martes, 22 de octubre de 2019

¿Mi amiga Pascualita?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Nena ¿te quedan calabazas de aquellas tan gordas que te daban en el colegio? - ¡Oiga! - No disimules. Si teníamos que ir tu abuela y yo, con un carrito para ayudarte a transportarlas jejejejejejeje - ¡¡¡COTILLA!!!

- Ahora me vendrían muy bien para hacer farolillos para la fiesta de Todos los Santos ¡Y cabello de ángel! - ¡Ya está bien! Tampoco suspendí tanto... - Que memoria más corta tienes, boba de Coria ¿No te acuerdas cuando decía tu abuela que no iba a sacar nada provechoso de ti? Cuánta razón tenía. - ¡Pero, bueno! ¿qué le he hecho yo? - De vez en cuando me gusta recordar cosas del pasado... - Ya podría recordar cómo mandaron a mi primer abuelito al otro mundo. - ¡Eso es un golpe bajo y una calumnia!

En ese momento llegó la abuela seguida de Geooorge, cada vez menos europeo y más cejijunto. - "Nena, te traigo más suministro para quién tu sabes" - ¡Ooooooh, noooooo! ¡¡¡Llévate esa porquería de aquí!!! - "Que poco solidaria eres. Además no puedes hacerle un feo a Geoooorge, los ha cogido él" - ¡Claro que puedo!

El mayordomo tenía una cara de asco que no podía con ella. - Mi querer ser solo inglés. No gustar bichos. - ¿De qué habla éste, nena? (preguntó la Cotilla) - ¡Y yo que sé! no entiendo su idioma!

No tenía más remedio de cambiar de tema. - Abuela ¿a qué yo era muy buena estudiante? - Las dos amigas estallaron en risotadas que hicieron temblar los cimientos de la finca. - Me estáis ofendiendo.

Por el rabillo del ojo vi a Pascualita asomada al borde del orinal aristocrático. El jaleo la despistaba hasta que comprobaba que su amiguísima no estaba enfadada. Pero mientras lo averiguaba era peligrosa. Su diminuto cerebro procesaba esas cosas lentamente y podía escapársele algún lanzamiento de agua envenenada y darte en un ojo.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. - Te traigo una multa ecológica - ¿Perdona? - Por meter gorriones en tu casa con la intención de comértelos fritos... - ¡Entraron voluntariamente! - Y esta mañana has comprado ajos... - ¿Quién te ha dado esta información? - ¡Yo! (gritó la Cotilla) Porque no me has invitado.

Justo, en ese momento, un chorrito de agua dio entre los ojos de la vecina que, acto seguido, empezaron a hincharse..., hincharse..., hincharse.... - ¿Qué ha sido eso? (la voz del Municipal ya no era tan firme como hasta entonces). La abuela, tirando de Geoooorge, pasó a nuestro lado como una exhalación - "¡No preguntes y corre antes de que exploten!"

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