jueves, 3 de noviembre de 2016

Okupas.

Cuando he vuelto del trabajo la puerta de casa estaba abierta de par en par. - ¡Otra vez la abuela y la Cotilla tomándome el pelo! (pensé) - ¡Valeeeeee! Ya sé que sois vosotras quienes pusisteis las vendas "milenarias" el otro día. Dejad de hacer el payaso ya.

Así que entré tranquilamente y me encontré con unas personas sentadas en la salita, comiendo a dos carrillos, viendo la televisión y comportándose como si estuvieran en su casa. - ¡¿Quién ha dejado la puerta abierta?!  (gritó una de ellas) - Después, señalándome, me dijo - ¡Tú, largo de aqui!

Se me quedó la mente en blanco. Después pensé que había entrado en otro piso que, casualmente, tenía mubles y objetos clavaditos a los míos. - ¿Qué pasa aquí? (acerté a preguntar) - ¡¿No me has oído?! ¡¡¡QUE TE LARGUES!!! Hemos okupado éste piso vacío y tenemos nuestros derechos. - Me quedé de piedra. Entonces pensé en Pascualita. ¡No podía dejarla en manos de semejantes energúmenos. Corrí hasta el acuario, la guardé en un bolsillo y salí de mi casa muy asustada.

Llorando a moco tendido, le conté a la abuela lo que había pasado. Diez minutos después el impresionante rolls royce aparcó en la parada del bus para no perder la costumbre. La abuela y la Cotilla bajaron de él, pasando delante de mi sin mirarme y subieron al piso. Llamaron a la puerta, empujaron a quien les abrió y entraron como elefantes en una cacharrería. - Se oyeron gritos  - ¡¡¡NOSOTRAS SOMOS LAS VERDADERAS OKUPAS Y ESTO ES TERRITORIO COMANCHE PARA VOSOTROS, PARDILLOS!!! y acto seguido fueron cayendo trastos por el balcón.

La calle se llenó de gente, cámaras de televisión y periodistas de los diarios locales. La abuela me llamó: - "¡Nena, sube!" - ¡No me dejan! (lloriqueé... pero subí después de escuchar la retahíla de palabrotas familiares)

Cuando Bedulio y sus compañero municipales llegaron, los okupas, maltrechos, no opusieron resistencia a que se los llevaran detenidos. - ¿Qué les habéis hecho? - me preguntó en un aparte. - Al espíritu de mi primer abuelito no le ha gustado que invadieran su casa. - Algún día me armaré de valor y confirmaré que lo del espíritu son sandeces... (su mirada destilaba odio y susto a partes iguales)

Al quedar a solas nos sentamos las tres al rededor de una botella de chinchón. Y repetí la pregunta que me había hecho Bedulio, a las dos amigas. - ¿Qué les habéis hecho? - "Lo que hace cualquier mujer para defenderse: arrearles con el bolso jejejejejejeje" - ¡Ni que llevaran dentro un ladrillo! - ¡Que va, boba de Coria! ¡Llevan ¡dos cada bolso! jajajajajaja ¡Que risa cuando uno se ha quedado sin dientes! - "¡Ha sido divertidísimo!" - ¿Qué les habrá pasado a los dos que estaban en tu cuarto, nena? ¡Como sangraban! - Les atacó mi primer abuelito, Cotilla. ¡Es mi héroe! - Por el rabillo del ojo vi a Pascualita relamiéndose después de haber comido trocitos de carne okupa arrancada de cuajo.

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