miércoles, 30 de abril de 2014

A pesar de "soportar" un embarazo múltiple tengo que seguir trabajando. Pero es un puntazo eso de levantarse de la cama y encontrar la mesa puesta, con un ramito de flores frescas para alegrar el día y un desayuno espectacular. Por otra parte, los albañiles dejan la casa como una patena cuando acaban su jornada. No tengo que limpiar, ni cocinar, ni comprar, ni nada de nada... aunque tendría que ir mirando las tarifas de Finisterre o el Ocaso porque, en cuanto me descubran, aquí va a arder Troya. Mientras tanto, que me quiten lo bailao y a disfrutar que son dos días (nunca mejor dicho ¡glub!)

He encontrado a Geooooorge con Pepe-Crisogono en las manos. Quizás busca rasgos familiares... pero con el careto que se le quedó al pobre jibarizado, será difícil que los encuentre. Pascualita los miraba, camuflada entre las algas. Pepe es su amigo y ella es muy celosa de los suyo, basta ver cómo defiende a la abuela en cuanto le grito, aunque sea en broma. Tenía los carrillos hinchados... Había cogido agua ¿no le gustaba Geoooorge? ¿o no le gustaba las confianzas que se tomaba con Pepe-Crisogono? en cualquier caso yo no podía hacer nada porque no era cuestión de llamar la atención del inglés sobre la sirena. Y entonces, pasó. Un chorrito de agua envenenada cayó en la oreja del mayordomo ¡menos mal! Se giró y me miró con gesto interrogante. Estuve a punto de decirle que no había sido yo pero... ¿quién, si no? Así que, con una sonrisita de conejo, le dije - Jijijiijijiji ¡Perdón! Ha sido un antojo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Ya sabes qué ropa vas a ponerte para el reportaje del Hola? - Buenos días, Cotilla. Dichosos los ojos. - ¿Has bebido de buena mañana? ¡Verás como se entere tu abuela! ¡¿Y el pasmao este para qué sirve?! (le gritó al inglés)  - Solo le he demostrado que cuando se entra en casa ajena, se saluda. - ¡Ah, bueno! Pero esta no es casa ajena jejejejeje.

Sin hacerme caso, se sentó a comerse mi desayuno pero Geoooorge le quitó el plato diciendo - ¡¡¡NO!!! - La Cotilla, sorprendida, dijo - ¿Habla español el fulano este? - Como los indios (le respondí) - Mi querer jamar. - No entender "jamaur" - ¿Qué dice?... Yo hambre. Trae pacá. - Pero un mayordomo inglés no da nunca su brazo a torcer cuando está obedeciendo órdenes de su señora (la abuela en éste caso) - Desayunou for lady. No for you. - Que español más raro habla el jodío. - La Cotilla se iba calentando y de repente, pegó un manotazo encima de la mesa que hizo saltar todo lo que había en ella - ¡¡¡Dámelo te digo!!! - Antes de acabar la frase, un chorrito de agua le dio en el ojo. La mujer empezó a correr, ciega de dolor y Geoooorge la fue guiando hasta la puerta de la calle. En un santiamén la Cotilla se encontró en el rellano de la escalera dando gritos. Dejamos de oírlos en cuanto el vecino de arriba le tiró un cubo de agua.

martes, 29 de abril de 2014

La ilusión de la abuela es desbordante. A las ocho de la mañana ha llegado Geooooorge, que ya venía de la compra cargado de cosas buenas para que mi dieta sea rica en todo. Le acompañaban unos albañiles que traían órdenes expresas de mi señora abuela: - Hay que ensanchar las puertas, empezando por la de la calle... (me dijo el maestro de obras) - ¿Y eso por qué? ¿Cree que no pasaré por ellas? - A mí que me registren que soy un mandao... Quitaremos la bañera y pondremos plato de ducha. El suelo de la cocina se cambiará por uno antideslizante. Los grifos serán todos monomando... etc. etc.

Mientras tanto, el mayordomo me preparó un desayuno espectacular: - ¿Quieres que me coma todo esto? voy a engordar como una vaca. - Ser equilibradou... Y sí, pondrá comou una vacau. - ¡Y tu como un cabestro, jodío! - ¿Qué ser cabestrou? Mi no entender.

A mediodía llegaron los abuelitos y la Momia. Al verme quedaron espantados por el volumen de mi barriga - "¡¿Pero de cuantos meses estás, alma de cántaro?!" - Pues de... uno y medio, más o menos... ¿no? - "Tu sabrás... ¿A qué llevas más de uno?" - ¿Más de uno qué...? - "Bisnietos" - Serán hijos. - "A mí los hijos no me importan. Tu vas a tener bisnietos y calculando a ojo de buen cubero, ahí dentro hay lo menos... ¡diez!"

La culpa la tiene Pascualita. Esta mañana, viendo que el volumen bajaba, he cogido a la sirena dormida y la he despertado gritándole al oído (o lo que sea que tiene este bicho) Se ha puesto como una fiera ¡Que mal despertar tiene! Luego, poniéndola en mi barriga, me he ofrecido en sacrificio para que me mordiera pero no lo ha hecho una vez sino un montón, a diestro y siniestro y ahora, además de dolorida, estoy hinchada como un globo aerostático. - "Ahora mismo vamos a salir de dudas. ¡Vamonos al médico!" - ¡Ni hablar!... me da vergüenza. - "El que tiene vergüenza, ni come ni almuerza. Venga, tonta..." - ¡Que no!

La Momia dio con la clave para terminar de fastidiarme - Llamad al niño que venga a verla. - Al principio pensé que para qué queríamos un niño aquí pero en seguida se me encendió la luz ¡Hablaban del Médico! - ¡¿Y qué sabe él de eso?! (protesté) - Todos pasaron de mi y en menos de lo que canta un gallo, el Médico llegó a casa. - ¡Caray, pareces el Titanic! - Ese piropo se merecía una patada en la espinilla pero no estaba el horno para bollos. Ahora se descubriría el pastel y por la noche saldría mi muerte en las noticias de sucesos de la tele. Pero el Médico no me descubrió. Solo se interesó por los mordiscos: - Estas marcas las conozco ¿Qué bicho te las ha hecho? - Cuando me he despertado ya las tenía. - Pero eso duele. - ¡Por eso me he despertado!... ¿Vas a decirles "algo"? - Eso es cosa tuya y lo que te traigas entre manos... ¿cuántos bebés dice tu abuela que hay aquí? - Diez.

