miércoles, 30 de noviembre de 2016

Negamos a la kika por el bien de todas.

- "Nena, creo que Andresito se está volviendo viejo y me apena porque tendré que cambiarlo por otro" - ¿Quiéres cambiar al abuelito por otro más joven? - "Claro. Para momias ya me basta con mi suegra" - No me parece justo esto. - "No he pedido tu opinión. He hecho un comentario" - Me da igual lo que sea pero no quiero quedarme sin él. - No sé porque dices está viejo si todos los días vais a El Funeral a bailar y beber y él no se queda atrás. - "¡Que va! Es el más bailón del grupo de jubilatas. Pero el otro día nos pusieron una multa de 200 euros por su culpa." - ¿Conducía él? - "No, Geoooorge, pero no tuvo culpa de nada porque solo es un mandado. Fuímos con el rolls royce a dar una vuelta por la Sierra de Tramuntana y se le ocurrió a tu abuelito buscar setas sin bajarse del coche. Le dijo a Geooorge que fuera despacito para poder verlas" - !Que gracioso es! 

"Ibamos a paso de tortuga y llevándo una carabana de coches detrás. Parecíamos la procesión del Jueves Santo. De repente aparece un coche de la policía ¡y nos multa por no correr!  ¿Has vito una incongruencia más grande? Pues, hala, 200 euros menos que tenemos" - ¿Pero encontrásteis setas? - "¡No! Y pagó la multa"

- No veo dónde está el problema por el que quieres cambiarlo. - "¡Que pagó la multa! Pareces tonta" - Abuela no te precipites, el abuelito solo tiene unos años más que tu... no es tan mayor y seguro que tiene cuerda para rato. - "Bueno, le daré una semana más pero, como siga tirando el dinero tan alegremente, le doy los ocho días y lo mando a tomar viento"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! en la puerta hay un municipal que quiere hablar con vosotras ¿qué habéis hecho? - Nada, que sepamos. - La abuela fue en su busca y poco después el Jefe de Bedulio entraba con ella en el comedor - "¿Quiére un chinchón, señor? Yo sí. Tengo la boca seca" - Yo también la tengo seca (apostilló la Cotilla y yo no me quedé atrás) - Viendo correr la botella delante de sus narices el Jefe acabó claudicando. - Quiero saber qué está pasando en ésta casa que le afecta tanto a Bedulio. -"El hombre es un poquito especial" - ¿Qué quiere usted decir? - "Que a nosotras, que vivímos aquí, no nos pasa nada." - Dice que tienen una gallina enana. - "¿Está prohibído? - No, no. Solo quiero saber si es verdad. - Yo no la he visto nunca (saltó la Cotilla) - No tenemos ninguna.

En este momento, la kika saltó, de los brazos de la retatarabuela a los ojos del Jefe, propinándole fuertes picotazos... aunque él no se enteró. Pascualita la observaba desde el borde del acuario y se enfadó al ver que el hombre no reaccionaba, lo consideró una ofensa para su nueva amiga y enmendó el entuerto lanzándole un chorrito de agua envenenada a los ojos del Jefe que, inmediatamente, corrió, lloró, gritó, saltó y a punto estuvo de sacar la pistola y liarse a tiros con nosotras. Menos mal que no atinó a cogerla y se fue corriendo, a trompicones, escaleras abajo.

También la Cotilla se marchó por si el ánima del primer abuelito (creía ella) tenía intención de atacarla también a ella. Ese fue el momento de repantingarnos y beber el chinchón tranquilamente.

martes, 29 de noviembre de 2016

¿Una rama desconocida?

Media noche sin dormir pensando en lo que pasó con Bedulio y en el momento en que cojo el sueño, me llama la abuela. - "¡Nenaaaaa, aún no he podido pegar ojo! Me tiene preocupada lo del Municipal" - Lo mismo me pasa a mi y justo cuando estaba cogiendo el sueño, se te ocurre llamarme. -  "Antes no podía hacerlo. Estábamos en El Funeral pasándolo pipa ¡Que fiesta hemos montado en memoria de Enriqueta María! Han venido todos sus maridos a la colocación de la foto en la Pared de los Finados..." - ¿Cuántos tenía? - "Siete. ¿Te das cuenta, boba de Coria unas tanto y otras tan poco. A ver si espabilas y tomas nota " - ¿Para qué quiero tantos? - "Porque en la variación está el gusto. Mírame a mi, ya llevo tres"

Cuando colgó el teléfono me adormecí pero, de pronto mi sexto sentido me dijo que algo no cuadraba en la conversación con la abuela. Así que volví a quedarme tendida en la cama y los ojos abiertos como un búho.

Empezaba a amanecer cuando di en el clavo. No lo pensé ni un segundo y llamé a la abuela. - ¿Alo? - ¿Geoooorge? - Yes. - Que se ponga la abuela, plis. - No poder. - ¿Por qué? - Madame dormir como lirona. - ¡¿Y qué?! (me empezaba a cabrear) - Madame pagar mi. Yo obedezco. - ¡¡¡Pero ella me despierta cuando le da la gana!!! - Madame decir: ajo and agua. ¿Qué querer decir?

Más tarde, al ir a desayunar, encontré a Pascualita y a la kika apoyadas en el borde del acuario. La gallina se subió a mi hombro y la sirena se dejó llevar a la cocina. Allí las junté con Pepe e hice las presentaciones. Me nos mal que no me vio nadie y me libré de la camisa de fuerza. Después Pascualita le enseñó a su nueva amiga, lo divertido que es tomarse un cola cao saltando dentro de la taza y poniéndolo todo perdido. La kika no se lo pensó dos veces y también se lanzó. La tatarabuela, sentada sobre la lámpara de la cocina, sonreía beatíficamente.

A mediodía se presentó la abuela. - "Dice Geooorge que lo has molestado de buena mañana" - ¿Molestado? ¡La madre que lo parió! - "¿Qué querías?" - Saber cuánto tiempo has estado sin dormir ésta noche. - "¿Para eso le has hecho salir de su cama?  Pues... unos diez minutos" - ¡Me dijiste que no habías podido pegar ojo! - "Y era verdad. Al venir de juerga suelo dormirme en cuanto me meto en la cama y hoy... ya ves, diez minutos más tarde"

¿Por qué crees que Bedulio ha visto a los fantasmas? ¿Será de una rama desconocida de nuestra familia? - "No tengo ni idea. Habrá que enterarse y después brindaremos con chinchón" - A la kika le gusta. - "A lo largo de mi vida he conocido gallinas borrachas" - ¿En serio? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! He oído que vamos a brindar ¡Me apuntoooooo!

lunes, 28 de noviembre de 2016

¡Bedulio las ve!

Desde que han "entrado" en casa los fantásmas ciudadelanos siento que somos legión, contando, además, al "ánima" de los abuelitos que tanto asustan a Bedulio. Tendré que poner un guardia urbano en el pasillo para que regule el tráfico. Con lo tranquila que estaba yo con Pascualita y Pepe, tan calladito él.

En el trabajo hice un comentario diciendo que: en casa de una vecina han ido a vivir su bisabuela, una prima (esto lo dije pensando en la kika) más su abuela y una vecina, todas muy mayores y la pobre está un poco desbordada...

La respuesta de la marisabidilla de turno, no se hizo esperar: Lo que tiene que hacer tu vecina es ir a pedir una ayuda familiar ¡pero ya! La asistenta social la informará de los trámites que debe hacer para que una mujer vaya a ayudarla con las personas mayores, todos los días. Incluso la Cruz Roja puede traerte la comida...

Me quedé con la copla y lo expuse un día que se quedaron a comer la abuela y la Cotilla, claro.

- "¿A quienes te refieres cuando dices MUY MAYORES?" (saltó la abuela que es muy picajosa con éstos temas) - A nadie. Era una manera de hablar para tirar de la lengua a mi compañera de trabajo. - La Cotilla, que es más mala que un dolor, dijo - ¡A nosotras! ¿a quién va a ser? Estás perdiendo facultades, amiga. El otro día te llamó antigua y no reaccionaste. - "No se refería a mi" - ¿A quién, si no... ¿No será al famoso Pascual? jajajajajajaja - Un día se morderá la lengua y se envenenará.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. - He visto el rolls royce de tu abuela mal aparcado como siempre y le traigo la multa para que la abone... - Pero si ella no tiene costumbre de hacerlo... - Por eso ha dicho el capitán que a quién sea capáz de cobrarle, le regalará una cesta de Navidad. - Pasa. Está en el comedor con su amiga.

