jueves, 31 de agosto de 2017

Croquetas.

¡Voy a hacer croquetas! ¡Yo solita! Algún día tenía que empezar porque la abuela me pone pegas cuando le digo que me haga - "¡Aprende de una vez! ¿No sabes que a los hombres se les conquista por el estómago, boba de Coria?" - Dáme la receta, por lo menos. - "Se la pides a Pascualita. Ella sabe hacerlas porque se lo he explicado varias veces y además me ha visto hacerlas, no como tu que prefieres ver a la Esteban"

La cosa quedó así porque la abuela dio la conversación por zanjada... ¿Cómo voy a preguntarle a un bicho con piel de ahogado, que tiene cola de pez, una mala uva peligrosa y unos pelo-algas en lo alto de la cabeza donde, se supone que debajo hay un cerebro (lo que es mucho suponer) ¡No puedo rebajarme ante tal especímen y decirle: Pascualita, ¿me enseñas a hacer croquetas? Voy a quedar a la altura de una alpargata porque yo pertenezco a la raza dominante mientras ella es una simple sardina mal hecha. La abuela no tiene conciencia de lo que me pide... ¿o sí?

No pienso rebajarme; me extrujaré la meninges y acabaré recordando... porque creo que, a veces las vi contándole a la sirena el procedimiento paso a paso. No puede ser tan difícil... Bueno, vamos a ver... me parece que pasaba algo con un pollo...

Al final tuve que recurrir a Pascualita ¡que rabia! - Dime por dónde empiezo, porfa. - La sirena subió a la superficie del acuario en cuanto le enseñé el pollo ¡Y se tiró a por él! Mordía y yo tiraba de ella para separarla, pero volvía a la carga y se llevaba otro pedacito de carne - ¡Para, que a éste paso no va a quedar nada y tengo que hacer c.r.o.q.u.e.t.a.s.!

La mirada de sus ojos saltones se clavó en mi ¿Me había entendido la fiera corrupia? . Se lo repetí por si acaso. - C-r-o-q-u-e-t-a... croquetaaaa... croooo-queeeee-taaaaaa... ¿Qué hago con el pollo? - Pascualita saltó de nuevo sobre el pollo y se llevó un buen pedacito al estómago.... ¿Me lo como? ¿ñam... ñam...? Si me lo como ahora, no tendré carne para hacer las croquetas... Creo que no dice esto. - Pascualita saltó una y otra vez en el agua. - ¡Para ya!... ¿qué la meta en agua? ¿Le doy un baño?... ¡Ah, si! Meto el pollo en remojo para que se ablande.

Pascualita saltó al aparador y desde allí encendió y apagó la luz varias veces. - ¿Y ahora qué?¿enciendo... algo?... hummmm... ¿el fuego? Será eso. Cuando lo encendí, la sirena pareció relajarse. - Que mal se explica este bicho.

Había llenado la olla de agua hasta arriba, después me senté en la salita a ver la etapa de la Vuelta ciclista a España y me quedé dormida frente al televisor. Hace un ratito sonó el timbre de la puerta. Al abrirla, muerta de sueño, apareció ante mi un bombero de calendario. - ¡Dios existe! (exclamé babeando) - ¿Dónde está el fuego, señora? - Y me puse a cantar: - Tan dentro de miiiiiiiiiii, conservo el calooooooooor que me hace sentiiiiiiiiiir... - Pascualita, avergonzada (ahora lo sé) se escondió en el barco hundido, en el fondo del acuario.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Mala uva.



Nunca tendría que haber llamado a la abuela para contarle lo de la habitación nueva. Me puso de borracha para arriba. - "¡Si no sabes beber, no malgastes el chinchón, jodía!" - ¿Pero hay una habitación secreta o no? - "¿Te estás entrenando para ser más tonta? Te advierto que compites contra ti misma, campeona mundial."· - No te vayas por las ramas. Me basta un sí o un no. - "Noooooooooooooo." - Entonces ¿quién sacó las zapatillas fuera del cuarto? - "Serán de la vecina. Decidirían colgar un cuadro y al clavar la alcayata se les fue la mano, rompieron la pared, un poquito más, un poquito más y han acabado entrando en tu casa" - ¡Eso es absurdo, abuela! - "Y lo que tu cuentas ¿no lo es?"

Dejamos la discusión porque me entró sueño pero, al meterme en la cama, me desvelé. No podía quitarme el cuarto misterioso de la cabeza. Me levanté a por un vaso de agua. Había buena luna y no me hizo falta encender la luz de la cocina... sin embargo el resplandor verdoso no me cuadraba con el blanco lunar. Miré a Pepe. La cabeza jivarizada emitía una luz verde desde los cuencas, vacías y cerradas de sus ojos. -

De repente no me sentí cómoda en la cocina y reculé hasta el comedor, sin perder de vista a Pepe. En aquel momento el dedo helado de la muerte recorrió mi espalda y di tal respingo que me colgué de la
lámpara. Y grité. Grité. GRITEEEEEEEEEEE...

La cortina del balcón se movió mecida por un viento... que no soplaba. Y una figura espectral salió de ella. - El alarido que di se oyó hasta dos barrios más allá del mío.  Los perros del vecindario, asustados, ladraban enloquecidos mientras yo corría dando vueltas al rededor de la mesa del comedor sin saber de qué o de quién, huía.

Quería escapar de aquella casa embrujada o de mi pesadilla, porque esto no podía ser otra cosa que una terrible pesadilla. Vi la puerta abierta y entré. Solo, al quedar a oscuras, me di cuenta de que estaba en el cuarto "nuevo". Quise seguir gritando pero me había quedado afónica.

Algo reptaba por mi espalda. Metí la mano bajo mi camisón y toqué algo vivo y helado... ¡Pascualita! Por fin algo real a lo que aferrarme para no perder la cordura. La sirena estaba muy enfadada y tuve que cogerla por la cola para evitar sus dientes y los escupitajos envenenados... Pasó el tiempo...

Me desperté, acurrucada contra el aparador  del comedor. Pascualita se había dormido... Oí risas sofocadas. Miré en torno mio. La puerta de la nueva habitación estaba abierta y me estremecí. - ¡Ya no se puede ser más tontaaaaaaaaaa! jijijijijijiji (¿Cotilla?) - "¡Anda que no!" jijijijijijiji" - (¿Abuela?)

De repente, la habitación nueva se convirtió en un armario pequeño - ¿Al final, te lo quedas o no? - "No, Cotilla, pero ha sido muy divertido tenerlo éstos días." - Entonces lo comprendí todo. Las dos amigas me habían gastado una broma pesada y se lo estaban pasando en grande ¡Que jodías!

martes, 29 de agosto de 2017

¿Tengo otra habitación?

He intentado coger los palillos chinos del interior del acuario pero la sirena no me ha dejado. He desistido porque no quiero quedarme sin dedos y esperaré a que duerma la siesta... ¡Se los ha comido la muy jodía! ¿cómo monto yo mi negocio de hacer agujeros al pitorro de los botijos? Quedaré en la indigencia como la Cotilla porque, aunque trabajo, me cuesta mucho llegar a fin de mes. Soy una asalariada pobre ¡teniendo una abuela rica!

Estas cosas me sacan de quicio. ¿Por qué no puedo encontrar un novio riquísimo como le pasó a la abuela? He pensado muy seriamente en echarle el guante al Médico, el hijo de Andresito. Pero ya no va  ser posible porque se marchó como cooperante a Africa, donde se ha tirado un año entero y ha vuelto ¡con novio! Un watusi que la gente se gira para verlo cuando va por la calle. ¡Madre mía! Pediré una hipoteca al banco para pagarme un viaje a su poblado africano, a ver si me traigo a su hermano...

Estaba tan furiosa por lo que me había pasado que iba de acá para allá dando patadas a las puertas, cerrandolas de un portazo, o abriéndolas de golpe, la cuestión era hacer ruído y desfogarme... De repente me he dado cuenta de que he abierto una puerta de más... ¿Ya estaba aquí cuando compré el piso hace veinte años?

Era la puerta de una habitación en la que todos los muebles me eran ajenos. - Huy, huy, huy... Tengo un estrés como un camello. Veo visiones. Y no solo las veo sino que las toco. Siempre pensé que mi casa tenía dos habitaciones y ya no indagué más. Y ahora resulta que tenía tres. ¡Menudo despiste el mío! La culpa es de la abuela que, con su afán por tener un biznieto, me tiene obsesionada y nunca se me ha ocurrido buscar la tercera habitación...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla me venía de perlas. - Llega usted a tiempo. Tráigame, por favor, las zapatillas que están en ese cuarto. - La vecina siguió la dirección de mi mano. - ¿No me has esperado? No es bueno beber sola tan temprano.

Después de una hora de discusión, de mirar planos, escritura, tocar con las manos la pared lisa donde yo antes vi una puerta, e incluso, abrí, empecé a sospechar que la mente me había gastado una broma pesada.  Viéndome temblar, la Cotilla se apiadó de mi - Toma un chinchón, a ver si espabilas, boba de Coria. - Le hice caso y me bebí unos cuantos. Un chirrido llamó mi atención. La puerta del cuarto se abrió y una mano enguantada colocó las zapatillas fuera. Luego, la puerta se cerró.

lunes, 28 de agosto de 2017

¡Tengo una idea!

No quiero ser menos que la bisabuelastra y la Cotilla, dos mujeres que se ganan la vida con sus trabajos particulares. Así que me he puesto a pensar qué tengo que hacer para rellenar mi sueldo canijo... Lo primero que descubrí es que es muy cansado pensar.

Acudían a mi cabeza ideas sin pies ni cabeza. No servían para nada ¿Quién iba a querer pagar algo por ellas? Nadie ¡Ni yo misma! Lo consulté con Pascualita pero pasó de mi olímpicamente. Creo que le queda algo de rencor hacia mi, escondido en los recovecos de su pequeño cerebro por haber dejado que se estrellara contra el espejo del aparador.

De nuevo Pepe fue parco en palabras. - Hazme una seña por lo menos... ¿con la boca? Si, ya sé. Está cosida... ¿Un levantamiento de ceja? Puede servir. A ver... ¿Tampoco? Bueno, otra vez será. -

A causa del calor tenía una sed terrible. De repente vinieron a mi memoria escenas de mi niñez, cuando en casa no había nevera y el agua se guardaba en un botijo, a la sombra, para que estuviese fresquita. A mi nunca me gusto porque notaba sabor a barro pero los demás, abuela incluída, la bebían y decían ¡que rica!...

Caí en la cuenta de que estas "visiones" eran señales que me estaban diciendo algo: ¿comprar o vender barro?... ¿para qué? ¿Hacer botijos? Podría hacerlos pero... no estoy preparada para dar forma al pitorro. ¡Ya sé lo que haré. Venderé palitos para hacer el agujero del pitorro!

Me he pasado la semana comiendo, merendando y cenando, comida china del restaurante del señor Li. Este hombre no para de expandir sus negocios. Pero yo soy tan lista como él y en lugar de ir a un carpintero a que me haga los palitos, compro comida a los chinos que viene sus correspondientes palillos. ¡Así los palitos me salen gratis! ¡todo es ganancia para mi!

