viernes, 31 de diciembre de 2021

¡¡¡FELIZ SALIDA Y ENTRADA DEL NUEVO AÑO 2022, FAMILIA!!!

 He llamado a la Torre del Paseo Marítimo para felicitar a los abuelitos y a la bisabuelastra y no me han tirado un trasto a la cabeza porque no cabía por el teléfono pero estaban de los nervios todos.

He pensado que habían empezado ya la fiesta a base de chinchón y mantecados, turrones, polvorones, etc pero no me ha parecido que tuvieran la lengua pastosa sino ligera y afilada. - Holaaaaa (he dicho) quiero desearos una feliz NocheVieja... - ¡¡¡Qw+r0twtybwne'5nyw!!! - me contestaron. Y me impactó porque lo que he escrito como frase era un montón de anatemas, insultos, sapos y culebras saliendo por aquellas tres bocas de dientes, caros, pero postizos.

- ¿Qué pasa? - "¿Para qué nos llamas, boba de Coria?" Es que es NocheVieja y... -  ¡¡¡QRCV,ÑBLÑFKOSV!!! - ¿Pero...? - "¡Ya sabemos que es Vieja! Y sabemos que lo somos pero ¿no puedes darle mordiscos a una esquina a ver si te quedas muda?"

- Aaaaah, jijijijijiji... ¡que graciosos! Pues no había caído... Pero esa noche siempre se ha llamado así... y cuando dicen Vieja no se refieren a vosotros porque el año solo tiene un año en cambio vosotros... (sentí ruído de sables desenvainandose) ... No representáis la edad que... (ruído de pistolas cargándose) tenéis... Ni siquiera la Momia (rechinar de dentaduras postizas) ... Eh... olvidad lo que he dicho ... - "Demasiado tarde, palurda... Yo que tú, esta noche, no tomaría sopa jejejejejejeje..." - Es de sobre... - "El veneno funciona en cualquier sitio..." - Abuela ¿estás de broma... verdad? 

Colgó el teléfono y hasta el clic me pareció siniestro. 

Miré a mi primer abuelito, enfundado en un maravilloso sudario abullonado, de seda de los mejores telares del antiguo Oriente donde fabricaban los trajes de los Reyes Magos. Parecía disgustado y movía la cabeza con pesadumbre. - Ha estado mal recordarle a tu abuela el tema de la edad...  - Solo quería desearles una feliz salida y entrada de Año... y ahora a ver quién es la guapa que se come sopa.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡¡¡YO!!! Mi menda lerenda. - gritó la Cotilla entrando en casa. Claro que no había oído la conversación y llevaba media botella de chinchón en el cuerpo. Esto último fue lo que me motivó para poner a Pascualita y a Pepe sobre el frutero. Serían los primeros en probar la sopa... ¿Qué pasa? No, no me fio de la abuela.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Cabezudo.

 Estaba pensando en las musarañas mientras masticaba un trozo de pan con chocolate cuando algo pasó rozando mi cabeza para acabar estrellándose contra el frutero. - ¡Jopé! (grité asustada) - ¿Qué podía ser si detrás de mi solo está la pared de la cocina y dos estantes. El primero es donde suele estar siempre Pepe el jibarizado y esa cabeza hueca no creo que pueda impulsarse por más que lo intente.

Al ir a cogerlo salió volando y cayó en el fregadero golpeándose con el vaso donde yo había bebido antes de cola cao del desayuno. - ¡Jolines, Pepe, te vas a desgraciar más de lo que estás!

Pero Pepe no paraba. Después de unos segundos saltó de nuevo estampándose contra el suelo. Pensé añadir un renglón más a la carta para los Reyes Magos y pedir un casco para el pobre llavero. 

Ahora le costó más arrancar y cuando lo hizo fue reptando. Algo se removió en mi cerebro y me pregunté: - ¿A quién he visto reptar en ésta casa? ... ¡Ay, no sé porque me hago preguntas tan dificiles de contestar! (me quejé a mi misma)... humm... ¿La Cotilla? ... pues, no diría yo que no aunque me extraña que no se queje de que se queda sin medias con lo cara que va la luz. Creo que ésto es una perogrullez pero cosas más raras se han visto.

Miré al jibarizado que avanzaba pasillo adelante y en mi mente se formó la figura de Pascualita. ¡Ahí le has dado, nena! (me dije) 

Levanté del suelo aquel engendro y apareció la sirena con la cabeza metida en la cabeza hueca del jibarizado, cual cabezudo de las fiestas de los pueblos. 

La medio sardina me enseñó sus terribles dientecitos de tiburón y me tiró a la cara un buchito de agua envenenada que esquivé con total maestría, cosa que la hirritó mucho más. Finalmente la metí en el acuario, sin Pepe, del que salió pitando para ir del aparador a la silla, de esta a la mesa del comedor y, en un salto de récord, llegó hasta la lámpara del comedor donde quedó colgada y ahi sigue desde hace más de dos horas. Espero ver como se le alargan los bracitos a la muy bruja.


miércoles, 29 de diciembre de 2021

¡Zafarrancho!

Un vozarrón desconocido me dijo: - ¡Arriba, señorita, que no son horas de languidecer en la cama! - El corazón me dio un vuelco. Alguien se había metido en mi cama y yo sin enterarme. Refrené el impulso de correr a contarselo a la abuela al mirar el reloj: ¡las cuatro y media de la madrugada! A esa hora mis abuelitos están en pleno sarao en El Funeral.

A pesar de ser consciente de que aún no habían colocado las calles, hice caso a la voz y me levanté. Enseguida noté una sensación de poderío. Lo achaqué a haber estado llorando tanto tiempo. Ahora me encontraba despejada de mente y cuerpo. - ¡Vamos, vamos (continuó el vozarrón) se acerca el Año Nuevo y todo tiene que estar en su sitio y como una patena!

Estaba contenta y activa como nunca pero... aún no conocía a quién me animaba a pesar de haber mirado hasta debajo de la cama. Volando alrededor de la lámpara del techo de mi cuarto estaba mi primer abuelito y los gritos celosos de la lámpara del comedor no se hicieron esperar.

El abuelito señaló, con un índice laaaargo, estilizado con una uña digna de una emperatriz china, a una bola del mundo que guardo de mis tiempos de colegio. Yo no entendía ... - ¡¡¡SOY EL MUNDO, NENA Y TIENES QUE DARME UN BUEN ZAFARRANCHO. ANDANDO!!!

El Mundo me pedía que lo limpiara de tanta podredumbre, mezquindad, gilipuertez supìna, mala baba, racismo e incultura. - No se si tendré lejía para tantas cosas (le dije)

Al coger la escoba y el recogedor me sentí importante. Normalmente somos los seres humanos quienes ponemos el mundo patas arriba. Esta vez era él quién me pedía que lo hiciera.

Un rayo de sol entró a través de las persianas entornadas y apuntando bien a mis ojos, me despertó

martes, 28 de diciembre de 2021

Una alegría para el cuerpo.

 Estuve llorando tres días seguidos, los mismos que no me pude sentar. Las lágrimas fluían a mis ojos y se desparramaban por el suelo buscando, como un buen río que se precie, el camino al mar.

Cuando las lágrimas alcanzaron la altura de la mesa del comedor la cristalera se abrió de par en par y se formó una cascada que anegó todo lo que encontró a su paso. Avanzó hacia el Mercado de Pere Garau y los payeses tuvieron que salvar, a duras penas, su mercancia.

La riada siguió calle abajo, sin prestar atención a los semáforos que, locos de miedo, lanzaban SOS encendiendo y apagando sus clásicos colores.

Como no paraba de llorar el caudal fue extendiéndose y al llegar al mar entró, triunfal, en él. Para entonces Bedulio ya había venido a casa usando una lancha con motor fuera borda. Entró por el balcón y con buenas palabras para que no me soliviantara más, me pidió que dejara de llorar. - ¡Es que es muy fuerte lo que me ha pasado¡¡¡BUAAAAAAAAAAAA!!! - El Municipal lo intentó pero no lo consiguió.

El árbol de la calle se quejaba amargamente: - ¡Esta loca me va a ahogar! ¡Cierra el grifo de una vez! - Los niños y niñas, ajenos al frescor de diciembre, convirtieron la calle en una enorme piscina. Pero fue contraproducente porque, cuanto más disfrutaban ellos más lloraba yo acordándome de lo que había disfrutado llevando la añorada pluma de cisne.

Al día siguiente el mar ya no podía tragar más agua dulce. - ¡Me va a cambiar el PH! ¡Que se calle de una vez esa tía! - Y recurrió a mi primer abuelito: - ¡Trata de convencerla, por Dios, trata de convencela!

El tercer día Pascualita aprendió a reirse de mi. Una mueca terrible en su cara, una especie de carcajada abisal y haciendo con sus deditos palmeados la señal de OK cada vez que me miraba me convencieron de ello. además, estaba en su salsa porque las lágrimas son dulces.

De repente me llegó el sonido de una radio, amortiguado por el agua que la cubría. Por una vez en tres días presté atención. Hablaba el Alcalde:  - ... y esta calle será peatonal. Habrá jardines, terrazas de bar, tiendas, bancos para sentarse... No habrá tráfico ni... - ¿Parada de autobús? (pregunté) - No. Parará en otra calle. - ¡JUPIIIIIIIIIIIIIII!

El río de mis ojos paró de repente. Se acabó la cascada espectacular y el mar pudo tragarse el agua dulce que quedaba. Salí al balcón con una sonrisa de oreja a oreja y grité: ¡¿Dónde aparcarás ahora el rolls royce, abuela?! ¿Dónde? ¿DONDE? ¡¡¡¿DONDEEEEEEE?!!!

lunes, 27 de diciembre de 2021

Mi ¿querida? abuela.

 Geooooorge frenó en seco el rolls royce en la parada del bus cuando éste se marchaba. Dos minutos después la abuela entraba en casa. - "¡Nenaaaaa, soy yo!" -Fue tan violento el portazo y el grito anunciándose que me llevé un susto de muerte porque estaba concentrada en enseñar a Pascualita a comer como una persona educada. Cosa harto difícil porque, ni es persona ni está educada. 

Del susto, lancé la sirena al aire y se estrelló contra el cristal de la ventana de la cocina, que es muy suya y se abre cuando le da la gana. El nuevo grito de la abuela me soliviantó: - "¡¡¡¿Qué le has echo a mi chiquitina?!!!"

- ¡Para ya de asustarme! Me pones de los nervios. - "Geoooorge, coge el acuario y vámonos" - No puedes hacer eso. El mayordomo nunca a visto a Pascualita y querrá hacerse rico a su costa (dije a la abuela, entre dientes para que no me oyera el inglés) - ¿Yes, madame? - ¡Fuera de mi cocina! (le grité) (la sirena seguía estampada en la ventana)

Rabiosa por no poder hacer su santa voluntad, a la abuela no se le ocurrió otra cosa que, de un tirón fuerte y seco, arrancarme la pluma de cisne que era mi mayor orgullo. - ¡¡¡AAAAAAAAAAYYYYYYY!!! - "No te quejes. Te he salvado de la monotonía del color blanco. Si fuese de marabú o de pavo real... " - Y, ni corta ni perezosa, se fue llevando el "trofeo" en una mano y diciendo adios con la otra.

Lo último que le escuché fue: Geoooorge, llama a mi sombrerera y que vaya pensando modelitos para lucir ésta maravilla... 

domingo, 26 de diciembre de 2021

Envídia cochina.

Si la envidia fuera tiña mis vecinas estarían rascándose hasta el día del Juicio Final. Solo había que ver sus caras cuando he salido a la calle luciendo la hermosa pluma de cisne. He tenido que sacrificar un pantalón haciéndole un agujero en el trasero para que saliera al exterior mi nuevo apéndice, pero ha valido la pena.

