jueves, 30 de junio de 2022

El sacristán.

Repuesto, parcialmente, de su soponcio el "invitado" de la Cotilla habló en cuanto tuvo una pizca de razonamiento: - Señorita (me dijo) he visto una sirena. - ¡Vaya, le felicito! - La he visto de verdad... - Voy a llamar a los loqueros porque no está usted bien de la azotea. - Es fea (dijo sin especificar) - ¡Pues anda que usted! - Me refiero a la sirena...

A este tipo no le hizo efecto-olvido el chinchón que trasegó y eso me preocupaba así que llevé la conversaciòn por otros derroteros, . ¿Y desde cuando es amigo de la Cotilla? - Desde nunca. - Entonces ¿por qué la persigue? - ¡Dios me libre de hacerlo! - Pues, hijo, llegó hasta mi casa pisándole los talones y aquí se ha quedado ¿No le parece extraño? - Lo es pero hay una explicación para todo ésto.

Se repantingó en el sofá de la salita y dijo: Soy el sacristán de una de las parroquias en la que ésta mujer "límpia" los cepillos todas las semanas. Como, a pesar de la edad que aparenta... - Va por los cien (comenté) - Ya decía yo, hay que ver la agilidad y destreza que tiene. Llevo años intentando cogerla con las manos en la masa y se escurre como una anguila... ¡Estos cirios también son de mi iglesia! - Le enciende velas a un personaje que es un maestro para ella... - Ah, si es así... - Se llama Bárcenas. - Lo que me faltaba.

Siguió diciendo que ésta vez estuvo en  un tris de pillarla pero, en el arrebato por lograrlo, la Cotilla cerró de golpe el bolso infinito, pillando la camisa del sacristán con tal fuerza que no le quedó otra que seguir sus pasos o tirar de la camisa y quedarse en cueros.

La Cotilla, que lo había oído todo desde el comedor, entró en la salita: - ¡Ya decía yo que me sonaba tu cara! Ahora abriré el bolso y te irás por donde has venido y aquí paz y después gloria. - ¿Qué quiere decir? - Que tu y yo empezaremos de cero, como si no te conociera. - De acuerdo pero nadie me quitará que he visto una sirena...- ¿Qué dice? (murmuró la Cotilla) - Es tan fea... (el otro seguía a lo suyo) - ¡¡¡TU PADRE!!! - 

miércoles, 29 de junio de 2022

¿Quién es este señor?

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla... ¿quién es ese señor que viene con usted? - Eso quisiera saber yo. Me está siguiendo toda la mañana. - ¿Le ha preguntado? - ¿Yooooo? No hablo con desconocidos. 

 El caso es que a la hora de comer el señor se sentó a la esa con nosotros y tuve que repartir las albóndigas del bote entre los tres. Menos mal que la Cotilla sacó pan de ayer que llevaba en su bolso y a base de mojar en la salsa llenamos los estómagos.

No abrió la boca más que para comer. En casa cundió la espectación ¿quién era aquel sujeto? Al sentarnos en la salita, la Cotilla admitió que le sonaba su cara pero no sabía de qué. ¿Dormirá con usted ésta noche? No sé si debo permitirlo... (dudaba como dueña de mi casa y guardiana de las buenas costumbres) - Yo no estaré porque iré de trapicheo. - ¡¿Por qué no se lo lleva y lo vende?! jajajajajajajaja - ¡Esta es buena, boba de Coria! Lo mismo lo subasto y me gano un pastón jajajajajajaja - ¡Vamos a medias! (grité entusiasmada) - Ah, no. Lo he traído yo y lo que gane será para mi. - Pero yo le he dado de comer. - ¡El pan era mío! - ¡Y el sofá donde se sienta, es mío. - Vaaaaaaale (la Cotilla dio su brazo a torcer y quedamos que iríamos a pachas.)

El árbol de la calle cantó las Mañanitas a las cuatro de la tarde. Le arreé un escobazo y me lo agradecieron los gorriones y todos los de casa al gritar: - ¡A la hora de la siesta NOOOOOOO!

De repente el individuo desapareció. Menos mal que los comensales de la Santa Cena no sucumbieron a la siesta y me dijeron dónde estaba: ¡contemplando a Pascualita en su nuevo acuario! En mi cabeza se iluminó un letrero de neón que decía: ¡¡¡PELIGRO!!!

Ofrecí chinchón al extraño: una copa, dos, tres, diez, quince... piiiiiiiiiiii...coma etílico. Humm (respiré hondo y me dije) Menos mal...

martes, 28 de junio de 2022

Sentimientos encontrados.

La Cotilla piensa y con razón, que nos ha "picado" el mismo bicho pero ¿cuál? - ¿No viste cuando te hizo lo del dedo? - No... quizás sea transparente... - ¿A ver si ha sido tu primer abuelito? Como dices que se pasa los días en ésta casa. - El no mordería a su nieta aunque sí a quién ayudó a mandarlo al Más Allá. - ¡Quita, quita! ¡Lagarto, lagarto! (y cambió de tema)

Mi primer abuelito, que estaba a dos palmos sobre la mesa del comedor, se dio por aludido: - Tengo sentimientos encontrados respecto a tu abuela y la Cotilla. Si no me hubiesen finiquitado no conocería a mis amigos modistos y a cantidad de cerebritos de todos los tiempos que me saludan como a un igual. Tu abuela no se hubiese casado de nuevo, no conocerìa al amor de mi vida etérea y eterna: tu bisabuelastra La Momia.

Lanzó tal suspiro que las cortinas se levantaron medio metro del suelo como si soplara el aire en la calle. La Cotilla tuvo un escalofrío y perdió el color: - ¿Está... aquí...? - Sí. - Y antes de que saliera corriendo tuve tiempo de gritarle: - ¡La ha perdonado! 

- ¿En serio? - Eso me ha dicho... - ¡Eh! (gritó el abuelito) he dicho que tengo SENTIMIENTOS ENCONTRADOS, nada más. O sea, encontrados pero no resueltos, nena.

Miré a Pascualita que daba vueltas y más vueltas, despacito, en el interior de la triste garrafa de agua. Yo tambièn tenía sentimientos encontrados con ella y decidí que si el abuelito podía demostrar un poquito de perdón yo podría hacer lo mismo con la sirena y así me ganaría un lugar en el Paraíso, conocería a los grandes mosdistos y  me harían unos sudarios tan guays como le hacen a él. Y no lo pensé más.

Cogí una jofaina de cristal, en realidad es la claraboya de la puerta de una lavadora grande. La llené de agua de mar, le puse arena y algas, el barco hundido. Pegué el trozo de jeroglífico donde decía Nefertiti (que había guardado) y metí a Pascualita que no cabía en sí de gozo. Poco a poco, volvió a nadar derecha, con la cabeza erguida y toda la majestad de una reina de Egipto... que había aprendido la lección.

lunes, 27 de junio de 2022

Dónde las dan, las toman.

He llamado al trabajo diciendo que no iría a trabajar porque me había caído un armario ropero encima del dedo gordo del pie y no me cabía ningún zapato y además, me dolía mucho. Pero creyeron que era un cuento chino: - Pues ven descalza. Es verano. - Pero si no puedo dar un paso. Mi dedo es enorme. - La secretaria, siempre a favor del jefe, dijo: - A no ser que el dedo sea más grande que un perro pekinés, ya estás tardando en venir . - ¡Ja! Ya quisiera yo que tuviese ese tamaño... ¡Es como un perro labrador de alto! - Y le mandé una foto.

Me contestó: - ¡HALAAAAAA! - Poco después me escribió: - Tu dedo ya es famosísimo ¡tiene casi un millón de likes!

