martes, 31 de mayo de 2016

Carril bici.

La abuela ha agitado ante mis narices un monedero lleno de calderilla, tal como ella ha nominado a los euros que ha ganado vendiendo sus antiguas pertenencias. - ¿Has sacado mucho? - "Eso es lo de menos. Ahora tengo dinero, contante y sonante y si quiero tomarme un café en cualquier sitio, no tengo que pagar con un billete de 500 euros. No sabes la mala cara que me ponen siempre"

- ¿Y la maleta que te dejé? - "Voy a seguir usándola" - ¿Vas a vender toda tu ropa? - "La de Andresito. Tiene montones de cosas que no lleva" - ¿También quiere tener dinero de bolsillo? - "No se lo he preguntado, pero el que saque es para mi" - Que egoísta eres, abuela. - "Rica es lo que soy, boba de Coria"

De pronto una evidencia vino a mi cerebro - ¿No notas algo raro? - "¿Qué no hemos tomado chinchón?" - Presta atención, abuela. No escuchas... el silencio en la calle. - "A cualquier cosa le llamas tu silencio: se oyen coches, gritos de gente, autobuses, un avión, unos perros ladrando, una discusión... Siento desilusionarte. Te recomendaría a nuestro otorrino para que te de un repaso a las orejas pero es muy caro... y tu eres una proletaria del montón. Será mejor que te compres una trompetilla. A principos del siglo XX eran unos sonotones formidables" - ¡Pónte tú la trompetilla! ¡¡¡No hay concierto de pitos debajo del balcón!!! ¡No me digas que, por fin, Geoooorge ha aparcado bien! - "Mi mayordomo no me ha acompañado hoy. Hay cosas que no le importan a nadie ¿Qué hubiese pensado de mi viéndo como me deshago de mi ropa por dinero. No lo entendería" - ¿Cómo has venido, entonces? - "En bicicleta de esas que puso el Ayuntamiento" - ¿En serio? ¿Y por el carril bici? - "Eso, no. Voy por la acera" - ¿Por qué? - "Ese sitio es para las personas que llevan el carrito de la compra. Bien contentos que iba por allí una pareja de viejecitos volviendo del mercado"

Por más que le he dicho que no era así, no he podido convencerla y encima, me ha puesto como hoja de perejil delante de la sirena. Al final le ha preguntado, como si estuviera hablándole al espejo mágico: - "Pascualita, Pascualita... ¿Quién es la mujer más tonta de todo el Estado?" - ¡Y me señalaba a mi la muy jodía! Entonces la sirena ha echo la señal de OK y yo, cogiendola por la cola, la he tirado al acuario psicodélico estampándola contra el cristal. Me he quedado a gusto... a medias. ¡Que bonito hubiese sido poder tirar también a la abuela!












lunes, 30 de mayo de 2016

Magdalena.

La abuela ha llegado temprano a casa, a las seis de la mañana y desde entonces lleva abriendo y cerrando cajones en su antigua habitación. Por supuesto ya no he podido dormir porque, encima, viene cada dos por tres a preguntarme cosas: - "¿Crees que esto le vendrá bien a la Cotilla?" - Y me enseña una blusa, o una falda, un vestido. - Lo venderá al mejor postor. - "Tienes razón. Lo venderé yo a una de esas tiendas chic de segunda mano y me sacaré unos euritos" - A ella le hacen más falta que a ti. - "¡¿Que sabrás tu?! ¿No has escuchado a la Baronesa Thyssen diciendo lo cansado que es ser rica?" - Esta debe darle, más que nosotras, al chinchón. - "No te digo que no pero tiene razón en lo que dice. No sabes lo que es ir a la joyería y tener que usar la Visa oro para pagar porque no llevas suelto" - Cógelo antes de salir de tu casa. - "¿Quieres que lleve encima 6.000 o 12.000 euros? boba de Coria. En cambio tú, cojes tu carterita, metes unos eurillos en monedas, algunos billetitos de 5 o 10 euros y te vas a la calle sin miedo a que te roben. Es muy extresante la vida del rico"

Me tapé la cabeza con la sábana para ver si así me dejaba en paz. Cuando se pone en plan víctima no hay quien la aguante. Siguió viniendo a preguntarme cosas - "¿Tienes una maleta para llevarme todo esto?" - Coge bolsas de basura grandes... - "¡Estás tonta! Tengo un estatus que no me permite ir con una bolsa de basura en las manos y menos con mi ropa dentro" - ¡Si está usada y es de antes de casarte! - "Razón de más. Con lo que me ha costado quitarme de encima el pelo de la dehesa y parecer una señora nacida en cuna de oro, solo falta que vaya ahora a la tienda de mi vecina rica con mi ropa en bolsas de basura ¿No ves que así se depreciaría? Y yo quiero sacarle el jugo a éste negocio para tener dinerito suelto en el bolsillo" - Que complicada eres, abuela.

Por la tarde se vistió para salir con una minifalda de lentejuelas de diversos colores,  imitando las escamas de los peces. Un suéter sin mangas, rojo y por cinturón, un pañuelo de fantasía anudado a un costado. Por supuesto no se olvidó de sus estilettos a los que se subió habilmente. - ¿Por qué llevas un pañuelo en lugar del cinturón?  (exclamé estrañada) - "Es un homenaje a mi amiga Magdalena. Hoy colgaremos su foto en la Pared de los Finados" - Vaya racha que lleváis ¿no? - "Sí. Hemos acordado los socios de El Funeral, pedir una subvención al Govern para costearnos las fiestas en memoria de nuestros amigos porque, algunos de nosotros no llegan a fin de mes y tienen que hacer malabarismos con el dinero" - ¿Por qué no les ayudáis los ricos? - "Lo pensamos, pero no queremos sentar un mal precedente. Lo justo es que, después de toda una vida cotizando, les paguen los caprichos a los jubilados... Por cierto, me llevo a Pascualita. Cada día le gustan más éstas fiestas" - Será por el chinchón, abuela. - "Será..." 




domingo, 29 de mayo de 2016

Pobrecito.

He pasado por la Feria del Libro pero he tenido que dar media vuelta cuando he visto como los municipales se llevaban, en volandas, a la Cotilla. Además le habían requisado MI mesita plegable de playa, cogida sin permiso, igual que MI silla plegable de playa; una bolsa con libros cochambrosos y una pancarta en la que se leía "Libros a precio de crisis"... Me ha parecido que la sábana usada también es MIA.

Cuando ha pasado el tumulto, porque la Cotilla no se calla ni debajo del agua, he vuelto al Born dándome de bruces con Bedulio que, vestido de uniforme, hacia la ronda por allí. - ¡Que casualidad! A ti te quería ver yo (le dije, amigablemente) - ¡Pues yo no! - Necesito que me devolváis mis cosas de playa. - ¿? - ¡Las que le habéis quitado a la Cotilla! - ¿Así que tu también estás en el ajo, eh? - ¡Noooooooo! Me lo ha robado ella. - Voy a hacer como que no te he visto y seguiré mi ronda tranquilamente.

Aquello me enfadó y me propuse amargarle el día. - Lo siento por tí, Bedulio, pero a esa mesa y esa silla les tengo mucho cariño porque me las regaló mi primer abuelito... No le gustará saber que no piensas devolvérmelas.

- No podrá hacerme nada (estaba blanco como el papel) porque no pienso pisar tu casa. - ¿Te acuerdas de Pepe, la cabeza jibarizada?... Quiso ligarse a mi abuela, hace años, y el abuelito se vengó trayendo del Más Allá a un grupo de jíbaros que también habían pasado a mejor vida y se "entretuvieron" con el pobre Pepe hasta dejarle la cabeza del tamaño de un llavero. Quedaron tan agradecidos con el abuelito por haberles proporcionado tan grata distracción que se pusieron a su disposición por si otra vez necesitaba de ellos... - Bedulio consiguió, a duras penas, abrir la boca. - Eso... eso es... mentira... - Siempre te quedará la duda hasta que, un día, alguien le acople unas llaves a tu cabeza. - Y di media vuelta dirigiéndome hacia el mar.

Mientras dormía la siesta ante la televisión, me despertaron unas voces. La Cotilla entró en la salita seguida de Bedulio que sudaba a mares. Ella se sirvió un chinchón on the rocks mientras decía. - Ha sido tan amable de trerme hasta aquí y ayudarme con los trastos (señalaba al Municipal)  - El me miraba mohíno - No me salen las cuentas... ¿Tu abuelito... no murió antes de que tú... nacieras? ¿Cómo pudo... regalarte... esto? - Un abuelo, por sus nietos, hace filigranas, Bedulio. - Y justo, en ese momento, Pascualita empezó sus ejercicios de saltos mortales con tirabuzón en su acuario. El ruído alteró al Municipal que dio media vuelta y salió corriendo hacia la puerta. Entonces le grité: - ¡Espera, hombre, mi abuelito quiere saludarte! - Del portazo que dio a punto estuvo de hacer saltar las bisagras.

sábado, 28 de mayo de 2016

Reme.

- ¿Cotilla ¿va a ir a la Feria del Libro? Hoy la inauguran. - En cuanto acabe de desayunar. Tengo que estar bien espabilada para que no me timen. - ¿Cómo van a timarla si los precios van marcados? - Huy, hay mucho resquemos contra quienes, como yo, voy a venderles libros. - No se ha enterado de nada. Usted debe comprar y los libreros vender. Así es como funciona ésto. - ¡¿Comprar yooooo?! ¿Con qué, alma de cántaro, si no llego a fin de mes? Por eso voy a ir a vender. Encontré unas cajas llenas de libros en un contenedor de barrio rico. - Guárdelos para cuando llegue la Feria del libro de Ocasión. - ¡A la ocasión la pintan calva así que voy ahora!.

En cuanto se fue la Cotilla, puse a Pascualita sobre la mesa y reptó hasta lo alto del frutero, sobre los plátanos. Desde allí enfocó sus redondos ojos de pez y se lanzó en plancha en mi taza de cola cao. Después de ponerme perdida y comprobar mi grado de cabreo contra ella, hizo la señal de OK. - ¡Un día me olvidaré que eres la última sirena y haré contigo un arroz mixto de carne y pescado!

Después de comer llegó la abuela: - "Vengo a ver el Giro de Italia aquí para no divorciarme de Andresito" - ¿No compararás a estos chicos con tu marido que les lleva, por lo menos, setenta años? - "¡Claro que los comparo! Le regalé un equipaje completo de ciclismo y no le queda el culillo prieto como a ellos... Tendré que comprarle dos tallas menos" - A ver si le va a quedar voz de pito al pobre jejejejejeje - "Además no para de comentar la carrera en lugar de dejarme dormir la siesta como está mandado" - Eso es peor, abuela... Por cierto ¿dónde vas tan guapa?

- "Hoy tenemos celebración en El Funeral. Se colocará el retrato de Reme en la Pared de los Finados. Luego se bailará, cantará y beberá en recuerdo suyo" - ¿Bailarás con éstos tacones? - "Naturalmente. Con los stilettos se baila de maravilla"

- Vendrá su familia y nos lo pasaremos tan bien que la policía acabará echándonos a las tantas de la noche por escándalo, como es tradicional. - ¿Era jaranera? - "De las que más la liaban cuando celebrábamos la colocación de retratos. Tendremos que ponernos las pilas para estar a su altura"

Después de la siesta se hizo un repaso de chapa y pintura y salió de casa hecha un brazo de mar. - "¡Me llevo a Pascualita!" - ¡No, que la perderás en cuanto te hayas tomado unos chinchones! - "¿Por quién me tomas, boba de Coria? Quiero que conozca a los hijos de Reme y aprenda lo que es dar cariño y alegría. Y sentirse bien con uno mismo cuando llega el momento de la despedida definitiva" - ¿Pascualita lo entenderá? - "Si lo has echo tú, imagínate ella que te da mil vueltas"

Taconeando con gracia sobre los altos tacones, la abuela casi centenaria, abrió la puerta de la calle mientras yo le gritaba. - ¡¡¡Un beso muy fuerte a esos chicos!!! - "¿Uno? ¿cómo vas a encontrar novio siendo tan agarrada? ¡¡¡MIL!!!

viernes, 27 de mayo de 2016

La discusión.

