteó hasta mis pies. Me subí y al abrir los ojos me di de bruces contra un descerebrado que, llevando la cabeza de un maestro en la mano, creyó haber matado a la Cultura, para que, en su lugar, imperasen la Intransigencia, el Caos, el Fanatísmo. 

Se quivocó porque la sangre del maestro se convirtió en millones de voces aclamando a la CULTURA, mientras el fánatico era tan solo un miserable despojo sobre el asfalto.


sábado, 17 de octubre de 2020

Pascualita descubre el Cómic.

 Sonó el teléfono. Era Andresito y estaba más cabreado que un mono. (Huy, huy, huy, pensé. Se habrá enterado de que el primer marido de la abuela está pelando la pava con su madre ¡en su cuarto!) Pero, no. - ¡Nena! Te pido asilo familiar porque esto ya no hay quién lo aguante. - ¿Qué ha pasado? - Tu abuela no deja de tontear en cuanto ve unos pantalones y si son ceñidos y gastados, mejor, porque eso quiere decir que quién va dentro es un pipiolo.

(¡No sabe nada de mi primer abuelito!) - ¿Piensas estar muchos días en mi casa? - Un suspiro muy hondo se le escapó a través del teléfono. - Tal vez, para siempre. - ¡Ostras! ¿Seguro que lo vuestro no tiene arreglo? - No. ¡Es que le gustan todos, puñeta! En El Funeral babean cuando ella les dice cualquier cosa. Es que tiene una gracia, una sonrisa, un salero... que menos mal que tu no lo has heredado. 

Estuve a punto de decirle que lo asile su repajolera madre. Pero dije - Si te quedas en casa tendré que ir a por más latas de fabada y albóndigas con tomate... - De la intendencia no te preocupes, nena. Geoooorge vendrá a tu casa todos los días y nos preparará la comida. 

No le di un beso porque por teléfono no se puede. 

Pascualita, saltando de un sitio a otro acabó aterrizando en mi escote. Y ya que estaba ahí, nos fuimos al Salón del Cómic. Estaba encantada. Todo le gustaba. Una vez se asomó tanto para ver los dibujos de Pau que se cayó sobre un montón de tebeos. Menos mal que la gente estaba distraída y nadie se enteró. 

En un rincón Cristina Torbellina hacía caricaturas sin parar. Pascualita imitó sus gestos mirando a la persona, como hacía la artista, y rápidamente, al dibujo. Al no estar acostumbrada cogió tal mareo que, si ya su color da repelúz, se intensificó hasta lograr el del ahogado antiguo. Tuve que irme de allí pitando para que no vomitara sobre el dibujo.

Un grupo de artista se acercó y nos hicimos unas fotos. Tuve buen cuidado de tapar a Pascualita con un pañuelo en el cuello. Todo el protagonismo debía para los artistas comiqueros. Además, sin ella las fotos salieron mejor, dónde va a paraaaar.

 

 

viernes, 16 de octubre de 2020

¿Sí o no?

 Me he asomado al árbol de la calle. Está bastante silencios porque los pájaros emigrantes ya emprendieron el vuelo y los demás andan atareados en sus cosas. 

Pascualita, desde mi escote, saltó a un nido vacío y allí se quedó, acurrucadita. ¿Qué pensará? No creo que su pensamiento vaya muy lejos porque, fijándose en su cabeza, el cerebro no es más grande que una canica. Dicen que hay niños que tienen recuerdos de muy pequeños. Es verdad, a mi me pasa. Son destellos: las baldosas por donde yo iba a gatas. Cosas así ¡Vaya si me acuerdo!... ¡Anda! tal vez, si me esfuerzo un poco puedo llegar a ver lo que le hicieron a mi primer abuelito, la abuela y la Cotilla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿no sabes contestar? - ¡Que susto, que susto, que sustooooooo! - La Cotilla estaba a mi espalda. - ¿En qué pensabas, boba de Coria? - ¿Qué eso? - ¿El qué...? - Lo que hay en el nido ese... parece una sardina pero... también parece un dragón. - ¡Ay, Cotilla, no me sea pardala ¿Cómo va a caber un dragón ahí con lo grandes que son? - Digo un dragón mallorquín, boba de Coria... ¿Qué comemos hoy?

Menos mal que cambió de tema y de atención. Entramos en casa y aproveché para preguntarle: - ¿Cuando mi primer abuelito se fue al otro barrio, yo ya había nacido? - ¡Que vaaaaaaaa! - Busqué por la zona alta del comedor para ver qué decía el fantasma del abuelito y no estaba.

Me llamó la abuela. - "¿Qué le has hecho a tu abuelito?" - Nada. - "Al primero, digo" - Nada. _ "Y ¿por qué está en mi casa?" - Te añorará jejejejejejeje - "Pienso que tenías las ventanas abiertas y un golpe de aire lo ha transportado hasta la Torre del Paseo Marítimo y ahora no quiere salir del cuarto de la Momia, ¡ni ella quiere que se vaya!" - Oooooh, abuela. Eso es amor... Por cierto, cuando se murió yo ya había nacido? - "¡Claaaaaro!"