Llamó la abuela. - "¿Por qué compras tanta comida china? ¿Estás a dieta?" - ¿Quién te lo ha dicho? - "El señor Li." - No quería contarte nada para darte una sorpresa... Vale, te lo diré pero guárdame el secreto. - Y se lo conté. Minutos después, el rolls royce estaba aparcado en la parada del bus. - "¿Estás tonta? Vas a engordar, te hincharás de comida china y te está costando dinero ¡Menudo negocio has montado, boba de Coria!" - A todo esto siguió una bronca de padre y muy señor mio que me tuvo firmes un buen rato, después tiró la larga colección de palillos chinos al acuario. - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!! Adios negocio. Que mala es la envidia.

domingo, 27 de agosto de 2017

El ojo de Hacienda.

La Cotilla ha encontrado un chollo con el trabajo de modelo que le proporcionó la Momia. Por el momento ha dejado de preocuparse por cómo llegar a fin de mes sin pasar penurias. Mi bisabuelastra, que es una persona muy recta a la que le gusta cumplir con sus obligaciones de ciudadana ejemplar. una de las primeras cosas que hizo fue mandar a Geooorge a las oficinas de la Seguridad Social a dar de alta a la vecina. Naturalmente, al ver que es pensionista y que tiene más años que la tos, lo único que hicieron fue mandar al mayordomo de vuelta a su casa.

Pero alguien, muy celoso de su cargo, se quedó con la copla e investigó el caso. La Cotilla fue vigilada día y noche por Hacienda. No daba un paso sin que lo supieran en el departamento de Montoro, al que le brilla el colmillo cuando tiene carnaza a la vista... bueno, depende de quién sea la carnaza. Así se enteraron que la Cotilla ¡trabajaba! Y peor aún, también lo hacía la Momia. ¡Y cobrando sus respectivas pensiones!

Ellas seguían ajenas al espionaje al que fueron expuestas. Y para remate, la bisabuelastra vendió el cuadro del desnudo a un marqués que toda su vida estuvo enamorado de ella. Tal vez por eso pagó una cifra desorbitada y se quedó tan ancho. El pobre estuvo muy celoso de los cubanitos-culito-respingones y lo pasó muy mal. Incluso le salieron más arrugas en el rostro y eso que era difícil porque ya no había mucho sitio dónde ponerlas.

Una mañana, Hacienda llamó a mi casa representada en la figura de Bedulio. - ¿Se puede saber qué habéis hecho ahora? - Regar las plantas del balcón pero he ido con cuidado y no creo que haya caído ni una gota a la calle. - Tienes razón, una gota no pero sí una réplica de las cataratas del Niágara. Incluso el pobre que duerme en la entrada de la sucursal de la Caixa, ha aprovechado para ducharse. - Eso me alegró el día porque, inconscientemente, había hecho una buena obra. Así que le pregunté a Bedulio si quería unas copitas de chinchón pero... ya no estaba.

Cuando, por la tarde, la abuelastra se fue a misa, le enseñé a Pascualita el cuadro que le hizo. Le costó fijar la vista en el lienzo a la sirena. Además, lo tenía bastante retirado de ella por si acaso. De repente los pelo-algas se le erizaron hasta quedar tiesos. Los ojos bizquearon y la dentadura salió a pasear. De un salto prodigioso se lanzó a por el lienzo y tuve que hacerle un pase de torero para evitar que lo destrozara... lo que no pude evitar es que se estrellara contra el espejo del aparador quedando en estado comatoso. Le eché unas gotas de chinchón en la boca y se recuperó. Lo malo fue que se vio en el espejo y me fue imposible pararla. La fiera corrupia de un lado del espejo, quería comerse a la del otro lado.

Dejé que se cansara porque yo no me atrevía a meter la mano allí en medio ni con el guante de malla de acero puesto.


sábado, 26 de agosto de 2017

Anodina.

Saqué a Pascualita del bote de pintura antes de que se ahogara y corrí a limpiarla. Tuve la precaución de ponerme el guante de malla de acero porque, una vez pasada la conmoción, sacaría su dentadura de tiburón a pasear.

Después dejé a la sirena en el acuario al que, previamente, había echado un buen chorreón de chinchón para aplacar su rabia.

La Momia me llamó. - No encuentro al marciano, nena. Juraría que lo había dejado nadando en el bote de pintura... - Ha salido por el balcón con su pequeño platillo volante. - ¡Pues haberlo parado aunque fuera a escobazos, alma de cántaro! Me he quedado sin modelo que pintar. - Si te sirvo yo... - Tú no. Eres muy normal. Contigo el cuadro saldría anodino. - No supe qué contestar, así que le hice una petición. - ¿Me regalas el cuadro que has pintado? - ¿Te gusta de verdad? - Pues, si. - A mi también. Nunca nadie ha pintado a un marciano real... ¡Te lo vendo! - ¡Pero si eres rica! - Y quiero seguir siendolo, nena.

En esas estábamos cuando ha llegado la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - Por ese modo tan bonito de saludar te ofrezco un trabajo (le dijo la Momia) - ¿Que tengo que hacer, jefa? - Ser mi modelo. (Naturalmente, protesté) - ¿Por qué ella sí y yo no, bisabuelastra? - Creo que te lo he dicho... ¿o no?... Eres anodina...

La Cotilla se fijó en el cuadro de Pascualita - ¡A éste bicho lo he visto en sueños! - Es un pequeño marciano de verdad. - ¿Le ha mordido? (la Cotilla tenía la mosca detrás de la oreja) - ¿Por qué?... Venga, vamos a trabajar. Desnúdate y ponte en pose de Diana Cazadora.

Cerré los ojos porque hay escenas que es mejor no verlas, pero dicen que la curiosidad mató al gato y a mi me obligó a mirar, con los ojos entrecerrados, eso sí. - Cotilla, cúbrase, por favor. - Soy una profesional y estoy a la órdenes de la artista. Ha dicho desnuda y ya me ves. - Y así se quedó, como su madre la trajo al mundo, aunque más arrugada, artrítica y con los pellejos colgando..

Mientras yo salía sin hacer ruido, escuché a la Cotilla preguntar: - ¿Me expondrán en Nueva York? - ¡Naturalmente! - ¡Que envidia tengo!

viernes, 25 de agosto de 2017

La modelo.

La Momia debe pensar que me ha tocado la Primitiva y me encarga cosas que no puedo pagar pero no afloja la mosca. Ahora quiere pintar. Ha encargado a Geooorge, al que por cierto tiene todo el día de la Ceca a la Meca con el rolls royce, que le traiga un caballete, pinturas, lienzos, etc. etc.

Cuando la escuché hablar de ésto por teléfono con el mayordomo, respiré aliviada, por lo menos no tendré que pagarlo yo. Que equivocada estaba porque me reservaba algo peor. - Nena, llama al maestro Picasso para que venga a darme unas lecciones. - ¿Qué Picasso? - El único que hay. - ¿El que pintaba gente muy rara? - Jajajajajaja¡que graciosa eres! pues claro, Pablito el malagueño.

¿Cómo le digo ahora a la bisabuelastra, que Picasso hace la tira de años que murió, sin darle un disgusto? - Tiene mucho trabajo. - Lo sé, nena. Siempre lo ha tenido pero, por mi, lo deja todo. - ¿Ah, sí? - Desde que fui modelo suyo... - ¡Ostras! ¿Y que dijo tu marido? - Aún estaba soltera y quise probar qué se sentía al cobrar dinero por trabajar. Nunca lo había experimentado porque en casa éramos muy ricos... - ¿Qué dijeron tus padres? - ¡Nada! No se enteraron porque esa clase de pintura no les gustaba en absoluto. - ¿Posaste desnuda? - ¡Naturalmente!

- ¿Lo sabe Andresito? - No, porque mi hijo es un poco carca y eso que uno de esos cuadros está colgado en el comedor, justo en frente de donde él se sienta a comer. - ¿"Aquello" eres tú? - ¡Siiiiiiii! Estoy mona ¿verdad? - Pues...

La Momia siguió insistiendo en que llamara a Picasso y no me quedó más remedio que decirle la verdad. - ¡Vaya, cuánto lo siento!... entonces llama a Miró. - ¿El del dibujo de La Caixa? ... también se murió. - ¿Y...? - También. - ¿Y...? - también...

Finalmente, claudicó. - Pues ya me apañaré yo. - Colocó el lienzo en el caballete y pensó un momento qué pintar. Después mojó el pincel en el óleo y comenzó a trazar líneas.

La dejé en pleno trance artístico y fui en busca de Pascualita para comentar lo que había pasado. Tardé un rato en darme cuenta de que la sirena no estaba en el acuario. Miré bajo los muebles del comedor por si se había tirado. Busqué la huella de agua que deja al reptar sobre las baldosas y no la encontré. En la cocina tampoco estaba. Pepe no la había visto en toda la mañana... o eso creí entender pero es tan parco en muecas que seguramente me equivoqué.

La cuestión es que no encontré a Pascualita, ni siquiera en el árbol de la calle. Empezaba a desesperarme y a temerme lo peor ¿Y si ha entrado una gaviota y se la ha tragado?... Estaba desolada. Me acerqué a la Momia. - ¿Qué te parece, nena? - ¿El qué? - El cuadro... a pesar de que no está terminado. - Miré con desgana y los ojos se me abrieron de par en par ¡Estaba pintando a Pascualita! - ¿De dónde... de dónde has sacado el ... modelo, bisabuelastra? - Es un marciano que estaba junto a ese acuario de algas del comedor. - ¿Y dónde está ahora? - Se ha caído en el bote de la pintura blanca... ¡Mira, parece un fantasmita! jajajajajajaja

jueves, 24 de agosto de 2017

A buen entendedor...

La abuela me ha llamado para decirme que estoy desheredada por no acogerla en casa. - ¡No es justo! te fuiste por decisión propia. - "¡Me manipulaste!" - Yo no sé hacer éstas cosas. - "¡No se hable más. Te quedas sin la torre del Paseo Marítimo."

- Menudo disgusto tengo. Para una cosa que me hacía ilusión, me la quitan ante de catarla... Creo que ya puedo morirme. No tengo alicientes en ésta vida... ¡¡¡QUIERO LA TORREEEEEEEEEEEEEE!!! - Pascualita asomó la jeta por el borde del acuario y me lanzó un chorrito de agua envenenada a la cara. Afortunadamente, en ese momento tenía las manos delante de la cara y no ocurrió ninguna desgracia. Este detalle canalla de la sirena, demuestra de que bando está la jodía. - Pues sabes lo que te digo (le grité) ¡que te de de comer tu tía la del pueblo!

Me pasé la mañana llorando. No podía, ni quería hacer otra cosa. Y podría haber seguido así hasta el año que viene pero llamó mi bisabuelastra y la esperanza renació en mi. - Hola, guapa... ¿ya sabes lo que pasa? - Algo me ha contado la abuela - ¿Crees que hago mal en buscar un marido joven y apuesto? - ¡Claro que no! en cambio sí que lo hay en despojarme de la Torre del Paseo Marítimo, así porque sí. - ¿Que me estás contando, nena?

