lunes, 31 de mayo de 2021

El mazacote.

 La abuela me ha llamado para decirme: - "Nena, hay unas baldosas de la cocina que se mueven. Hemos llamado a un albañil para que las arregle. Nos cobrará caro pero he pensado que si la argamasa la pones tu, será más barato" - ¿Y que sé yo de argamasas? - "¡No me digas que has tirado el arroz de ayer" jajajajajajaja. - Ya vale de cachondeo, abuela.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! te traigo un regalo, boba de Coria ¿Cómo te has quedado? - Patidifusa. ¿Qué es? - ¡Un kilo de arroz para que vayas practicando! jajajajajajaja - ¡Fuera de mi casa! - No puedes echarme porque me declararé okupa. 

Sin tiempo a reponerme de la rabieta, llamaron a la puerta. Era Bedulio con la libreta de multas en la mano. - ¿Qué he hecho ahora? (pregunté) - El mazacote de arroz que tiraste anoche a la basura, ha hecho un agujero en el fondo del contenedor ¡Y es de los nuevos! jajajajajaja

Así están todo el día. Y no son ellos solos, también están los de casa con la guasa a cuestas cuando creen que no los veo. Por ejemplo, la cristalera del balcón abre un poco la puerta y la cierra de golpe diciendo: - ¡Todo el mundo al suelo que nos ataca el mazacote!

El árbol de la calle grita (¡grita el jodío!) "¡Ay, ay, aaaaayyyy, el arrocito me rompe los piños con lo caros que me costarooooon!"

Mi primer abuelito ha inundado el piso con lágrimas de risa a mi costa. - ¿Ya está bien, no? - Lo siento, lo siento pero es que cada vez que me acuerdo de tu paella ¡jijijijijijijijijijijijijiji! ¡Hasta los mocos ¡me cuelgan! ¡Que arroz, por Dios, qué arroooooz!

Me he refugiado en la salita con Pascualita, para no oírlos. Ella, por lo menos, no habla. Puse la televisión para evadirme del tema pero la alegría dura poco en casa del pobre. En el telediario nacional han dicho que: -  Ayer una vecina de Palma (¡y salía mi foto!) hizo la peor paella de la Historia. Hemos enviado al corresponsal en aquella ciudad en su busqueda para que nos cuente, en primera persona, como se puede... jijijiji... hacer algo... jijijijiji ¡asi! JAJAJAJAJAJAJAJA.



 

domingo, 30 de mayo de 2021

La paella.

 Me he levantado con el ánimo de hacer una paella. La primera que hago porque siempre he comido las de la abuela pero, debido a que ahora nos vemos menos a causa de la pandemia, si quiero comer arroz tendré que apañármelas.

- No tiene ningún secreto, Pascualita, a pesar del ritual que montan algun@s. Tampoco hace falta usar una paellera. Eso es puro marketing de los vendedores de artículos de menajes para el hogar. Unicamente hace falta arroz, agua, y lo que le quieras añadir y tenga por la nevera. 

Mientras desayunábamos le he expuesto mi plan para la comida de hoy a la sirena, más que nada para refrescarle el cerebro que, en cuanto a menús, lo tiene algo descuidado. Claro, yo abro latas y ahí hay poca receta que explicar. De todas maneras, no es que se haya puesto a bailar flamenco al saber que iba a guisar yo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Ostras, Cotilla, que pelado más actual lleva! - Menos guasa que como encuentre al bicho que me hizo ésto, se le acabará la vida deportiva en un santiamén. 

La miré desde todos los ángulos, aguantándome la risa. Si supiera que el bicho está muy cerca de ella, en mi bolsillo, se caería de espaldas. 

- Voy a hacer paella ¿qué le parece? - Gracias por decírmelo, Voy a coger sitio en el comedor social... ¡Hasta más ver! - Quedé un poco chafada pero recordé que, en sus principios, seguro que alguien dudó del arte de los grandes chefs. En fin, todo artista tiene que pagar el precio de sentirse incomprendido hasta que, de repente, el arte se abre a la luz.

-  Bueno... la paella no ha salido como la de la abuela porque ella lleva muchos años de rodaje entre los fogones.. Y arroz, lo que se dice arroz, llevaba aunque ahora no lo parezca... Agua también y salsafrán, un montón. Gambas no... Se me ha olvidado poner algo de carne pero sí le he puesto dos latitas de atún con su aceite y todo. Tal vez, pero solo tal vez, tendría que haber cortado el pimiento y el tomate en lugar de ponerlos enteros... y quizás lo de la paellera no sea cosa del marketíng porque ahora me costará sacar "el cemento armado·" de la olla de barro donde lo he cocinado... 

Voy a lavarme la cara para que se me aclare la visión. Pascualita me ha dado su opinión  lanzándome, a dos manos como pedradas, puñaditos del mazacote a los ojos y a tal  velocidad que no me daba tiempo a esquivarlos... 

He llamado a la abuela y cuando ha descolgado le he soltado un lamento: - ¡Te añorooooo! - ¿Sorry?... ¿Tu ser boba of Coria? ¡¡¡HELP!!! - ¡Maldito inglés de las narices!

sábado, 29 de mayo de 2021

El dragón.

 ¡No puedo salir al balcón porque allí se ha instalado un dragón! Y no parece que tenga ganas de largarse porque lleva toda la mañana tomando el sol.

He ideado mil cosas para deshacerme de él: pisarlo, darle escobazos, tirarle un cubo de agua y que caiga a la calle, pedirle a Pepe que suelte su OOOOOOOOOOOOOOOOO y que se vaya por no aguantarlo, que se lo coma Pascualita... Pero nada me convenció porque hay que acercarse al bicho ¡y no puedo ni pensarlo! ¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Por la ventana de la cocina he hablado con el árbol de la calle.  - Dile que se marche, porfi. Que no es bienvenido a ésta casa. Que para bicho me basta con la Cotilla. En fin, dile lo que se te ocurra pero que desaparezca de mi vista.

La gran boca de madera inició un movimiento y dejó oír su voz. - Si no quieres verlo, la cosa es sencilla: No lo mires.- ¿Tanto cuerpo para soltar esa sandéz? Me decepcionas.

El dragón se movió y a mi se me pusieron los pelos de punta. A gritos le hablé a la vidriera del balcón: - ¡Por tu madre, no te abras! - Las risitas sardónicas de las hojitas del árbol me pusieron de mal café. - Pero si es muy chiquitín jijijijiji - Es monísimooooo jijijijiji - ¡Aayyyy, que te comeeeee! jijijijiji

Fui a por Pascualita. - ¿Tienes hambre? Mira que bocado más exquisito (y se me revolvieron las tripas) ¡Ahaaaaaaaag! Pero no te lo comas delante de mi.

Puse a la sirena  en la escoba y desde la ventana de la cocina alargué el palo hasta llegar a la barandilla del balcón. El dragón pareció interesado en la maniobra. Pascualita empezó a reptar hacia él pero el otro fue más rápido y se subió a la escoba mientras mi corazón iba a dos mil por hora. Cerré los ojos y la voz de la Cotilla me llegó desde la calle.

- ¡Se va a caer esa escoba, boba de Coria! - Vaya si se cayó y con ella Pascualita. Menos mal que aterrizó en la cabeza de la vecina a la que dejó pelona en lo que dura un parpadeo. Sus gritos se unieron a los míos cuando abrí los ojos y me encontré, cara a cara con  ¡¡¡EL DRAGOOOOOON!!!

 

viernes, 28 de mayo de 2021

Velas.

Menos mal que la Cotilla siempre tiene el suministro de velas, velitas y velones, para que  no falte luz a su querido gurú, Bárcenas. 

He entrado en el antiguo cuarto de la abuela cuando la vecina estaba de trapicheos y he cogido un buen puñado de velas que he escondido en la despensa, detrás del cesto de las patatas.

Antes de comer ha arreglado el altar a los Amigos de lo Ajeno con el cargamento que ha traído de su paso por las diferentes iglesias donde va a "limpiar" los cepillos, el resto lo ha dejado en el cuarto y, cinco minutos después la he llamado porque las albóndigas con tomate, de bote, ya estaban calentitas.

Al sentarse ha dicho: - ¿Me has cogido velas, boba de Coria? - A lo que contesté, demasiado deprisa. - ¡Cree el ladrón que todos son de su condición! - ¡¿Quién te manda entrar en mi cuarto?!" - ¡¡¡¿SU?!!! -  Hasta mi primer abuelito, desde lo alto de la lámpara, enarcó una ceja. - Ahí están mis cosas, por lo tanto ¡es mi castillo y puedo denunciarte!

Que manía tiene esta mujer con denunciar. Y cuando vi que se iba decidida hacia la puerta de la calle, di mi brazo a torcer. - Vale, vaaaaaleeeee... he cogido... una velita... 