Ahora no tengo cortinas que tamicen la luz del sol y a penas veo a los ciclistas retorciéndose sobre sus bicicletas mientras suben una montaña tan alta que ni hierbecita tiene. Y no lo veo porque la luz se refleja en la pantalla y así no hay quién se concentre y duerma la siesta como Dios manda ¡Y todo por la puñetera Cotilla y su pasión por Luis Bárcenas!

- ¿No se da cuenta de que si este tío le pudiese sacar a usted algo, lo haría? - ¡Eso sería un grandísimo honor para mi! - ¡La dejaría sin blanca, cabeza hueca! ¿De qué viviría entonces? - Vendría a comer y a tu casa y "limpiaría" los cepillos de las iglesias. - Pero... pero esto ya lo hace, Cotilla. - ¿Te das cuenta? No tendría que cambiar de vida y encima podría contarle a mis nietos que Luis Bárcenas me quitó la pensión, cosa que no puede decir todo el mundo (¡estaba orgullosa, la tía!) - ¿Qué nietos? - Los que tendré algún día. - Como no compre alguno en las rebajas de los chinos, va a ser que no.

A partir de aquí se originó una discusión que fue subiendo de tono hasta volverse virulenta - ¡No necesito al señor Li para nada! ¡Me casaré con alguien que los tenga y seré abuela antes que tu! - ¡¿Ya tiene candidato?! ¿No será de su quinta jajajajajajaja? porque, en lugar de nietos tendrá tataranietastros - ¡¡¡Envidia cochina es lo que tienes, zarrapastrosa!!! (aquello me ofendió muchísimo y le grité rabiosa:) ¡¡¡Repítamelo si se atreve!!! - ¡¡¡Naturalmente, mira: zapatros..., patroz... zapateado..., azpast... Maldita sea!!! ¿Eres sorda? ¡¡¡No pienso repetirlo!!!

- "¿A qué viene tanto escándalo? Me han dicho los vecinos que están en la acera, que abráis el balcón porque se oyen los gritos pero no se os escucha claramente... Y he tenido que dejar abierta la puerta de la calle porque a los de la escalera les pasa lo mismo" - ¡Que se aguanten, no me gusta dar tres cuartos al pregonero! - ¡Ni a mi! (repuse, molesta) - "He dado mi palabra de que abriría y no voy a faltar a ella"

Pascualita daba vueltas sin parar en la parte alta del acuario. Se la veía inquieta a causa de nuestros gritos. Hay que ver lo delicada que es la sirena para éstas cosas y lo bestia que se vuelve cuando menos te lo esperas. Me puse las gafas de sol. Luego recordé haber visto en una revista las fotos de unas hermosas sirenas nadando bajo un mar con un frondoso campo de poseidonia. Las melenas de ambas flotaban a sus espaldas lanzando destellos rojos. Se las enseñé mientras la abuela continuaba la discusión con la Cotilla.

- Mira, Pascualita... son tus primas. - Se acercó hasta aplastar su extraña cara contra el cristal del acuario. Los ojos bizcos giraban en las órbitas buscando el punto ideal para mirar bien. Entonces fijó la vista en aquellas beldades submarinas y la cresta, mezcla de pelo y algas cochambrosas se le erizó y lanzó fuertes dentelladas dedicadas a las sirenas. - Pascualita, tomando impulso, saltó sobre la revista con la dentadura por delante y en menos de lo que se tarda en parpadear, la hizo trizas. Luego saltó a la mesa y de allí al aparador, luego, con una pirueta digna del circo del sol, cayó en lo que quedaba de altar Bárcenas, lo destrozó y acabó su recorrido hundiendo sus dientes en una de las orejas de la Cotilla.

Cuando pude atrapar a la vecina la oreja llevaba camino de superar a las de Dumbo. Y mientras ella bebía chinchón a morro para embrutecer el cerebro y no recordar nada después de dormir la mona, tuve un flasch genial. Si la Cotilla necesitase un logotipo tendría que ser éste: Una gran oreja en una cabeza de tamaño tirando a pequeño. 

miércoles, 25 de mayo de 2016

El héroe incomprendido.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡vengo súper motivada, vigorizada, encantada y un montón de calificativos más que acaben en ADA! Ahora mismo voy a montarle un altar a mi gurú favorito. el hombre más grande que ha dado España y parte del extranjero ¡Mira cuantos cirios traigo! Pues para él, aún son pocos. - ¿A quién va a ponerle un altar? (dije, recelosa) - ¡A Luis Bárcenas! Ese gran hombre del PP que ahora todos niegan conocer. - ¡Ni se le ocurra! - Ni tú ni nadie me detendrá. Es el moderno Robin Hood: alto, fuerte, con mandíbula de acero y un penacho de hebras plateadas en la cabeza que dejan con la boca abierta a quién lo ve.

- Cotilla, respire o le dará algo. - Sacó una foto de Bárcenas del bolsillo y la llenó de besos dejándola hecha unos zorros con tanta baba. ¡Mi héroe incomprendido! Y corrió hasta la salita para empezar a amontonar cirios sobre la mesita que cubrió con un tapete de ganchillo.

Un cuarto de hora después, la luz cegadora de las velas anunció la inauguración del altar, a pesar de mi más enérgica protesta. La foto de un Bárcenas chulito robaba el corazón de la vecina. Había decidido honrarlo después de verlo injuriado en la tele por sus viejos compañeros de partido: ¡Me da asco! dijo uno. Poco después, como un señorito andaluz a pesar de haber nacido en Andalucía,  Barcenas lo puso de vuelta y media sin despeinarse ni subir una ceja.

Pascualita, escondida entre las algas del acuario, no le quitaba ojo a la Cotilla. Tenía curiosidad por ver a qué venía tanta luz. Por eso se tiró al suelo y reptando llegó hasta la salita. La vi y fui tras ella para que no la pisaran. De repente Pascualita escupió su venenosa saliva, frenéticamente, al aire mientras yo, asustada, gritaba a pleno pulmón - ¡¡¡La madre que la parió!!! - Tal era mi enfado. - ¡¡¡LAS CORTINAS, COTILLA, LAS CORTINAAASSSS!!!

martes, 24 de mayo de 2016

El recambio.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Acabo de ver a tu abuela en un coche de la policía. - ¿Con Bedulio? - No. La Policía Nacional. Iba detenida. - ¡¿La abuela?! - ¿Quiéres un sonotone? Buscaré en los contenedores del los barrios ricos. - ¡Ay, no diga tonterías, Cotilla. Los ricos no tiran nada, lo venden. Por eso son ricos... ¿Lo sabrá Andresito? - ¡Claro! El también es rico. - Digo lo de la abuela. - A ver si te aclaras que contigo no hay quién se entienda.

Llamé al abuelito. - Han detenido a la abuela... ¿Sabías algo?... Abuelito... ¿Abuelito?... Hola, Geooorge ¿qué le pasa a mi abuelito? ... ¿Desmayado? No habrá desayunado... ¿Sí?... ¿Entonces?... ¡Vaya, ahora resulta que la culpa es mía!... ¿Cómo querías que se lo dijera?... Dile que me llame cuando vuelva en sí, inglés de las narices.

- No te ha llamado Dios por el camino de la diplomacia.(me recriminó la Cotilla) - Tampoco ha tenido usted mucho tacto conmigo. - Contigo no hace falta porque ni sufres, ni padeces, alma de cántaro.

Llamé a Bedulio. Un compañero suyo me dijo que no quería ponerse. - ¡Es cuestión de vida o muerte! - Dice que si tiene que morirse, muérase, pero que él no se pone. - No me quedó más remedio que ir hasta la sede de la policía nacional a preguntar el por qué del arresto - Atentado contra la moral. (me dijeron) - ¿Está diciéndo que mi abuela es una terrorista? - Eso lo ha dicho usted. - Perdone pero quién ha pronunciado la palabra ATENTADO no he sido yo. (Me estaba poniendo de mala leche) Quiero ver a mi abuela. - Está incomunicada. - ¡Si es muy mayor! - ¡Y muy peligrosa! Nos ha atacado. - Reconozco que tiene mucho genio pero ¡algo le habrán echo ustedes! - No hemos querido bajarnos los pantalones.

Al volver a casa convoqué una reunión familiar en la cocina. Pascualita y Pepe no me quitaban ojo (los ojos de Pepe son virtuales pero miran si yo lo digo) - ¿Tenéis idea de lo que ha querido decir el policía con lo de no querer bajarse los pantalones? Podéis hablar en confianza. - Pascualita, por toda respuesta, saltó dentro del vaso de agua que iba a beberme y acabé haciéndole el boca a boca porque se asfixiaba con el agua dulce y Pepe, no abrió la boca porque la tiene cosida, aunque estoy segura que le hubiese gustado dar su opinión.

Al cabo de un rato me llamó el abuelito. - Ay, nena, tu abuela me ha puesto en evidencia en el vecindario. Y si la noticia sale en los periódicos, en toda la isla. - ¿Por qué? - Le pide a los hombres que se cruza con ella, que se bajen los pantalones y si no quieren, se los baja ella a tirones. Está buscándome un recambio. - ¿Busca un nuevo marido? ¿Os vais a divorciar? ¿Me quedaré sin la torre del Paseo Marítimo cuando os muráis? ¡Está loca ésta mujer! - El otro día leyó la noticia de que a un hombre le han trasplantado el pene de un muerto y todo ha ido muy bien. - ¡Huuuuuy, que repelús! - Eso pensó ella. Y se ha propuesto hacerse con uno vivito y coleando. - ¿Para qué? - Para cuando no funcione el mío. Pero quiere elegirlo ella. Pagará una buena cantidad a quién elija y consienta quedarse sin ese apéndice. - Ahora entiendo lo que me ha dicho el policía... ¿quiéres un chinchón? - ¡Mejor dos...! (gritó la Cotilla que entraba en este momento)

domingo, 22 de mayo de 2016

Cumpleaños.