Un alarido escalofriante heló el aire. Bedulio, fuera de si, señalaba la lámpara. - ¡¿Qué... es ... eso?!
- Este está como tu nieta (rió la Cotilla. Y deletreó): U-n-a  l-á-m-p-a-r-a. - Pero él seguía con el dedo tieso y la vista fija. Gritó: - ¡No! - entonces empezó el cachondeo de las dos viejas aunque la abuela no las tenía todas consigo. - "U-n-a  b-o-m-b-i-l-l-a" jejejejeje - ¡No! - U-n-a  t-u-l-i-p-a - ¡No! - Así siguieron buen rato hasta que la Cotilla, harta ya del jueguecito, dijo - ¡U-n-a  g-a-l-l-i-n-a! - Y Bedulio se fue despavorido. Al llegar a la puerta de la calle gritó más y salió por pies. La retatarabuela se había colocado encima.

domingo, 27 de noviembre de 2016

La familia.

Los abuelitos me contaron que, durante el viaje a Menorca, fueron dos días seguidos al Cementerio viejo de Ciudadela. - ¿Eran visitas guiadas? - "No" - ¿Un tour necrológico? - "Tampoco. Estaba muy bonito, todo lleno de flores" - ¿No había otro sitio para ir a ver flores? - "¿Tienes algo que objetar, boba de Coria?" - No.. Bueno, que fuéseis un día me parecería hasta normal, pero dos... - "Buscábamos antepasados nuestros. Encontramos el nicho y me hizo ilusión" - ¿A ti te hizo ilusión, abuelito? - Si a ella le hace ilusión, a mi también.

Que empalagosos son cuando quieren. - Te hemos traído un regalo, nena -  ¡¿Qué es?!- "Una bolsa para la compra, con dragones pintados" - ¡¿Con el asco que me dan?!... Llevas una cosa en el hombro, abuela -  Andresito me miró, risueño. - ¡¿Un ruiseñor con las patas verdes?! jajajajajaja ¡Que cosas tienes, nena! - Y se rieron de mi.

Al cabo de un rato el abuelito se fue y yo insistí - Abuela, es verdad lo del hombro... - "Ya lo sé. Lo llevo ahí desde que salimos del cementerio la segunda vez que fuimos. Supongo que Andresito no lo ve porque no era de su familia... Es una gallina kika que perteneció a una de nuestras antiguas abuelas y se han venido las dos conmigo" - ¡¿Qué... dos...?! (la voz apenas me salía) - "La retataratataratatarabuela y la kika. Murieron juntas, arrolladas por un carro cuyo caballo se había desbocado y juntas seguirán por toda la Eternidad" - ¡No me cuentes cuentos chinos, abuela! - "No son chinos. Son ciudadelanos ¿Ya has visto a la retatarabuela?" - ¡Noooooo! - "Está subida a la lámpara del techo ¡Yuuuuujuuuuu!" - ¡¡¡Callaaaaa!!!

La abuela no mentía. Había una mujer subida a la lámpara vestida de payesa antigua. Con la piel de gallina y los pelos de punta, corrí a por Pascualita. Ella me defendería de fantasmas, familiares o no. La puse sobre la mesa del comedor e, inmediatamente, la kika saltó hacia ella (que poco va a quedar de tí, bicho) pensé pero no fue el caso porque la sirena, tal vez por ser un animal fantástico, la vio y reptó hacia ella llena de curiosidad. No hubo ataques sino complicidad entre ellas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - Tuve el tiempo justo para meterme a Pascualita en el bolsillo. Automáticamente fui atacada por una furiosa mini gallina. Menos mal que ni su pico ni los espolones me rozaban porque era un fantasma, pero me dio un buen susto y di un brinco hacia atrás cayendo sobre el pie de la Cotilla - ¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyy. Me has pisado un callo! - Y me arreó con el bolso en la cabeza. A la abuela le entró la risa pero a la retatarabuela no. Se tiró en plancha sobre la vecina y torta va, torta viene, me defendió como pudo.

La Cotilla no se enteró de nada pero yo me sentí muy orgullosa de mi antepasada. Y propuse un brindis, a pesar del dolor de cabeza. - ¡¡¡Por las antiguas abuelas!!! - La Cotilla no entendía nada. - Te la he dejado más tonta de lo que era. Ahora te llama antigua la jodía (comentó con la abuela, mientras me tendía su copa para que la rellenase otra vez)  

viernes, 25 de noviembre de 2016

Menudo negocio.

La Cotilla, después de pasar unas horitas "limpiando" cepillos de las iglesias, a venido a casa, orgullosa del dinero ganado con el trapicheo de ésta noche. - Como se acerca las fiestas de Navidad y la gente quiere lucir palmito, se han vendido muy bien las ropas que me diste. Por cierto, podrías haberlas lavado porque algunas apestaban a sudor que tiraban patrás. - Encima que las vende baratas... - Baratas, baratas no. Algunos trajes de hombre los he vendido a veinte euros. - ¡¿Solo?! - Oye, que mis clientes son parados de larga duración, jubilados con pensiones raquíticas, emigrantes con trabajos precarios, etc. etc. - ¡Que más da! era ropa buena. - Tanto como buena... ¡ni que fuese de tus abuelitos!

Me mordí la lengua para no descubrir el pastel. - ¿El "negocio" ha dado para comer en un restaurante con 3 estrellas Michelín? (pregunté ilusionada porque siempre he deseado comer en un sitio así) - Quita estrellas, boba de Coria. - ¿No dejo ninguna?... Vaya... ¿Entonces? - Al chino del señor Li que tiene un dragón rojo colgado del techo y queda muy cuco. - La ilusión de comer en un sitio de categoría se fue por el desagüe de la realidad.

El señor Li nos recibió como si fuésemos las reinas de Inglaterra y España, con reverencias profundas que llegaron a preocuparme porque ya no está el hombre para muchas flexiones. - ¡Pasen a mi humilde lestaulante, pol favol! - ¡Señor Li, que bonito lo tiene! - ¡Glásias, glácias! Su humilde selvidol, Li, está muy contento de vel.las por mi humilde y calísimo negocio de comida de mi País. - Y mientras hablaba por los codos, reverencia va, reverencia viene. Y así todo el tiempo que estuvimos comiendo. Cada vez que pedíamos algo se inclinaba ceremoniosamente, sin perder la sonrisa ni herniarse. Nos hizo tanta gracia que no parábamos de pedir: más vino, arroz chino, pollo al como se llame, más arroz chino... Se nos caían las lágrimas de tanto reir aunque, al final, se nos congelaron en el lagrimal al presentarnos la factura. - ¡Oiga, ésto es un atraco! (gritó la Cotilla) - Vosotlas pedil, Li apuntal. Resultado: toooooooodo ésto. Ahola ¡pagal!

Se quedó hasta con el último céntimo de las ventas de la Cotilla, más los pocos euros que ambas llevábamos en las carteras. Jodío chino.

Por la tarde llamó la abuela. - "¿Está lista la ropa que te dejé?..."  Pues... - "Sécala aunque sea a soplidos, que ésta noche tenemos fiesta rokera en El Funeral y quiero llevar la camisa a cuadros, los vaqueros rotos que me costaron un Potosí, el ... " -  Lo siento pero ha volado. - "¿Cómo?" - Una ráfaga de viento se la ha llevado toda. - "Pero si no ha hecho viento..." - Por tu barrio rico puede que no pero por mi casa parecía un huracán ¡Alucinante! - "Nena... ¿has bebido?" - Sí, señora ¡A tu salud! ¿Verdad, Pascualita?

jueves, 24 de noviembre de 2016

La abuela vuelve a casa.

Los abuelitos han vuelto de sus vacaciones en Menorca y han venido derechitos a verme. Nunca pensé que harían una cosa así. ¡Me han echado de menos! Hasta he soltado una lagrimita de la emoción. Y lo ha dicho muy claro Andresito, después de darme un beso: - Ha sido tu abuela quién ha propuesto: "Antes de ir a la Torre del Paseo Marítimo, vamos a ver a la nena"

Esto me ha llegado al alma y me he colgado de su cuello. - ¡Abuela, que alegría me has dado! He llegado a pensar que no me querías como a Pascualita (susurré en su oído) - "Sabía que podía contar contigo... Ten, en esta bolsa está la ropa sucia. Mañana vendré a buscarla. Y no dejes arrugas al plancharla." - ¡Y se fueron tan panchos!