Firmes, delante de mi, inició un taconéo que no auguraba nada bueno. Mi primer abuelito me susurró: - Ojo con ésta que es mala de roer. Soy fantasma, entre otras cosas, por su culpa. - A lo que le respondí: - No te quejes que nunca has estado mejor ni  más elegante. 

Lo pensó un poco y acabó admitiendo que yo tenía razón: ¿A que me sienta bien este sudario, rojo y plisado, de Oscar de la Renta? Me lo ha hecho a medida

Mientras lo admiraba con una sonrisa beatífica en los labios, la voz cascada de la Cotilla me devolvió a la realidad. - Estoy esperando - dijo y el taconeo se convirtió en música de fondo

- Sí, he cogido unas cuantas. - ¿Cuántas? - ¡Que sé yo! ¡Ni que fuera el Gallo Kirico yendo a la boda del tio Perico!... - Carraspeando, le desvelé el motivo: - ¡Va a subir mucho la luz! La lavadora tendrá que lavar de madrugada y no voy a tener la luz encendida toda la noche mientras plancho. Y he pensado que, como a usted no le cuesta nada coger las velas en su trabajo y además, vive AQUI, es justo que coopere para reducir los gastos de casa.

- ¡Encantada! ¿Ves que bien se entiende la gente cuando se dicen las cosas claras? Ahora solo falta saber cuánto vas a pagarme por ellas.

jueves, 27 de mayo de 2021

Antojo.

 Me he levantado con antojo de ensaimada pero no se lo he dicho a nadie. Incluso no me atrevía a pensar en ello por si, al quedarme traspuesta a la hora de la siesta y con la Cotilla en casa, me da por hablar del tema, la vecina lo toma por otro camino y le llega la película montada por ella a la abuela: - ¡Tu nieta está de antojos! ¡Ves preparando la canastilla que viene el bisnieto!

El caso es que, para que se te pase el antojo, lo mejor es realizarlo. Fui al horno y compré una ensaimada, calentita, que nos hemos comido entre Pascualita y yo. ¡Hummm, que rica estaba!

Masticaba el último bocado cuando: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! (la Cotilla venía por el pasillo a paso de carga y la sirena ha salido lanzada por los aires por servidora, entrando límpiamente, en el acuario, sin apenas salpicar.

- ¿Qué ha sido eso que volvaba? - Qué va a ser? ¡Nada! - Nada, no. Algo ha volado. - Pues sería un pájaro del árbol de la calle (y recriminé a la cristalera del balcón) ¡A ver si estás más atenta, jodía! Ciérrate cuando vengan gorriones al balcón y quieran entrar en casa!

- Cuando yo digo que estás para que te encierren es que tengo más razón que un santo ... (murmuró de camino al antiguo cuarto de la abuela) 

Antes de entrar, me dijo: ¡Cerraré con llave porque de los locos no me fio! - Y dio portazo.

Mi primer abuelito, vestido como el sultán de las Mil y una noches, con turbante de seda y todo, me dijo al oído. - Ten cuidado con la Cotilla que no es de fiar. - Te tengo a ti para que me defiendas. - ¿Te parece normal que hables con la cristalera del balcón delante de ella? ¿O con el mismo árbol? O con la... - ¿El ánima de mi abuelito ibas a decir? - Abrió unos ojos como platos y se echó a reir como no había hecho desde antes de estirar la pata. 

Menos mal que, a pesar de llorar de risa hasta inundar el comedor con medio metro de lágrimas, como no es real, la inundación tampoco lo fue. Pero se ganó un viajecito a través del tiempo, con Pascualita y conmigo, subidos todos en una hojita del árbol. Cuando abrimos los ojos estabamos en la copa de un árbol altísimo junto a un tio que lanzaba alaridos, muy originales, sin parar. Menos mal que la mona Chita, una mona seria donde las haya, lo frenaba diciendo: - ¡Otro grito más y te mando a por aspirinas a Sevastopol, jodío!

 

miércoles, 26 de mayo de 2021

Para luego es tarde...

 Acababa de comer y cogí a Pascualita para ver juntas el Giro de Italia repantingada en el sofá de la salita. Suelo ver el principio y el final de la carrera, lo que acontece entre estos dos puntos me lo paso durmiendo profundamente. ¿Para qué sino están echas las repeticiones en el deporte? Para los siesteros.

Durmiendo, toqué un botón del mando de la tele (¿por qué los harán tan sensibles?) y en pantalla apareció algo que llamó la atención de la sirena que, tensando el cuerpo , saltó hacia adelante y se estrelló contra el televisor. 

Desperté de sopetón, asustada, pensando que me había perdido la llegada a meta del ganador de la etapa ciclista cuando vi a la sirena medio grogui, en el suelo. - ¿Qué te ha pasado? - Sacudió la cabeza para despejarse ¡menudo golpe se dio la pobre!

Sentadas, de nuevo, en el sofá, Pascualita intentó una nueva huída hacia adelante pero pude retenerla. Por fin me fijé en la pantalla... ¿dónde estaban los ciclistas? En su lugar salían bichos a cada cuál más raro mientras el locutor hablaba de los seres que habitan en la grandes profundidades del mar ¡Por eso había saltado Pascualita! Esos eran sus parientes o la comida que había comido durante miles de años... 

Llamé a la abuela. - ¡Voy a llevarla a la playa para que vuelva a su casa! - "¡Ni hablar del peluquín! ¿Qué pasa con mi asma?" - ¡Tienes medicinas y... - "Y no hay más que hablar" (me interrumpió) Además, se la puede comer la ballena del otro día. O el tiburón del año pasado. O... " - Con el genio que se gasta ésta, di mejor que se los comerá ella - "Es muy pequeñita..." - ¡Excusas! Esta sabe latín, arameo, y todo lo que se le ponga por delante. ¡Me voy a la playa! - "¡¡¡NOOOOOOOO!!!"

- Vale, abuelaaaa... Entonces ¿va a ser para mi la Torre del Paseo Marítimo el día de mañana. Sí o no? - "¡¿Qué?!" - Me estoy poniendo las zapatillaaaaaassss. - "¡¡¡Sí, sí, sí...!!!" - ¿Ante notario? - "¡QUE SI, JODÍA!"


martes, 25 de mayo de 2021

Nacer cada día.

- Sueño que nazco todos los días ¿En tu mil millonaria vida ¿te ha pasado alguna vez, Pascualita? - El modo despectivo de darme la espalda  quería decir: ni lo sé, ni me acuerdo, ni me importa, boba de Coria. - Y claro, me enfadé. - ¡No sé para que te pregunto, media sardina!

Como si no fuera con ella, se zambulló hasta el fondo del acuario y, suavemente, se posó sobre la arena dejándome con la palabra en la boca.

Fue mi primer abuelito, vuelto a la lámpara del comedo después de unos días de berrinche quien, telepáticamente, me dijo: - Me pasó en los días previos a mi marcha, forzada por las dos brujas que frecuentan tu casa... con esto no te digo ná pero te lo digo tó, boba de Coria.

 - ¿Y a santo de qué viene lo de nacer a diario.? - Significa que buscas un lugar adecuado para  pasar la Eternidad. - ¿Y lo has encontrado? - ¡Parece mentira que me lo preguntes, nena! ¿Acaso no ves lo a gusto que estoy en la lámpara del comedor?

La mandíbula de abajo se me desencajó y rozó mis pies. - ¿Quiéres pasar la eternidad subido a MI lámpara del comedor?  Que pocas aspiraciones tienes, abuelito - Estoy feliz con lo que tengo: a ti, a MI lámpara, a los mejores modistos que han existido. De vez en cuando asusto a la Cotilla. Y a tu abuela, aunque con ella me cuesta más porque tiene más conchas que un galápago.  Y a Bedulio ¡Como disfruto con éste hombre cuando le veo salir por pies escaleras abajo solo con que le insinúes que estoy presente! ¡¡¡Estoy en el mejor sitio del mundo!!!

De repente vi subir un chorrito de agua, del acuario hacia el techo aunque no llegó tan lejos. Se estrelló contra un ojo de mi primer abuelito que, aún siendo fantasma, gritó, berreó, lloró y voló como un loco al rededor de la lámpara.

Es que Pascualita es muy suya y no soporta que gritemos cuando ella reposa, tranquilamente, en su "casa" ... Por cierto, al abuelito se le está poniendo el ojo como el reloj de la Puerta del Sol de grande.

lunes, 24 de mayo de 2021

El polvo.

 Mi primer abuelito lleva días sin aparecer por casa. Le sentó fatal que le echara en cara que, ya que se pasa las horas muertas subido a la lámpara, no le quite el polvo de vez en cuando. 