La abuela ha venido hecha un brazo de mar: - ¿Dónde vas tan peripuesta? - "A El Funeral a celebrar el cumpleaños de Conchi". - ¿Cuántos cumple? - "Ni lo sé, ni te importa" - Calculo que, más o menos, es de tu quinta. - "Mejor calcula lo que tardarás en darme un biznieto que será más provechoso" - ¿Vas sola? - "Preguntas más que Hacienda, jodía. Dame un chinchón para ir entonándome"

De la calle llega el concierto de pitos. - El día que Geoooorge aparque bien os harán una fiesta en el barrio. - "La gente tiene muy poca educación y en seguida pierde la paciencia. - "Mientras esperamos que venga Andresito he mandado al mayordomo a buscar el regalo para Conchi" - ¿Se ha ido a pie? - "¡Claro! Con lo difícil que es aparcar no vamos a perder el sitio." - ¿Ha ido cerca? - "Sí. Al Born"

En vista de que la cosa iba para largo, nos sentamos en la salita, con Pascualita y Pepe, la cabeza. - "Espero que a Conchi le guste el regalo. Se lo hacemos entre todos los amigos: unas muletas como las que lleva el rey Juan Carlos: Con intermitentes y claxón. Una chulada. He pedido que le incorporen también una radio para que pueda escuchar Paquito el Chocolatero las veces que quiera" - ¿Crees que éstos dos han llevado muletas alguna vez, abuela? (dije señalando a la sirena y a la cabeza jivarizada) - "Puede que Pepe sí, si le fueron comiendo el cuerpo en distintas ocasiones. Tal vez tenía buenos muslos e hicieron jamones con ellos y entonces no le debió quedar más remedio que llevarlas, aunque no tan chulas como las de Conchi" - Es una crueldad que le cortaran la lengua porque, de no ser así, ahora sabríamos que fue lo que le pasó y sobre todo quién era cuando estaba entero. - "Por una vez y sin que sirva de precedente, tengo que darte la razón"

- ¿A santo de qué viene lo de las muletas? - "Que la pobre se cayó toda espatarrada mientras bailaba la Lambada con Joao. Un compañero brasileiro muy simpático. A éste le dio un infarto fulminante y cayó redondo y sin puntilla. Conchi, a la que tenía bien agarrada, se fue al suelo con él. No sabes lo que nos reímos" - Pero... si el pobre se murió. - "Ya, pero entonces no lo sabíamos"

El claxón del rolls royce sonó con fuerza y la abuela se puso en pie sobre sus altísimos tacones y salió desfilando por el pasillo como una auténtica top model de casi cien años. Antes de que cerrara la puerta tras ella, le grité: ¡Felicítala de mi parte! - "Sí, hija, si. Tu, por pedir, que no quede."




sábado, 21 de mayo de 2016

Estatua en la Plaza Mayor.

- "Nena, mañana vendremos a comer. ¿Qué piensas ponernos?... ¿Nena?... ¡¡¡NENAAAAAAA!!!" - ¿Eh?... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz - "¡Está durmiendo como un ceporro!" - Te lo he dicho, cariño. No son horas de molestar. - "Andresito, no me marees. ¡Solo son las tres! y en El Funeral aún hay ambiente. Me va a oír esta: ¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!"

A las siete de la mañana he sido zarandeada bruscamente. - "¡Será posible que todavía estés así! A ti te ha picado la mosca tsé tsé, la del sueño ¡Despierta ya, coñe, que tienes que ir a la compra"  - Solo salté de la cama cuando Pascualita se deslizó por mi espalda, fría, mojada y con muy mala leche. Igual que yo porque, a la pobre, también la había despertado la abuela con maneras muy rudas.

Como un zombi, entré en el cuarto de baño sin saber a qué iba. - "Lávate la cara, boba de Coria. A ver si te espabilas" - Hola, abuela ¿qué haces aquí? - "¡La madre que te parió! que ancha debió quedarse la pobre" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Caray ¿Hay cónclave familiar? - No tengo ni idea, Cotilla. ¿Ha traído algo para desayunar? - Unas magdalenas del contenedor del súper. Caducaron hace una semana pero tienen buena pinta.

Mientras desayunábamos, la abuela daba vueltas por la cocina como una leona enjaulada. Me estaba poniendo nerviosa así que la mandé al comedor a darle la tabarra a Pascualita: - ¿Por qué no miras si sigue funcionando el acuario psicodélico? - "¡Pues claro que funciona! Lo compré en la tienda de los chinos" - Huy, no te fíes (dijo la Cotilla) Compré unas alas para disfrazarme de Angel de la Guarda y ponerme de estatua en la plaza Mayor, y no sirven para volar. - ¡Cotilla, por favor. ¿cómo va a volar con eso? - Perdona pero el señor Li dijo que funcionaban. - "Con tal de vender juraría que Buda era un tipo canijo"

Finalmente me enteré que los abuelitos vendrían a comer - Podrías haberme avisado con tiempo, abuela. - "Mejor me callo porque sino, acabaré haciendo un nieticidio"

La lata de fabada, los fideos chinos, la tortilla de patatas congelada, la paella fiosilizada, no tuvieron éxito. La Cotilla puso ensalada caducada. - Debe irle bien el negocio de estatua porque no la ha vendido a otros jubilados. - No se me da mal. Por allí pasan muchos turistas de crucero y les caigo en gracia.

Andresito se durmió en cuanto salieron los ciclistas en la tele. De repente, a la abuela y a mi nos dio la risa floja y al imaginarnos a la Cotilla, subida a una tarima, en plan angelito. Las lágrimas rodaban por nuestras mejillas mientraestatua en la Plaza s ella, que ya empezaba a dormirse, nos miraba con cara de boba sin saber a qué atenerse.

viernes, 20 de mayo de 2016

¿Se choca o no se choca?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa!  Menudo chasco me he llevado. Siempre he pensado que a la bandera catalana le ponían la estrella cuando llegaba Navidad. Y no es así... ¿Qué comes?

La Cotilla ha entrado en casa sin parar de hablar como si yo la estuviera escuchando, que no era el caso. Y ha pasado, directamente, a la cocina cuando me estaba preparando un pamb oli con queso mahonés.

Sobre el frutero estaba Pascualita que, al ver a la vecina, se dejó caer en la bolsa de patatas que había en la silla. - Dáme la mitad que vengo hambrienta y derrengada. Y un chinchón que tengo la boca seca de discutir sobre la estrella con Juan Perejil. - ¿Su novio? - Mi proveedor de perejil y otras hierbas. - Ooooh, que mal me suena eso. - ¿El perejil? Es una planta verde, olorosa y muy común en las cocinas españolas... - ¡Eso ya lo sé! Me refiero a otras "hierbas" - ¿Te suena mal albahaca (preciosa palabra) orégano, hierbaluisa, menta, tomillo... - No se haga la loca conmigo, Cotilla.

- ¿De qué estrella discutía con su "proveedor"? - De la del Portal de Belén y resulta que no... Oye, no irás a comértelo todo tu sola ¿verdad? - Naturalmente. Es mío- ¡Egoísta! vas a engordar como una cerda. - Intenté reproducir el sonido del cerdo para mofarme de ella y me atraganté. Estuve tosiendo y llorando media hora. La Cotilla no perdió el tiempo, me quitó el plato y no dejó ni las migas, la jodía. Después siguió con sus razonamientos porque es pesada hasta decir basta.

- Pues más de una vez he puesto una bandera de esas en la pared sirviendo de fondo al belén. - Es independentista... - ¿De verdad? Pues no iba yo desencaminada. - Más perdida que un pulpo en un solar. - ¿No querían los judios independizarse de los romanos en los tiempos aquellos? A ver si la Estrella de Belén quería decir lo mismo que ésta... - ¡Deje ya el chinchón, Cotilla, que se le va la olla!

Llegó la abuela. - "Arréglate un poco que abajo te espera un motorista. Te llevará a las afueras de Palma y una vez allí deja correr tu imaginación" - ¿Para qué? - "¡Señor, que cruz me has mandado!" - No harás carrera de ella, por mucho que te empeñes ¿No ves que de donde no hay, no se puede sacar? - ¿Por qué habláis en clave? - "¡Corre que se cansará de esperar!"

Al salir, camino del ascensor, las oí comentar: - ¿Confías en que hoy habrá biznieto? - "Dios te oiga pero... no las tengo todas conmigo" - Media hora después ya estaba de regreso en casa. Las dos amigas, sentadas en la salita, degustaban un chinchón on the rocks. Pascualita, escondida entre los pliegues de la falda de la abuela, recibía, de cuando en cuando, su ración.

Las dos saltaron de sofá. - ¡Esto es lo que se llama un polvo exprés! (soltó, admirada la Cotilla) - "¿Qué ha pasado?" - Nada, porque tu motorista está ingresado en el hospital. Se ha metido por la calle Velázquez y, como es tradicional en mí, al llegar al cruce he saltado de la moto, la he desestabilizado y se ha empotrado contra un coche que venía. Lo he visto todo desde la acera y he podido aclarar lo que ha ocurrido a la policía... ¿No se lo habías advertido al pobre? Pues, encima, tendrá que pagar una multa.

- "¡Es que no se puedes ser más tonta! ¿Te parece normal saltar de la moto cuando pasas por ese sitio?" - Allí siempre se choca... - "¡¡¡Porque saltas de la moto, animal de bellota!!!" - Pero ¿se choca o no se choca? -"¡¡¡Quítate de mi vista o no respondo!!!" - Fui a replicar pero entonces un chorrito de chinchón envenenado me dio en un ojo ¡Maldito bicho!


jueves, 19 de mayo de 2016

Que difícil es hacer un bisznieto.

Ha llegado a Palma uno de los trasatlánticos más grandes del mundo. Y no me he enterado por la prensa ni por la radio, ni por la tele sino por la abuela que, una vez más, ha echo gala de su discreción y me ha llamado a las cuatro de la madrugada para darme la noticia.

- "Nena, ¿te has duchado ésta noche?" - Pues... - "Ya veo que no. Levántate ahora mismo y lávate bien. Quiero verte peinada, perfumada y maquillada, en perfecto estado de revista, cuando venga a recogerte" - ¿Vas a venir... ahora? ¿para qué? - "¿He dicho la palabra AHORA?" - Y yo qué sé, abuela... Estoy dormida. - "¡Pues espabila que a la ocasión la pintan calva!" - ¿Quién se ha quedado calva? - "¡No dices más que tonterías!" - Pero... si has sido tú...

"Cuando venga a buscarte no me hagas esperar una hora. Empieza a arreglarte." - Me costó mucho levantarme. El cuerpo me pedía cama. El cerebro también y yo quería hacerles caso pero la abuela había conseguido meter en mi cabeza un martillo pilón que repetía sin cesar: Vendré a recogerte. Vendré a recogerte...Y acabé metiéndome en la ducha y durmiéndome de pie apoyada en la pared.

A las diez de la mañana el concierto de pitos anunció la llegada del rolls royce. Metí a Pascualita en el termo de los chinos y bajé corriendo las escaleras. La abuela torció el gesto al verme. - "¿No tienes otro vaquero? Te dije que te maquillaras" - ¿Más? - "Ah... ¿llevas maquillaje?"

El camino hasta el puerto fue amenizado con una retahíla de recriminaciones. Después se interesó en saber por qué llevaba a Pascualita. - Tengo que congraciarme con ella porque, desde el día del estreno de su estrafalario acuario multicolor, me tira un chorrito de agua envenenada a la cara cada vez que me ve ¡Quiere dejarme ciega! - "Es lo menos que puede hacer depués del porrazo que se dio por tu culpa"

El barco es impresionante y lo hubiese contemplado todo el día si no fuera porque a Pascualita le importaba un comino. Ella se excitó al oler y ver el mar tan cerca. Quería salir del termo a toda costa. Entonces la abuela dijo:  fíjate cuanto hombre. Hoy no tienes excusa para no cumplir mi deseo." - Pero, abuela ¿y si no me gusta ninguno? - "¿Por qué te tiene que gustar? Tan solo tiene que poner la semillita y tendremos un biznieto como Dios manda" - ¿Asi. Tan frío? - "Coge una manta si vas a estar más cómoda"

Montones de hombres pasaron a mi lado. Todos con la carabina al lado. Encima, eran extranjeros y no podía hacerles entender lo que quería la abuela que, apoyada en la puerta del rolls royce, se impacientaba. Entonces Pascualita saltó al suelo dándose una buena costalada, lo que no le impidió arrastrarse sobre el asfalto por debajo de los coches aparcados, camino del mar.

