domingo, 29 de septiembre de 2019

¡Ocho años ya!

De buena mañana han llamado a la puerta y al abrir, un batallón de personas que esperaba en el descandillo de la escalera, ha entrado arrollándome. Un minuto después se habían ido.

Atolondrada, sin saber qué había pasado ni a qué había venido esta rápida invasión de la propiedad privada, fui hasta la cocina a por un chinchón para espabilarme, pero no pude llegar porque el comedor estaba repleto de ramos de flores, los mismos que llevaban los visitantes al entrar en casa.

El suelo, las sillas, la mesa, el parador y, sobretodo, el bidón-acuario, estaban atestados.Sonó el teléfono. Era la abuela: _ "¡Pásame a Pascualita, boba de Coria!" - No es tan fácil. Esto parece una selva tropical. Deben ser de un admirador pero no traen tarjeta... - "¡Estaba segura que no te acordarías! Es el cumpleaños de la sirena" - Ah... ¿tu has mandado éste jardín? - "Si, para mi chiquitina bonita" - ¿Quién es esa? - "¡Tu no, por supuesto!" - Te habrás gastado un dineral, a flor por año... si, como calculo, nació antes de que los egipcios inventaran los jeroglíficos... - "¡Cumple ocho añitos! Que son los que lleva con nosotras..." - Se la notaba emocionada... Incluso se le escaparon unas lagrimitas.

- Los mismos años que llevo sin comer un bocadillo de sardinas. Desde que levantara los bracitos cuando fui a ensartarla con el tenedor en la lata de sardinas en aceite ¡Que asco me dio, con aquellos bracitos blanco-verdoso-ahogado! - "Eres muy escrupulosa" (había retintín en su voz)

- Y ahora ¿cómo entro en la cocina? - Antes de colgar, la abuela me anunció que, en breve, partirían con el rolls royce hacia mi casa con el abuelito - "Guarda las flores para que no nos haga preguntas indiscretas? - ¡¡¡¿DONDE?!!! (le grité en el momento que colgó)

Ahora tengo el árbol de la calle, el balcón, y las ventanas, atestadas de ramos, cintas y flores. Hasta los gorriones se quejan, ruidosamente, viendo perturbada su intimidad.

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