Me dijo que esa no era su misión en el Más Allá - ¡Pero si estás más tiempo en el Más Acá! - aunque lo que más le ofendió fue cuando nombré la herramienta que podía emplear: ¡sus sudarios de alta costura! 

- ¡¿Quiéres que quite el polvo con esas maravillas?! Eso es pura envidia porque NUNCA lucirás algo igual. - Iba a contestarle cuando me clavó la puntilla en todo lo alto. - Mejor no lo quito, al fin y al cabo es ¡el único polvo que entra en ésta casa!

Pensé que me daba un telele. - ¡Huuuuuy, lo que has dichooooooo! ¡Ahora entiendo que la abuela te mandara al otro mundo! - Por toda respuesta giró en redondo y desapareció seguido de un revuelo de colores, sedas y lentejuelas.

Pascualita, al escuchar los gritos, se sentó en el borde del acuario a tiempo de ver la salida, espectacular (tengo que reconocerlo) de mi abuelito, al que ella tomó por la abuela y se tiró hacia mi con la dentadura de tiburón dispuesta para morder. 

Menos mal que, después de tantos años de padecerla, tengo unos reflejos fabulosos y tal como venía hacia mi, le di un revés y la mandé de nuevo al acuario. Fue un corto viaje de ida y vuelta.

Al ver su cara de desconcierto me dio la risa floja y bajé la guardia, cosa que aprovechó la sirena para saltar de nuevo hacia ... mi oreja, a la que se agarró con los dientes convirtiéndose durante unos segundos, en un repelente pendiente.

Ahora, después de media botella de chinchón para aliviar el dolor, la oreja es tan grande como la de un elefante macho africano y he tenido que sentarla en una silla porque pesa lo suyo.

domingo, 23 de mayo de 2021

Discurseando.

Pascualita y Pepe me miraban desde el frutero donde los había colocado para que escucharan mi discurso inaugural del día y, en caso de querer, me dieran la réplica: - Quedamos en que la Primavera está loca ¿verdad? Pero que muuuuuy loca. Loquísima. ¡Pues que la encierren en el manicomio! ¿Por qué tengo que aguantarla y preguntarme cada día, cuando abro los ojos ¡con lo que me cuesta hacerlo por culpa de las legañas! (Otras que podrían ir a hacerle compañía a la puñetera Primavera) ¡¿Qué me pongo?! ¿cómo debo vestirme hoy? ¿hará viento? ¿frío? ¿helará? ¿sudaré como una condenada a galeras? 

No hubo réplica sino, indiferencia ¿Qué se puede esperar de un bicho más antiguo que Adan y Eva?. ¿Qué ha visto la evolución de las especies desde que apareció la primera mosca hasta ahora? ¿Qué vive en remojo y que siente frío o calor porque la abuela se lo ha enseñado metiendo en el acuario, cubitos de hielo cuando ella tiene calor y agua caliente cuando tiene frío? Pues eso, silencio total y a esperar que escampe. 

¿Y Pepe? Una cabeza que cortaron y redujeron los jíbaros después de hacerse un buen estofado con el resto del cuerpo. Un cascarón vacío que, por arte de biribirloque, dice OOOOOOOOOO y mueve, despacito, el ojo-catalejo que le salió como al que le sale un grano. ¡Nada tampoco! Así ¿cómo vamos a arreglar el mundo, tío Facundo?

Pues hoy, 23 de mayo, hace frío y ayer hizo un calor de verano. Ayer sin mangas, hoy con el forro polar puesto dándome calorcito. ¿Y mañana?... ¡Huuuuuy, mañana! ¡Que risa, Maria Luisaaaaaa!

¿Y tú, abuelito, no dices nada?... ¿Qué?... ¿Que la lámpara del comedor tiene polvo? ¡La madre que te parió!

 

 

sábado, 22 de mayo de 2021

Rebajando el estrés.

 Estoy estresada. No sé por qué ni a santo de qué pero tengo que coger las de Villadiego y desaparecer por un tiempo. Iré a mi "agencia de viajes" más económica: el árbol de la calle.

Pensaba llevarme solo a Pascualita pero luego pensé que el pobre Pepe, el jibarizado, también es de la familia. Lo metí en el bolsillo y a Pascualia en el termo de los chinos y entré hasta la copa del árbol. 

Allí esperé, pacientemente, a que alguna hojita se dignara llevarnos. Pero no estaban por la labor. Discutían entre ellas formando un enorme girigay del que acerté a oir: - ¡No quiero llevarla! Durante el Confinamiento se ha puesto fondona y pesa como el plomo. - No dije nada porque no pensé que hablaran de mi pero... ¡allí no había nadie más para ser transportado!

 Pedí al árbol que organizara un sorteo para saber quién me llevaba. - No puedo hacerlo, boba de Coria (¡Que confianzas se toma el puñetero!) Las hojitas son independientes. No nos regimos por los mismos estatutos. Lo siento. - Entonces Pepe soltó su: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOO. - Al principio me molestó pero fue mano de santo. Ninguna hojita pudo soportar semejante vocerío y varias de ellas cayeron a mis pies. No me entretuve en elegir. Me subí a la que cayó más cerca de mi pie, cerré los ojos y al abrirlos estaba subida a un caballo, dentro de una lata de sardinas que luego comprendí que era una armadura, con un casco con el que apenas veía nada. Y hacía mucho calor allí dentro.

El caballo se puso al galope. Si eso era un nuevo método para quitar el estres conmigo no funcionaba porque me estaba poniendo ¡histérica!. - ¡¡¡Paraaaaaaaaaaaaaa!!! - gritaba. Mi brazo, armado con una larga vara, se levantó sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo. después sentí un gran topetazo, como si hubiese chocado con un tren a toda pastilla y un griterío ensordecedor retumbó en el casco. 

Cuando conseguí quitármelo caímos al suelo Pascualita, Pepe y yo, cada uno por su lado y sudando a chorros. Los cuatro Reyes de la baraja se acercaron sonrientes, con sus armas en la mano. La sirena atacó primero y en un santiamén, dejó a los cuatro sin nariz, como la Esfinge de Egipto. Luego corrimos tras la hojita a la que se llevaba el viento hasta que Pepe soltó su - OOOOOOOOOOO - y el viento amainó. Subimos a la hojita y ... ¡Que alegria pisar mi balcón! ... Ahora, sentados en la salita, nos quitamos el estrés con chinchón on the rocks.

 

viernes, 21 de mayo de 2021

Ni una foto.

 Pascualita está de uñas contra mi porque estuvo dentro del mar y le cerré el tapón de termo de los chinos.

Por más que le he explicado que toda la culpa fue de la abuela, por un oído le entra (aún no sé dónde los tiene) y por otro le sale. Comenté a la abuela que no se había publicado ninguna foto de cuando estuve en remojo con la ballena y me salió por la tangente. -  "Guardaran la noticia para ponerla como Serpiente de Verano cuando los periodistas no tengan nada mejor que publicar.

 - ¿Tu no habías tratado un precio con no sé quién? - "Sí, pero la ballena, ni te mordió ni te dio un coletazo que te subiera a la terraza de un hotel sin pisar las escaleras. O sea, que de lo dicho no hay nada" - Me sentí decepcionada... aunque casi mejor no salir en las teles para evitar el cachondeo. Menuda pinta la mía al salir del agua. 

Para quitarme el muermo de la decepción, he salido a caminar por Palma. Hay que aprovechar que no hay masificación de turistas y disfrutar callejeando sin estar dándote codazos con gentes coloradotas. Y así he descubierto que tenemos Palma llena de leones.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla ¿Usted también se ha dado cuenta de que hay muchos leones en Palma? - ¿Ha llegado un circo? ¡Ya era hora! Creía que ya no llevan animales. - Estos están en la calle. - ¡¿Sueltos?!  ¡Esta noche me quedo en casa! - Mejor, así se evita encontrarse con la mafia china en busca del ordenador birlado... Y yo sé por quieeeeen.

Pero la Cotilla no me escuchaba. Cogió su móvil y fue llamando a sus compañeros de trapicheo: - ¡Hay leones sueltos! ¡Quedaros en casa!... ¡que sí!... Me lo ha dicho la boba de Coria... ¿Qué no me fie? - Se volvió hacia mi. - Que dicen que no lo han escuchado en ningún sitio. 

Yo no podía parar de reir viendo la expresión de incertidumbre en la cara de  la Cotilla - ¡Que no son de verdad jajajajajajaja ¡Aaayyyyy, me duele todo el cuerpo! Están de adorno en algunos edificios... ¿Por qué me mira así?... - Me salvó el timbre de la puerta cuando la Cotilla iba a darme con su bolso, que pesa un montón.