He pasado y repasado por delante de los escaparates de las tiendas del barrio para verme reflejada en los cristales y me daba gozo a mi misma viendo ondear semejante hermosura. - ¿Qué lleva esa? - ¿Que va a ser? El plumero de quitar el polvo. - Incultas (pensaba yo) La envidia las corroe. 

Hubo comentarios para todos los gustos pero quien se llevó la palma fue la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! A ver. Date la vuelta ¡Pero si es verdad que tienes una pluma en el culo! Me lo han dicho las vecinas. ¿Es de la tienda de los chinos del señor Li? - ¡Es parte de mi, Cotilla! Ha salido espontánea. - Eso no puede ser. Te caería una semilla y con el calorcito que hace ha germinado... - ¡Los cisnes ponen huevos, a ver si se entera! - ¿Quiéres decir que también los pondrás tu? - ¡No diga tont...! (me paré en seco. ¿acaso existía  esa posibilidad?)

El señor Li se presentó en casa dispuesto a verificar lo que se decía en las calles. - ¡Sel veldad. Tu tenel pluma en... ahí! Yo complal a ti. - No puedo, ni quiero ¡Me encanta! - Tu sel boba de Colia. Yo pagal bien. - ¡Que no! - Pagal mucho. ¿Tu decil a vecinas que esto sel última moda de Palis? - Por supuesto. - ¿Sel veldad? - ¡Por supuesto! (lo dije con énfasis y la cabeza orgullosamente levantada) - ¡¡¡YO QUELEL!!!

Mi primer abuelito apareció flotando sobre la cabeza del chino que estaba más cabreado que un mono. - Te queda bien la pluma, nena... ¿Has visto el nuevo sudario que me he puesto en tu honor? - Era una obra de arte hecha de plumas de diversas aves y me emocioné mucho aunque no dejé de exponerle mi pequeña preocupación. - ¿Pondré huevos, abuelito? - ¿Por qué no? ¡Y si son de chocolate me pido unos cuantos!

sábado, 25 de diciembre de 2021

¡Sorpresa!

Ha llamado la abuela para decirme: - "¡Aaayyy, nena, que bien hemos comiiiiiido. Los entrantes eran dignos de un restaurante con una constelación de estrellas Michelin. ¿Y la sopa de Navidad? Digna de los dioses de Egipto. Ya ni te digo nada de los escaldums de pata que ha hecho Geoooooorge, son iniguables. Luego estaba el postre que..." - Ya podrías haberme invitado, abuela, que soy tu única nieta.

- "No lo he hecho por dos razones: la primera por el coronavirus..." - ¡No lo tengo! - "Y la segunda porque me he enterado por Pompilio el carnicero, que te llevaste un trozo de pava. ¿Quizas para practicar haciendo una exquisitez para entrar en Master Chef? y no he querido distraerte..." - ¡Solo era un trozo de carcasa y el cuello y cabeza! ¿Qué exquisiteces puedo hacer con eso? - "Pues habérmelo dicho, mujer" - Mándame las sobras, abuela. - "¿Qué sobras? Se las he dado a mi vecina para su gatito de angora. Y ha sido visto y no visto"

Desde que le colgué el teléfono a la abuela no paro de rascarme. Será por el cabreo que tengo. 

El árbol de la calle me miraba de reojo como si no se atreviese a hablar conmigo. Allá penas. Bastante tengo yo con mis picores para preocuparme por las tonterías de otros. - ¿Qué pasa? (acabé diciéndole) - Siento vergüenza viendo como te arrastras pidiendo las sobras ¡Y deja de rascarte que me pones de los nervios!

Entré en la despensa a por una lata de albóndigas con tomate pero no se dejó coger. - ¡Ostras! - La lata huía de mi y no estaba jugando. Muy seria me dijo: - No me busques ahora, después de despreciarme pidiendo sobras teniéndome a mi a mano.

Menudo día de Navidad. No puedo comer, ni dejo de rascarme la rabadilla. Cantaré villancicos y brindaré con chinchón a ver si me entra el espíritu de la Navidad.

Me senté con Pascualita en el escote y advirtiéndo a la sirena que haciera palmas con sus manitas mientras yo cantaba. Y empecé: - ¡Ay del chiquirritín, chiquirriquitín, metidito entre paaaaaajas!. ¡Ay, del chiquirritín, queriditAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY! - ¡Ahora si que picaba! Me rasqué con ambas manos hasta que toqué algo raro... ¡Me estaba saliendo una hermosa, blanquísima y larguísima pluma de cisne!

Mi primer abuelito aplaudió mientras se exhibía como un experimentado modelo de Alta Costura, con un nuevo sudario estampado con la cabeza de la pata que me regaló Pimplio que no era pata sino cisne.

viernes, 24 de diciembre de 2021

Paveando.

 Por la mañana, la cabeza de la pava estaba ¡en el acuario! 

Corrí al cuarto de la Cotilla, entré como un torbellino y la desperté zarandeándola enérgicamente: - ¿Por qué ha metido la cabeza de la pava en el acuario? - ¿Eh...? ¿Hay un incendio... ¿ah?, la pava...  He pensado que quería bañarse y como ese sitio lo tienes solo para plantas pues... - ¿Y ha tenido las santas narices de entrar en mi cuarto, en plena noche... - ¡Alto ahí! Estaba sobre el aparador. - ¿Y quién la puso ahí? - A mi que me registren...

Pepe había desaparecido y lo encontré en su estante de la cocina. Por más que le pregunté no supo, o no quiso, decirme nada. ¿Y Pascualita? Acabé encontrándola de tertulia en la mesa de la Cena. Y no fue ésto lo peor sino que vaciaran una botella de chinchón entre todos.

Invoqué a mi primer abuelito: - Estoy echa un lío. ¿Qué pasa con la cabeza de la pava y los paseos que se han dado ésta noche Pascualita y Pepe? - ¿Esta noche? dirás TODAS las noches porque se las pasan zascandileando por ahí. - ¿Y por qué no he sido informada? - Soy tu abuelo, no una oficina de Información y Turismo, nena.

La cabeza de la pava me la fui encontrando en los sitios más inverosímiles durante todo el día. Al principio me hacía la loca pero, desde que el árbol de la calle me dijo que la pava me tenía querencia, cambié de actitud y la saludaba educadamente. - No sé porque le has caído bien (dijo) si no tienes afinidad con ella, en cambio sí que la tiene con Pepe el jibarizado... - ¿Por qué? - Porque tambièn es una cabeza cortada. - Ah, claro...

Durante la siesta he soñado que era una pava elegantísima, con unas pestañas kilométricas que servían para apartar las nubes que tapaban el sol. Al despertarme fui a la cocina y me di cuenta de andaba meneando el trasero como lo haría una pava... Y, en lugar de un cola cao calentito merendé un puñado de maiz.

 

 

jueves, 23 de diciembre de 2021

La pava.

He ido a la carniceria y como tengo un sueldo tan de andar por casa, porque si voy a un bar a tomarme un café me quedo en la ruína, le he pedido a Pompilio, el carnicero, que me diese unas cuantas carcasas de pollo para el caldo de Nochebuena. - ¿Qué más vas a querer? (preguntó) - Como querer, querría muchas cosas pero lo dejarè para cuando me toque el Gordo. Dudó un poco y acabó metiendo un cuarto de carcasa de pava de regalo. - ¡Gracias, saleroso! (exclamé mientras un lagrimón rodaba cuesta abajo por mi cara).

Sin embargo, lo que sentí en la cocina al abrir el paquete de las osamentas, fue un escalofrío porque Pompilio me había dado la parte del cuello ¡y la cabeza de la pava! 

Del comedor llegaron a mis oídos murmullos, algunas voces, incluso la voz estentórea del árbol de la calle que decía: - Malo. Mirad lo qué os digo, hojitas. Malo.

En la mesa de la Cena murmuraban los comensales: - Esto no me gusta nada. - Ni a mi. - A mi tampoco... - Y cuando parecía que iba a haber unanimidad saltó el que faltaba para el duro: -¡Pues a mi sí!

Mi primer abuelito, en vuelo acrobático por el comedor, se acercó a ver de cerca lo que motivaba tanto chismorreo: - A mi tampoco me gusta (dijo después de una buena observación) - Pero ¿por qué? Si es para un caldo. - ¿La pava ha dado su consentimiento? - No se lo he pedido... - Que poco respeto hay hoy en día. ¿Qué te parece mi nuevo sudario, nena? - No supe qué contestar porque de las modas antidiluvianas la entendida es Pascualita.

Al irme a dormir esa noche, las carcasas descansaban en la nevera. Sin embargo, al levantarme a media noche paar ir al baño ¿quién encendió la lamparita? ¿quién dejó que rodeara su cuello, helado, con una mano? ¿quién la picoteó?... Todo esto no lo sé porque yo, cuando duermo, duermo pero ¿qué hacía a mi vera la cabeza cortada de la pava?

Temblando como una hoja en la tormenta, vi que Pepe el jibarizado descansaba en la mesita de noche y pensé: - Está Pepe ¡menos mal!... ¡JA!

 

miércoles, 22 de diciembre de 2021

!FELIZ NAVIDAD!

 El frenazo del rolls royce aparcando en la parada del bus, puso música de fondo al ruido del tráfico que andaba alocado en busca de las últimas compras para los tres días navideños y festivos que están ya a la vuelta de la esquina. 

Los abuelitos venían, imponentes, envueltos en sus mejores galas y, tanto la abuela como la Momia, cuyos diamantes lanzaban rayos irisados dejándome cegata, parecían puertas restauradas por un amante de poner, cuantas más capas de color, mejor. ¿Y las pestañas de ambas? Medían medio metro de largo y así estoy yo, con un constipado de campeonato gracias al abaniqueo al que me sometieron para demostrar quien de ellas las movía con más arte. 

Tampoco Geoooorge se quedó a la zaga. Lucía corbata con el estampado de la bandera inglesa y, de fondo, la cara guasona de la Reina de las reinas: Isabel II. 

Mientras la Momia buscaba una butaca para descansar sus ancianos pies a los que obligaba a calzar estilettos un pelín más bajos que los de su nuera.

 Dando un repaso de arriba abajo, la abuela dijo: - "¿Aún estás así, boba de Coria?"

Llamaron a la puerta: Bedulio, magnífico con su uniforme de gala de los Municipales y oliendo a Varon Dandy, entró en casa con menos gallardía de la que se esperaba de él y que recuperó cuando, solícita, le dije que mi primer abuelito no estaba.

La Cotilla entró embutida en un vestido de lamé dorado, con cola que se pisaba cada dos por tres y zapatillas de deporte verde fosfi. Estaba total. No pude decírselo porque no me salían las palabras de la impresión que me causó.

Engalanados estaban el árbol de la calle con las luces de Navidad iluminadas como si las hubiese encendido el alcalde de Vigo en persona. Muchas de las hojitas lucían gorritos de Papa Noel y todos, a coro cantaban villancicos. 

También estaban elegantísimos Pepe el jibarizado luciendo un peinado de trencitas adornadas con lacitos tornasolados. Los comensales de la Cena, en ésta ocasión habían dejado de lado las túnicas y llevaban frac. ¡Menudo cambio!

La lámpara del comedor lució sus más espectaculares bombillas de mil colores. La critalera había vestido sus cristales de estrellas de nieve que me dieron frío cuando me acerqué a verlas. 

Todos estaban elegantísimos y espectantes. Pascualita surgió del acuario con la cola revestida de escamas de madreperla y coral. Hasta su pelo-algas brillaban en la oscuridad. Yo me puse el mejor de mis pijamas porque me había dicho la abuela que llevásemos traje de noche... Menos mal que no incorporé al modelito un orinal para dar mayor veracidad al conjunto.

