miércoles, 16 de octubre de 2019

Un poco de tranquilidad...



Pascualita y yo necesitamos airearnos un rato. - "!Nena, dejo al marido, la suegra y el mayordomo inglés, a tu cargo!" - La abuela había entrado de sopetón en casa. - ¡No, no, no puede ser, tengo que airearme! - "Otro día lo harás. ¡Hasta luegooooooo!" - ¡¡¡ABUELA!!!

Desapareció como por arte de magia dejando a la familia y sus maletas, en el pasillo. - ¿A dónde ha ido la abuela? - A Madrid (dijo Andresito con acento conformista ) - ¿A qué? - A unirse a la Marcha por las Pensiones ha dicho. Ya sabes que presume de ser una proletaria jejejejejejeje ¡que graciosa es la jodía!. - Andresito siempre se lo perdona todo. - ¡Si estáis forrados! - Dice que así ganará en dignidad. - ¡Y a mi qué! ¡Necesito salir a la calle, respirar su aire contaminado, cruzar entre la marabunta del tráfico. Hablar a gritos. Necesito la vida cotidiana!

- Tu estar como cabra, boba de Coria. - Te dejo a los cubanitos-culito-respingones para bailar hasta que te canses. - Gracias, bisabuelastra pero... no era esa mi idea.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya, está toda la familia! - Toda no, Cotilla. La abuela se ha ido a Madrid. A la Marcha de las Pensiones... - ¡Ya sabía yo que se me olvidaba algo! - Y salió como alma que lleva el diablo, escaleras abajo.

Entonces se me ocurrió mandar a Andresito, su madre y el inglés también a Madrid. - ¡Vuelvo en seguida! - Corrí hasta la tienda de los chinos del señor Li y regresé con banderas de distintas Comunidades autónomas, unas gorrillas con visera y tres mochilas sencillitas y de mediano tamaño.

- ¡Hale, todos a Madrid a luchar por las Pensiones! - Nunca he dormido en una Pensión (protestó la Momia) Tengo entendido que las camas son catres... que, aunque no se qué son, por el nombre no parece que sean muy cómodos. - ¿No te hace ilusión manifestarte por algo digno como tendrían que ser las Pensiones?

Finalmente logré convencerla y ella, a su vez, convenció a su hijo y éste al inglés. Poco después arrancaba el rolls royce camino del aeropuerto.

Al quedar sola con Pascualita y Pepe, me hacía cruces de que todo hubiera salido tan bien. - ¡No me lo puedo creer! ¡Soy convincente!¡Montaré un Partido Político y convenceré a la gente para que me vote. De que soy la candidata más guapa. La que nunca miente jijijijijiji ¡Y no meteré la mano en el cajón jijijijiji. ¡¡¡La única!. ¡La mejor!. ¡La guay del Paraguay! ¡¡¡VIVA YO. VIVA YOOOOOOO!!!
¡¡¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYY!!!

Un buchito de agua envenenada me dio de lleno en un ojo que, inmediatamente, se hinchó, hinchó, hinchó... hasta lograr unas dimensiones escalofriantes. Y mientras yo lloraba, gritaba, moqueaba, corría y saltaba como una posesa, Pascualita volvía a la tranquilidad del orinal aristocrático, donde mis gritos la habían despertado bruscamente... ¡Que poca correa tiene éste bicho inmundo!

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