- ¡Ya vaaaaaa! (grite) ¿Quién eeeessss? - ¡Señol Li y mafia china. Tu ablil! - Cuando me girè hacia la vecina, ésta había desaparecido.

jueves, 20 de mayo de 2021

La ballena.

 Estaba yo de cháchara con el árbol de la calle cuando el chirrido de un frenazo en seco ha hecho que mirara hacia la calle. El rolls royce de los abuelitos acababa de llegar tras una carrera con el autobús de línea para quitarle como siempre, el aparcamiento.

La abuela salió del coche muy veraniega. - "¡Nena, baja que nos vamos a la playa!" - No tengo ganas... - "¡Y bájate a quién tú sabes!" (está visto que a la abuela le importa un pimiento la opinión ajena).

No me quedó más remedio que meter a Pascualita en el termo de los chinos y salir por pies, entre otras cosas porque, de seguir con la discusión acalorada entre el autobusero y Geoooorge, iban a terminar como el Rosario de la Aurora.

Cuando el rolls royce arrancó vi venir, con parsimonia, a Bedulio, libreta de multas en mano. La abuela y yo lo saludamos, efusivamente, con la mano y el puso los ojos en blanco, con alivio por perdernos de vista.

- "Vamos a Santa Ponça, Geoooorge ¡A toda pastilla! Y tú (se volvió hacia mi) pintate un poco que pareces un alma en pena y hay que estar preparada por si te hacen fotos." - ¿Para qué y por qué van a hacerme fotos? - Por toda respuesta me alargó su barra de labios rojo pasión.

En la playa había poca gente a pesar del buen día sin embargo donde se abre la bahía, había aglomeración de personas haciendo fotos con el móvil. Y la curiosidad nos llevó hasta allí - "¿Lo ves? Te lo dije. En cualquier momento pueden hacerte una foto que te haga famosa" - Y me empujó.

Me pilló de sorpresa y caí al agua con el glamour de un saco de patatas. En seguida pensé que no había cerrado del todo el termo de los chinos y mientras me hundía, apreté el tapón que se estaba desenrosacando. 

Que difícil es estar en el agua vestida, entrabietada y temiendo que Pascualita se escapara. Todo a la vez. Por fin, entre ahogos, sorbos de agua de mar y el pelo en los ojos, conseguí aspirar una bocanada de aire y me acerqué hasta las rocas invadidas por los curiosos esperando una mano amiga que me ayudara a salir de allí. - "¡No salgas todavía , nena, que tengo que negociar la exclusiva!" 

Pero una sombra enorme pasó, lentamente, por debajo de mi sin apenas mover el agua ¡Era una ballena de unos ocho metros!

Batiendo todos los récords salí del agua, histérica. - ¡Estás loca, abuela! ¡¡¡¿Y si me hubiese comido?!!! - "¡Que lástima. Las fotos hubiese triplicado su valor!... Además, tu no eres Pinocho."

miércoles, 19 de mayo de 2021

Las Cruzadas.

 El rolls royce de los abuelitos ha aparcado, como siempre, donde más molesta, en la parada del bus, e inmediatamente ha comenzado el concierto de pitos. Me he asomado al balcón y al ver que Geoooorge sacaba una maleta del coche , ¡la de Andresito!, he intentado esconderme en lo más frondoso de la copa del árbol de la calle pero él mismo me ha cerrado el paso diciéndome: - Afronta como mujer lo que te ha tocado en suerte. 

Ante tamaña frase me he quedado de piedra. Es digna de figurar en los libros de Historia como aquella otra que dice: - Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre. ¡Que fuerte, por todos los dioses de Egipto! 

Cuando mi cerebro ha procesado la frase he visto que lo que el árbol quería era no tener que apechugar conmigo pisoteándole las ramas y las hojitas. ¡Que tuno es el puñetero! Pero me quedado sin poder decirselo porque los abuelitos y el mayordomo inglés, hicieron su entrada triunfal en casa.

- "¿Esta la Cotilla, nena? El señor Li nos ha visto y ha preguntado por ella" - Quiere usarla de relleno de sus rollitos de primavera. - "¿La Cotilla? ¿por qué?" - Porque se encontró un ordenador portátil, sin estrenar y se lo llevó para el trapicheo. - "Que poca correa tiene éste hombre. ¿Qué más le dará tener un ordenador más o menos" 

Pero el meollo de su venida a casa aún no lo habían desvelado y eso me preocupaba más que si los rollitos de primavera iban rellenos de Cotilla. - "Andresito se quedará unos días aquí porque no hay quien lo aguante" - Perdona, abuela, pero quién dijo que se casaba con él para lo bueno y para lo malo, fuíste tu... - "Y quien está en el testamento, con posibilidades de heredar la Torre del Paseo Marítimo, eres tu." - Vaaaaaaaleeeee...

Entonces me fije en Andresito: - ¿De que va vestido? (pregunté) - Cuando ha visto en la tele, la entrada de tanta gente de Marruecos a España, se ha puesto la armadura, heredada de algún lejano tatarabuelo, que hay en su despacho y espada en mano grita: - ¡¡¡A las cruzadas!!!

Al quedarnos a solas, le he escondido la espada y llevamos horas brindando con chinchón a la salud de el Cid Campeador, aunque a mi, mi segundo abuelito me recuerda más a Don Quijote

martes, 18 de mayo de 2021

¡Gamba golda!

El señor Li ha venido a visitarme. En cuanto he abierto la puerta se ha metido hasta la cocina donde Pascualita y yo desayunábamos. Menos mal que la sirena se ha escondido entre la fruta del frutero al escuchar los paso apresurados del chino.

Al recordar su afición por las gambas gordas me entraron los sudores de la muerte. - Los ojos del hombre se tornaron finas ranuras escudriñando los rincones, despensa incluída. - ¿Estal Cotilla? - No. - Yo quelel vel su habitación. - ¿Por qué? - Hummm... quelel hacel legalo a Cotilla y no sabel qué tenel. Pol eso yo milal... - No está bien entrar si no está ella. - ¡Yo decil que si estal bien!

Menudos humos se gasta el hombre. - ¡Oiga, que esto es mi casa y mando yo! He dicho que no está bien y no hay más que hablar. 

Mi primer abuelito, embutido en un sudario color rosa-capote, en un vuelo rasante al rededor del señor Li, le dio dos pases de pecho de esos que le hubiera gustado pintar a más de un artista. No pude callarme y grité: - ¡Ole! 

El señor Li me miró, furioso: - Mi no olé. Mi laval sobaco cada día, ¡glosela! Eso no decil a invitado en casa. - Pero yo no lo he invitado... - Y, de sopetón, preguntó: - ¿Tu tenel oldenadol, boba de Colia?

- ¡La madre que te parió! La de los negocios es la Cotilla... - Pero no me escuchaba porque toda su atención estaba fija en el movimiento extraño de un de los plátanos del frutero. 

Como una flecha cogí a Pascualita y se la tiré al señor Li en el momento que abría ojos y boca para gritar ¡¡¡Gamba golda!!! Pero no pudo articular palabra cuando la lengua, mordida por la sirena, empezó a crecer y crecer y crecer... 

Ahora el señol Li está durmiendo la borrachera del chinchón que ha trasegado con cañita, tumbado en el sofá  y es digna de ver esa lengua-alfombra-pasillera que para si quisieran algunos snobs en sus súper casas.

lunes, 17 de mayo de 2021

La Cotilla se las pira.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Mira lo que me acabo de encontrar en la calle: un ordenador portatil. - ¿Nuevo? - Sin estrenar. Viene con su caja y todo. - Se le habrá caído a alguien... - Caído, no. Se hubiese roto, mujer. Estaba apoyado en el tronco de un árbol. - ¡Ya es casualidad que pasara usted por allí, Cotilla. Y ya que hablamos de casualidades ¿no habría cerca una tienda de aparatos electrónicos, verdad? - Pues... no me he fijado.

- ¡Menos mal que el señor Li no tiene una tienda de esas porque, si no, tendríamos a la mafia china llamando a la puerta! - Sí, que tiene una. La inauguraron la semana pasada. - ¡¡¡Cotilla!!!

Unos porrazos en la puerta nos indicaron que, o quien llamaba era alérgico a tocar timbres ajenos o era un trabajador del señor Li que, amablemente, venía a pedir que le devolviéramos el ordenador.

Mientras la Cotilla y yo nos peleábamos por NO abrir, mi primer abuelito me dijo: - ¡Anda, los chinos de hoy en día no llevan coleta! - ¿Son muchos? - O están repetidos... o sí.

Corrí a por Pascualita para usarla como arma de destrucción masiva mientras la Cotilla salía por la ventanita del cuarto de baño y entraba, del mismo modo, en casa del vecino de enfrente.