La que no levanta cabeza es Pascualita desde que perdió su estatus de faraona del Antiguo Egipto. Vuelve a vivir en una garrafa de plástico a la que le he cortado la parte de arriba.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Ostras! ¿Eso es un dedo? ¿Dónde lo has metido, boba de Coria? ... ¿No será en la bocaza del árbol de la calle. Esa que tu dices que canta la Traviata? jajajajajajajaja Anda, cuéntame lo que te ha pasado que tengo mucho interés en ello. - ¿En serio le interesa, Cotilla? (me estaba emocionando) - ¡Claro! no veas como nos reíremos esta noche cuando lo cuente en los descansos del trapicheo.

No me pude contener. Tenía a mano el improvisado acuario y cogí a la sirena despertandola, bruscamente, de una de sus siestas y se la tiré a la cara.

Ahora la Cotilla duerme a las puertas del coma etílico pues para que dejara de gritar y que lo ocurrido desapareciera de su memoria, le di una botella de chinchón sin estrenar... Miro su nariz y me digo que más de un elefante quisiera tener ESA TROMPA jijijijiji...

domingo, 26 de junio de 2022

Que humos.

He pasado varias veces delante del acuario esta mañana y he visto la metamorfosis de la sirena. Primero se ha limitado a lanzarme miradas profundas, más adelante ya eran de ceño fruncido para acabar por saltar fuera del acuario hasta casi tocar el techo. ¡Menudo susto se ha llevado mi primer abuelito! 

- ¡Para, bicho, que estás tirando agua afuera! - Le grité pero no quedó ahí la cosa ni me hizo caso. Finalmente me ha escupido un buchito de agua envenenada y después ha sacado su dentadura de tiburón a pasear de tal modo que era una declaración de guerra.

- ¿Se puede saber de qué vas? - Por toda respuesta se ha puesto firmes, rígida diría yo, con los brazos cruzados sobre el pecho en plan Faraón del Alto y Bajo Egipto - ¡ La madre que te parió! pues sí que te ha dado fuerte... ¿No pretenderás que me incline ante ti? - Eso es lo que quiere (apostilló mi primer abuelito) 

Lo miré fijamente para asegurarme de que me estaba tomando el pelo. Pero su semblante no lo decía. - ¿Me arrodillo, camino hacia atrás, me arrastro por el suelo, le beso los pies ¡Ay no, la cola quería decir jejejeje! - Dice que sí a todo esto y quiere que lo hagas cada vez que pases delante del acuario. 

A mi alrededor se había producido un silencio extraño, incluso los gorriones callaban. Así que era verdad, el pequeño monstruíto se estaba convirtiendo en una tirana de tomo y lomo. 

La voz profunda del árbol de la calle, dijo: -  ¿Qué esperas? solo faltas tu ... - Sin pensarlo, le di una patada al acuario y se estrelló contra el suelo haciéndose añicos. El agua salada pidió paso a la cristalera y salió por el balcón camino de la alcantarilla para regresar al mar. 

De repente, estallaron gritos de alegría en las gargantas de todos, incluso de las bolas de polvo. Y mientras esto pasaba yo gritaba también aunque de dolor porque la jodía sirena me arreó un mordisco en el dedo gordo del pie derecho, del que incluso se llevó un cachito. A ver cómo voy mañana al trabajo con un dedo que no cabrá en ningún zapato porque no deja de crecer a lo ancho y a lo largo... ¡hip!... menos mal que... ¡hip!... tengo chin... ¡hip!... chòn...

sábado, 25 de junio de 2022

Pascualita-Neferetiti.

Pasando junto al acuario faraónico me fije que Pascualita nadaba absolutamente recta y con la cabeza levantada en actitud arrogante. De entrada pensé que le había dado un aire pero no se la veía mal. Tenía el mismo color, blanco-verde-liloso, tan repelente de siempre.

- ¿Te pasa algo? - Me miró y levantó más la cabeza de modo que la naríz le quedó apuntando al techo. - Acabarás con tortícolis... ¿Imitas a alguien? ¿A mi, por ejemplo, por mi porte imperial? (me miró y tuvo un ataque de tos) ¡abuelito! ¿Qué le pasa? - Se parte de risa jajajajaja y yo tambièn. Debo reconocer que hay momentos, pocos, en los que tienes guasa "¿Porte Imperial, tu?" jajajajajajaja Ay, nena, que risa.

La sirena daba saltos mortales,  a cual más difícil - Bueno ¡ya está bien! (estaba ofendida aunque no sabía muy bien por qué) - El abuelito prosiguió: - Imita a la reina Nefertiti, tan señorona ella. Tan altiva... me encanta. - ¿También la conoces? - En el Más allá a cabamos por conocernos todos, como tenemos toooodo el tiempo del mundo...

Pascualita-Nefertiti, muy puesta en su papel de Reina regente del Antiguo Egipto, saludó al personal de casa y recibió aplausos y reverencias, incluso del árbol de la calle, al que le cuesta mucho arrodillarse porque tiene artrosis en el tronco, le rindió pleitesía. 

Escamada y envidiosa, exclamé: - ¡Pero si no es la reina de verdad! - Se escuchó un suspiro generalizado y alguien dijo: ¡Pero es taaaan guapa...!

jueves, 23 de junio de 2022

O jugamos todos o se rompe la baraja.

Andresito ha llamado- ¡Nena, acogeme en tu casa, porfaplis! ¡Tengo que esconderme de mi mujer y mi madre! - ¿Te han atacado? - ¡Peor! Quieren llevarme a las fiestas de San Joan de Ciudadela para hacerme una foto debajo de las patas de los caballos!

 - Pero si aquí te encontrarán enseguida... - ¿Y si me meto entre las ramas del árbol? - Ah, no sé... habrá que pedirle permiso. - Por eso no te preocupes que conozco al concejal encargado de Parques y Jardines y me dirá que sí... - Me refiero al árbol, abuelito

Hubo un silencio de medio minuto. Luego, con acento lastimero dijo: - Pobrecita, tú, que siendo tan joven ya llevas camino de estar como ellas... ¡como una cabra!

Ahí me rebelé. - ¿Sabes qué te digo? que me voy a Ciutadella con ellas y si hay que ponerse bajo las patas de un caballo... ya veré que hago. - ¿Y me quedo solo? - Ven a mi casa que aquí siempre hay gente. - ¿Te refieres a la Cotilla? Pues no, también se va con ellas. - Finalmente Andresito aceptó venir a casa  a pasar dos días tranquilos creyendo que estaría solo. ¡Ja!

El primero que apareció fue mi primer abuelito. Lo sé porque me lo contaron los comensales de la Santa Cena. - Se cambiaba cada dos por tres de sudario, a cual más elegante y sofisticado. Disfrutaba y presumía de palmito. El árbol de la calle nos hinchó las narices a todos, cantando el brindis de la Traviata sin parar durante horas y horas. Pepe el jibarizado, harto de oirlo, se pasó los dos días diciendo: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Lo malo es que tu abuelito no nos oye y hemos pagado todos nosotros el pato.

A Pompilio solo lo vimos un rato el primer día junto a Andresito y ya no sabemos nada de él.

Sonó el teléfono. Era Andresito: -  Creo que he dejado parte de los caltetines en el antiguo cuarto de tu abuela... Solo encuentro uno de cada.- Dirigiéndome a los de casa, grité: ¡Oido, cocina! Pompilio está en la Torre del Paseo Marítimo ¡YUJUUUUUUUUUU!

 

miércoles, 22 de junio de 2022

Albóndigas.

Me levantè de la cama y como una sonámbula de ojos legañosos, salí al balcón a tomar el fresquito de la mañana. 

En cuanto me vio, el árbol de la calle abrió su enorme boca de madera para recibirme cantando Las mañanitas pero se la cerré de golpe dándole una cura de humildad. - ¡Ni se te ocurra! ¡¿Qué te he hecho yo  para merecer esto?!