Ahora estoy deprimida. Hecha una braga...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! He encontrado a tus abuelitos cuando entraban en el rolls royce y mira lo que me han dado ¡Pastisets de Ciutadella! ¿qué te han traído a ti? ¿Gin Xorigue? Ya me estás invitando. - Una bolsa... (dije, amargada) - ¡Una bolsa llena de pastisets! ¡Que suertuda eres, boba de Coria! ¿quiéres que los venda y nos repartimos las ganancias?

La pregunta de la Cotilla entró en mi mente arrastrándose como una culebra venenosa... ¿Por qué no? - Tenga, Cotilla. Es ropa que ellos ya no necesitan. Con lo que saque nos vamos de comilona a un celler. - ¡Hecho!

Para rubricar el acuerdo hemos comido unos pastisets remojado con chinchón...

Al irse la Cotilla a sus trapicheos, le di un poco a Pascualita y estuvo un buen rato relamiéndose...

Mañana será un gran día, querida abuela jejejejejejeje

martes, 15 de noviembre de 2016

El acosador.

Tras las persianas cerradas alguien espía mis movimientos y silba. Al principio me hacía gracia pero lleva así todo el día y ya cansa. - ¡Ya vale, tío! ¡Sílbale a tu puñetera abuela! - Debe ser sordo o insensible a los insultos porque no se da por aludido. Sigue moviendo las persianas y silbando.

No negaré que me he sentido alagada cuando, ésta mañana, me he sentido observada y admirada. Y como estaba en la intimidad de mi hogar me he despendolado, primero un poco y después, tras unas copitas de chinchón a medias con Pascualita a la que he querido enseñarle cómo se liga en tiera firme, ya del todo. Ahora me doy cuenta de que tendría que haber sido más modosita porque lo mismo el tío invisible (no he querido abrir las persianas para reafirmar el misterio jejejejeje) lo ha grabado todo y me verán en el facebook hasta en Australia...

Hace horas que quiero abrir las persianas pero no me atrevo ¿Y si se cuela en casa? ¡Quita, quita! No quiero problemas con desconocidos. Me siento emparedada y noto que me ataca la claustrofobia. No puedo vivir así, alguien tiene que venir a salvarme de ésta absurda situación - ¡¡¡SOCORROOOOOOOO!!!

He llamado a los municipales y he preguntado por Bedulio. Al fin y al cabo, es un amigo. Mientras esperaba que se pusiera al teléfono le he oído discutir con quién me ha cogido la llamada: - ¡Que no me pongo! ¡Dile que he emigrado a la Conchinchina! o, mejor aún ¡¡¡que me he muerto!!!

La orden de un superior lo acercó al teléfono. - ¿Qué tripa se te ha roto ahora? - ¡Tienes que venir a casa! ¡Hay un acosador detrás de mis ventanas! - El silencio que siguió a mis palabras se volvia espeso por momentos. - ¿Bedulio... estás ahí?... - ¿Desde dónde me llamas? - ¡De casa! - ¿El acosador está en el balcón? - ¡Y detrás de las ventanas! - ¡¡¡Ya me teneis hasta las narices, tú y tus malditos fantasmas!!! - ¡Bedulio!

A través del teléfono me llegó una agria discusión. - ¡Aunque me abran un expediente, no voy a ir!... ¡Está como una cabra y borracha como una cuba!... ¡De chinchón! ... ¡No me hice guardia para luchar contra fantasmas! - ¡¡¡Me da igual que sea una órden. He dicho que no voy!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Por qué tienes todo cerrado, boba de Coria? - Sin soltar el teléfono le conté a la Cotilla lo que había pasado - ¡Y Bedulio no quiere ayudarme!

La vecina le dio un buen tiento a la botella - ¿Esta es la que abriste ayer?... pues para lo que queda, me la termino. - Vale. Yo tengo éste vaso lleno... ¡Anda! ¿qué haces aquí? (le dije a Pascualita) - Nena ¿cómo puede espiarte alguien tras las ventanas si vives en un primer piso y las ramas del árbol de la calle no llegan hasta aquí, ni al resto de la fachada? jijijijijijijijiji No eres más tonta porque no te entrenas ¡¡¡Es el viento que no ha parado de soplar en todo el día!!! - ¿Seguro?... ¡hip! ... - ¡Te lo juro... ¡hip! ... por Snoopy! jijijijiji ¡Y has tenido cerrado todo el día!...jajajajajajaja ¡hip! - Sus ojos bizcos se cruzaron con los de Pascualita. La Cotilla la señaló con el dedo diciendo - ¡Ahí va! ¡¡¡Una sirena!!!...¡hip!...

lunes, 14 de noviembre de 2016

Katiuskas.

La abuela me ha despertado, según su costumbre ancestral, a las tantas de la madrugada, para decirme que yo tenía razón: la super Luna se verá hoy, día 14 de noviembre. - "Para que luego digas que no sé pedir disculpas si me equivoco" - ¿Y no podías pedirlas mañana por la mañana? - "Las cosas hay que hacerlas en caliente"

A mediodía han venido los abuelitos vestidos como si fuesen a una boda real, solo que ella llevaba unas katiuskas azules y verdes que no pegaban con nada de lo que llevaba puesto. - ¿No me digáis que venís a ver la super Luna con la que está cayendo y además, es de día? - "Venimos cuando toca. Nosotros cumplimos con nuestros compromisos. Si llueve no es culpa nuestra" - ¡No se va a ver nada! - "Mujer de poca fe ¡cállate ya!"

De repente me di cuenta de que faltaba algo... pero ¿qué?... ¡El concierto de pitos bajo el balcón de casa! - ¿Habéis venido andando? (mientras hacía la pregunta me di cuenta de que estaba diciendo una tontería que sería respondida por la abuela poniéndome a parir) - Si, hija. sí. Tu abuela se ha empeñado en estrenar las katiuskas y que yo la acompañara. No veas la vergüenza que he pasado viendo a mi mujer saltar de charco en charco, salpicando a la gente. - ¡Abuela! - "Nunca sabrás lo que es la sal de la vida, boba de Coria. Eres igual de sosa que tus abuelos. ¿Para qué quieres unas katiuskas si no vas por la calle saltando en los charcos? ¡Que cruz tengo contigo!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! He visto una loca que se metía en los charcos y me ha parecido que era... ¡Eras tú! jajajajajaja ¡Lo sabía! ¡Como cuando éramos pequeñas! - "¡No hace tanto tiempo de eso!" -Las dos amigas, entusiasmadas por los viejos recuerdos (aunque lo de "viejos" ella nunca lo dirían) cogieron la botella de chinchón, los paraguas y se fueron a la calle, donde la lluvia arreciaba.

Salí al balcón con Pascualita en mi escote y las vimos corretear entre los pocos viandantes, saltar en los charchos y ponerlos perdidos de agua. Antes de que reaccionaran, ya estaban mojando a otro.

El abuelito se negó en redondo a asomarse. Temía que alguien lo reconociera mientras su mujer hacía la gamberra en la calle. - ¿Y no te da vergüenza que te reconozcan por otras cosas? - Puso los ojos en blanco y se sentó frente al acuario psicodélico a mirar como subían y bajaban sus luces.

Grabé a las dos amigas que, felices y achispadas, se lo estaban pasando en grande. - Ahora que no me oyen, Pascualita, de mayor también quiero ser como éstas dos... Pero tu no digas nada.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Super Luna.

Los abuelitos han venido con el traje de luces puesto. - ¡Vaya elegancia! ¿Hay fiesta grande en El Funeral ésta noche? - "Que sepamos, no... ¿por qué?" - Como vais de tiros largos... - "Porque somos ricos, boba de Coria" - Al abuelito no le gustan estas salidas de tono de nuevos ricos que suele tener la abuela. Demuestra que no tiene pedigrí, porque los ricos de siempre son como los perros de raza: tienen pedigrí . Así que al oírla torció el gesto y se explicó. - Venimos a ver el acontecimiento desde tu balcón. En casa, con la luminaria de las farolas del Paseo Marítimo más los neones de los letreros de hoteles, restaurantes, cafeterías, etc... y las luces de los coches... será difícil verlo.