Mi primer abuelito que estaba encantado con su nuevo sudario de pedrería (cada día se parece más a la abuela en sus vestimentas estrafalarias) cantaba: ¡Se va el caimán, se va el caimán. Se va para Barranquilla, se va el caimán, se va, se vaaaaaaaaa!

- ¡Quien se ha ido es la Cotilla! - A eso me refería, nena. - Y siguió, subido a la lámpara, cantando, ésta vez, Clavelitos,

domingo, 16 de mayo de 2021

La paladina de su Gurú.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! abre la puerta de la salita, nena , que vengo cargada de velas, velitas y velones para iluminar el altar de los Amigos de lo Ajeno" - No tengo otra cosa que hacer. - ¿No vas a abrir, boba de Coria? - No señora. Y ya está sacan toda ésta basura de mi casa. - ¡Tengo que ponerles unas velas porque mi Gurú y su señora van de juício en juicio y me da la impresión de que van a necesitarlas! - Pues póngalas en su casa que para eso la tiene. - No puedo entrar porque hay inquilinos y éste es un caso de vida o muerte.

- Ya será menos, Cotilla... - ¡No puedo dejar a mi gurú a los pies de los caballos! - Pero puede ir a "límpiar" cepillos de iglesias en su nombre y estará muy contento cuando se entere. Será un homenaje a su maestría y saber hacer.

La Cotilla me miró de reojo, suspiró y dando media vuelta hacia su habitación, murmuró: - Me da la impresión de que me tomas el pelo...

Soy un alma cándida y la vecina lo sabe. Ahora me da pena la Cotilla y se que, de un momento a otro, voy a ceder ¡y no quiero!... aaayyyy que poquito me falta para cedeeeerrrr...

Mi primer abuelito, viéndome en apuros, se acercó a mi en un vuelo rasante lleno de sensualidad y un mariposeo de sedas crudas, color azafrán, que le sientan de maravilla - La Cotilla acaba de encender un velón, el más gordo que tiene... ahora tres velas...

¿Ha entrado en la salita? No la he visto pasar. - Está en la habitación que fue de mi mujer y mía. Donde pasamos días y noches fabulosas al comienzo de nuestra vida de casados. ¡Si hasta hicimos el... - ¡Chitón, abuelito! eso no se le cuenta a una nieta

Un ramalazo de rabia subió hasta mi garganta y acercándome a paso de carga a la puerta del cuarto le pegué tal patadón  que saltaron las bisagras y la puerta cayó sobre la Cotilla mientras intentaba arrodillarse para rezar sus jaculatorias pro Gurú y señora.

La Cotilla gritaba como una energúmena. - ¡Me quiere matar! ¡¡¡SOCORROOOOOO!!! - Pero me dediqué a ir apagando velas antes de que prendiera el fuego en las cortinas porque no me apetece salir en la tele sin cobrar. 

sábado, 15 de mayo de 2021

El suertudo.

La abuela ha venido de visita y, de paso, a enterarse si su primer marido está presente. - Ahora mismo, no. - "¿Cuándo vendrá?" - No tengo ni idea... - "¡Tu solo sabes lo que te conviene!" 

Está que se la llevan los demonios. La envidia le sale por las orejas. - "¿Y dices que está guapo?" - Guapo y elegante. No es raro porque lo visten los mejores modistos de la Historia de la Moda. ¡Y gratisssssss! - "¡No hay derecho porque cuando vivía era una media puñeta!" - Pues ahora está de toma pan y moja. - "¡Exageras! Siempre has sido muy pelota"

 Llamó Andresito: - ¿Está tu abuela, nena? - Si, pero no sé si es el mejor momento para hablarle... - Me quitó el teléfono de la mano. - "¿Qué hueso se te ha roto?"... No, ahora no puedo irme de aquí... Porque no... No me calientes que no estoy para bromas... Sí, espero a mi primer marido... ¿Te moslesta? pues ajo y agua que a mi me molesta más que los modistos nos cobren un dineral como si fueramos unos ningundis ¿De qué nos que sirve que conozcas a tanta gente si, al final, te cobran? ... A él no. Y encima los modistos son los genuínos... ¡Y qué si están muertos! ... ¡Yo quiero que me vista Chanel, la de verdad y que no me cobreeeeeeeee!"

Y sin encomendarse, ni a Dios ni al Diablo, estampó MI teléfono contra la pared. Rebotó y se fue al fondo del acuario lleno de ¡agua de mar! 

Pascualita, despertada de su relajado duermevela, subió furiosa hasta el borde del acuario y me tiró un buchito de agua envenenada al ojo que, gracias a mi entrenamiento, esquivé y le dio a la abuela que aulló cuanto quiso y más, antes de que yo lograra que cogiera la botella de chinchón y le diera unos buenos tragos.

Ahora duerme pero el ojo no deja de crecer ¡Es un señor ojón!... ¡Y ahora llega mi primer abuelito estrenando una fantástica mortaja de Yves Sant Laurens que tira para atrás, con un estampado primaveral en una finísima tela de lino que ya hubiesen querido para sí los faraones de Egipto.

viernes, 14 de mayo de 2021

Hace viento.

 Un fuerte golpe de viento ha abierto la cristalera y a la pobre casi le da un patatús: - ¡Jesús, que susto! Y que mala educación ¡Si quieres entrar, llama y te abro pero no avasalles o no te dejaré salir!

Pascualita, que estaba asomada al borde del acuario, se cayó de espaldas al agua y estuvo un rato sin salir. al final me preocupé y le dije a Pepe: - ¿Se habrá ahogado la sirena? - La cabeza jibarizada movió su ojo-catalejo hasta centrarlo frente al acuario y dijo: OOOOOOOOOOO. -  Vale, tío, con eso me lo has dicho todo y no me has dicho nada. 

Mi primer abuelito, que se pasa más tiempo en la lámpara de casa que en el Más Allá, me tradujo, telepáticamente, la extraña jerga de Pepe: - Dice que no eres más tonta porque no te entrenas, nena.

Aquello me molestó muchísimo, total no tenía nada mejor que hacer, y fui a tomárme la revancha. Pero, antes de que pudiera coger a Pepe y tirarlo por la ventana, se me adelantó la furiosa ráfaga de viento que, circulando a toda pastilla por mi casa, lo puso todo patas arriba y cogiendo a Pepe en vilo se estrellaron ambos contra la ventana de la cocina, cerrada a cal y canto.

 Pascualita subió de nuevo al borde de la pecera para ver el espectáculo del viento y Pepe dándose cabezazos contra el cristal que, cuando menos nos lo esperábamos, se rompió en mil pedazos y el viento y Pepe pudieron escapar. Corri tras ellos gritándole al viento: - ¡No se te ocurra devolverme al "listo"! - Y cerré la ventana.

Cinco minutos después, el mismo viento que se lo había llevado lo devolvió lanzándolo a través del ¡hueco dejado por el cristal que lloraba esparcido por el suelo montando una escandalera difícil de aguantar porque eran más de mil cachitos de todos los tamaños, llorando a moco tendido.

Una de las ramas del árbol de la calle, se coló a través de esa ventana para soltar los trocitos de cristal que habían caído en el árbol. - ¡Haberlo tirado a la calle, guapa! - Si, claro. Con Bedulio en la acera y con el bloc de multas en la mano. Si el cristal era tuyo, los restos también.

Y se fue levantando la punta de la rama en plan despectivo.


jueves, 13 de mayo de 2021

Recetas de cocina.

El árbol de la calle me ha pedido que le cuente recetas de cocina, como hace la abuela con Pascualita (cada vez menos. Creo que se le olvidan porque, desde que tiene mayordomo inglés no cocina la suertuda) 

 - ¿Quiéres guisar? No me parece la mejor de las ideas. Piensa que eres de madera, como Pinocho y puedes acabar ardiendo como una falla. De todas maners, oye, allá tú. Ya sabes lo que dice la Presidenta de Madrid: ¡libertad para hacer lo que nos de la gana!

- Tengo unas raíces que me alimentan a base de bien pero, me gustaría tanto identificar los olores que me llegan de las cocinas de ésta finca aunque, a decir verdad, de la tuya llegan pocos. - Es que soy muy moderna y un día me dije: Habiendo latas... 

- Bueno, por probar que no quede. Vamos a ver... ¿empezamos por las croquetas? - Hummm ¿No prefieres por un pan con aceite?...

¡En menudo compromiso me ha metido el árbol! ¿Por qué no pregunta a otras vecinas? (me decía a mi misma) - Solo tu hablas con él, nena (dijo mi primer abuelito mientras paseaba, garboso, a un palmo del suelo, haciendo hondear su nuevo sudario ¡No para de estrenar el tío!)

- Entonces pondré un letrero en el ascensor que diga: Vecin@s, hablad y escuchad a árbol de la calle. ¡Es nuestro amigo! Contadle vuestras mejores recetas de cocina, os lo agradecerá con una buena sombra en verano.

