jueves, 31 de octubre de 2019

Vispera de Todos los Santos.

La abuela ha venido a casa en plan refugiada-familiar porque, desde que sacaron a Franco del Valle de los Caídos, Andresito no levanta cabeza. - Tendrías que quedarte junto a tu marido y animarlo. - "Eso es lo que he estado haciendo todo el día pero está de un soso que no hay quien lo aguante. Por cierto, antes de venir aquí lo he dejado en la UCI del hospital" - ¡¿Al abuelito?!

Entre risas me ha contado lo que ha pasado: - "Primero me he disfrazado de vampira sugerente jajajajajaja, con un corpiño, bien ceñido, de cuero y lentejuelas y una superminifalda con lucecitas leds en los bajos. Medias negras de blonda y estilettos rojos sangre con plataforma y tacones de muchos centímetros de alto. El maquillaje de la cara imitaba el color de Pascualita, con grandes ojeras y labios rojo pasión. Los colmillos blancos destacaban mucho. jajajajajaja. Cuando me he mirado en el espejo me he gustado tanto que he besado mi imagen. Sin embargo Andresito ni se ha inmutado ¿Te lo puedes creer?"

- ¿Por eso está en la UCI? - "¿No te digo que se ha quedado igual el pánfilo? En vista del éxito he probado otros disfraces con el mismo resultado. Es tan sosaina como tu" - ¿Entonces por qué está en la UCI? - "¡Eres más pesada que una gotera!"

Mientras hablaba, la abuela cogió a Pascualita que estaba muy atenta a nuestra conversación y le puso un trajecito de zombi. No hizo falta maquillaje, tiene el color de cutis ideal para este disfraz. El caso es que la sirena ni se inmutó ¡otro gallo nos cantaría si la hubiese trajinado yo!

La abuela siguió con su retahíla: - "Cansando de tanto cambio de disfraces, fui a ver al señor Li a su tienda y, como no, allí encontré el ideal para un día como el de hoy. Al llegar a casa me puse una sábana por encima y la careta que compré en la tienda de los chinos. Después, pisando las alfombras persas de sus antepasados para no hacer ruido, me puse destrás de Andresito y le toqué, suavemente, el hombro. Al volverse, sobresaltado, grité: ¡¡¡FIIIIIIRMES!!! - Me miró, se puso blanco y cayó al suelo como un saco de patatas. Entre Geoooorge y yo intentamos reanimarlo, lo consiguimos dos o tres veces pero, en cuanto me miraba, se desmayaba de nuevo" - ¿Y qué te han dicho los médicos? - "¡Que me quite la careta!"

Cuando, al anochecer, ha llegado la Cotilla de sus trapicheos, la abuela la ha esperado escondida detrás de la puerta, con la luz apagada y una vela iluminando la careta desde abajo. .. La ambulancia ha llegado poco después y la han ingresado en la UCI. Me lo ha comentado la abuela por teléfono. - ¿Y qué han dicho los médicos? - "¡QUE ME QUITE LA CARETA DE FRANCO DE UNA VEZ!"

miércoles, 30 de octubre de 2019

Campaña electoral... otra vez.

¡Menuda juerga nos traemos con las Elecciones! a ver cómo le explico yo ahora a Pascualita que sí, que se vota cada cuatro años para elegir Presidente del Gobierno pero que, si lo que sale no nos gusta o los políticos no se ajuntan porque les gusta más tirar de chulería que de otra cosa, pues se vota otra vez. ¿Qué tampoco ésta vez se aclaran?... No creo que escondan mucho las urnas por vuelven a hacer falta.

La sirena no sé si lo entenderá. Pero lo que sí le gusta es el cachondeíto con el que nos tienen entretenidos los políticos. Son mejores que los del Club de la Comedia. Hablan tanto, sin escucharse a sí mismos que, por ejemplo, uno que fue, sin mucho éxito, Presidente de Baleares, un tal Bauzá, nos ha descubierto a los españoles que en Andalucía los padres no tienen ningún problema para elegir en qué lengua quieren que estudien sus niños.

¡Menos mal que estábamos sentadas en el sofá de la salita porque, si no, nos hubiésemos caído al suelo de la risa!. Este hombre es inasequible al desaliento ¿Qué para ganar votos tiene que inventarse una lengua nueva? ¡Pues se inventa y ya está!

Por supuesto hemos brindado con chinchón por él y los buenos ratos que, desde que supe que existía, nos ha ido dejando.

Pascualita ha descubierto que se bebe muy bien con cañita, la usa también para el chinchón y está con una cogorza de campeonato.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡De lo que me acabo de enterar, boba de Coria! Andalucía tiene lengua propia y la otra. - ¿Qué otra? (pregunté mientras lanzaba a Pascualita a las ramas del árbol de la calle que dan a la ventana de la salita) - La que hablan siempre. - ¿Y cual es la propia? - He preguntado a compañeros de trapicheo que son de allí y, ahora mismo no recuerdan cual puede ser.

En las Universidades andaluzas tendrán que ponerse manos a la obra para dirimir a qué se refiere Bauzá o, en caso contrario, mejor que hagan oídos sordos a las palabras necias y electoralistas.

A través del cristal veo a la sirena durmiendo la mona, mecida por la brisa que mueve la rama donde cayó. Que bien vive la jodía.

martes, 29 de octubre de 2019

Una casa con torre.

Para tener entretenida a Pascualita a la hora del desayuno y no salte dentro de su taza de cola cao le he dicho que vamos a tener una torre en casa.

Es lógico pensar que una sirena no tiene ni repajolera idea de lo que es una torre: no la de Pisa, ni la de la Vega, ni la de las Animas... sencillamente una torre desde la que otear la vida que pasa por la calle y¡sin que nadie nos vea.

Ha estado de lo más atenta a lo que le contaba. He podido poner una cañita en la taza y ella solita, despistada, ha ido absorbiendo el líquido. ¡Ni una gota ha caído en la mesa!  He mirado a Pepe que, desde su estante de la cocina, también parecía asombrado. Tiene mucha vida interior ésta cabeza jivarizada... a lo que parece.

Durante la mañana Pascualita no me ha quitado el ojo de encima esperando, supongo, que la lleve a la torre, imaginaria por mi parte, pero muy real por la suya. No sabía qué hacer. Una sirena cabreada puede ser muy peligrosa. Afortunadamente, la olla que había puesto temprano al fuego para hacer un caldito, me salvó.

Cuando más apurada me veía porque Pascualita empezaba a sacar su dentadura de tiburón a pasear, rechinando los dientes que sonaban a navajas de albacete con malas intenciones, de la olla empezó a salir humo que subía hasta el techo: - ¡Mira, (le grité) ya se forma la escalera!

Los ojos de la sirena siguieron la dirección de mi dedo. - ¡Ahora se formará la torre y podremos visitarla! - Cuando me pareció que ya había bastante humareda, no solo en la cocina, sino en toda la casa, cogía a la media sardina y la lancé al aire. - ¡Pero sujétate allí arriba, atontada!

El humo era tan espeso que dejé de verla y, asombrada, supe que me había echo caso y estaba sujeta a... ¿a qué, si todo era vapor de agua? - Corrí a abrir la ventana de la cocina y el humo salió enredándose por las ramas del árbol de la calle - ¡Pascualitaaaaaa! ¿Dónde estás?

Un estruendo llegó del pasillo -  ¡¡¡¿QUE PASA?!!! - No se asuste, señora ¡Somos los bomberos! ¿Dónde está el fuego?

La puerta de la calle está ahora apoyada contra la pared del pasillo; el agua de las mangueras sale por el balcón y desborda hacia la calle; la olla se ha quedado sin caldo y yo sin olla. Y Pascualita ha aparecido encima de un mueble de cocina... Pero lo peor ha sido que nos hemos quedado sin torre con la ilusión que nos hacía...


domingo, 27 de octubre de 2019

Receta de cocina.

Me ha venido a la cabeza el recuerdo de los viejos tiempos en que la abuela enseñaba a Pascualita cómo se hacían algunas recetas de cocina con la peregrina idea de que, cuando la sirena  volviera a su hábitat, pudiera invitar a sus amistades presumiendo de saber hacer la cocina exótica de los terrestres.

Y como no tenía nada mejor que hacer, la he sentado sobre el azucarero en la encimera de la cocina y he abierto el libro de recetas: - Vamos a hacer rosquillas. Fíjate bien y aprende.

La cocina había recobrado su aspecto después de que yo limpiara el cola cao que, diariamente, esparce por todo mientras "desayuna". Preparé los avíos y a continuación, batí los huevos: - Mira que elegante juego de muñeca empleo para... ¡¿Qué haces, loca?!

Pascualita se tiró haciendo la bomba y me puso perdida. Me costó mucho trabajo sacarla del huevo porque quería morderme. Cuando metí la leche y el aceite me aparté un poco de la encimera pero esa distancia fue pan comido para ella ¡Y otra vez saltó dentro del bol de cristal! Esta vez quedé bien pringada.

Dispuesta a no dejarme avasallar por la medio sardina seguí con la receta. El olor del chinchón, tan querido en ésta casa, no mejoró su educación. Se tiró de cabeza y no hizo falta que batiera la mezcla, ya se encargó ella de hacerlo saltando como una loca.

- ¡¡¡Para, paraaaaaaaaaaa!!! Pero, en esos momentos, era la sirena más feliz del mundo y no me hizo ni puñetero caso.