Gracias a la coherencia de éstas dos ahora tendré que pensar tooooooda la tarde, cual de ellas tiene razón, lo que me proporcionará un enorme dolor de cabeza... Mejor pongo la tele y duermo una buena siesta.

jueves, 15 de octubre de 2020

Deshojando la margarita.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Como un vendaval ha entrado la Cotilla en casa. ¿Cómo puede estar tan ágil a sus años? - Vaya, ya veo que hoy ha sido fructífera la "limpieza" de los cepillos de las iglesias... - Cómo se nota que no sabes de la misa la media. La gente se ve que espera una nueva ola... Aaaaaayyyyyy, que tiempos aquellos en que decir Nueva Ola, era sinónimo de cambio, de nuevos ritmos musicales, de faldas más cortas, o más largas, con hombreras... etc. etc.  

- ¿Cree que vendrá otra maldita ola, Cotilla? Pues voy al súper a por papel higiénico... - Ves a otro súper. En el de aquí al lado ya no hay. Me lo he llevado todo para trapichear cuando las mentes se trabuquen de nuevo y en lugar de pensar en comida piensen en... - ¡Acaparadora!

- ¿A qué venían esas prisas cuando ha llegado? - ¡Que mi gurú va a sacar un disco! - Será su niño... - ¡No, no. Lo sé de buena tinta! Dijo que, si su mujer entraba en la cárcel, él cantaría. - ¿De alegría? Pues sí que se llevan mal. - No sé pero, nena, si hay divorcio, ¡me pido la primera para llevármelo al huerto! - ¡Jopé, pobre hombre!

miércoles, 14 de octubre de 2020

Menudo negocio .

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Menudo negocio se me ha ocurrido, nena. ¡Me voy a forrar! Y mira que éste año es dificil... Pero mi ojo clínico, que pocas veces me falla, esta vez ha dado en el blanco. - ¿Puedo ser socia? - ¡No. Todo para mi! Piensa que ya tengo una edad y he empezar a mirar por mi porvenir.

El abuelito, subido en lo alto del cuadro de la Santa Cena, me miró y levantó los ojos al techo como diciendo ¡anda que...! - ¿Y para quién será esa fortuna cuando se muera? - ¡Uep. Lagarto, lagarto! 

Una serie de ¡chof! me indicó que Pascualita daba saltos mortales en su acuario. - (¿Qué estará haciendo la loca ésta?)  pensé. Menos mal que la Cotilla estaba en su mundo y no se enteró.

En ese momento, en la tele hablaron de Luis Bárcenas y toda la atención de la vecina se concentró en las peripecias carceleras de su gurú, cosa que aproveché para ver qué demonios hacía Pascualita. Cazaba mosquitos. ¡Caramba! (le dije por lo bajini) menos mal que sirves para algo. - Acto seguido, un buchito de agua envenenada pasó rozando mi oreja.

De la salita salía una inundación. - ¡Cotilla! ¿Ha roto algo? - ¡Buaaaaaaaaaaaaaa! ¡A mi gurúúúúúúú...! - ¿Qué ha hecho? - Lo mandan a la cárcel... ¡Buaaaaaaaaaaa! - Mejor, así podrá visitarlo. - ¡Es verdad! Hoy es mi día de suerte. Voy a vender pieles de tigre. - ¿Ese es el negocio fantástico? ¿Matar tigres? - ¡Sí! - ¿En la India? - ¡Aquí! Pareces tonta. - ¿Como no sean de un circo?

Me habló como si yo fuese una cría: - Son mosquitos t.i.g.r.e, boba de Coria. Y en tu casa hay muchos. Será por el árbol de la calle. He traído una trampa para cogerlos a todos y hacer una escabechina ¿Tu sabes cuántos se necesitan para hacer una funda de móvil con su hermosa piel rayada? ¡Miles!

Por más que insistió con la trampa, no cayó ningún mosquito porque entre Pascualita y yo, a  lengüetazos o a golpes de periódico, no dejamos ninguno. Pero no dije ni pío. Lo que dije fue. - ¡¿Quién quiere chinchón?! - Pascualita hizo la señal de OK, la Cotilla levantó la mano y Pepe el jibarizado hizo OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

martes, 13 de octubre de 2020

Ai, Deu meu.

 Al mirar el calendario de la cocina he dado un respingo ¡Martes y Trece! Aaaaayyyyyyy, con lo que me gustaban. Recuerdo aquellas empanadillas de Móstoles y me parto de risa. La pena es que ya no están juntos. Primero se separó la Y y más tarde Trece se fue por aquí y Martes por allá... Todo lo bueno se acaba. 

Pero me sentí tan bien recordándolos que llamé a la abuela. - Geooooorge, que se ponga la abuela. - Madame no estar here. - ¡¡¡O le dices que se ponga o te arranco un ojo y lo luzco de broche!!!