- ¿Va a ver pasacalles? Hace años se sabía porque engalanaban las calles con papelillos de colores y montaban escenarios rodeados de vallas altas para que los vecinos que quisieran bailar fueran allí y pagaran una entrada. Me acuerdo yo que... - "¡Ya vale, antigualla! No te esfuerces porque no vamos a ver nada de esto" - ¿Entonces?

La abuela, poniendo los ojos en blanco, le dijo a Andresito: - "Te dije que este trozo de carne con ojos que es nuestra nieta, no se habrá enterado de nada. Con ver a la Esteban toda la tarde ya tiene amortizado el televisor" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Me pido silla de la primera fila! - "Nosotros hemos llegado primero y no vas a ser tu quién se cuele"

- ¿Van a dar el Juicio de la Gürtel en directo? Espero que no me llene la salita de velas para que les de suerte a esa panda de guripas. - ¡No te metas con los artistas de mi gremio! (la vecina se encabrita cuando tocan a los Amigos de lo Ajeno) - No les baile el agua, Cotilla, que si esta tropa no se hubiese llevado el dinero a manos llenas ahora usted no tendría que trapichear y "limpiar" los cepillos de las iglesias. - ¡Andresito, díle algo a tu nietastra, que estos también son de tu cuerda! - No tengo nada que decir (salió en mi defensa) esta gente ya no está en mi partido (¡¿defensa?!)

- Entre una cosa y otra, no sé que es lo que queréis ver. - "¡La Súper Luna! que no te enteras, Contreras" - Pero si es mañana... - "¿Ves como no te enteras de nada? Han dicho el día 14 de noviembre ¡Baja ya de las nubes que me estás poniendo nerviosa!" - Me levanté y gritaron - ¡¡¡Nenaaaaa, trae el chinchón!!! - Lo haré cuando salga la luna... ¡MAÑANA!

sábado, 12 de noviembre de 2016

Envidia cochina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Está tu abuela? - Pues no. - ¡Lástima! porque tengo muchas ganas de ver la envidia pintada en su cara. - ¿La cara de quién? ¿De la abuela? Pero si es riquísima. No envidia a nadie - Cuando sepa lo que yo tengo se pondrá verde de envidia jajajajajaja. - ¿Qué es lo que tiene? - Una crema reparadora y milagrosa ¡Fíjate en mi cara! ¿A qué me ves más joven? - Ahora que lo dice... la veo medio segundo más joven que cuando ha entrado jajajaja - Eres el sumun de la tontería ¡Que cruz tiene tu abuela contigo!

Más tarde se presentó la abuela junto con el concierto de pitos anunciando que, otra vez, Geoooorge había aparcado el rolls royce en la parada del bus . - ¿Cuándo aprenderá el ingles a aparcar bien? - "Ya sabe" - Ya lo oigo, ya. - "¿Qué culpa tiene él de que haya una parada de bus donde le digo que aparque? Ese problema no es nuestro sino del Ayuntamiento ¡Que la pongan en otro sitio! Ah, llévale un vaso de agua a Geoooorge" - ¿Por qué tengo que hacerle de criada? ¡Que suba él! - "¿Y que se lleve la grúa el coche? ¡Baja te he dicho!"

La abuela me ha tomado por el pito del sereno. Al entrar de nuevo en casa, las escuché discutir. - ¡Te digo que me está regenerando las células! ¡Es mano de santo! - "Te veo igual de arrugada que ayer." - ¡Tienes envidia cochina! - "¿Yooooooooooooooo? ¿Me has mirado bien? Estoy más potable que cuando teníamos veinte años" - Dí lo que quieras pero, mientras tú seguirás llenándote de arrugas, mi piel se volverá tersa de narices. - "¿De dónde has sacado la crema?" - Del contenedor de basura de un barrio rico. - "O sea, de mi barrio... Pues ya me lo estás dando si no quieres que te denuncie por allanamiento de barrio" - ¿Y por qué va a ser el tuyo? - "Porque somos los vecinos más ricos de Mallorca entera" - ¡No pienso dártelo! (gritó la vecina, alarmada) - "¿Lo llevas en el bolso? ¡¡¡Sí. Lo llevas en el bolso!!! ¡Lo veo en tu cara jajajajajajaja!"

 Las dos viejas, cercanas ya a los cien años, echaron a correr hacia el comedor donde la Cotilla había dejado el bolso. La abuela llegó antes. Lo cogió, lo abrió y sacó un botecito de crema, gritando como una loca: - ¡¡¡YA ES MIO!!!"

A punto estuve de llamar a los municipales, luego pensé que Bedulio aún no estará recuperado del todo de su última visita a casa y lo dejé correr. - La abuela consiguió embadurnarse la cara con aquel potingue sin hacer caso a la pataleta de la Cotilla.

El producto solo tardó cinco minutos para hacer efecto. A ojos vista el cutis de la abuela se estiraba. Poco después estaba tan liso como el culito de un bebé. El llanto de la Cotilla era penoso de oír. De repente se oyeron los lamentos de la abuela cuando la cara se le llenó de bultos - "¡En mala hora me he puesto este potingue! - ¡¡¡Tráe agua, boba de Coria!!!" - Esta mujer solo sabe mandar.

La abuela salió de casa cual Sherezade, envuelta en velos para tapar el desastre de cara que se le ha quedado ¡Parece un monstruo! - "¡Maldita seas, Cotilla! ¡Me has engañado como a un chino!"- ¡Ajo y agua, envidiosa! - "Te repudio, traidora" - Vale, pero antes de irme me tomaré un buchito (o dos) de chinchón, a la salud de... tus bultos faciales jajajajajaja ¡Salud!




viernes, 11 de noviembre de 2016

El Pelucón.

Dada la cantidad de noticias sobre el nuevo Presidente del Mundo que salen en televisión, me ha dado tiempo de analizar la cara de éste hombre, sus mohínes, aspavientos, exabruptos, modales, su color de piel tan excesivamente expuesta a los rayos uva que lo tienen a medio camino entre el guiri-quemado-en playas-mediterráneas y el indio Caballo Loco.

He llegado a la conclusión de que no es humano. No se puede ser tan borrico como parece. Así que he desviado mi atención del color de su piel a su Pelucón. ¿Cómo puede tener alguien tan rico como él semejante pelo? Ese Pelucón tiene vida propia. Él es Donald Trump. ¿Y por qué robarle el nombre al famoso Pato? ¿Por qué? ¿Necesitaba su personalidad?

Estaba teniendo una conversación, fluída y apasionante, con mis amigos Pascualita y Pepe contándoles mis teorías perfectamente razonadas. Ellos me miraban como el que oye llover y aunque es un poco deprimente que no te hagan caso, yo seguí exponiendo mi idea hasta que la puerta de la cocina se abrió de repente y por poco me da un infarto. - ¡¡¡ABUELA!!!

- "¿Qué demonios les estás contando a éstas dos almas cándidas?" - Estoy comentando mi teoría sobre... - "¡Ya he oído lo suficiente! Suerte has tenido que Andresito se ha quedado en el rolls royce porque, si te llega a oír menudo disgusto se hubiese llevado." - Pero... si estaba hablando de Donald... - "¡Calla de una vez, boba de Coria!"

Pascualita, sentada en el frutero, giraba la cabeza de un lado a otro, dependiendo que quién estuviera hablando, sin quitarnos sus ojos saltones de encima. - Es que no entiendo... - "¡Nunca entiendes nada! Andresito está feliz porque han ganado los suyos y tus críticas malévolas no le gustarían" - Me sentí herida en mi amor propio y contesté con desdén: - Pues si no le gusta lo que digo, que levante un muro entre su casa y la mía ¡y no seré yo quién lo pague como les pasará a los mejicanos!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡menudos gritos dais! ¿Qué pasa? - "¡Esta extremista se ríe de Trump!" - ¿Y eso es malo? - "¡Malísimo!" - ¿Y tú defiendes a ese tío? - "¡Un respeto cuando hables de él!" - ¿Tu abuela ha bebido de buena mañana? - Creo que ha mirado fijamente el Pelucón en la tele y ha quedado himnotizada jajajajajaja - ¡Será eso!

En cuanto escuché el saludo de la Cotilla lancé a Pascualita y a Pepe a la estantería. La sirena debió quedar noqueada porque no se movió... Tendré que comprarle un casco a éste bicho porque mi puntería tiene que mejorar mucho.