Le expliqué la conversación que habíamos tenido la abuela y yo y se mostró muy compensiva la bisabuelastra. - ¿Ya tienes candidato a marido tuyo? - Estoy barajando posibilidades. - Si te sobra alguno, pásamelo, por favor, que estoy en plena sequía amatoria. - ¡Hecho! Y ahora hazme tú un favor. Déja que me quede en tu casa.

No me hice de rogar y perdí mi independencia a cambio de recuperar la Torre.

Una hora después, Geoooorge aparcó el rolls royce en la parada del bus y se dedicó a sacar maleta tras maleta, bolsa tras bolsa y colocarlas en la entrada de la finca para subirlas luego a mi casa. Yo estaba boquiabierta. Suponía que la bisabuelastra venía para quedarse unos días, los menos posible esperaba, pero, visto lo visto, llegaba para quedarse. Las piernas me temblaron.

Una vez instalada en el antiguo cuarto de la abuela, se dedicó a telefonear a los candidatos a marido. A todos les daba mi dirección y una hora para verse. - ¿No son muchos? - Cuantos más, mejor, nena. Además, me gusta estar activa. Mi hijo no dejaba que vinieran a la Torre mis pretendientes. Aquí me siento libre... Solo me falta el mayordomo pero para eso estás tu aquí. Para ayudar a tu pobre bisabuelastra... ¿verdad? - Pues... si. - Prepara el té. Con una nube de leche, unas pastitas ¡y no se te ocurra ir a comprarlas a Mercadona! - Me alargó la propaganda de una confitería, carísima, que estaba por su barrio. - Luego te diré a la temperatura a la que tiene que estar el agua del te... ¡Venga! ¿qué esperas para irte? - El dinero de las pastitas... - Nunca llevo dinero pero... ¿tú no quieres quedarte con la Torre del Paseo Marítimo? - Salí echando chispas porque, a buen entendedor pocas palabras bastan.



miércoles, 23 de agosto de 2017

Estrategia.

La abuela entró en casa como un elefante en una cacharrería. - "Vengo a instalarme aquí porque en la Torre del Paseo Marítimo no hay quién viva." - ¿Y por qué tengo que pagar yo el pato? - "Porque eres mi única nieta" - Eso tampoco es culpa mía. - "¿Por que puedo dejarte, o no, la Torre en mi testamento? - Haber empezado por ahí, abuela. Hablando se entiende la gente... ¿Te quedarás hasta mañana, no? - "Hasta que pase la tormenta que ha montado mi suegra"

- "Andresito se sube por las paredes y las broncas son continuas. Como la comprendo, he hecho causa común con ella y ahora parece que soy yo la causa de todos los males" - ¿Qué males son esos? - "Quiere imitar al Presidente de Francia y señora?" - ¿Quiere estudiar francés? - "Eso es lo de menos... Ahora se ha enterado de que él es la mitad de joven que ella y está loca por encontrar un marido así."  - ¡¿Se quiere casar?!

Puse el grito en el cielo .- ¡No puede! Imagínate que tienen un hijo. Sería el heredero universal ¡y yo me quedaría sin la Torre del Paseo Marítimo! Hay que quitarle esta idea de la cabeza. - "Pero..." - ¡No hay peros que valgan! Estoy dispuesta a defender lo mío a capa y espada.

La abuela me dejó con la palabra en la boca yéndose al comedor. Al cabo de un rato me acerqué allí y la vi hablando con Pascualita. - "Tu y yo nos vamos a ir a El Funeral a pasarlo bien o acabaré majareta. ¿Por qué no puede hacer su santa voluntad? Cuando yo sea vieja (para eso faltan aún muchos años jejejejejejeje) quiero que, si me tratan como a la Momia coartando mi libertad, les muerdas donde más duela, tanto a Andresito como a mi nieta."

- ¡Eso, dale malos ejemplos al pobre bicho! En cuando a la Momia ya no está para aguantar maridos mucho más jóvenes que ella, sino para comer sopitas y acostarse pronto. - La abuela se levantó de un salto, metió a Pascualita en el termo de los chinos y salió dando un portazo mientras gritaba. - "¡Me voy a la Torre del Paseo Marítimo porque prefiero aguantar a mi marido y a mi suegra antes que a ti, boba de Coria!" - Un buen portazo ratificó la amenaza. Se fue.

Me he quedado en la gloria. A mi qué más me da que la bisabuelastra quiera un novio joven para casarse, ser felices y comer perdices. Lo que quiero es vivir tranquila, por eso la mejor estrategia es un ataque. La abuela ha durado menos en casa que un bizcocho a la puerta de un colegio. Y encima, no puede acusarme de haberla echado... a este paso volveré a perder el número UNO ¡mecachis!


martes, 22 de agosto de 2017

Trapicheos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Nena ¿tu planchas mucho? - Procuro hacerlo lo menos posible, Cotilla, así que si quiere que le planche algo lo tiene crudo. - Siempre tan egoísta. ¿cómo vas a encontrar novio siendo de ésta manera? - ¿A qué venía la pregunta? - A que necesito una tabla de planchar? - ¿Cuánto me da por ella? - ¿Ves cómo eres egoísta? Yo hablo de hacer una buena obra... - De eso no ha dicho ni pío. - Pues lo digo ahora. Hay una pobre viejecita, con una pensión tan enclenque que no tiene ni para comprar una tabla de planchar de las normalitas. Si la tuviera podría ganarse unos euros planchando para casas particulares y llegaría, desahogada a fin de mes.

- A mi no me mire que tampoco estoy para tirar cohetes. - Pero has dicho que la que tienes no la empleas. - Casi... he dicho, casi. - Casi y Nada, en tu caso, quieren decir lo mismo. Bueno, entonces quedamos que me la llevo y haremos feliz a la viejecita.

Dio media vuelta, cogió la tabla y salió deprisa, como temiendo que se la quitara. Y esa fue mi primera intención pero después se me apareció la viejecita, delgadísima, encorvada, sin un diente con el que masticar los miserables garbanzos de bote de marca blanca, que solía comer a diario porque la pensión le daba para pocas alegrías... ¡Uf! que llorera me entró, sobretodo al pensar que un día yo pudiera verme así.

Me asomé al balcón pensando que, en el fondo, la Cotilla tenía buen corazón a pesar de pasarse el día  demostrando que era una arpía.

- Mira, Pascualita (le comenté a la sirena a la que sujetaba en una mano y me miraba con ojos distraídos) allí está la Cotilla... ¿la ves?... Está hablando con aquel señor del jersey rosa, un poco ajado ...

De repente, la Cotilla dio media vuelta y entró en mi portal y volvió a salir con la tabla de planchar  y una escoba de esparto. Se lo entregó al hombre y él le pagó. Esperé un ratito y llegaron varias personas más. La Cotilla volvió a mi entrada y siempre volvió con una tabla de planchar y una escoba de esparto, por todo lo cual cobraba un dinerito.

De pronto pensé que había gato encerrado en esos trapicheos , porque de eso se trataba. Corrí escaleras abajo y me di de bruces con la Cotilla. - ¿Dónde está mi tabla de planchar? - Te dije que era para la viejecita... - ¡Ya sé lo que me dijo! Pero todo esto me huele a cuerno quemado. ¿Qué negocio se trae entre manos? - Vendo tablas de planchar y escobas a precio de saldo, para hacer el paddel surf. - ¡La madre que la parió, Cotilla! ... ¿Y la viejecita que no llega a fin de mes es usted, verdad? - ¡Dios mío, que alegría se llevará tu abuela cuando sepa que eres menos tonta que ayer! (gritó, levantando los brazos al cielo)

Estaba tan enfadada que le tiré a la cabeza lo que tenía en la mano... ¡a Pascualita! Y en un momento el cráneo de la Cotilla quedó mondo y lirondo...  Que bien sienta la venganza.

lunes, 21 de agosto de 2017

Exigencia al Alcalde.

Con lo contenta que estaba yo por haber logrado reconquistar el título arrebatado, ahora vuelvo a ser un saco de dudas ¿Me reportará algún beneficio ser la más Tonta de la Comunidad Económica Europea? ¿Pagaré menos impuestos que los demás? ¿Recibiré más ayudas que nadie? ¿Viajaré gratis por el Continente? ¿Me coronarán como a Carlomagno?... A todas esta preguntas y muchas más, no han sabido contestarme ni la abuela ni la Cotilla, ahora reírse, se han reído un rato largo y no sé porqué.

 A pesar de las dudas he decidido celebrar mi éxito yendo a desayunar a Can Joan de S`aigo. Chocolate con ensaimadas que me ha sabido a gloria. Ya sé que estaba preocupada pero el hambre no se me ha ido por eso sino por haber comido jajajajajajajaja

He escrito una carta al Alcalde hablándole del respeto que se merecen nuestras ratas. Son animalitos de Dios y aunque en la Edad Media tuvieron el fallo de mandar a sus pulgas a propagar la Peste Negra por doquier, no tiene porque volver a pasar. - Y que no me entere yo que se comete un raticidio en contra de lo que opina la ciudadanía o le retiraré mi voto. Me permito hablar en nombre de los ciudadanos porque soy alguien importante en el Comunidad Económica Europea, vamos, que tengo un status que ya quisiera usted para sí mismo. -

La he firmado y como no tenía nada mejor que hacer, la he llevado en mano al Ayuntamiento. He pedido que se la entreguen al Alcalde y mientras me he sentado a esperar respuesta en el famoso banco "Si no fos..." donde se han sentado miles de culos mallorquines y foráneos, desde que se colocó allí hace muchísimo tiempo.

Después de dar varias cabezas, pues el esperar me da sueño, se ha presentado ante mi, Bedulio. - Traigo un mensaje del Alcalde: te ha propuesto para que des el pregón el día de Nochebuena. Le encanta la gracia que tienes (no sé dónde te la ha visto) murmuró el Municipal. - ¡Ah, sí! ¿y eso por qué? - Será por lo que se ha reído... ¿qué le contabas en la carta? - Que respete a las ratas palmesanas. - ¿Las que corren? - ¡Claro! - ¡Eres tonta de remate! - ¿Ya sabías que he recuperado mi sitio? Como  corren las noticias. - Creo que deberías ir a Alcohólicos Anónimos. (le oí murmurar mientras dio media vuelta y se fue corriendo)

domingo, 20 de agosto de 2017

Recuperé mi trono.

No he dormido en toda la noche pensando en la pérdida de mi supremacía. No es agradable que te bajen del pedestal donde has estado subida tanto tiempo. Finalmente he tomado una decisión, después me he dormido plácidamente hasta el mediodía.

Lo primero que he hecho ha sido convocar a la abuela y la Cotilla. - Madame no estar here (contestó el estirado de Geoooorge) - ¿Ha ido a la playa? - ¿You tener playa en balcón? - El brexit te está volviendo tonto, inglés. - Madame ir a tu casa. ¡Y yo no tonto!

Finalmente me dijo que la abuela había salido temprano hacia mi casa y llevaba ensaimadas para desayunar. - Corrí a la cocina. Sobre la mesa estaban los restos del desayuno y alguna miga, minúscula, de ensaimada. - ¿Y la mía? (pregunté al aire)

De la calle llegaron la abuela y la Cotilla. - "¡La bella durmiente se ha despertado!" - ¿Dónde está mi ensaimada? - Me la he comido yo. Total, tú dormías. - ¿Y la suya? - Me la he comido también. - tuve que tomarme unas copitas de chinchón para no estrangular a la vecina. Después hablé de mi decisión.