El Médico confirmó la predicción de la abuela y se brindó con chinchón diez veces, una por cada bisnieto... yo tuve que hacerlo con agua. Cuando el Médico se marchó lo acompañé hasta la puerta y le dí tal patada que se le saltaron las lágrimas. Entonces me beso apasionadamente en la boca, me dio las gracias y se fue.

Cuando quedé a solas con Geoooorge y los albañiles, la mesa estaba preparada con un menú exquisito. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! He hablado con tu abuela ¡Vas a ser una súper mamá! Y he pensado que podemos sacar un buen partido de esto. Le he sugerido que llame al Hola para que vengan a hacerte uno de esos magníficos reportajes, con cheque de muchos ceros incluido. Le ha parecido estupendo y hemos cerrado el porcentaje que me tocará por tener la gran idea. - ¿Pero si no me conoce nadie? (dije, preocupada) - Ya te conocerán, ya jejejejejeje - No me gustó esa risita ni el tonillo amenazante que rezuma la frase.    

lunes, 28 de abril de 2014

La Cotilla ha entrado en casa cuando me he sentado a desayunar - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Mira lo que he encontrado en el super! - Querrá decir en el contenedor del super. - He dicho lo que he dicho. ¡Una botella de chinchón! - ¿La habían tirado a la basura? - Anda, desayuna que aún no se te han despertado las neuronas. Y pónme un café con leche para mojar éstas magdalenas. - ¿Del contenedor? - Sí, señora. Ellas sí.

Comimos en silencio mientras Pascualita nos miraba desde la pila bautismal, camuflada entre las algas. Lo siento, amiga (pensé) hoy no vas a desayunar... De repente me enderecé en la silla - Si no estaba en la contenedor... ¡lo ha robado! ¡Ha robado la botella de chinchón! - Espera, boba de Coria, que voy a abrir la ventana para que se entere todo el mundo ¡¡¡Calla la boca, coooooooñe!!!... Lo he hecho por ti. Para que bebas una copita cuando quieras ya que la exagerada de tu abuela se ha llevado la que había aquí. - ¿Qué dice? No puedo ni catarlo.

- ¿Sabes cuando a alguien se le pone la boca pequeña y se nota que miente... como a Boquita de Piñón hablando de su negativa a las prospecciones? Pues a ti se te pone igual cada vez que hablas de tu "embarazo" - ¡Oiga! que no miento. - ¡Júralo! - ¡¡¡Lo juro!!! - Vaya cara que tienes... Lo que no me explico es cómo te salió esa barriga sietemesina y que ahora parece cuatrimesina... - ¿Qué quiere decir? - Normalmente en un embarazo la tripa va creciendo y la tuya menguando... ¿Cuál es el misterio? - ¿Qué sabrá usted de embarazos si no ha tenido ninguno? - Pero he visto muchos jejejejejejeje Me parece que quieres sacar provecho de la ilusión de tu abuela y eso es muuuuuuuuy peligroso. No sabes cómo se las gasta... Hay muchos cadáveres en la bahía anclados en el fondo del mar con una gran piedra jejejejejeje

Me recorrió un escalofrío de arriba abajo y de abajo a arriba. - Cuando vayamos a la Torre del Paseo Marítimo te señalaré el punto exacto... - La... (tenía la boca seca) abuela no... hace estas cosas... - ¡Huy, que no! Ella y sus amigas... ¿A qué Conchi parece una mosquita muerta? jejejejejeje A veces, cuando en su móvil suena Paquito Chcolatero, es una contraseña que dice: ya está el fiambre en remojo. - ¡¡¡No puede ser!!! - Eres una pardilla jejejejejejeje... A partir de ahora viviré contigo para cuidarte... - Pero... - Ya se lo he dicho a tu abuela y está de acuerdo. Nos mandará a Geoooorge para que comamos como los ángeles. Tu embarazo no merece menos jejejejejejeje

Me sentí como una mosca atrapada en una tela de araña y la araña tenía la cara de la Cotilla. Entonces me acordé de mi abuelito primero - ¡Tengo quién me salve de sus garras! ¡¡¡Abuelitoooooooooo!!! ¡¡¡Abuelitoooooooooo. Ayúdame!!! - Mis gritos pusieron nerviosa a la sirena y al vecino de arriba que se lió a dar golpes en el suelo. La Cotilla se mostró temerosa unos segundos pero como vio que no pasaba nada, se relajó y entonces ¡¡¡Un fino chorro de agua salió de la horrible boca de Pascualita y aterrizó, limpiamente, en el ojo de la vecina que inmediatamente, interpretó la danza del ¡¡¡Aaaaaaaaayyyyyyyyyy que dolooooooooooooorrr!!! - ¡Dormiré en mi casa. Lo juro! - Otro chorrito entró elegantemente en el otro ojo y la danza se recrudeció - ¡¡¡Basta, bastaaaaaaaaaaaaaa!!! - Y salió como una exhalación dándose trastazos contra las paredes y los muebles. Y gritando como una posesa, subió a su casa casi a rastras. El vecino salió al rellano - ¡Ya he llamado al Municipal. A ver si la multa de una vez, escandalosa!

domingo, 27 de abril de 2014

Los abuelitos, Momia incluida, se han presentado en casa a media mañana. Se han plantado delante de mi contemplandome la tripa como si fuera digna de adoración. - "¡Qué cosa tan bonita!" (dijo la abuela poniendo los ojos en blanco - La Momia lo corroboró con un hondo suspiro y se acercó, pasito a pasito a tocarme la barriga (espero que no se convierta en una costumbre, pensé) El abuelito carraspeó, sacó un pañuelo y se secó una lágrima que había empezado a rodar por su mejilla - Vaya, veo que os ha echo ilusión a todos... No sé qué decir (en realidad no lo sabía porque, en cuanto se enterasen de que todo era mentira, tendría que emigrar a la Conchinchina)

