martes, 1 de octubre de 2019

Puñetera nostalgia.

La abuela, cuando quiere, es muy detallista... menos conmigo. Y hoy lo ha sido con su queridísima Pascualita.

Aprovechando que yo había salido a comprar una lata de fabada, se ha colado en casa con Geooorge, cargado hasta las cejas de latas de sardinas en aceite. Habrá vaciado un almacén entero. Después, el mayordomo ha tenido que colocarlas por toda la casa e, incluso, colgarlas del árbol de la calle, los cables de la luz que pasan cerca del balcón, el balcón mismo, en las ramas de las plantas de las macetas, en el tendedero, en las persianas, en la ventana de la salita y la del comedor, en las lámparas del techo, en los apliques, incluso sobre el televisor, la tabla de la plancha, el grifo del fregadero, dentro del bidón-acuario... Por todo, vamos.

¿Y eso por qué? En recuerdo del lugar donde la sirena llegó a nosotras. El corazoncito de la abuela se llenó de nostalgia y no se le ocurrió otra cosa para curársela.

En cuanto pude entrar en casa supe que no me habían robado pero sí jorobado - ¡¡¡¿Para qué quiero tantas sardinas?!!! - grité desesperada. Además, de haberlo sabido, me hubiese ahorrado unos euros no comprando el bote de fabada. Total, si tengo que comer de lata ¿qué más dan sardinas o judías?

A mis gritos aparecieron los vecinos dispuestos a ponerme como hoja de perejil pero mis palabras los dejaron sin argumentos: - Lleváos todas las que queráis. - Ahí pude comprobar la avidez humana ante la palabra GRATIS. En un momento el recibidor quedó vacío.

Otra que me libró de muchas latas fue la Cotilla. Los ojos le hacían chirivitas. - ¡Esta noche me forro!

A media tarde vino Bedulio. - ¡Me vienes como anillo al dedo! Ahora mismo te lleno una cesta de latas y las repartes entre tus compañeros y... - Para el carro. Traigo una denuncia por escandalera. - ¿Quién la ha puesto? - Tus vecinos, hará media hora.

No podía ser. Estaban contentos conmigo por el regalo que les había hecho. - Dicen que las latas colgadas, con el viento, chocan entre sí y no pueden escuchar las sabias palabras de la Esteban. Por otra parte no puedes utilizar un árbol municipal para convertirlo, a pesar de los calores, en árbol navideño con regalos y todo. ¡Hay que pedir permiso, boba de Coria!... Bueno, qué ¿pagas ahora la multa o dentro de unos días, con recargo?

Llamé a la abuela. - Geoooorge ¿está mi...? - Madame no estar jijijijijiji ¿Ser buenas sardinas? jijijijiji - Y el jodío inglés colgó.


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