Eché la harina y Pascualita desapareció dentro de ella para aparecer después convertida en un pequeño fantasma con sudario blanco. - ¡No te comas la harina! - Solo faltaba una cucharadita de levadura y amasar.

- ¡Sal de ahí que no te veo! - Pero no salió. Empecé a amasar con mucho cuidado pero la paciencia se me acabó pronto y me dejé de miramientos. Amasé y amasé hasta que la pasta se despegó de las manos. Puse aceite a calentar y empecé a freir las rosquillas hasta que un mordisco bestial me dejó el pulgar derecho tan gordo como una sobrasada.

Grité y grité mientras la sirena no soltaba la presa. No tuve más remedio que desprenderla de un tirón seco y tirarla por la ventana. - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy que dolor más insoportableeeee!!!

Absorta en mi desgracia creí escuchar gritos en la calle pero no les eché cuentas porque todo lo mío es mucho más importante. Poco después Bedulio, blanco, sangrando por la cabeza y sin el poco pelo que le quedaba, señaló la parte herida preguntando: - ¿Ha sido... tu ... primer abu... eli... to? -

Escondí mi dedo gigantino en la espalda y solo acerté a decir: - ¡Si... i! - mientras intentaba no mirar su oreja derecha en la que estaba Pascualita agarrada con uñas y dientes. Medio minuto después el Municipal corría escaleras abajo sangrando como un toro de lidia y con una oreja como la de Dumbo, mientras la sirena se relamía en el fondo de mi bolsillo. - "¡Ay, que jodía!"

sábado, 26 de octubre de 2019

No puedo con tanto bicho.

Pascualita no deja de tirarse contra la ventana del comedor impulsándose con su fuerte cola de sardina. - ¡¿Pero qué demonios quieres?! Afuera solo está el árbol de la calle o un porrazo contra la acera. Claro que también te pueden comer los gorriones. ¿Qué prefieres?

No hace ningún caso de lo que le digo y sigue estrellándose contra el cristal. - ¡Te harás daño, tonta! - Pero ella sigue, erre que erre. Creo que iré a la tienda del señor Li a comprarle un casco de juguete para que no se rompa la sesera.

Antes probaré otra cosa. He colocado a Pepe sobre el aparador. Tal vez los consejos que le de a la medio sardina, le harán más efecto que los míos. Claro que la cabeza jivarizada es de pocas palabras... de ninguna palabra, pero su presencia tendría que bastarle a la sirena. Aunque, no sé yo...

- ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¡Oh, no, la Cotilla! - Agarré a Pascualita en pleno vuelo y la metí en mi escote. Estaba helada y mojada la jodía y estornudé una y otra vez: - ¡Atchís, atchís, atchís! - ¡Salud, boba de Coria! ¿Has cogido la gripe? Traigo unas pastillas que son mano de santo para esto. A veinte euros la cajita. - Es alergia. - También son buenas para eso. - ¡¡¡Atchís, atchís, atchís!!! - Si me hubieses dado los veinte euros ya estarías curada.

Pascualita se removía, incómoda, cada vez que yo estornudaba y esperando sus mordiscos de un momento a otro, empecé a sudar. - ¡Madre mía. Estás fatal! - ¿Cómo se llaman las pastillas? - ¿Por qué? - Para que me las recete el médico. - ¡Mira que lista! Y me quedo sin tus veinte euros.

- ¿No me diga que las ha robado? - ¡Esa boca, niña! He ido a una farmacia y tenían un cajón abierto, que no le importaba a nadie por lo visto, hasta arriba de estas pastillas y las he cogido todas. - De un tirón le quité la cajita que tenía en las manos. - Aquí pone que son ¡supositorios contra el estreñimiento! - Sí, boba de Coria, también sirven para eso.

En cuanto la Cotilla se fue, Pascualita saltó de mi escote a la ventana de nuevo. Harta de tanto trajín, la abrí de par en par y ¡un dragón entró deprisa colocándose en el techo, huyendo de los pájaros! - ¡¡¡La madre que te parió, Pascualita. La madre que te parió!!! 


viernes, 25 de octubre de 2019

¡Que nochecita!

El teléfono sonó en mi cabeza, una y otra vez, hasta que mi subconsciente, muerto de sueño, se enfadó conmigo: - ¡¡¡Vale ya, boba de Coria. Cógelo que es para ti!!! - Era la abuela. - "Nena, ahora salimos de El Funeral y pasaremos por tu casa a dejar a Andresito ¡No lo aguanto más!" - Estoy durmiendo... - "¡Estabas! O te quedas con él unos días o te borro del testamento"

Geooorge lo ayudó a subir porque llevaba muchas copas de más. - ¡¡¡Profanación!!! - Chist, abuelito, que son las tres de la madrugada. - ¡¡¡PROFANACIÓN!!! - ¡Que te calles, leñe!

Lo metimos en la antigua cama de la abuela y mientras Geooorge le preparaba un café bien cargado, yo le puse la almohada sobre la cara para que se callara. Aunque solo sirvió para asfixiarlo un poco porque los vecinos aporrearon mi puerta. - ¡¡¡QUEREMOS DORMIR!!! - ¡¡¡NO HE GRITADO YO!!!

Siempre igual. Todas las culpas recaen sobre mi. - ¡¡¡QUE TE CALLES, BOBA DE CORIA!!! - ¡¡¡DEJADME DORMIR!!! (les grité para que me oyeran) - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIÓ!!! - ... Y así podríamos haber pasado la noche entera. Menos mal que llegó la Cotilla y mandó a todo el mundo a sus camas. - ¡O llamo a Bedulio! -  Y entonces el Municipal llamó al interfono: - Abre que vengo a multarte. - ¡Ha sido mi abuelito! - Un tartamudeo me indicó que no las tenía todas consigo: - ¿Qué... abue... li... to? - Andresito. - A través del interfono escuché su suspiro de alivio y unos pasos que se alejaban.

El abuelito dormía profundamente. Geooorge se había ido. Ya no se escuchaba ningún ruido en la finca. Fui a buscar a Pascualita, la envolví en una toalla y la acosté conmigo para que me defendiera de los fantasmas... En cuanto cerré los ojos vi un helicóptero aterrizando en mi balcón, soltando un fardo y desapareciendo después en la negrura de la noche.

Me tapé la cabeza con las mantas. ¿Qué habría en ese fardo?... Tendría que ir a mirarlo pero... ¡no puedo!... Bueno... iré pero me llevo a la sirena.

El frío de la noche me despejó un poco. Abrí el paquete con mucha cautela y ¡TACHAN! saltó un resorte con letrero luminoso que decía: - ¡¡¡VODAFON LE DESEA DULCES SUEÑOS!!! - Y mi  voz resonó en todo el barrio: - ¡¡¡CABRONEEEEEESAAAAAYYYYYYYYYY!!!

Ahora tengo una mano descomunal. La que me mordió Pascualita, cansada de que no le dejara dormir. Y dos multas que me tiraron por debajo de la puerta por Escándalo nocturno reiterado: Y encima, Andresito grita en sueños: ¡¡¡PROFANACION!!!

jueves, 24 de octubre de 2019

Una cosa menos.

- "Es necesario que tomes una determinación, Pascualita. Vamos a ver ¿te gustan o no te gustan los dragones? Porque no puedo tener al pobre Geoooorge todo el día pendiente de si ve alguno para cogerlo. No le gusta. Le da repelús y además no entiende esa repentina fiebre que cree que me ha entrado a mi con éste tema. Encima está loco porque se firme ya, de una vez por todas, el dichoso Brexit y se irá a su tierra de una vez por todas ¡Y yo no quiero quedarme sin mayordomo inglés porque tengo un estatus económico y farda mucho"

Mientras la abuela le soltaba la parrafada a la sirena, que parecía escucharla atentamente, no dejaba que se le secara la boca con tragos de chinchón. Hasta que la media sardina se cansó, se impulsó con la cola de pez y cayó dentro del vaso donde bebía su amiga del alma. - "¡Loca! Si quieres, pídelo!"

Así acabó la conversación. Se sentaron juntas en la butaca de la salita, frente al televisor, para ver como sacaban un viejo féretro a punto de hacerse trizas.

Esperaron, esperaron, esperaron... hasta que el chinchón hizo su efecto y durmieron a pierna suelta tan ricamente... sin ver nada.

A la hora de comer saqué un bote de judías estofadas que compartimos las tres. Pascualita se apunta a un bombardeo. Fue entonces, durante el telediario, cuando vio lo que le interesaba. "Apaga la tele y brindemos por la Democracia" dijo la antigua proletaria. La sirena no se quedó atrás y trajinó sorbitos de chinchón mientras hacía la señal de OK con sus deditos palmeados.




miércoles, 23 de octubre de 2019

Momias.

Le he hecho una coca rellena de chocolate a la Momia. Está bien, de vez en cuando, hacerle un regalito a la bisabuelastra, que, al fin y al cabo, es la verdadera dueña de la Torre del Paseo Marítimo.

Llevo tanto tiempo sin hacer una coca que no sé si saldará bien. El aspecto es bueno pero... Le sugeriré que primero la prueben lo cubanitos culito-respingones o Geoooorge.