- Voy a hablar con el Alcalde para que respete la vida de las ratas de Palma. - Quedaron atónitas ante mi genial idea. De repente aplaudieron a rabiar. La abuela se levantó y me estampó dos besos en la cara, hecho que tengo que marcar en el calendario porque hace milenios que no ocurría esto. Luego fue la Cotilla quién hizo lo mismo y tuve que lavarme la cara para quitarme tanta baba de encima.

Me llegó al alma ver como las lágrimas corrían por aquellas mejillas ajadas por el paso del tiempo, aunque me guardé mucho de decirlo. De repente la abuela se puso azul, como si no pudiera respirar, en cambio la Cotilla adoptó un tono rojizo. Un segundo después reían como posesas. - "¡Lo sabía! jajajajajajaja ¡Sabía que lo lograrías! ¡Vuelves a ser la campeona!" jajajajajajajaja

Yo las miraba sin entender tanto regocijo hasta que la Cotilla exclamó - ¡¡¡Vuelves a ser la más tonta de la Comuidad Económica Europea!!!

sábado, 19 de agosto de 2017

Campeonato de tontos.

El rolls royce ha aparcado en su sitio favorito: la parada del bus. De él han salido la abuela y Geoorge, éste último cargado con una bandeja de pasteles que ha dejado sobre la mesa del comedor. - ¿Son para mi? (pregunté asombrada) - "Sí, guapita" - Miré a la abuela. - ¿A santo de qué?... ¿Es  mi santo? - "¡Que va!... es en desagravio por un título que has perdido después de muchos años" - ¿Ah, sí? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Veo que ya os habéis enterado. - "¡Calla que no sabe nada!" - En éstos casos qué se hace ¿se da el pésame? - "No sería desacertado".

Diría que se referían a mi pero las dos amigas hablaban entre ellas como si yo no existiera. Y Geooorge estaba entregado a su trabajo de mayordomo eficiente, poniendo un mantel en la mesa y sacando las copas de la cristalería buena que fui juntando con vales de Mercadona. Colocó la botella de chinchón en un sitio preferente, platitos, tenedores y cucharillas; del rollo de papel de la cocina cortó cuatro servilletas... (así que él también se sentaría en la mesa con nosotras...) Finalmente quitó el papel que envolvía la bandeja de pasteles y el chocolate brilló con luz propia.

- ¿Me vais a decir, de una vez, de qué va todo esto - "Después. Primero comamos y bebamos porque las penas con pan son menos" - No me hice de rogar. - De vez en cuando, la abuela acercaba un trocito de pastel o un dedo mojado en chinchón, al broche prendido en su blusa ibicenca y Pascualita daba buena cuenta de todo.

Cuando no quedaron ni las migas, la abuela habló:

- "Siento darte éste disgusto y también lo siento por mi porque ya no puedo presumir d... " - ¡Ni yo tampoco! (gritó la Cotilla y me pareció que una lágrima pugnaba por salir del lagrimal) - La abuela  continuó: - "de tener la nieta más tonta de la Comunidad Económica Europea ¡Los parisinos te han desbancado del hipotético podium! Lo siento, nena."

Yo no podía articular palabra... ¿me estaban insultando? ¿se reían de mi?... Su pena parecía sincera - Hay un movimiento de personas que no quieren que el Ayuntamiento de París se cargue a las ratas de la ciudad y ya han conseguido un montón de firmas para ello." - En parte, lo comprendo, después de ver Ratauille. Es la única ciudad en el mundo que tiene ratas cocineras y con Estrella Michelin (apostilló la Cotilla)

Geooorge, aunque callaba, dejó ver su repulsa a la iniciativa parisina con una mueca de desprecio. - Debéis dejar la bebida (dije con voz ronca) - "¡Lo que decimos es cierto! Dicen que tocan a dos ratas por parisino y muchos de ellos se niegan a que las exterminen. París siempre ha tenido ratas y escritores como Victor Hugo hablaron de ellas" - ¡Que cruz tiene el Ayuntamiento de París con las ratas y sus amigos! (clamó al cielo la Cotilla)

De repente, Geooorge, con la vista fija en el broche de la abuela, saltó como un resorte. Acto seguido, un chorrito de chinchón envenenado le dio en un ojo. La sirena ha aprendido a desviar, salvajemente, la atención hacia ella. Y yo me siento rara... estaba tan acostumbrada a ser más tonta que Picio.


viernes, 18 de agosto de 2017

Muerto el perro, se acabó la rabia.

Un grupo de pájaros negros, oliendo a azufre, ha pasado en vuelo rasante sobre mi cabeza y no  me he parado a preguntar. Tenía la escoba a mano y les he dado tal viaje que han salido por la ventana estrellándose contra el tronco del árbol que hay pegado a mi casa.

Ahí siguen. Y, cosa curiosa, cada vez se parecen más a un montón de viejas, apolillada y polvorientas momias egipcias. Muerto el perro se acabó la rabia dice el refrán, acertado como casi todos.

Cuando se lo he contado a la abuela, ha dicho - "¡Muy bien hecho! en casos como éste no hay que andarse con medias tintas" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿a qué tintas os referís? - Puesta al corriente de la conversación se enfadó conmigo. - ¿Dónde tienes el olfato comercial? ¡Esta nieta tuya es tonta de remate! Hubiése podido sacarles rendimiento a los pajarracos y llegaría sin apuros a fin de mes. - Pero si dijo que estaba ganando una pasta vendiendo las colillas por piezas... - ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? ¿Acaso no hay más meses en el año, boba de Coria? - ¿Que hubiese hecho con esos bichos asquerosos? - Venderlos como pajaritos a un restaurante donde tienen como plato estrella, Fritada de gorriones. - Pues no le hubiesen validos porque estaban entre el mirlo y el águila, Cotilla. - ¡Va! No tienes idea de trapichear. Con decir que los he cazado en un trigal de grano gordo...

Llamaron a la puerta. Bedulio, con cara de pocos amigos y bloc de multas en mano, dijo: - ¿Has sido tu quién a puesto a esos pajarracos en el árbol? - Sí, señor ¿pasa algo? - Sí, como siempre que gente de ésta casa anda por en medio. Tengo un dilema: te multo o no te multo. - La cosa es fácil: No me multes. - Tengo que hacerlo por cargarte a esos pájaros. pero, por otra parte, al hacerlo, has salvado a las mujeres del barrio de tener que lavar, una y otra vez, la colada tendida porque la llenaban de excrementos... entre ellas, la mía. Por ello harán una manifestación vecinal, todos codo con codo... se hablen o no, para agradecerte el detalle de haberlos quitado de enmedio.

Dicho esto, dio media vuelta hacia el ascensor... Se volvió y dijo. - Lo de multarte me lo pensaré. - Un ¡CHOFF! llegó a sus oídos. Palideció y corrió escaleras abajo. - ¡¡¡¿TU PRIMER ABUELITOOOO?!!! (gritó mientras su voz se perdía en cada recodo)

jueves, 17 de agosto de 2017

Barcelona en el corazón.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Ya les he sacado partido a los papelitos de las colillas y a los filtros. Unos para confetti... - Si están quemados y asquerosos, Cotilla. - Si todo el mundo sacara tantos defectos a todo como tú, el comercio haría siglos que no existiría. - Vale. ¿Y los filtros? - Se mojan, se hinchan y luego sirven de tapones para los oídos. Me los quitan de las manos... por eso estoy pensando hacer un contra-anuncio en favor de tirar las colillas en la arena de las playas. - ¡La avaricia rompe el saco! - ¿No te gusta la idea? Que retrógrada eres, boba de Coria.

La abuela llamó: - "Prepara café, nena, que ahora vengo" - Pregúntale si traerá ensaimadas (dijo la Cotilla) - "No me pasaría ni un trocito" - ¿Estás enferma? - "Estoy triste"

Sentadas frente a unos vasos de café con hielo, la abuela nos relató el terrible atentado de Barcelona. - " Las preciosas Ramblas de Barcelona se han teñido de rojo sangre y negro luto cuando un hijo de puta ha arrollado a una multitud con una furgoneta. ¡Asesino!... Hace unos años, cuando no se viajaba tan lejos, raro era el taxista barcelonés que al escuchar nuestro acento isleño, no nos hiciera confidentes de su Luna de Miel. - Fuimos a Mallorca, decían con un punto de añoranza en la voz. Lo mismo que muchos mallorquines saben que fueron encargados en Cataluña"

- Yo misma, sin ir más lejos (la Cotilla se puso melancólica) Me lo contaba mi madre cuando yo era niña... - A pesar de la tragedia, exclamé: ¿Ya existía Barcelona en aquellos lejanos tiempos? - Como si de un resorte se tratara, el brazo derecho de la abuela salió disparado hacia mi y recibí un pescozón que me hizo rebotar la cabeza contra la pared tres veces seguidas. Aún estoy conmocionada.  Cuando dejé de ver pajaritos volando en derredor mío, me atreví a preguntar. - ¿Qué he dicho? - "La palabra prohibída" - ¿Vieja? ¡¡¡PAPAMMMM!!! ¡otro pescozón de reglamento! Es mentira ¡no he nombrado esa palabra ¡Estoy segura! - "Pero la has pensado y te has regodeado en ella" - Oculta entre las algas del acuario, Pascualita acercó una manita al cristal e hizo la señal de OK. - ¡La madre que la parió!

miércoles, 16 de agosto de 2017

Los negocios de la Cotilla

- "Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyy! estoy deslomadaaaaaaa. Y todo por meterme a ecologista-limpia-playas-de-colillas. Pensé que sería bonito verme en la tele y los periódicos recogiendo la basura que dejan los guarros que no sienten la isla como su casa y tiran las colillas al suelo en las calles, playas, montañas..."

La idea de recoger colillas se le ocurrió a un mallorquín y a la abuela le pareció de perlas... a pesar de que, cuando ella fumaba allá por los años sesenta del siglo pasado, no tenía ningún reparo en tirarlas al suelo. Y se lo saqué a relucir. - "Entonces no estaba concienciada en los temas ecológicos, boba de Coria. No vayas a comparar aquellos tiempos con los actuales. Ahora a todo se le saca punta. Todo se coge con papel de fumar..." - ¡Abuela! - "Eso dicen los del partido de Andresito y de tanto oírlo se me ha pegado. Pero, en desagravio, limpié una porción de playa" - Eso te honra, abuela. ¿Vino el abuelito contigo? - "El no. Vino la Cotilla" - Esta mujer está en todos los saraos.