El abuelito, emocionado, dijo que a su hijo, el Médico, le hacía mucha ilusión ser el padrino - ¿Padrino como el de la película? - ¿Qué película? - La de gánsters. - ¡No, hija! jajajajajaja El padrino de la criatura. ¿Ya sabes qué será? - Pues... un niño o una niña ¿no?... ¿Acaso hay más opciones? - La Momia que, a pesar de tener más años que Matusalem, estaba al tanto de todo, se extrañó que no lo supiera. - Estando el embarazo tan adelantado ¿habrás ido a las revisiones médicas, verdad? - Pues... Es que... quiero que sea una sorpresa el sexo del bebé. - No me has contestado... - ¡Sí, claro que he ido al médico! - "¿Y qué nombre le pondrás?" - Hasta que no sepa lo que es... y la cara que tendrá, pues... - Si es niña puedes llamarla como yo (dijo mi bisabuelastra) - ¡¿Momia?! - Jajajajajajajaja ¡Noooo! Ese es un apodo cariñoso que me puso tu abuela jajajajajaja.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya, está aquí toda la familia! ¿Qué pasa?... ¡Ah, el embarazo! ¿Por qué no nos dices quién te hizo la faena? - "¡Es verdad! ¿Quién ha sido el elegido? ¿Lo conozco?" - A lo mejor ha venido por obra del Espíritu Santo porque, con lo sosa que es... - (¡Maldita Cotilla! Hasta ahora nadie se había preocupado por ese detalle insignificante) No lo conozco...  ejem... Quiero decir que... (empecé a sudar a mares) - "¡¿Cómoooooo?! ¿Acaso fue un aquí te pillo, aquí te mato en una noche sin Luna?" - Ni siquiera eso... No tuvo romanticismo. - "¡Ay, no me digas que...!" - No, no, no. No fue nada malo... Fue in vitro... (¡Hale, ya lo había soltado!)

- ¡Ya me parecía a mí ¿No lo he dicho? ¡Que cruz tenemos con ella! Pero, tonta del bote ¡¿Por qué no lo has catadoooooo?! (La Cotilla me miraba como a un bicho raro) ¿Tan difícil era decirle al primero que se te pusiera a tiro ¡¡¡Soy tuya. Hazme un bisnietooooooo!!! - Menos mal que el abuelito me echó un capote - Es una chica muy decente y yo estoy orgulloso de ella. - La abuela rezongó - "Vale, pero la Cotilla tiene más razón que un santo..."

Sobre la mesa del comedor pusieron lo que habían traído para picar: caña de lomo, lonchas de jamón pata negra, camaiot, sobrasada payesa, botifarrones... Se me hacía la boca agua y alargué la mano... y me dieron un toque ¡No puedes comer nada de esto! Tu tienes pan con tomate, verduritas, tortilla francesa... - ¡Tengo que comer por dos! (protesté) - ¡De aquí no! (la Cotilla vio su oportunidad) Y si queda algo me lo llevaré a casa para cenar. Es que me pagan muy poco de pensión (le comentó a la Momia) - ¿Tiene una Pensión? No lo sabía ¿Está lejos de aquí? Siempre es bueno saberlo por si un día me escapo de casa...

Mientras ellos se ponían las botas, a mi me rechinaban los dientes de rabia.  Poco a poco el sopor de la siestas hizo mella en ellos y aproveché la ocasión para tomarme un chinchón de extranjis, pero la Cotilla aún seguía rumiando sus pensamientos con la abuela: - ¿Y de cuánto dice que está tu nieta? - "No sé... De unos siete meses parece ¿no?"... - Habrá que llevarla a la tele porque un embarazo se va notando poco a poco... Y a ella le salíó de repente, ayer... ¿por esta historia nos darán una pasta, verdad? - "Cuando me despierte, lo pensaré" - Vale... pero, recuerda que... vamos... a medias...

sábado, 26 de abril de 2014

La abuela no quiere saber nada de mí mientras Pascualita siga siendo una bola. Me lo ha dicho cuando le ha llamado para que viniera a casa a hacer las empanadas y rubiols para el Domingo del Ángel - "¿Qué aspecto tiene la sirena?" - Redondo. - "No vuelvas a llamarme hasta que recobre su estado normal" - ¿Y si no lo recupera? - "Pues tal día hará un año" - Pero, abuela, yo no sé hacer esas cosas tan ricas que haces tú... Y no sabes lo graciosa que está Pascualita cuando la hago rodar por el suelo como si fuera una pelota jejejejejeje - "¿Crees que haces gracia? Pues no"

Como no quiero quedarme sin celebrar el Domingo del Ángel, tendré que hacer yo los majares de estas fiestas y he buscado un antiguo cuaderno de la abuela donde están las recetas que escribió su madre... Lo malo es que no entiendo la letra de la bisabuela ni las medidas... Tendré que hacerlo a ojo. Todo sea por  la tradición.

Mientras preparaba los ingredientes sobre la mesa de la cocina, cogí a Pascualita y la hice rodar por el suelo para ver si con ésta gimnasia, va perdiendo gramos de grasa. Pero se marea y quiere cogerse a lo que sea para pararse... no lo consigue porque es tan redonda que sus bracitos no pueden unirse jajajajajajaja ¡es un poema verla!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Traigo un gato que me ha seguido por la calle. -¿Un gato? ¡Ya se lo está llevando de aquí! - ¡Mira, gatito. Hay una pelota debajo de aquella silla! - El animalito adoptó una posición que no podía traer nada bueno - ¡Le va a atacar! - ¿A una pelota? Solo quiere jugar. Mira que gracioso es. - Pero el gato, que no era tonto, debió pensar que allí había una buena merienda. De todas maneras fue precavido y se acercó lentamente, moviendo la "esfera" con una pata. También Pascualita sintió curiosidad y le estiró del bigote. Entonces iniciaron un juego que solo podía acabar mal. La sirena, a cada toque del gato rodaba de acá para allá con los ojos saltones bizqueando por el mareo. Afortunadamente una de las veces llegó hasta mi pie y solo tuve que darle una suave patada para meterla bajo un mueble por el que no cabía el gato.

-¡Mira que eres sosa. Ahora no podrá jugar el pobre! - Me salvó el timbre del teléfono. Era la abuela que llamaba para no sé qué porque no la dejé hablar, simplemente dije - ¡La Cotilla ha traído un gato para que juegue con la p-e-l-o-t-a! - Y en un santiamén se presentó en casa.

- "¿Dónde está la pelota...? ¿A tí que te pasa? ¡¿Por qué no me has dicho nadaaaaaaaaaa?! ¡¡¡Siéntate ahora mismo, alma de cántaro!!! (Todo este chaparrón era para mí) ¡¿Por qué no me has dicho que estás  MUY embarazadaaaaaaaaaaaaa?! " - ¿La  Cotilla? - Yo no. Desde hace muy poco tiempo ya no puedo... Vamos, que tengo la meno... eso... la... ¡mensualidad!