En ésta ocasión fue el inglés quien dio un respingo. - "¿Le has dicho algún inconveniente a mi mayordomo?" - ¡¿YOOOOOOOOOOO?! jajajajajajajajaja ¡que cosas tienes, abuela! Te llamo porque acabo de enterarme que hoy hacen fiesta Martes y Trece. Fíjate si fueron famosos que hasta los pusieron en el calendario. Si es que quien vale, vale y el que no, pa cabo.

- "¡Cómo te va a durar una botella de chinchón si ya le das tientos de buena mañana!" - No lo he tocado... ¿Te acuerdas de las empan...? - "Que cruz tengo contigo. ¡Hoy es martes y estamos a día trece, pardala! - ... Aaah... ¿ese día que no hay que casarse ni embarcarse? - "El mismo" - Uf, menos mal que no tengo que hacer nada de eso. Solo ir a que me hagan una resonancia magnética... ¡Oh, no. No, no, no. ¡Ni hablar! 

A pesar de que la abuela trató, en vano, de convencerme de que todo esto son tonterías, no tuvo éxito. - Es que yo soy mucho de hacer caso a los refranes. "Pero no dice nada de la resonancia magnética" - ¡Y qué! ¡Me enramparé, me harán la permanente en seco ¡Que no voy! - "¿A qué te desheredo?"

Cuando a la abuela le da por hablar claro... convence.


 

  

lunes, 12 de octubre de 2020

Nadal gana su 13ª Copa de Roland Garros.

 - "Nena ¿has visto lo que te has perdido?" - ¿Yo?... No recuerdo haber perdido nada... - "¿Has visto la tele?" - Sí, la película sueca. - "¿Ves como hay que echarte de comer aparte? Todo el mundo viendo el tenis y a ti te la trae al pairo lo que haga nuestro paisano"

 - ¿Me estás hablando en clave? - "¡Te estoy hablando como me da la gana!" 

La verdad es que me tenía despistada. - El Paisano lo dan por la noche... - "¡Que cruz tengo contigo! ¿Qué habré hecho yo para merecer ésto?" - Mi primer abuelito me echó un cable desde lo alto del espejo del aparador. Se señaló así mismo. - Por ejemplo... ¿cargarte a tu primer marido?

Colgó el teléfono con tanta fuerza que me dejó sorda. ¡Que genio tiene! - Llamé a su casa y me contestó Andresito. - Tu abuela se ha ido hecha un basilisco, a tu casa... ¿Qué le has dicho? - ¡Nada! Pero chochea. Me ha hablado con frases incoherentes... 

De repente las piernas se me volvieron de mantequilla. ¡La abuela venía a matarme con ayuda del mayordomo inglés, que es un pelota! Saqué a Pepe el jibarizado al balcón. - Y me avisas cuando veas llegar el rolls royce. (le dije)

Poco después la puerta se abrió con estrépito y mis matadores entraron a paso de carga como si les faltara tiempo para llevar a cabo su trabajo. Miré a Pepe que dirigía su ojo-catalejo a las nubes - ¡Pepe, irás a la basura!

- "¡¡¡Quién te ha dicho eso!!!" (la abuela venía fuera de sí)- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! (la Cotilla nos miró y se le iluminó la cara) - ¿Va a haber gresca? - "¡¡¡¿Quién te lo ha dicho?!!!" (repitió la abuela y me fijé que tenía los ojos inyectados en sangre) - Asustada, señalé al culpable. - ¡Mi primer abuelito! - La sonrisa de la Cotilla desapareció. - ¿Dónde... está? - Encima del espejo... - La vecina se levantó de la silla dispuesta a huir. - "¡¡¡Quieta ahí!!!"

 Mientras, Geoooorge preparó te con chinchón en lugar de agua. Nos ofreció un vaso a cada una y bebimos por la fuerza de la costumbre. Poco a poco nos fuímos calmando y una vez sentadas en la salita, la abuela comentó que Nadal había ganando la 13ª copa Roland Garros y que si yo hubiese ido viva, ahora él y la copa serían míos. - ¿Ah, sí? - "Claro, si hubiéses estado atenta hubiéses tenido un bisnieto con raqueta" - ¡Uf, lo que debe doler eso, abuela! - Lo último que recuerdo es ver volar hacia mi el cenicero de cristal de roca.

domingo, 11 de octubre de 2020

Hace frío.

 Han bajado las temperaturas y ya tengo frío, por eso he calentado agua y la he echado al acuario para que no se constipe Pascualita. La media sardina tiene más años que la tos porque, cuando el primer primate del mundo mundial, tosió, ella ya llevaba la tira de milenios nadando a lo ancho y a lo largo del único e inmenso océano que existía porque los Continentes aún no se habían separado. 

¿Para qué iba a caminar nadie por semejante sitio que, en el milenio más inesperado, se partiría en un montón de trozos?.