Ha sido muy emotivo ver como se le llenaban los ojos de lágrimas. - ¿Es para mi, nena? - Sí, querida bisabuelastra. - ¡Que detalle tan bonito!... ¿A santo de qué? - Ooooh, por nada. ¿Por qué no haces como Cleopatra? - ¿Tu crees...? ¡Aaaaayyyy, que detalle! ¿Tener un Julio César? - Pues... (no pensé en eso) - ¿O un Marco Antonio? ¡Mejor! Los prefiero jovencitos jejejejejejeje

Me puse roja como la grana. Es muy violento para una bisnietastra escuchar a su bisabuelastra, hablar de sus preferencias sexuales. - Me refería a otra cosa... Cleopatra, por ejemplo, siempre hacía probar la comida a algún esclavo o... - ¡Que gran idea! ¡Me gusta, me gusta! (¡y aplaudía como una niña chica!) ¡¡¡Prueba TU la coca!!!

Di tal respingo que Pascualita, que estaba en plan broche, prendida en la solapa de mi blusa, estuvo a punto de caer de morros contra el suelo. Los ojos de la Momia bizquearon. - Nena... llevas un bicho en la ropa. - ¡No! jajajajajaja Es que tengo que llevar a arreglar el broche.

La abuela me miró con mala cara. La Cotilla, que no sé para qué la habían invitado, se ofreció para llevarlo ella - Y de paso lo tiro a la basura porque ¡mira que es fea esta baratija!

En la mesa del comedor, desde donde se ven unas vistas maravillosas de la bahía de Palma, el mayordomo colocó la coca, que venía sobre una hermosa bandeja de plata, cubierta con un mantelito de encaje veneciano. Cortó el jodío inglés, una porción, y me la sirvió con mucha ceremonia. No me quedó más remedio que probarla esperando no  morir en el intento

- ¡¡¡AAAAGH!!! ¡Está saladaaaaaaaaaa! - La Momia aplaudía encantada. - ¡¡¡Muere, esclava!!! (gritaba fuera de si) - Que representación taaaaaaan bonitaaaaaaa ¡Ay, nena, que bien lo estoy pasando! - Y brindó una y otra vez, con chinchón on the rocks.

Más tarde la abuela dijo: - "¿Prepararás otra representación para la semana que viene?" - ¡NO! Lo de hoy es porque estos días las Momias están de actualidad: Han encontrado treinta en Egipto y una aquí... entonces pensé que la bisabuelastra tenía que celebrarlo... - "Un consejo: a la próxima coca pónle azúcar en lugar de sal, boba de Coria jajajajaja"

martes, 22 de octubre de 2019

¿Mi amiga Pascualita?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Nena ¿te quedan calabazas de aquellas tan gordas que te daban en el colegio? - ¡Oiga! - No disimules. Si teníamos que ir tu abuela y yo, con un carrito para ayudarte a transportarlas jejejejejejeje - ¡¡¡COTILLA!!!

- Ahora me vendrían muy bien para hacer farolillos para la fiesta de Todos los Santos ¡Y cabello de ángel! - ¡Ya está bien! Tampoco suspendí tanto... - Que memoria más corta tienes, boba de Coria ¿No te acuerdas cuando decía tu abuela que no iba a sacar nada provechoso de ti? Cuánta razón tenía. - ¡Pero, bueno! ¿qué le he hecho yo? - De vez en cuando me gusta recordar cosas del pasado... - Ya podría recordar cómo mandaron a mi primer abuelito al otro mundo. - ¡Eso es un golpe bajo y una calumnia!

En ese momento llegó la abuela seguida de Geooorge, cada vez menos europeo y más cejijunto. - "Nena, te traigo más suministro para quién tu sabes" - ¡Ooooooh, noooooo! ¡¡¡Llévate esa porquería de aquí!!! - "Que poco solidaria eres. Además no puedes hacerle un feo a Geoooorge, los ha cogido él" - ¡Claro que puedo!

El mayordomo tenía una cara de asco que no podía con ella. - Mi querer ser solo inglés. No gustar bichos. - ¿De qué habla éste, nena? (preguntó la Cotilla) - ¡Y yo que sé! no entiendo su idioma!

No tenía más remedio de cambiar de tema. - Abuela ¿a qué yo era muy buena estudiante? - Las dos amigas estallaron en risotadas que hicieron temblar los cimientos de la finca. - Me estáis ofendiendo.

Por el rabillo del ojo vi a Pascualita asomada al borde del orinal aristocrático. El jaleo la despistaba hasta que comprobaba que su amiguísima no estaba enfadada. Pero mientras lo averiguaba era peligrosa. Su diminuto cerebro procesaba esas cosas lentamente y podía escapársele algún lanzamiento de agua envenenada y darte en un ojo.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. - Te traigo una multa ecológica - ¿Perdona? - Por meter gorriones en tu casa con la intención de comértelos fritos... - ¡Entraron voluntariamente! - Y esta mañana has comprado ajos... - ¿Quién te ha dado esta información? - ¡Yo! (gritó la Cotilla) Porque no me has invitado.

Justo, en ese momento, un chorrito de agua dio entre los ojos de la vecina que, acto seguido, empezaron a hincharse..., hincharse..., hincharse.... - ¿Qué ha sido eso? (la voz del Municipal ya no era tan firme como hasta entonces). La abuela, tirando de Geoooorge, pasó a nuestro lado como una exhalación - "¡No preguntes y corre antes de que exploten!"

lunes, 21 de octubre de 2019

La Dana... ¡que miedo!




Voy a ver si lo tengo todo preparado y a mano: - katiuscas, paraguas,  chubasquero, barca hinchable, remos... Seguro que me dejo algo.

 Pascualita ya está metida en el termo de los chinos y colgada de mi cuello. La abuela me ha dicho que soy una exagerada. Que los del Tiempo se equivocan más que una escopeta de feria y no sé cuántas cosas más... Ah, sí, que parezco una vieja temerosa ¡¿Vieja yo?! ¿Acaso se ha mirado en el espejo la ricachona centenaria de las narices? Huy la de cosas que le diría si no fuera porque me iba a ganar un pescozón de campeonato.

Tenemos una Dana, como se llama ahora a la clásica Gota Fría, sobre nuestras cabezas y no es agradable la sensación... Me llevaré pan con chocolate. El chinchón que no se me olvide... ¿dos botellas, por si acaso? Mejor tres.

Antes de entrarme la psicosis ésta, comprobé que, de lo que creíamos haber descubierto sobre la vida sexual de Pascualita no hay nada de nada. Pura ansia de dar con la solución. Lo único que hace con los pobres dragones (¡nunca pensé que diría ésto!) es chuparlos hasta dejarlos en puro pellejos vacíos ¡Aaaagh, que asquito!

Le he rogado a la abuela que se lleve a la sirena a su casa y me ha dicho que nones: - "Hay demasiada gente allí: Andresito, la Momia, los cubanitos-culito-respingones, Geoooorge que es un cotillo empedernido como buen mayordomo. Cualquiera de ellos podría descubrirla: - "¿Y eso no queremos que pase, verdad?" - Verdad.

¡Están llamando a los cristales del balcón! ¡Ay! ¿será un ladrón que viene a cantarme una serenata? ¡Que nervios, por Dios! ¿Que hago? ¿Un ladrón cantante? ¿Un tuno despistado? ¡Estoy echa un lío! ¿Quién más puede llamar a los cristales del balcón?... ¿La Cotilla?

Abrí la puerta con mucho cuidado y ¡de repente, una avalancha de gorriones, calados hasta los huesos, abandonaron las ramas del árbol de la calle para cobijarse en mi casa!


domingo, 20 de octubre de 2019

Víspera de Las Vírgenes.

El dichoso dragón-amante ha aparecido sobre la encimera de la cocina cuando iba a prepararme el desayuno. Aaaagh, no lo puedo evitar, se me pone la carne de gallina y he salido por pies.

Me faltaba el aliento cuando he abierto la ventana del comedor para que entrara aire. Reconozco que no estoy para estos trotes a pesar de mi juventud.

Pascualita me miraba, curiosa, desde el borde del orinal aristocrático... Si ella estaba en el comedor ¿cómo había llegado el dragón a la cocina?  La sirena me enseñó los dientes. Tenía hambre. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró a paso de carga. - ¿Has hecho buñuelos, nena? - No. - Pues ésta noche es víspera de las Vírgenes. - ¿Y? - ¿Que les darás a quienes vengan a rondarte ésta noche? - No vendrá nadie... como siempre.

¡Maldito vejestorio! Ya me ha puesto de mal humor recordándome mi poco éxito con los rondadores. Y cambié de tema. - Cotilla ¿por qué no tira a la basura el dragón que hay en la cocina? - ¡Quítalo tú, boba de Coria! - ¡¡¡Por favor, por favor, por favor, por fav...!!! - ¡Vale. Pero es la última vez que lo hago!

Entró muy decidida y al cabo de un momento exclamó. - ¿Qué le ha pasado a éste bicho? Es como si lo hubieran absorbido. Solo queda la carcasa. - Miré al orinal. La sirena había vuelto a la superficie y, en estos momentos, me hacía la señal de OK

Un escalofrío recorrió mi cuerpo serrano. ¿Cuántas maldades había aprendido desde que el mundo es mundo éste pequeño monstruo? con razón el pobre había huído de ella - ¡Ven y lo verás, nena! - ¡No hace falta! - Pero la Cotilla no se da por vencida así como así, y se me acercó llevando en un platito el cuerpo exangüe del dragón. Parecía una pegatina.

A punto del desmayo, tuve que atender el teléfono. - "Desde que descubriste lo del dragón estoy encantadísima. Dentro de un rato Geooorge te traerá tres más dentro de una cajita ¡Que ilusión, nena. Tendremos sirenitas y sirenitos."