Quise decirle que la hinchazón de mi vientre se debía al mordisco que me dio Pascualita pero no me dejó hablar. Fue hilvanando un consejo tras otro sobre embarazos, niños, partos que me pusieron los pelos de punta, remedios caseros para el bebé, recetas de papillas, etc, etc. mientras, metida en harina, de sus manos salían las maravillas gastronómicas de éstas fechas. Así que creo que voy a aprovecharme de este malentendido y cuando vea que me estoy deshinchando me sacrificaré dejando que Pascualita me muerda de nuevo. - Abuela, se me antoja un chinchón. - "¡¡¡Ni hablar del peluquín!!! El alcohol ni olerlo" -  Pues, vaya...


viernes, 25 de abril de 2014

La Cotilla a penas me ha dejado dormir. Ronca como una manada de burros constipados. He probado todos los remedios que conozco y solo se ha callado cuando le ha dado la gana. Entonces he recuperado el tiempo perdido y he dormido como un lirón. Al despertarme, como todos los días, he mirado desde la cama el gran reloj que marca y toca las horas en casa. Milagrosamente me había despertado justo a tiempo para no tener que salir corriendo al trabajo después de una noche toledana.

No me di cuenta de que llovía hasta llegar a la calle y he tenido que subir a por el paraguas. Entonces, al echar un vistazo al reloj de la cocina, se me han encendido todas las alarmas ¡¿Las once?! ¡el reloj grande no iba bien! No estaba parado pero se había atrasado ¡dos horas!

Llegué al trabajo con la lengua a fuera y la bronca de mi jefe fue espectacular porque no se me ocurrió ninguna excusa. Tenía la mente en blanco ¡Había perdido dos horas! ¿dónde estaban? Y mientras mis compañeras hablaban de la tormenta yo seguía haciéndome cruces.

Al llegar a casa la Cotilla seguía allí, con Pascualita, convertida en una extraña pelota de tenis, colgada de su cuello. - He encontrado este colgante, es tan feo que me ha echo hasta gracia, así que me lo quedo y te quito otro trasto de en medio... Por cierto, oí en la tele que el estrés no es bueno para nadie, ni siquiera para ti que pareces tener sangre de horchata, así que esta madrugada, como me levanto tantas veces y a penas duermo, te he echo un favor atrasando dos horas el reloj grande para que te fueras al trabajo más relajada aún.

Una vez que mi cerebro procesó estos datos se transformó en una máquina de vapor a punto de explotar - ¡Fuera de mi casa! ¡¡¡FUERAAAAAAAAAAAAA!!! - Vaya, estás un poco nerviosa. Mañana lo atrasaré más. - La Cotilla, perpleja por mi reacción, me trajo la botella de chinchón para que me tranquilizara con una copita. - ¡¡¡FUERAAAAA!!! - Vale. Y de paso me llevo los libros de tu abuela... - ¡SON MÍOOOOOOOOSSSSS! - y esta birria de colgante que... - ¡¡¡ES MÍOOOOOOOOOO!!! - De un tirón me hice con él. Lo malo fue que apreté fuerte a la sirena, que era toda una bola, no le gustó y sacó los dientes de tiburón a pasear. Así que le pegué con la mano plana a modo de raqueta y salió disparada hacia mi cuarto pero estaba tan enfadada que no fui a buscarla.

Tuve que tomarme varias copas de chinchón hasta que mi respiración se normalizó, luego me quedé traspuesta. Por la noche, antes de acostarme, arrastré muebles y macetas contra la puerta de la calle y monté una barricada anti-Cotilla. Luego caí rendida en mi cama dispuesta a dormir toda la noche a pierna suelta. Y así lo hice hasta que aplasté a Pascualita que, a falta de algas y arena, se había acurrucado entre las mantas. Clavó sus dientes en mi barriga y ahora parece que tengo un embarazo de siete meses.




jueves, 24 de abril de 2014

He vuelto a pagar los platos rotos de las dos amigas. A las cinco de la mañana he sido zarandeada y arrancada del más profundo de los sueños por mi "querida" vecina - ¡Despierta que tengo que hablar con alguien! - ¡Pues cómprese un loro y déjeme en paz, tía petarda! - No puedo dormir pensando en la mala pasada que me hizo tu abuela. - ¡Y a mí qué me cuenta! Vaya a decírselo a ella. - ¿A éstas horas? ¡Estás loca! ¿Crees que son horas para ir molestando a la gente? - Me lo dice o me lo cuenta... - Además, una señora no debe andar por las calles cuando ni siquiera las han puesto. - ¡Me tiene alucinada, Cotilla!

- Monta un negocio y no me lo dice. ¡A buenas horas iba yo a devolver el dinero de las ventas! - Pues con la policía al lado, ya me dirá usted. - ¡Pero si era Bedulio! Yo le digo Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita y ya está. - ¿Ya ha terminado de desahogarse? pues, hala, cada mochuelo a su olivo. - ¿Te ha devuelto los libros? - ¿Quién? (yo ya empezar a entrar, otra vez, en el mundo de los sueños) - ¡Tu abuela! - Siiiiiii.... están en unas cajas en el comedor... Lo malo es que todos están firmados por ella. - No te preocupes por eso que, en cuanto desayunemos, me los llevo y los vendo al peso. Así te quitaré trastos de en medio y me sacaré unos euros que buena falta me hacen porque con la miseria que me paga el Gobier... - ¡¡¡Ya vale con la retahíla y los llantos!!! ¡Déjeme dormir! - Bueno, pero los libros me los llevaré yo... Échate un poco para allá que de verte, me ha entrado sueño ¡que sosa eres, hija mía!

miércoles, 23 de abril de 2014

La abuela me ha llamado para que, cuando salga del trabajo, me pase por la Plaza Mayor para ver el stand de libros que ha montado con ayuda de Geooooooorge. Me he quedado a cuadros - ¿Has montado una librería? - "¿No le lo estoy diciendo?" - ¿En tu barrio? - "¡En la Plaza Mayor, coñe! Y tráete a Pascualita para que vea el ambiente"

 Cuando he llegado y para sorpresa mía, la abuela, como si de una escritora consagrada se tratara, firmaba ejemplares sin parar. Llevaba una enorme pamela amarilla con un gran lazo violeta. Gafas de sol años cincuenta. Minifalda genuina de los sesenta y taconazos como para matarse cayendo desde esa altura. A su lado, Geoooooorge le servía té, o entregaba los libros firmados, o mantenía la sombra de una gran sombrilla roja con topos blancos y negros, moviendola según se movía el sol. Era todo un espectáculo. En el suelo, detrás del mostrador, había dos bolsas grandes de deportes llenas de libros que aguardaban su turno para ser expuestos y vendidos.