Cuando eso ocurrió y Pascualita se dio cuenta de que andando se llegaba a Roma, la hora de pedir arreglos, tales como cambiar la cola de sardina por hermosas piernas, había pasado. Y así se quedóaron ella y todas las demás sirenas que hubo. Que fueron muchas y muy bellas. Y cantarinas, por eso se pusieron ciegas de comer pescadores que se lanzaban al mar, sin saber nadar, y acababan en las fauces, nada femeninas, de esos bichos. Solo se salvaron los pescadores sordos. De todas maneras, las sirenas tragonas murieron con el colesterol por las nubes, hartas de comida. 

La especie se extinguió. Solo se salvó Pascualita porque era tan pequeña que se alimentaba de los pocos restos que dejaban sus "hermanas"

La desaparición de los sirenos fue distinta. Se los comieron sus parejas, enceladas, antes de cantar el adiós a la vida. Y como no había sirenos tan esmirriados como ella, Pascualita quedó soltera y sola en la vida por millones de años, sintiéndose la Reina de los Mares porque ¿a ver quién le quitaba el sitio si no había nadie más?

Todo esto viene a cuento porque, en cuanto el agua caliente entró en el barco hundido del acuario donde la sirena dormía a pierna suelta, dio tal salto mortal pensando que seguía estando en la olla de la sopa, que se estampó contra el cuadro de la Santa Cena y quedó agarrada al trozo de pan (de yeso) para no caer. 

Y ahí sigue. Mientras mi primer abuelito ha sacado las cadenas de su traje de fantasma y las agita furioso ante mi echándome en cara que no ayude a Pascualita. - ¡Sí, hombre, con lo que me rio!

sábado, 10 de octubre de 2020

Que pesada.

 Pascualita ha encontrado un modo de divertirse. En su acuario chapotea con su cola hasta poner el comedor perdido de agua. Entonces salta al aparador, de alli a una silla, después al suelo y es cuando empieza su diversión. 

Se pone de barriga contra las baldosas y, en lugar de reptar, patina por toda la casa.Y yo también. He estado a punto de caerme ¡dos veces!, lo que hace que mi primer abuelito se monde de risa. ¿Dónde se ha visto que un fantasma se ría de las desgracias de sus descendientes? Lo bueno de ésto es que siempre sé donde está la sirena porque mi primer abuelito no la pierde de vista.

La sirena, en su afán de pasárselo bomba, ha entrado en la cocina, se ha impulsado con la cola para subirse a la mesa, de allí a la encimera y con un pequeño esfuerzo más se ha metido en la olla de caldo recién apagado.

Lo que era un caldito de carcasas de pollo ha estado a punto de convertirse en caldo de pescado.

Ha salido flechada de la olla para caer en el fregadero, dentro del barreño con agua y mistol. Sin pensármelo, la he cogido por los pelo-algas, la he puesto bajo el grifo para quitarle la grasa y la espuma que llevaba encima. Lanzaba dentelladas como una posesa. Después me he asomado al comedor y desde la puerta de la cocina, la he balanceado y tirado hacia el acuario pero... me han patinado los pies con el agua del suelo y ha salido por la ventana... que tenía los cristales cerrados.

Mientras la pobre intentaba volver en sí, mis carcajadas se hubiesen escuchado de parte a parte de la calle si no hubiese entonado su ¿canto? ¿grito de guerra? Pepe el jibarizado. No me extraña que se lo comieran los caníbales. - OOOOOOOOOOOOOOOOOO...


viernes, 9 de octubre de 2020

Siguen los problemas.

 La abuela no me ha perdonado todavía, así que vivo más tiempo en el árbol de la calle que en casa. - Una vecina ha visto que entro y salgo de él y se ha puesto celosa. - ¡Yo también quiero entrar ahí! (me dijo) - Pues tírate desde tu balcón. - ¿Desde un séptimo? ¿Para que me mate? - Apoya contra en el tronco una escalera de mano y sube por ahí. - ¡No me da la gana! Tu no eres más que yo, guapita. Quiero entrar como tu, a pie plano. - ¿Estás diciendo que te deje entrar POR MI CASA? - ¡Claro! - Le dediqué una pedorreta.

Bedulio vino esa misma tarde. - Te han denunciado... otra vez. Quieren que pagues un impuesto por usar como mirador, o refugio, o chalet de veraneo, el árbol de la calle. Porque no es tuyo sino de la Ciudad y no puedes usarlo gratis.

- ¡Como coja al loro ese del séptimo la desconyunto! - Haré como que no he oído nada... no sea cosa que tu primer abuelito esté rondando por aquí... (la voz le temblaba. Este hombre no puede con los fantasmas)

- Está sobre tu cabeza, subido a la lámpara. - Rápidamente, con los dedos, hizo los cuernos para elejar todo mal de él. - Si es que ya tendría que haberme prejubilado... No estoy para estos trotes... (decía mientras caminaba de espaldas hacia la puerta de la calle)

Al no poder pillarme, la abuela optó por telefonear esperando que bajara la guardia en cualquier momento y contestara. Y ese momento llegó cuando Bedulio corrió escaleras abajo y me despistó. - ¿Digaaaaaaaaaa? - "¡Devuélveme todas las bragas que te di!" 