Saqué el chinchón y copa va, copa viene, le fuimos sacando la verdad a la abuela. - "Pues, sí... ¡hip!... Donald jiijijijijiji... ahora no sé si hablo deeee el ... ¡hip!... pato o del Presi... dente. Tiene negocios... ¡hip! ... con mi maridiiiiiiiito jijijijijijiji ... ¡Nos vamos a fooooooorrar, pardillas!... Vosotras no jijijijijiji ... ¡hip! ... Andresito yo, si jijjijijijiji... ¡hip!

jueves, 10 de noviembre de 2016

El paseo de Pascualita.

Pascualita había saltado del acuario al suelo y reptaba por el suelo del comedor. Dejé que se paseara a su aire y entré en la cocina que estaba manga por hombro. Me repetí varias veces: la sirena está en el comedor, para que no se me olvidara y acabara pisándola.

De vez en cuando, me asomaba para ver por dónde iba. Una vez la vi tumbada bajo un rayo de sol que entraba por la ventana. Otras veces tuve que buscar bajo los muebles porque no se la veía por ninguna parte.

Barrí el suelo hasta que me quedé sin escoba. Toqué con ella a Pascualita y no le hizo ni pizca de gracia y sacó su dentadura de tiburón y su endiablado genio. En un momento quedó el palo pelado y mondando.

En una esquina del pasillo había una maceta con la planta del dinero que estaba preciosa. Me habían dicho que, cuanto más bonita estuviera, más dinero tendría yo. La planta crecía y crecía pero no llegué a ver el fenómeno monetario. La Cotilla se llevaba un esqueje de cuando en cuando y tal vez esa fue la razón. Todo me lo fastidia ésta mujer.

Pascualita se había alzado agarrándose a la maceta y se escondió entre las hojas verdes. De repente, la planta del dinero empezó un frenético baile, sacudida va, sacudida viene hasta que se quedó pelada. No quedó ni una triste hoja sujeta al tallo. Habían desaparecido en el estómago de la birria de sardina mal hecha que habita en casa.

- ¡Maldita sea, boquerona! ¡Me has dejado sin posibilidades de prosperar! - Me hinché a llorar por la fortuna perdida. En ese momento, una libélula entró por la ventana siguiendo la autopista del rayo de sol. Los ojos redondos de pez de Pascualita, quedaron fijas en ella. - ¡Ni se te ocurra hacerle nada a la libélula! - Pero la sirena solo escuchaba a su estómago. De manera imperceptible, se fue acercando hasta la libélula y en un santiamén, se la comió.

Se me llevaban los demonios y apunto estuve de freir a la sirena en aceite hirviendo. Pero en ese momento llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Pase, pase (grité y tiré a la sirena sobre mi cama pero rebotó y salió por la ventana) Esta vez fue más duro el aterrizaje porque en este lado de la casa  no hay árboles que amortiguen el golpe.

Me asomé y no la vi. ¿Se la habrían llevado? ¿Raptada? ¿Secuestrada?... ¡Noooooooo! ¡Tengo que encontrarla! - ¿A quién, nena? (preguntó, desde el comedor, la Cotilla) - ¡¡¡Cosas mía. (grité) No se preocupe. Estoy bien.

Al salir de casa como una flecha de casa como una flecha, la oí murmurar - ¿Cuándo me has preocupado, boba de Coria.   Corrí por la acera como alma que lleva el diablo. - Pascualita, Pascualita... si me oyes haz una señal. - Mi búsqueda frenética no daba resultado. Cada vez era más evidente que alguien se la metio en el bolsillo y ¿a saber dónde estaría ahora? ¡¡¡Pascualitaaaaaaaaaaa Pascualitaaaaaaaaaaaaaaaa!!! - De repente me entraron unas ganas  terribles de abrazarla y ver su color mortecino y grité su nombre a los cuatro vientos.

Entonces me fijé en la papelera, que estaba llena hasta los topes. Su contenido ¡se movía! No esperé más. La arranqué y vacié en medio de la acera. Unos cuantos jubilados de ambos sexos me pusieron a parir echándome en cara la poca educación que me dieron mis padres. La protesta arreció cuando apartaba los papeles y envases usados, esparciéndolos por todo. Al fin la cola de la sirena apareció entre la basura.

Corrí a casa, entré en el comedor y tiré a Pascualita al acuario ¡Tengo que practicar el enceste en el acuario! - ¿Pensé que no vendrías (me dijo la Cotilla) y me he comido un trozo de solomillo de ternera que he encontrado en el contenedor de súper. - ¿Y no podía esperarme? - Pues no. (me guiñó un ojo con picardía y dijo entre risas: ¡Camarón que se duerme, se lo lleva a la corriente!

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Elecciones americanas.

La abuela entró en casa mientras la Cotilla y yo desayunábamos cola cao con unas magdalenas más duras que la pata de Perico que había encontrado la vecina en el contenedor del super la semana pasada. - "Hacedme sitio... Tengo a Andresito firmes delante del televisor " - ¿Le ha dado un aire? (preguntó la Cotilla) - "No te diría yo que no" - ¿Y lo has dejado solo? (mi voz trémula denotaba preocupación) - "¿Solo? Está su madre, el cubanito-culito-respingón, y Geooorge. Hay más gente en casa que en la Plaza de España en hora punta"

- ¿Has llamado a su hijo el Médico? - "No, boba de Coria. No está enfermo sino expectante ante los inminentes resultados de las elecciones norteamericanas" - ¡Anda que no es tonto tu marido! - "Ya se lo he dicho yo pero creo que no me ha oído" - ¿Quién le gustaría que ganara al abuelito? - "Le da lo mismo ocho que ochenta. Sea quién sea será el Jefe Supremo del mundo" - ¿Por qué no ha venido contigo? - "Porque si gana Trump quiere disfrutarlo a solas y para que no veáis el ojo morado que le puse ayer "

Estuvieron discutiendo sobre los candidatos a Presidente y no pudieron estar más en desacuerdo. Ella decía que una mujer lo haría muy bien porque estamos capacitadas para todo tipo de trabajos, sobre todo para mandar. El opinó que su candidato era un hombre de negocios y sabría llevar el País como si fuera una empresa suya. - "Pero es un baboso, cretino, racista, mujeriego... " - Ella es ambiciosa hasta el punto de ser humillada ante el mundo y perdonar a su marido las infidelidades más que demostradas con tal de convertirse en política y llegar a lo más alto... - "¡Pero seguro que no ha perdonado a Mónica Levinsky! Porque tu me haces algo así y te corto en dos con una navaja albaceteña" - No te preocupes. Ganará Trump. - "¡Cómo va a ganar este engendro!" - Pues es uno o es otra. Y si gana él, mejor, porque es de mi cuerda política. - "¿Tu le hubieses votado?" - Sin dudarlo.- "Entonces le di un derechazo en el ojo, tal como aprendí a hacerlo en una película"

- Abuela, no puedes ir pegando derechazos a la gente porque no piense como tu. - "Lo sé pero como no puedo dárselo a Trump..."

Nos sentamos en la salita, delante de la tele y atentas a la información que daban. - "Nena, saca el chinchón y brindaremos con Hilaria" - ¿Quién es esa? (preguntó la Cotilla) ¡Ya me acuerdo! La de la cornamenta de oro...

martes, 8 de noviembre de 2016

Recetas de la abuela.

He pasado media noche sin dormir a causa de los ataques de tos que me daban. Y la otra mitad bajo una "tienda de campaña" que me obligó a hacer la abuela con el palo de la escoba y una manta encima. Allí estuvimos una olla con agua hirviendo con hojas de eucalípto y yo. Por poco me da un síncope.

La próxima vez que me ponga mala no seré yo quién llame a la abuela pidiendo auxilio. Lo peor fue que mandó a la Cotilla a vigilar si cumplía todas sus recomendaciones. Discutimos lo de meterme en esa especie de sauna casera. No quería dar mi brazo a torcer porque ya soy mayorcita como para aceptar recetas de la abuela. Cuando la vecina acabó la paciencia llamó a su amiga y se chivó - "¡Pásamela!" (ordenó) "¡Entra en la tienda enseguida o la Torre del Paseo Marítimo será para la Cotilla" - Sabe bien de que pie cojeo.

Así que tuve que claudicar y hacer cuántas recetas de viejas se le ocurrieron a la abuela. Estoy segura de que se lo estaba pasando en grande la jodía.

Estaba medio asfixiada cuando escuché la voz de la abuela - "¿Sigue ahí abajo?" - Lleva un buen rato... ¿Y si le ha dado un pasmo? - "¡Que va. Bicho raro nunca muere. ¿Jugamos una partidita a las cartas?"

