jueves, 26 de septiembre de 2019

Dichoso MAS.

El abuelito ha entrado de cabeza en una depresión de caballo. Ultimamente está muy sensible. Ya le he dicho a la abuela que vaya eligiendo la foto que más le guste para poner en la Pared de los Finados de El Funeral porque, al paso que va, nos dirá hasta luego Lucas más pronto que tarde.

El berrinche actúal es debido a que no se le ocurrió a él ponerle el nombre MAS Yenca a su proyecto político. Ha tenido que ser un jovencito de los madriles el "creador" y por eso se lo llevan los demonios.

Se ha presentado en casa con cara larga, ojos tristones y arrastrando los pies. Solo ha faltado que Geoooorge le llevara en brazos. - Ay, nena, que pruebas más dolorosas me manda la vida... Con la ilusión que me hacía tener mi partidito político, presentarme a las elecciones como cabeza del mismo y codearme con los primeros espadas de la política nacional, pero... ay, no se me ocurrió la puñetera palabra MAS...

- No des nada por perdido, abuelito. Como dicen los taurinos, hasta el rabo todo es toro. Quizás te beneficie el no tener esa palabra tan de moda ahora. Así serás MAS auténtico, MAS creíble, darás MAS confianza... - ¡¿Lo ves, tú también la usas?! - ¿Ah, sí?

Me lo llevé a la salita y seguimos la charla entre copa y copa de chinchón mientras, en el comedor, Pascualita jugaba al despiste con Geoooorge que se había sentado a deshojar la margarita del Brexit: me gusta, no me gusta..., tirándole buchitos de agua envenenada a la cara. El pobre inglés no sabía qué estaba pasando porque la puñetera sirena se escondía rápidamente, entre las algas del bidón-acuario.

Antes de que Andresito cayera en un amago de coma etílico, ya estaba convencido de lograr todos los votos de sus familiares, amigos y conocidos por parte suya y de su madre la Momia. El hueso duro de roer estaba en la parte de la abuela llena de sindicalistas, jubilados cabreados y proletarios muy concienciados... menos cuando jugaba España o en Semana Santa.

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