Y tal como lo pensé, lo hice.

Cuando por la tarde bajé la basura, el papel estaba lleno de reproches: ¿agradecer ése cacho de madera con ramas algo? Lo único que sabe hacer es llenarnos los balcones de hojas secas que luego se meten por todos los rincones de la casa ¡Anda y que se fastidie!

Metí el papel en mi bolsillo. No quería que una hojita lo viera y se chivara.

miércoles, 12 de mayo de 2021

Celos.

 El concierto de pitos debajo de casa me anunció la llegada del rolls royce de los abuelitos. Andresito venía de muy mal café. - Te aseguro que me he desfogado bien. Me he quedado a gusto. He puesto a parir a todo bicho viviente que se me ha puesto a tiro... 

_ ¿Has ido de cacería, abuelito? - Debería pero la gente de ahora tiene la pielecita muy fina y ha que andar con pies de plomo pero yo no puedo tomarme la venganza por mi mano 

 Geoooorge, que había subido a casa con él, tenía cara de poker. Me acerqué a su oído y pregunté: - ¿Qué pasa, inglés? - Me contestó, también por lo bajini: - Mi ser tumba.

Mientras el abuelito seguía su monólogo, llamé a la abuela: - Creo que a tu marido le ha dado un aire. - "Son celos. Dale tila y se le pasarán" 

Se tomó la infusión como si fuera agua sola. Al pasar junto al acuario, Pascualita, semi escondida entre las aguas, sacó su bracito en plan pedigüeño y tiré un chorreón de tila al agua. La sirena se lanzó a por el, lo probó y salió disparada hasta el borde para escupir, repetidas veces el mejunje. ¿Creyó que era chinchón?

Por fin Andresito empezó a dar coherencia a su hablar y yo empecé a escucharlo cuando dijo: Y ayer vacunaron a tu abuela. - Lo sé. Estuve con ella ¿Se ha puesto mala? - Le ha dado por hablar tooooda la noche... - Y a ti, todo el día jejejejeje - Pero el abuelito no reía. El iba a lo suyo.

- No ha parado de hablar de los ojos verdes y voz aterciopelada, de la suavidad de las manos  del médico que la vacunó. Por eso he ido a Sanidad, ha protestar por poner médicos guapos ¡Son un peligro para la estabilidad de una familia decente! - ¿Y cómo se lo han tomado? - ¡A cachondeo! ¿Y qué pasará si tu abuela me pide el divorcio? - Se lo das pero a mi no me quites del testamento que no tengo culpa de nada.

martes, 11 de mayo de 2021

La segunda dosis.

 La abuela dice que no le tiene miedo a nada pero yo sé que a las agujas, sí. Por eso me ha pedido que la acompañe al ambulatorio a ponerse la segunda dosis de la vacuna del covid19 y le he dicho que no porque no quiero estar presente cuando monte un pollo al ver la jeringa enfilando hacia su brazo. Se pone histérica y grita como si la mataran.

Además, insiste en llevarse a Pascualita al ambulatorio y por ahí no paso. ¿A ver qué pinta la sirena allí? La abuela dice que es la única manera de que aprenda lo que hay que hacer en caso de que haya una pandemia en el fondo del mar cuando ella vuelva a su hábitat, que será cuando las ranas críen pelo al paso que va.

Al final me ha convencido ofreciéndose para hacer una paella de marisco el domingo. Reconozco que me vendo fácil pero es que las hace muy buenas.

Al entrar en el ambulatorio parecía la Dolorosa, lanzando suspiros y quejidos a tales decibélios que pasaban sobre las conversaciones de los pacientes. - ¡Esta mujer se muere! (dijo alguien) - ¡Un médico gritó otro! - Y cuando, ya muy puesta en su papel de Dama de las Camelias iba a desmayarse, se le acercó un médico de casi dos metros de alto, ojos verdes y hechiceros y voz aterciopelada y cesaron los aspavientos para dar paso a los ayes admirativos mientras él la llevaba a la sala de vacunación y le ha puesto la vacuna con tal arte que la abuela, babeante y admirada, le aplaudió a rabiar pidiendo para "el maestro" las dos orejas y el rabo.

 Al salir al pasillo escuché a la jeringa decir, orgullosa a sus compañeras: unos pinchan, él hace arte. - Madre mía, como está el patio.

Pascualita, en el termo de los chinos, ni siquiera asomó la cabeza porque si la pinchaban también a ella.

 

lunes, 10 de mayo de 2021

Abstemio.

 Se me mueve un diente del sirenazo que me dió Pascualita en la boca. Además he cogido un trancazo que voy estornudando y sacando mocos por los rincones. Hasta mi primer abuelito está preocupado: - Eres muy considera... ¡atchis!... do. Gracias. - No me las des. basta que te apartes de mi porque me estás poniendo el sudario perdido de perdigones, con lo bonito que es.

 - ¡Será...! - Lo cierto es que voy dejando kleenex usados por donde paso. He llegado a tener , amontonados, una pila de dos palmos de altura, sobre la mesa del comedor y a la vidriera le ha faltado tiempo para abrirse, dejar que pasara una fuerte ráfaga de viento fresco y se llevara los pañuelos de papel en un visto y no visto. La cristalaera se cerró de inmediato porque sabe lo bromistas que son las ráfagas de viento que, cuando menos te lo esperas, te devuelven lo que se han llevado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Esos estornudos que se oyen desde la calle, son tuyos, nena? - Ay, sí, Cotilla, estoy fatal y todo por culpa de la ab... - ¡¡¡Ni te me arrimes. Lagarto, lagarto!!! - Con sus poco más de cien años a cuestas, bajó las escaleras de cuatro en cuatro. 

El Municipal llamó a la puerta, la abrí y la colección de papeles moquedos entró volando por el pasillo... Y también una multa. - ¿Y esto por qué? - Por ensuciar la calle. Por intentar contagiarnos a todos los vecinos del barrio. Por atentar contra el árbol de la calle... ¿Yoooo? - ... a quién, un de tus asquerosos pañuelos le ha entrado por la boca y ahora está comatoso. - ¿Pero..., pero... ? - Ni pero ni leches ¡A pagar! 

Pascualita, que también estornudaba y moqueaba dentro de su acuario, me miró con ojos llorosos y pensé que tenía que hacer algo. Preparé una jarra de chinchón calentito, me subí al árbol y metí un buen chorro en su boca de madera. Después, la sirena y yo, arrebujadas en una mantita de sofá, dimos buena cuenta del resto de la jarra y acabamos durmiendo un sueño, reparador que nos libro del virus gripal que nos había atacado porque ese bicho es ¡abstemio!

domingo, 9 de mayo de 2021

¡A la playa!

Esta mañana la abuela me ha invitado a ir con ella a la playa. - Pues, no sé, porque mi bañador es de mercadillo y ya tiene unos cuantos años... - "¡Te estás oyendo! ¿Cómo vas a tener al bisnieto si no eres capáz de invertir en ti? ¿Qué te cuesta comprarte un bañador o un tanga, en Christian Dior como hago yo?" - ¡Mis dos riñones y un ovario!

Llegados a éste punto suavizó el tono y dijo que no hay mal que por bien no venga: - Así no me quitarás protagonismo. Ah, y trae a Pascualita que tengo ganas de verla con su tanga.  - No, que luego le entra añoranza y está de mal café durante unos días. - "Tráela y déjate de rollos.

Mientras preparaba la bolsa de la playa en la calle sonó Paquito el chocolatero en la calle y los vecinos, a una, gritaron ¡¡¡HEEEEYYY!!! . Luego aplaudieron a un avergonzadísimo Geooooorge, gritando: ¡Más, más!

En la playa no había nadie. Caminamos por la arena con cautela. - ¿Estará prohibido venir? (pregunté) - Un vientecillo nos envolvió diciendo: - Noooooo. Pasad, pasad. Estamos aburridísimos.

Geoooorge se quedó en el coche y pudimos poner a Pascualita en un cubito de plástico. Al ir a llenarlo de agua una pequeña ola me besó los pies. - ¡Gracias por venir! - Y yo di un salto: -¡Estas helada, jodía! 

La abuela, paseaba cubito en mano, cerca de la orilla, sin mojarse los pies. Pascualita se asomaba a ver el mar con ojos lánguidos. Estaba para el pelotazo con el tanga en la cabeza cúal corona principesca. Me dio por reir: - ¡Menudo fantoche!jajajajajajaja

La abuela se sintió tan ofendida que quiso arrearme con el cubito sin recordar que la sirena iba dentro hasta que la vio salir disparada hacia el mar. Acto seguido me empujó con todas sus fuerzas y fui de trompicón en trompicón hasta caer de bruces en el agua ¡helada! mientras Pascualita interrumpió mi grito estampándose en mi boca... ¡¡¡Puag, que asco!!!