Ya estaba harta del olor a eucalipto, del calor, del humo del vaho y loca por salir de allí pero... ¿sería demasiado pronto, según la abuela? ... Ante la duda, esperé hasta que el sonido de las copas, el chinchón cayendo en ellas y finalmente, el chasquido de placer de las dos amigas después del trago, pudieron más que mis ganas de agradar a la abuela y asegurarme la Torre del Paseo Marítimo para mi.

Cuando me vieron, congestionada, sudorosa, con las piernas flojas... me ofrecieron un chinchón. - ¡Jesús, parece una aparición del Inframundo! (dijo la Cotilla) - "Tal vez lo sea. En esta casa pasan cosas muy raras" - ¿Cómo qué? - "Por ejemplo, lo deprisa que se gasta el papel higiénico. No sé lo que hace con él esta nieta mía pero un paquete de seis rollos no le dura una semana" - ¡Que me dices! - "Estoy por escribir a quién los fabrica para que le den un premio como la mejor clienta de la casa"

Fui a por Pascualita. Sentía que no tenía musculatura. Los vahos la habían fundido. Y los huesos también. - Me he vuelto de gelatina. (le conté a la sirena) ¡No puedo tenerme en pie! ¡Oh, dios mío, saldré en las revistas de Ciencia como un fenómeno paranormal a estudiar en profundidad! Y no podré correr porque no tengo huesos. ¡Me siento un moco!

- "¿A qué vienen esos gritos, boba de Coria?" - Me he convertido en una ameba gracias a ti y tus inventos del tebeo. Me he fundido. A partir de ahora solo podré vivir en el agua. Allí flotaré y tendré mi dignidad intacta porque no me arrastrare como una lombríz. - "Tu has visto muchas películas" - Me voy con Pascualita a su hábitat. Viviremos en el fondo del mar y seremos felices ¡No tendré que caminar! - "¡Por encima de mi cadaver!" (gritó la abuela y me sentí orgullosa de ella ¡Me quería!) "Te vas tú sola y a ver lo que duras bajo el mar. Te doy un minuto y medio. Y Pascualita se queda aquí"


  

lunes, 7 de noviembre de 2016

Constipadas.



La abuela ha entrado en casa estornudando repetidamente, con un montón de kleenex usados en un bolsillo y el otro lleno de paquetitos sin empezar. - "¡Tengo la gripe asiática, la del pollo, la española y todas cuántas se han llevado por delante a media humanidad!" - Los pañuelos usados los dejó sobre la mesa y siguió estornudando para todos los lados y sin taparse la boca. - ¡Abuela, no me eches babas! -

Siguió haciéndolo hasta que se sentó en un sillón y quedó traspuesta del esfuerzo que había hecho.  Yo estaba asustada porque me veía rodeada de todos los virus y micróbios del mundo. Entonces me armé de valor y salí a la calle a comprar aspirinas. Iba embozada para preservarme de los constipados porque parecía que todo el mundo se había puesto de acuerdo para estornudar cuando yo pasaba.

En la farmacia, que estaba llena a rebosar, tuve que guardar turno para que me despacharan. Mientras tanto, muchos clientes me rociaron la cara con su saliva y sus virus.

Corrí a casa a ducharme y restregarme bien la piel. Minutos después, estornudé Y ya no he parado en todo el día. El montón de kleenex ha crecido hasta casi llegar al techo. - ¡Ay, Pascualita! Estoy para el arrastre. ¿Qué hacéis en el fondo del mar cuando os constipais? - La sirena me miraba, curiosa, mientras yo seguía estornudando. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Mira cuantos pañuelos de papel usados que traigo, boba de Coria. - ¡Que ascoooo! ¿De dónde los ha sacado? - Del contenedor de basuras que hay junto a la iglesia donde límpio unos cepillos por la mañana.

- ¡Está loca! ¡Lléveselos ahora mismo! - No puedo hacerlo hasta que la fiebre se haya apoderado de mi y tenga 45º. - Estaría cocida en su propio jugo, Cotilla. - Esa es la idea. Ponerse muy malita y me darán cama y servicio gratis en el hospital. - ¿Para qué? - Para vender la comida que me den allí. Yo me las apaño con unos bocadillos. También puedo alquilarle media cama a un sin techo. Ya ves lo que hay que hacer para completar la paga y llegar a fin de mes. - Digo yo que lo mismo se pasa de frenada y se muere. - En éste caso te haré mi heredera y tendrás que pagarme las deudas y el entierro. ¡Quite, quite y vaya a morirse a otro sitio!

Por la tarde, mi casa era un concierto de estornudos y toses. Hasta Pascualita se había contagiado y los virus y microbios campaban a sus anchas desde el rincón más pequeño al más grande.

Al final una ambulancia nos llevó a las tres: abuela, Cotilla, yo y la sirena camuflada entre mis ropas, al hospital, desde donde fuímos derivadas a la UCI e incomunicadas como apestadas. Gentes con trajes verdes y vestidos casi como los buzos, entraban y salían con inyecciones, bandejas, medicamentos... - ¿Que nos pasa? - Logré preguntar a un bata verde que pasaba a mi lado - Sois un manual de historias médicas que debemos estudiar porque nunca habíamos visto a nadie con tantas enfermedades malísimas en el cuerpo y todas a la vez....  Y seguir vivos.- "

sábado, 5 de noviembre de 2016

Botes hinchados.

He quitado el polvo de la estantería de la cocina para que Pepe no se quede pegado con la grasa. Solo le faltaría eso a la cabeza jivarizada. Si por lo menos se quejara pero, desde que es el adorno de un llavero, no dice ni pío.

Se me ha ocurrido que, como los chinos son tan apañados, decirle al señor Li que le ponga un pequeño chip que lo haga hablar. ¡Sería un magnífico negocio! Que raro que no se le haya ocurrido a la Cotilla. ¡Se podría forrar!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿De qué te ríes, boba de Coria? - De la buenísima idea que he tenido para ganarme unos cuartos y no esas chorradas que se le ocurren a usted. - Sea lo que sea, lo habrás copiado de alguien más inteligente que tu. - Crea lo que quiera pero, ahora mismo voy a la tienda de los chinos a hacerles una proposición. - ¡Huy como se entere tu abuelaaaaaaa que le haces proposiciones indecentes al señor Liiiiiiiiii..! - No es nada malo. Simplemente hacer que Pepe hable.- ¡Una chorrada, te lo digo yo! - Bueno, ya veremos. - Te acompaño.

Al chino no le pareció mala idea y dijo que estudiaría qué sistema se podía instalar en la cabeza hueca de Pepe. Me pidió que se la dejara pero no quise. Pepe es de la familia y no se puede dejar por ahí así como así. El señor Li se enfadó por no fiarme de él. - Claro que me fío, pero Pepe no está acostumbrado a dormir fuera de casa y ... Cuando tenga algo concreto venimos otra vez y lo prueba conmigo delante para que no se asuste.

Los ojillos del señor Li se estrecharon un poco más, después miró a la Cotilla y preguntó: -  ¿Siemple sel asi de tonta? - Sí. Su abuela tiene una buena cruz con ella.

La Cotilla sigue yendo a comer al comedor social. No se fía de los botes de fabada y callos que tengo en la despensa porque ya llevan allí más de medio año y están hinchados. - ¡No pasa nada, Cotilla! En peores plazas hemos toreado. - Pero se ha ido.

Pascualita y Pepe estaban en la mesa. Les he ofrecido comida y la han rechazado. Mejor, tengo mucha hambre. Iba por el segundo plato cuando ha ocurrido algo extraordinario: Pepe, convertido en el Robert Redfort de Memorias de Africa, ha alargado hacia mi una mano bien cuidada, ha cogido la mía y se la ha llevado a los labios. - ¡Oooooooooooh. Casi me desmayo de la emoción! - ¡Querido Pepe, por fin te conozco tal cómo eras! Besa sin miedo, donde quieras y cómo quieras, que nadie te va a censurar. Y menos yo. Me río de los cubanitos-culitos-respingones de la Bisabuelastra ¡¡¡GUAPO, GUAPO Y GUAPO!!! Madre del Amor Hermoso, esto lo tiene que ver la abuela. Hice un montón de fotos para que quedara constancia del momento ideal que estábamos viviendo. -

Lo toqué, una y otra vez y no se disolvió en el aire como el aroma de un perfume carísimo. Bailamos toooooda la tarde mientras Strauss, con su violín, tocaba un vals tras otro. Pascualita movía las algas larguísimas y doradas que salían de su cabeza, al compás de las notas que giraban a nuestro alrededor.

