lunes, 13 de junio de 2022

Turistas, turistas, turistas...

Estaba apunto de salir al balcón y cantarle las cuarenta al árbol de la calle que, a su vez, me cantaba las Mañanitas a voz en grito, cuando sentí molestias en una oreja. - Será una nota discordante de la canciòn (pensé). Pero no porque, unos segundos después, urgándome con un bastoncito para éstos menesteres, algo cayó al suelo. Miré y ¡era un turista! 

Si es que están hasta en la sopa. Ayer, sin ir más lejos, encontré dos que iban despistados, en el bote de fabada que nos repartimos la Cotilla y yo ¡Por poco nos los tragamos!

Por cierto, la Cotilla se ha fijado en el nuevo acuario de Pascualita: - Menudo cachivache tienes ahí. ¿No te cansas de ver siempre las mismas plantas? Ponle un pececito, mujer. De dónde has sacado ese trasto? - Es una antigüedad... - ¿Ah, si?... Estoy por llevármelo al trapicheo... - ¡Ni hablar del peluquín! Vale un potosí. Era de una reina egipcia llamada Ne... - Sí, hija, sí. Anda, no me sueltes el rollo ... 

Cada vez que tengo que salir a la calle debo mirar por la mirilla antes de abrir la puerta para que no se me cuelen turistas en casa. Esta mañana, en la Santa Cena había quince personas.

El árbol de la calle se ha atragantado mientras cantaba porque unos turistas han tomado su bocaza de madera por un antro de música sesentera y han entrado, por la patilla, a ver qué espectáculo daban.

Se ha dado el caso de tener que mandar a un Municipal a dirigir el tráfico de los grandes Cruceros. Llegan casi al  mismo tiempo y luego hay que procurar que no haya roces al atracar. Me han dicho que le ha tocado ir a Bedulio y no le ha importado siempre y cuando, yo no aparezca por el muelle de Pelaires.

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