 

sábado, 8 de mayo de 2021

C y D.

Esta tarde ha venido la abuela con la Momia, camino de El Funeral, para enseñarme el tanga que ha comprado en Christian Dior. - "Como pronto estaremos todos vacunados volveremos a la normalidad que teníamos antes de que el virus de las narices apareciera , lo celebraré paseando mi palmito por las playas de Mallorca..." - ¿No son muchos cien años para ir en tanga? - "¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino, boba de Coria?"

La prenda era de seda natural, con dos diminutos lacitos, uno en cada lado, con las iniciales C y D, bordadas a mano. Una filigrana, vamos.

- ¿Y la parte de arriba? - "No hay" (dijo, sorprendida) - ¿Porque era más caro? - "¿Crees que voy preguntando el precio de éstas maravillas?" - ¿Ah..., no? Pero te habrán regalado una buena toalla para taparte... por si hace viento, digo.

Antes de que la abuela contestase, sonó el teléfono: era Andresito. Quería saber si su madre y su mujer estaban en mi casa. Se le notaba algo desesperado. - Dime sí o no. Que no se enteren que soy yo. - Sí. 

El hombre se deshizo en lamentos: ¡¿Qué habré hecho yo para merecer semejante castigoooo?! Tu abuela es una mala influencia para mi madre y la ha inducido a comprarse un tanga ¡¡¡Con ciento y pico de años!!! ¡¡¡Las encerrarán en el manicomio y yo seré compadecido por la sociedad mallorquinaaaaa!!! ¡¡¡Geoooorge me ha dicho que se va de España si tiene que llevarlas a la playa con el rolls royce!!! Y es que el aguante de un profesional tiene su tope que ya casi rebasó cuando tu abuela hizo instalar Paquito el chocolatero como claxón en el rolls royce... ¡¡¡Buuuaaaaaaaaaaaaaaa!!!

Antes de irse, la abuela sacó un paquetito de su bolso carísimo: - "Esto es para quien tú sabes. Le quedará monísimo" - ¡Era un tanga para Pascualita!... como no se lo ponga en la cabeza...

viernes, 7 de mayo de 2021

Madrit.

Andresito tiene el ego subido desde que "los suyos" han ganado en Madrid, una ciudad al que él llama Madrit. Y a eso se agarra la abuela para reirse de él: - "Se dice Madriz, hombre, o te tomarán por un paleto" - ¡Yo lo digo! Mira, pon la oreja: M.A.D.R.I.T.

Las risas de la abuela se oían de una parte a otra de la calle. ¡Que comida le estaba dando al abuelito! - Déjale, pobrecito, que le va a sentar mal la paella de marisco. - Y el seguía, erre que erre. - Pues cuando yo iba a Madrit, y mira que he ido veces por lo de mi Partido, nunca me corrigió nadie. Señal de que lo digo como toca. - "Porque eras de los que se rascaban el bolsillo invitando hasta al botones de la Sede.

En una cosa tenía razón la abuela, por más que pinchó a Andresito, no perdió el apetito y se comió tres platos de arroz como tres soles. Luego remató la jugada echándose un siestón de tres horas. A hora por plato.

Desde lo alto de la lámpara del comedor, mi primer abuelito se enjugaba las lágrimas de la risa con el bajo de un nuevo sudario. - ¿Estuviste de safari en Africa, abuelito? - ¿Te gusta el dibujo? es una copia exacta de la piel que tenía uno de los guepardos del Negus de Abisinia. - ¿Lo conoces? - ¡Claro! Aquí nos conocemos todos, nena.

La abuela me dio un codazo. Estábamos sentadas en el sofá dando cabezadas a la hora de la siesta. - "¡Para ya de hablar que no me dejas dormir!... ¿Qué pasa con el Negus... ? - Tu ex lo conoce... 

Abrió unos ojos como platos: - "¿Ya estás con el rollo de mi primer marido? No le creas  que tiene más cuento de Calleja" - Pues lleva un sudario de lo más original con dibujos africanos. - "En el Mercado de Pere Garau puedes comprar los que quieras..." 

Entonces me llegó, telepáticamente alto y claro, lo siguiente: - ¡Que placer verla rabiar de envidia! 

Miré al fantasma de mi primer abuelito a los ojos y exclamé: ¡Aún la quieres!

jueves, 6 de mayo de 2021

Reencuentro.

La abuela estaba histérica esperando que diera la hora de salir pitando para reencontrarse con sus amigas de toda la vida. Pensaba que no se reconocerían. Llevaban taaaaanto tiempo sin verse debido a la Pandemia que no sería raro a pesar de que yo le decía lo contrario.

- "¡Que sabrás tú! ahora tenemos canas y arrugas que, al no verlas evolucionar, no conocemos. Y muchos más: ¡me duele aquí! que antes de encerrarnos en casa ¿Y si hemos crecido o menguado, o engordado... eso seguro. Lo que yo te digo ¡no nos reconoceremos!

Me gustaría saber por qué tiene que venir a casa a soltarme sus neuras teniendo la Torre del Paseo Marítimo.

- "¿Dónde está Pascualita? ¿La has escondido? ¡Tengo que llevármela para que la conozcan! - ¡Ni hablar del peluquín, abuela! Y menos con el coronavirus suelto por ahí. ¿No ves que le pueden dar la culpa a la sirena? - "Pero si es pan bendito, pobrecilla" - Porque es más fea que Picio.

Sonó el teléfono y, como me pillaba lejos, grité: - ¡Abuela, coge a Pascualita que yo no puedo¡- Cuando volví a la salita, ni la sirena ni la abuela, estaban alli y el teléfono seguía sonando.

Al volver del paseo, venían radiantes. La abuela y sus amigas se habían reconocido al instante. Tuvieron que aguantarse las ganas de achucharse y besarse pero rieron, hablaron por los codos, de echo la abuela está, ahora mismo, con la lengua en remojo. Casi volvieron a sentirse aquellas jovencitas de los años sesenta, sentadas en clase de mecanografía, felices y despreocupadas.

Aprovechando que la abuela casi no podía hablar, le heché la bronca: - ¿Por qué te has llevado a la sirena a pesar de lo que te he dicho, abuela? - Me miró, sorprendida y balbuceó: "haf, dichof: !cófela! y la fe cofido" 

¡Cómo coja al que le puso el nombre de Pascualita al teléfono...!

miércoles, 5 de mayo de 2021

Mejor el Ahora.

 He pasado media mañana en el balcón con Pascualita metida en un barreño de plástico, tomando el sol tan ricamente hasta que Paquito el chocolatero, atronando al barrio, ha roto la placidez del momento. 

En la parada del bus acababa de aparcar el rolls royce de los abuelitos. Los gorriones del árbol han interrumpido sus tareas y sus charlas, temerosos. La cristalera del balcón ha cerrado las puertas dejándome fuera. El árbol de la calle ha musitado: - ¡Que vergüenza para un coche tan magnífico!

Cuando la abuela se ha apeado yo acaba de meterme entre las ramas del árbol. No tenía ganas de que me hablaran de las elecciones de Madrid ¡que tostón! y ella parecía dispuesta a ponerme la cabeza como un bombo con ese tema.

Una hojita aterrizó a mis pies, me subí en ella y al abrir los ojos estaba en un salón de baile donde la gente, alegre, bailaba el charlestón como si no hubiera nada más importante en el mundo ¡Y no lo había! pero eso solo los sabíamos Pascualita y yo en aquel lugar.

Eran los Felices Años Veinte del siglo pasado. Y hacían bien en disfrutar de la vida porque lo que venía después era una nube muy negra.

Naturalmente, me sumé al baile con Pascualita en el escote llevando el compás con los bracitos en alto. Fue un rato muy agradable donde, además, reconocí a mis bisabuelas, tan jóvenes, tan guapas, tan despreocupadas. Cerré los ojos y al abrirlos, estaba de nuevo en mi balcón.

Ahora estoy segura de que no quiero olvidar el Pasado ni quiero conocer el Porvenir. Incluso la sirena estuvo de acuerdo y disfrutamos del Ahora, brindando con chinchón on the rocks, fresquito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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martes, 4 de mayo de 2021

Madrid.

 Desde que Andresito la ha llamado, la abuela ha entrado en una efervescencia nerviosa, entrando y saliendo del balcón. Y metiendo prisa a la bisabuelastra para que se despida, de una vez, de mi primer abuelito: - "¡Las he visto más rápidas despidiéndose! Va a venir Geooorge a buscarnos y aún estaremos empantanadas ¡Vamos!"