Corrí tras ella, arrastrándome también. Los turistas dejaron de seguir a los guías y no me quitaban ojo. Luego rompieron a reir a carcajadas y me azuzaban para que siguiera dándo espectáculo. Y cuando salté al agua en pos de la sirena que acaba de tirarse, los gritos de ánimo se intensificaron. Cogí a Pascualita por la mata de algas de su cabeza e impedí que escapara mar adentro a la velocidad del rayo.

Antes de salir del agua escondí a la sirena en mi escote y no paraba de moverse. Cuando los turistas se fijaron en el trajín que se traían lo que pensaban que eran mis tetas, aplaudieron a rabiar y varios de ellos pasaron entre la muchedumbre, sombrero en mano, recogiendo entre todos un buen puñado de euros que después me entregaron.

Después de comer y antes de que empezara la etapa del Giro de Italia, le contamos el episodio a la Cotilla, sin mencionar a Pascualita por supuesto. - ¿El sostén va con pilas? Déjamelo para mañana, a ver si tengo tanta suerte como tu y consigo llegar a fin de mes con lo que gane. - Mientras nos acomodábamos para dormir la siesta , le dije que seguramente el señor Li tendría alguno en su tienda. El mio lo habían roto los extranjeros de tanto sobarlo.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Dichoso tubo.


Que mala noche hemos pasado los habitantes de ésta casa: Pepe, Pascualita y yo. Y todo por culpa del original regalo que le hizo la abuela a la sirena.

Cansada de ser perseguida, arriba y abajo, por una extraña lengua de colores cambiantes, Pascualita buscó refugio en el interior el barco hundido pero la luz entraba hasta el último rincón. Probó de esconderse bajo la arena del fondo pero le dio miedo pensar que la lengua luminosa venía a por ella y acabó enredándose entre las algas y tampoco allí se sintió segura. Así que subió como un rayo hasta el borde del tubo y allí se quedó esperando a que la casa quedase a oscuras.

Aburrida de esperar, le fue entrando sueño y fueron varias las veces en que, al quedarse traspuesta, se cayó de cabeza al agua.

También yo estaba harta de ver las luces cambiantes trepando por las paredes. Por eso fui a desconectar el aparato pero... no pude. No había ningún interruptor, ni cable para desenchufarlo. Se cargaba con energía solar y duraba un montón de horas.

Cogí a Pascualita y fuimos a la cocina. A Pepe, quién nunca sabes si está traspuesto o despierto, le pedí consejo... pero se ve que dormía y no dijo ni mu. - Lo siento pero tendrás que dormir en la olla expres. - Le sentó fatal. Me estuvo enseñando los dientes de tiburón largo rato. - ¡No puedo parar ese chisme! (grité)

La única solución que se me ocurrió fue llamar a la abuela. Un soñoliento Geoooooorge contestó al teléfono. - Llama a mi abuela, por favor. - Madame dormir... ¡y yo! - Tengo que hablar con ella. Es un caso de vida o muerte - Muéreteu, plis. - ¡La madre que te parió! - Está visto que los ingleses también tienen mal genio cuando los despiertan. Me colgó. ¡¡¡A mi!!! Tuve que compartir unos tragos de chinchón con Pascualita que nos ayudó a dormir, un buen rato después, a pierna suelta.

martes, 17 de mayo de 2016

San Pascual Bailón.

- "¿Dónde está la cosa más bonita de la casaaaaaaaaaa? ¿Lo más guapo que se pasea por Palmaaaaaaaa? ¿La simpatía en personaaaaaaaaaaaa? ¿Mi cariñito queridoooooooo?... " - ¡¡¡Aquí, abuela. En la cocinaaaaaaaaaaaaaa!!! (grité a pleno pulmón, encantada de oir sus piropos a los que no me tiene acostumbrada)

Entró como una tromba y miró al rededor - "¿Dónde está?" - Me tienes delante. - "Busco a Pascualita, boba de Coria" - Y dando media vuelta corrió al comedor. - "Mira lo que te traigo, carita de azuzenaaaaaaa! - Pascualita saltó al borde de la olla exprés al escuchar los trinos de su amiga. - "¡¡¡Felicidades, sirenita. Muchas felicidadeeeeees. ahora mismo vamos a brindar con chinchón !!!" - ¿A qué viene tanto escándalo? - "Sabía que no te acordarías (me riñó) ¡Es su santo! ¡San Pascual Bailón! Menos mal que me tiene a mi, pobrecita ¡Mira lo que te traigo!" - Arrastró un enorme paquete que había dejado escondido en el pasillo - "¡Una pecera psicodélica!"

La pecera era un tubo ancho de cristal, de unos dos metros de alto. Con una especie de hongo luminoso que cambiaba de forma y de color a medida que ascendía o descendía por el tubo. - ¿Quiéres volverla más loca de lo que ya está? - "Es el último grito en peceras" - No me extraña (dije enfadada) en cuanto la metas ahí dará el último grito de vida.

Tuve que subirme a una escalera para echar dentro arena, algas, un nuevo barco hundido, más grande y moderno que el que se espachurró en la acera. Y los litros y litros de agua de mar que caben allí. La abuela, mientras, daba vueltas al rededor con la sirena en las manos enseñándole su nueva "casa" Después fue ella la que quiso subirse a la escalera para meter a Pascualita pero, en ese momento sonó la alarma: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Así que le quité a la sirena y la lancé hacia arriba, con tanta fuerza que chocó contra el techo y cayó a plomo en el acuario.

La Cotilla paró en seco en la puerta del comedor y señalando el tubo, dijo asombrada: ¿Ezo que he lo que he? - "Una lámpara... ¿no lo ves?" - La vecina se volvió hacia mi. - ¿Te has gastado el dinero en "eso"? ¡Menuda birria! Pero si no alumbra... - Moderneces de la abuela. - (Se volvió hacia su amiga) ¿En serio lo has traído tu? jajajajajajajaja Cuanto más rica eres, más tonta. Empiezas a parecerte a tu nieta. - ¡¡¡Oiga!!!

Entonces la abuela se puso a llorar. Me acerqué, asustada y le susurré al oído. - No te preocupes. No la he matado. - Y corrí en busca del chinchón.

Después de tres copas se le secó el lagrimal y se le soltó la lengua: "Estoy preocupada por Andresito. Sigue menguando. Cuando dormía lo he medido con la cinta métrica y ha encogido un centímetro y - medio... - ¿De por todo? (preguntó la Cotilla) - "En general. Un día desaparecerá convertido en polvillo entre las sábanas de lo seca que tiene la piel. Por eso lo he untado con aceite de oliva. Un litro entero le he puesto y no sé si ha sido peor el remedio que la enfermedad porque, al acabar he querido abrazarlo, se me ha escurrido y se ha dado contra el espejo del armario. Tampoco he podido levantarlo porque se ha vuelto a escurrir y ésta vez ha salido por la ventana. Menos mal que ha caído sobre los rosales y las espinas lo han sujetado. No os hacéis una idea de como se quejaba. Pónme otra copa, nena, que me la merezco ¡Que cruz tengo con éste hombre!" 



lunes, 16 de mayo de 2016

La siesta.

El calorcito del mediodía, sumado a la retransmisión en la tele del Giro de Italia, forman una combinación perfecta para dormir una siesta en plan lirón careto. ¡Que siestón nos hemos pegado la abuela, la Cotilla y yo! Y así estaremos todo el verano porque después darán el Tour de Francia y la Vuelta a España ¡Gracias, ciclistas!

Una musiquita, repetitiva y pegadiza, me impulsó a asomarme al balcón. Debajo de casa había una furgoneta de colores claros donde un joven, vestido con uniforme blanco, despachaba helados cremoso que, saliendo de un grifo, caían en un cucurucho. En letras grandes, la furgoneta anunciaba un nombre: Mister Wimphy.  Y a su alrededor los niños gritaba: ¡Déme uno, mister Wimphy! . Bajé corriendo a la calle a por un helado. Mostré al heladero mi mejor sonrisa y él a mi, la suya. Pensé que algo así solo podía tratarse de un flechazo ¡Que ilusión! a partir de éste momento comería helados cremosos ¡gratis!

Otro sonido llegó a mis oídos. El de unas enormes tijeras, abriéndose y cerrándose a ritmo mientras un vozarrón gritaba: ¡¡¡Ha llegado el barbero de los perritos!!! - Cuanto hubiese dado por tener un perrito pero la abuela no quería ni oír hablar de ello. - "¿Y quién lo bajará tres veces al día?" - Unas veces tú y otras yo. - "¿Yoooooooooo? Te has quedado sin perro"

Las vecinas se acercaban al hombre con sus perros y "el artista", que manejaba las tijeras con arte y salero, los dejaba que no los reconocía ni la madre que los parió. A todos los transformó en leones. Grandes, pequeños, de raza, mestizos... lucían la melena y una especie de espantamoscas en el rabo, el resto del cuerpo estaba bien rasurado.

La furgoneta de mister Wimphy se fue con la música a otra parte. El heladero me sonrió por última vez antes de girar la esquina pero, antes de irse me cobró el helado y se me quedó cara de tonta.

- ¡Dale una patada, a ver si deja de roncar! (decía la Cotilla) Que cruz tienes con tu nieta. - "Lo sé. Me estoy ganando el cielo. ¿Cómo va a tener novio si ronca como una manada de leones hambrientos ¡¡¡Nenaaaaaaaaaaaaaa!!!"

Las dos amigas llevan un rato riéndose de mi - "¡Que no ha venido nadie vendiendo helados, boba de Coria! jajajajajajaja Estabas durmiendo. Y como dijo en las Cortes Camilo José Cela: No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo. Como tampoco lo es, estar jodido que estar jodiendo jajajajajaja"

domingo, 15 de mayo de 2016

El acuario.

¿Dónde vamos a encontrar, en domingo, un acuario para Pascualita? Está todo cerrado. Ha pasado la noche dentro de la olla exprés pero se encuentra "desnuda" sin la arena del fondo y las algas. El barco hundido lo rescaté de la acera y lo tiene con ella. Le gusta esconderse dentro pero está bastante estropeado después del golpe que se dio. Le dije a la Cotilla que tendría que comprarme un acuario nuevo pero dice que ni hablar. Que lo que siento por ese trasto es una fijación enfermiza porque ¿dónde se ha visto que no tenga peces? Me tiene perpleja.

- Es como una muleta para ti que eres insegura. Miras el acuario y te infunde confianza. Así que ahora, en plan terapia y por tu bien, vas a tener que aprender a vivir sin acuario. Y si un día te consigo alguno en un contenedor de basura, le pondremos peces que es para lo que sirve.- Habrá tomado chinchón de buena mañana y ahora se cree el sabio Salomón ¡La madre que la parió!

Todo este rollo me lo soltó de sopetón. Poco me faltó para sacar a patadas de casa a Doña Psicóloga de las narices ¿Y dónde meto ahora a la sirena? - Abuela, en tu Torre del Paseo Marítimo debes tener algo que sirva de recipiente para meter a... agua- - "Claro que sí. Pero son cosas caras, ya sabes que somos ricos, ricos" - No lo voy a romper. - "Tu puede que no, pero ésta (miró a la Cotilla con desdén) tiene mucho peligro" - Ya veo que soy una incomprendida (dijo la vecina levantando mucho la naríz, ofendidísima)

La abuela, siempre pendiente de pasarlo bien, suspiró. - "Si estuviésemos en Madrid iríamos de verbena a la Pradera de San Isidro..." - ¿Allí venden acuarios? (yo seguía a lo mío) - "Venden churros y se baila el chotis sobre una baldosa" - Pues si que habrá gente si solo tienen el espacio de una baldosa para bailar. - "El chotis se baila así, boba de Coria" - ¿Y hay baldosas para todos? - "Anda, sigue hablando de acuarios que, si naces más tonta, naces borrica"


sábado, 14 de mayo de 2016

Adiós, tiburón, adiós.