Y entonces llegó él. El ánima más elegante del Más Allá. Envuelto en un sudario hecho con ramas de pino muy aromático, como pude comprobar cuando todos los presente sintieron el aroma: - Huele a ambientador de coche (dijo el metepatas de Bedulio) - No hubo revancha pero sí exhibición cuando, flotando sobre todos nosotros, el traje ardió dejando tras de si un sinfín de pavesas doradas.

Después, todos los personajes miramos a la pantalla del ordenador para desearos a todos los amigos y amigas de la loca familia de Pascualita UNAS FELICES FIESTAS, MUCHA SALUD, MUCHÍSIMA, MONTAÑAS DE SALUD Y MUCHA FELICIDAD. ¡¡¡OS QUEREMOOOOOOOOOSSSSS!!!

 

martes, 21 de diciembre de 2021

¿Dónde está Pascualita?

 La camisa no me llega al cuerpo. Estoy superhistérica, asustada, preocupada. Vivo sin vivir en mi porque ¡ha desaparecido Pascualita! Ya no sé dónde buscar. He vuelto la casa patas arriba por lo menos tres veces ¡Y no aparece!

He tenido un pálpito al pensar que ha podido caer a la calle desde el balcón. Por eso he salido a preguntar a todo bicho viviente, como en el cuento del Gallo Kirico: - ¿Dónde está Pascualita? - Vidriera, balcón, hojitas, gorriones, árbol, invitados a la Cena, bolas de polvo, fregona, escoba, lámpara del comedor, acuario, Pepe... ¿dónde está Pascualita? - ¡Qué se yo! (dijeron todos) Que la busque quién sea más listo. - Contestaron.

- ¡Pascualitaaaaaa! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Ay, Cotilla, ¿dónde está la medio sardina? - La vecina abrió los ojos como platos y dijo: - ¿No me digas que has llegado a ese extremo? ¡No me lo digas! - Vale. - ¡¿Media sardina? ¿Has sido capaz de comprar media sardina? ¿Y yo qué comeré? 

Antes de que mi neurona se pusiera en huelga corrí al balcón. Bedulio apareció por la esquina haciendo su ronda diaria. Al verle le grité: - ¡¡¡Bedulioooooooooooooo ¿dónde está Pascualita?!!! - ¿Quién...? - Entonces me di con un canto en los dientes porque lo tenía a mano y dije: - ¡Anda! ¿No se lo he preguntado a mi primer abuelito? - En ese mismo momento, el Municipal giró en redondo y corriendo, se fue por donde había venido.

 Entré en casa. A un palmo sobre el cantarano de la abuela, flotaba mi primer abuelito envuelto en un sudario imitando el traje de detective decimonónico y mirando con la lupa al cajón secreto.

Lo abrí presurosa y ¡allí estaba la sirena! - ¡Gracias abuelito...! - La sirena ni se inmutó al verme porque estaba muy ocupada comiéndose el décimo de Lotería de Navidad que iba a hacerme millonaria mañana ¡La madre que la parió!

lunes, 20 de diciembre de 2021

Donde las dan, las toman.

A escondidas de la sirena me acabo de tomar un cola cao calentito porque, a pesar de estar en Mallorca, se me han quedado las manos heladas cuando me he enterado de que ha nevado en ¡Alejandría! Egipto.

Debe ser verdad porque me lo ha dicho el árbol de la calle que siempre sabe las cosas de buena tinta... aunque yo nunca haya visto el tintero que la contiene.

Al entrar en calor he salido al balcón para explicarle mis elucubraciones sobre esa noticia y le he dado la vara durante un buen rato. -  Sabiendo que, de tarde en tarde, nieva en Egipto empiezo a entender esa manía suya de retratar a los egiprcios andando de lado, con el torso mirando hacia adelante y los brazos en ángulo recto pero uno con la mano hacia arriba y la otra hacia abajo. Debieron quedar algunos congelados en esa postura durante una de esas raras nevadas.  Los vería un artista pictórico y los inmortalizó. El éxito fue tan grande que todo el mundo los copió. Incluso los nobles, empezando por el Faraón, pidieron ser representados así.

- ¿Se hizo rico quien los dibujó? ¿Fue profeta en su tierra? ¿Tuvo el privilegio de ser momificado y enterrado en una bonita tumba del valle de los Nobles? ¿Se encontrará dicha tumba algún día y nos explicará todo lo que le preguntemos? ¿Hartos de verse de esa guisa, los jueces acabaron haciéndole un Juicio de Dios bajo el lema: si cruzas nadando el Nilo y no te come un cocodrilo te perdonaremos aunque sea a regañadientes, pero, si te come celebraremos tal fiesta que saldrá hasta en el papiro Hola de ésta semana?

De repente el árbol de la calle, lloró a moco tendido. Y no fue eso lo malo sino que ese moco y sus correspondientes babas cayeron en MI balcón y ¿a quién le tocó limpiarlo? a mi menda lerenda. 

- ¿A qué ha venido ese ataque? (pregunté, solícita) - ¡Solo he dicho que ha nevado en Alejandría! ¡PUNTO! No he pedido rollos macabeos como el que me acabas de dar¡ ¿Qué he hecho yo para merecer ésto?! Pues ahora te vas a enterar ¡pesada!

El jodío árbol lleva ¡¡¡DIEZ HORAS CANTANDO CLAVELITOS A GRITO PELADO!!! y solo la oigo ¡¡¡YOOOOOOOO!!!

domingo, 19 de diciembre de 2021

Competidores.

La que se ha liado en la calle. Ha sido un escándalo. Ha sido una pelea de "gallos" . El caso es que los contrincantes han acabado entre las ramas del árbol de la calle.

No entiendo cómo no ha venido la tele porque ha sido digno de ver. Yo quería llamar pero, como no tengo móvil... Y cuando me he acordado de que sí tengo teléfono fijo ya había terminado todo.

El caso ha sido que, mientras desayunábamos Pascualita y yo con Pepe de invitado (porque no come y me sale barato) han empezado los gritos: ¡Que si eres un tal! ¡Pues anda que vosotros...) ¿No te da vergüenza salir con semejante traje? ¡Mejor el mío que vuestros modelitos!

La cristalera, que no perdía comba del rifirrafe, nos abrió paso enseguida. - ¡Está la cosa caliente, boba de Coria! (¡Huy, lo que me ha dicho! Un día de estos tendré una buena charla con esta fresca)

Papa Noel y los Reyes Magos estaban a punto de llegar a las manos, aunque es un decir porque no estaban todos en el mismo balcón. Pregunté al árbol de la calle que a qué venía la discusión. Por lo visto Papa Noel se rió de los Reyes Magos por el ridículo tamaño que tienen subidos a los balcones. - ¡Ni con tres hacéis un Papa Noel! - Huuuuy, que mal les sentó la puñalada traperaaaaa...

Estuvimos hablando de cómo calmarlos: - ¿Llamo a Bedulio y que haga valer su autoridad? - Mejor mandas a Pascualita a raparles las barbas a los cuatro. - Con la edad que tiene no creo que esté para muchas escaladas.

 Como si nos hubiese oído (que sí lo hizo) se zambulló, muy digna ella y ofendidísima, en el agua calentita con la que yo había llenado el acuario y pasó de nosotros, pero no así mi primer abuelito que, haciendo virguerías en el vuelo, fue hasta los discutidores arrastrándolos con la capa del sudario, elegantísimo, simulando el traje de un cardenal del Renacimiento ¡Y allá que fueron a parar a la copa del árbol los cuatro personaje mientras, desde la azotea de enfrente los veían caer, sin inmutarse, los renos y los camellos... Que jodíos.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Mata Hari.

Tengo que descubrir quién es el espía que está en mi casa y, por más vueltas que le doy a la cabeza no consigo nada... a parte de un mareo de campeonato. Porque no soy de medias tintas. Si hay que darle vueltas a la cabeza yo intento hacer como la niña de El Exorcista. Ya casi la giro como un búho. Todo es cuestión de práctica.

Desde el comedor veo a las hojitas del árbol de la calle agitarse diciendo - ¡Nosotras no nos vamos de la lengua!

La cristalera, tanto interior como exterior, me han  jurado por el carpintero metálico que las hizo que ellas tampoco han sido. Y si alguien jura por su padre es lógico pensar que no está mintiendo.

Pascualita está descartada aunque sea el ojito derecho de la abuela pero, no sé... Me da a mi que ella no ha sido... 

Pepe tiene posibilidades porque con su OOOOOOOOOOOOOOOO transmite opiniones, sentimientos... No, no, no. 

Los de la Cena están preguntándose cómo la pagarán... A escote, quizás. Sería un eximente ante sus mujeres para cuando regresen a sus casas porque la bronca, por la tardanza, no se la quita nadie a ninguno.

Del abuelito no puedo pensar mal porque es mi abuelo y chimpún, aquí paz y después gloria. ¿Como va a traicionar un abuelo a su nieta? Quiá, tontería.

¿La Cotilla?... hum... tampoco. Ella no estaba cuando el abuelito y yo bailábamos con nuestros hermosos trajes. ¡¡¡¿Entonces, QUIEN DEMONIOS ES EL ESPIA?!!!

Mi primer abuelito apareció junto a la cristalera del balcón para que todos y todas, admiráramos su hermoso sudario blanco y negro con dibujos geométricos que parecían cambiar de forma con el movimiento del vuelo rasante.

Aplaudimos tod@s entusiasmados. ¡No hay en el Más Allá un alma tan elegante como mi primera abuelito!

La luz de la lámpara del comedor se encendió cegándonos. Y entonces supe quien era la Mata Hari de turno. ¡La lámpara! Solo ella puede establecer contacto con la abuela a traves de la corriente eléctrica. 

Una rabia brutal se apoderó de mi y señalándola con el dedo grité: ¡¡¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!!!... pero no soy la Reina de corazones y por eso nadie me hizo caso.

 

viernes, 17 de diciembre de 2021

No ganamos para sustos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Cotilla! ¿Ya no la persigue la mafia china? - ¡Calla, ni los nombres! Esta gente me ha cogido manía... - Por algo será. - Cualquiera sabe, Son muy raros. - Y se enfadan cuando les roban ¿verdad? - Sí, se enfadan mucho pero... ¡Me estás confundiendo, boba de Coria!

La bolsa de la Cotilla estaba muy abultada. Es un pozo sin fondo. El día menos pensado saldrá de ella un elefante africano en plenitud de facultades. - ¿Qué lleva ahí? - Hoy tocaba ir a "limpiar" los cepillos de las iglesias y he cogido todos los cabos de velas que he encontrado tirados por ahí... - Cotillaaaaaaaaaaaaa... - ¿Qué pasa? Nunca me crees. Menudo favor estoy haciendo a los curas quitándoles trabajo de enmedio. - Acabará en los altares.

Llamaron a la puerta y la Cotilla se encogió. - ¡No abras! (me susurró) - ¿Serán los curas? (susurré a mi vez) - Me voy a mi cuarto (seguimos susurrando) - ¿Y si es la mafia china? - ¡Con más razón me quito de enmedio!

Unos golpes enérgicos sonaron en la cristalera del balcón. Era el árbol de la calle que, en jarras e iluminado como un San Pancracio por las luces de Navidad, se mostraba en todo su poderío y con cara de pocos amigos. Dijo: - Hablo en nombre de todos. Está prohibido susurrar porque los demás no nos enteramos de nada ¡jopé! - Perdón...

De nuevo sonó el timbre de la puerta. Era la abuela. - ¿Y la llave? - "Ni tiempo me ha dado de cogerla cuando me he enterado de que te pusiste el vestido fetiche de mi juventud" - Ojiplática quedé. ¿Tenía un espía en casa y yo sin enterarme?

Llamaron de nuevo. Era el señor Li y ésta vez no pude cerrarle la puerta en las narices porque puso el pie mientras la puerta, siguiendo mis órdenes, se estrelló contra él y se lo espachurró. El terrible grito chino salió desde las cavidades más profundas de sus pulmones con tal potencia que se estrelló contra el techo del edificio después de subir, a toda pastilla por el hueco de la escalera, nueve pisos.

