miércoles, 29 de junio de 2022

¿Quién es este señor?

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla... ¿quién es ese señor que viene con usted? - Eso quisiera saber yo. Me está siguiendo toda la mañana. - ¿Le ha preguntado? - ¿Yooooo? No hablo con desconocidos. 

 El caso es que a la hora de comer el señor se sentó a la esa con nosotros y tuve que repartir las albóndigas del bote entre los tres. Menos mal que la Cotilla sacó pan de ayer que llevaba en su bolso y a base de mojar en la salsa llenamos los estómagos.

No abrió la boca más que para comer. En casa cundió la espectación ¿quién era aquel sujeto? Al sentarnos en la salita, la Cotilla admitió que le sonaba su cara pero no sabía de qué. ¿Dormirá con usted ésta noche? No sé si debo permitirlo... (dudaba como dueña de mi casa y guardiana de las buenas costumbres) - Yo no estaré porque iré de trapicheo. - ¡¿Por qué no se lo lleva y lo vende?! jajajajajajajaja - ¡Esta es buena, boba de Coria! Lo mismo lo subasto y me gano un pastón jajajajajajaja - ¡Vamos a medias! (grité entusiasmada) - Ah, no. Lo he traído yo y lo que gane será para mi. - Pero yo le he dado de comer. - ¡El pan era mío! - ¡Y el sofá donde se sienta, es mío. - Vaaaaaaale (la Cotilla dio su brazo a torcer y quedamos que iríamos a pachas.)

El árbol de la calle cantó las Mañanitas a las cuatro de la tarde. Le arreé un escobazo y me lo agradecieron los gorriones y todos los de casa al gritar: - ¡A la hora de la siesta NOOOOOOO!

De repente el individuo desapareció. Menos mal que los comensales de la Santa Cena no sucumbieron a la siesta y me dijeron dónde estaba: ¡contemplando a Pascualita en su nuevo acuario! En mi cabeza se iluminó un letrero de neón que decía: ¡¡¡PELIGRO!!!

Ofrecí chinchón al extraño: una copa, dos, tres, diez, quince... piiiiiiiiiiii...coma etílico. Humm (respiré hondo y me dije) Menos mal...

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