jueves, 23 de junio de 2022

O jugamos todos o se rompe la baraja.

Andresito ha llamado- ¡Nena, acogeme en tu casa, porfaplis! ¡Tengo que esconderme de mi mujer y mi madre! - ¿Te han atacado? - ¡Peor! Quieren llevarme a las fiestas de San Joan de Ciudadela para hacerme una foto debajo de las patas de los caballos!

 - Pero si aquí te encontrarán enseguida... - ¿Y si me meto entre las ramas del árbol? - Ah, no sé... habrá que pedirle permiso. - Por eso no te preocupes que conozco al concejal encargado de Parques y Jardines y me dirá que sí... - Me refiero al árbol, abuelito

Hubo un silencio de medio minuto. Luego, con acento lastimero dijo: - Pobrecita, tú, que siendo tan joven ya llevas camino de estar como ellas... ¡como una cabra!

Ahí me rebelé. - ¿Sabes qué te digo? que me voy a Ciutadella con ellas y si hay que ponerse bajo las patas de un caballo... ya veré que hago. - ¿Y me quedo solo? - Ven a mi casa que aquí siempre hay gente. - ¿Te refieres a la Cotilla? Pues no, también se va con ellas. - Finalmente Andresito aceptó venir a casa  a pasar dos días tranquilos creyendo que estaría solo. ¡Ja!

El primero que apareció fue mi primer abuelito. Lo sé porque me lo contaron los comensales de la Santa Cena. - Se cambiaba cada dos por tres de sudario, a cual más elegante y sofisticado. Disfrutaba y presumía de palmito. El árbol de la calle nos hinchó las narices a todos, cantando el brindis de la Traviata sin parar durante horas y horas. Pepe el jibarizado, harto de oirlo, se pasó los dos días diciendo: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Lo malo es que tu abuelito no nos oye y hemos pagado todos nosotros el pato.

A Pompilio solo lo vimos un rato el primer día junto a Andresito y ya no sabemos nada de él.

Sonó el teléfono. Era Andresito: -  Creo que he dejado parte de los caltetines en el antiguo cuarto de tu abuela... Solo encuentro uno de cada.- Dirigiéndome a los de casa, grité: ¡Oido, cocina! Pompilio está en la Torre del Paseo Marítimo ¡YUJUUUUUUUUUU!

 

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