La abuela estaba en su salsa. Sonreía a unos y otras, se dejaba fotografíar y cuando alguien hacía amago de darle un beso, ella extendía una mano enguantada en blonda para que se la besaran. En cuanto me vio, dijo: - "¿Has traído a Pascualita? ¿Dónde está el termo de los chinos?" - En casa. Allí no cabe ni con calzador. Pero la llevo colgada al cuello como una cruz ¡Mírala! - Se quitó las gafa oscuras para ver mejor y miró a la sirena con expresión dolorida - "¿Es eso, verdad?" - Sí. - (Parecía una pelota de tenis)... Le he hecho una especie de arnés, se lo ha pasado bajo los brazos y aquí está, sin esconderse de nadie porque muy listo tiene que ser quien reconozca qué es.

Un nuevo grupo de personas se arrimaron al stand en busca de la firma de la abuela y me entretuve mirando los títulos de los libros. En primer lugar ninguno llevaba su nombre - ¿Qué está firmando? (pensé) - Luego saltaron ante mí títulos conocidos, muy conocidos. Sentí opresión en la garganta. - ¿De dónde los has sacado? - "¡Huy, hace mucho tiempo que los tengo!" - Pero no los has escrito tú. - ¡Que va! No se me dan bien esas cosas. Por eso los traigo hechos. Solo les falta mi firma." - Una no firma la obra de otro. - "¡Que sabrás tú!" - ¡Estos son mis libros! - "¿Ahora vas a decir que los has escrito tú? La envidia te corroe." - ¿Has mandado a Geoooooooorge que se los lleve de mi casa? - "Encima te he echo un favor porque allí, lo único que hacían era coger polvo y yo les estoy sacando provecho. Ya te haré un regalito"

El Municipal y un compañero, alertados por un cliente que se había dado cuenta del timo, se personaron en el stand y amenazaron con arrastrarla, con pamela y todo, hasta la cárcel si no devolvía hasta el último céntimo a la gente. La cola que se formó para cobrar lo pagado, fue la más larga de la Feria del Libro. - ¡Mamáááááááá´, quiero un colgante como el de ésta mujer ¡míra cómo se mueveeeeeeeeeeeee!

martes, 22 de abril de 2014

La abuela se ha presentado en casa con dos kilos de sardinas. - "Las haré aquí para que no me apesten la Torre del Paseo Marítimo" - ¡Vaya barra! Y yo tendré olor a sardinas dos días seguidos. - "Las he comprado pensando en ti porque tienen fósforo y tu careces de él" - ¿Qué sabrás tú? - "¿Cuándo pasas junto a un maromo de buen ver, te enciendes?" - No. - "¿Lo ves? Después de comerte las sardinas, si alguno pasa junto a ti o te roza, te encenderás como una cerilla y querrás arder abrazada a él?" - Eres una exagerada. - "Ya me lo dirás después de que te hayas comido los dos kilos"

- ¿Cómo voy a comerme todo ésto? Hay que compartirlo. - "El bisnieto tienes que tenerlo tú, no yo o la Cotilla. Para nosotras he traído costillitas de cordero acompañadas de una ensalada veraniega" - Las sardinas que se las coma la Cotilla que yo quiero costillas. - "Espero que el fósforo te despierte el entendimiento porque no te enteras de nada ¡Las sardinas son tuyas!"

Nos metimos en la cocina y a cada despiste de la abuela, Pascualita se comía una sardina que yo le daba. Éste bicho es un saco sin fondo y al no hacerle ascos a la comida, yo le iba dando hasta que me di cuenta que la sirena estaba hinchada como un pez globo. Era una esfera con las aletas de la cola, un revoltillo de pelo-algas en la cabeza y los ojos más saltones que había visto en mi vida.

Antes de que la abuela la viera, la empujé hasta el fondo de la pila bautismal y le puse un montón de algas encima. Menos mal que el peso la hundía y rápidamente se durmió. Ahora Pascualita no tiene un michelín, ES un michelín. Y la abuela me hará picadillo si se entera.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Creo que haré negocio con mi grasa y con la vuestra si me dais el consentimiento. Hay un cirujano en paro que nos la irá sacando a medida que las clientas lo pidan. - ¿Y qué ganaremos nosotras? - Un 1%, pensad que el médico también quiere chupar del bote. - Estuvimos discutiendo el porcentaje de las ganancias durante un buen rato, sin llegar a ningún acuerdo. Dejamos el tema aparcado hasta después de la siesta y nos sentamos a comer sin que me dieran ni una triste costillita.

Cuando la Cotilla fue a por el chinchón, volvió con Pascualita cogida por los pelos - Esta pelota estaba en la mesa de la cocina ¿De dónde habrá salido? - La abuela palideció hasta que los labios se le pusieron morados y me dio una patada por debajo de la mesa que me dejó la espinilla temblando. - "Ya decía yo que faltaban sardinas..." (la voz le temblaba de ira) - ¡Esto que va ser una sardina! jajajajajajaja (soltó la Cotilla) - "Se las ha comido ¿verdad?" (dijo, asesinándome con los ojos) - ¡Que va! mira cuántas ha dejado tu nieta en la bandeja. Me las llevaré para la cena (la vecina no se enteraba de nada) - "¡Ya la estás desinflando!" - ¿Esto tiene un tapón? (y tiró del pelo-alga) - Pascualita abrió la boca y pudimos ver, claramente, la cola de una sardina que aún no había podido entrar en su estómago porque estaba tan lleno como un autobús en hora punta. Le quité la sirena a la Cotilla y la tiré, con puntería, a la pila bautismal donde se hundió rápidamente. - ¿Así que empleas ese trasto como canasta? ¡Déjame probar a mí! - Cuando metió la mano en el agua, no le dio tiempo a cogerla porque Pascualita le pegó tal mordisco que los gritos sacaron a todos los vecinos del sopor de la siesta.


lunes, 21 de abril de 2014

Hoy me he levantado "rara" y feliz. ¿Por qué? porque es fiesta. Ya sé que hay quien no celebra la Segunda Fiesta de Pascua ¡Ah, se siente! Nosotros celebramos todo lo habido y por haber y eso que nos han recortado ¡Dichosos Pinochos y los que les precedieron! Que dejen las fiestas en paz, hombre... Y rara por una sensación en la cintura.