Ahora son las doce de la noche y bajo mi balcón hay unos tunos cantándome Clavelitos. Los ha mandado la abuela como regalo por haber descubierto uno de los secretos de Pascualita. En casa no tengo ni buñuelos ni moscatel... No me queda otra que invitarles a subir porque hace hora y media que cantan la misma canción y algunos vecinos ya les han tirado cubos de agua. ..

Menos mal que el chinchón ha funcionado muy bien y los tunos duermen la mona a pierna suelta en los muebles y el suelo de la salita... He tirado un buen chorreón de chinchón al orinal aristocrático y también Pascualita duerme a cola suelta.

sábado, 19 de octubre de 2019

Un misterio menos.

 ¡Aaaaaaaaayyyyyy! se me han puesto los pelos de punta esta mañana cuando me he encontrado, casi, cara a cara con un dragón aferrado a una canal. Del salto que he dado me golpeado la cabeza con el techo.

Al aterrizar pensé que el bicho se habría ido pero no, seguía allí, en la misma e incómoda, postura. Naturalmente, no lo he molestado, faltaría más.

He ido en busca de Pascualita para enseñarle el dragón y con la secreta esperanza de que se lo comiera porque las sirenas comen de todo, sino cómo hubiese podido vivir hasta hoy la medio sardina que tengo en casa. Llevan más tiempo bajo el mar que los mismísimos dinosaurios, que los peces que cambiaron aletas por patas, que la primera cucaracha que corrió por la Tierra. ¡Que la misma Tierra, incluso, porque seres raros como Pascualita tienen que venir del espacio. De aquella primera nebulosa que acabó siendo un planeta... En fin, que me haría un favor inmenso si se comiera al dragón sin estar yo delante, claro.

La puse lo más cerca posible del "atleta" y me fui. - Anda, Pasculita, saca a pasear tu dentadura de tiburón y úsala para una buena causa.

Una hora después volví y ¡estaban intimando! ¿Así que ésta era la pareja ideal de una sirena? ¡Ni sireno ni pepinillos en vinagre! ¡¡¡UN DRAGÓN!!!

Llamé a la abuela: - ¡Tengo buenas noticias! - "¡Por fin estás embarazada! ¡Geoooorge, abre una botella de cava! ¡¡¡Andresito, vamos a ser bisabuelos y tu madre tatarabuela. La nena lo ha conseguido!!! ... ¿Cómo que con quién? ¡Y yo que sé! ¡¡¡Eso no importa, lo que importa es el bisnieto!!!"

- Abuela, abuelaaaa, ¡¡¡ABUELAAAAAAAAAAAAA!!!... Pascualita ha ligado ¡con un dragón! Nunca lo hubiéramos dicho ¿a qué no?...

Un pesado silencio se adueñó del teléfono hasta que una voz cavernosa dijo: "¡¡¡G.I.L.I.P.OY.A.S!!!"

viernes, 18 de octubre de 2019

Tengo una ilusión.

- ¡Pascualita, estoy como niña con zapatos nuevos! - La sirena dormitaba entre dos aguas en el gran orinal aristocrático, cuando la levanté en vilo para contarle algo que había escuchado por ahí. - Quizás se la gran oportunidad de mi vida para que la abuela me regale la Torre del Paseo Marítimo en lugar de dejármela en herencia y luego no pueda pagar yo los impuestos.

La senté en el frutero, sobre la uva moscatel y seguí contando. - Quizás... tal vez... ¿quién sabe?... pudiera darse el caso...  (el rechinar de la pequeña dentadura de tiburón me alertó del mal camino que llevaba si Pascualita se aburría) Bueno, resumiendo, que para las nuevas Elecciones Generales de noviembre, volverán a sortear a las personas que deben estar en las Mesas...  ¿te vas quedando con la copla?

Miré el frutero y Pascualita ¡no estaba! - ¡Eres un culillo de mal asiento! Si no te lo cuento a ti ¿a quién voy a hacerlo? - Busqué entre la fruta y la encontré bajo las naranjas. Estaba muy quieta, sus ojos bizqueaban como cuando está nerviosa pero no me fijé. - ¡¿Qué te cuesta prestarme un poquito de atención, mamarracho?!

Inmediatamente sentí que se me erizaba el pelo de la nuca. Y me volví en redondo. Apoyada en el quicio de la puerta de la cocina estaba la Cotilla. - ¡Madre mía, que cuadro acabo de presenciar! - Sacó el móvil y llamó a la abuela. - Tu nieta necesita una camisa de fuerza o un novio que la riegue ¡Acabo de verla hablar con el frutero!... No, el del mercado, no. ¡El de la mesa de la cocina!

Unos minutos después se oyó el frenazo del rolls royce aparcando en la parada del bus, para variar. - La abuela entró en casa como un elefante en una cacharrería. - "¿Qué pasa aquí?" - Nada... Hablaba conmigo misma... - ¡¡¡CON EL FRUTERO!!! (remarcó la Cotilla)

- "¿De qué hablabas, boba de Coria?" - De que... si salgo elegida para estar en una mesa electoral... un guardia, que no conozco, me traerá un sobre ¡A mi!

Las dos amigas se doblaron por la mitad muertas de risa. - "¡No será una carta de amor, pardala! jajajajajajaja" - Ya, pero... tal vez nos gustemos... - ¡O no! jajajajajajaja - Lloraban a mares de tanto reir. - ¡Veis porque no os cuento nada! (estaba furiosa) - "¿Y si viene Bedulio?" - ¿Por qué? - "¡Porque es guardia!" jajajajajajaja

Ahora les duele la barriga de tanta risa. Justo castigo para estas "listas". Mientras, Pascualita y yo saboreamos unos chinchones on the rock porque aún hace calor.

jueves, 17 de octubre de 2019

La Cotilla y sus negocios.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Nena, ¿quiéres ser mi socia capitalista en un negocio que está en pleno auge? - ¿Capitalista? Lo dice porque soy de capital? - ¡Qué cruz tengo contigo! Necesito que alguien ponga los euros... - A mi no me mire que soy una trabajadora pobre. En cambio usted saca dinero hasta de debajo de las piedras entre los trapicheos y la "limpieza" de los cepillos de las iglesias.  - Este dinero no puedo tocarlo, es un "colchón" para mi futuro. - ¡¿Cuándo empieza para usted su futuro si ya está en la década de los CIEN?! - ¡No seas impertinente!

Como una aparición, la abuela entró en el comedor. - "¿Qué te ha hecho mi nieta, Cotilla?" - Pues... (antes de que pudiera pronunciar la palabra EDAD, salté yo) - ¡Quiere dinero para un negocio y le he dicho que no tengo! - "Siempre tienes el cerebro trabajando al cien por cien. ¿De qué se trata ésta vez?" - Si no vas a invertir no te lo cuento para que no me robes la idea. - "¿Tan buena es?" - Buena  no, mejor. - "¿Y tus ahorros de los trapicheos...?" - Ya se lo he dicho a tu nieta: son un "colchón" para mi Futuro. - "Haces bien. Yo me he echo uno con lo que le siso a Andresito."

- "¿Me vas a dar una pista o no?" - Pues... se trata de... ojos... - "¿Quiéres poner una óptica?" - No... Ojos... de colores atractivos... - "¿Quiéres vender ojos? ¿de cordero? ¿de caballo?... ¿de qué?"

Se me puso la carne de gallina, ay, ay, ay... - ¿No serán de ... persona? - DE, no. Sino PARA.. - "Habla con el señor Li. Tal vez le interese traerlos de China" - ¡¡¡ABUELAAAAAAA!!! - "Serán de plástico, boba de Coria"

Recordé el ojo que me puso Pascualita el otro día al tirarme un buchito de agua envenenada y pensé que, cualquier día, necesitaría un ojo postizo. Y quise saber más cosas del negocio. - ¿Tanto tuerto hay, Cotilla? - De momento, en Barcelona, ya hay tres...

miércoles, 16 de octubre de 2019

Un poco de tranquilidad...



Pascualita y yo necesitamos airearnos un rato. - "!Nena, dejo al marido, la suegra y el mayordomo inglés, a tu cargo!" - La abuela había entrado de sopetón en casa. - ¡No, no, no puede ser, tengo que airearme! - "Otro día lo harás. ¡Hasta luegooooooo!" - ¡¡¡ABUELA!!!

Desapareció como por arte de magia dejando a la familia y sus maletas, en el pasillo. - ¿A dónde ha ido la abuela? - A Madrid (dijo Andresito con acento conformista ) - ¿A qué? - A unirse a la Marcha por las Pensiones ha dicho. Ya sabes que presume de ser una proletaria jejejejejejeje ¡que graciosa es la jodía!. - Andresito siempre se lo perdona todo. - ¡Si estáis forrados! - Dice que así ganará en dignidad. - ¡Y a mi qué! ¡Necesito salir a la calle, respirar su aire contaminado, cruzar entre la marabunta del tráfico. Hablar a gritos. Necesito la vida cotidiana!

- Tu estar como cabra, boba de Coria. - Te dejo a los cubanitos-culito-respingones para bailar hasta que te canses. - Gracias, bisabuelastra pero... no era esa mi idea.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya, está toda la familia! - Toda no, Cotilla. La abuela se ha ido a Madrid. A la Marcha de las Pensiones... - ¡Ya sabía yo que se me olvidaba algo! - Y salió como alma que lleva el diablo, escaleras abajo.

