domingo, 13 de octubre de 2019

El Verano dice que nones.

Se me ha llenado la casa de mariposas ¡que cosa más bonitaaaaaaa!

Tal vez sea porque el verano no quiere irse y los clichés del tiempo se repiten como el ajo. Normalmente primero hace frío, después llega la Primavera, luego el Verano, el Otoño y vuelta la burra al trigo, llega de nuevo el frío. Pero este año no. El Verano no se quiere ir. Le ha cogido gustito y se aferra como una lapa a pesar de que el Otoño ya lleva un tiempo entre nosotros.

Pascualita, una vez esparcido el cola cao del desayuno por toda la cocina, lo ha lamido como cada día y, en lugar de quedarse satisfecha, está inquieta. Las mariposas vuelan en derredor nuestro. Es algo que la sirena no había visto nunca. Debe ser por el cambio climático, o yo que sé, pero es como si el verano volviera a empezar y otra vez estallan las flores en jardines y macetas y las moscas y mosquitos han vuelto para seguir fastidiando al prójimo.

- ¡Menudo fastidio el de lidiar de nuevo con los insectos voladores! ¡Cómetelos Pascualita y así cambias de menú!

No tuve que repetírselo dos veces. Levantó sus bracitos y se dedicó a coger cuantas mariposillas se le ponían a tiro. Le indiqué por señas, que podía comérselas. Tuvo un pequeño titubeo y acabó probándolas. Puso los ojos en blanco, se estremeció y se las comió.

A partir de ese momento no dejó de comer. ¡Menudo festín se dio! No ha quedado ni una polilla, ni un  mosquito, ni una mosca...

A la hora de la siesta, preparadas la sirena y yo para dormir a pierna suelta sin mosquito que nos pique o mosca que nos moleste, cerramos los ojos y poco después un sonido conocido sonó como una trompeta: ¡¡¡CRIC, CRIC, CRIC...!!! ¡Un puñetero grillo que no se ha enterado de que es hora de invernar, no nos deja dormir!




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