La abuela había traído unos trozos de coca de trampó y una botella de vino para merendar. Pascualita se unió a nosotras porque la abuela quiere que lo pruebe todo. A la sirena le gustó la coca pero cuando probó el vino saltó dentro de mi copa,  cuando se lo hubo acabado, lo que tiró sobre la mesa también, saltó a la de la abuela. ¡Este bicho es insaciable! - Esto no puede seguir así, abuela. Cuando la encontré dentro de la lata de sardinas, Pascualita era abstemia y volverá a su hábitat como una borracha empedernida. - "No seas exagerada. Antes la llevaré a Alcohólicos Anónimos para que la desintoxiquen" - Ella no puede ir ¡La descubrirían! - "Vale. Entonces iré yo y aprenderé lo que hay que hacer . Y dejala que disfrute, pobrecita" - Pobrecita ¿por qué? - "Por nada, tiquismiquis. Es una frase hecha... "

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Estoy desrroñonada aaayyyyyyyyy... menos mal que el negocio me salió redondo. Este fin de mes lo terminaré con superávit - ¿A qué se refiere, Cotilla? - Estuve con tu abuela recogiendo miles de colillas en la playa ¡Era una cosa exagerada! Y yo vi negocio allí. - ¿En esa guarrada? - ¡Anda ésta. Claro! Me ofrecí para llevar las bolsa llenas al contenedor... pero están en mi casa. - ¡Que asco!

He vendido el tabaco al peso y me he forrado. Ahora tengo que pensar qué hacer con los trocitos de papel y los filtros. Ya te digo ¡Esto es una mina! - "Por qué no nos invitas a paella para celebrarlo, Cotilla" - Vale, pero iremos al comedor social que no están los tiempos para tirar el dinero alegremente. - ¡¡¡Tacaña!!!

martes, 15 de agosto de 2017

Desilusionada.

Llevo días ensayando el canto de sirena y los únicos que se han acercado a mi han sido los vecinos, tanto ellos como ellas, para echarme rapapolvos. - ¿Te ha dado por aserrar cosas todo el día? ¿No puedes parar ni a la hora de la siesta, jodía? ¡Como baje te meteré la sierra por donde amargan los pepinos, pesada ya!

Unos me gritaban asomados a la escalera, otros daban patadas a la puerta. Los hubo más decididos que llamaron y al abrir, me empujaron y entraron en busca de la sierra. - ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde la escondes?! - A mi me chocaba la fijación de todos ellos con una sierra. - Pero si yo no... - ¡Ni se te ocurra negarlo o te pego un guantazo! - No me quedó más remedio que llamar a los municipales. - Diga que manden a Bedulio a mi casa. Los vecinos están de uñas contra mi y no sé porque. Alguno ha hablado de lincharme. Puede que sea por el calor pero me preocupa tanta agresividad. - Al colgar, casi de inmediato, sonó el teléfono. - Oiga, que dice el municipal Bedulio que no va a su casa ni loco.  Prefiere enfrentarse con ingleses y alemanes borrachos y drogados hasta las cejas. - Dígale que ésta vez no se trata de fantasmas.

La abuela me llamó. - "¿Qué has hecho, boba de Coria?" - Llamar a Bedulio. - "Tu comunidad de vecinos ha llamado a Andresito para que medie entre ellos y tu porque si no dejas de hacer bricolaje a todas horas, harán una falla contigo y la sierra y arderá Troya. Dice Andresito que seas más comedida." - ¿Comedida? - "Eso ha dicho" - ¿Qué cursi, no?  - "Pues si, pero como es rico de nacimiento... "

El abuelito me preguntó por la sierra. - No es una sierra. Es un canto de conquista, ancestral. - Al final tuve que cantar para convencerlo. - ¡Pero esto es un horror! ¡Pobres vecinos! ¡¡¡Te prohíbo que "cantes" eso!!! - Prohibido prohibir, abuelito y paz y amor... - ¡Y una leche! No me extraña que te quieran linchar.

Me recomendó invitar a los vecinos a casa. - Que vean que no hay sierra que valga y después les cantas ese rollo. Se convencerán y te dejarán en paz. Pero, eso sí, ¡¡¡no cantes más!!!

Todo ha vuelto a la normalidad. Ya no canto, ni siquiera tarareo. He caído en una profunda depresión porque sigo sin poder darle un biznieto a la abuela. Y también porque he echado en falta unas estatuítas de porcelana fina que compré hace tiempo en una tienda de Todo a cien, cuando estaban de moda y se pagaba en pesetas.


lunes, 14 de agosto de 2017

Un ensayo que no cuaja.

Llamé a la abuela. - Si vienes a desayunar y traes las ensimadas, te daré una buena noticia. - "¿Te has metido a chantajista?" - ¿De qué color quieres el biznieto? - "¿Cómo que de qué color? ¡No tomes chinchón de buena mañana, boba de Coria!" - Estaba tan ansiosa de contarle a la abuela la idea que había tenido que no quise discutir para que viniese antes.

Usaría la táctica de las sirenas: atraería a los hombres con mi canto (o sea, el de ellas) Y podría tener un biznieto de cada color de nuestra raza. Nos sentamos a desayunar con Pascualita. Yo parecía un vendedor de la Once, con mis gafas oscuras dentro de casa. La mitad de su cola cao la llevo puesta encima. No se le olvidan las afrentas a la sirena y sigue escupiéndome la jodía. Se me ocurrió que si cantaba como ella tal vez me dejaría en paz.

A la abuela le faltó tiempo para taparse los oídos. - "¡Deja de chirriar que me pones los pelos de punta!" - ¿Te gusta la canción? Atrae a los hombres. - "¿Eso?" - Es lo que cantan las sirenas cuando van de conquista. - "¿Cómo lo sabes?" - Mujer de poca fe. Busca a alguien que nos acompañe a dar un paseo por el barrio y verás si la canción funciona, o no.

Bajamos a la calle, con Pascualita observándolo todo desde la atalaya del broche prendido en el pecho de la abuela, en el momento justo en que pasaba por allí Bedulio. - "Hola, nos vienes como anillo al dedo (dijo la abuela) Escucha un momento a mi nieta que quiere cantarte algo. - ¡¡¡¿A mí?!!! - Y salió corriendo pero yo ya había empezado a cantar como una sirena (o eso me parecía a mi) - El Municipal frenó en seco. - ¡¿Pero... qué es este horror?! - Una canción de amor (dije, zalamera) Escúchala con atención.

Un galimatías de sonidos y crujir de dientes nos envolvió. Bedulio estaba blanco como el papel. Miró a la abuela. - ¿Es para... Eurovisión? De antemano te digo que no sacarás ni un punto. - Que desagradable es éste hombre cuando quiere. Igual que todos... porque me percaté que los hombres, en lugar de acercarse a mi, huían a la otra acera. La abuela, que tenía a Bedulio cogido por el brazo, lo dejó marchar porque decía que no había cristiano que aguantara aquello. Está visto tengo que practicar más la canción.

domingo, 13 de agosto de 2017

Canto de sirena.

Que rencorosa es la media sardina que tengo en casa. Será pequeña pero tiene una memoria de elefante. Sigue tirándome chorritos de agua en cuanto me ve y como no puedo estar todo el día pendiente de ella, he colocado a Pepe, que no tiene otra cosa que hacer, sobre la mesa del comedor y que reciba él el agua envenenada. Total, morirse ya no se puede morir.

Al principio me ha dado un poco de reparo, al fin y al cabo el acuario lo vacié yo pero luego pensé que quizás esto le tendría entretenido porque, para estar como don Tancredo, tieso sobre la estantería de la cocina, mejor estarlo junto a su amiga.

En cuanto Pascualita vio a Pepe dejó de escupir. Estuvo un tiempo quieta, observándolo hasta que se cansó y bajó hasta el fondo del acuario donde se tapó con la algas y se durmió. Lo sentí por la cabeza jivarizada porque fue como hacerle un feo al pobre.

Después de comer me senté en la salita que es donde mejor duermo la siesta. Me despertó un ruido extraño, como a serrucho en plena faena. ¿Sería la Cotilla? La llamé pero no contestó. No estaba. El ruído resultaba molesto y busqué de dónde podía venir. Recorrí la casa y acabé en el comedor... ¡venía del acuario! Sentada en el borde estaba la sirena con la boca de pez abierta y la vista fija en Pepe. - ¿Qué pasa? (pregunté) - el ruído se interrumpió y recibí un chorrito de agua envenenada en un ojo que, al instante, se puso como un colchón - ¡La madre que te parió! (grité desesperada de dolor) - El ruído comenzó de nuevo.

Después de unos cuantos lingotazos de chinchón para calmarme, pensé... ¿Por qué eran famosas las sirenas en la antigüedad? (me pregunté a mi misma ya que no tenía a nadie más a mano) ¡Por su canto!... ¿A quién le cantaban?... ¡A quién querían conquistar!

En aquellos momentos me admiré de mi sabiduría. ¡Pascualita le estaba cantando a Pepe, su amigo!

Me dio la risa ¿Con ese sonido infernal conquistaban a los marinos para que se fuesen con ellas? ¿Tan faltos de alegrías sexuales estaban los pobres? jajajajajaja... Una idea rondó por mi cabeza ¡¡¡Eso es!!!

Dejé que Pascualita siguiera cantando aquella monótona, crispante, ancestral canción salida de las más profundas simas del mar mientras yo, por lo bajini, la iba haciendo mía hasta grabarla en mi cerebro. - Abuela, tu biznieto ahora está más cerca de ser una realidad.

sábado, 12 de agosto de 2017

Divorcios misteriosos.

He puesto la casa patas arriba en busca de los calcetines perdidos. El misterio número uno de todas las casas. ¿Qué pasa con los calcetines que no aparecen? ¿A dónde van? ¿Por qué no quieren estar con su pareja?.

Está comprobado que los calcetines fueron los primeros en implantar el divorcio y para ello no necesitaron leyes, ni enfrentamientos, ni discursos en pro o en contra. Ni siquiera dieron pie a ello, uno desapareció (lo que los humanos llamamos irse a por tabaco) y nunca más se supo de él. Los demás calcetines aceptaron el hecho que acabó siendo norma.

Por lo visto los ingleses, que debido a que están todo el día tomando té tienen tiempo para reflexionar mientras se llevan la linda tacita de porcelana fina a la boca y mantienen enhiesto el dedo meñique, llegaron a la conclusión de que en las casas hay duendes. Duendes simpáticos, divertidos, amigos de las bromas y aficionados a coleccionar calcetines.

Según ésta teoría los calcetines no se divorcian sino que son raptados por los duendes. También se llevan otra cosas o las cambian de lugar. Esto desconcierta a las personas que templan los nervios tomando otra taza de té.

El caso es que tengo un montón de calcetines solos. Y me apena verlos vegetar dentro de un cajón, seguramente sintiendo una envidia cochina contra sus parejas que fueron capaces de abandonarlos para irse a correr aventuras sin cuento.

Tal vez los ingleses tengan razón y en los rincones más inverosímiles de las casas, en las pequeñas ranuras de los muebles, escondidos entre el polvo de los libros... estén nuestros duendes. ¿Quién hace crujir la madera cuando estamos solas viendo una película de miedo si no ellos? Por eso no me atrevo a echar cucal cuando veo una cucaracha, la piso hasta que escucho el ¡chaf! que indica: una menos. Puedo cargarme una cucaracha pero no a duende. Si son capaces de llevarse miles de calcetines, qué no harán si los ataco.

De repente he sentido un subidón: ¡hay un lugar en el que no he mirado! El acuario de Pascualita.

Aprovechando que ha llegado la abuela le he pedido que la entretenga mientras hago un registro a fondo de su "casa" ¡Los he encontrado! No todos, pero sí bastantes. Incluso los hay de la abuela, de antes de casarse con Andresito.

