El concierto de pitos debajo de casa me anunció la llegada del rolls royce de los abuelitos. Andresito venía de muy mal café. - Te aseguro que me he desfogado bien. Me he quedado a gusto. He puesto a parir a todo bicho viviente que se me ha puesto a tiro...
_ ¿Has ido de cacería, abuelito? - Debería pero la gente de ahora tiene la pielecita muy fina y ha que andar con pies de plomo pero yo no puedo tomarme la venganza por mi mano
Geoooorge, que había subido a casa con él, tenía cara de poker. Me acerqué a su oído y pregunté: - ¿Qué pasa, inglés? - Me contestó, también por lo bajini: - Mi ser tumba.
Mientras el abuelito seguía su monólogo, llamé a la abuela: - Creo que a tu marido le ha dado un aire. - "Son celos. Dale tila y se le pasarán"
Se tomó la infusión como si fuera agua sola. Al pasar junto al acuario, Pascualita, semi escondida entre las aguas, sacó su bracito en plan pedigüeño y tiré un chorreón de tila al agua. La sirena se lanzó a por el, lo probó y salió disparada hasta el borde para escupir, repetidas veces el mejunje. ¿Creyó que era chinchón?
Por fin Andresito empezó a dar coherencia a su hablar y yo empecé a escucharlo cuando dijo: Y ayer vacunaron a tu abuela. - Lo sé. Estuve con ella ¿Se ha puesto mala? - Le ha dado por hablar tooooda la noche... - Y a ti, todo el día jejejejeje - Pero el abuelito no reía. El iba a lo suyo.
- No ha parado de hablar de los ojos verdes y voz aterciopelada, de la suavidad de las manos del médico que la vacunó. Por eso he ido a Sanidad, ha protestar por poner médicos guapos ¡Son un peligro para la estabilidad de una familia decente! - ¿Y cómo se lo han tomado? - ¡A cachondeo! ¿Y qué pasará si tu abuela me pide el divorcio? - Se lo das pero a mi no me quites del testamento que no tengo culpa de nada.
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