Lo último que vio el señor Li antes de desmayarse fue a Pascualita que saltaba a los brazos de la abuela en un gesto cariñosísimo que removió mis reservas de envidia cochina. 

Sus útimas palabras fueron: ¡Sel... gam... ba gol... da! Yo... quelel...

jueves, 16 de diciembre de 2021

Años veinte del siglo XX.

Sobrecogida aún por la visión de mi gente expuesta en la vitrina de una carnicería y aún sabiendo que el chinchón tuvo mucho que ver en ello, pensé que quien había salido mejor parado era Andresito como solomillo de ternera y a un precio desorbitado. Entonces me dije que me vendría bien mirar en los cajones del cantarano de la abuela para cambiar de visión, ahora que la Cotilla lleva días desaparecida.

La abuela siempre dijo que la cómoda tenía un cajón secreto: el segundo. Me llevé a Pascualita y a Pepe el jibarizado para tener con quien hablar.

El cuarto que fue de la abuela estaba lleno de cachivaches de los trapicheos de la Cotilla. Era una leonera y por eso el rugido del león me llegó alto y claro.

Me senté en la cama y abrí el primer cajón... Nada. No encontre nada que llamara mi aención.

Y así uno tras otro dejando el segundo para el final. Me pasé más de una hora buscando un botón, una palanca, algo que lo abriera facilmente. No encontré nada y como ya tenía la cabeza loca de escucha el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe cachondeándose de mi, pensé que solo había dos soluciones: o tiraba al jibarizado por la ventana o tiraba del cajón con todas mis fuerzas. Me decidí, de momento, por lo segundo.

Tiré, empujé, volví a tirar, empujé, tiré, empujé, tiré y así hasta que, milagrosamente, se abrió... y encontré un tesoro: cintas de mil colores que unos tunos regalaron a mi abuela allá por los albores del siglo XX. Un boá con la cabecita, disecada del zorro que un día fue. Bolsos de los años veinte o treinta de entonces. Botones y más botones. Abalorios, peinetas, mantones de manila que debieron pertenecer a mi bisabuela (que no a la bisabuelastra) Y entre todas éstas cosas destacaba un vestido tejido en seda de varios colores, con un cinturon y una hebilla art decó.

¡Me volví loca al verlo! Sin pensarlo dos veces, me lo puse y solo eché en falta una larga pluma para el pelo.

Cogí a Pepe y a Pascualita y me planté en medio del comedor para que todos me vieran y aplaudieran, La cristalera alucinó: ¡Quiero unooooooo! Los comensales de la Cena lanzaban silbidos a diestro y siniestro. El árbol de la calle cantó el Dios Salve de la Reina con su voz potente. Las ramas se agolpaban en las ventanas y el balcón para no perderse ningún detalle. Y entonces apareció mi primer abuelito con un sudario imitanto un frac con una gardenia en el ojal. ¡Estaba total!

Bailamos un alocado charlestón cantado por el árbol de la calle que tiene un ámplio repertorio. Sintiéndonos ajenos a las explosiones de bombillas de la lámpara del comedor que, finalmente recibió su merecido en forma de un buchito de agua envenenada que le tiró la sirena y se cargó la instalación eléctrica.

 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

La comida de Navidad.

 Después de comer me he repantingado en el sofá de la salita, con una copita de chinchón en la mano y la botella cerca. Desde que le conté a la Cotilla que el señor Li en persona, se había presentado en casa, la vecina ha puesto tierra por medio desde donde esté, por eso hace días que no la veo.

A veces me pregunto: - ¿Echas menos a la Cotilla? - Y, o bien me respondo que no, o me da la risa tonta por lo absurdo de la pregunta ¡Estoy en la gloriaaaaaa!

Pascualita, a mi lado, bebe de un dedal que hace las veces de vaso para ella. y se la ve relajada, disfrutando del momento.

Estaban dando el telediario donde salían los temas recurrentes: el volcán Cumbre Vieja, de La Palma; Si sube o baja la incidecia del corona virus; La subida de la luz y lo cara que se ha puesto la cesta de la compra. Si lo sabré yo que me he pasado la mañana buscando chollos y no los he encontrado.

Ha salido un carnicero contando sus penurias y me ha extrañado ver a mi primer abuelito expuesto sin sudario alguno, en una vitrina. La cabeza de Andresito sonreía al público diciendo: . ¡Comedme! 

La abuela y la momia estaban en el apartado de carne para caldo. Me fijé que la abuela llevaba dos kilos de rimel en las pestañas para parecer más joven y apetecible. - ¿Qué hacéis ahí? - Somos la carne que se comerá en las fiestas de Navidad. - Pero si sois personas... Somos nosotros quienes comemos a los animales.  - Eso es desde tu punto de vista que no coincide con el nuestro porque estaos al otro lado del espejo. - ¿Si yo entro ahí me matarán, descuartizarán y luego, me comerán? - ¡Naturalmente, nena!

Pasculita, curiosa, se escurrió hacia el otro lado del espejo y apareció en el mostrador de una pescadería, entre distintas clases de personas cubiertas de hielo. De repente, una gorda carpa japonesa saltó sobre la sirena gritando: - ¡Es mía. Yo la he visto primero! - Lo siento (dijo la sardina que despachaba) ¡He dicho que está reservada para el pez luna llamado Li, ¡jopé ya! ¡Y no se salte la cola!

Antes de que alguien pudiera reaccionar, Pascualita estaba de vuelta en casa y escondida en la seguridad del barco hundido.

 

martes, 14 de diciembre de 2021

La tensión ambiental.

Estoy harta de contestar en el telefonillo que la Cotilla no está en casa. La primera llamada ha sido a eso de las cinco y media de la madrugada. No sé como el energúmeno que ha tocado el timbre ha llegado hasta aquí porque, a esas horas, no habían puesto las calles.

Ha dicho: - ¿Estal Cotilla ahí? Después, esta frase se ha repetido cientos de veces durante el día. Me he asomado al balcón y he visto la larga cola de chinos que, uno a uno, llamaban y me hacían la misma pregunta. Es lo que me temía: la mafia china.

Un montón de horas después yo estaba frenética, histérica, cabreada y ronca de tanto hablar. Y durante un segundo he cambiado la respuesta que se limitaba a un simple NO y he dicho EN CASA NO HAY BRAGAS.

Ahí se acabó el acoso. Al asomarme de nuevo al balcón la calle estaba vacía. El árbol sentenció: - Estás apañá, morena.

Protesté porque yo no tenía nada que ver con los chanchullos de la Cotilla. - Pero has dicho lo que querían oír. No te preocupes, nena, silbaré Mediterráneo en tu funeral. - ¡La madre que te parió, pedazo de madera! (le grité y parece que se ofendió. Mejor)

Cerré la cristalera de un portazo y ambos lados se quejaron, airados. - ¡Te denunciaremos por mal trato, salvaje! 

La tensión flotaba en el ambiente junto a mi primer abuelito y hacían carreras a un palmo del techo. Los de la Santa Cena tomaron partido por uno y otro y se cruzaron apuestas: - ¡Yo me juego mi trozo de pan a que gana el abuelito! - ¡Yo mi vaso de vino por la Tensión! - ¡Pues yo doblo la apuesta con mis treinta monedas! -¡Ya está el fantasmón de turno fardando! 

Pascualita jaleaba al abuelito con tanto entusiasmo que se cayó del borde del acuario estrellándose contra el suelo. El OOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado partiéndose de risa hizo que a todos nos bajara la tensión ambiental y el abuelito entró triunfador en la meta.

Sonó el timbre de la puerta que, apenas se oyó por el guirigay que había en casa. Abrí. El señor Li, con los ojos más achinados que nunca, estaba ante mi y solo pude tragar saliva ¡y cerrar de un portazo! 

lunes, 13 de diciembre de 2021

Ultimos deseos.

 El frío de la muerte se instaló en mi pecho dejándome helada y mojada a partes iguales. Me levanté estando segura de verme cara a cara, con mi primer abuelito pero, menudo chasco el mío. Quien estaba en mi cuarto, contemplandome curiosa mientras dormía, era la abuela. - ¿Te has muerto? (le pregunté y me dio un sopapo con la mano abierta digno de Mohamed Ali) 

- "¿Te parece bonito preguntarme eso? ¡Eres una descerebrada, boba de Coria!" - Pobre abuela, pensé. No quiere darse por enterada de su nueva condición de ocsisa (como decían en las telenovelas sudamericanas. 

De repente noté que el calorcito volvía a mi. ¿Era un milagro? Miré abajo. Pascualia se había estrellado contra el suelo del cuarto cuando me levanté de la cama. El batacazo debió ser de campeonato. Solo entonces comprendí que no me había muerto sino que la abuela me había despertado con la medio sardina empapada, recién salida del acuario.

Me asomé a la ventana y no vi el árbol de la calle. - ¿Lo ha... talado...? (la voz apenas salía de mi garganta, emocionada y triste como estaba) ¿Por qué no me ha avisado nadie? ¡BUAAA... BUUUUUAAAAAA... !!!

Todo se aclaró cuando una de las ramas golpeó los cristales de la ventana de la cocina para enterarse de lo que pasaba en casa. - ¡Cotilla! (no pude evitar gritarselo) - Y, por absurdo que parezca, la vecina hizo acto de presencia en ese momento.

- En ésta jarra hay chinchón on the rock... ¿cuántos se apuntan a vaciarla? - Fuimos unos cuantos, aunque algun@s ya llevaban copas adelantadas, como la abuela: - "Es que ésto es un no parar desde que hay pandemia. La gente, al morirse, tiene que estar segura de  que todo se hará como han querido. Y todos los testamentos anuncian botellón hasta las tantas de la noche y, claro, hay que cumplir. Ya llevo días empalmando una borrachera con otra. ¡Y que no decaiga la fiesta! Como ha dicho una de las víudas.


 

 

domingo, 12 de diciembre de 2021

Que mala uva.

 El concierto de pitos que se formó en la calle me indicó que los abuelitos venían a verme. Corrí al balcón y ahi estaba el magnífico rolls royce aparcado, como siempre, en la parada del bus y taponando la calle.

Los abuelitos trajeron los avíos para una paella de marisco y croquetas ya hechas! - ¿Las has hecho tú, GeorgeBrexit? - Me lanzó una mirada asesina y murmuró:  Te importará to mach, boba of Coria. (o eso fue lo que entendí)

La abuela, pintada como una puerta, con las pestañas tan largas que podría haberse hecho tirabuzones y unas ganas de agradar que me olieron a cuerno quemado, me preguntó - "¿Ya tenías preparada la comida, nena? " - No, estaba dudando entre abrir una lata de fabada o una de lentejas con chorizo. 

En cuanto nos sentamos a la mesa llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Hombreeee, ¿vosotros por aquí? - Y se sentó sin que nadie la invitara. De repente la abuela centró en mi toda su atención. En mi y en las croquetas. - "¿Qué tal me han salido? - Buenas. - Dirás buenísimas, alma de cántaro. - "Cotilla, que conteste mi nieta"

La Cotilla arrugó el morro y siguió comiendo. Y la abuela a lo suyo. - "Prueba ahora ésta otra?... ¿qué tal?" 

Tuve que probar tantas y tan distintas que, cuando Geooorge sacó el arroz, ya no tenía hambre. Y lo mismo les pasó a los otros que seguían mi ritmo. En un momento, entre croqueta y croqueta, tuve tiempo de preguntar: - ¿Dónde vas tan emperifollada, abuela? - "Te reirás pero, cuando dijiste que mi primer marido se había vuelto taaaan elegante desde que está en el Más Allá, no quiero ser menos. 