¡Me han salido michelines! ¿Por qué ahora si dentro de nada tendré que ir a la playa? ¡No quiero este flotador. Yo sé nadar!  Que poco dura poco la alegría en casa del pobre. Lo que no me explico es como me ha salido ésto. Por comer no habrá sido.

He cogido a Pascualita para analizar con ella este episodio. ¿Puede salir un michelín de la noche a la mañana? He examinado a la sirena, que ha comido tanto como yo estos días de fiesta y... ¡vaya! también tiene una morcilla rodeándole la cintura, cosa que me ha alegrado porque parece que las desgracias compartidas, no lo son tanto.

- ¿Qué has hecho, chiquilla? ¿Y ahora qué comemos tú y yo? - Pascualita señaló la bandeja de los crespells e hizo la señal de OK con los deditos. - Tienes razón. Una cosa tan rica no engorda. - Resolvimos nuestro desayuno con el cola cao, los crespells y un robiol relleno de requesón enriquecido con azúcar, canela y limón.

La abuela me llamó, desesperada - "¡Me ha salido un michelín tan gordo que, aunque no sepa nadar, no me hundiré!" - Bienvenida al club. - "¿No será un embarazo lo tuyo? ¡Andresitooooooo, vamos a tener un bisnietooooooo!" -¡Que no, que no! - "¿Qué sabrás tú de esas cosas si nunca has tenido uno?"

- Es un michelín porque he catado los dulces... lo otro, ni de lejos. - "Nada, Andresito. La sosa de la nieta dice que no lo ha catado ¿El qué? ¡y yo qué sé!... Qué dice tu abuelito que qué... ¡Ah, creía que hablabas de empanadas! ¡Un tío. claro! ¡que no ha catado a un tío y eso que estamos en fiestas y que muchos van de incógnito bajo las túnicas de nazareno. ¡Eres una inútil, boba de Coria ¡Y ni se te ocurra tener un michelín más grande que el mío, que la rica soy yo" -¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? - "Pues que lo mío siempre es mejor y más grande. Menos mal que tengo a Geoooooorge que lo mismo sirve para un roto que para un descosido y me dará friegas y masajes para fundir la dichosa grasa" - ¿Por qué no te las da Andresito? - "Porque es mi marido. Punto"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Por fin tengo algo de mi propiedad! - ¿Le ha tocado la lotería? - Menos guasa. ¡Tengo un michelín! Lástima que no pueda venderlo a trozos para sacarme unos euros. - ¿A quién se lo iba a vender? - A las mujeres como tocino para el caldo. Daría buen sabor porque sabrá a chinchón jejejejejejeje. - Abuela, la Cotilla tiene otra rueda en la cintura... - "Espero que no sea tan grande como la mía" (en la voz se le notaba la envídia) - No. Y nos durará poco si cada día nos alimentamos de lo que yo cocine. - Se hizo el silencio al otro lado del teléfono... - "Yo también vendré a comer sopa de sobre"




domingo, 20 de abril de 2014

Día de Pascua y yo solita en casa, cosa que se agradece pero es fiesta y se supone que hay que pasarla en familia. Por eso Pascualita, Pepe-Crisogono y yo, nos hemos reunido junto y encima, de la mesa de la cocina a desayunar de crespells con moscatel y colacao.

La sirena, que no le hace ascos a nada, abría la boca y engullía a velocidad de crucero hasta que se ha llenado, entonces se ha acordado de su amigo y cogiendo una miga se la ha puesto en la boca a Pepe, pero no la ha abierto y ella ha insistido, sin éxito, una y otra vez. La negativa a aceptar la comida que le daba de buen grado, ha enfurecido a la sirena y de repente, ha sacado los dientes de tiburón a pasear. Le he recriminado su actitud haciéndole ver que Pepe-Crisogono tiene la boca cosida, pero, que si quieres arroz, Catalina. Primero le ha dado un coletazo y después, lanzándose sobre él, le ha mordido por todo. Menos mal que el jibarizado no se queja, ni grita, ni nada porque sino ya tendría aquí al pesado del vecino de arriba. He tenido que usar el guante de acero para separarlos y meter a Pascualita en la pila bautismal a la que he añadido dos sobrecitos de tila para que se calmara.

Y cuando pensaba que había vuelto la tranquilidad, han llegado la abuela, Andresito, la Momia y Geoooooorge, (éste venía cargado de trastos) - "Hoy comeremos aquí. No quiero que se ensucie mi cocina" - Pues solo tengo sopa de sobre... y poca. - "Traemos de todo..." - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Os he visto entrar... ¿Así que traeis de todo? ¡Perfecto! ¿Qué comeremos? - "A Pascual" - La Cotilla palideció y perdió todo su aplomo - ¿Delante de Andresito? ¿Los de tu estatus no tenéis vergüenza?... Eso se hace en un dormitorio clandestino y no delante del marido... - "Que sabrás tú." y la abuela sonrió enigmáticamente.

Geoooorge se pasó la mañana encerrado en la cocina y desde la terraza, donde tomábamos el sol, le oíamos tararear en inglés. La Cotilla seguía pálida. No lograba reponerse y de vez en cuando, intentaba averiguar más cosas - ¿Solo comeréis a Pascual...? - "¿No comerás con nosotros?" - No lo tengo muy... claro aún.  - "Si no estás bien tómate una tacita de caldo hecha de verduras y los huesos de Pascual. Es muy sabrosa". - La Cotilla reprimió una arcada y palideció un poco más. - Esto es... es ilegal... - "¿Sí? Luego se lo preguntaré al Juez Castro que vendrá a tomar café y unos robiols. Ya verás como se querrá llevar un poco de asado. Le gusta mucho" - ¿De Pascual...?