Pascualita, que no perdía comba de lo que ocurría en casa, al ver como me cambiaba la cara, se dedicó a hacerme los cuernos tal como hizo Bedulio. - Santa Rita, Santa Rita... - Déjate de Ritas. No me queda ninguna. La Momia no me ha regalado NADA. Se cambia constantemente porque nunca había tenido nada tan bonito, dice la jodía. Te mando a Geoooorge y otro día hablaremos tú y yo." 

Noté que se me quedaba la boca seca cuando anuncié: - Es que... no las... tengo. La Cotilla las ... vendió y sacó un dinerito que nos repartimos... ¿Quiéres alguna de las mías? ... Son del Mercado de Pere Garau - Colgué de golpe cuando el teléfono empezó a oler a azufre...

jueves, 8 de octubre de 2020

Salió el tema tabú.

 La Momia ganó el concurso de El Funeral. Estaba segura de que ganaría porque, después de Matusalem, es la persona más longeva que ha habido y hay. Y recibí toooooodas las bragas, usadas, de la abuela. Eso sí, metidas en una caja envuelta en papel charol y atada con un gran lazo verde fosfi.

Una vez pasada la alegría del premio y de haber disfrutado, Andresito y ella, de tangas, picadías y demás lencería erótico-festiva, la abuela ha vuelto a la carga con más contundencia si cabe.

- "Mira, nena, Andresito y yo nos hemos demostrado éstos días que, como amantes, seguimos mereciendo un diez, por eso hemos decidido darte un plazo razonable para que, de una vez por todas, tengas a mi bisnieto" - ¿Cuánto tiempo? - "Un mes" - ¡Eso es imposible! ¡Me estás presionando! ¿Quiéres que tenga un bisnieto estresado?... - "Una vez cumplido el plazo sin resultado..." - ¿Qué pasará? ¿Le pasarás la pelota a la Cotilla? jajajajajaja - "Me inseminaré"

A través del teléfono me pareció escuchar unas risas ahogadas ¿Geooooorge?. En cambio yo no estaba para risas porque veía alejarse la Torre del Paseo Marítimo de mis garras.

- ¡¿Tú?!... no puedes... - "Perfectamente" - Porque... se te ha pasado el arroz, abuela. - "Ya he hablado con el médico" - ¡Te engaña! - "Es una eminencia" - ¡Es un Juan Lanas! - "Por supuesto Andresito será el donante y tendremos un hijo-bisnieto totalmente nuestro" 

Traté de razonar con ella. - Piensa que una mujer... estoooo... Como tú, vamos... no puede parir. ¡No podrás! - "Por cesárea. Saldré en todos los informativos, escritos, radiados, televisados. Encargaré saltos de cama a Christian Dior y cobraremos una pasta gansa por la exclusiva" 

Me desesperaba pero no me atrevía a tocar el espinoso tema hasta que no pude más. - ¡Nunca! ¡Jamás! Una mujer CENTENARIA no puede ser madre. Hubo un silencio. La olla exprés en que se acaba de convertir el cerebro de la abuela había empezado a pitar y amenazaba con explotar arrasándolo todo. - ¿Abuela?... ¡ABUELA!... ¡¡¡ABUELAAAAAAA!!!

Cuando, diez minutos después, el rolls royce aparcó, de mala manera, en la parada del bus yo lo vi escondida entre las ramas del árbol de la calle y no pude volver a casa hasta el día siguiente que fue cuando la abuela decidió marcharse.



miércoles, 7 de octubre de 2020

El concurso.

 En El Funeral han organizado un concurso para mujeres, patrocinado por diferentes marcas de productos contra el colesterol y ropa interior. La ganadora será la que más años tenga porque de eso se trata el concurso. 

No hay ninguna de las socias que diga su verdadera edad. Y pobre del marido que descubra a su mujer. Se convierte en el candidato idóneo a que cuelguen su foto en la Pared de los Finados, pero ¡ya!. Que, aunque se supone que es un honor, nadie lo quiere.

Así que alguien pensó que espoleando la ganas de competición que tienen todas, porque hay que ver lo rápidas que se apuntan a concursos de baile, de parchís, de beber chinchón (ahi suele ganar la abuela) de preguntas sobre el siglo XX, etc., pero a ver quién es más vieja no sé yo...

La abuela me llama cada dos por tres para poner a parir a quien se le ocurrió la idea. - ¿Quién es ? - "¡Y yo qué sé! No da la cara Es un cobarde anónimo. Un cerdo con tirantes. Huuuuuyyyyy si lo descubro. No me durará ni dos telediarios" - ¡Abuela, eso es denunciable! - "Lo que ha hecho este tío, también... Y para hacernos picar han expuesto la lencería que se llevará la ganadora y es taaaaan bonitaaaaa"

"Inocentemente" le dije: - ¿Te imaginas que haya sido Andresito? jijijijijijijijiji? - "¿Crees que no lo pensé? Por eso le conté, de pe a pa, lo que le ocurrió a mi primer marido. - ¿Y qué dijo? - "Nada. Temblar como un conejo y ponerse blanco como el papel. Después me juró por sus antepasados, que no había sido él."