- "¡¡¡Nenaaaaaaaa!!!" - Déjame bailar, abuela... - "¿Te has comido toda la fabada?" - ¡Claro!... No te vayas, Pepe... ¡Me voy contigo! - "¡Quieta, parada! ¡¡¡Vomita, boba de Coria o te mueres!!!" - ¡Que no se vaya Pepe sin mi...!

Sentadas en la salita de casa, con una copa de chinchón en las manos y el cuerpo temblando como una hoja en la tormenta, llevaba un rato recibiendo una bronca monumental. - "¡Envenenada! ¿qué hubiesen dicho mis amistades ricas? ¡Por comer fabada en mal estado! ¿Te imaginas el ridículo y los chascarrillos a mi costa? Si te matas que sea de manera glamurosa, boba de Coria. ¡Si es que no sirves ni para eso! - ¿Y Pepe...? (me atreví a decir)

viernes, 4 de noviembre de 2016

Idas y venidas.

Mi casa ha sido como una balsa de aceite durante el día. Había tanta tranquilidad que hasta me he aburrido. He llamado a la Torre del Paseo Marítimo para hablar con la abuela pero Geoooorge me ha dicho que nanay porque : - Madame duermeu. - ¿Y el abuelito? - No está here. - ¿Y mi bisabuelastra? - Con cubanito-culito-respingón. Y no molestar yo. - Entonces ¿puedo hablar contigo? Estoy aburrida. - No. You no pagarme a mi. - ¡Serás pesetero! - Yes. - ¡Que poco te queda para dejar de ser europeo, inglés! - Oh, yes... - Y ahí noté que me había apuntado un tanto. Le había dado en la línea de flotación a ese estirado. Su voz bajó el tono y pareció compungido - ¡Chúpate esa! (le grité) - y me colgó el teléfono.

A mediodía vino la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - ¡Hola, vecina! - ¿A qué viene esta alegría? - ¡Podemos hablar! - Claro ¿Que tienes para comer? - Un bote de fabada y otro de callos. Nos lo podemos repart... ¿A dónde va? - Al comedor social. - Pero si ha dicho que hablaríamos. -¿Y no lo hemos hecho? - El golpe de la puerta al cerrase me dejó con un sentimiento de soledad muy desagradable.

Recurrí a los únicos que me escuchan: Pascualita y Pepe. Los puse en la mesa de la cocina y les conté... tonterías, hasta que me quedé sin argumentos porque nadie me rebatía. Pepe no es nada expresivo y eso de ser solo una cabeza y encima, reducida, no le permite explayarse contando historias sobre sus aventuras en tierras de Guinea Nueva Papúa donde fue decapitado y comido con patatas y verduritas al vapor.

Tampoco Pascualita dice mucho. Podría enseñarme su idioma pero ¿tienen idioma las sirenas (si es que hay más) de las profundidades más extremas del mar? Acabé llevándoles a sus sitios: Pepe a la estantería de la cocina y Pascualita a su acuario. Allí fue donde me sentí más triste porque, en lugar de zambullirse, optó por dar saltos mortales, con tirabuzón además, mientras mostraba los dientes en plan sonrisa siniestra. ¡Estaba feliz de perderme de vista!

A media tarde el concierto de pitos debajo de casa me anunció el mal aparcamiento del rolls royce de los abuelitos. - "Ay, que trajín llevo todo el día. Ha sido un no parar." - Ya será menos porque, cuando te he llamado era tarde y dormías como un tronco. - "Esa era la órden que tenía Geooorge: Si llaman di que duermo. Sin embargo no he parado de ir con Andresito, de casa al aeropuerto y viceversa" - ¿Por qué? - "Para reír. Tenemos el cuerpo y las mandíbulas doloridas de tanta carcajada" - ¡No te lo puedes imaginar, nena! Ha sido divertidísimo. Y quién más cansado estará será Joserra jajajajajaja ¡Este si que se ha movido! - Podríais haberme llevado con vosotros. "¡No es lo mismo, boba de Coria. Tu eres un muermo."

- ¿Quién es Joserra? - "¿Quién va a ser? Nuestro EX President Bauzá. Iba y venía de Madrid, de trapichear  un Ministerio para él" - Y así estaba en Palma, luego en Madrid, otra vez en Palma, de nuevo en Madrid...  - ¿Y al final qué, abuelito? - Ha quedado compuesto y sin novia, o sea sin Cartera Ministerial. - "Y eso que es monillo el hombre"  - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Eso le pasa por no pedirme consejo porque de trapichear se más que nadie. - "Tienes razón, Cotilla. Saca el chinchón, nena y brindemos que la ocasión lo merece"

jueves, 3 de noviembre de 2016

Okupas.

Cuando he vuelto del trabajo la puerta de casa estaba abierta de par en par. - ¡Otra vez la abuela y la Cotilla tomándome el pelo! (pensé) - ¡Valeeeeee! Ya sé que sois vosotras quienes pusisteis las vendas "milenarias" el otro día. Dejad de hacer el payaso ya.

Así que entré tranquilamente y me encontré con unas personas sentadas en la salita, comiendo a dos carrillos, viendo la televisión y comportándose como si estuvieran en su casa. - ¡¿Quién ha dejado la puerta abierta?!  (gritó una de ellas) - Después, señalándome, me dijo - ¡Tú, largo de aqui!

Se me quedó la mente en blanco. Después pensé que había entrado en otro piso que, casualmente, tenía mubles y objetos clavaditos a los míos. - ¿Qué pasa aquí? (acerté a preguntar) - ¡¿No me has oído?! ¡¡¡QUE TE LARGUES!!! Hemos okupado éste piso vacío y tenemos nuestros derechos. - Me quedé de piedra. Entonces pensé en Pascualita. ¡No podía dejarla en manos de semejantes energúmenos. Corrí hasta el acuario, la guardé en un bolsillo y salí de mi casa muy asustada.

Llorando a moco tendido, le conté a la abuela lo que había pasado. Diez minutos después el impresionante rolls royce aparcó en la parada del bus para no perder la costumbre. La abuela y la Cotilla bajaron de él, pasando delante de mi sin mirarme y subieron al piso. Llamaron a la puerta, empujaron a quien les abrió y entraron como elefantes en una cacharrería. - Se oyeron gritos  - ¡¡¡NOSOTRAS SOMOS LAS VERDADERAS OKUPAS Y ESTO ES TERRITORIO COMANCHE PARA VOSOTROS, PARDILLOS!!! y acto seguido fueron cayendo trastos por el balcón.

La calle se llenó de gente, cámaras de televisión y periodistas de los diarios locales. La abuela me llamó: - "¡Nena, sube!" - ¡No me dejan! (lloriqueé... pero subí después de escuchar la retahíla de palabrotas familiares)

Cuando Bedulio y sus compañero municipales llegaron, los okupas, maltrechos, no opusieron resistencia a que se los llevaran detenidos. - ¿Qué les habéis hecho? - me preguntó en un aparte. - Al espíritu de mi primer abuelito no le ha gustado que invadieran su casa. - Algún día me armaré de valor y confirmaré que lo del espíritu son sandeces... (su mirada destilaba odio y susto a partes iguales)

Al quedar a solas nos sentamos las tres al rededor de una botella de chinchón. Y repetí la pregunta que me había hecho Bedulio, a las dos amigas. - ¿Qué les habéis hecho? - "Lo que hace cualquier mujer para defenderse: arrearles con el bolso jejejejejejeje" - ¡Ni que llevaran dentro un ladrillo! - ¡Que va, boba de Coria! ¡Llevan ¡dos cada bolso! jajajajajaja ¡Que risa cuando uno se ha quedado sin dientes! - "¡Ha sido divertidísimo!" - ¿Qué les habrá pasado a los dos que estaban en tu cuarto, nena? ¡Como sangraban! - Les atacó mi primer abuelito, Cotilla. ¡Es mi héroe! - Por el rabillo del ojo vi a Pascualita relamiéndose después de haber comido trocitos de carne okupa arrancada de cuajo.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

¡Hasta a los burros!

Esta mañana no quedaba ningún trozo de vendas milenarias en casa. Habían desparecido como por arte de magia. Y la abuela. Y la Cotilla... menos mal porque, a punto estuve de hacerlas picadillo. Menudo día el de ayer.