- ¿A qué vienen esas prisas, abuela? - "Andresito quiere que hagamos algo conjuntamente. Quiere salvar nuestro matrimonio y nuestra unión familiar junto con su madre." - ¡Que bien.! ¿Y de qué se trata? - "No lo sé. ha dicho que me lo contará cuando lleguemos a la Torre del Paseo Marítimo"

En ese mismo instante, el claxón del rolls royce, interpretó Paquito el chocolatero a tutti plen mientras el mayordomo inglés se bajaba la gorra de chófer hasta los ojos para esconder su vergüenza. Poco después mis dos abuelas entraban en el soberbio coche. 

Dos horas después la abuela, incluyendo, también, en su petición a la Momia, me pidió asilo familiar - Cuando colgué el teléfono estaba fuera de mi. - ¡Huiré de la familia a la Conchinchina! ¡No soporto tanta presión!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Menudo berrinche llevaba tu abuela ¿Qué le has hecho? - ¡La que me faltaba para el duro, Cotilla! ¿Dónde la ha visto? - Saliendo de su casa. Estaba por el barrio bueno buscando "tesoros" en los contenedores de basura. Me saco un dinerito trapicheando con eso. - ¿Quiere decir que también en las basuras hay distinción de clase? - ¡Naturaca! 

Al atardecer llegaron las abuelitas. La abuela venía de punta en blanco, con plumas de marabú y lentejuelas incluídos. y la bisabuelastra con una túnica ibicenca y un montón de collares de colores sobre el pecho y flores en el pelo. - ¿Dónde vais tan guapas? (dije para romper el hielo)

Resulta que Andresito quiso ir a votar a la representante de su Partido y arrastrar con él a las mujeres de su casa pero... no se enteró de un "pequeño detalle" hasta que todos estuvieron arreglados, sentados en el rolls royce y preguntaron: ¿A dónde vamos? y él respondió: ¡A votaaaaaaarrrrr! - ¡¡¡¿A Madrid?!!!

La decepción que sufrió fue tan grande que ahora está ingresado en la UCI reponiéndose de un soponcio digno de estudio.

 


 



lunes, 3 de mayo de 2021

La Penitencia.

 Andresito ha emigrado rumbo a su Torre del Paseo Marítimo harto de aguantarnos. Lo malo es que la abuela se ha quedado conmigo: - ¿Pero tú no tienes casa? - "¿Me estás queriendo decir algo, boba de Coria?" - ¡Como sabe que tiene la sartén por el mango la jodía!: el testamento.

La Cotilla está que trina con ella porque la ha echado de su antiguo cuarto. - Menuda cara te gastas ¡yo duermo aquí! - "Desde ahora dormirás en el cuarto piso ¡En tu casa!" - No puedo. La tengo alquilada a extranjeros... - "¡Con la Pandemia que tenemos encima! ¡Estás para que te encierren!" - Es que si no , no llego a fin de mes... (dijo, quejosa, la vecina)

Quien más disfruta con la estancia de la abuela en casa es Pascualita. Está feliz. Incluso duermen juntas, que ya son ganas porque te despierta a media noche, enciendes la luz y ves el careto de Pascualita, sales por pies del cuarto y dejas en ridículo al Correcaminos.

A mi me ha fastidiado las charlas con el árbol de la calle. Y no porque me lo haya prohibido sino porque me da corte. Pero siempre encuentro un ratito para echar unas parrafadas. También me he dado cuenta  que la cristalera del balcón es una pelota redomada. En cuanto la ve acercarse abre los cristales  y no se inclina para hacer una reverencia porque no está echa para eso.

La bisabuelastra y mi primer abuelito siguen con su romance, cosa que me llena de alegría, sobretodo cuando ella le cuenta a la abuela lo guapo que es y lo elegante. Y le describe, de pe a pa, los fabulosos sudarios que luce. 

Sin embargo hoy hemos tenido una visita inesperada: ¡el ánima de mi bisabuelastro! y se ha armado la Marimorena. Nosotras solo hemos notado olor a cuerno quemado en el comedor pero, según me ha contado, telepáticamente, mi primer abuelito, los ha pillado infraganti y le ha sentado como un tiro. Por lo visto ésta es una de las penitencias que le mandaron cuando fue a ver a San Pedro: cuanto más mujeriego fue en vida, peor le sienta ver a otros enamorados ¡y si es a su mujer, más!

Por eso, la abuela, la bisabuelastra, Pascualita y yo, hemos brindando con chinchón varias veces, cantando: ¡¡¡Anda y que te ondulen con la permanent y pa suavizarte que te den con setlz!!!... bueno, la sirena movía los bracitos al compás.

domingo, 2 de mayo de 2021

Andresito no convence.

 Andresito, viendo que su madre y su mujer no están por la labor de regresar a su casa ha venido a la mía para tratar de convencerlas pero ha pinchado en hueso porque le han dicho que nones.

Apesadumbrado por tener que encargarse, solo, de arreglar sus problemas decidió que, como Dios está en todas partes, lo mismo le puede rezar desde mi casa. La única que le hizo caso fue la Cotilla. - No te preocupes, rezaremos juntos en el altar de la salita.

- ¿Has montado un altar? Que previsora . ¿A qué santo está dedicado? - A los Amigos de lo Ajeno. - ¿Perdón? - ¡Pero si tú los conoces! Salían todos los días en los periódicos. - ¿Y crees que éstos van a evitar que pague más impuestos? - Por probar que no quede.

Por la cara de Andresito vi que no quedaba convencido y antes de encerrarse con la Cotilla en la salita, hizo otro intento de convencer a sus mujeres. Su madre le dijo que ya era mayorcito para solventar, solo, sus problemas. - Además, estoy viviendo una segunda juventud locamente enamorada de un hombre maravilloso. - Aaaayyyy, si mi padre levantara la cabeza ... - Lagarto, lagartooooooo.

La abuela le comentó que quería practicar los bailes de moda para cuando abrieran El Funeral. - "Tu deberías hacer lo mismo." - Pero él, erre que erre, siguió insistiendo en su tema y como la abuela es mucha abuela, no se calló. - "¿Acaso ya no eres el mayor defensor de las políticas norteamericanas? ¡Pues apechuga con lo que ha dicho su Presidente y si tienes que rascarte el bolsillo por una buena causa ¡te lo rascas! Y aquí paz y después, gloria" - Luego querrás vestidos de Chanel (se quejó el abuelito) - "¡Faltaría más!"

Ahora mismo están todos a lo suyo mientras Pascualita, Pepe y yo estamos en el balcón, al solecito, y charlando con el árbol de la calle sobre lo divino y de lo humano.

sábado, 1 de mayo de 2021

La ensaladilla rusa.

 La abuelastra y mi primer abuelito no paran de bailar. Se les ve felices y se dedican piropos. Ella le dice que no hay hombre al que mejor le sienten los sudarios de alta costura como a él. El la mira con embeleso mientras murmura, telepáticamente, que es la persona con un pie en el Más Allá, más atractiva y sexi que conoce.

Y más cosas se dicen, muchas de las cuales me sonrojan tanto que me siento arder como una llama. Y tengo que llamarles la atención: - ¡¡¡Abuelitos!!!

Hasta Pascualita se ruboriza y eso que es más vieja que andar p'alante aunque lo disimule muy bien.

En esas estábamos cuando ha entrado la abuela que había ido un rato a rezar con Andresito para ayudar a que no les suban los impuestos a los más ricos. - "Aunque se lo he dejado bien claro a tu abuelo, nena. Rezaré lo justo para cumplir con mis deberes de esposa riquísima pero nada más. Que mi corazoncito no ha dejado nunca de sentirse proletario". - Caray, abuela, pues lo disimulas muy bien.

"Tengo que llevarme a la Momia a la Torre del Paseo Marítimo. Andresito la necesita"- Pues no sé si va a ser posible. No veas que romance tiene con tu primer marido ¡Tórrido! y lo guapo que está él con los sudarios de los grandes modistos que se fueron al Más Allá.

A la abuela se la come la envidia: - "¡Pero si era un muerto de hambre y soso como él solo" - Se ve que el hombre necesitaba morirse para descubrir su auténtica personalidad. - "Ya la podría haber descubierto entonces y la cosa no hubiera pasado a mayores" 

Pascualita dormitaba en el escote de la abuela hasta que un fuerte acento ruso la hizo saltar hasta la lámpara del comedor y quedarse allí agarrada. - "¿Qué le pasa a ésta?" - Tu ex le está presentando un amigo a tu suegra. - "¿Quién es?" - ¡El que inventó la ensaladilla rusa! dice. ¡Anda lo que le pregunta la Momia!: ¿Y la mahonesa, qué, eh? El ruso dice que se enamoró de una menorquina y así juntaron verduras y salsa ¡Que historia más romántica! - "¡¡¡Pascualita!!!" (la sirena cayó en la jarra del chinchón on the rock)