martes, 2 de noviembre de 2021

¡Bocazas!

 He llamado a la abuela para que venga a calmar a Pascualita. Está histérica y no para de tirarme buchitos de agua envenenada con muy malas intenciones. No me ha quedado más remedio que poner unas gafas de bucear para evitar que me entre en los ojos.

- "¿Qué le has hecho a mi chiquitina bonita?" - ¡Nada!... ¿has dicho B O N I T A? alguien tiene que ir al oculistaaaaaa...

- Ven y verás cómo está... ¿Estará con el celo? - "¿Otra vez? No puede ser" - ¿Habrá sido su cumpleaños y no la hemos felicitado?... ¡¡¡Abuela!!! ¿Ya éstas aquí?

Que rápida es cuando se trata de la sirena... - "Su cumpleaños fue en septiembre, boba de Coria ¿ya no te acuerdas?" - Me refiero al suyo de verdad, y no desde que apareció en casa. - "Ah, pues ese no lo podemos saber... Hará miles de años" - ¿Y si llamamos a Atapuerca preguntando en que tiempo desaparecieron las sirenas...? - "Preguntarán por qué quieres saberlo" - Les diremos que estoy estudiando para ir a Pasapalabra... - "¡No te harán ni caso!"

No me di por vencida y contacté con los arqueólogos. Quien se puso al teléfono fue muy amable: dijo que no podía decirme la fecha exacta porque ellos excavaban en tierra. Le expliqué que había visto en el facebook dibujos primitivos pintados en cuevas de sirenas nadando. Si el Sahara fue un mar que se secó, pudo haber pasado lo mismo con el entorno del yacimiento de Atapuerca.

Me dio la razón, entusiasmado y prometió que si encontraban el menor indicio, me llamaría. La abuela no dio crédito a lo que le conté y cogió a la sirena dispuesta a hacerle un concienzudo interrogatorio.

Al ver a la abuela dejó de escupir y saltó a su falda. Las miraba de lejos y sin quitarme las gafas de bucear por si las moscas. Vi a Pascualita hacer varias veces la señal de OK, aplaudir, ponerse mimosa, enseñar los dientes enfadada, beber chinchón juntas, reir y llorar cuando el licor hizo efecto...

Aburrida, puse la tele y en las noticias salió, que casualidad, la cueva de Atapuerca donde se veía a los arqueólogos riendo a moco tendido. No daban abasto con los pañuelos. Entonces, en la pantalla aparecieron una pared de arenisca con unos simples dibujos de sirenas: nadando, atacando con lanzas a una ballena, devorándola después sin cocinarla y poniéndose como el Quico.

- ¡Mira, Pascualita, tu gente! - Reaccionó saltando contra la pantalla de la televisión y estampándose contra ella. Y mientras la abuela intentaba que volviera en si, creí escuchar entre las risas generalizadas: - ¡Se lo ha creído! ¡Anda que no!... y encima dijo que tenía una sirena jajajajajaja ¿De plástico? (pregunté) - No , no. de verdad (dijo) y nos gustaría saber su fecha de nacimiento para...

El sartenazo que me dio la abuela, dejándome fuera de combate, me impidió seguir escuchando - ¡BOCAZAS! - oí antes de perder el conocimiento.

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