Creo que hoy tendré un día tranquilo, sin los sobresaltos como los pasados. Ya era hora. Me dedicaré al dulce far niente. Pascualita y yo nos lo merecemos. No hay nada mejor que tomarse un chinchón on the rocks a media mañana, espatarrada delante de la tele, sin enterarte de lo que hablan, ¿Para qué? Se repiten como el ajo.

Sin embargo las cosas nunca salen como queremos y en cuanto fui a llevarme la bebida a la boca, sonó el clásico: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! dicen que más vale llegar tarde que rondar un año ¡Pónme un chinchón, boba de Coria! - Menudo radar tiene usted, Cotilla. Siempre la avisa para ir a pegar la gorra al prójimo. - Es la solución de los pobres si queremos comer. ¡Mira todo lo que traigo! Los supermercados han sacado mucha mercancía a los contenedores ¡Mira que delicattesen!

Vació su bolso en la mesa de la cocina y salieron cajas de bombones, magdalenas, donuts, mantecados... etcétera... - ¿Seguro que no ha asaltado una tienda? - Que nooooooooo... - Los trapicheos me han salido bien y he pensado en traer todo ésto a casa. Mi intención era comprarlo pero como lo tiraban al contenedor, me ha salido gratis.

- ¡Un día nos matará! - No caerá esa breva... pero no quiero discutir porque estoy muy contenta. Me he ganado unos buenos euros vendiendo algo que he encontrado "por ahí" tirado. Sacos de comida para animales. Y unos bebederos. - ¿Seguro que estaban solos? - ¡Y tanto! Allí solo había burros! así que me lo he llevado todo y he hecho un buen negocio.

- ¿Ha sido usted la ladrona de la que habla todo el mundo? - No sé... (dijo con humildad) - ¡Les ha quitado la comida a los burros que trabajan limpiando los torrentes de Mallorca! ¡Y los bebederos! Ahora mismo llamo a la policía para que vengan a detenerla y ponerla a comer hierba como hacen esos burros ¡¡¡BORRICA!!!

martes, 1 de noviembre de 2016

Noche de Todos los Santos

Anoche tuve que volver a casa a dormir, a pesar de todos mis miedos, porque Bedulio se opuso tajantemente, a que me concediesen asilo político. Cogió un cúter y amenazó con cortarse las venas en el despacho del jefe que está recién pintado y decorado con muebles nuevos.

Prefirieron que me enfrentara sola a los fantasmas de mi casa a de tener que presentar una nueva petición al Jefe Supremo para arreglar de nuevo el despacho ¡cinco años había costado que les hicieran caso!

La puerta seguía abierta. Llamé desde el rellano y nadie me contestó. Me armé de valor y atravesé el umbral de casa. Las piernas me temblaban y me castañeaban los dientes. Quise hacerme la ilusión de que las viejas vendas eran borreguitos que andaban por el campo en pos de las mariposas que revoloteaban de flor en flor cuando, ¡de repente!... una mano se posó en mi hombro ¡¡¡Y GRITE, GRITÉ Y GRITÉ... COMO SI ME HUBIESE TOCADO LA PRIMITIVA!!!

- ¡Calla, coñe, que creerán los vecinos que te estoy matando! - La Cotilla, pálida y ojerosa como no la había visto nunca, me pegó una patada en la espinilla. - ¡¡¡Que susto me has dado, boba de Coria!!! - Pensaba que me atacaba un alma en pena egipcia (me tembló la voz cuando dije esto). - Pensabas, pensabas... ¡No pienses que no es lo tuyo! ¿De dónde has sacado tanta porquería? (dijo mirando las vendas milenarias) - Las han puesto aquí ELLAS... Cotilla ¿se queda a dormir conmigo? (supliqué) - Me miró de arriba abajo y preguntó - ¿Es una proposición indecente? - Lo que usted quiera pero no me deje sola ésta noche. - ¡Lo que hay que oír! ¡Anda, vete por ahí!

Se fue. Llamé a los abuelitos y no los localicé. Opté por encender todas las luces y apagar las pocas velas que seguían encendidas. Luego cogí a Pascualita, la sequé y me la llevé a la cama después de cerrar bien puertas y ventanas.

El cansancio de un día tan movido pudo más que mis ganas de permanecer despierta para salir corriendo al menor signo de ataque de ultratumba. Y me dormí como un tronco.

Esta mañana me ha despertado el roce áspero de una tela. De un salto me he sentado en la cama y he cogido a la sirena, a la que he despertado bruscamente y me ha clavado los dientes en la teta que tenía más a mano ¡El dolor tan grande que sentí se evaporó cuando vi una momia tumbada a mi lado! Salté y corrí dos pasos antes de estrellarme contra la puerta cerrada a cal y canto de la habitación. Forcejeé con la llave, abrí y corrí a la cocina donde encontré a la abuela y la Cotilla desayunando, tranquilamente, unas ensaimadas recién hechas.

La abuela, percatada del mordisco de Pascualita, se levantó y de un tirón seco la arrancó y guardo en su escote. La Cotilla no paraba de reir - ¡Se lo ha creído todo la pardilla de tu nieta! jajajajajaja - "Me da hasta pena ver lo tonta que es jajajajajajaja" - A mi solo se me ocurrió decir - ¿No me habéis comprado ensaimada?
Al llegar a casa la puerta estaba abierta de par en par. Desde el rellano he dado una ojeada y no he visto ningún desorden - No habrán sido ladrones (pensé) - Llamé a voces a la abuela - ¡Te has dejado la puerta abiertaaaaaaa! - Nada. Recibí la callada por respuesta.

No me decidía a entrar. Entonces llamé a la Cotilla y tampoco me contestó nadie. debo reconocer que me estaba poniendo de los nervios. A pesar de que no se veían indicios de violencia no me atrevía a entrar e hice lo más indicado en estos casos: telefonear a los municipales para que mandaran un guardia y mirara si la casa estaba vacía.

Poco tiempo después llegó Bedulio. Su cara era un poema. Se notaba a la legua de que no quería estar aquí pero era un mandado y donde hay patrón, no manda marinero. Le expliqué la situación y me dijo que pasara primero yo y el me cubriría las espaldas. - Prefiero que sea al revés (protesté e iniciamos una discusión) Finalmente se hizo lo que yo decía porque mi abuelito tenía grandes influencias sobre sus jefes y tampoco era el momento oportuno para quedarse sin trabajo.

Pistola en mano fue entrando en el piso. - ¿A qué viene tanta luminaria? (preguntó el Municipal a la vista de tanta vela encendida. - ¿Esto es normal? - Son cosas de la Cotilla. tiene un altar en la salita donde reza a los Amigos de lo Ajeno que están siendo juzgados estos días, para que salgan libres de ésta encerrona que les han hecho por usar tarjetas black. - Pues no confía demasiado en sus rezos y ha puesto velas hasta en el cuarto de baño.

Tenía razón, no había ningún mueble sin sus velas y sobretodo, animates. Pequeñas lamparillas dedicadas a las almas del Purgatorio. Hicimos el recorrido en fila india y al llegar a mi habitación le clavé las uñas en la espalda a Bedulio que gritó como un energúmeno. En el suelo del pasillo y sobre mi cama, había trozos de vendas, algunos casi deshechos de viejos que eran. - ¿Qué... pas...a? (la voz varonil del Municipal había dado paso a un tono bajo y trémulo. - ¡Están en casa! ¡vienen a por mi y a por ti! - ¿Quién...es? - ¡Las momias milenarias de Egipto en busca de cuerpos en los que poder descansar!

Bedulio dio media vuelta y echó a correr pero un ¡CHOFFF! en el comedor, lo paralizó. Pascualita se había despertado y jugaba en el acuario dando saltos de alegría. Como iba pegada a la espalda del Municipal vimos más restos de vendas a la vez. Gritábamos y mirábamos a todos lados. Las vendas se multiplicában como por arte de mágia. Cada vez había más velas encendidas. ¿Qué está pasando? La casa estaba llena de vendas hediondas ¡incluso las había dentro del acuario psicodélico! Y la sirena se estaba comiendo algo negro que ¡aleteaba! Menos mal que Bedulio, en su afán por salir de allí no se fijó en ello. ¡¡¡ERA UN MURCIELAGO!!!

Corrimos escaleras abajo y no quise separarme del Municipal hasta llegar a su cuartel donde pedí asilo político.