lunes, 7 de octubre de 2019

La medusa.

Me han dicho que han visto una medusa enorme en una playa... ¿No podrían concretar más? Por ejemplo: ¿qué playa? ¿Cómo de grande? ¿De qué color? ¿Nacionalidad? ¿Largura de tentáculos? ¿En qué idiomas pica? ... Huuuy, jajajajajajaja Me he pasado poniendo chinchón en el cola cao del desayuno.

He pensado hablar con la abuela sobre éste tema porque, de momento, no hemos dado con la solución al celo de Pascualita. Todo bicho que le hemos puesto a tiro en su bidón-pecera, le ha gustado... y se los ha merendado.

- Abuela ¿crees que le gustará un bicho gelatinoso? - "No sé... " - Piensa que lo que no tienen en glamour, lo subsanan con unas buenas picaduras que, si te va el sadomasoquismo, te pone a cien. - La abuela lo pensó un rato. Creo que no quería dar a torcer su brazo tan pronto para no reconocer que mi idea era buena. Finalmente, no le quedó más remedio que claudicar. - "Podríamos... probarlo. Encárgate tú de coger la medusa y traerla." - De repente, mi idea me pareció la cosa más tonta que había oído en mi vida.

Esperé a que Bedulio apareciera por mi calle y desde el balcón lo llamé a gritos: - ¡¡¡BEDULIOOO, O BEDULIOOOOOOO!!! - Subió como una flecha. Llegó a mi casa sin aliento, rojo como un tomate y con un enfado de mil demonios. - ¡Te he dicho mil veces que no digas mi nombre a gritos. Ahora tendré que soportar las risas de los vecinos por tu culpa, boba de Coria! - ¿Y cómo quieres que te llame, Luis María Enrique? jajajajaja ¡Sí, queda más pijo! - Simplemente no me llames, jopé.

Naturalmente, con semejante cabreo encima, no quiso ayudarme. Y pensé en el señor Li. Fui a su tienda y le expliqué que me gustaría tener tener una medusa en mi pecera. Abrió los ojos todo lo que pudo, que fue poco y dijo: - Tú sel loca. - Vale, pero ¿me acompaña a coger una?

Encontramos un ejemplar enorme al que no me arrimé. En cambio el chino no lo dudó y con mucha destreza se hizo con el bicho. Lo metió en un cubo que llevábamos y me hizo varias y profundas reverencia a las que tuve que corresponder hasta que mi columna vertebral crujió y me quedé doblada. ¡Y encima me quedé sin medusa! - Tu venil a cenal a casa hoy. Yo hacel medusa a la sal Hummm ¡Liquísima!

Estoy tumbada en el sofá de la salita, con una copa de chinchón en una mano y la sirena en la otra. - Te has quedado sin catar al novio, Pascualita... Bienvenida al club.



No hay comentarios:

Publicar un comentario