He vaciado el acuario en la bañera. Ha caído la arena, la plantas, el barco hundido y camuflados entre todo esto, más los detritus que conlleva que allí viva alguien, han aparecido calcetines desteñidos, podridos por el agua de mar, algunos encogidos, otros agujereados por dientecitos de tiburón. ¡Que alegría más grande he sentido! - ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaaaaaa, los encontré!!!

Ahora Pascualita está en su acuario, limpito y aseado pero no parece sentirse a gusto. Es como cuando tienes los papeles desordenados y lo encuentras todo, cosa que no ocurre cuando alguien que no eres tú los ordena. Y está enfadada. ¿Qué ha ocurrido aquí? debe pensar. Y por eso no me quito las gafas de sol. Me escupe constantemente agua envenenada... Por otra parte ¿para qué quiero yo tanto calcetín viejo? Los he tirado a la basura.


viernes, 11 de agosto de 2017

El señor Li

Afortunadamente se han acallado los ecos del llanto de la abuela ¡Que tostón nos ha dado! No le hemos comentado nada pero, hasta Pascualita estuvo de acuerdo conmigo cuando se lo dije, el modelito que se encasquetó para la recepción real no era el adecuado. La falda tendría que haber sido un pelín más larga, por lo demás iba estupenda... Creo que si me dedicara al asesoramiento de moda y estilismo me ganaría bien la vida... modestia aparte.

El señor Li se ha pasado por casa para saber cómo se encuentra la abuela: - Yo sabel que estal decaída pol no fotos en levista. - Parece que se le va pasando el disgusto, gracias por preocuparse, señor Li. - Yo pleocupal polque abuela hacel cloquetas liquísimas... ¿Sabel si abuela molil ya?  - ¡¿Pero qué dice?! - Si molil ya, yo decil que hacel muchas cloquetas pala mi y yo congelal. - ¡Será pesetero el tío! - Yo milal pol negocio chino (y puso cara de no haber roto nunca un plato) - ¡Ande y que le den morcilla! -También intelesal gambas goldas. Buenas pala negocio tienda... ¿Tu tenel?

Cuando conseguí echarlo corrí hasta el acuario. Allí estaba la sirena, mirándome desde el borde, fijamente, con sus redondos ojos de pez. Sentí mariposas en el estómago que, automáticamente, se me encogió de miedo - Pobre Pascualita si un día te encuentra el señor Li. ¡Te comera!

En esos momentos sentía algo parecido al instinto maternal y quise achucharla contra mi pecho. - ¡Aayyyyyyyyyyy, chiquitinaaaaaaaaaa bonitaaaaa! - La sirena se removió, molesta. - ¿No te gusta que te haga cariñitos, cosita? - Por toda respuesta dio un coletazo al tiempo que hundía sus dientecitos de tiburón en mi mano derecha. Aquello dolía horrores. Tiré de ella para quitármela de encima y no me quedó más remedio que arrancarla.

Grité, salte, lloré, berreé, corrí de punta a punta de la casa, finalmente metí la mano en la cubitera pero ya no entró. ¡No cabía! Se había convertido en una mano descomunal. Me quedé con Pascualita en la mano buena mientras ella se relamía después de haberse comido un cachito de mi anatomía. Llena de rabia la tiré contra el acuario donde rebotó y salió disparada por la ventana del comedor, cayendo sobre el árbol de la calle.

Recurrí al chinchón y poco después dormía a pierna suelta. Al despertar unas horas después, busqué a la sirena pero no di con ella y me preocupe. Pensando que había caído en plena acera, bajé a la calle saltando los escalones... de uno en uno. Un hombre que pasaba por allí abrió unos ojos como platos al ver mi mano y se acercó mientras me dedicaba reverencias. - ¡Que m-a-r-a-v-i-l-l-a! ¡La quiero, la quiero! ¿cuánto pide por ella? (le miré sin comprender) ¡La mano, mujer! ¿cuánto pide por ella? - No tengo ni idea... - ¿qué le parece esta suma? (me enseñó un papel y yo quedé turuleta) Acepté y dejé que hicieran un molde de mi mano que ahora preside la entrada de una tienda de guantes.

jueves, 10 de agosto de 2017

¡Son de la misma quinta, dice!

- ¡... imaaaaaaaaaaaaaaa!... ¡¡¡AVEMARIAPURISIMAAAAAAAAAAAAAAAA!!! - El "dulce" despertar de la Cotilla hizo que saltara de la cama a la lámpara del techo y allí me quedé, colgada como un mono, mientras trataba de acompasar la respiración y saber qué pasaba.

No me calmó nada ver a los pies de la cama una figura terrorífica, venida del Averno, que portaba un cirio encendido. - Baja de ahí, boba de Coria y ayúdame a montar un altar para que la ilusión de tu abuela se cumpla.

- ¡Cotilla! ¿quiere que me de un infarto, loca? - Si te hace ilusión, adelante. He pasado por la Torre del Paseo Marítimo y había luz en la habitación de tus abuelos. La única luz en toda la calle. - Pobre abuela, que dura se le está haciendo la espera para ver la revista. - No entiendo como, siendo ella una mujer de armas tomar, no le ha dado ya dos patadas en las espinillas al estirado de Geooorge. - Porque ahora tiene un status de señora-doña. Antes de casarse con Andresito lo hubiese hecho pero entonces no teníamos mayordomo inglés ni de ningún otro lado. - Siendo así podría haber delegado en mi y le hubiese dado las patadas con mucho gusto. - ¡Y yo!

A las diez en punto, cuando nos preparábamos para merendar, el chirrido de los frenos del rolls royce hizo que nos precipitáramos al balcón. La abuela saltó del coche y corrió hacia el portal, le siguieron Andresito y su estirado mayordomo. - "¡¡¡NO HE SALIDO EN EL HOLA!!! ¡¡¡NO HE SALIDO, NO HE SALIDO, NO HE SALIDOOOOOOOOOOOOO!!! ¡Que ridículo más espantoso he hecho delante de mis amigas millonetis! ¡Pero la culpa es tuya, Andresito!"

El abuelito se quedó de piedra. - ¿Por qué mía? -  "Porque, conociéndome, no fuíste capáz de taparme la boca" - Por eso no lo hice, ¡porque te conozco! - "¡¡¡Demandaré a la revista. Al jodío de su fotógrafo por censurar mis fotos!!! ¡Con lo guapísima que iba yo ese día. Todo el mundo se fijaba en mi!" - Se me ocurrió decir: - Aunque no salgas en la revista, te estarán viendo en el mundo entero porque la gente de la calle, turistas la mayoría, debieron fotografiarte y ahora estarán mostrando las fotos en sus países. - Tiene razón la nena (dijo el abuelito que vió el cielo abierto)

Con mi ingenio y unos cuantos lingotazos de chinchón fresquitos, el griterío se fue calmando. La abuela se fue al comedor y volvió con Pascualita en plan broche, prendido en el pecho. Juntas repasaron la revista, ella comentaba los artículos mientras la sirena no les quitaba ojo. De repente la voz de la abuela se alteró de nuevo ante un reportaje de la Presley - "¡¿Por qué ella sí y yo no?! siempre tan mona, tan perfecta ¡Yo también! ¡¡¡Y somos de la misma quinta!!!"

Ahí me di cuenta de que estaba al borde del coma etílico. Pascualita lanzó un chorrito de agua envenenada a las páginas de colorines e hizo la señal de OK. Menos mal que el abuelito y la Cotilla también estaban comatosos y no vieron la reacción de Pascualita.


miércoles, 9 de agosto de 2017

El conservadurismo inglés, ataca.

¡Por fin se acabará la murga de la abuela! Hoy sale el Hola que tiene que disipar sus dudas. ¡Menos mal porque, incluso Pascualita, no la aguanta. Cuando la ve entrar en casa se esconde dentro del barco hundido de su acuario porque a ella también le pregunta, insistentemente, si cree que saldrá en la revista.

Impaciente por saber qué había pasado y si tengo que comprarla o no (si no sale la abuela para qué la quiero) he llamado a la Torre del Paseo Marítimo y no me ha contestado nadie. Lo he intentado más tarde y ¡nada! He pensado que la abuela habrá querido salir a celebrar su naciente fama estatal. Entonces se abrió la puerta de la calle.

Los abuelitos y Geoooorge han entrado con caras muy largas. La abuela estaba de uñas y echaba chispas por los ojos - Oh, oh... Así que no han puesto  ninguna foto tuya... lo siento. - "¡Y yo qué se! ¡Este pedazo de carne británica con ojos, no quiere ir a comprar la revista! - ¿Perdón? ¿qué es eso de que no quiere? - El abuelito intervino para quitar hierro al asunto. - Tenéis que entenderlo. Es una persona muy recta... - Geooorge parecía compungido pero firme en su decisión. - Mi ser inglés (dijo el jodío), ingleses ser muy tradicionalistas, mi alwais respectar estou. Ahora también, madame. Mi comprar el Hola, todas las semanas, el día jueves. No día miércoles. Yo comprar mañana. No poder romper tradición. Mi ser conservador... - ¡La madre que lo parió! Dáme el dinero, abuela y bajaré al kiosco... - Nou, nou, nou, nou... El Hola se comprará tomorrow. - ¿Por qué lo digas tú, bebedor de te de las narices? - YES.

- ¿Para esto tienes un mayordomo? (pregunté exaltada) - Nena, comprende que si tenemos un mayordomo inglés debemos atenernos a las normas, no escritas, que rigen sus actos impecables... - Vale, abuelito, para ti la perra gorda. Y tú, abuela, aguanta unas horas más... ¡que agonía más larga, por favoooooorrrrrr!

Nos sentamos en la salita mientras Geooorge preparaba te helado y chinchón on the rocks, dispuestos a no nombrar más el tema de la revista para que la abuela no siguiera dándonos la lata. Cuando vino a servirnos, en la bandeja llevaba una carta. - Esto ser para you (me dijo) ser de Beduliou - ¡Otra multa del rencoroso del Municipal! esta vez era por haber tirado un chicle al suelo, a pesar de no haber sido mi intención. Quise hacer canasta en la papelera pero fallé y cayó al suelo. Alguien hizo una foto con el móvil (¡malditos trastos chivatos!) y ahora tengo que sumar más euros a los que tengo que pagar.

martes, 8 de agosto de 2017

¡Por lista!

¡Ya falta menos para que el Hola llegue a los kioscos! Que larga se nos está haciendo a todos la espera porque la ansiedad de la abuela crece por momentos y estamos tentados, muy seriamente, de tirarla por el balcón de la Torre del Paseo Marítimo, que tiene más altura que el mio.

Se pasa el tiempo preguntando qué día es. Diciendo ¿se me verá bien? ¿no se me verá en las fotos? - Le decimos que sí para que se calle y sigue como quien oye llover. - "Saldré porque cada vez que veía al fotógrafo del Hola a punto de disparar, me ponía delante de la cámara" - Entonces, saldrás. - "¿Y si no apuntó bien?" - Que sí que saldrás. Que sí. ¡¡¡QUE SIIIIIIIIIII!!!