La cara del árbol era todo un tratado de "ojiplatez" porque así se quedó: ojiplático. - Yo solo... quería... darte los... ¡snif!... bue... ¡snif! ... buenos días... ¡¡¡BUUUUAAAAAAAAA!!!

Fue peor el remedio que la enfermedad. - ¡Vaaaaale, canta! - ¡¡¡No me da la gana, negrera!!! 

Ese fue el principio de una larga discusión entre todos los miembros de la casa contra mi que duró hasta mediodía, cuando abrí la lata de albóndigas con tomate.

Me fijé que los comensales de la Santa Cena no quitaban ojo a la lata: - ¿Qué pasa? (pregunté) - ¿Crees que se te caerá alguna al suelo? - ¡Que va! soy una experta en sacar albóndigas y ponerlas en un plato. ¿A qué viene ésta pregunta tan tonta? - Tenemos más. Por ejemplo: Si se cayera alguna ¿podríamos quedárnosla para nosotros? - ¿Para jugar al fútbol con ella? jajajajajajajaja ¡Ay, perdonad pero yo también se decir tonterías. - Un rato después caí en la cuenta de que, tal vez, querían decirme algo.

Como si me hubieran leído el pensamiento, uno dijo: Llevamos dos mil años y pico caninos. Desde que nos sentamos aquí no hemos probado bocado desde el trocito de pan con vino... - ¡Pues ya ha llovido, ya! 

Ese mediodía la Cotilla se quejó: - ¿Estamos a plan? - Sí. Es la Operación bikini. - A buenas horas. - Se fijó (cosa que nunca hace) en el cuadro de la Santa Cena y señalándolo, gritó: - ¡¿Esas son nuestras albóndigas, boba de Coria?! - Que puñetera.

martes, 21 de junio de 2022

¡Que pesada la abuela!

 Desde que vio la imagen de su ex en el espejo del aparador, la abuela llama todos los días. No pregunta por él durante un rato, cada vez más corto y luego va loca para saber si ha dicho algo de ELLA, que le ha parecido ELLA, siempre acaba las frases con la palabrita ELLA. - Se lo preguntas tú, abuela. No me metas en tus líos y sobretodo que no se entere Andresito de tu repentino interés por mi primer abuelito.

Pero por mucho que le digo, ella sigue erre que erre, como si le hablara a la pared. Y ayer encontré, en mi desesperación por quitármela de encima, la frase que la dejó pasmada: El abuelito solo tiene ojos para ¡la Momia!

Se quedó sin palabras, sudó la gota gorda debido al bajón que le dio, juró en arameo mientras me ponía a parir por mi poca delicadeza al decir las cosas - "¡Eres más bruta que un arado!"

El árbol de la calle, que desde que hace tanto calor parece que sus ramas están más metidas en casa que antes, tiene la oreja apoyada en el alfeizar de la ventana de la cocina y está al cabo de la calle de todo lo que hablamos. - Has hecho muy bien, nena y ¿qué fue lo que le hizo a tu primer abuelito? 

Antes de contestar sonó el teléfono. - "¡Hola, nena! Han dicho que mandarán inspectores del gas a todas las casas para revisar las instalaciones ¡Aprovecha!" - ¿El qué? - Que tendrás un hombre en casa para ti sola. Pregúntale si quiere hacerte un bisnieto. - Yo tengo butano... - "Siempre tienes que ponerle pegas a todo. Cuando llame a casa de la vecina, cógelo del brazo y lo metes en tu casa, Entonces le preguntas que... " - Aaaayyy, abuelaaaaa... Me da corte... - ¡Espabila! Ya sabes lo que dice el refrán: que el que tiene vergüenza, ni come ni almuerza"

 

 

lunes, 20 de junio de 2022

Se deja ver.

Hace unos días, la abuela se armó de valor acuciada por una curiosidad morbosa y vino a casa acompañada, como no, por el mayordomo inglés, Geoooorge, cargado con los avíos de una paella de marisco del caro. 

- ¿Añoras a Pascualita... o a mi? - "¿Perdonaaaaaa? ... Vengo en busca de información y de constatación" - Espera, voy a tomarme un chinchón on the rock porque con éste calor no te entiendo nada. - "Quiero saber si es verdad lo de la elegancia de tu primer abuelito y para constatarlo, tengo que verlo" - ¡No me digas que quieres ver a tu ex marido! al que finiquitásteis la Cotilla y tu! - "Menos lobos, Caperucita. ¿estabas tu allí? ¡Pero si no estabas ni programada! Anda, llámale y saldré de dudas.

Pero no hizo falta que le dijera nada porque el muy pillín llevaba un buen rato flotando sobre la cabeza de la abuela. - Jijijijijijijiji Te está vigilando...

La abuela se persigno a la velocidad del rayo: - "¡¡¡Jesús, María y José!!! - ¡Avemariapurísimaaaaa! Holaaaa... huelo a gambas frescas de Sóller... hummm ¡Habrá paella! (la Cotilla estaba entusiasmada y me encargué de amargarle la fiesta. - La abuela quiere ver a su ex tal como la veo yo a usted ahora mismo.

La Cotilla palideció y para no desentonar, también lo hizo Geoooooorge: Mi no gustar esto... (dijo, metiéndose en la cocina y cerrando la puerta con llave) 

Hablé con el abuelito mientras la cristalera del balcón se abría de par en par para que los de fuera no se perdieran detalle de lo que ocurría dentro. Una vez expuesto el motivo por el que la abuela quería verlo y a pesar de que estaba más guapo que un San Luis, desapareció un momento para cambiar el sudario por otro más espectacular y ¡¡¡TACHANNNN!!! su imagen se reflejó en el espejo del aparador.

Llevaba la Vía Láctea por sudario, con los planetas, satélites, cometas, etc., etc., etc. yendo de acá para allá entre una sucesión de cambiantes y espectaculares crepúsculos y amaneceres. 

Aplaudimos a rabiar gritando: - ¡¡¡TORERO, TORERO!!! - mientras la abuela lloraba por los rincones, quejándose: - "Lo que me he perdidooooo, buaaaaaaaaaaa!" y la Cotilla corría con la energía de una chica de veinte años, escaleras abajo

domingo, 19 de junio de 2022

La abuela cotillea.

El rolls royce, dejando tras de si y alrededor, un concierto de pitos y juramentos en arameo, aparcó como siempre, en la parada del bus. Minutos después entraba la abuela en casa seguida de su mayordomo inglés, Geoooorge.

- "Como solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena, vengo a ver que tal va todo por aquí porque, según dice la Cotilla, pasan cosas raras" - ¿Raras? Lo más raro es ella, abuela. Acabará en la cárcel o en manos de la Mafia china porque el señor Li ya está hasta las narices de que se lleve su mercancía por la patilla. - "Bah, esto son tontás comparado con lo que dice que ocurre en éste piso. Te ha visto hablar con el árbol que da junto al balcón" . Ah, bueno. ¿Qué mal hay en que lo salude. A las plantas hay que hablarles. Lo dicen los expertos y fíjate, está mas bonito que ningún otro. - "Eso es verdad..."

La abuela se dio un garbeo por la cocina mientras Geoooorge preparaba el te. - "¿Y qué me dices de éste tiparraco que es más feo que pegarle a un padre.?" - No sabía de quién me hablaba, otra cosa hubiese sido de haber dicho tiparracA. Ahí hubiera reconocido a Pascualita. Al ver mi expresión especificó: "¿Te parece normal que digas que a Pepe el jibarizado le ha crecido un ojo-catalejo" - Solo tienes que mirarlo... (me sorprendí) - "Eso es algo que le pegarías con pegamento Imedio" - Como si no tuviera nada mejor que hacer.

Al sentirse aludido, Pepe el jibarizado soltó su: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOO. - ¿Lo oyes? ¡Ya se ha ofendido!

