sábado, 25 de junio de 2022

Pascualita-Neferetiti.

Pasando junto al acuario faraónico me fije que Pascualita nadaba absolutamente recta y con la cabeza levantada en actitud arrogante. De entrada pensé que le había dado un aire pero no se la veía mal. Tenía el mismo color, blanco-verde-liloso, tan repelente de siempre.

- ¿Te pasa algo? - Me miró y levantó más la cabeza de modo que la naríz le quedó apuntando al techo. - Acabarás con tortícolis... ¿Imitas a alguien? ¿A mi, por ejemplo, por mi porte imperial? (me miró y tuvo un ataque de tos) ¡abuelito! ¿Qué le pasa? - Se parte de risa jajajajaja y yo tambièn. Debo reconocer que hay momentos, pocos, en los que tienes guasa "¿Porte Imperial, tu?" jajajajajajaja Ay, nena, que risa.

La sirena daba saltos mortales,  a cual más difícil - Bueno ¡ya está bien! (estaba ofendida aunque no sabía muy bien por qué) - El abuelito prosiguió: - Imita a la reina Nefertiti, tan señorona ella. Tan altiva... me encanta. - ¿También la conoces? - En el Más allá a cabamos por conocernos todos, como tenemos toooodo el tiempo del mundo...

Pascualita-Nefertiti, muy puesta en su papel de Reina regente del Antiguo Egipto, saludó al personal de casa y recibió aplausos y reverencias, incluso del árbol de la calle, al que le cuesta mucho arrodillarse porque tiene artrosis en el tronco, le rindió pleitesía. 

Escamada y envidiosa, exclamé: - ¡Pero si no es la reina de verdad! - Se escuchó un suspiro generalizado y alguien dijo: ¡Pero es taaaan guapa...!

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