Estamos desesperados y el calor no ayuda a que nos calmemos. Los nervios nos hacen sudar a mares. Hemos establecido unos turnos por el bien de nuestra salud mental. Cada tres horas uno de nosotros se queda a solas con la abuela y la aguanta. Incluso Bedulio ha hecho un turno... engañado. Lo encontré en la calle cuando salía para ir a la Torre del Paseo Marítimo. - ¡Hola, Bedulio! te estaba buscando. - En seguida se puso en guardia y palideció. - ¿A mi? ¿por qué? - La abuela me ha dicho "Si ves a Bedulio dile que se pase por mi casa que tengo un taperware lleno de croquetas para él"

Noté como se relajaba. Le comenté que iba para allí - Podemos ir juntos. - Pero se negó en redondo - Prefiero ir solo que mal acompañado. - Cuando llegué a la Torre, el Municipal ya estaba allí. Entramos, le dije que iba a por las croquetas y que esperara en el saloncito de la televisión donde estaba la abuela. Acto seguido, la Momia y yo nos largamos al cine, cerrando con llave la puerta de la calle.

Al día siguiente recibí una multa por caminar por el carril bici, otra por cruzar un semáforo en rojo, otra por bajar la basura diez minutos antes de la hora permitida, otra por tirar a la calle cáscaras de pipas; otra por gritarle a una vecina que era una guarra; otra por tender bragas en el balcón... y así un sinfín que gilipolleces que, sumadas las cuantías me salían por un ojo de la cara. Naturalmente fui a protestar. - ¡Todo esto es MENTIRA! - Me pusieron otra multa por llamar mentiroso a una autoridad.

Lo peor fue que nadie quiso compartir las multas conmigo, ni siquiera el abuelito. - Te ha pasado por lista. Era tu turno de estar con tu abuela y se lo endosaste al pobre Bedulio. Justo es que lo pagues. - ¡Pero...! - Que cada palo aguante su vela (sentenció Andresito)

lunes, 7 de agosto de 2017

¡Quiero saberlo todooooooo!

Seis y media de la mañana. Suena el teléfono insistentemente. Por supuesto no le hago ni caso. Me tapo la cabeza con la almohada y sigo durmiendo. Media hora después, harta de oírlo, lo cojo. Es el abuelito.

- Gracias a Dios que has vuelto, nena. - ¿De dónde? (pregunto sorprendida) - De buscar las revistas... ¿no? - No. - ¿Eso quiere decir que ya las tienes en casa? - Quiere decir que no salen hasta el miércoles... - ¡Oh, esto es una agonía insoportable! (y lanzó un suspiro de los que dejan huella) - ¿Todo esto es por la abuela? - Me trae frito con las fotos de la recepción real... ¿seguro que no ha salida ninguna revista? - ¡Abuelitoooo! - Vale, vale.

Desayuno con mis amigos, Pepe y Pascualita, mientras les cuento el sinvivir que tiene la abuela. - Es una pena que no hables (le digo a la sirena) porque estuviste en el sarao. ¿Llamó la atención su look estrambótico? - Los ojos de pez de Pascualita se clavaron en mi durante un rato. El rato que necesita para procesar en su pequeño cerebro de nuez, lo que le he dicho... creo. Después hizo la señal de OK.

- ¡Lo sabía! No podía pasar desapercibida con semejante indumentaria... ¿Saludó a la reina? Iba guapísima, así que no creo que se sintiera ninguneada  ni esclipsada su elegancia en favor de la abuela ¿Tu qué crees?

De nuevo un parón para concentrarse ... y ¡la señal de OK de nuevo! - ¡¡¡¿Síííííí´?!!! No puede ser. Creo que no me estás entendiendo, sirena de las narices. La próxima vez que te lleve a tí, Pepe. No eres una loca perdida como la medio sardina. - Pepe, fiel a su aptitud, no dijo esta boca es mía.
-  El fallo que tienes es que no eres de mucho hablar y encima no eres expresivo ¡Pues vaya negocio que hago con vosotros! No me entero de nada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Quedan delicatessen de las que trajo tu abuela? - Pepe se ha comido el último bocadito, Cotilla. - ¿Pepe?... vaya... ¡Un momento! Te lo has comido tu, jodía, porque él tiene la boca cosida y lleva sin comer un montón de años. - Pues más a mi favor. Debe estar muertecito de hambre. - Muertecito sí que está y tú no eres más tonta porque no te entrenas.

Seguiremos esperando el Hola y tomando tortillas de aspirinas para soportar a la pesada de la abuela.

domingo, 6 de agosto de 2017

¡La que nos espera!

Andresito me ha llamado muy preocupado. - Tu abuela está mala. - ¿Has llamado al médico? - No porque lo que le duele es el alma. Dice que  no puede levantarse... ¿Qué hago? - ¿Llamar a un psiquiatra? - ¡¿Que dirían nuestros vecinos si vieran entrar uno en nuestra casa?! - No sé todas las respuestas, abuelito... ¿y a un cura? - Eso es más acorde con nuestro status social.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Menudo chasco se habrá llevado tu abuela! jajajajajajaja En el reportaje de los periódicos de la recepción real, no se los ve ni por casualidad. - ¿En serio? - Tan cierto como que soy una mísera jubilada. - Entonces ya sé por qué está enferma. - Huuuuy, le habrá dado un soponcio.

Llamé a la Torre del Paseo Marítimo. Se puso Geoooorge al teléfono. - ¿Aloooooo? - Se dice hola, pardillo. Dile a mi abuelito que se ponga. - Impossibel. - ¡A la orden de... ya! - Sorry pero nou. - ¡Es cuestión de vida o muerte, inglés de las narices!

Tuve que discutir un rato con el pejiguero del Jorgito, como le llamo ahora que sé que le fastidia. ¡Ah, se siente! Que triste será su soledad cuando dejen Europa... - ¡Nosotrous happy! - ¡Ya! - Al mayordomo parecía que le hubiesen dado cuerda porque no paraba de hablar, cada vez más cabreado. Por fin, después de una larga tardanza, oí la voz del abuelito. - ¿Ya has pagado? (le pregunté de sopetón) - Bueno... sí. Le he dado una limosna al cura. - La abuela está enferma de desilusión. No habéis salido en ninguna foto publicada... pero todavía falta la madre de todas las revistas ¡el Hola!

Tendremos drama para rato hasta el miércoles por la tarde. No sé si podremos aguantarlo.

Menos mal que anoche devolvió a Pascualita al acuario. Venían los tres, los abuelitos y la sirena, bastante "perjudicados" a cuenta de la bebida que habían trasegado. Y esta mañana hemos desayunado riquísimos bocaditos que trajeron. Por lo visto, tuvieron que salir a todo correr del palacio al ser perseguidos por algunos camareros que viendo lo rápido que se acababa la comida decidieron investigar y la cesta de la compra, aunque camuflada con su disfraz de tela, les llamó la atención y más después de ver a la velocidad que la abuela la llenaba. 

Hay que reconocer que la abuela es una artista sobre sus zapatos más exagerados porque corrió sin torcerse un pie, para no dejarse coger por la policía. Andresito se conoce al dedillo su barrio y esto evitó que los detuvieran. Después el rolls royce los trajo, sanos y salvos a mi casa, donde se quedaron hasta ésta mañana a las cinco.




sábado, 5 de agosto de 2017

Recepción real.




La Cotilla y yo acabábamos de despertarnos de una soporífera siesta, bañadas en sudor porque alguien ha abierto la puerta que da a Africa y se nos ha colado el calor del desierto del Sahara. Preparé una jarra grande de chinchón on the rocks para no tener que estar levantándome cada vez que vaciáramos el vaso cuando, de repente, escuché el taconeo inconfundible de la abuela avanzando por el pasillo camino de la salita.

Menos mal que la Cotilla tuvo reflejos y cogió al vuelo la jarra cuando se me cayó de las manos a causa de la sorpresa. Mi abuela estaba ante mi con todo su explendor. - "¡Mírala, Andresito, ya te dije que se quedaría boquiabierta!" - Y no es para menos (musitó el pobre) - "No sé cómo coger este comentario porque tu serás de familia noble y pudiente  pero de presentarte ante los reyes, no tienes ni idea ¡Si hasta tu madre me ha felicitado!" - ¿ A dónde vais?
- "A la recepción que dan esta noche los Reyes" - ¿Estáis invitados? - "¡Naturalmente! ¿Pero quién te crees que es tu abuelito?... ¿Crees que pasaré desapercibida?" - ¿Eso es lo que pretendes? - "¡Noooo!" - Ya me extrañaba a mi.

- "Quiero estar a la altura de la reina. Es una mujer tan elegante que será difícil pero lo he intentado" - (se oyó un profundo suspiro de Andresito)

La Cotilla, que había recuperado la verticalidad después de salvar in extremis la jarra de chinchón, se dedicó a dar vueltas al rededor de la abuela. Yo temía que abriera la boca y dijera algún inconveniente pero no, solo comentó: - Saldrás en el Hola.

La abuela se sintió satisfecha con este comentario y se despidió de nosotras. - "No os beso para no estropearme el maquillaje ¡daos por besadas, muá, muá! -

- Me temo que van a detener a tu abuela en cuanto se acerquen al lugar de la fiesta. - No me extrañaría nada. - ¿De dónde habrá sacado ese pedazo de peineta que no se la salta un torero? ¡y verde fosfi! - ¿Y esa mantilla tan larga que la va arrastrando por el suelo? - Menos mal que lleva un broche atrás sujetándola porque aún sería peor... Lo que no entiendo es el cariño que le tiene a un broche tan feo. - Una alarma sonó en mi cabeza ante las palabras de la Cotilla ¡La abuela se había llevado a Pascualita para que viera a los reyes y sus invitados!

Sentadas ante la tele vimos el desfile de personalidades ¡Nadie iba como la abuela! Llevaban zapatos de tacón alto, incluso altísimo como la reina pero no botas de mosquetero rosas, de charol y un taconazo tipo zancos. Justamente hubo otro vestido floreado ¡el de la reina! Ya es mala pata, solo que el de la abuela era mini-mini con volantes en el escoooooote y con tantas lentejuejas que el brillo hería los ojos. De bolso llevaba una cesta "vestida" con la misma tela del vestido. - Que previsora es tu abuela. Se ha llevado la cesta para arramblar con lo que sobre de la merienda de un restaurante con 3 estrellas Michelín ¡Como nos vamos a poner!

Al final no vimos a los abuelitos. Se nos debió pasar porque tuve que preparar más chinchón on the rocks y la Cotilla se quedó traspuesta varias veces. ¡Me voy corriendo al kiosco a pedir que me guarden el Hola de ésta semana!

viernes, 4 de agosto de 2017

¡Menudo negocio!

Pusimos a la Cotilla como hoja de perejil por aprovecharse de una desgracia que tocó el corazón de tantos millones de gentes de todas las naciones y razas. Al final acabó poniéndose colorada, cosa que aproveché para incitarla a donar el dinero que había ganado, a una obra de caridad de las que patrocinaba la princesa... Se lo pensó medio segundo y como si hubiése descubierto América, gritó: - ¡Yo soy mi propia ONG: Afectados por las mini pagas! así que el dinero, íntegro, me lo embolso yo.