Entonces se me ocurrió mandar a Andresito, su madre y el inglés también a Madrid. - ¡Vuelvo en seguida! - Corrí hasta la tienda de los chinos del señor Li y regresé con banderas de distintas Comunidades autónomas, unas gorrillas con visera y tres mochilas sencillitas y de mediano tamaño.

- ¡Hale, todos a Madrid a luchar por las Pensiones! - Nunca he dormido en una Pensión (protestó la Momia) Tengo entendido que las camas son catres... que, aunque no se qué son, por el nombre no parece que sean muy cómodos. - ¿No te hace ilusión manifestarte por algo digno como tendrían que ser las Pensiones?

Finalmente logré convencerla y ella, a su vez, convenció a su hijo y éste al inglés. Poco después arrancaba el rolls royce camino del aeropuerto.

Al quedar sola con Pascualita y Pepe, me hacía cruces de que todo hubiera salido tan bien. - ¡No me lo puedo creer! ¡Soy convincente!¡Montaré un Partido Político y convenceré a la gente para que me vote. De que soy la candidata más guapa. La que nunca miente jijijijijiji ¡Y no meteré la mano en el cajón jijijijiji. ¡¡¡La única!. ¡La mejor!. ¡La guay del Paraguay! ¡¡¡VIVA YO. VIVA YOOOOOOO!!!
¡¡¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYY!!!

Un buchito de agua envenenada me dio de lleno en un ojo que, inmediatamente, se hinchó, hinchó, hinchó... hasta lograr unas dimensiones escalofriantes. Y mientras yo lloraba, gritaba, moqueaba, corría y saltaba como una posesa, Pascualita volvía a la tranquilidad del orinal aristocrático, donde mis gritos la habían despertado bruscamente... ¡Que poca correa tiene éste bicho inmundo!

lunes, 14 de octubre de 2019

¡Menudo lunes!





He ido  a la playa con Pascualita, yo dispuesta a darme un baño y ella a conformarse con oler el mar.  Menudo lunes a amanecido: con un sol radiante de verano. No podíamos quedarnos en casa.

Por la tarde las nubes negras han podido con el sol, arrinconándolo. Ahora llueve en Palma, lo que es una buena noticia porque llevamos camino de convertirnos en un apéndice mediterráneo del Desierto del Sahára.

La abuela se ha juntado con nosotras. Ha traído bocadillos de delicatessen en una cesta de mimbre de  picnic, con mantelito a cuadros rojos de blanco que Geoooorge se ha encargado de extender sobre la arena a pesar de la vergüenza que me ha hecho pasar.

- "Nena ¿sabemos ya el resultado del Procés?" - Cuando como no hablo de política ni de nada que se le parezca. - "¿No puedes hacer dos cosas a la vez? ¡Ni que fueras un hombre!" - No quiero atragantarme... - "¡Ya!"

- "¿Tú que opinas, Geooorge?" - Lo que madame decir. - ¡Valiente pelota está hecho tu mayordomo! Este tiene bastante con su jaleo del Brexit. - ¡Tu no recordar a mi! - ¡Anda y que te zurzan!

La abuela, que cuando se le mete una cosa en la cabeza no para hasta conseguirla, se acercó a las personas que tomaban el sol a nuestro al rededor preguntándoles sobre la sentencia del Procés. Pero todos estaban en otra onda y se quedó sin saber el resultado. No fue hasta subir al rolls royce y poner la radio cuando nos enteramos que éste lunes iba a ser de todo menos tranquilo.

La cosa se traduce en Sí y No, dependiendo de si eres de lazos amarillos o no. Unos han quedado contentos y otros no. Aunque no creo que hayan sido tan ingenuos como para pensar que sus políticos encarcelados iban a salir libres y limpios de polvo y paja.

Los llamamientos a concentrarse, a tomar estaciones de tren, aeropuerto, carreteras, etc. etc., pacíficamente eso sí, de los líderes independentistas, han sacado a miles de personas a las calles a cumplir las consignas de quienes no recibirán ningún porrazo pero sí que harán bandera de quienes los sufran.

Han sentenciado a muchos años a los cabezas visibles. Ellos se comerán el marrón mientras el exPresident, que proclamó la República más corta de la Historia, digna de entrar en el Libro Guinnes de los Records y huído al día siguiente mientras otros asumían sus responsabilidades, sigue en su auto-exilio belga.

La abuela y yo, incluso Geooorge, pensamos que nos gustaría ver también entre rejas al ex-President Pujol y familia. La, hasta hace pocos años, Familia Real Catalana.... Pero parece que no caerá, de momento, esa breva. Unos han abierto la caja de los truenos en Cataluña que ha hecho, al parecer, irreconciliables a gentes que hasta ese momento no lo eran. Los otros se llenaron los bolsillos y las faltriqueras, robando a manos llenas en nombre de la Madre Superiora de Pujol.

Hemos brindado, con el corazón encogido por si a alguien se le va de las manos la que hay montada en aquella autonomía. - "Vamos, nena, aunque tengamos que acabarnos la botella de chinchón: ¡¡¡PORQUE TRIUNFE EL SENTIDO COMÚN!!! ¡¡¡VIVA EL SENTIDO COMUN!!!

Pascualita pareció entendernos porque hizo la señal de OK con sus deditos palmeados desde el broche que llevaba la abuela en la solapa de la blusa.




domingo, 13 de octubre de 2019

El Verano dice que nones.

Se me ha llenado la casa de mariposas ¡que cosa más bonitaaaaaaa!

Tal vez sea porque el verano no quiere irse y los clichés del tiempo se repiten como el ajo. Normalmente primero hace frío, después llega la Primavera, luego el Verano, el Otoño y vuelta la burra al trigo, llega de nuevo el frío. Pero este año no. El Verano no se quiere ir. Le ha cogido gustito y se aferra como una lapa a pesar de que el Otoño ya lleva un tiempo entre nosotros.

Pascualita, una vez esparcido el cola cao del desayuno por toda la cocina, lo ha lamido como cada día y, en lugar de quedarse satisfecha, está inquieta. Las mariposas vuelan en derredor nuestro. Es algo que la sirena no había visto nunca. Debe ser por el cambio climático, o yo que sé, pero es como si el verano volviera a empezar y otra vez estallan las flores en jardines y macetas y las moscas y mosquitos han vuelto para seguir fastidiando al prójimo.

- ¡Menudo fastidio el de lidiar de nuevo con los insectos voladores! ¡Cómetelos Pascualita y así cambias de menú!

No tuve que repetírselo dos veces. Levantó sus bracitos y se dedicó a coger cuantas mariposillas se le ponían a tiro. Le indiqué por señas, que podía comérselas. Tuvo un pequeño titubeo y acabó probándolas. Puso los ojos en blanco, se estremeció y se las comió.

A partir de ese momento no dejó de comer. ¡Menudo festín se dio! No ha quedado ni una polilla, ni un  mosquito, ni una mosca...

A la hora de la siesta, preparadas la sirena y yo para dormir a pierna suelta sin mosquito que nos pique o mosca que nos moleste, cerramos los ojos y poco después un sonido conocido sonó como una trompeta: ¡¡¡CRIC, CRIC, CRIC...!!! ¡Un puñetero grillo que no se ha enterado de que es hora de invernar, no nos deja dormir!




sábado, 12 de octubre de 2019

¡Ayayayayayayayay!

Esta mañana ha ocurrido algo horrible. Horripilante. Espeluznante... Un hombre ha sido doblemente atacado por un árbol y una farola. Por éste orden.

Pascualita y yo nos habíamos repantingado en el sofá de la salita y a Pepe lo coloqué sobre el respaldo para que no se perdiera detalle del desfile de las Fuerzas Armadas que iban a dar por la tele.

Yo estaba algo mosca después de haber tenido una conversación con la abuela, a la que había llamado para que me corroborara todo lo dicho por la Momia el día anterior sobre las novedades que habían ido saliendo para, hacer más rápido y asequible, tener un bebé en nada de tiempo. - ¿Tú sabías algo de esto? - "Claro. Incluso se alquilan vientres a buen precio y si en lugar de uno,  quieres dos, te hacen descuento" - ¡No me digas! esto es una bicoca. Lo que no entiendo es porque no me habías dicho nada, Ya podrías tener un montón de bisnietos corriendo por la Torre del Paseo Marítimo. - "Solo espero que, el día que de verdad tengas uno, no sea tan tonta como su madre" - Ah pero..¿La conoces?  - "Serás tú, boba de Coria" - Me estás liando, abuela.

Cuando me dijo que de lo dicho por la Momia no hay nada se me ha venido el mundo encima. Por ésto he comprendido al paracaidista que se ha "comido" un árbol y una farola... o más bien se lo han "comido"  ellos a él. No sé.

Pues, como iba diciendo, estaba pendiente de lo que pasaba en el desfile: o sea viendo tios güenos jejejejejejeje que no está mal que nos enseñen esos cuerpos a la hora del aperitivo
Y allá que se tiran unos paracaidistas del avión. Si fueran hijos míos no lo harían ¡con el miedo que
me dan las alturas! ¿Y si se escogorcian?