Precisamente estaba volando a un palmo sobre nuestras cabezas, envuelto en sedas de Oriente, antiquísimas. No lo dije pero la abuela siguió mi mirada y supo que arriba estaba su ex. Y como todo tiene su contrapartida, Doña Celos Reunidos Jeyper se encendió de celos y las bombillas de la lámpara estallaron. - ¡Ya vale, tía, que no gano para bombillas! - le recriminé. Entonces sentí que tres pares de ojos, estupefactos, estaban clavados en mi: los de Andresito, Geoooorge y la Cotilla.

Inicié una conversación con la abuela: - ¿A qué ha venido tanta croqueta distinta? - Son para El Funeral y he querido innovar y con tantos ingrediente he metido, en lugar de harina, un poco de mata cucarachas en una de las pastas de croquetas ¡y no sé en cual!" - ¡¡¡Abuela!!!

Cogí la última que quedaba y la lancé con rabia contra la pared pero la Cotilla, de un manotazo me desvió el brazo y se estrelló contra el cuadro de la Santa Cena, patinó y acabó en el acuario donde la sirena dio buena cuenta de ella... sin que le pasara nada.

Cuando, por fin, los abuelitos se fueron, la Cotilla y yo nos frotamos las manos ¡como nos íbamos a poner de arroz de marisco!... si lo encontrábamos. Fue el árbol de la calle quien se chivó. -  "El inglés se ha llevado la paellera a El Funeral, querida"

 

sábado, 11 de diciembre de 2021

Operación: hechar a la Cotilla de casa.

 La Cotilla se ha encerrado a cal y canto en casa como si yo tuviera la culpa de algo y me castigaran a aguantarla. Esto será un tormento para los de casa porque a los ojos de esta mujer no se les escapa nada. 

Después de dejarme los sesos a medio freir de tanto pensar, conseguí que tres palabras claves quedaran fijadas en mi cerebro: Mi primer abuelito.

Visto así no parece nada pero ¿quién sabe? 

Como por arte de biribirloque, apareció envuelto en un maravilloso sudario de grana y oro simulando un capote. - ¿Hay corridas de toros en el Más Allá, abuelito? - No, pero Balenciaga se ha empeñado en hacerme ésta obra de arte y como tengo una percha que no se puede aguantar, me lo he puesto. - ¡Estás guapísimo! - Lo sé, nena. 

Aproveché que estaba hinchado como un pavo en tiempo de calenturas erótico-festivas y solté como el que no quiere la cosa: - Ves a lucirlo del brazo de la Cotilla hasta el infinito y más allá. 

Mi primer abuelito, a pesar de que lleva la tira de años criando malvas y luciendo sudarios, no es tonto y despareció atravesando el espejo del aparador. - ¿Con quién hablabas, boba de Coria? (la Cotilla asomó la jeta por la puerta de su cuarto) - Con el abuelito. - ¿Ha venido Andresito? - No... el otro... - ¿Qué otro? ¿Acaso tu abuela lo despachado... ¿El... primero...? 

Se me escapó una siniestra sonrisa y un fino rayito de sol con alma de artista creó dos reflejos: uno en mis dientes y otro en el espejo por donde había partido del abuelito.

Blanca como una pared recién encalada, la Cotilla se tambaleó, asustada pero aún faltaba lo mejor. Pascualita se subió al borde del acuario y colocó las bragas que guarda, hacia afuera para que se secaran pero, al ver a la Cotilla, cuya presencia coarta su libertad de movimientos, se las tiró a la cara chorreando como estaban.

Fue mano de santo porque, aterrada, escapó escaleras abajo sin acordarse de que los chinos tiene los ojos oblícuos... 

viernes, 10 de diciembre de 2021

Las bragas.

Una rama del árbol de la calle no paraba de golpear el cristal de la ventana de la cocina y acabó poniéndome de los nervios: - ¡Para ya, pesada! (le grité) - Pero ella insistía hasta que me asomé al balcón para poner a parir, a ella y al árbol, por no saber educarla.. 

Antes de que pudiera abrir la boca, el árbol se giró hacia mi mientras el viento alborotaba su copa y los gorriones aseguraban sus nidos y dijo: - ¿Está la Cotilla en casa, boba de Coria? - ¡Pero bueno... que desfachatez es ésta!

Pasando de mi enfado, siguió diciendo: - Tengo un negocio para compartirlo con ella. - ¿Y por qué no conmigo? - Porque no tienes espíritu emprendedor ni comercial. - Que sabrás tu. - Ni siquiera te has fijado en como me ha "engalanado" el viento. - Despeinado, como a mi. - ¡Tengo las ramas llenas de bragas!

Miré con más detenimiento y sí, era verdad. Enganchadas, enrolladas, liadas a ramitas había un montón de bragas de todos los colores, modelos y texturas. - ¿Qué ha pasado? - Ni idea. Por más que se lo he preguntado al viento, no me contesta. Está en plan chulesco el tío. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Has visto cómo está el árbol, nena? Voy a ver cuantas bragas puedo coger. - Tendrá que pedirle permiso al árbol ¿no le parece? - Huy, como te afecta el vendaval jajajajaja Anda, trae el chinchón y tal vez, más tarde, le pida permiso jajajajajaja

Una hora más tarde la Cotilla había recogido todas las bragas. Ella no se dio cuenta pero yo vi como las ramas iban acercando las prendas hasta el balcón y como ya llevábamos unos cuantos chinchones ¡vaya si le pidió permiso al árbol!

Antes de que la vecina se fuera a sus trapicheos nocturnos solté lo que me reconcomía: - ¿Seguro que no sabae nada de las braga?. - Anoche encontré una caja tirada en la acera de la tienda de los chinos. La cogí y cuando la estaba abriendo, salió el señor Li, me asusté, se me cayó al suelo y un remolino endiablado se hizo cargo de ellas lanzándolas al aire. No sé nada más. - ¿Ya no recuerda a la mafia china, Cotilla? - ¡¿Eh?! ¡Lagarto, lagarto! (dijo) - Y salió corriendo.

Sin embargo no se llevó todas las bragas. He visto que Pascualita ha escondido una en el acuario... Que femenina es ella cuando quiere.

 

jueves, 9 de diciembre de 2021

Se armó el Belém.

 En vista de que el vendaval no afloja e insiste en arrasar mi casa conmigo dentro, he optado por largarme a dar una vuelta y no hacerle ni caso al viento. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio, dice el refrán.

Con la órden expresa de no abrir ni un resquicio para evitar que se cuele Don Eolo y otras hierbas, la cristalera se blindó, por dentro y por fuera, para librar una gran batalla contra un terrible enemigo y dar en sacrificio sus cristales, si fuera preciso, por el bien de mi casa.

Salí a la calle con mis dos paladines: Pascualita y Pepe el jibarizado. Caminamos hacia el centro de la ciudad sin ningún contratiempo y llegamos al Ayuntamiento para ver el hermoso Belém que se monta cada año en el zaguán. He podido subirme en el poyete preparado para los críos y al que me da vergüenza subirme cuando hay gente delante ¡pero no había nadie!´

Desde la altura del poyete, Palma, convertida en una Medina isleña en el belém, está preciosa y he reconocido las casas y lugares representados. Delante de mi estaba el lago del Huerto del Rey convertido en mar, donde nadaban patitos, un lugareño pescaba mientras una barca de vela latina se deslizaba suavemente y una chica esperaba su arribada.

Estaba tan pendiente de verlo todo, incluso al fraile camuflado que anda por ahí, que no me di cuenta que Pascualita había pasado a formar parte del belém hasta que Pepe lanzó su OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, entre preocupado y ansioso por juntarse con ella.

Tenía que recuperar a la sirena sin llamar la atención de los municipales que estaban de guardia en el mismo zaguán. El puñetero bicho cada vez se metía más adentro y tuve que encaramarme y estirar un brazo pero no llegaba, Puse un rodilla en aquel paisaje tan precioso, después la otra... no llegaba. Pascualita empezó a ahogarse porque el agua no era de mar. Tuve que mojarme las rodilla y así, cogiéndola de los pelos-alga, tiré de ella y acabó en mi escote.  

Detrás de mi resoban los pasos apresurados de varias personas: - ¡Oiga! ¿Qué hace esa mujer? ¡Señora, bájese de ahí! - La sirena estaba tan fría que estornudé y un pequeño tsunami se formó en la superficie del laguito. 

Salté al suelo, saqué a Pascualita del escote y la lancé sobre el municipal que iba a echarme el guante. Un torbellino moribundo pero efectivo, dejó su cabeza monda y lironda. De un fuerte tirón arranqué a la sirena, que daba sus últimas señales de vida, mientras corría para salír del Ayuntamiento. 

Los municipales atendían a su compañero que era un paño de lágrimas, yo seguía corriendo y el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe, angustiado por su amiga, me servía de melodía de fondo.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Soñando.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Huy, ¿qué es ese ruído? - No oigo nada, Cotilla (¡vaya si lo oía!) - Suena como un ronquido bajo el agua... ¿Las algas roncan? - ¿Ya le ha dado al chinchón? - No seas grosera. Es que como no venga del acuario ese que tienes lleno de algas... Otro sitio con agua no hay. - ¡No diga tontunas, mujer!

Pero no iba errada porque, efectivamente, era Pascualita quien roncaba ¡y soñaba! porque, de repente, salió disparada del acuario y se quedo plantificada sobre la mesa del cuadro de la Santa Cena. Menos mal que todo ocurrió a espaldas de la Cotilla y no lo vio pero el peligro de que la descubriera no había pasado porque la sirena empezó a patinar deslizándose hacia abajo. Si caía se daría un buen morrón contra el aparador.

- Cotilla, anoche le cogí unas cuantas velas... - ¿Con permiso de quién, boba de Coria? - Tuvimos un apagón y... - Si pagáses los recibos de la luz no te pasaría ésto. - No fue por eso. Supongo que la tormenta tuvo algo que ver... - Voy a ver cuantos has cogido porque tengo que montarle un altar de los Amigos de lo Ajeno a mi gurú Bárcenas que falta le hace...

Mientras la Cotilla iba a su cuarto yo corrí a socorrer a la sirena y llegué apunto para cogerla en el aire cuando ya iba en caída libre.

Fue algo digno de ver lo que ocurrió a continuación: ¡Pascualita seguía durmiendo como si no hubiese pasado nada!

Mi primer abuelito, que le estaba haciendo carantoñas a la lámpara del comedor, me dijo que tuviera cuidado porque la medio sardina seguía soñando: - ¿En qué soñará? - Pues... en el último festín que se dio, junto con otras sirenas, a cuenta de unos pobres naufragos que cayeron al mar atraídos por sus cantos. - ¿Eran los marinos de Ulises? - ¡Que va! Unos pobres primates subidos a un tronco de árbol que flotaba llevado por la corriente y se subieron a él para descubrir nuevos lugares de caza... ¡Jopé, que susto me ha dado este bicho! 

Pascualita había vuelto a saltar y ésta vez, los diente de tiburón se cerraron en el "cuerpo" de mi abuelito. Afortunadamente es un fantasma y no pasó nada irreparable pero jijijijijjijiji ... ¡que cara ha puesto cuando ha visto los dientes tan cerca! jajajajajajaja ¡Que jodía es la sirena!

martes, 7 de diciembre de 2021

Doña Celos Reunidos Jeyper, de nuevo.

 También Pascualita pareció enamorarse del árbol de Luz y me estuvo "diciendo" todo el santo día que quería volver a verlo. 

A veces mi primer abuelito me echa un capote para entender a la sirena pero hoy no ha venido, así que ella y yo teníamos un problema. Cuando Pascualita se dio cuenta que no la entendía se enfadó muchísimo, Dio saltos mortales en el acuario y puso el suelo perdido de agua. No paró de amenazarme sacando su dentadura de tiburón a pasear... hasta que, agotada, puso en marcha su neurona y un buen rato después se sentó sobre el aparador, levantó sus enclenques bracitos paliduchos y juntó las manos. 