Geooorge subió a casa. Estaba medio deshidratado por el calor . Su piel blanca y pecosa se había vuelto roja como una gamba a la parrilla. Cuando le abrí la puerta dijo, casi en un suspiro, : - Tee, please.

Mientras nosotros le dábamos buenos tientos al chinchón él bebía té helado y como el Ave Fénix, fue renaciendo de sus británicas cenizas. - Tu mayordomo está demacrado, abuela. - "Está de luto por Lady Di y como son tan tradicionales se lo toman todo muy a pecho" - Pues como se entere de lo que ha hecho la Cotilla, le corta el cuello. - A la vecina le entró la risa: Tomando tanta agua caliente le entrarán ganas de mear y mientras lo hace, que tendrá para rato, a mi me dará tiempo de hacer mutis por el foro y largarme a seguir trapicheando.

En dos zancadas, Geooorge, estuvo a su lado. Entrecerró los ojillos y preguntó: - ¿Qué ser que pasar, Cotillau?  - ¡Ostras, que susto me has dado!... Nada, que... jejejejejejeje. Gracias a tu querida Diana... - ¿Yes? - Pues, eso, que me he ganado unos... euros jejejejejejeje mira tú que tontería ¿no?

La Cotilla se iba poniendo nerviosa y Geoooorge ni pestañeaba esperando la explicación. La abuela intervino: - "Déjala, ¿no ves que es una vieja?" - ¡Di un respingo! Muy peligroso debió ver el panorama la abuela para que soltara una de sus palabras prohibidas. La Cotilla, a su vez, se revolvió con rabia contra ella. - ¡Te recuerdo que eres unos minutos más v-i-e-j-a que yo! - Se estaba mascando la tragedia y corrí en busca de Pascualita. Sería interesante ver una pelea entre las dos amigas.

Finalmente no llegó la sangre al río y la Cotilla, confiada, le contó cómo había ganado unos euros extras. Fue como si al inglés le hubiera picado una cobra egipcia. Cerró las manos al rededor del cuello de pollo de la Cotilla. En ese momento entró Bedulio al que había llamado y abierto la puerta, Andresito.

La vecina estaba sin resuello pero con mucho veneno en la sangre. Y lo escupió. - ¡¡¡No soy yo quién hace el gran negocio con Lady Di, sino sus hijos amantísimos poniendo a la venta en Europa una revista Hola con exclusivas fotos de su mamá!!! - Geooorge se desmayó mientras nosotros, Bedulio (y Pascualita) incluídos, brindábamos con chinchón, una y otra vez, por la Cotilla.

jueves, 3 de agosto de 2017

Lady Di

El rolls royce de los abuelitos ha estacionado, como siempre, en la parada del bus, pero ésta vez no ha llegado henchido de orgullo como diciendo: ¡apartaros cochecitos que llega vuestro rey! Ni siquiera el presumido de Geoooorge iba más recto que una vara conduciéndolo: espalda recta, cabeza altanera, nariz apuntando al cielo... no, no, no.

Estaban, auto y chófer, alicaídos. Será por el calor, pensé. Hasta su país no suele llegar el viento caliente del desierto, cosa que no estaría mal y nos aliviaría a los demás, y no aguantan estas temperaturas. La abuela me sacó de dudas.

Con los abuelitos venía también la Momia. Todos con las piernas al aire. Ellas minifalderas, él con bermudas floreadas. La carne casi momificada de mi bisabuelastra, de ahí su apodo, lucía un bronceado extremo, por eso me acerqué a la abuela para susurrarle: - ¿Seguro que es tu suegra?

Después de que mis ojos se acostumbraran a la visión que tenía delante, me fijé en que los tres llevaban un lacito negro prendido en el pecho. - ¿Eso es luto? - "Tu, como siempre, en la inopia." - Pues... - "Ha muerto Lady Di" - ¡¿Otra vez?! - "Andresito, tu que la tienes más cerca, dale un capón a la cosa esa que llamamos nieta" - Ahora hace veinte años, nena (me salvó la Momia) - Entonces se me encendió la bombilla. - ¡Por eso el rolls royce y Geooorge están de capa caída!

- ¡Avemariapurísimaaaaaa! Mirad que traigo (la Cotilla levantó, en gesto triunfante, una botella sin empezar de chinchón. - ¡Cotilla, que poderío! ¿Ha asaltado un banco? - He puesto en marcha un negocio gracias a Lady Di. Como "limpiando" cepillos en las iglesias no gano ni para pipas he pensado que, ya que estaba allí, pasar la canastita de las limosnas... - Cotillaaaaa... - diciendo que eran para acondicionar su tumba, que toda Europa cooperaba y que los españoles, de momento, éramos los más rumbosos aunque los franceses estaban a punto de ganarnos.

- ¿Y han picado? - ¡Ya lo creo! Mirad que montón de euros he sacado. - ¿Qué hace usted con ese dinero? - Usarlo para pagar parte de mis deudas. - ¡No puede! ¡Es para Lady Di! - Todos pusieron los ojos en blanco y la Cotilla apostilló: - Tu nieta lo ha vuelto a hacer ¡Se ha entrenado y es aún más tonta! que cruz tenéis con ella.

miércoles, 2 de agosto de 2017

El aire acondicionado.

Los abuelitos han hecho las paces y vuelven a estar juntos en la Torre del Paseo Marítimo. Quien ha conseguido tal proeza no ha sido otro que EL CALOR.

El aire sahariano que nos visita estos días y funde hasta la grasa de nuestros cuerpos, ha conseguido unirlos más que un tubo de pegamento Imedio. Y mientras yo sudo la gota gorda, ellos están tan ricamente viendo el mar a través de los ventanales de sus terrazas y disfrutando de un aire acondicionado, tan helado, que las montañas de nieves perpetuas les tienen envidia.

Me he acercado a verlos, con Pascualita metida en el termo de los chinos, en el que vuelve a caber ya que su grasa se ha convertido en aceite o algo así. Menos mal que la Cotilla no sabe de la existencia de la sirena, sino me propondría industrializarlo para ganar unas perrillas y poder llegar a fin de mes.

En cuanto Geoooorge me ha abierto la puerta enfundado en un anorak abrochado hasta el cuello he visto que allí pasaba algo raro. - ¿Ya empiezas a sentir el frío que hará cuando os quedéis solitos, fuera de la Comunidad Económica europea, inglés jejejejejejeje? - You loca.

Ni que decir tiene que yo iba monísima con un mini pantaloncito, una camiseta corta de tirantes finos y tripa al aire. Bueno, pues fue dar un paso dentro de la casa y quedarme helada. Tiesa como un pajarito. - ¿Se ha estro... peado el apar... ato del aire acondi...cionado? - No. Esto gustar a señores mios. - Ahora compren... do porque están tan... bien conser... vados a pesar de sus... años.

Me aventuré hasta el salón donde estaban los abuelitos y la bisabuelastra que se alegró mucho de verme. - ¿Alguien puede... prestarme una... manta? - "Para un día que vas en plan atractivo ¿para qué quieres una manta, boba de Coria?" - ¡Está helando... en ésta casa!

De repente el termo de los chinos empezó a moverse frenéticamente. La abuela me cogió del brazo y pasamos a otra sala tan fría como todo lo demás. Lejos de miradas indiscretas, abrí el termo y saqué a la sirena después de romper el agua de mar helada. El pobre bicho tenía un carámbano colgando de la nariz y los pelo-algas tiesos. Su color natural de piel, ya de por sí desagradable, ahora era muy azulado. ¡Estaba a punto de congelarse! - ¿Te das cuenta, abuela, de que tenéis el aire acondicionado muy fuerte? - "Está a la temperatura ideal. La culpa es tuya por haber encanijado a la pobre Pascualita. No debí dejarla a tu cuidado" - Menos mal porque sino, ahora se habría convertido en una pequeña merluza congelada. - Y corrí escapando de allí para salvar la vida, pero antes y a velocidad de crucero, pasé a despedirme de mi familia y cogí al vuelo la botella de chinchón, a la que le habían dado un buen tiento (¡Ahora entiendo porque no tienen frío los jodíos!) y salí a la calle a disfrutar del calor.

martes, 1 de agosto de 2017

La avispa.

- "Mira que eres rara" - Son cosas que le pueden pasar a cualquiera, abuela. - "Sois excepciones las personas a las que les ocurren éstas cosas. Vi a una mujer paseando por la Plaza de San Marcos de Venecia, donde hay tropecientas mil palomas, cuando una de ellas pasó en vuelo rasante sobre su cabeza. La mujer llevaba las gafas un poco caídas sobre la nariz a causa del calor. La paloma aprovechó el viaje para soltar un "regalito" a la pobre turista y echarse unas risas con sus amigas pero tuvo mala puntería y la caca pasó entre la cara y las gafas, sin rozarla. Aplaudí a rabiar pero Andresito me dijo que aquello no había sido a propósito sino un fallo técnico de la paloma. Y ahora me sales tu diciendo ésto."

- ¿Ves como ocurren cosas incomprensibles? - "Pero no que te pique una avispa en la planta del pie mientras vas andando por la acera con los zapatos puestos. Si hiciéramos una encuesta ¿a cuánta gente le habrá pasado ésto, a parte de ti, claro?" - No lo sé pero ¡mira como se ha hinchado la picadura! - "Es que hasta las avispas se han dado cuenta de que eres más tonta que Abundio" - Abuela ten un poco de compasión que duele. - "Si es que andas como un pato mareado"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Aaaayyyyyyyyyyyyy vengo partiéndome de risa jajajajajajaja
¿Así que te ha picado una avispa en la planta del pie? - ¿Quién se lo ha dicho? - Bedulio. Le caían las lágrimas de tanto reír. - ¿Ah, sí? Que gracioso está hoy el Municipal. Es tan Cotilla como usted. - Eso le he dicho yo... A ver lo que te ha echo el bicho ¡Jajajajajajajaja Está hinchadísimo!

Al final me he enfadado con las dos viejas. Si quieren que las haga reir, que paguen entrada.... Llamaron a la puerta. Eran Andresito y Geoooorge que , mientras en la calle se armaba el guirigay de costumbre por el mal aparcamiento del rolls royce, ellos venían a interesarse por mi salud. - ¡You andar well! Mi desilusionadou. - ¿Creías que me había quedado sin pie, inglés de las narices? - No te enfades con él, nena (el abuelito trataba de poner paz entre nosotros) Yo también estoy un poco desilusionado... ¿No se te ha hinchado? - ¡Un poquito, sí! - Eso no es nada, nena. Si hubieras visto a una mujer que sale en el periódico: es una enorme cabeza con una oreja descomunal a la que hay pegada una mujer, eso sí, tiene un pecho muy atractivo - "¡¡¡Andresito!!!" - Es un simple comentario, querida (la voz le tembló un poco)

_ ¿Le ha pasado algo a la avispa? - No, se ha ido volando. - ¡Que lista la jodía! - "Me alegro tanto por ella! - ¿Era una avispa tigre? - ¡No, Cotilla! - ¡Que lástima! Hubiese podido cobrar entrada a quien quisiera ver como te había dejado el pie. - ¡¡¡Abuela, échala a la calle!!! - "No veo por qué. Lo que dice es razonable."