Pero la abuela buscaba otra información y como el que no quiere la cosa, dijo: - "¿Tú primer abuelito está aquí o es un cuento chino?" - Fue nombrarlo y apareció envuelto en  un sudario dorado bordado con hilos de plata que salían de un lingote que colgaba de su cuello. Resplandecía. Y se lo comenté a la abuela. - "No veo yo ningún resplandor, nena..." 

El resplandor fue tan intenso que Pascualita saltó de su acuario egipcio para esconderse en mi escote, bocabajo, mientras la abuela bajaba la escalera saltando los escalones de cuatro en cuatro sin miedo a que se le desconyuntara la cadera. Pero era Geoooorge el que más corría con la taza de te, humeante, en las manos.

sábado, 18 de junio de 2022

Buen ambiente.

Tal ha sido la protesta por no compartir, con todo bicho viviente de mi casa a la paloma-abanico, que no me ha quedado más remedio que plantearle la cuestiòn a la interfecta: - Qué dicen estos y éstas, o éstas y estos, que quieren que los abaniques. 

Después de sopesar los pros y los contras, si es que una paloma sabe hacer eso, que yo creo que sí, se presentó ante mi, momento que aproveché para que me abanicara a cambio de unos buchitos de chinchón on the rock. Al final me dijo: - Tía, me las piro, que hace mucha caló para tanto trabajo. - Y me pareció bien, que cada una debe hacer lo que crea conveniente. Pero antes de irse hizo un abaniqueo general que no dejo a todo el mundo contento. Por ejemplo las bolas de polvo, que salieron volando por el aire de la paloma, para acabar deshaciéndose como por arte de mágia.

El resto de los presentes aplaudimos a rabiar el espectáculo. 

De repente, mi primer abuelito apareció enfundado en un original sudario hecho de ¡calcetines desparejados! - ¿Quién te ha hecho una cosa tan chula? (pregunté, entusiasmada) - Mi amigo Oscar de la Renta... - ¡Mis calcetines! (exclamó Pompilio y no estaba entusiasmado en absoluto) 

A los demás nos dio la risa contagiosa que se expandió hasta la última hojita del árbol de la calle. Nuestras lágrimas, cual cataratas del Niágara, regaron las raíces del árbol. En el comedor de la Santa Cena, la camarera tuvo que usar la fregona de casa porque en aquel tiempo aún no se había inventado. 

Pascualita por poco se ahoga cuando el agua de lágrima superó a la de mar en cantidad. No me quedó más remedio que vaciar el acuario egipcio por el balcón... y la Cotilla se llevó una buena ducha al ir a entrar en la finca.

Menos mal que el buen ambiente continuaba en casa y se notó cuando, en lugar de estar enfadad, dijo: - ¡Avemariapujajajajajajaja! - 

A veces da gusto estar en casa.

viernes, 17 de junio de 2022

Envidia.

Huuuuy, que nochecitaaaaa. Todo han sido quejas, como si la culpa de la caló, o de los calores, fuera de una servidora. Pura envidia porque duermo como una marmota y, encima, tapadita con la sábana. Hasta a los comensales de la Santa Cena les chirrían los dientes de pura envidia cochina. 

El árbol de la calle ha hecho coro con todos ellos y claro, tanto va el cántaro a la fuente que acaba rompiéndose y me despiertan. - No se puede consentir tamaña insolidaridad. O dormimos todos o se rompe la baraja. (ha dicho con voz de barítono  Don Raices y otras hierbas)

Pero lo que no podía suponer es que mi primer abuelito hiciera causa común con la tropa de casa. El fru frú de la seda recién tejida delató su presencia a dos palmos de la barandilla del balcón en plena noche de luna llena. - Abuelito... ¿no me digas que también hace calor en el Más Allá? - ¡No hay quien duerma! San Pedro tiene abiertas puertas y ventanas para que las corrientes de aire campen a sus anchas pero están todas a la greña porque, al ser unas más anchas que otras, gritan que no hay igualdad. - Tienen razón... - Eso, tu que duermes a pierna suelta, dales alas y revolucióname más el gallinero. (Y, enfadadísimo, desapareció)

Harta de discusiones salí al balcón cuando el sol asomaba por el Este, aún con las legañas puestas. De repente dos cosas vinieron sobre mi: el primer rayo de sol y una paloma despistada a la que agarré por las patas antes de que me sacase un ojo. Me pidió asilo político y se lo concedí a cambio de un trabajito - ¿No querrás estar a la sopa boba? (le recriminé al ver que torcía el gesto)

Ahora es mi nuevo abanico. Y se da maña. Aletea y me manda aire fresquito que no sé de dónde lo saca ¡Ahora sí que hay envidia en casa! La más lista ha sido Pascualita que, en cuanto ve a la paloma abrir las alas, salta del acuario egipcio y repta hasta mi y nos tomamos un chinchón on the rock a medias y fresquitas.

jueves, 16 de junio de 2022

La Ola de Calor.

Se me quejan, a dúo, las dos partes de la cristalera del balcón. La parte interior porque no quiere que abra y la exterior porque quiere entrar en casa para evitar las horas más fuertes del calor. Lo único que se me ha ocurrido hacer para calmarlas ha sido tirar un cubo de agua a una y a otra. El resultado no ha sido el que yo esperaba: he duchado a unos turistas que se habían separado de su grupo y aparecieron por los alrededores del mercado de Pere Garau. 

Al verme asomada me insultaron en arameo. Uno, blandiendo una botella de cerveza a medio beber, quería lincharme. Les he gritado, porque cuando no entiendes ni te entienden, lo mejor es hablar a gritos, que la ducha era un regalo made in Majorca para ayudarles a pasar la nueva ola de calor. Alguien tradujo y aplaudieron todos menos el de la botella porque, en lugar de agua hubiese preferido cerveza a granel. 

Más tarde me senté en el rincón del balcón donde aún quedaba un poco de sombra del árbol de la calle. El pobre empezó a jadear: - Con tanto calor voy a terminar como las fallas de Valencia ¡Saca un abanico, nena! ¡Y el botijo! - Parece que no pero, algo nos refrescó. Lo malo fue que atrajimos la curiosidad de la Ola de Calor que se acercó peligrosamente.

- ¡¡¡Abanica más deprisa, boba de Coria, que estoy que ardo!!! - ¡Solo me faltaba eso! Abanicate tú, guapita y no te arrimes tanto que nos chamuscas. - La Ola de Calor torció el gesto. - Lo siento. No es la profesión que hubiese elegido yo pero me viene dada por tradición. A mi me gustaría estar en el Polo Sur. Bañarme en agua heladas. Taparme bajo montañas de nieve... Estoy depre... 

Me compadecí de ella y le acerqué el botijo: - Abre la boca. Verás que fresquita está el agua. - Pero fue peor el remedio que la enfermedad. La bocanada de calor que salió de aquella boca reventó el botijo y secó el agua. La Ola de Calor estaba decepcionada y el árbol y yo, olíamos a chamusquina.

miércoles, 15 de junio de 2022

¡Balconin!


- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! he venido corriendo antes de que abras el bote de fabada, nena. Creo que tendríamos que cambiar de menú... - ¿Ya se ha cansado de comer fabada? - No pero, con éste calor nos vendría mejor un gazpacho ¿no te parece? - ¿Y que hago con los veinte botes que tengo en la despensa? - Me los llevo al trapicheo. - Vale, pero vamos a medias. - Te recuerdo, boba de Coria, que los traje yo del contenedor del Súper... - Pero están ocupando espacio de mi casa. -Vaaaaaale...

Mientras hablábamos, unos minituristas se colaron por el balcón después de haber asaltado al árbol de la calle para hacerse fotos en los nidos de los gorriones y orinar, todos a una, hacia la calle justo cuando Bedulio pasaba por debajo haciendo su ronda de policía de barrio.

