jueves, 13 de mayo de 2021

Recetas de cocina.

El árbol de la calle me ha pedido que le cuente recetas de cocina, como hace la abuela con Pascualita (cada vez menos. Creo que se le olvidan porque, desde que tiene mayordomo inglés no cocina la suertuda) 

 - ¿Quiéres guisar? No me parece la mejor de las ideas. Piensa que eres de madera, como Pinocho y puedes acabar ardiendo como una falla. De todas maners, oye, allá tú. Ya sabes lo que dice la Presidenta de Madrid: ¡libertad para hacer lo que nos de la gana!

- Tengo unas raíces que me alimentan a base de bien pero, me gustaría tanto identificar los olores que me llegan de las cocinas de ésta finca aunque, a decir verdad, de la tuya llegan pocos. - Es que soy muy moderna y un día me dije: Habiendo latas... 

- Bueno, por probar que no quede. Vamos a ver... ¿empezamos por las croquetas? - Hummm ¿No prefieres por un pan con aceite?...

¡En menudo compromiso me ha metido el árbol! ¿Por qué no pregunta a otras vecinas? (me decía a mi misma) - Solo tu hablas con él, nena (dijo mi primer abuelito mientras paseaba, garboso, a un palmo del suelo, haciendo hondear su nuevo sudario ¡No para de estrenar el tío!)

- Entonces pondré un letrero en el ascensor que diga: Vecin@s, hablad y escuchad a árbol de la calle. ¡Es nuestro amigo! Contadle vuestras mejores recetas de cocina, os lo agradecerá con una buena sombra en verano.

Y tal como lo pensé, lo hice.

Cuando por la tarde bajé la basura, el papel estaba lleno de reproches: ¿agradecer ése cacho de madera con ramas algo? Lo único que sabe hacer es llenarnos los balcones de hojas secas que luego se meten por todos los rincones de la casa ¡Anda y que se fastidie!

Metí el papel en mi bolsillo. No quería que una hojita lo viera y se chivara.

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