El tiburón ha muerto ¿qué tenía el tiburón? Ahora, como en las series de televisión policíacas, hay que esperar el resultado de la autopsia, aunque sigo creyendo que era un fiel amante de Pascualita de cuando estaba en su hábitat submarino.

Lo malo de todo esto es que tendré que ser yo quién le de la noticia a la sirena y puede ser peligroso si, rota de dolor, la toma contra mi como si yo tuviera la culpa... Mejor le digo a la abuela que se lo diga ella, al fin y al cabo, son amigas.

Se ha presentado en casa envuelta por el sonido estridente del concierto de pitos que siempre le precede. - "¿Le has insinuado algo?" - Dios me libre. No quiero que me deje tuerta de un escupitajo. - "Deberíamos prepararla para que afronte con valentía la terrible noticia. Trae el chinchón" - En cuanto la abuela tuvo la botella a mano, se bebió la mitad de un trago. - ¿No era para Pascualita? - "Tengo mi corazoncito y me dice que voy a romper el de mi amiga y no me siento preparada" - Otro lingotazo y dejó la botella temblando. - Déjame algo, abuela, que yo también estoy sensible.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! el tiburón turista ha pasado a mejor vida, me han dicho ¿Y ahora qué? - "¿Qué de qué?" - ¿Qué harán con él? - "Preferiría que no hablasemos aquí de éstas cosas" - ¿Ah, no?... ¿Y eso?... ¿Antojos a tu edad? - La abuela se volvió como el rayo. - "¿Piensas que no puedo tenerlos?" - Su voz sonó como el silbido de una serpiente. La Cotilla se dio cuenta y cambió de tema.

- Nena ¿cuántas empanadas de pescado, de ese que tu abuela no quiere que nombre, podrían salir? - Ni idea. - ¿Tampoco sabes cuánta verdura haría falta? ... ¿Y harina?... ¿y manteca?... ¿No lo sabes? - ¡NO! - ¿Me quieres decir para qué sirve tu nieta? (se encaró con la abuela)

Entonces vio la botella de chinchón - ¿Esta es la que trajíste ayer, nena? No puede quedarse así. Hay que acabarla. (Y la terminó) . Fui a por otra y tiré un buen chorro en el acuario. - ¡¡¡¿Estás loca?!!! - Y de un tirón, desenchufó el acuario y lo tiró, tal como estaba, por la ventana.  - ¡¡¡COTILLAAAAA!!! (gritamos, horrorizadas, la abuela y yo)

De la calle llegaron gritos. Al asomarnos al balcón vimos al Municipal haciendo eses con el acuario encasquetado en la cabeza como si fuera una escafandra. Iba mojado de arriba abajo. Las algas resbalaban por sus hombros y el barco hundido yacía sobre la acera... La abuela y yo nos miramos ¡faltaba Pascualita!

El ataque indiscriminado de varios gorriones a una rama del árbol, llamó mi atención. ¡Allí estaba la sirena! luchando por su vida como una fiera. Acerqué la escoba para que se agarrara a ella y poco después, ante la frustación de los pájaros, la metí en mi escote para que la Cotilla no la viese.

Menuda discusión se montó en casa a cuenta de lo hecho por la vecina. - ¡Ese trasto, sin peces, no sirve de nada y encima, la lumbreras de tu nieta le hecha un chinchón que hubiésemos podido bebernos nosotras, on the rocks! - "¡Esta no es tu casa!" - Llamaron a la puerta. Era Bedulio, echando chispas por los ojos. No habrimos la boca, solo señalamos a la Cotilla. - ¡¡¡Traidoras!!! (nos gritó) - En ese momento, en la pantalla de la tele apareció la noticia de la muerte del tiburón ¡Y Pascualita sacó su afiladísima dentadura a pasear!  ¡Oh, no! (grité asustada) y la lancé sobre el sofá de la salita donde, acto seguido, se sentó Bedulio, a punto de un ataque de histeria.

Aún está en el hospital donde le han dicho que tardará semanas en sentarse porque la carne que le falta tiene que regenerarse. Hasta entonces necesitará un flotador para no dañarse más esa zona. Los médicos siguen sin saber qué pudo haber generado esos estragos en sitio tan delicado. Bedulio tampoco lo sabe pero a jurado que, pase lo que pase, no volverá a pisar mi casa.

Nosotras sacamos en claro que el tiburón, de novio nada. Quizás lo tiburones fueron los responsables de la desaparición de las sirenas y el que nos visitaba venía en pos de la única que queda.

viernes, 13 de mayo de 2016

La excepción.

Los del Tiempo fallan más que una escopeta de feria. Está visto y comprobado. Es algo científico. Cuando dicen: Lloverá en Mallorca... ¿Dónde está el chubasco? Ah, si. Ha caído en medio del mar jejejejejeje. Que casualidad.

Pero existen las excepciones. Las jodías excepciones. Se te ocurre salir a la calle SIN paraguas y te cae encima el Diluvio Universal con el Arca de Noé incluída. Esto es lo que me ha pasado.

La abuela, que ha venido a desayunar con Pascualita, se ha sentido magnánima y me ha ofrecido llevarme en el rolls royce hasta el mercado. - "El cielo se está encapotando. Lloverá" - ¿Te duele el callo? - "Lo han dicho en El tiempo" - Entonces, ni caso. - "¿Te llevamos o qué?" - Prefiero estirar las piernas. - "¿Y el paraguas?" - Han dicho que la tormenta, jijijijijiji ¡que exagerados! será por la tarde.

Henchida de vanidad y soberbia, he ido a la compra. El sol lucía en todo lo alto y calentaba, así que he pensado que a Pascualita le apetecería dar un paseo. He dejado abierto el tapón del termo de los chinos para que la sirena disfrutara viendo los artículos del mercado. Ha estado muy tranquila hasta que hemos llegado a la pescadería. El olor o la visión de un holocausto marino expuesto a la mirada de todo el mundo, la ha conmocionado hasta el punto de saltar del termo y caer sobre uno de los puestos de venta. En un santiamén se ha comido un cangrejo. Al cogerla, el pescadero ha creído que le robaba. - ¡Ese pescado es mío! (gritó el energúmeno) - Desde donde estaba solo veía la cola de la sirena. - Perdone pero lo he traído de mi casa. - ¡¡¡Ladrona. Ladronaaaaaaaaaaaa!!!

Bedulio, vestido de Municipal, apareció ante mi. - ¡Oh, no! Ya sabía yo que hoy tenía que quedarme en casa. - Menos mal que estás aquí. Este tío dice que le estoy robando ¿Te lo puedes creer? - Naturalmente. - ¡Menuda ayuda la tuya! - Y antes de que me atrapara, salí corriendo a la calle en el preciso momento en que el resplandor de un rayo me cegó y un trueno fortísimo me dejó sorda.

Mientras corría metí a la sirena en el termo de los chinos antes de que me mordiera. Entonces vinieron los golpes. Pensé que Bedulio y el pescadero me apedreaban: - ¡¡¡Cabroneeeeees!!! (grité) - Me giré hacia atrás y los vi en la puerta de la pescadería, señalándome mientras las piedras seguían golpeándome. Al ver el suelo blanco me di cuenta de que granizaba. Los truenos incrementaron la potencia y una tromba de agua me dejó calada hasta los huesos. ¡Y yo sin paraguas!

Corrí a casa a refugiarme. Me dolían los golpes en la cabeza y chorreaba agua. Y lo peor era ver a Pascualita, con medio cuerpo fuera del termo de los chinos, lacia y desmadejada. - Grité su nombre varias veces pero no se movió. El termo estaba inundado de agua dulce caída de las nubes - ¡Oh, no! Este bicho se ha ahogado y me toca hacerle el boca boca ¡Puaaaaag. que asco! - Poco después y gracias a mis esfuerzos, abrió sus redondos y saltones ojos de pez y vomitó agua directamente en mi boca ¡Coñe!

Llevo media hora bebiendo chinchón y todavía tengo mal sabor.












jueves, 12 de mayo de 2016

Campaña electoral económica.

La Cotilla entró en la cocina sin apenas anunciarse... por lo menos yo no la oí cuando dice que dijo aquello de: ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! No pongo en duda que lo dijera porque estaba absolutamente abstraída intentando que Pascualita no destrozara la cabeza de Pepe.

Por lo visto sigue muy enfadada porque no la dejamos irse con el tiburón. Esta se cree que todo el monte es orégano y puede hacer su santa voluntad solo porque es un de los bichos más raros que existen, junto con el ornitorrinco y el unicornio alado. Pero no somos animales, tenemos unas normas que cumplir... La mayoría de las cuales han sido creadas por espabilados del pasado y usadas y mejoradas por espabilados del presente, para dejarnos un fino resquicio de libertad y hacernos creer que se trata de una gran grieta.

¡Jopé! Ahora me doy cuenta de que hice mal en no lanzarla al agua para que se reuniera con su amante. Y si no lo era y se la hubiese comido ¡miel sobre hijuelas! Por lo menos habría tenido la opción de equivocarse.

¡Vaya! Ahora me siento como la carcelera de sus ilusiones... Y no puedo enmendar la vara porque el jodío tiburón ya se ha largado. ¡Ay, Señor... !

Envuelta en mis pensamientos no me enteré de que la Cotilla me hablaba, pero algo sonó distorsionado en mi cerebro, que me impulsó a estar atenta - ... veremos a los políticos colgados de las farolas. - ¡¡¡¿Qué?!!!

- ¿Qué pasa, tu abuela te ha contagiado sus aires de grandeza? - ¿Van a colgarlos? - ¿Es que no estás harta de verlos? ¡Anda y que les den por donde amargan los pepinos a esos manirrotos! - Entonces... ¿los colgarán? - Quién sabe. (No me llegaba la camisa al cuerpo) No hay pan para tanto chorizo ni farolas para colgarlos. - ¡¡¡Cotilla, por Dios!!! Ya sé que no llega a fin de mes y que tiene que revolver en la basura y trapichear con ella. Que tiene amigos desahuciados de sus casas, otros que llevan años sin encontrar trabajo y no cobran. Que es tan larga la lista de espera para que le atienda un especialista que ha tenido que apuntar en un papel para qué va a ir por si se le olvida... Caray, Cotilla, ya no me parece tan mala idea lo de colgarles de las farolas. - ¡Eso! para que, encima que nos roban y no sirven ni para los acuerdos más simples, les paguemos sus fotitos (se quejó la vecina)

Entonces ¿qué? - ¿Qué de qué? - Eso digo yo. - Pues eso, que ésta vez, seguramente, no tendremos que ver sus jetas retocadas, en plan banderola, en las calles. -

- ¡Ah!... ¿Era eso?... ¡Ya tenía el susto en el cuerpo! Pensé que... Vamos a tomar un chinchón, Cotilla y brindaremos por la Democracia. - Por lo que tu quieras, boba de Coria, mientras en vez de una copa, sean varias. - ¡Hecho!

miércoles, 11 de mayo de 2016

El tiburón.

Estaba sentada frente al ordenador mirando fotos de perros y gatos amorosos cuando ha cambiado la pantalla dando paso a otro animalito. Un tiburón nadando en aguas de la bahía. Tan pancho el tío. Tranquilamente, como hace Pascualita en el acuario muchas veces. Gustándose, pavoneándose ¡soy yo, señores! parecía decir el escualo. Pero lo más llamativo fue la reacción de Pascualita cuando consiguió enfocar la vista.