Geoooorge había montado una mesa espectacular. Y cuando nos sentamos, la Cotilla volvió a preguntar - ¿Quién... quién lo ha... matado? - "¿A quién. A Pascual? Pues no lo sé. Nosotros solo ordenamos que lo hicieran" - Entonces ¡¿es verdad que está muerto?! Yo creía que antes hablabas de sexo. - "¡Pero que dices jajajajajajajajaja! ¿La has oído, Andresito? ¡Creía que yo tenía sexo con Pascual! jajajajajajaja - Ambos rieron de muy buena gana. - ¡Estáis locos! Matáis a tu amante y ahora os lo vais a comer ¡No, no, no. Ahora mismo llamo a Bedulio y os denuncio por asesinato! - "¿Has desayunado chinchón ésta mañana?"

A pesar de lo dicho, la vecina no se levantó de la mesa. Le podía la curiosidad pero no tocó la sopa y eso que estaba de rechupete. La Momia y Andresito repitieron. Y luego el mayordomo trajo a Pascual en una bandeja, rodado de patatas y verduras al horno. La Cotilla se desmayó. La abuela, que la conoce muy bien, le acercó la bandeja de la que emanaba un olor que levantaba a los muertos y, claro, se despertó - ¡¡¡Yo quiero Pascual, yo quiero Pascual!!! - gritó.

Sentados en la salita, mientras el abuelito y la abuelastra dormitaban y nosotras saboreábamos unas copitas de chinchón, la Cotilla nos confesó que no pensó que el Pascual que íbamos a comer fuera el cordero pascual, sino el amante secreto de la abuela. Apurando mi copa, le dije satisfecha - Cotilla, no es más tonta porque no se entrena. - Y me quedé tan a gusto.

sábado, 19 de abril de 2014

Hoy la abuela se ha ido a su casa ¡por fin! He tenido a Pascualita vigilada para que no la atacarla otra vez y acabe quedándose en casa para siempre. Pero antes de irse y afectada por la muerte de Gabriel García Márquez, ha arramblado con los libros que tengo de él y de paso se ha llevado unos cuantos más - Espero que los devuelvas cuando los hayas leído. - "¡Que egoísta eres!" - ¡Los he pagado yo! - "¡Y yo te he cocinado durante mucho tiempo!" - ¿Qué tiene que ver la gimnasia con la magnesia? Son míos y los quiero. - "Pero si lo único que hacen aquí es coger polvo" - ¿Y qué? - Me miró entornando los ojos y soltó una risita -"A ti, con tal de que sea polvo, ya te va bien, eh jijijijijijijijiji ... Que hambre pasas a tus años" - ¡Abuela!

Geoooooorge, que ha venido a buscarla, a penas podía con tanto libro - ¡Los quiero de vuelta! (le grité a la abuela desde el balcón antes de que entrara en el rolls roice y me pareció ver... ¿un corte de mangas? No creo porque ahora tiene un status social alto... pero yo juraría que sí.

Para entretenerme he ido a dar un paseo por el mercado. No tenía ganas de comprar nada, sino de que me diera el aire y ver gente a mi al rededor. Cuando me he dado cuenta estaba delante de un puesto de flores. Y de repente una gran rosa ha llamado mi atención ¡la quiero, la quiero! he pensado y dicho y hecho, la he comprado. En cuanto el vendedor me la entregado, me he pinchado. Antes de salir del mercado me he pinchado tres veces más ¡jodío rosal!

Con mucho cuidado la he dejado en el suelo de la terraza para buscar un plato viejo sobre el que poner la maceta y al levantarlo ¡¡¡un dragón tan grande como el que mató San Jorge!!! Media hora me han durado
los temblores, mientras he ido a contárselo a Pascualita para desahogarme, luego he cogido a la sirena y a la cabeza jibarizada y me los he llevado a la terraza en plan amuletos de la suerte. Pero, en cuanto Pascualita a visto al dragón que, incomprensiblemente, seguía en su sitio, se ha tirado a por él, lo ha masticado y lo ha escupido. A todo esto yo estaba subida en lo alto de una silla temblando como un flan y con Pepe-Crisogono bien agarrado para que me defendiera.

Luego he pensado ¿por qué no se lo ha comido? ¡aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy! Solo de pensarlo me da repelús. El bicho estaba más momificado que Tutankamón. De todas maneras allí lo he dejado hasta que venga la Cotilla y lo barra. Después he seguido con la colocación del rosal y con los nervios que tenía he seguido pinchándome como si fuera un acerico. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Anda, un dragón! ¡anda, un rosal! ¿el dragón venía con él?jejejejejejejeje - ¡Cotilla, por favor, cállese ya! - Pascualita, que estaba escondida en mi escote, sintió curiosidad por aquella flor que se movía mecida por el viento y saltó, de repente, hacia ella sin que me diera tiempo a cogerla. Tuvo una experiencia horrible la pobre porque se cogió al tallo y se pinchó hasta en el paladar.

La Cotilla, que estaba barriendo al dragón, se giró en redondo al oír mi grito. - ¿Hay otro? ¡Quita que lo mato! y le arreó escobazos a diestro y siniestro hasta que del hermoso rosal solo quedaron trozos esparcidos por el suelo y de Pascualita... yo no encontraba nada. - No hace falta que busques al dragón, seguro que está hecho picadillo. - Yo seguía buscando, desesperadamente a la sirena, mientras lloraba a lágrima viva. - ¿No me digas que lloras por ese bicho? ¡No eres más tonta porque no te entrenas!

Pascualita había buscado refugio en una maceta pequeña, junto a Pepe-Crisogono. Menos mal que la encontré pero tuve que tomarme unas cuantas copas de chinchón para calmarme los nervios y por supuesto, la vecina no se quedó atrás. Media botella nos hemos metido entre pecho y espalda... Los nervios, claro.

viernes, 18 de abril de 2014

Era noche oscura cuando he sido sacada del profundo sueño. Pensé que los nazarenos me atacan de nuevo y me zarandeaban como a un pelele.- ¡¡¡Ha sido la Cotilla!!! - les grité, desesperada. Abrí los ojos para ver, por última vez, mi habitación antes de que me los cerraran a puñetazos.