Uno de ellos, con una gran bandera de España a sus pies, parecía bajar más deprisa ¡que se yo! El caso es que, de repente, un árbol despistado, le ha salido al paso y ¡¡¡PATAPAM!!! Menos mal que no ha sido en el árbol de la calle que está junto a mi casa porque hoy no he barrido el balcón y seguro que viéndolo en toda España, me hubiesen puesto de hoja de perejil

¡¡¡Ayayayayayayayayay!!! (gritaba yo) - Pascualita sacaba la dentadura, no sé con qué propósito. El único que guardaba la compostura era Pepe, debió ser militar en sus tiempos. - ¡¡¡Aaaaaaaayyyyyy!!! ¡¿Quién ha puesto ahí esta farola?! (grité llena de preocupación) - Se escuchó un golpe del caso del piloto contra la farola y ahí se acabó la historia y el piloto se convirtió en leyenda, el árbol y la farola también.

Al pobre hombre no le pasó nada salvo su maltrecho orgullo herido. Y ahí se quedó durante un rato, viendo el desfile a vista de pájaro hasta que trajeron una grúa para bajarlo... Tengo la sensación de haber visto un hecho histórico ¡Jopé, que bien me siento!


viernes, 11 de octubre de 2019

Si lo dice el facebook, va a misa.

La Momia me ha llamado para ver cómo sigue el orinal aristocrático. - Está entero, abuelastra. - ¿Vas a necesitarlo mucho tiempo, nena. - Pues no sé que decirte... Veré si solvento el problema que tengo y te lo devuelvo cuanto antes.

Mientras hablaba con ella oía de fondo el ritmo machacón de una samba. - ¿Estás bailando? - Son mis ejercicios matinales. Deberías probarlo. El meneíto sandunguero te levanta el ánimo y la líbido... - ¡Bisabuelastra! - Sí, nena, si. Más que con mi difunto marido. Te lo digo de verdad. Es más, por mi, ahora  mismo tendría un bebé. Pero como hace ya tanto tiempo que tuve la menopausia... ¿debí tenerla, verdad? no me acuerdo de cómo es el procedimiento porque las cosas han cambiado mucho desde que tuve a Andresito. La vida cambia a pasos agigantados... - Ya, pero... - Por ejemplo, el embarazo es mucho más rápido que antes. ¡Nada de nueve meses de espera interminable! ahora lo encargas por internet y en poco más de una semana ya eres mamá. Lo he leído en el facebook.

Yo alucinaba por un tubo. ¿Será posible que ocurran éstas cosas y yo no me haya enterado? ¡Claro, como siempre estoy rodeada de personas de la cuarta o quinta edad, no estoy al tanto de las noticias frescas.

- En ese caso voy a pedir que me manden un bisnieto para la abuela, a ver si me deja en paz de una vez. - ¡Que ilusión, nena!... ¡¡¡Yo será tataraabuelastra!!! Me encantaaaaaaa. ¡¡¡Chicos, chicos. La Nena tendrá un tataranietastro!!!

Aquello ya fue superior a mi entendimiento y mientras ella celebraba, a gritos, con sus cubanitos-culito-respingones, la buena nueva, colgué el teléfono y me tomé una aspirina con dos copas de chinchón on the rocks.

Llamaron a la puerta. Bedulio, uniformado, venía a cobrar una de las multas que me pusieron los vecinos por alguna pijada. - ¿No puedo pagarla por el banco como todo quisque? - No... ¿Qué es eso tan feo que llevas en la solapa? - ¡¡¡Una foto de tu madre!!!

Que poco sentido del humor tiene éste hombre. Se ha enfadado. Aunque, ahora que la miro detenidamente, hay que ver qué fea es la sirena.

jueves, 10 de octubre de 2019

El marciano.

La medusa gigante que metí en el bidón-acuario de Pascualita, se ha quedado a vivir en él. La sirena no quiere entrar mientras ese bicho de gelatina lo ocupe. He tenido que buscarle otro acomodo que no es otro que el orinal-centenario-de-la-familia-de-Andresito.

No me ha quedado más remedio que pedírselo a la bisabuelastra. - Es para un caso de vida o muerte (le dije mientras ponía mi voz más tristona y convincente y la Momia accedió) - Pero no lo rompas ni lo descascarilles, nena, que es un recuerdo entrañable.

No me quedo tranquila con semejante "marciano" en casa... Quizás podría explotar esa idea: no es una medusa, es un marciano recién llegado de las estrellas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡¡¡Cooooooñeeeeeeee!!! que susto me ha dado este hongo transparente. En mis años mozos el hongo era oscuro... ¿Vas a tomar tacitas del líquido donde flota? - ¿Qué dice?  ¡Menudo asquito! - Oye, pues estuvo muy de moda y lo curaba todo. Lo mismo servía para roto que para un descosido. - Mírelo bien, Cotilla: no es un hongo sino un marciano.

La Cotilla lo estudió durante un rato y después dijo: - Esta cosa tiene de marciano lo que yo de la Esteban. ¡Menudo polvo pegó la tía y buen rendimiento que le sacó. Esto a mi no me ha pasado nunca, nena y, al paso que vas, a ti tampoco.

- ¿Por qué dice que no es un marciano? - ¡Porque son verdes y ésta cosa es azulita! - Lo que le pasa a usted es que es daltónica ¡Pero si es verde como una lechuga! - ¿Sí?... pues tendré que ir a la tienda del señor Li a comprar unas gafas graduadas.

De repente, la medusa sacó un tentáculo larguísimo, como si fuera un dedo artrítico, y le dio un toque a la Cotilla en el pecho. - ¡Madre mía, que griterío! - ¡¡¡Que me muero!!! ¡¡¡El marciano quiere abducirme!!!

Pascualita abandonó el fondo arenoso del orinal aristocrático y se asomó al borde molesta porque la habían despertado bruscamente.

Mientras la Cotilla iba y venía por el comedor, la sirena saltó sobre ella, rabiosa. y mordió repetidas veces el tetamen casi momificado de la centenaria. Los gritos arreciaron y las idas, venidas, los saltos, las carreras, los llantos y crujir de dientes... La cosa se puso peor cuando no me quedó más remedio que arrancar a la sirena de las escasas carnes de la Cotilla.

Ahora está en pleno coma etílico y cuando se despierte, siempre lo  hace, no recordará nada pero no cabrán en si de gozo viendo el poderío de unas tetas que, apenas unas horas antes, eran como dos flácidos pimientos italianos sin gracia ninguna.



miércoles, 9 de octubre de 2019

Negocios con la Cotilla.

La Cotilla ha aumentado su radio de acción. Ahora, además de "limpiar" los cepillos de las iglesias, ha entrado a "trabajar" en los autobuses de línea. - Un día la cogerán y no volverá a ver más la luz del sol. - Que dramática eres, boba de Coria.

La abuela me propuso que, para encontrar al candidato idóneo a padre de su bisnieto,  fuera a todas partes en autobús, en horas punta. - ¿Quiéres que me espachurren? - "¡Esa es la idea! A ver si, entre el sobe de unos y otros, surje la llama propicia ¡y tienes a mi bisnieto de una vez por todas, jodía!"

Pensé en la propuesta de la abuela y no me pareció mala idea. Me fui a la parada y cogí el autobús que iba más lleno. Intentar llegar al centro del mismo fue toda una odisea. Me pasé el rato diciendo.: - Por... favor... Gracias. A ver si... puedo. Gracias...

Al poco de haber conseguido colocarme junto a las ventanas, un frenazo brusco, una curva pronunciada, la guasa del chófer... hicieron que, una y otra vez, se me vinieran encima gente de todos los colores. Más tarde tuve que salir de ese rincón porque entró una chica con un cochecito de bebé y volví a intentar mantener el equilibrio ante el brusco traqueteo.

Alguien me tiró de la manga. Bajo el sobaco de un fulano negro apareció la Cotilla. - Guárdame ésto (me cuchicheó) - ¿Qué es ? - ¡Calla, boba de Coria! - Me pasó varias cosas que metí en mi bolsa.  Siguió con el cuchicheo - Nos vemos en tu casa. Y desapareció entre el gentío.

Sentadas a la mesa de la cocina, delante de un buen plato de fabada de bote, tuvimos unas palabras: - ¡¿Está usted loca?! Me ha pasado objetos robados ¡Podrían haberme linchado! - Toma y calla. - La Cotilla me pasó un sobre con dinero. - ¿Y ésto? - Tu parte del negocio. - ''¡NOOOO, NO QUIERO LIOS... ! ¿Cuánto hay?... Vaya. - Tuve que devolverle el sobre, vacío porque, como es una pobre pensionista, no tiene euros para comprar uno cada vez

A partir de entonces, todos los días cojo varios autobuses repletos de sobones, gente despreocupada y ladrones. Más el chófer... que me gustaría saber quién los enseñan a conducir. Un guasón, seguro.

Pascualita viene conmigo por si tiene que defenderme. La llevo en plan broche y a pesar de lo fea que es, veo por su rictus que le encanta ir en autobús.


martes, 8 de octubre de 2019

Geoooorge es un valiente.

Otras dos medusas enormes han flotado en playas mallorquinas. Esta vez no le he dicho nada al señor Li o Pascualita volverá a quedarse con un palmo de narices. Tal vez Bedulio me ayude... y si no, la Cotilla. aunque primero tengo que contárselo a la abuela.

