sábado, 24 de octubre de 2020

Mi primer abuelito.

 De pronto se levantó un vendaval y tuve que correr a cerrar ventanas y balcón antes de quedarme sin cristales. ¿Por qué no avisan de esto los hombres y mujeres del Tiempo ya que se tiran un buen rato hablando de isobaras y demás zarandajas?

Alcé la vista y ahí estaba, subido a la lámpara del comedor, mi primer abuelito. - ¿De modo qué has vuelto? - Por telepatía me dijo que lo había traído el viento sin saber cómo ni por qué? - ¿Tal vez porque lo poco gusta y lo mucho aburre? - ¿Quiéres decir que ya me estaba haciendo pesado para la Momia? Vaya...

Sonó el teléfono. La abuela estaba fuera de sí. - "¡Dile al calzonazos de mi primer marido, que me ha roto la cristalera que da a la Bahía! ¡¿Ves cómo tenía razones para hacer lo que hicimos, boba de Coria?!" - No ha sido él, sino el viento... - "¡No lo defiendas que vengo a tu casa y lo arrastro por los suelos!" - No sé si podrías cogerlo jijijijijijijiji ¡Está subido a la lámpara! - "¡La madre que os parió!"

Diez minutos después el inglés aparcó el enorme rolls royce donde siempre, en la parada del bus, formando el embotellamiento de rigor. Me asomé al balcón y vi como Bedulio se escaqueaba por la esquina mientras en la acera los vecinos se quejaban. - ¡Nunca hay un guardia cuando se le necesita! 

En casa se montó una comedia porque, ni la abuela ni Geooorge, veían a mi primer abuelito. - "¿Dónde está ese desgraciado? ¡Manifiéstate si eres hombre, desgraciado!" - Está encima de las cortinas... y dice que no es hombre... - "¡Ja! siempre tan cobarde" - sino fantasma y no se manifiesta porque no le da la gana. 

Fuera de sí, acudió a su mayordomo. - "¡Geoooorge, coge a mi primer marido!" - Mi no ver... - "¡En las cortinas!" - Ya no está alli, abuela. Ahora flota sobre tu cabeza. - "¡Encima de mí, Geoooorge. Corre!" - El inglés se puso colorado como un pimiento. - "¡¡¡ENCIMA DE MI, TE DIGO, COÑE!!!" 

El pobre hombre estaba más perdido que un pulpo en un solar. Me miró acongojado: - Mi no saber... que querer madame.

Mientras el inglés se iba liando más, mi primer abuelito se lo pasaba bomba saltando de un sitio a otro y yo también: - ¡Abuela, está sentado en el frutero!... ¡Se ha subido a la Santa Cena!... ¡Está sobre la tele...! ¡Planea sobre el acuario jajajajajajayyyyyyyyyyyyyyyy!

¡Que pescozón me dio la jodía! aunque no perdía comba. El dedo acusador se trasladaba de un sitio a otro a la misma velocidad que se movía el fantasma. Geoooorge se dio por vencido y acabó sentado en el suelo hecho un mar de lágrimas inglesas.

- ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué pasa aquí? - ¡¡¡CÓGELO, COTILLA. SOBRE EL ACUARIOOOOOOOOO!!!

La Cotilla, que no sabía de qué le hablaba, se lanzó como un portero de fútbol al tiempo que Pascualita, harta de tanto grito, salía a la superficie con la dentadura de tiburon dispuesta a clavarla... ¡en la naríz de la vecina! Segundos después tenía una trompa tan descomunal que para sí la quisiera el macho de la manada del Serengueti

No hay comentarios:

Publicar un comentario