- Abuela, tengo una idea. Apunta a la Momia al concurso y como no habrá nadie tan mayor, ganará y os repartís la lencería... y alguna cosita para mi que te he dado la idea. - ¡"Me gusta! Ahora mismo la hago socia. Y tu no te preocupes. Te regalo todas mis bragas." - ¿Las nuevas? - "¡Sí, hombre!"


martes, 6 de octubre de 2020

Ay, el subconsciente.

 Pascualita está con resaca y eso que el chinchón, donde se baño y bebió, era ficticio. No he visto una cosa más horrible que a la sirena resacosa. Bajo sus ojos de pez tiene una ojeras que le llegan a la punta de la cola. El color amarillo-verdoso-liláceo de su piel está más acrecentado si cabe, y los pelo-algas caen, lacios, a ambos lados de su careto. 

En cuanto oye el menor ruído saca a pasear los dientes de tiburón y no escupe veneno porque debe tener la boca reseca. Para divertirme un rato le he puesto un espejo delante y toda ella se ha estremecido como si se enfrentara al fantasma de su mayor enemigo. ¡Ostras, que risa. Asustarse de ella misma!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ahora te ríes sola? Estamos apañadas contigo. - El caso es que no podía parar. - Jajajajajajajajajajaja ¡Ay, que me partooooooo! ¡Que fea es la jodía! Jajajajajajayyyyyyy!!! ¿Qué hace, Cotilla? ¡Menudo pescozón! - ¡Te vas a reir de tu abuela, boba de Coria de las narices!

Cuanto más nerviosa me ponía más risa me daba. No lo podía remediar - Jajajajajajajaja ¡No se lo digo a ustedjajajajajajajaja!

Pascualita tenía la cabeza a punto de estallar y decidió que lo mejor era matarme para que me callara. Se impulsó con su fuerte cola de sardina y cayó en mi escote. Fue todo tan rápido que me pilló desprevenida. Mordió a diestro y siniestro. Se impulsó de nuevo hasta mi cabeza y en menos de lo que se tarda en decir amén, me dejó monda y lironda.

Cuando conseguí para de gritar, llorar, moquear, correr, saltar y beberme de golpe media botella de chinchón... para aplacar el horrible dolor que sentía, estaba hecha un cromo: con el pelo arrancado a mordiscos, y dos tetas que tuve que apoyar en la mesa del comedor para no caerme de boca por el peso.

La Cotilla, que no había visto a la sirena porque, cuando quiere, es rápida como el rayo, al verme salió corriendo escaleras abajo al grito de : - ¡¡¡DILE A TU PRIMER ABUELITO QUE YO NO FUI!!!

lunes, 5 de octubre de 2020

¡Gracias a tod@s!

 La abuela ha decidido cumplir años. No sé cuántos ni si, realmente, nació tal día como hoy. Lo ha dicho porque quiere celebrar una fiesta con nombre. En éste caso: Fiesta de cumpleaños. Y se ha quedado tan pancha.

La llamé para felicitarla cuidándome muy mucho de preguntar cuántos años cumplía. Ahora que ya no tengo ninguna parte de mi cuerpo hinchado por mordiscos de la sirena, no quiero tener chichones por  los capones de la abuela

De todas maneras la llamé: ¿Yes? - Qué se ponga mi abuela. Geoooorge. - Madame no estar... - Tengo que felicitarla y si sabe que no he podido hacerlo por tu culpa, inglés, qué crees que pasará... 

La amenaza dio resultado. - "¿Hola?" - ¡Muchas felicidades! - "¡Gracias, boba de Coria! ¿qué me vas a regalar?" - Un ruiseñor con las patas verdes. - Se quedó callada. Cosa rara en ella. - "Te estoy hablando en serio" - Vaaaale. Pues un sí señor y un calle usted.

Colgó el teléfono con un golpe seco que no me dio buena espina. Por eso metí a Pascualita en el termo de los chinos, salí al balcón, pasé a una rama del árbol y esperé a que una hojita cayese a mis pies. Me tuvo en ascuas porque no caía ninguna y eso que ahora, en Otoño, no paran de caer. 

Cuando el rolls royce de la abuela aparcó en la parada del bus y a mi se me encogía el estómago, una humilde hojita revoloteó hasta mis pies, me subí en ella y al abrir los ojos estaba en un lugar estrecho y oscuro como boca de lobo. 

De repente, se levantó la tapa y entraron a raudales luz, música, risas, gritos y taponazos de champan. Asomé la cabeza por la claraboya del techo y unos brazo me levantaron y sacaron ¡de una enooooorme tarta de cumpleaños! y vi a la abuela, joven hippy, apagando las velas que, en éste caso, eran enormes porros humantes. 