Pensé que había aprendido yoga - ¡Pero, bueno... Es fantástico! - Me escupió agua envenenada  y no me dio de milagro. Repitió una y mil veces la postura hasta que, mi neurona arrancó xino, xano y en mi cabeza surgió una idea... ¿Pascualita está imitando al árbol de Luz? ¡Bingo!

Luego tocó entender qué quería de el. Al final tuve de cambiarme de ropa porque, del esfuerzo intelectual que hacía, sudaba a chorros. El resultado fue que LA SIRENA QUERÍA VER, OTRA VEZ, EL ARBOL DE LUZ.

Las bombillas de la lámpara del comedor brillaron de repente y hubo un ten con ten entre la lámpara y la sirena que la puso al tanto de  TODO lo que ocurrió ayer. 

Las bombillas enrojecieron ¿de celos? Es muy posible porque en un santiamén explotaron todas. - ¡Eh, cuidado que cobro muy poquito! - Por eso, antes de que hubiera males mayores, metí a Pascualita en el termo de los chinos y salimos hacia el Parc de la Mar donde está colocado el precioso y colorido, árbol. 

Me temo que ésta noche, en toda la finca, estaremos a dos velas porque, mientras bajaba la escalera, explotaban las bombillas de los rellanos.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Las luces de Navidad.

Aprovechando que el viento ha ido a descansar después del tute que lleva desde hace unos días, he ido a ver las Luces de Palma y para no aburrirme me he llevado a Pascualita y a Pepe el jibarizado que, de paso, me guardará las llaves como llavero que es.

Al pasar frente a la tienda del los chinos del señor Li apresuré el paso. Solo faltaría que saliera para ver que llevo en el viejo termo que le compramos, hace ya diez años por lo menos, para meter a Pascualita al salir en paseos "culturales" ya que la abuela aprovechaba estas ocasiones para explicarle nuestras peculiaridades, que la sirena escuchaba encantada.

En cuanto nos metimos en el Paseo del Born y Pepe vio la iluminación de los árboles formando una bóveda lanzó su OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de admiración. Lo sé porque no paraba de enfocarlos con su ojo-catalejo. 

Me sentí avergonzada de la escandalera que tenía montada el cabeza hueca sin pensar que los demás no pueden oírla ¡Y a mi que me zurzan! La voz de mi primer abuelito me susurró: - ¡Te has ido sin mi! - ¿Querías ver las Luces? Pensaba que te bastaba con la Lámpara del comedor, Tenorio jejejejeje - No sé de qué me hablas, nena... ¿Has visto ese Arbol de luces? ¡¡¡Me estoy enamorando!!! - Abuelito, es del género masculino... - ¡El amor no conoce géneros!!! Amor es Amor y ya está.

Cuando volví a casa, el abuelito seguía volando alrededor del Arbol de luces, haciendo ondear la capa del sudario de un espectacular color rosa. Mientras me alejaba pregunté al abuelito, telepáticamente: - Si la Lámpara me pregunta por ti qué le digo. - Pero no me escuchó


 

domingo, 5 de diciembre de 2021

Vendaval.

De repente, un torbellino de viento, hojas, plásticos, tierra y algunas ropas robadas de los tendederos del barrio, ha entrado en casa poniéndolo todo patas arriba: sillas, cortinas, etc. o patas abajo: floreros, revistas, el acuario con Pascualita dentro, el  llavero de Pepe el jibarizado, etc. Esto me subleva y a gritos, para que escuche mi voz sobre el alborotado vendaval, le canto las cuarenta a la cristalera.

- ¡No tienes otra cosa que hacer en todo el día más que evitar que entren indeseables y se te cuelan por la escuadra! ¡Menos mal que no cobras, inútil!.

El llanto desconsolado de la tiquismiquis resuena en mis oídos. - ¡Eso, llora como mujer lo que no has sabido defender como cristalera.- El llanto se redobló y ella dijo, emocionada: - ¡Gracias, nena! Nunca me habían dicho una frase famosa. Es lo mejor que me ha pasado en la vida.

¿Alguien la entiende? 

El OOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe sonó fuerte y claro con  un punto de terror y otro de ilusión. Terror porque el viento lo empujaba hacia el balcón para llevárselo a Vaya Usted a Saber Dónde (que debe ser un sitio muuuuy lejano) E ilusión por vivir, después de tanto tiempo, una aventura aunque sea chiquitita.

Pero yo fui más rápida y lo cogí al vuelo, después levanté el acuario y metí a Pepe dentro mientras buscaba, a cuatro patas, a la sirena. Las algas, el barco hundido, la arena y el agua de mar, estaban esparcidos por el suelo del comedor. 

Finalmente encontré a Pascualita acurrucada y temerosa, en una esquina del comedor y detrás de una de las sillas tiradas por el viento. Arreglé como pude el acuario y vacié una garrafa de agua salada, después fui a ayudar a la cristalera y Pepe quedó sumergido junto a la sirena a la que no le gusta tener huéspedes en su casa.

Conseguimos cerrar el balcón y volvió la calma. Me llevé la botella de chinchón a la salita y puse la tele. 

Mi primer abuelito voló a mi lado. Dijo que estaba mohíno porque no me gustó su original sudario de calcetines perdidos. - Es que está feo robar a una nieta (le dije) - Despareció de mi vista y entonces, con un redoble de tambor, apareció con un sudario del número del Gordo de la Loteria de Navidad de 1947. - ¡Te ha tocado, nena, te ha tocado! - Que cruz tengo con éste hombre...

sábado, 4 de diciembre de 2021

El caso de los calcetines desaparecidos.

 Estoy que echo humo. Acabo de poner la casa del revés para buscar los calcetines que me faltan. ¿Acaso compro los que son propensos al divorcio? ¿Puede una lavadora "comer" tanto? Como coja a los duendes que se divierten a mi costa y de mi cartera, los hago picadillo y después croquetas.

No he encontrado nada hasta que he mirado en el acuario, entre las algas del fondo. Allí había tres calcetines que Pascualita usa como colchón. - ¿De dónde los has cogido, media sardina? - Pero ella, que es muy buena actriz, ha hecho de Don Tancredo: ni se ha movido ni ha abierto la boca.

Dudo que haya entrado en la lavadora, practicando uno de sus espectaculares saltos sin que yo lo haya visto... Bueno, tal vez haya sido mientras duermo mis gloriosas siestas pero sería mucha casualidad porque a Pascualita le encanta la siesta. Y ronca. No sabía que los peces roncasen pero como éste bicho no es ni chicha ni limoná, me espero cualquier de ella.

No me cree nadie cuando digo que ronca. La abuela se contenta con decirme: "¿Chinchón de buena mañana?" - Los invitados a la Cena se parten de risa señalando a la sirena: ¿Roncar "esto"? Nanay. - Pepe estira su OOOOOOOOOOOOOOOOOO hasta más no poder. El árbol de la calle, al que se lo comenté el otro día, me cantó el Porompompero a todo volúmen. La cristalera, tan fina ella, se contentó con un: - Aaaaayyyyy, nenaaaaa...

Pero lo que me preocupa es el tema de los Calcetines Desaparecidos y he puesto ratoneras en el cubo de la ropa sucia, en el bombo de la lavadora, alrededor de la misma, en fin, ya no sé que más hacer para pillar a los duendes.

Una frase de la lámpara del comedor, llena de signos de admiración, llamó mi atención: ¡¡¡Con la percha que tiene mi hombre, lo que sea que se ponga, lo realza!!!

Miré al lugar preferido de mi primer abuelito. Rozando el techo, volando con la elegancia de un dandy de los años veinte del siglo pasado. Envuelto en un sudario multicolor hecho con... ¡¡¡Los calcetines que a mi me faltan!!!

viernes, 3 de diciembre de 2021

Arreglando entuertos.

 El árbol de la calle está estresado. Sus raíces se ahogan. No soportan más agua de lluvia mientras el Hombre del Tiempo encantado de conocerse, sigue anunciando más precipitaciones en Mallorca. Y cuando el árbol creía que había llegado al colmo de las desgracias, va el Ayuntamiento y le coloca, en la copa, tiras de lucecitas leds para alegrar la Navidad.

Por eso el árbol llora a mares. tanto que los gorriones tienen reúma de lo húmedos que han quedado los nidos. - ¡O paras de una vez o te quedas más solo que la una.! (le gritan)

Pascualita, viendo tanta agua, quiere por tirarse de cabeza en el alcorque para nadar en un lugar más ancho que su acuario. Tengo que vigilarla porque no es agua de mar.

El árbol de la calle, desesperado,  me pide que hable con el Alcalde en su nombre y lo convenza para que le quite las lucecitas de su cabeza que, dicho sea de paso, se está quedando monda y lironda a causa de la caída de la hoja. 

No he tenido más remedio que ir al Ayuntamiento porque, si no, me dará la murga con canciones de la tuna a todas horas. He preguntado por el Alcalde : - Está ocupado (me dicen) - Volví a la carga cada cinco minutos. 

Harto de verme, un funcionario me dijo: - Cuando la ciudad esté iluminada véala y si no le gusta pondremos remedio. 

Cuando llegó el encendido miles de bocas abiertas dijeron: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOH! - Y en contra de lo esperado, gorriones y hojitas aplaudieron las lucecitas. También le gustaron al árbol de la calle pero, como se habia convertido en el espíritu de la contradición, ahora no dijo ni mu.

Fue mi primer abuelito quién encontró la solución un tanto... rocambolesca. Esta mañana el árbol estaba del revés: copa abajo y raíces arriba secándose al sol recién salido.

_ ¿Y ésto? (lancé la pegunta al aire) - Me acordé de La aventura del Poseidón y le di la vuelta.(dijo mi abuelito como quien no quiere la cosa pero vestido con un sudario verde mar que le sentaba como un guante)

Ojipláticos estaba el Ayuntamiento en pleno, toda la prensa de Palma y los vecinos del barrio entre quienes había que no entendían "este arte tan moderno para una Navidad"


 

jueves, 2 de diciembre de 2021

La cura asma.

Me he enterado que cuando, hartos de tanto jaleo (¿pero cuándo duermen estos abuelos? se preguntaban los muncipales) se hizo una recolecta en el cuartel a la que se sumó todo el mundo, desde los policías, las limpiadoras, los otros presos ¡todos! para pagarles la fianza, el juez, al saberlo y preocupado por la salud mental de los funcionarios, aceptó el dinero y dejó a la pandilla de El Funeral libre.

En agradecimiento los funeraleros dijeron que: - Cuando mueran estás personas tan simpáticas... -  colocarían sus fotos en la Pared de los Finados, aún sin ser socios. Fueron muchos los funcionarios diciendo ¡Lagarto, lagarto! mientras hacían unos cuernos con las manos.

Geooorge me llamó para decirme que los habían soltado y tenía que ir a recogerlos. - ¿Mi dejarlos en tu house? - ¿Por qué? - Mi estar en the gloria ahora. - Pues ajo y agua, GeoooorgeBrexit. - ¡Plis! - Nasti de plasti.

Llorando a moco tendido, no le quedó más remedio que ir en busca de sus jefes. Yo lo entendía pero, como le dije, la vida es dura, inglés. De todas maneras hizo una intentona y aparcó el rolls royce en la parada del bus. La abuela subió un momento para ver a Pascualita ¿a quién si no? que, al verla, le echó los bracitos blanquecinos al cuello.

- "¡Que guapa es mi chiquitina! - ¿? - Te prometo que cuando nos pongan la cuarta dosis de la vacuna vendrás conmigo para que lo veas por si, cuando vuelvas a tu hábitad, se os monta allí abajo una pandemia como la que tenemos aquí y tienes que mandar a vacunarse a todo bicho viviente.