Subió hecho un basilisco, libreta de multas en mano. - ¡Esta vez te has caído con todo el equipo aunque esté tu primer abuelito delante! - ¡Eh, que han sido los minituristas! (dije mientras señalaba con el índice un revoltillo de bolas de polvo y turistitas) - ¡Aaaahg! ¿qué es ésta porquería? (gritó Bedulio) 

De repente Pascualita empezó su tabla de ejercicios para eliminar las grasas en forman de aro de Saturno enroscadas a su cintura.

- ¡¿Qué ha sido esto?! (preguntaron alarmados la Cotilla y el Municipal) - Son... las tuberías del agua. Ultimamente hacen mucho ruido. 

Además de ruido también tiraba agua al suelo debido a los saltos mortales y planchas  a cual más bestia, que daba en su acuario faraónico. Tambièn mi primer abuelito se interesó: - La que está liando la sirena. ¡Mira, la cabecera de la inundación va camino del balcón. Pero no va sola ¡Los minituristas quieren hacer BALCONIN!

Solo pude gritar: - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - y cayeron a la calle...

 

martes, 14 de junio de 2022

Regatas.

Llamaron a casa. Al abrir me encontré con un guayabo, moreno de verde luna y dientes blanquísimos que, al verme con la boca abierta por la sorpresa, abrió la suya para decirme que le enviaba el Presidente para hacer unas regatas y acabó con un: - Titi.

Mi cuerpo se desmadejó, las piernas se volvieron de mantequilla y se negaron a sostenerme. Menos mal que caí sentada en la silla que tengo en la entrada. Poco a poco fui recuperando la compostura ayudada por unos lingotazos a morro, de chinchòn on the rocks mientras en mi cabeza sonaban las palabras importantes dichas por el guaperas:  - Presidente y Regatas.

Volé a por el teléfono y llamé a la abuela: - Geooooorge ¡que se ponga la abuela!

Según le iba contando lo acontecido en casa, sentí, a través del teléfono, como chirriaban los dientes de la abuela de pura envidia. - "¿A santo de qué vas a presidir tu, que no eres nadie, las Regatas?" - No lo sé pero lo ha dicho el Presidente... Tal vez sea verdad que hemos llegado a la plena igualdad entre ricos y proletarios. 

No fue solo la abuela quien se enteró de la buena nueva. La siguiente fue la Cotilla y, a continuación el barrio entero mientras, como una mancha de aceite, la noticia seguía su expansión hasta los más remotos confines de Mallorca.

Para entonces mi casa era una fiesta. Hasta los convidados de la Santa Cena querían salir en la tele. Pompilio, adornado con calcetines de colores pidió ponerse en primera fila. El árbol de la calle, sacudiéndose los turistas subidos a sus ramas, pedía a las hojitas que lo acicalaran. 

Un elegantísimo abuelo apareció sobre el acuario egipcio envuelto en un sudario lleno de olas y vientos. Lo malo de este modelo es que mojaba todo lo que estaba alrededor. Pascualita se unió a él al sentir el olor a salitre marino. El abuelito sentenció: los primeros, nosotros.

Llamaron a la puerta. Era el guayabo con una caja de herramientas: - Hola. Vengo a hacer las regatas en la cocina. Ya sabes, Titi, órdenes del Presidente de la Comunidad.

No he salido de casa en todo el día.


 

lunes, 13 de junio de 2022

Turistas, turistas, turistas...

Estaba apunto de salir al balcón y cantarle las cuarenta al árbol de la calle que, a su vez, me cantaba las Mañanitas a voz en grito, cuando sentí molestias en una oreja. - Será una nota discordante de la canciòn (pensé). Pero no porque, unos segundos después, urgándome con un bastoncito para éstos menesteres, algo cayó al suelo. Miré y ¡era un turista! 

Si es que están hasta en la sopa. Ayer, sin ir más lejos, encontré dos que iban despistados, en el bote de fabada que nos repartimos la Cotilla y yo ¡Por poco nos los tragamos!

Por cierto, la Cotilla se ha fijado en el nuevo acuario de Pascualita: - Menudo cachivache tienes ahí. ¿No te cansas de ver siempre las mismas plantas? Ponle un pececito, mujer. De dónde has sacado ese trasto? - Es una antigüedad... - ¿Ah, si?... Estoy por llevármelo al trapicheo... - ¡Ni hablar del peluquín! Vale un potosí. Era de una reina egipcia llamada Ne... - Sí, hija, sí. Anda, no me sueltes el rollo ... 

Cada vez que tengo que salir a la calle debo mirar por la mirilla antes de abrir la puerta para que no se me cuelen turistas en casa. Esta mañana, en la Santa Cena había quince personas.

El árbol de la calle se ha atragantado mientras cantaba porque unos turistas han tomado su bocaza de madera por un antro de música sesentera y han entrado, por la patilla, a ver qué espectáculo daban.

Se ha dado el caso de tener que mandar a un Municipal a dirigir el tráfico de los grandes Cruceros. Llegan casi al  mismo tiempo y luego hay que procurar que no haya roces al atracar. Me han dicho que le ha tocado ir a Bedulio y no le ha importado siempre y cuando, yo no aparezca por el muelle de Pelaires.

domingo, 12 de junio de 2022

¡Que vienen los turistas!

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa y vació sobre la mesa del comedor, el contenido de su profundo bolso. Salieron a la luz cosas diversas y sorprendentes pero lo que me llamó la atención fue la cantidad de carteras que llevaba. - ¿Y esto? - No te lo vas a creer pero las he encontrado en la calle. Sembradas en las aceras. - Pues es cierto, no la creo ¿Quién siembra carteras y en las aceras nada menos.

- No estas al tanto de las noticias y así te va. Ha sido el Ayuntamiento porque faltan chóferes de taxis y autobuses. Palma, mi hermosa ciudad, está muriendo de éxito por empacho de turistas. - ¿Qué va a hacer con tanta cartera? - Sacar los carnets de conducir, trapichear con ellos ésta noche y mañana habrá más chóferes con trabajo.

La voz profunda del árbol de la calle rebotó por las paredes de la casa: - ¡FALTAN TAXIS Y AUTOCARES! - ¿También? - Y ENFERMERAS, MÉDICOS, MAESTROS Y MAESTRAS. FALTAN... - ¡Alto ahí! (dijo, enérgica, la Cotilla) Una cosa después de otra. Iré partido a partido ¡No tengo una varita mágica para arreglar las cosas en un santiamén!

Los comensales de la Santa Cena, que llevaban dos mil y pico de años aburridos sin pegar un palo al agua, decidieron por unanimidad, ponerse a trabajar aunque fuera llevando coches, artefactos que, ni existían ni se les esperaban cuando ellos se presentaron a esa taberna a cenar.

Llamaron a la puerta: - ¡NO ABRAS! (gritó la Cotilla pero la orden llegó tarde) Lo que pensé que era una manada de elefantes furiosos que entraron en tropel, alocadamente y gritando frases incoherentes en lenguas extranjeras, eran turistas que  pululaban por Palma en plan Invasores del Espacio. - ¿Quién nos hará la cama? (preguntaban) - ¡VOLVEEEEEEED¡ OS LA HAREMOS NOSOTROS! (se ofrecían los hoteleros)

Mientras la Cotilla y yo perseguíamos turistas para ponerlos de patitas en la calle, unas largas colas de temporeros de la restauración formaban largas colas dando la espalda a los hoteles y cantando el eslogan: ¡¡¡PROLETARIOS, SI. ESCLAVOS, NO!!!

La sirena, mientras tanto, seguía disfrutando de su faraónico acuario.

 

sábado, 11 de junio de 2022

¿Quién es la tal Titi?

Cada vez que paso junto a la pared donde está, o estuvo, la puerta misteriosa, la toqueteo en busca de algún mecanismo secreto que la traiga de vuelta. Pero, de momento, no he encontrado nada. ¿Aparecerá, de nuevo, algún día? ¡Y yo que sé!

