miércoles, 24 de noviembre de 2021

Angelico.

La discusión con Andresito se alargó porque decía que estaba influenciada por la abuela cuando le decía: - Si voy a un funeral miró si conozco a los deudos... Si fuese a una fiesta, vale pero, a una cosa tan seria no se va por gusto. - Bueno, pues se enfadó, cogió la maleta y la puerta y se largó.

Creo que se le había olvidado que Geoooorge no le esperaba. Como no pasaban taxis cogió el bus perooooo... ¡lo reconocieron como el dueño del rolls royce que aparca en su parada! y lo echaron con cajas destempladas. 

Los de casa me susurraron: ¿No te da pena? - ¿Y yo, que me he quedado con un mini sueldo porque ellos son ricos, qué? ¡Me doy mucha pena, muuuuuuucha! - Y me eché a llorar como una magdalena. 

Esta vez los susurros se escucharon con más fuerza: - ¡Ya está aquí Santa Boba de Coria, virgen... jijijijijijijiji y mártir!

No hizo falta llamar a Andresito porque poco después llamó a la puerta. Yo quería cercionarme, antes de dejarlo entrar, de qué pie cojeaba y le pregunté: - ¿Has entrado alguna vez en el funeral de un desconocido? - ¡Que va! - ¿Ni por despiste? - ¡Claro que no! a ver si te crees que soy tonto.

Le abrí la puerta de par en par pero no sé porqué, la lengua se me lio y apostillé: - O sea, que tu Presidente sabía dónde iba, - ¡Naturalmente! (entonces dio un respingo y dijo) ¡Se equivocó. Ya no lo hará más!

Andresito no lo oía pero en casa estuvieron todos de cachondeo hasta las tantas de la noche.

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