Yo pensaba: ¡Espera santada, Pascualita! - A mi primer abuelito no le gustó que ¿respondiera? mal a su ex mujer y me lo recriminó. - ¿No te enseñaron en la escuela a respetar a las personas mayores, nena? - ¿Pero tú crees que la sirena volverá al mar? ¡Ni lo sueñes mientras la abuela tenga asma! - ¿En serio se la cura? - Aaaayyy, abuelito, tanto tiempo merodeando por el Más allá y todavía crees en milagros.

 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

A vacunarse en jarras.

Me ha llamado el Municipal, Bedulio. para que fuera a pagar la fianza que les ha impuesto el juez a los abuelitos por escándalo público en sumo grado. - Ven y llévatelos de una vez que nos están volviendo locos, ellos y sus compañeros de juerga.

- ¿Crees que me ha tocado la lotería? ¿De dónde saco el dinero de la fianza si, a lo que cobro, no se le puede llamar sueldo? ¿A cuántos habéis encerrado? - ¡A todos los que estaban en El Funeral! Los vecinos querían dormir ¡Date prisa! - Espérame sentado porque, ni rascando el monedero sale nada. - ¡Haz lo que sea que, hasta los otros presos piden de rodillas que saquemos a los jubilados de ahí! - ¡Exagerao! ¿Y los demás familiares? - Se hacen el longui, como tu. Otros han dicho que nos los quedemos unos cuantos días porque no pueden con la   vitalidad de sus viejecitos.

Me dio pena Bedulio y le aconsejé que pidiera al juez que los pusiera de patitas en la calle sin más. - Huy, ese es muy suyo. 

De todas maneras me acerqué por el cuartel de los Municipales y, desde la calle oía la escandalera. A falta de música llevaban el ritmo de Paquito el chocolatero con la voz y se supone que lo bailaban. Alguien dijo: - ¿No queda... ¡hip!... chinchón? ¡Pues que cojan... ¡hip!... dinero de nuestros impuestos y nos traigan... ¡hip!... unas botellas! - ¡¡¡OLEEEEEE!!!

Pensé que la juerga había sido por colocar, en honor a algún socio fallecido, su foto en la Pared de los Finados pero no. Era porque habían ido en tropel a ponerse la tercera dosis de la vacuna anticovid más la de la gripe. Las risas habían empezado cuando se ponían, ellos y ellas, en jarras para recibir los dos pinchazos y los demás los piropeaban: - ¡Morenazo, la arruga es bella! - Y a partir de aquí, el despiporre.

Además de Bedulio, mi primer abuelito también se quejaba pero por otra razón: - ¡No hay derecho! ¡Yo quería ser jubilado pero me fui, o "me fueron" de la vida muy pronto ¡Que jodías esas dos!... ¿La abuela y la Cotilla?

 

martes, 30 de noviembre de 2021

Los caracoles.

 Mientras tomaba mi cola cao lejos de Pascualita para que no me salpique como todas las mañanas, oigo un murmullo de voces que parece salir de la despensa.

- Abuelito ¿qué haces ahí? - No me contestó nadie y levanté un poco más la voz. Entonces, su respuesta resonó en mi cabeza: - ¡No soy sordo! - ¿Qué haces en la despensa? - De momento, nada. Estoy dando vueltas a la lámpara del comedor. - ¿Entonces... ? 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Nena, ¿has visto los caracoles que he dejado en la despensa? - Aaaaah... ¿así que eran ellos? - ¿Se te han escapado? - No. Los he oído hablar y... 

La Cotilla puso los ojos como platos. - Acabarás en Alcohólicos Anónimos. Los caracoles no hablan, hacen baba. Estos los recogi ayer en un campo... - ¿Qué piensa hacer con ellos? - Purgarlos, hervirlos y venderlos. - ¡Pobrecitos! 

Menuda discusión tuvimos la Cotilla y yo a cuenta de los caracoles. - ¡Con alioli! Manjar de dioses. - ¿Que se van a comer eso los dioses? Son animalitos echos a su imagen y semejanza... Están en la tierra por un motivo... - Para echar babas. - Supongo que habrá otro... - ¡Comérnoslos! - ¡Otro! - Sacar los cuernos al sol. - Ve, eso es poético. Son pobres poetas que llevan su casa a cuestas porque tienen miedo de que le monten un deshacio y se queden en la calle. Es un bicho previsor ¡No se los puede comer!

Aquí hubo un lapsus en la discusión y me di cuenta que, de la despensa no salía ningún ruido. Abrir la puerta de la alacena. Estaban los caracoles, todos juntos, en una esquina y al verme corearon: "¡Dale a tu cuerpo alegría, Macarena. ¡¡¡Heeeey, Macarena, Aaaaaaaaah!!!"

Me cayeron, unas lágrimas emocionadas, hasta el suelo de la cocina y los caracoles, como un solo hombre-mujer (son hermafroditas) se arrastraron hasta ellas como si ese líquido salado y achinchonerado, fuese el Maná de la Bíblia. Y cantaron: ¡¡¡Maná, maná, tariroriro, Maná, Maná, tarirore!!! mientras sacaban los cuernos para llevar con ellos el ritmo.

No sé qué habrá sido de los caracoles. Espero que hayan escapado hacia el árbol de la calle con la ayuda de la cristalera que tiene un corazón sensiblero y se habrá abierto para que salieran. Cuando regresé del trabajo ya no estaban.

lunes, 29 de noviembre de 2021

¡Agua vaaaaaa!

En Mallorca nadamos, a pesar del frio, en agua dulce y mira que estamos rodeados de agua por todas partes ¡pero es salada! y nosotros hemos sacado escamas y aletas gracias al agua que ha llovido ¡dulce!

No puedo asomarme al balcón sin que el árbol de la calle, como si yo fuera quien tiene el grifo que alguien abrió y se le olvidó cerrar, abre su bocaza para decirme: - ¡Ya está bien! Tengo los bajos inundados. - Estarán contentas tus raíces (dije, sin malicia) - ¿Contentas? ¡Están ahogadas! Con decirte que han apendido a bucear para sobrevivir. - ¿Y qué puedo hacer yo? Ya ves que me he metamorfeado en pez... y no es que esté mal pero preferiría ser rojo y no de este color gris tan soso. 

Nunca llueve a gusto de todos, ni estamos contentos con lo que nos ha tocado. Aunque prefiero que sobre agua en los acuíferos a tener que recurrir, como hace años, a que traigan el agua potable en barcos a la isla. 

Nos costó lo que no está escrito. El primer barco tuvo que vaciarse al mar enterito porque un lumbreras pensó que quedaría más guapo mandar el agua en un espacio recién pintado. ¡Ni las lechugas la quisieron para si! Pero el "fallo" no lo pagó "el lumbreras" sinó los mallorquines.

Para remate, mientras los barcos iban y venían empezó a llover torrencialmente. ¡Ya no hacían falta los barcos pero... siguieron viniendo. - ¡Basta, bastaaaaaaa! (gritábamos los mallorquines pero que si quiéres arroz, Catalina)

Por esto, ahora, aunque nos salgan escamas, nos quejamos poco, poquísimo. ¡Hale, que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan. ¡que sí, que no. Que caiga un chaparrón y se rompan los cristales de la estación!... Anda que no.


 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Vamos para peces.

 Me he enterado, a través de los gritos que se oyen en la escalera, que el sirenavirus se ha extendido por todas las Baleares mientras me sigo rascando.

Mientras ésto pasa, el árbol de la calle está cada días más esbelto e incluso frondoso a pesar de que deja las calles alfombradas de hojas muertas y en mi cabeza suena esa canción: La voz de los campos, llegó nuevamente, sentí tu llamadaaaaaa y tú ya no estáááááássss...

Pascualita y Pepe el jibarizado hablan sin parar entre ellos ¿Quién me iba a decir que esa cabeza hueca y reducida pudiera llegar a tener conversaciones con  un bicho venido de los primeros albores de la Vida en la Tierra. Pues vivir para ver. Y hablan de mi porque Pascualita me mira con sus inquietantes ojos de pez y Pepe mueve lentamente su ojo-catalejo hasta enfocarme, después me da un repaso de arriba abajo bastante molesto. Ya me tienen harta y hoy mismo, sin ir más lejos, le he dado una patada al jibarizado estrellándolo contra la cristalera porque se me ha olvidado decirle que se abriera.

He puesto la tele para evadirme un poco y me he encontrado con el Hombre del Tiempo diciendo: - ... seguirá lloviendo en Baleares... (mientras se rascaba ¡como yo!) En cuanto a la pandemia de picores, el Ministerio de Sanidad avisa que no existen vacunas  para eso, solo hace falta que deje de llover antes que la población de las islas acabe convertida en peces de agua dulce. De lo contrario ¡no cabremos todos en los pantanos! Con lo fácil que sería ser peces de agua salada pero el Destino es así de caprichoso el jodío.

Me he dado cuenta de que convirtiéndome en pez me ahorrare una pasta en ropa.¡ y con lo poco que cobro, me vendrá de perlas porque, con unas cuantas escamas voy que chuto y, encima, no se compran, salen solas.

Como dice el refrán: No hay mal que por bien no venga.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Sirenavirus.

 Esta noche me ha despertado un picor en todo el cuerpo. Pensé que era un mal sueño y despertándome se me pasaría pero no. Era muy real y empecé a imaginar cosas. Había una enorme pulga en el techo de mi cuarto, gorda como un ceporro, relamiéndo una gota de sangre ¡mía! que había quedado olvidada mientras se daba el atracón a mi costa. - ¡Abuelito (grité) aplasta a la pulga que me está vampirizando!

Encendí la luz para ver si mi deseo se había realizado y, al mirar al techo, ni estaba la pulga ni mi primer abuelito y parecía que el cuerpo me picaba menos. Apagué la luz e intenté dormir.

La maniobra: picor, despertar, ruego y volver a dormir se repitió varias veces durante la noche y, cada vez, el culpable era otro. Le siguió el mosquito trompetero, la mosca cojonera, la araña laboriosa, la chinche y así hasta que clareó el día.

Tras preparar el desayuno de Pascualita y mío me dormí sobre la mesa de la cocina. y me despertó,¡como no! el picor. Al abrir los ojos me vi frente a un bicho del color de un ahogado, de ojos redondos y saltones de pez con una horrible y peligrosa sonrisa: Pascualita.

Estaba a mi lado sobre la mesa y parecía divertirse. Alargó una de sus manitas para tocar ¿qué? ¿una roncha? ¿muchas ronchas? No sé, pero mi mano llegó antes que la suya para seguir rascando como había hecho casi toda la noche y lo que toqué no eran ronchas sino algo duro.

Corrí al cuarto de baño a mirarme en el espejo. Pascualita, en un salto prodigioso, se agarró a la manga de mi bata para no perderse el show. 

¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAH!!! (gritamos las dos aunque por diferentes motivos) Ella, como siempre que se ve en un espejo se encrespó y atacó a quien creía su enemigo:  su imagen. Y yo porque tenía el cuerpo lleno de ¡escamas de pez!

Llamé a la abuela: - ¡Pascualita me ha pegado algo! ¡Me ha contagiado el sirenaviruuuuuuus! ¡Tengo escamaaaaaaaaaaaaaaaaas!

Nada de lo que me decía la abuela calmaba mi terror. Hasta que preguntó: - "¿Y de cola, cómo vas?" - Me miré las piernas y suspiré aliviada. - No. Cola no tengo. - "¿Y no crees que ya a siendo hora?" - Y colgó, después de llevar el agua a su tejado.

 

viernes, 26 de noviembre de 2021

La doble.

La carnicera me dijo: - Esta mañana ha venido tu hermana. Que callado te lo tenías. - Pero yo estaba siguiendo las evoluciones de una mosca temeraria que revoloteaba junto al aparato achicharrador de moscas. Incluso organicé unas apuestas conmigo misma (¿Se quemará? ¿No se quemará? ¡Me juego cinco céntimos a que sí! ¡Jopé, que rácana eres! Es que cobro muy poco...) - ¡Boba de Coria, te estoy hablando!