- Manda a Geooorge. - "¿Y si le pican?" - ¡Qué más da si dentro de poco ya no será europeo! - "¡No me lo recuerdes!. Me quedaré sin un auténtico mayordomo inglés ¿Quién me hará ese delicioso té de las five o clock?" - Para poner un sobrecito en una taza y echarle agua caliente por encima no se necesita saber inglés, abuela. - "Hablar contigo es como hacerlo con la pared, nena. Ese te, servido en tacita de porcelana fina, con rosas pintadas en ella, acompañado de unas ricas tostadas, una crema y, sobre todo, sabiendo que, en ese mismo momento, la súper Reina inglesa está haciendo lo mismo que tú, no tiene precio." - Quién te ha visto y quién te ve ¿Dónde está la proletaria que habitaba en tu cuerpo? - "No te pongas dramática. En el fondo yo siempre he querido tener ésto... Hale, hasta la siega del tocino." (dijo, sacando su tono más arrabalero) - Bueno, ¿mandarás a Geooorge, sí o no?

Un rato después el inglés hizo sonar el claxon del rolls royce bajo mi balcón... Aaaaayyy, es lo más parecido a una serenata que he tenido nunca...

Fuímos de playa en playa hasta dar con la medusa gigante. Al inglés se le pusieron los pelos de punta. - ¿Tú querer que yo coger? - Yo no. Mi abuela. La que te paga. - Mi querer birras. - ¡Oye, que esto no es Magaluf! - Si no birra, no medusa.

Diez cañas de a litro después, Geooorge se arremangó las perneras de los pantalones y entró en el mar con un cubo en la mano. A mi me dio la risa y se la contagié. Y así estábamos, llorando de risa cuando la medusa le dio el primer zurriagazo a la tierna piel del inglés.

Fue todo un espectáculo verlo saltar y correr para evitar los tentáculos e intentar meter al monstruo en el cubo... hasta que lo consiguió. La gente que estaba en la playa  le aplaudió con fervor. Y él no perdió la compostura hasta entrar en el rolls y verse la cara en el espejo. - ¡¡¡AAAAAAAAAAAH!!! ¿Quién ser? (y se señalaba a sí mismo)

Al llegar a casa cogí el cubo con mucho cuidado y subí a vaciarlo en el bidón-acuario. - No subas, Geoooorge. Yo te lo tiraré.

En cuanto la medusa tocó el agua, Pascualita salió flechada y saltó a mi cuello. Retrocedí hasta el balcón y la sirena se soltó para largarse de allí. Cayó en la cabeza del inglés que, en un abrir y cerrar de ojos, quedó pelada a mordiscos. Entonces sí que hubo carreras, gritos, lloros, moqueo... mientras la cabeza se hinchaba, se hinchaba, se hinchaba... y no me quedó más remedio que arrancar de ella a la sirena de un tirón seco... Y como no hay mal que por bien no venga, esa noche un hombre durmió en mi casa... en la antigua habitación de la abuela aunque con la puerta cerrada a cal y canto.


lunes, 7 de octubre de 2019

La medusa.

Me han dicho que han visto una medusa enorme en una playa... ¿No podrían concretar más? Por ejemplo: ¿qué playa? ¿Cómo de grande? ¿De qué color? ¿Nacionalidad? ¿Largura de tentáculos? ¿En qué idiomas pica? ... Huuuy, jajajajajajaja Me he pasado poniendo chinchón en el cola cao del desayuno.

He pensado hablar con la abuela sobre éste tema porque, de momento, no hemos dado con la solución al celo de Pascualita. Todo bicho que le hemos puesto a tiro en su bidón-pecera, le ha gustado... y se los ha merendado.

- Abuela ¿crees que le gustará un bicho gelatinoso? - "No sé... " - Piensa que lo que no tienen en glamour, lo subsanan con unas buenas picaduras que, si te va el sadomasoquismo, te pone a cien. - La abuela lo pensó un rato. Creo que no quería dar a torcer su brazo tan pronto para no reconocer que mi idea era buena. Finalmente, no le quedó más remedio que claudicar. - "Podríamos... probarlo. Encárgate tú de coger la medusa y traerla." - De repente, mi idea me pareció la cosa más tonta que había oído en mi vida.

Esperé a que Bedulio apareciera por mi calle y desde el balcón lo llamé a gritos: - ¡¡¡BEDULIOOO, O BEDULIOOOOOOO!!! - Subió como una flecha. Llegó a mi casa sin aliento, rojo como un tomate y con un enfado de mil demonios. - ¡Te he dicho mil veces que no digas mi nombre a gritos. Ahora tendré que soportar las risas de los vecinos por tu culpa, boba de Coria! - ¿Y cómo quieres que te llame, Luis María Enrique? jajajajaja ¡Sí, queda más pijo! - Simplemente no me llames, jopé.

Naturalmente, con semejante cabreo encima, no quiso ayudarme. Y pensé en el señor Li. Fui a su tienda y le expliqué que me gustaría tener tener una medusa en mi pecera. Abrió los ojos todo lo que pudo, que fue poco y dijo: - Tú sel loca. - Vale, pero ¿me acompaña a coger una?

Encontramos un ejemplar enorme al que no me arrimé. En cambio el chino no lo dudó y con mucha destreza se hizo con el bicho. Lo metió en un cubo que llevábamos y me hizo varias y profundas reverencia a las que tuve que corresponder hasta que mi columna vertebral crujió y me quedé doblada. ¡Y encima me quedé sin medusa! - Tu venil a cenal a casa hoy. Yo hacel medusa a la sal Hummm ¡Liquísima!

Estoy tumbada en el sofá de la salita, con una copa de chinchón en una mano y la sirena en la otra. - Te has quedado sin catar al novio, Pascualita... Bienvenida al club.



domingo, 6 de octubre de 2019

El cumpleaños.

Huuuuy, que bien lo pasé ayeeeer... o eso creo porque tengo una resaca como un piano. Era el cumpleaños de la abuela y quiso celebrarlo por todo lo alto. Cosa rara porque es mentarle los años y pierde el oremus.

Pues ayer se ve que se ha dado cuenta de que los años pasan también para ella y se resignó. Si no es así, no me lo explico. Según me dijo una vez la Cotilla, cuando la abuela era joven sí que celebraba los cumpleaños pero se paró en los veintisiete. Y durante un porrón de años cumplió los mismos. Después, simplemente, no los celebró nunca más.

El abuelito le ha regalado una tablet para que haga sudokus y se lo ha tirado a la cabeza. - "Aún no estoy para ésto, atontao" - Así que no le ha quedado otra que correr a la joyería de toda la vida y comprarle una joya carísima y moderna.

Yo he salido al paso con una botella, sin empezar, de chinchón. Ha torcido el gesto pero no le ha echo ascos al regalo. Se ha servido una copa generosa y después ha dicho: - "Estoy esperando tu regalo" - Pero... pero... - "¡Ni pero, ni pera!" - Así que no me ha quedado otra que correr hasta la Plaza Mayor y comprarle un bolso de Dulce Gabana a uno de los negros que hacen allí el top manta, ¡Jopé con la abuela!

La Cotilla le ha traído un árbol de Navidad de la tienda de los chinos del señor Li. Y ha razonado así su regalo. - Estoy harta de ver como, todos los años, metes en tu casa un abeto natural ¡Que cosa más sosa, hija! Una Navidad como dios manda, sin árbol de plástico ni es Navidad ni es ná.

La Momia se ha emocionado. - ¡Por fin tendremos una Navidad proletaria, que ilusión!

Yo esperaba, espectante, a que Geoooorge sacara la tarta con sus correspondientes velita y la broma salió de mi boca sin darme cuenta. - Yo llamaría a los bomberos... - "¿Por...?" - Con tantas velas encendidas podrías provocar un incendio al soplarlas... - ¡¡¡PATAPAM!!!

¡Madre mía que pescozón me dio! Aún me dura la doble visión que me provocó.

El caso es que la tarta, llena de floripondios de azúcar ingleses, llevaba ¡dos velas!: un 2 y un 7. - "¿Pasa algo?" (preguntó, desafiante, ante nuestra mirada pasmada) - La única que reaccionó fue Pascualita que, en plan broche del escote de la abuela, hizo la señal de OK con sus deditos palmeados y se lanzó de cabeza dentro de la tarta.

viernes, 4 de octubre de 2019

Buñuelos.

Por las calles de Palma se extiende el aroma de los buñuelos que anuncian la próxima fiesta de Las Vírgenes, Ses Verges.

Ya llevo días comiéndolos a todas horas. Voy a fundir mi escaso sueldo en ellos y no podré pagar los gastos de casa pero valdrá la pena porque hasta el octubre próximo no venderán más.

Le he dado a probar uno a Pascualita. Me lo ha quitado de las manos y se ha sumergido con él escondiéndose entre las algas. Parece que no le ha gustado porque ha subido a la superficie como un misil y me lo ha tirado a la cara. He tratado de razonar con ella: - No se mojan en agua, pardala, sino en chocolate o con moscatel. - Creo que no me ha oído.

Una de las veces que he ido a comprarlos, he pasado delante de la tienda de los chinos del señor Li. - ¿Que lleval ahí? (me ha preguntado) - Buñuelos. - ¡Oh, sel tel.lible! ¿Y qué hacel con ellos? - ¡Comérmelos!

De repente ha perdido el color y ha caído redondo al suelo. - ¡Aaaaaaaagh! (gritaba) - De la tienda han salido chinos a punta pala y yo, disimuladamente, he salido por pies.  Una horita después ha llamado a mi puerta un Bedulio con cara descompuesta.  - ¡Siempre me toca a mi bailar con la más fea! (rezongaba por lo bajo) - ¿Fea yo? ¡Pues no bailo, hala!