La que está contenta es Pascualita con su nuevo acuario. Ocupa toda la superficie del aparador del comedor y la sirena se encuentra en ella como pez en el agua (jajajajaja ¡que frase más ingeniosa!)

A mi primer abuelito le ha faltado tiempo para venir a verlo y ha aparecido flotando a un palmo sobre la lámpara del techo, envuelto en un sudario imitando al iceberg que hundió al Titánic y dejando una estela de frío polar que me ha constipado nada más verlo.

Telepáticamente, me ha dicho que la sirena está encantada de haber retrobado su antigua pecera. - ¿Era suya? - Por lo visto la mandó fabricar una tal Nefertiti ... - ¿Te lo estás inventado? - Claro que no. ¿Tu sabes quién fue esa tal Titi, nena? - No, pero podemos mirarlo en Google. - Huy, quita, quita que no me acaban de convencer estas moderneces. Por cierto, Pascualita ha recordado que una vez mordió al marido de esa tal Titi en una oreja y se le puso un careto al pobre que no lo reconoció ni su padre. Por lo visto el mordisco lo dejó turulato. - ¡Caray! ¿Por qué le mordió? - Porque la despertó bruscamente de la siesta... - Menudo pronto tiene la medio sardina para eso.

Por la tarde, refrescándome con unos chinchones on the rocks delante de la tele, apareció en pantalla un busto archiconocido de una bella reina egipcia... ¡Nefertiti! (dijo el locutor) Al nombrarla, Pascualita dió un gran salto seguido de volteretas en el aire hasta aterrizar en mi regazo dándome un buen susto. - ¡¡¡COOOOOÑE!!! - Y me estremecí cuando, gracias al chinchón trasegado o a un efecto óptico,  vi que Pascualita y el busto de la reina se miraron ¡y se sonrieron!

 

viernes, 10 de junio de 2022

La puerta.

 El timbre del teléfono me despertó de la siesta y me quedó un humor de perros porque, quien llamaba con suave acento de allende los mares, me ofrecía ... ¡que sé yo! - ¡Oiga, yo lo que quiero es seguir durmiendo!

Y todo porque había visto como se abría una puerta en el pasillo de casa. No me quedó otra que ir a ver si era cierto o no, lo que había visto. - ¡Avemariaprísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se plantó ante mi para decirme algo pero al verme tan decidida a pasar por encima de ella si no se apartaba de mi camino, reculó y decidió seguirme.

El pasillo estaba como siempre pero yo no estaba dispuesta a rendirme tan pronto porque  ¡había visto esa puerta! - ¿Qué buscas? - ¡No me hable, Cotilla, que estoy cabreada! - Vale, vale... ¿Buscas la puerta, por casualidad? 

Me quedé a cuadros. - ¿Usted también la ha visto? - No, pero, por la cara que has puesto, he dado en el clavo. Hace años, tu abuela dijo que había una puerta en el pasillo pero, claro, le había dando un buen tiento a la botella de chinchón... ¿Y si hacemos lo mismo ahora pero on the rocks?

Lo hicimos. Y ¡vimos la puerta! De echo estoy dentro de la habitación. La Cotilla no ha querido entrar, le dará miedo aunque ha dicho que tenía que dormir la siesta para ir descansada, esta noche, al trapicheo. En la habitación hay una pecera, o algo así, tan antiquísimo que lleva un dibujo del antiguo Egipto. Y me he dicho: ¡Me lo llevo! . 

La puerta se ha cerrado cuando he salido y desaparecido del mapa. Y yo tengo una pecera para Pascualita, gratis total. ¿Le gustará?

Mi primer abuelito me ha susurrado al oído: - Empiezas a tener clase, nena. (babee) Y la sirena no cabe en sí de gozo (las babas surgían de lo mas hondo de mi ser, cayendo al suelo, arramblando con las bolas de polvo que, pensando que era un tobogán, se lo pasaban en grande deslizándose por él hasta desaparecer con un suave ¡puf!) 

Que poquito cuesta hacerlas felices.

jueves, 9 de junio de 2022

¡Multa!

Me desperté temprano con la incómoda sensación de que alguien me miraba. Antes de abrir los ojos pensé en el duende de los calcetines y grité: - ¡Pompilioooo, se está rifando una torta y tu lleva todos los números!

Pero el pobre duendecillo no tenía vela en este entierro porque, quien me miraba desde un marco colocado en la mesita de noche, era ¡Pascualita! La foto era en color lo que hacía que resaltara más la piel blanco-verdosa-amoratada de la sirena que, para remate, exhibía su terrible dentadura de tiburón en una sonrisa tétrica donde las haya.

Levanté el brazo para poner el marco bocabajo cuando sonó el teléfono. Era la abuela: - "¿Has visto que preciosa está Pascualita en la foto que le hice?" - ¿Preciosa? Abuela ¿cuánto tiempo hace que no vas al oculista? - "¡Ya salió doña Celos! Ya quisieras parecerte a mi chiquitina" - Y colgó.

No pude volver a dormirme porque, tanto si cerraba como si abría los ojos, veía el careto de la sirena y me desvelaba. Al final me levanté y pensando en hacer algo útil bajé la basura de ayer, que no lo hice por pereza.

En cuanto lancé la bolsa al contenedor, que estaba vacío, un trompeteo marcial tocó ¡A la cargaaaaaaa! y Bedulio, el municipal, se plantificó a mi lado salido de no sé dónde y con la libreta de las multas y el bolígrafo en ristre.

¡Trescientos euros me clavó, a pesar de jurarle por toda mi parentela, que aquella bolsa NO ERA MÍA! - Te ha visto el elefante-trompetero-camuflado. - Efectivamente. un elefante de peluche, metido en una bolsa de basura sin cerrar, era el chivato. - ¡Es un muñeco! (dije despectivamente pues me escocían los trescientos euros) - Desciendo de uno de los elefantes de Anibal que cruzaron con él los Pirineos. - Se le notaba orgulloso de su ralea. Y lo único que se me ocurrió hacer fue darle una patada y mandarlo a una rama del árbol de la calle donde quedó colgado sin dejar de trompetear - ¡Calla, jodío!

miércoles, 8 de junio de 2022

Puntos de vista.

El señor Li sigue con los nervios atacados y ha prohibido que en su establecimiento se pongan letreros que contengan la letra R, así que los dependientes tienen que estrujarse las meninges cada vez que tiene que hacer un cartelito. - Serán cosas de la edad (han comentado entre ellos, angelicos)

Ahora la gente se para más delante de los escapartes y hay veces que se parten de risa, lo que ayuda a que entre más gente en la tienda y aumenten las ventas. Así que, sabiendo que todo empezó por una conversación de besugos entre el señor Li y yo, he ido a cobrar mi tanto por ciento correspondiente pero me han dicho que nanay. He insistido y han hecho como los famosos monos: no ver, no oir, no escuchar. 

Lástima, me hubiesen venido bien unos euros extras. Así se lo conté a mi primer abuelito cuando apareció sobre el riel de la cortina del balcón. - Pues yo ni siquiera sé los que son los euros. Cuando llegué al Más Allá ni se hablaba de ellos. No pago nada y como soy intangible e incorpóreo, me cuelo en todos los sitios y no me pierdo acontecimiento mundial que valga la pena como, por ejemplo, el Campeonato Mundial de Carreras de Chapas de Cerveza o CMCCC. No puedes imaginarte lo espectacular que es, nena. 

Este punto de vista, tan diferente del mío, sobre lo que es "espectacular" me dio que pensar. Dicen que dos no discuten si uno no quiere y no es que no quisiera, sino que estaba pensando. Quien quería discutir era la cristalera del balcón de la parte de dentro: - ¡Has puesto la cortina para que no vea la calle, ni al árbol, ¡ni nada de nada! ¡Quitala inmediatamente! ¡Pero YA!... ¿ Me estás escuchando?... Nena... ¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

 

martes, 7 de junio de 2022

La adivina.