Pascualita saltó del termo de los chinos a un montón de nata donde se sumergió y revolcó a placer para pasar después, con ayuda de su cola de pez, a una ponchera repleta de chinchón ,donde buceó feliz sin que le diera el coma etílico.

domingo, 4 de octubre de 2020

Para Xisca. ¡Moltas felicitats!

 Viendo que las tormentas se suceden unas a otras y que el aire es cada vez más fresquito, he pensado que al ser éste un año tan salido de madre, la Navidad está aquí en quince días. Además, ya están puestas las luces de todos los años. Así que, como no quiero que me pille el toro, he sacado la caja donde guardo el Belen para ir montándolo. 

Esta vez lo haré en la mesa de la salita para que la Cotilla no les monte más altares a los Amigos de lo Ajeno ¡Anda y que se vaya a su casa, que solo tiene que subir tres pisos y hay ascensor!

He puesto todo lo de la caja sobre el sofá y he visto que hay pastores que necesitan renovarse porque alguno es de los que siguió a la Estrella de Belen. Y compraré alguno nuevo ... ¡Uep! Hablando de estrella, de repente he visto la luz ¡del coronavirus! 

He llamado a la abuela porque, aunque ella fue proletaria y muy de izquieras, siempre puso el Belen. Como dice ella porque ¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? Decía que ella celebraba el nacimiento de un Niño, hijo de proletarios antiguos. 

- Geoooooorge dile a mi abuela que se ponga. - Madame decir no. - Tengo que preguntarle algo del Belen. - Mi decírtelo... - ¡¿Tú?! Pero si eres un ateo... - ¡And tú! - Ya, pero soy española, jodío. 

Viendo que su mayordomo empezaba a cabrearse, la abuela cogió el teléfono. - "¿Que paaaaasa, boba de Coria?" - Al ir a montar el Belen tengo dudas sobre cuántos personajes que puedo colocar... Vamos a ver ¿Belén está confinado? - "Vete tu a saber" - Y si lo está ¿cuánta gente se puede reunir? ¿seis, diez, doce...? La Sagrada Familia ya son tres, más el Angel anunciador, cuatro... El buey y la mula no cuentan, digo yo. Los pastores son el herrero, el pescador, la lavandera, el leñador, el pastor con la oveja, los tres Reyes Magos, sus pajes... Ya me he pasado el cupo.

- "¿Qué más da?" - ¡Incívica!... ¡Anda, se me olvidaban las mascarillas!   


sábado, 3 de octubre de 2020

 De repente, ha aparecido un hombre en mi balcón y me ha faltado el canto de un duro para desmayarme. - Corrí al teléfono - ¡Abuelaaaaaaaa, ha llegado el hombre de mi vidaaaaaaaaaaa! - ¡Tu estar loca! ¡Yo no sordo! - ¡Geoooooge dile a...! - "Te estoy oyendo, boba de Coria" - ¡Está en el balcón! Ayyyyyy, abuela ¡Estoy emocionada! ¡Por fin ha llegado! - "¿No será un ladrón?" - ¡NO. No lleva antifaz! - "¿Y pistola?" - Tampoco ¡Casco si! ¡Te dejo. Creo que quiere darme una serenata ¡Aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyy, que ilusión! - "¡Ahora vengo!"

Poco después hablé de nuevo con la abuela, solo que ya no grité porque estaba alicaída. La pillé en el rolls royce. - No hace falta que... vengas... ¡snif! ... No es el hombre de mi vida sino el que pone las luces de Navidad... ¡snif!...

Pascualita me vio llorar como el que oye llover. - Que dura eres. ¿No te doy pena? - Por toda respuesta me lanzó un buchito de agua envenenada, que no me dio a mi pero sí a Pepe el jivarizado, en el ojo-catalejo, que creció y creció y creció hasta casi convertirse en un telescopio espacial.

Lo saqué al balcón para que pudiera crecer tranquilamente de los barrotes hacia afuera. Cuando alcanzó su total longitud empezó a moverlo de acá para allá, aprendiendo a manejar tamaño apéndice. Una vez logrado me di cuenta de que veía más de lo que debería. Los vecinos dejaron, sin saberlo, sus intimidades expuestas al ojo-catalejo y Pepe lo demostraba diciendo: - ¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

A partir de este momento, a demás de ser cabeza decapitada y reducida por los jíbaros, llavero de la tienda del señor Li, ahora era también Pepe el Espía. ¡Me hizo mucha ilusión que tuviese una ocupación el pobrecillo! Ahora solo faltaba que yo me enterara de algo... que pena que siempre se me hayan dado tan mal los idiomas.


viernes, 2 de octubre de 2020

La receta.

 Ayer acabé aconsejando a Pascualita que, el día que vuelva a su hábitat, se lleve tortilla de patatas prefabricada, total, cuando esté mojada de agua de mar no se notará la diferencia con las caseras. 