Puso los ojos en blanco y sin dejar de sujetar la puerta del ascensor, que mantenía abierta, me preguntó a bocajarro. - ¿Te los vas... a comer? - ¿A qué te refieres? - A lo que llevas en la... bolsa (le dio una arcada) - A éstas horas, con chinchón. ¿Quiéres? - (Otra arcada. Esta vez más fuerte) - Oye, si estás enfermo, ya te estás largando.

- Tengo que cumplir con mi... deber. - Me apartó de golpe y corrió al cuarto de baño donde echó la primera papilla.

Cuando salió, la Cotilla ya había llegado y hacíamos un mano a mano con los buñuelos y la bebida. Bedulio, sudoroso, se acercó a la salita y al vernos masticar corrió, de nuevo, al baño.

- ¿Qué le pasa? - Se habrá contagiado del señor Li. Páseme el chinchón on the rocks. - Humm, estos buñuelos están de muerte (la Cotilla se relamió de gusto) - Bedulio se asomó de nuevo para decir que se iba. - Te invitaría a buñuelos pero como estás pachucho nos los comeremos nosotras.

El Municipal se enderezó. - ¿Buñuelos?... ¿Son buñuelos? - Sí, hijo, pero si quiéres uno tendrás que cantarme Clavelitos jajajajajaja (dije yo, risueña y esperanzada de que un hombre me diera, por fin, una serenata) -  El chino entendió huesos... y yo deducí que eran los de tu primer abuelito... (y corrió de nuevo al cuarto de baño a terminar la faena) - ¡Que cruz tenemos contigo, Bedulio! jajajajajaja (gritamos a dúo la Cotilla y yo)

jueves, 3 de octubre de 2019

¡Que jodía!

Me llevado el susto de mi vida... uno de ellos por lo menos, cuando ésta madrugada, cuando aún no habían puesto las calles, algo helado y húmedo se ha puesto sobre mi cara.

Cualquiera podría hacerse una idea del berrido que he pegado... Pues, no. ¡Nadie puede imaginarse el sobresalto, el pánico, el asco, el terror que he sentido. Toda mi piel erizada, los pelillos bailando el rap más frenético. Grité y grité hasta quedarme afónica... ¿o fue hasta que los vecinos aporrearon la puerta al grito de: ¡¡¡QUEREMOS DORMIR, BOBA DE CORIA!!!?

¿Acaso era el ánima en pena de mi primer abuelito y que, por estar todo oscuro, había aterrizado en mi cara en lugar de sobre el cantarano, por ejemplo?

Busqué la perilla de la luz de la mesita sin hacer movimientos extraños. Como nunca he tratado a un alma en pena, aunque se lo haya hecho creer mil veces a Bedulio, no me fio de su reacción. De repente "aquella cosa" resbaló por mi cara hasta caer sobre la almohada.

De un salto me puse en pie, encendí la luz y... ¡volví a gritar como una alucinada! Y es que la lamparita iluminaba, desde abajo, la cabeza jivarizada y rezurcida de ¡Pepe! ¿Cómo había llegado hasta aquí? Hacía muchos años que los de la tribu enemiga se comieron sus piernas y el resto del cuerpo... ¿Acaso volaba con las orejas?

Hubo un nuevo aporreamiento de la puerta de la calle: - ¡Abre a la autoridad municipal! (dijo la voz de Bedulio)

Busqué a mi primer abuelito pero no estaba, en su lugar, encontré a Pascualita amenazándome con la dentadura de tiburón.

No entendía nada. A no ser que esté soñando (pensé) ¡Eso es! Menuda pesadilla... Pero el jaleo de la escalera sonaba muy real. Decidí ir a abrir y romper así el sortilegio. Y entonces, muy cerca de mi, una voz dijo: Nooooo. Noooooo... - ¿Pascualita? ¿Pepe? ¿Habláis?

Entonces se abrieron, de par en par, las puertas del armario empotrado y apareció la abuela llorando de risa. - ¿Has oído, abuela? ¡Estos dos hablan! - "¡No eres más tonta porque no te entrenas!"


miércoles, 2 de octubre de 2019

Despejando la casa.

La Cotilla llegó a casa con un batallón de jubilados para cargar un porrón de latas de sardinas. Y mientras iban llenando los carritos de la compra. me dijo: - He oído que tu abuela ha traído todas estas latas para homenajear a... ¿Pascual? ¡dime que no es verdad! 

- ¿Quién se lo ha dicho? - Se dice el pecado pero no el pecador, boba de Coria. ¡Confiesa! - No sé nada. ¿Se van a llevar las latas o llamo a otros jubilados?

Mientras el ascensor subía y bajaba trasegando sardinas en aceite, los vecinos protestaban por el acaparamiento del mismo.

Por fin acabó todo y pude sentarme un ratito delante de la tele para dar una cabezadita... o dos.

Sonó el timbre de la puerta. En el rellano esperaban seis o siete municipales, con Bedulio a la cabeza, con mochilas. - Buenas... venimos a despejar un poco la casa. - Los mandé al balcón: - Todas las que están en el árbol os las podéis llevar. - Esas se las dejaremos a los bomberos. - Al entrar en el comedor Bedulio gritó: ¡Me pido las que están en remojo en ese bidón! - ¡Nooooo! (grité) Pero no llegué a tiempo.

Para no mojarse el uniforme, se quitó la parte de arriba y empezó a sacar latas y más latas. Vi a Pascualita agazapada entre las algas. La pobre casi muere de éxito cuando la abuela la dejó sin espacio para moverse libremente en su casa acuática. Y ahora se mantenía espectante.

Al coger la última lata, que taponaba la entrada al barco hundido, Pascualita reaccionó como lo que es: una fiera corrupia antidiluviana que, enfurecida por lo que le habían hecho, mordió la única mano que tenía a su alcance: la de Bedulio.

Aquello se transformó en un girigay: lo municipales sacaron las porras dispuestos a defender a su compañero de lo que fuera que le causaba tanto dolor, tanto grito, tanto moqueo, tantas lágrimas, carreras, saltos mortales y, sobre todo, una mano tan hinchada que amenzaba con salir volando como un globo aerostático.

Yo corría tras él. Tenía que coger a la sirena antes de que nadie la viera. Lo conseguí después de dar dos vueltas a la mesa del comedor. Agarré a Pascualita y de un tirón seco, la arranqué, a ella y al trocito de Bedulio al que estaba agarrada con su dentadura de tiburón.

La sirena desapareció en mi bolsillo. Bedulio bramaba como un toro de lidia machacado y los compañeros sacaron los móviles para grabar la escena, y sobre todo la monstruosa mano, porque, de otra manera, nadie les creería cuando lo contaran.

martes, 1 de octubre de 2019

Puñetera nostalgia.

La abuela, cuando quiere, es muy detallista... menos conmigo. Y hoy lo ha sido con su queridísima Pascualita.

Aprovechando que yo había salido a comprar una lata de fabada, se ha colado en casa con Geooorge, cargado hasta las cejas de latas de sardinas en aceite. Habrá vaciado un almacén entero. Después, el mayordomo ha tenido que colocarlas por toda la casa e, incluso, colgarlas del árbol de la calle, los cables de la luz que pasan cerca del balcón, el balcón mismo, en las ramas de las plantas de las macetas, en el tendedero, en las persianas, en la ventana de la salita y la del comedor, en las lámparas del techo, en los apliques, incluso sobre el televisor, la tabla de la plancha, el grifo del fregadero, dentro del bidón-acuario... Por todo, vamos.

¿Y eso por qué? En recuerdo del lugar donde la sirena llegó a nosotras. El corazoncito de la abuela se llenó de nostalgia y no se le ocurrió otra cosa para curársela.

En cuanto pude entrar en casa supe que no me habían robado pero sí jorobado - ¡¡¡¿Para qué quiero tantas sardinas?!!! - grité desesperada. Además, de haberlo sabido, me hubiese ahorrado unos euros no comprando el bote de fabada. Total, si tengo que comer de lata ¿qué más dan sardinas o judías?

A mis gritos aparecieron los vecinos dispuestos a ponerme como hoja de perejil pero mis palabras los dejaron sin argumentos: - Lleváos todas las que queráis. - Ahí pude comprobar la avidez humana ante la palabra GRATIS. En un momento el recibidor quedó vacío.

Otra que me libró de muchas latas fue la Cotilla. Los ojos le hacían chirivitas. - ¡Esta noche me forro!

A media tarde vino Bedulio. - ¡Me vienes como anillo al dedo! Ahora mismo te lleno una cesta de latas y las repartes entre tus compañeros y... - Para el carro. Traigo una denuncia por escandalera. - ¿Quién la ha puesto? - Tus vecinos, hará media hora.

No podía ser. Estaban contentos conmigo por el regalo que les había hecho. - Dicen que las latas colgadas, con el viento, chocan entre sí y no pueden escuchar las sabias palabras de la Esteban. Por otra parte no puedes utilizar un árbol municipal para convertirlo, a pesar de los calores, en árbol navideño con regalos y todo. ¡Hay que pedir permiso, boba de Coria!... Bueno, qué ¿pagas ahora la multa o dentro de unos días, con recargo?

Llamé a la abuela. - Geoooorge ¿está mi...? - Madame no estar jijijijijiji ¿Ser buenas sardinas? jijijijiji - Y el jodío inglés colgó.