domingo, 1 de septiembre de 2019

Septiembre.

- Pascualita, es día primero de septiembre... y me siento acongojada... Esto se acaba. El verano ha sacado el pañuelo y empieza a despedirse... ¡snif!... Las playas quedarán vacías... Llegará el fresco. (la sirena me miró y adiviné su pesamiento: "está tía no es más tonta porque no se entrena")

- Dentro de poco la arena de las playas estará fría. El agua también. Y se convertirán en páramos solitarios ¡donde se podrá poner la toalla del derecho, del revés y al biés,. Tooooooodo el sitio para mi ¡Aleluya. Aleluuuuuuyaaaaaaaaaa!

- Estoy emocionada. Que bonito pisar arenas vírgenes (o casi) de colillas, restos metálicos de velitas, bolsas de plástico, anillas de latas de cerveza, etc. etc. etc. ¡Anda y que os den, guarros! ¡¡¡Viva septiembreeeeeee!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿es tu cumpleaños, boba de Coria? - ¿Eh? ¡Que susto, Cotilla! ¿No sabe llamar a la puerta?  - No me cuentes tu vida que es muy triste y yo tengo cosas que hacer. Por ejemplo, poner velas nuevas en el altar de los Amigos de lo Ajeno. - ¿Ya viene de "limpiar" los cepillos de las iglesias y las velas que le pillan más a mano? - No me gusta el tono que empleas... Por cierto, creo que tendré que ampliar el altar según vaya el nuevo Juicio contra la Gürtel... porque, seguramente, de entre tanto personal acusado, saldrá algún súper lider, como pasó con mi gurú, Luis Bárcenas, entre otros.

- Monte el altar en su piso, Cotilla. Si se quema no me importa pero el mío sí. - No puedo correr riesgos con el mío, ¿no ves que soy una pobre jubilada que, a duras penas, llego a fin de mes? Anda, vamos a celebrar que estamos vivas dándole unos cuantos tientos a la botella de chinchón... Por cierto, a ver si compras más... - Aquí la que más bebe es usted... - Pero la casa es tuya ¿no? Pues blanco y en botella, pichurri.

- Además de por la vida, brindaré por la tía Mica. Dicen que se fue, pero yo la siento siempre a mi lado ¡¡¡CHINCHÍN!!!

Mojé el dedo en mi copa y la sirena lo chupó, luego, mientras nosotras tragábamos el licor, ella hizo, con sus deditos palmeados, la señal de OK.

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