El grito de la carnicera interrumpió la conversación con mi otro yo. - Chica, siempre estás en las nubes. Te decía que ha venido tu hermana gemela. Es simpatiquísima. ¿Dónde la tenías escondida? - (¡Mecachis en la mar! ¿Dónde está la mosca? ¿frita o ha volado?) 

- ¿Hablas conmigo? - Que pesadilla de mujer. Menos mal que tu hermana solo se parece a ti en el físico. Es taaaaan simpática. Taaaaan agaradable. Tan... - No tengo ninguna hermana. 

A la carnicera se le abrió un palmo de boca ¡y ahí se metió la mosca!

Tanto había porfiado la carnicera que la curiosidad hizo ella en mi y en cuanto llegué a casa corrí hacia el teléfono. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Vas a apagar un incendio con tantas prisas? - Tengo que preguntar a la abuela por mi hermana. - Es una falta de educación empezar a beber chinchón sin mi. - ¿Eso quiere decir que no tengo hermana? - Ni perrito que te ladre. - Pues me ha dicho la carnicera... - Que diga misa. Eres hija única. - Dice que... - ¡Que no! - ¿Entonces...? - Habrá visto a tu doble. Todos tenemos uno. -  ¡Vaya! Pue dice que es muy simpática, agradable y que solo se parece a mi en lo físico. - Es bueno saberlo porque, si vuelve a aparecer, te damos el cambiazo. - ¡¡¡¡Cotilla!!!

Por el rabillo del ojo vi a la ingrata de Pascualita haciendo la señal de OK con sus manitas palmeadas.

jueves, 25 de noviembre de 2021

El frío.

Las aguas han vuelto a su cauce y Andresito a la Torre del Paseo Marítimo. La abuela le abrió la puerta, le dió dos collejas cariñosas (porque si no, lo desmonta al pobre) y esa misma tarde se fueron, muy atildados y perfumados, a El Funeral.

Y para variar, después de casi tres semanas lloviendo, ha salido un ratito el sol y me he asomado al balcón vestida con una simple camisola de nada. Cuando la cristalera se ha abierto un viento polar ha entrado a cobijarse en casa. Yo lo hubiese dejado pero mientras está dentro, el calorcito no puede con él. No me ha quedado más remedio que coger la escoba y amenazarlo. Pero ha sido peor el remedio que la enfermedad porque le ha entrado la risa y con ella, la tos. Y cada vez que tosía hacía más frío. 

Pascualita, al verme cerca del acuario, ha saltado colándose en mi escote. ¡Estaba helada la jodía!. El Frío, curioso, ha intentado meterse también pero se ha llevado tal susto viendo la cara la sirena que ha salido por pies aprovechando que la cristalera seguía abierta.

El árbol de la calle, tiritando y tirando hojitas sin parar, ha metido el tronco hacia adentro para que el Frío no chocara con él. 

¿A qué ha venido este frío brusco? Lo he visto, después, en la tele. Ha nevado en la montaña más alta de la Serra de Tramuntana... Y digo yo ¿para qué?

Es tan poco lo que cobro que cuando se ha terminado la bombona de butano, en lugar de pedir otra, he cogido toda cuanta vela, velitas y velones he encontrado en el cuarto de la Cotilla. Ahora están repartidos por toda la casa dando luz y calor y estamos todos contentos, sobre todo mi primer abuelito que se ha creído que las velas son para él porque es un fantasma.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Angelico.

La discusión con Andresito se alargó porque decía que estaba influenciada por la abuela cuando le decía: - Si voy a un funeral miró si conozco a los deudos... Si fuese a una fiesta, vale pero, a una cosa tan seria no se va por gusto. - Bueno, pues se enfadó, cogió la maleta y la puerta y se largó.

Creo que se le había olvidado que Geoooorge no le esperaba. Como no pasaban taxis cogió el bus perooooo... ¡lo reconocieron como el dueño del rolls royce que aparca en su parada! y lo echaron con cajas destempladas. 

Los de casa me susurraron: ¿No te da pena? - ¿Y yo, que me he quedado con un mini sueldo porque ellos son ricos, qué? ¡Me doy mucha pena, muuuuuuucha! - Y me eché a llorar como una magdalena. 

Esta vez los susurros se escucharon con más fuerza: - ¡Ya está aquí Santa Boba de Coria, virgen... jijijijijijijiji y mártir!

No hizo falta llamar a Andresito porque poco después llamó a la puerta. Yo quería cercionarme, antes de dejarlo entrar, de qué pie cojeaba y le pregunté: - ¿Has entrado alguna vez en el funeral de un desconocido? - ¡Que va! - ¿Ni por despiste? - ¡Claro que no! a ver si te crees que soy tonto.

Le abrí la puerta de par en par pero no sé porqué, la lengua se me lio y apostillé: - O sea, que tu Presidente sabía dónde iba, - ¡Naturalmente! (entonces dio un respingo y dijo) ¡Se equivocó. Ya no lo hará más!

Andresito no lo oía pero en casa estuvieron todos de cachondeo hasta las tantas de la noche.

martes, 23 de noviembre de 2021

¡Viva el despiste, coñe!

 Me ha llamado la abuela: - "Nena, te mando a Andresito para que le des asilo familiar está tan pesado que ya no lo aguanto más" - Divórciate - "¿Estás tonta? ¡y me quedo a dos velas!" 

Pocos minutos después escuché el clásico concierto de pitos cuando Geoooorge aparcó en la parada del bus. La maleta que subió el inglés era bastante abultada. - ¿Tu también te quedas? (le pregunté) pero en lugar de contestarme, el mayordomo tomó las de Villadiego , se subió en el rolls royce y desapareció de mi vista. 

Y ahí estaba Andresito, cabizbajo, alicaído, tristón. Imaginé que había habido bronca en la Torre del Paseo Marítimo y el pobre se había llevado la peor parte. - Bueno (dije para animarlo) ¿jugamos al parchís?

Pero tenía la moral tan baja que no le subió ni un poquito. El árbol de la calle, asomado a la ventana de la cocina, me sugirió que, tal vez, si él le cantaba una canción se le iría el muermo que llevaba. Y dije: - Vale. - Aunque pensaba que de nada iba a servir.

La potente voz del árbol se extendió por todo el barrio  y algo consiguió: ha llovido todo el día y parece que así seguirá horas y horas.

Puse una taza de cola cao calentito delante de Andresito y pregunté: - ¿Quiéres unas magdalenas que trajo el otro día la Cotilla? - ¿Del contenedor del Súper? ¡Noooo! - Oye, que caducan mañana... Pues cuéntame qué ha pasado.

Desde lo alto de la lámpara del comedor, mi primer abuelito dejó de volar y se sentó en el aire a escuchar: - No se puede hablar con tu abuela... No concibe que alguien se equivoque aunque lo digan en la tele. Dice que es imposible ¡Que es mentira, vamos! Y yo digo que sí es posible porque es una persona muuuuy atareada, con una gran responsabilidad... - ¿Existe esa persona? - ¡Claro. Mi presidente! - Pero si en tu casa no hay Comunidad de Vecinos... 

Se enderezó como una vela y gritó: ¡Casado! - Ya sé que estás casado ¿Qué pasa con eso? - Que fue a un FUNERAL que no tenía ni idea de para quién era y ahora tu abuela dice que eso es UN CUENTO CHINO, ¡¿Cómo va a ser chino si es español?!

lunes, 22 de noviembre de 2021

Tendré que montar una huelga unitaria.

Salgo al balcón a preguntarle a Bedulio, que pasaba por debajo haciendo su ronda, ¿por qué se había ido la luz? - ¡Será que no has pagado el recibo! - gritó el Municipal porque, en ese momento pasaba una moto. - ¿Quiéres avergonzarme delante de todo el vecindario? - ¡Ya no les viene nada de nuevo tratándose de tí! - Esta vez ha gritado porque el de la moto había dado media vuelta y pasó cerca de Bedulio, justo, cuando empezaba a hablar.

De repente los balcones estaban repletos de vecinos pendientes de nosotros y como no me gusta darle tres cuartos al pregonero, dije: - ¡Ciérrate, cristalera! - Y se cerró. Las caras de los mirones eran un poema. Y la del Municipal, blanca como el papel, reflejaba temor.

 Tuvo que ser el árbol de la calle quien contestara a mi pregunta: - Se ha apagado el Sol. - ¡Anda! ¿tampoco paga el recibo de la luz? 

El ábol levantó las ramas al cielo mientras murmuraba: - ¡Que cruz tengo contigo, boba de Coria! 

Pascualita, que cada día es más independiente ¡no sé a dónde va a llegar éste bicho!, se plantificó a mi lado, tras los cristales, y adoptó mi postura de "mirar al cielo para ver qué pasa" Luego nos miramos y dije: está nublado. Va a llover. - Ella hizo la señal de OK y vaya si llovió.

He tenido que aclararle a mi jefe (porque no me llega el sueldo para nada) que, aunque el mayordomo inglés existe, está al servicio de mis abuelitos millonetis. Yo, por no tener, no tengo perrito que me ladré. El hombre me miraba con los ojos como platos. Parecía estar procesando lo que le había dicho aunque yo pensaba que le había dado un aire y le di una colleja, made in abuela. La cabeza rebotó dos veces sobre su mesa de despacho y le salieron dos buenos cuernos en la frente pero se espabiló.

Cogió el teléfono y dijo: - Rébajale un cuarto de su sueldo a la boba de Coria... ¡Sí, si, si! Además de la rebaja anterior. Me acabo de enterar que sus abuelos son millonarios.

Hundí la cabeza entre los hombros y salí del despacho arrastrando los pies. Al cerrar la puerta escuché un último comentario: - Tal vez sea buen negocio tirarle los tejos...

 

 

domingo, 21 de noviembre de 2021

El pirata.

 Mi primer abuelito ha venido aconpañado de un compañero pirata. Por lo menos llevaba pata de palo y un parche en un ojo y, encima, tenía mala pinta. - ¿Este tío está en tu sección? (pregunté intrigada) - Hace poco que lo han destinado. En vida no fue tan bueno como para ir al Cielo ni tan malo para ir al Infierno. - Para eso está el Purgatorio... - No, hija, no. Eso era antes de que el Papa lo eliminara. Ahora es un follón y un trajinar de almas que van todo el tiempo de acá para allá en busca de su lugar.

- ¿Es un pirata de verdad? - De libro. ¿No ves sus distintivos: pata de palo y parche? - Sí, pero no me convence mucho. ¿Y el garfio, la bandera de los huesos y el pendiente? - Eso le dije yo pero vale que le cortaron una pierna y le sacaron un ojo pero, de agujerear el lóbulo de la oreja con una aguja, ¡ni hablar! Le dan pánico las agujas. Tendrán que pasar unos milenios antes de que deje atrás el síndrome de la Oreja Agujereada y, solo entonces, podrán cortale la mano y colocarle el garfio. - Que tío más raro. 

Estuve un buen rato observando su postura, sabiendo que algo andaba mal pero ¿qué? Solo caí en la cuenta cuando un gorrión entró volando en casa y aterrizó en la cabeza de Pascualia que estaba asomada al borde del acuario.

Contuve la respiración viendo venir la desgracia, pero la sirena, en lugar de zampárselo dejó que el pajarillo le picoteara entre los pelo-algas. - ¡Claaaaaro! (dije en lugar de eureka) ¡Le falta el loro! - Espera reencontrarse con él porque el loro sigue vivito y coleando por ahí.

De repente un hermoso loro verde se posó en una rama del árbol de la calle. Al pirata, el único ojo que le queda brilló ilusionado ¡Era su compañero! Sin embargo, la aparición de una lora hizo que el saludo que se dirigieron fuera un levantamiento de ceja, como diciendo_ ¡Uep! ¿cóm anam? - Y pare usted de contar.