Su cuerpo se tensó y saltó a la pantalla. - ¿Qué haces, loca? - Repitió una y otra vez, el salto. También estiraba los bracitos como queriendo abrazar al tiburón. - ¡Estate quieta que lo romperás todo! - Pero la sirena estaba fuera de sí y no atendía a razones. Preocupada por si le había dado un ataque psicótico, llamé a la abuela. -  Si está loca que se vaya contigo.

Tuve que ponerme el guante de acero para que no me mordiera cuando la cogí. Unos minutos después escuché el frenazo del rolls royce aparcando en la parada del bus. - "¿Qué le pasa a mi cariñito?" (dijo la abuela) - Nada abuela. estoy bien aunque preocupada... - Pasó delante de mi para coger a Pasculita y calmarla, si eso era posible.- Pensé que me hablabas... - "No eres más tonta porque no te entrenas"

Acordamos estudiar las reacciones de la sirena para intentar interpretarlas. La dejamos libre y no tardó nada en saltar de nuevo a la pantalla. Al final llegamos a la conclusión de que Pascualita estaba viendo a un familiar... tal vez un tío... un abuelo... un amante, etc.

- Si es así, no es justo que no esté con él. - "`¡Alto ahí! estás hablando de mi medicina contra el asma. No puedo soltarla." - Deberías. -  "Es mi tabla de salvación" - Iniciamos una discusión sobre algo que no nos llevaría a buen puerto. - Propongo que vayamos a Porto Pi a ver al tiburón y la reacción de la pareja.

Cuando Pascualita vió al bonito pez dándose un garbeo, muy chulito él, sus ojos saltones amenazaron con salirse de las órbitas y lanzó mordiscos a diestro y siniestro. El guante de acero me protegió.

Tampoco el tiburón se quedó quieto. La sirena hacía todo lo posible para llamar su atención. Y lo consiguió. Entonces pude darme cuenta de lo enorme que eran sus dentadura y me eché para atrás, asustada. De repente saltó fuera del agua  quedando a dos palmos de mi que salí corriendo con la intención de no volver nada.

- ¡Está claro que entre ellos hay algo muy serio! - "Debe tener hambre" - Es raro porque nosotras estamos delgadas. Sin embargo, a pocos metros, había una especie de cachalote a la que ni ha mirado.

Al llegar a casa Pasculita cayó a plomo hasta el fondo del acuario y se tapó con las algas. Y allí se quedó. Triste y mohína. Estoy segura de que el tiburón es un antiguo amante, así que yo la echaría al mar pero, si me equivoco, se la comerá ese bicho. Entonces  hice lo único que podría levantarle el ánimo: Le heché un buen chorreón de chinchón al agua de acuario y poco después daba saltos mortales mientras los ojos le hacían chiribitas.

martes, 10 de mayo de 2016

Mata brujas.

Me he levantado con los nervios de punta. Tenía un desasosiego que no me dejaba parar quieta en la cama. Frente al espejo del cuarto de baño he constatado que en casa hay malas vibraciones. Las brujas invisibles vuelan en sus escobas y al pasar junto a mi me levantan los pelos y no puedo peinarme.

Cuando he decidido acabar con ellas, se me ha hecho muy larga la espera hasta que han abierto la droguería. El dependiente, después de haberle explicado que quería un aerosol mata brujas que levantan los pelos a la gente normal, me ha observado un rato, como dudando qué darme, luego se ha sacado el ojo de cristal, tal vez para concentrar mejor la mirada en mi y dar con una fórmula magistral que acabara con mi problema. Se metió en la trastienda y salió con el mata moscas. - ¿Está usted seguro que ésto me servirá? - Completamente.

Ningún ricón de la casa se ha librado de recibir una buena rociada. Donde más hincapié he hecho ha sido en el cuarto de baño y en el acuario de Pascualita. No quiero que la molesten las brujas. Al poco rato se ha puesto azul. ¡Que guay! pensé, se mimetiza como los camaleones. Nunca le había visto hacer nada parecido.

La abuela entró seguida de Geoooorge cargado con la compra. - ¿Es para mi? - "¡Ni lo sueñes! La subo por si a Bedulio le da por llamar a la grúa municipal y se llevan el rolls royce" - ¡Que cabezona eres! ¿Cuándo le dirás al inglés que aparque bien? - "Nunca. ¿Acaso no pago los impuesto como casi todo el mundo? Pues entonces aparco dónde me da la gana. ¿No dicen que quién paga, manda? ¡Pues eso!"

"¿A qué huele? ¡Vaya peste!" - Es un mata brujas invisibles. - "¡Estás como una cabra!" - No he podido peinarme por su culpa. Me ponían los pelos de punta. - "Será la electricidad estática, boba de Coria" - Como dices tú: Habló el sabio Salomón ¿Qué sabrás si no lo has visto?... "¡¡¡PASCUALITAAAA!!!"

La sirena flotaba en el agua salada del acuario. Del color azul había pasado al blanco, casi inmaculado. - "¡La estás matando! ¡Abre las ventanas!" - No. No quiero vuelvan a entrar las brujas. - La abuela cogió a Pascualita, lacia y desconyuntada y se acercó corriendo al balcón. Lo abrió de par en par. Le hizo el boba a boca ¡Puag! que estómago tiene esta mujer. A gritos, ordenó a Geoooorge que abriera puertas y ventanas. Una vez cumplido el encargo, el inglés fue hasta el balcón y dijo - Ya está.

La abuela estaba tan preocupada que no le oyó llegar y se sobresaltó. Dió un respingo y Pascualita se le escurrió de las manos yendo a parar en las ramas del árbol. Inmediatamente, un pájaro que tenía a su prole en un nido de una rama vecina, saltó a por ella piando alegre: ¡Hoy comemos! Pero yo salté también y ambos luchamos por la pieza de caza menor en que se había convertido la sirena. Me la llevé yo y al ir a subir al balcón, la rama se partió y caímos a plomo aunque no solté a Pascualita y el pájaro tuvo que ir en busca de otra cosa, seguramente más sabrosa.

Caí sobre un carrito de mercadona lleno de ropa sucia que llevaban unos chinos a lavar, supuse. Aquello amortiguó en gran parte el costalazo que iba a pegarme pero quedé impregnada de un olor a rollito de Primavera refrito que aún no me lo he podido quitar de encima.

lunes, 9 de mayo de 2016

Parecidos.

La Cotilla viene con un montón de revistas bajo el brazo. - Las he encontrado en un contenedor de papel. Mirad, ¿veis ésta niña tan mona? Es la nieta de Lady Di y fijaros bien ¿Diríais que se parece a su recordada abuela? - Pues... no. - "No tiene los ojos azules" - ¿A quién os recuerda? - ¿A otro bebé? Son todos iguales. - "¿Cómo quieres hacerme bisabuela si ni siquiera tienes instinto maternal¿" - No creo que eso haga falta: después de una noche, más o menos loca, nace un crío y ya está. - "Si tan fácil te parece ¿a qué esperas? ¿O eres más tonta que el que asó la manteca?"

- No tenéis ni repajolera idea de a quién se parece la princesita... Os daré una pista... No se me ocurre ninguna... (dijo la Cotilla) - ¡Así no vale! ¡Necesitamos pistas! (me quejé) - A ver... imaginadla con sombrerito y bolso... ¡ah! y unos perritos de patas cortas, siguiéndola a todas partes. - "¿Esto son pistas? ¡Menuda birria!" - Pues está bien claro. - "Será para ti" - Abuela, no pensé que fueras tan obtusa. - "Ya salió Einstein... Estoy cansada de éste juego tonto, y no me importa a quién se parece esta mocosa" - Que mal perder tienes, abuela. - "Dilo tú que eres tan lista. (había resentimiento en la voz) - ¡Se parece a su tía-abuela Ferggi!

- Díme que te estás entrenando para ser más tonta  porque, si es algo natural, hay para colgarte de la lámpara jajajajajajajajajajaja. - Las dos viejas disfrutaban de lo lindo mofándose de mi. Me había quedado pasmada. Estaba tan segurar de haber acertado a la pregunta que ahora no podía reaccionar. - ¡¡¡Ponle un bolso a la niña!!! jajajajajajaja - ¿Para qué quiere un bolso?

Se hartaron de mi y se fueron a la salita a despellejar al prójimo. Aproveché para acercarme a Pascualita que estaba sentada en el borde del acuario. - ¿Crees que la abuela tiene la solución? - La sirena fijó en mi sus ojos saltones, con una mirada indiferente. - Te digo que la abuela no tiene ni idea. Se hace la enterada para reirse de mi ¡Ya me tiene harta! - La sirena se zambulló hasta el fondo y subió a toda velocidad. Parecía un misil cuando saltó hasta mi oreja con la boca abierta y se enganchó en el lóbulo perforándolo con los dientes de tiburón.

Grité y grité y grité. Lloré, berreé, salté, corrí, moqueé... pero fui incapaz de tirar de Pascualita para desprenderla. ¡Me dolía tanto! Fue la abuela quién le pegó el tirón antes de que la Cotilla viera al pequeño monstruo. La sangre salpicó las paredes - "¡Estate quieta, jodía!" - La Cotilla, asustada, preguntó. - ¿La ha atacado tu primer marido? - "Seguro" - ¿Por qué? - "Para espabilarla... Por cierto, ahora que no nos oye mi nieta ¿a quién se parece esa niña" - ¡A su bisabuela, la Reina! - "¿En serio? Así que mi biznieto podrá parecerse a mi..." - ¿No preferirías una niña? - "No. Quiero que perpetúe el apellido" - Pero si no eres noble ni nada. - El mío no, el de Andresito. - "No es de tu sangre" - "Tiene dinero" - No hay mejor razonamiento.





domingo, 8 de mayo de 2016

Dando el cante.

La abuela brillaba como un sol cuando ha entrado ésta mañana en casa con una bandeja de ensaimadas calentitas para desayunar. No es que se hubiese adornado con lucecitas de Navidad. No. Creo que la cosa era peor aún. Ha forrado el collarín que le dieron en la Seguridad Social con brillantes de Swarosky y una cenefa, arriba y abajo, de pequeñas luces leds. Así, si sale a la calle con esa parafernalia y no hace sol, como hoy, ella luce igual.

- "Ha sido un éxito. En cuanto me ha visto la gente de mi barrio se han hecho hasta selfis conmigo. Por pura envidia. Ya verás lo que tardan en imitarme" - ¿No has pensado que vas dando el cante? - "Que poco entiendes de estética, boba de Coria. Nunca serás otra cosa que un ser anodino e invisible entre miles de seres anodinos e invisibles. No sé a quién has salido... A mi familia, no."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Jesús, que susto! (gritó la Cotilla al ver a la abuela) Vas dando el cante, amiga. - "Mira (me dijo la abuela) otra de tu club, anodino e invisible" - ¿Te gustaría que yo saliera a la calle vestida de lagarterana y llena de lucecitas? - "Naturalmente. Para que te conozcan tienes que publicitarte y a ti no te conoce nadie ¿Cómo vas a encontrar novio así?" - Siempre llevas la conversación a tu terreno, abuela... No te lo había dicho pero, el otro día, el señor Li me tiró los tejos. - "¿Li?... Que raro. Le considero un hombre pacífico ¿Qué le hiciste?" - No quise comprometerme y no le di esperanzas... - "Nunca has tenido madera diplomática... ¿Cómo le dirías las cosas para que el pobre te tirara los tejos?." - Al revés, abuela. Primero me tiró los tejos y después yo le dije... - "¿No te descalabró? Le pondrías tan nervioso que falló la puntería" - ¿De qué hablas? - "¿De qué hablas tú?"