 Me llamó la abuela para decirme que el señor Li me ha denunciado por haberle proporcionado una terrible jaqueca y ha tenido que guardar cama, cosa que le ha impedido ir a trabajar y no ha podido vigilar, ni a sus empleados ni a los compradores que, si no les tienes el ojo encima (ha dicho ¿?) se llevan hasta el papel de la pared. 

- ¡Qué cosas! - "Yo que tu no estaría tan tranquila porque quiere ponerte una demanda millonaria con la que resarcirse de lo robado." - Pero ¿le han robado? - No sé si ha hecho inventario pero está casi seguro al cien por cien porque, según le contaron sus trabajadores, la Cotilla se pasó en la tienda media tarde" - ¡Huy, lagarto, lagarto!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya has abierto la lata de fabada? Es que tengo prisa por llegar al lugar del trapicheo. - ¿Ha encontrado algo en la calle? - ¡¿Cómo lo sabes?! - Espere, espere, voy a darle más detalles: - Y estaba cerca de la tienda de los chinos del señór Li. - ¡No me lo puedo creer, boba de Coria! ¡Lo has adivinado! ... Seguimos con el juego. Ahora te lo pondré más difícil ¿Qué he encontrado? - Estoooo... ejem, ejemm... ¡Un saco lleno de gatos chinos que mueven el brazo para saludar. - ¡¡¡BINGOOOOOOO!!! 

La vecina estaba entusiasmada. - ¡Tienes un don y hay que explotarlo! Ven ésta tarde al trapicheo y adivina el porvenir a quien te lo pida. A tres euros la pregunta y si la cosa va bien, a medianoche subimos a cinco.

Después de la fabada, la digestión, el calor y el sopor se aunaron para hacernos dormir a pierna suelta en medio de un mar de sudor. - ¡Abre el bal-balcón, jodía! - La cristalera obedeció a regañadientes. - Necesito un abanico ¡Mi reino por un abanico! (clamó mientras se secaba las gotas que corrían por casa para ir a desembocar al mar) - A pesar de sus gritos, no nos despertó

lunes, 6 de junio de 2022

Dichosa letra.

Me disfracé de lagarterana para que nadie me reconociera al volver a la Feria del Libro porque debía evitar que la abuela mostrara la sirena al juez y al Lucero del Alba.

Me hice un itinerario mental de las calles que llevan al Paseo del Born y no tienen árboles. Así me libré de tener unos cuantos cardenales más.

Corrí alocadamente hasta que mis piernas no dieron más de sí pero ya estaba llegando y, de lejos, vi el tumulto de mujeres peleándose por lograr un autógrafo del Juez sin tener que guardar cola. 

Me subí a uno de los bancos del Paseo buscando a la abuela desde las alturas. Reconocí su mano de uñas cuidadísimas, pintadas de verde esperanza que, sobresaliendo sobre todas las cabezas que la rodeaban, se abrió lanzando un poco más allá, a una furiosa Pascualita que, en medio minuto dejó a más de una, monda y lironda.

Aquello era un guirigay de gritos, blasfemias, llantos, carreras alocadas de quienes huían de no sabían qué. 

Usando los codos a modo de machete afiladísimo de película de tupidas selvas africanas, logré abrirme camino y coger al vuelo a una medio sardina fuera de sí y por tanto, muy peligrosa. 

Sin darle tiempo a reaccionar, la metí a presión en el termo de los chinos y cerré el tapón. Acababa de hacerlo cuando el señor Li apareció delante de mi: - ¡Ostras, que susto me ha dado! 

Sus ojos eran dos rayitas en una cara de luna llena. - ¿Pol qué lleval tú telmo tan feo colgado del cuello, boba de Colia? - Esto... Hace juego con mi cutis. - ¡Sel hololoso! ¿Pol qué españoles invental dichosa letla ELE? - ¿La L? - ¡NO, la R! (la dibujó en el aire) - Ah, la ERRE. - ¡Exacto: la EL.LE!

Y así estuvimos hasta que se nos echó la noche encima.

domingo, 5 de junio de 2022

Mal vamos.

 En el Paseo del Born he coincidido con la abuela y Andresito que iban a la búsqueda del libro del Juez Castro, del caso Noos. Y sabiendo del pie que cojea mi segundo abuelito, me ha extrañado. - Me alegra ver que has evolucionado (le dije) Creía que no querías verlo ni en pintura después de llevar a los ex duques de Palma al banquillo de los acusados.

- ¡No me lo recuerdes! Aún siento vergüenza ajena. Y lo del libro es cosa de tu abuela. - Quien tuvo, retuvo y guardó para la vejez ¡AAAAAAAAYYYYYYY! (dije en honor a la abuela pero no me dejó acabar la frase y me arreó una colleja que hice palmas con las orejas. - ¡¿Qué he dicho?!... (pregunté, aturdida)... ¿No será por lo de la... (me aparté de ella) ¿... la vejez? - "A buen entendedor pocas palabras bastan, boba de Coria"

Los árboles del Paseo del Born son plataneros y como tales están orgullosos de su compañero y vecino mío, el árbol de la calle, por su azaña, sabida por todos, de cruzar hasta la acera de enfrente.

En cuanto me reconocieron fueron juntando sus copas para acorralarme y freírme a preguntas: - ¿Cómo fue? - ¡Es un héroe vegetal! - Dicen que todo lo hace bien. - ¡Por lo visto canta de maravilla! - ¡Que suerte tienes de que sea él quien proteja tu hogar! - ¿Ah, sí? ¿Creeis que tengo suerte de tener la casa llena de hojitas, a todas horas?. ¿O de aguantar durante horas interminables, sus canciones a voz en grito que no me dejan escuchar la tele...? 

De repente el ambiente festero cambió y el mal rollo se instaló a mi lado: - No está hecha la miel para la boca del asno. - Cientos de hojitas cayeron sobre mi con si fuera una intensa nevada verde. - Eres un mal ejemplo para un ser tan valiente como el árbol de la calle ¡Date presa, boba de Coria!

Huí del lugar corriendo, sin pensar que el camino estaba lleno de plataneros que montaban guardia en ambas aceras y no dejaron de tirarme sus características bolas hasta que me encerré, a cal y canto, en casa.

Y para rematar la faena, el termo de los chinos ¡estaba abierto y vacío!

Llamé a la abuela: - ¿Pascualita...? - "Está conmigo. Voy a ver si se la presento al Juez"                                                               

 

sábado, 4 de junio de 2022

¡Aguafiestas!

 He ido a la Feria del Libro con Pascualita. Es que ir a ese sitio sin tener a nadie con quien comentar lo que se te ocurra en cualquier momento es como un jardín sin flores... ¿no? El caso es que como, a falta de pan buenas son tortas y lo que tenía más a mano era a la medio sardina, la he metido a presión en el termo de los chinos que me  he colgado del cuello y nos hemos plantado en el Born a la búsqueda de un libro que llevarme a los ojos.

Antes de salir, el árbol de la calle me ha preguntado: - ¿A dónde van ustedes, Blancasflorecillas primaverales? - A contar los frailes. -  

He salido rápido de casa para que no me diera más la murga pero me ha salido mal la jugada porque, el "héroe" ha seguido soltando su verborrea: - Si encuentras un libro, o varios, sobre árboles que se han trasladado de la Ceca a la Meca, cómpralos. - Si hijo, sí.

Tan rápido di la vuelta a la esquina que me empotré contra Bedulio que venía haciendo su ronda de policía de Barrio. 

Al pronto pensé que lo había matado porque cayó al suelo como un saco de patatas. ¡y sin respirar! - ¡¡¡Me mu-muerooo haaagg!!! 

