domingo, 28 de noviembre de 2021

Vamos para peces.

 Me he enterado, a través de los gritos que se oyen en la escalera, que el sirenavirus se ha extendido por todas las Baleares mientras me sigo rascando.

Mientras ésto pasa, el árbol de la calle está cada días más esbelto e incluso frondoso a pesar de que deja las calles alfombradas de hojas muertas y en mi cabeza suena esa canción: La voz de los campos, llegó nuevamente, sentí tu llamadaaaaaa y tú ya no estáááááássss...

Pascualita y Pepe el jibarizado hablan sin parar entre ellos ¿Quién me iba a decir que esa cabeza hueca y reducida pudiera llegar a tener conversaciones con  un bicho venido de los primeros albores de la Vida en la Tierra. Pues vivir para ver. Y hablan de mi porque Pascualita me mira con sus inquietantes ojos de pez y Pepe mueve lentamente su ojo-catalejo hasta enfocarme, después me da un repaso de arriba abajo bastante molesto. Ya me tienen harta y hoy mismo, sin ir más lejos, le he dado una patada al jibarizado estrellándolo contra la cristalera porque se me ha olvidado decirle que se abriera.

He puesto la tele para evadirme un poco y me he encontrado con el Hombre del Tiempo diciendo: - ... seguirá lloviendo en Baleares... (mientras se rascaba ¡como yo!) En cuanto a la pandemia de picores, el Ministerio de Sanidad avisa que no existen vacunas  para eso, solo hace falta que deje de llover antes que la población de las islas acabe convertida en peces de agua dulce. De lo contrario ¡no cabremos todos en los pantanos! Con lo fácil que sería ser peces de agua salada pero el Destino es así de caprichoso el jodío.

Me he dado cuenta de que convirtiéndome en pez me ahorrare una pasta en ropa.¡ y con lo poco que cobro, me vendrá de perlas porque, con unas cuantas escamas voy que chuto y, encima, no se compran, salen solas.

Como dice el refrán: No hay mal que por bien no venga.

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