La Cotilla trasegó dos copas llenas de chinchón en dos segundos - Si no estoy envueltas en las brumas del licor, no puedo soportar vuestras extrañas conversaciones. - Entonces la abuela le pidió a su amiga que le hiciera un favor - "Tráeme uno de los focos que iluminan la Catedral" - ¿Estás de antojos? - "Es para iluminar un letrero que pondré en la torre del Paseo Marítimo. Quiero alquilar habitaciones a los turistas este verano y sacarme unos miles de euros para mis gastos" - ¿Y qué ganaré yo con esto? - "La alegría de ver como tu amiga se hace un poco más rica cada día. Ya sabes aquello de: dinero llama a dinero" - ¿No te valen unos velones usados? - "Qué poca categoría tienes" - Y tú qué cara.

Las dejé discutiendo porque me pareció escuchar un ruído en la cocina: Pascualita se estaba dando un festín con las ensaimadas y a falta de tazón de cola cao donde tirarse en plancha, lo hacía en el bote del aceite usado. ¡La que había liado la jodía! Y lo peor es que no podía atraparla porque se me escurría. Grité: - ¡¡¡ABUELAAAAAAA!!!  y las dos amigas entraron en tropel en la cocina. Menos mal que la Cotilla patinó con el aceite, se golpeó la cabeza contra el suelo y quedo en estado comatoso durante una hora. Así tuve tiempo de limpiarlo todo mientras la abuela lavaba a Pascualita con desengrasante.

sábado, 7 de mayo de 2016

El Tiempo.

En mi casa solo se oyen lamentos: ¡Aaayyyyyyyyyyyyyy! "Aaaaaaaayyyyyyyyyyyyy" ¡Aaaaayyyyyyyyyyy! - Pascualita no se queja, ni Pepe, porque no pueden hablar pero también debe dolerles el cuello... Bueno, a Pepe no sé... algo le dolerá al pobre aunque tiene poca superficie para el dolor. Andresito y la Momia también se quejan en la Torre del Paseo Marítimo.

La abuela, la Cotilla y yo hemos ido a Urgencias para que nos pongan un collarín. El de la abuela será más difícil porque lo quiere con lentejuelas rojas y no sé si la Seguridad Social está para florituras.

En la Sala de Espera del Hospital hay más gente con el cuello dolorido. Es una enfermedad insular, de las Baleares mismamente. Tan extendida entre los isleños que los bebés ya empiezan a mutar y muchos vienen a éste mundo con el cuello torcido. No es un consuelo porque la ropa no les sienta tan bien como si lo tuviesen recto pero, al menos no les duele como a nosotros.

Las fábricas de collarines y las farmacéuticas hacen su agosto vendiendo cremas, lilimentos, pastillas... contra la tortícolis. La Cotilla no para de darle vueltas a la cabeza para encontrar un remedio casero y forrarse pero es difícil. No se concentra porque, además del dolor, está el cabrero general que sufrimos tres veces al día. Y eso desgasta mucho. Menos mal que tenemos siempre el chinchón a mano y nos levanta un poco el ánimo.

Tampoco Bedulio se salva. Le he visto patrullar llevando un collarín a juego con su uniforme de municipal. - Le pregunté a la abuela - El abuelito, que tiene buenos contactos, ¿no puede hacer nada por arreglar el tema? - "¡Que va! Ahora todo el mundo está pendiente de si ganan, o no, las elecciones y de no salir, o sí, en los papeles de Panamá" - ¡Pero sí es que nuestro problema viene de lejos! - "¡Mira que llevamos años protestando!" - Ya, pero si las protestas no va acompañadas de sobres llenos de euros, no valen para nada. - "Eso también se ha hecho pero, que si quieres arroz, Catalina" - ¿No me digas que es cosa del Gobierno que estemos así? - "Vete tú a saber, Cotilla" - Bueno ¿y mañana lloverá o qué? (pregunté ansiosa)

Nos sentamos en la salita frente al televisor y poco después salió el Hombre o la Mujer del Tiempo. Nos da tan igual que ni los miramos. Solo estamos pendientes de que nos dejen ver nuestras islas. Si han puesto un sol, una nube blanca, una nube negra con gotas de agua, la altura de las olas, la fuerza del viento... Pero nada, tenemos que conformarnos con un resquicio... Eso si está espabilada su neurona, que suele ser pocas veces, el resto de los días está comatosa. Y los isleños baleares estiramos y torcemos el cuello con la esperanza de ver nuestro territorio. Y así estamos: cabreados y con el cuello torcido y sabiendo que mañana y al otro y al otro y al...  seguiremos igual ¡Anda que os zurzan!

viernes, 6 de mayo de 2016

La zapatilla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Hay que ver lo enfadados que están todos los que salen en los Papeles de Panamá. ¿Tú lo entiendes, boba de Coria? - Será porque los han pillado con el carrito del helado, Cotilla - ¡Menudo carrito! Lleno de millones de euros. Si los devuelven todos podrán subir las pensiones y ya no tendré que trapichear más. - No caerá esa breva, así que tendrá que seguir "divirtiéndose"

Mientras unos se enfadan porque han sido descubiertos y los ponen a parir, otros como la abuela, se enfadan porque, habiendo sido honrados, nadie los nombra ni para felicitarles por ser ello - ¿Felicitaros, abuelitos? ¿Por qué? ¿Por hacer lo que hacemos el resto de los mortales?: cumplir con Hacienda, que somos todos dice el jodío anuncio. Que guasa tuvo el que inventó el eslogan. - "Ni medio minuto nos han sacado en la televisión, en cambio a los de Cuéntame los tenemos hasta en la sopa ¡Y están cabreados! Que mal está el mundo, Facundo"

 - "Me he ofrecido a los partidos políticos, como mujer de consenso que soy y para ayudarles a llegar a acuerdos de una puñetera vez" - ¿Te has ofrecido a todos? - "Iré con quién me pague más, por supuesto" - No creo que seas capaz de arreglar ese descosido. - "Ya lo creo que sí. Llevo el arma más poderosa que tenemos las mujeres y con la que hemos evitado peleas y discusiones: La zapatilla." - ¿La usarás con los políticos? - "Por supuesto. Sin distinción de siglas. Van a ir más tiesos que un palo" 

- He puesto a mis amigos a trabajar para aportar mi granito de arena ahorrando euros , Llevaremos a los colegios electorales las miles de papeletas que recogimos en las últimas votaciones. No somos de tirar nada y ahora, cuando hacen falta, sacamos papeletas y sobres de diciembre pasado. - ¡Muy bien, Cotilla! Pero seguramente no la dejarán salirse con la suya. - ¿Por qué? - Porque no es costumbre. - ¡No vamos a tirar todo este papel!

La idea de la Cotilla no ha cuajado. - Me han dicho que la imprenta ya está contratada... - ¿Será de las que untan? (le pregunté) - No lo sé. A ver si te crees que somos una sucursal del Ministerio de Información y Turismo. - Se me ha ocurrido que podemos ahorrar en confetti para vender a las sedes de los partidos políticos para cuando den los resultados electorales (dije, pensando en Pascualita. No hay otra como ella haciendo picadillo cualquier cosa) - ¿Quién lo hará? - Permitame que guarde secreto profesional. - Vale, pero yo me llevaré el 50% de la ganancia (dijo la Cotilla, muy chulita) - La corregí: 70% para mi y el resto para usted - ¡¡¡Y una botella, nueva, de chinchón!!! -

jueves, 5 de mayo de 2016

Billetes de 500 euros.

- "Nena ¿tienes que ir al mercado hoy?" - Si vas a pedirme que te traiga algo, lo tienes claro como no me mandes el dinero por adelantado. - "Eres más agarrada que un chotis. Vendré contigo. Tengo que llenar el congelador y la nevera" - ¿Se va a acabar el mundo y yo no me he enterado? - "Peor que eso. La Unión Europa ataca a los ricos" - ¡Ostras! - "Sí, también compraré ostras"

Mientras en la calle sonaba el concierto de pitos en protesta por el mal aparcamiento del rolls royce de los abuelitos, bloqueando la calle y la parada del bus, la abuela me contaba sus penas. - "Andresito y yo vivimos sin vivir en nosotros mismos" - Has empezado pronto con el chinchón. - "¡Ni lo he tocado!" - ¿Por qué dices que os atacan a los ricos? - "Por culpa de los advenedizos, los trepas, los avariciosos, los corruptos, los Paraísos Fiscales, etc., etc., etc..." - ¿Nadie más? - "Los bancos, los banqueros, los... - ¡¡¡Para, para!!! Ya me a quedado claro. Lo que no sé es en qué te basas para decir esto.- "¿Es que no escuchas las noticias? ¿A qué dedicas el tiempo libre?" - Pregúntame: ¿En que lugar se enamoró de mi? - "¿Ligaste algún turista?" - No vi ninguno que me mereciera, abuela. - "¡Que cruz tengo contigo! ¿A qué viene entonces que te pregunte eso?" - A que me gusta mucho ésta canción de José Luis Perales... ¡Aaaayyyyyyyyyyy!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - "Menos mal que has venido, Cotilla. Mi nieta me está poniendo de los nervios ¡Van a quitar de la circulación los billetes de 500 euros!" - No fastidies (la Cotilla parecía muy afectada) - "¿Te lo puedes creer? Tendré que usar los que tengo en casa, deprisa y corriendo" - Menudo disgusto me acabas de dar (dijo la vecina) - ¿Usted guarda billetes de 500 euros? - ¿Yooooooo? Ni en sueños. Pero me hacía ilusión que me pagaran el Euromillón con esos billetes cuando me toque el premio. - ¿Por qué los quitan, abuela? - "Porque los nuevos ricos defraudadores usan estos billetes, acaparándolos, y convirtiéndolos en iconos del fraude y el latrocinio"

Al volver del mercado nos tomamos un descanso para regalarnos unas copitas de chinchón, que buena falta le hacían a la abuela después de discutir con todas las dependientas de la Plaza. - Si es que no puedes pagar con 500 euros, un saquito de patatas, unas judías verdes, unas fresas... - "Esta gente vive en el Paleolítico. ¿Cómo quieren que pague, entonces?" - Con billetes pequeños, como todo el mundo. - La abuela no pudo pagar nada y me tocó a mi saldar sus cuentas. - ¡Ya me estás pagando! - "¿Tienes cambio de 500 euros?... ¿No? Pues, hija..." - ¡Ni hija, ni leches! Y cuéntame por qué en tu casa solo hay billetes de éste calibre. - "No me gusta el tono que empleas ¡Soy tu abuela!" - Mi abuela ¡corrupta! - A partir de aquí se formó una bronca de padre y muy señor mío. Pascualita, alertada por los gritos, salió a flote y lanzó un chorrito de agua envenenada... a los ojos de la Cotilla que, en ese mismo instante, entraba en el comedor. No hay como estar en el sitio adecuado en el momento justo.


miércoles, 4 de mayo de 2016

A la caza de un novio.