Alguien dijo, - Le ha dado un cabezazo en la boca del estómago al pobre hombre ¡Su ahoga! - ¡Que alguien le haga el boca a boca! - ¡Hágaselo usted, tío listo! - No puedo, acabo de lavarme los dientes. - ¡Se va a morir! (gritó un transeunte de la otra acera) - Será un bonito cadáver (no sabía que teníamos un poeta en el barrio.) - Me emocionó y decidí ser yo quien lo salvara... Lástima que, a pesar del mal rato que el pobre Municipal estaba pasando, me oyó hablar con mi primer abuelito: - Le haré el boca a boca, ¿servirá de algo o ya va camino del Más Allá? ¡Bueno, da igual! Verás que morreo le doy jijijijijiji

Un ¡NOOOOO! estremecedor salió de su boca. Se recuperó de golpe levantándose de un salto. - ¡¡¡AGUAFIESTAS!!! - Le dije mientras reanudaba mi camino hasta el Born.

viernes, 3 de junio de 2022

El héroe del barrio.

 Cien días hace hoy que empezó la maldita guerra de Ucrania.

Los hay que saben venderse bien y si no que se lo pregunten al árbol de la calle que, en lugar de trasladarse de acera, parece que ha descubierto América cuando cuenta su "odisea" a quien quiera escucharlo.

- ¿No te parece que te estás dando demasiado jabón, tiparraco? - Si los envidiosos volaran no veríamos el sol, boba de Coria. - ¡Si solo has cruzado la calle! - ¿Conoces otro árbol que lo haya hecho sin ayuda de nadie? Es una gran hazaña equivalente a la llegada del hombre a la Luna. - ¡Anda ya, atontao! - ¡Vaya si he andado!

Las que estaban ya hasta el moño de oírlo eran las hojitas, por eso muchas se dejaban caer a la acera y traían al barrendero de cabeza: - ¡Hasta el otoño no toca, jodías! - Es que ya no aguantamos más (decían, llorosas y el hombre movía la cabeza, comprensivo) Vaaaleeeee...

Cuando me asomaba al balcón siempre había alguien junto al tronco haciéndose cruces: - Lástima que me lo perdiera... ¿y cuándo dices que fue? - El otro día. - ¿Y qué estaba haciendo yo? (preguntaba, incrédulo, el peatón? - ¿Mirar el móvil?

De buena mañana, la enorme boca de madera se abrió para cantar Las mañanitas. - ¿Es necesario? (preguntó uno de los comensales de la Santa Cena) En mis tiempos nadie hacía algo así...

A mediodía, cuando el sol más calentaba, un grupito de personas de la otra acera, se acercaron llevando una vieja bicicleta que ofrecieron como regalo al árbol de la calle: - Toma, para que te la comas a gusto pero vuelve a nuestra acera, a darnos sombra y matizar la solana que entra por las ventanas. - ¡Ni hablar! (grité) ¡Es nuestro árbol y lo queremos aquí!

Eso le llegó hasta lo más profundo de su corazón de madera y el árbol lloró de emoción, llenando el alcorque de agua y poniendo las raíces en remojo. Solo pudo articular dos palabras: - ¡ME QUEDO!


jueves, 2 de junio de 2022

Vuelve el hijo pródigo.

La abuela ha quedado deslumbrada cuando ha entrado en casa: - "¡Hay nena, pon unas cortinas que ésto no hay quien lo aguante!... ¿Aquí no había un árbol?" - Ese es el problema. Lo había pero se trasladó a la acera de enfrente. - "¿No es un poco pronto para decir tonterías?" - Asómate y lo verás.

Efectivamente. Al otro lado de la calle el platanero regalaba sombra a unos extraños. - "¿Qué les habrás hecho a los de Parques y Jardines?. Le dirè a Andresito que hable con el Alcalde para que les cante las cuarenta y vuelvan a dejar el árbol donde estaba" - Haz lo que quieras, abuela, pero esos operarios no tienen la culpa de que el platanero se arremangara las raíces y partiera en busca de nuevos horizontes.

- "Le diré a Geooooooge que te acompañe al Neurólogo, a ver si te receta una camisa de fuerza. Hay que ver lo que hace el chinchón en cerebros débiles como el tuyo" - Pascualita está allí (dije, enseñándole el colmillo y señalé al platanero traidor con un dedo índice, tieso como una vara)

La cara de la abuela era un poema. Alejada de su amuleto de la suerte, el Asma atacó con fuerza, harta de tantos años de guardar la compostura. - "¡Tie-ne que vol-volver! ¡COF, COF, COF!"

Mientras buscábamos el Ventolín en el bolso de Chanel, un gorrión se posó en la barandilla del balcón. Sus trinos tenían un tono de cabreo que no dejaba lugar a dudas. ¡No estaba conforme con el traslado del árbol de la calle!

Todos los de casa nos unimos a él, hasta Pompilio dejó de buscar calcetines por un rato y salió al balcón a cantarle las cuarenta al platanero.

Las voz de mi primer abuelito sonó en mi cerebro: - Pascualita clama por ir con tu abuela desde que la ha visto. - Dile que la culpa es del árbol. - El efecto fue inmediato. Pascualita mordía a diestro y sinestro. Las hojitas, en lugar de aliarse con su "padre" lo hicieron con la sirena. Las ramas, hartas de mordiscos también se pasaron a ese bando. Poco después el platanero se arremangó de nuevo las raíces y cruzó hasta su antiguo alcorque ante la indiferencia de los viandantes, absolutamente abducidos por sus móviles.

miércoles, 1 de junio de 2022

El platanero se va de casa.

Al abrir los ojos esta mañana, creí estar soñando. Una claridad inusual entraba por las ventanas iluminándolo todo. Después de convencerme de que estaba despierta pensé, con emoción, que se trataba de una aparición mariana.

Salté de la cama. Al llegar al comedor la luz me deslumbró pero allí, aparte de las bolas de polvo, no había nadie. Me devanaba la cabeza pensando a santo de qué venía esto cuando la Cotilla anunció su llegada. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡¿Dónde está, Cotilla?! - Delante de ti... ¿no me ves? - Usted, no. La aparición. - Ah, en éste caso, delante de mi, boba de Coria. - ¡No la veo! ¡Soy una pecadora! - Me extraña. De serlo ya tendrías siete bisnietos por lo menos. - ¿Y por qué no la veo? - ¡Mira en el espejo, coñe!

 Lo que vi me devolvió a la realidad: la Cotilla y yo. Ella con cara de guasa y yo alelada.

Aún tuve fuerza para preguntar: - ¿Y esta luz? - Eso es cosa del árbol de la calle. Ya sabes cómo son los plataneros. En cuanto se ven cachas levantan aceras y asfalto con las raíces dispuestos a coger carretera y manta y vivir aventuras. El "nuestro" lo ha conseguido aunque no ha ido muy lejos: a la acera de enfrente. Por eso tenemos tanta claridad.

De repente hice algo después de muchos años sin hacerlo: pucheros. ¡Ay, que congoja! ¡Que penita, pena! ¡El árbol se ha ido sin despedirse! ¡Ya no podré saltar sobre sus hojitas y viajar en el tiempo! ¡¡¡TRAIDOR!!! (le grité)

Salí al balcón y me encontré el vacío más absoluto y un enorme agujero en el alcorque por el que el platanero sacó sus raíces. Un rastro de tierra, húmeda todavía, señalaba el corto itinerario del árbol. 

Entré en casa, compungida y fui a por Pascualita para que se despidiera, aunque fuese en la lejanía, del platanero... pero no la encontré.

Busqué por toda la casa, en los lugares más inverosímiles y pregunté a todo el que se me puso a tiro. Al final fue Pompilio, que zascandilea día y noche en busca de calcetines. quién me informó. - Se ha ido con el árbol ¡Que jodía! - ¡¡¡BUAAAAAAAAAAAAAAA!!!