Al final la ¿tortilla? que hice no cayó en saco roto sino en el estómago, a prueba de bomba, de la Cotilla. Hizo bueno el refrán de Dónde hay hambre no hay pan duro. Cuando llegó, a las tantas de la noche, de sus trapicheos, venía canina y arrambló con aquel mejunje que yo había dejado en la sartén. 

- No te salió mal la tortilla. Un poco rara, de vista y de sabor. Tal vez un poco salada pero eso es lo que tiene la cocina de diseño. Si tengo que ponerle un pero sería en la presentación. Tendrías que haberte esmerado más.  Dejaba mucho que desear. - ¿Se la comió toda? - ¡Claro! para una vez que no hay fabada de bote...

- ¿Y le ha sentado bien? - Por supuesto. Ya sabes que tengo un paladar muy exquisito y todo esto de la Nueva Cocina me encanta. ¿Podrías hacer unas cuantas como esa? Me las llevaría al trapicheo y seguro que me las quitan de las manos. - He perdido la receta...

Se dirigió, rauda, a la cocina y la escuché trajinar. - ¿Qué hace? - Buscar en el cubo de la basura por si la tiraste allí. Esa receta nos puede sacar de pobres. Se la venderé a Tamara para su prograna de la tele... 

Había vaciado la bolsa de basura sobre la mesa de la cocina en busca de un papelito que no existía. - ¿No lo tirarías por la ventana? - Ay... ahora recuerdo que... me inventé la receta... jajajajajaja - No sé dónde le ves la gracia. - Y de un manotazo llenó la bolsa de basura. Abrió entonces la ventana y asomó medio cuerpo para inspeccionar las ramas del árbol de la calle por si yo le estaba mintiendo (la oí murmurar) "Esta quiere quedarse el negocio para ella solita, la jodía..."

De repente los pies de la Cotilla se despegaron del suelo y todo su cuerpo, vencido, cayó, directamente, a la calle... Circunstancia que aproveché tirándole la bolsa de basura: - ¡Ya que baja, llévala al contenedoooooooooooor!

 


jueves, 1 de octubre de 2020

La tortilla de patatas.

 He vuelto a prepararle la taza de cola cao a Pascualita porque fue peor  el remedio que la enfermedad. Y ahí está, saltando como una posesa y poniéndolo todo perdido. 

Antes de ponerme a limpiar he tenido una idea. Son tan pocas las que tengo que hay que aprovecharlas. Le he dicho a la sirena: Haré una tortilla de patatas. 

Y como mi obligación es enseñarle a hacerla por si un día, a la abuela, se le ocurre mandarla de vuelta a los abismos marinos de donde salió, deje boquiabiertos a los peces que tenga al rededor.

Con Pascualita y Pepe colocados en el frutero, he procedido a pelar patatas mientras iba comentando la jugada: hay que poner muchas patatas.

Me he cansado de pelar y no me cundían... He llamado a la abuela. - Geoooorge, que se ponga mi abuela. - Madame decir con dedo, que nones. - Dile que es una urgencia. - Madame escribir: llama al 061. - ¡Jopé, Geoooorge, es para una consulta sobre cómo pescar al padre de su bisnieto!

Fue mano de santo. - "¿Tienes alguno a tiro?" - Puede... quiero conquistarlo por el estómago.- "Entonces me quedo sin bisnieto" - Estoy practicando. Haré una tortilla de patatas y  espero que el olor atraiga a alguno pero... las patatas no me cunden y no sé que hacer. - "¿Cuántos centímetros de grosor tienen las peladuras?" - Unos cuantos... - "Ahí tienes la respuesta, boba de Coria"

- ¡Jopé! que difícil es esto... - Me llevó media hora rebañar las mondas. Después corté las patatas y las metí en la sartén. Pronto olió a quemado. - Geooorge, que se ponga mi abuela ¡corre que se esta llenando la cocina de humo! - "¿Has puesto aceite en la sartén?" - Pues...

Batí todos los huevos que encontré en la nevera: tres. Me pareció que para el montón de papatas que se estaban friendo, eran pocos. Añadí leche... y agua de Pascualita porque con los nervios, me equivoqué de botella y cogí la de mar.

Meti el batido en la sartén sin quitar nada de aceite, aunque no hizo falta porque se desparramó por la cocina, por el suelo camino del comedor. Empecé a gritar: - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! Y Pepe me imitó: - OOOOOOOOOOOOOOOOOO - Busqué periódicos viejos pero la Cotilla se los había llevado para envolver sus trapicheos - El vecino sordo, pensando que yo cantaba flamenco, gritaba: - ¡Olé, olé, muy bien! - Pascualita, metida en juerga, hacía la señal de OK con sus deditos palmeados. - ¡La madre que te parió, mal bicho! - Sonó el teléfono. Era la abuela. - "¿Ya le has dado la vuelta a la tortilla?" - No me ... atrevo... ¡snif!... - "¡Que cruz tengo contigo!"