- "Nena, dentro de un rato paso a buscarte" - Reconozco que me costó abrir un ojo pero en cuanto enfoqué la esfera del reloj y vi que eran las tres menos cuarto, los abrí de par en par. - ¡Ni se te ocurra! - "No podemos perder una oportunidad ¡única! para que encuentres novio" - ¿Has visto la hora que es? ¡Quiero dormir! - "Duerme ¿quién te lo impide? Estáte preparada"

No me quedó más remedio que levantarme y arreglarme deprisa para estar lista en cuanto llegara el rolls royce... que no llegó hasta las once de la mañana. La abuela me encontró con los brazos apoyados en la mesa del comedor y durmiendo a pierna suelta. - "¿Aún estás así? Mira que te he avisado con tiempo. Píntate un poco que pareces un ánima del Purgatorio, coñe." - ¿Se puede saber de dónde vienes? - "De desayunar con Andresito. Lo hemos alargado para que pudieras arreglarte tranquilamente y estar un poco presentable y pareces un adefesio. Que poco arreglo tienes"

Empecé a protestar pero me dejó con la palabra en la boca yéndose en busca de Pascualita, a la que metió en el termo de los chinos. - ¿La sirena también viene? - "Tiene que aprender métodos para cazar pareja por si alguna vez, cuando esté en su hábitat, tiene necesidad de ponerlos en práctica" - ¿Y a dónde vamos? - "Al puerto de Palma"

Ocho cruceros, a cual más grande, estaban atracados en los muelles y las dos mil y pico personas que transportaban, se desparraman como una mancha de aceite, camino de la ciudad a la que, sin lugar a dudas, colapsarían sin remedio. - "¡Mira cuanto hombre! de todas las razas y raleas! Puedes elegir los que más te gusten." - La mayoría viene con su pareja ¿No querrás que me meta en medio de un matrimonio? - "¿Por qué no voy a querer? Por un biznieto hago lo que sea"

La abuela ejerce sobre mi tal presión que soy como una olla a presión a punto de estallar. - Aunque tuviese delante al guapísimo de moda en Hollywood no podría hacer nada. Me siento agobiada. - "No me vengas con excusas porque ya me estoy cansando de esperar... Al final haré heredera universal a la Cotilla" - Ella no puede tener biznietos. Es tan vieja com...(¡glub! Menudo patinazo) - "¿Cómo quién?" (la voz de la abuela amenazaba con tormenta eléctrica) - Como... nadie. Nadie.

Pascualita sintió correr por sus venas el olor y el salitre del mar e intentó huir pero al abuela no se lo permitió. - "Te quedas conmigo mientras seguimos a mi nieta y vemos como se las apaña para conseguir un maromo que le haga un biznieto. No nos aburriremos, traigo chinchón"


martes, 3 de mayo de 2016

El Mago (2)

Mientras el Mago estaba desmayado sobre la gruesa alfombra que cubría gran parte del suelo del saloncito donde estábamos, a la abuela se le ocurrió un truco para no pagarle. - ¿Y si se enfada y nos manda un mal de ojo? - "Vendré a visitarlo con Pascualita y allá se las compongan los dos." - Poco después el hombre volvió en sí. - "No esperaba que fuese usted tan subceptible ya que debe pasarse la vida entre ánimas y espectros... por su trabajo lo digo." - En eso tiene razón pero comprenda que son seres intangibles, etéreos... -  "Se ha desmayado inutilmente porque la cabeza de Pepe no impresiona. Mire, tiene el tamaño justo para usarla de colgante en un llavero" -

El Mago la miró asombrado. - ¿Esto es Pepe? - "Y ni siquiera le gusta el fútbol" - ¿Cómo lo sabe? - "Porque nunca nos ha pedido ver un partido en la tele" - Bueno... vamos a ver qué puedo hacer por él... Por cierto, no han puesto la voluntad... - "¿Cómo que no? (protestó la abuela) ¡50 euros!" - Pues, por más que me fijo... no los veo. - "Ni los verá. Son cosas del ánima de Pepe que es muy suya, sabe. Como se le crucen los cables nos esconde las cosas. Sin ir más lejos le diré que teníamos en casa un orinal de porcelana, decorado con unas preciosas rosas rojas que perteneció a la bisabuela de mi marido, y de un tiempo a ésta parte, no hay manera de encontrarlo. Así que usted no desespere que cualquier día aparecen los 50 euros... Y empiece ya su trabajo que, a éste paso, nos dan aquí las uvas"

Cuando una hora más tarde salimos de aquella consulta, sabíamos que Pepe fue un joven misionero, mandado a tierra de Jívaros para convertirlos a la fe "verdadera"  Al principio a los "infieles" les cayó en gracia pero acabó siendo un coñazo para toda la tribu. A todo le ponía pegas: que si iban desnudos, que si bailaban sin decoro, que si el cerebro de mono vivo no era ningún manjar sino una guarrada, que donde estuviera una tortilla de patatas que se quitaran las tarántulas asadas... en fin: un plasta.

Los jívaros aguantaron con paciencia al pijo venido de quién sabe donde hasta que, un día, hartos de tanto caprichos y remilgos, enviaron al brujo a convencerle de que debía afeitarse esa barba que asustaba a los niños que, dicho sea de paso, nunca habían visto ninguna.

Las buenas palabras del brujo, que era un diplomático de primera y la ayuda de un licor hecho en la tribu mediante unas hojas que las viejas desdentadas masticaban durante horas utilizando una receta ancestral y dejándolo fermentar un tiempo prudencial , convencieron al misionero y puso su cuello en las expertas manos del brujo, muerto de risa. Y en un santiamén, pasó a morirse y dejar de reír, o viceversa.

Después, para que su memoria perdurara durante generaciones, redujeron su cabeza al tamaño que tenía ahora y con su cuerpo, que ya no le servía para nada, hicieron un buen estofado regado con el licor ancestral.

Tiempo después, pasó por allí un chino y les ofreció espejos y cascabeles por aquella mini cabeza e hicieron el intercambio. De esta manera se libraron, definitivamente, del pijo plasta. - Abuela. ¿no te suena a trola esta historia? -  "Ya lo dice el refrán, alma cándida: A caballo regalado, no le mires el diente"









































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lunes, 2 de mayo de 2016

Vamos a ver un Mago.

- "Nena ¿hay el Día de la Abuela?" - Pero... esto... ¿Qué hora es?... zzzzzzzzz - "Es una simple pregunta... ¿Ya te has dormido, marmota? Que poco aguante tienes ¡Di sí o no, jodía!"

Esta mujer no para de darme la lata y mi única defensa es hacerme la dormida porque después de escucharla a las horas brujas de la noche, me desvelo y luego voy como una zombi todo el día. Me levanté a por un vaso de agua y me quedé un rato en la cocina leyendo los anuncios del periódico. Hubo uno que llamó mi atención. Era un mago que, mediante oraciones, sabía decirte muchas cosas de tu vida pasada. Aquello no me cuadraba porque si estabas muerto ¿qué te va a contar?... Entonces me acordé de Pepe, la cabeza jivarizada ¡Ella sí que estaba muerta pero presente! Apunté el número de teléfono para llamarle por la mañana.

Puse a Pepe en la mesa de la cocina, frente a mi y estuvimos hablando un buen rato (en realidad él no dijo ni pío pero no por falta de ganas de intervenir en la conversación, sino porque no tiene cuerdas vocales. Esté sí que está en crisis permanente)

Pascualita, envidiosa, se anunció dando saltos mortales en el acuario y dejando el suelo perdido de agua. No me quedó más remedio que traerla a la mesa y contarle la idea que yo había tenido para saber, de forma clara y científica, quién había sido Pepe y dónde lo habían matado y convertido su cabeza en llavero. Debo reconocer que estaba entusiasmada y nerviosa. Y después de mucho pensarlo, decidí poner al corriente de todo a la abuela.

- Abuela, voy a llam... - "¿Ya sabes cuándo es el Día de la Abuela, boba de Coria?" - ... a llamar a un Mago para que nos diga quién era Pepe antes de ser llavero - "¿Un mago? Será un sacacuartos"

Fuímos a la consulta del Mago y todo el camino tuve que aguantar a la abuela. - ¡Que perra has cogido con el dichoso Día de la Abuela! - "¡Tiene que existir! Hablaré con el dueño del Corte Inglés y lo pondrán, con tal de ganar dinero... No sé que color elegir para la ropa interior de ese día... ¿verde esperanza?" - Esperanza de qué... ¿De tener más nietos?... ¡Anda que...!

El Mago vivía en una casa del casco antíguo de Palma, llena de gruesas cortinas de terciopelo rojo que velaban la intimidad de la familia. Nos cedió el paso, muy ceremonioso... baboso, diría yo. Dentro, la respiración se hacía imposible, por lo denso que era el ambiente impregnado de incienso en cantidades industriales. - Pasen, pase,... - Quiero saber quién fue nuestro amigo Pepe. - Perdonen pero me falta lo principal: una foto o algo muy personal de su amigo. - Su cabeza está en la cesta. Ahora la saco. - Abrió unos ojos como platos. - ¿Han profanado su tumba? - No. Vive en casa - El hombre se puso verde pero no desatendió su negocio. - Pongan en esta... bandeja la voluntad... No menos de veinte ... euros, por favor... Aaaayyyyyyyyy, que me desmayooooooo.

Mientras el Mago caía como un saco de patatas al suelo, la abuela me preguntó - ¿No decías que no había que pagar? Te están tomando el pelo, alma de cántaro. Lástima que no tengamos a mano una botella de chinchón,

domingo, 1 de mayo de 2016

El Día de la Madre.

- "Nena ¿qué me vas a regalar para el Día de la Madre?" - Pues... ¿es necesario llamar a éstas horas para preguntarme esto? - "Estoy intrigada y no puedo dormir... Va, dímelo, porfi" - Abuela, no puedo pensar... tengo sueñoooooo. - Y colgué el teléfono. Eran las dos y media de la madrugada.

El olor de las ensaimadas recién hechas entró en casa antes que la abuela metiéndose por debajo de la puerta de la calle. - "¿Dónde está mi regalooooooooo?" gritó con voz cantarina mientras se dirigía a la cocina. - No hay. - "¿Lo dices en serio, boba de Coria?" - Eres mi abuela, no mi madre, así que... -   "Si yo no hubiese parido a tu madre ahora no estarías aquí... por lo tanto me merezco un regalo ¿o no?. - No.

Mientras discutíamos llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Empezáis la guerra temprano... Huéle a ensaimada. - La abuela cogió el paquete donde iban envueltas y se lo dió a su amiga. - "¡Toma, haz con ellas lo que quieras!" - ¡Oye, que no las he probado! (protesté) - "Ni las probarás" - La Cotilla las metió en su cesta. - ¡Voy corriendo a venderlas!

Por más que intenté razonar con la abuela no hubo manera de hacerle comprender que no era su día. - El único que tiene que hacer regalo hoy es Andresito que aún tiene a su madre, la Momia. - "Se lo ha hecho: un crucero por el Caribe. Así, si liga jovencitos culito-respingones, él no lo verá y no tendrá que escandalizarse... Yo esperaba un crucero por las islas griegas." - Otra vez te equivocas, abuela. Eres su mujer, no su madre. - "Me refería a ti, atontada" - ¡A mí! ¡A una mileurista! jajajajajajaja ¡Que chiste más bueno! - "No, si ahora también va a tener la culpa Rajoy de que no valgas para nada"

Cuando la abuela se fue dando un portazo, me sentí deprimida. Si no puedo echarle la culpa a Rajoy de mis penurias ¿a quién culpo de ser una trabajadora pobre? Reuní en la mesa de la cocina a la cabeza Pepe y a Pascualita. - Os hago saber que nos hemos quedado sin ensaimadas para desayunar... (la sirena me enseñó la dentadura) la abuela se ha enfadado conmigo (me tiró un buchito de agua envenada que, afortunadamente, esquivé) La buena noticia es que comeremos pan tostado... - Pascualita, con un fuerte impulso de su cola, cayó en plancha dentro de mi taza de cola cao y me lo tiró encima. También Pepe recibió pero es muy sufrido y no dijo nada... Esta cabeza se está ganando el cielo.