De pronto, por arte de magia, se encendió la luz y me asusté: sujetándome del brazo y agitándome como si fuera un jarabe, estaba la Cotilla. - ¡Levántate ya, jodía, que hay que empezar el potaje de Semana Santa! - Me alegré de que fuera una pesadilla pero esa sensación solo duró hasta que la vecina me destapó tirando las mantas al suelo. Entonces salté de la cama y me abalancé hacia ella. - ¡¡¡Fuera de mi casaaaaaaaaaaaaaaaa!!! - No tardé nada en oír los golpes que daba el vecino de arriba.

A punto de sufrir un infarto por la tensión acumulada, fui a por un vaso de agua y en el pasillo me encontré a la abuela que venía muy decidida - "¡Vengaaaaaaa. Hace una hora que te esperooooooo!" - ¿Para qué? - "Para hacer el potaje" - No se hacerlo ¡Y quiero dormiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir!  (otra vez resonaron los golpes en el techo) ¡Este va a saber quién soy yo! ¡¡¡Estoy en mi casa y grito cuando quiero, bobo de Coria!!! - "Pues sí que te levantas tú buena" - ¡No me levanto. La cosa esa que tienes por amiga, me ha echado de MI cama! - "Bueno, no grites que acabarás despertando a Pascualita" - ¡¡¡La madre que me parió!!!

Llamaron a la puerta. Era el vecino de arriba y el Municipal. - Este hombre dice que no le dejáis dormir - "Ninguna de nosotras a subido a su casa a meterle mano" - ¡Oiga! Solo faltaría eso... - "Lo ves, Bedulio. El hombre habrá tenido un mal sueño... Le convendría tomar bicarbonato. Ya verá como cuando haga unos cuantos eructos se quedará como nuevo" (y se quedó tan pancha la abuela) "A propósito, Bedulio, pásate por aquí al salir del trabajo y comerás potaje de Semana Santa" - ¡No faltaré!... Y usted (le dijo al vecino) deje de molestar y váyase a dormir. - Pero... pero... pero. - El hombre se quedó, en pijama, solo en la escalera.

Cuando el potaje estuvo listo, serían las siete de la mañana, nos sentamos a desayunar, sin el periódico porque aún no habían abierto la papelería y no nos enteramos de que había muerto Gabo. - ¿Y ahora que pasará con el potaje? (pregunté) - "Que reposará unas horas y luego estará de rechupete" - Vale. Si me duermo no me despertéis. - Y no me despertaron. A las cinco de la tarde, aturdida, me levanté de la cama con un hambre de lobo. Se oía la tele de la salita. Me asomé y vi a la abuela, la Cotilla, el abuelito, el Médico, el Municipal, Blas el parado... y al vecino de arriba, viendo los Diez Mandamiento como si fuera la primera vez, absortos. Corrí a la cocina dispuesta a comerme dos platos del potaje de garbanzos con espinacas y repápanos que solo se hace en mi casa una vez al año...¡Y no había! En el escurridor, boca abajo, estaba la olla donde se había guisado. Miré en la nevera y en la despensa ¡¡¡Nada!!! - Volví a la salita - ¡Abuela ¿dónde está...? ¿o no está...? - "¿No has dicho que no te despertáramos? Pues eso."



jueves, 17 de abril de 2014

La abuela me ha dicho que va a salir en la Procesión y se llevará a Pascualita en el termo de los chinos para que vea el ambiente. - ¿Perteneces a una cofradía? - "A la de los ricos" - No me suena... - "Porque no tienes mi estatus, pobretona" - ¡Huy! ese no es el espíritu de la Semana Santa ¿eeeeeeh?..

- "Ya es hora de que la sirena conozca esta tradición. Me la colgaré al cuello, sobre la capirucha, para que no pierda detalle y en un momento dado, cantaré una saeta" - ¡Si cantas como un grillo! - "La intención es lo que vale, descreída" - Ya llevaré yo el termo de los chinos. - "¡Que no! lo llevaré yo" -

¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Mirad cuantos velones traigo para el altar de mi Maestro Bárcenas. - La Cotilla venía tan cargada que se doblaba por el peso - No me miréis así que son legales... Estaban amontonados y he cogido unos cuantos... Como no he podido pagar la factura de la luz seguramente me la cortarán y estos velos me irán muy bien y tendré para rato. - ¿Dónde estaban amontonados? - ¿Quieres unos? Llegas tarde porque, cuando me iba, unos cofrades han venido a por ellos. - ¡Cotilla, que son para la procesión! - ¡Estos son para no estar a oscuras en mi casa!

La abuela se despidió - "¡Me voy y me la llevo!" - ¡Ni hablar del peluquín! - "¡Tiene que conocer la procesión!" - ¿Quién? (preguntó, curiosa, la vecina) - ¡¡¡Pasc...!!! (gritamos a la vez, la abuela y yo) - ¿Pascual? ¿Está aquí?... ¿Nunca a visto una procesión? ¡¿De dónde ha salido éste tío?! ¿Sabe Andresito que va a ir contigo? - "Déjate de interrogatorios que me voy" - Pero fui más rápida que ella y el termo de los chinos me lo colgué yo. - ¡Yo también vengo! A ver si hoy puedo conocer a Pascual (dijo la vecina)

Cogimos dos sillas en primera fila y nos dispusimos, la Cotilla y yo, a criticar a quienes pasaban por la calle para entretenernos. Más tarde tuvimos frío. La vecina sacó la botella de chinchón de su bolso y aunque, me dio vergüenza me acordé del refrán que dice que quién tiene vergüenza, ni come ni almuerza. Pascualita, desde el termo también se "calentó" Cuando la procesión empezó a pasar, la sirena ya dormía y a nosotras se nos cerraban los ojos de aburrimiento. De pronto una trompeta rasgó el aire junto a nosotras y poco faltó para que nos pusiéramos firmes del susto. Pascualita, despertada bruscamente, sacó los dientes a pasear. Y entonces vio a los nazarenos, con las velas encendidas, las capas flotando, las caperuzas velándoles el rostro ¡y se le erizaron los pelos-alga de miedo! Para remate, de la acera de enfrente se acercaron a nosotras, a paso de carga, unos nazarenos sin vela - ¡Que ilusión (dijo la Cotilla extendiendo la mano) van a darnos confites! - Pero lo que nos dieron fue una manta de palos. - ¡¡¡Son los de las velas, Cotilla!!! - Pascualita saltó sobre uno de ellos pero no pudo hincarle los dientes con tanta ropa.

Aquello se convirtió en un desbarajuste. La gente gritaba, yo intentaba coger a la sirena, que, impulsándose con la cola, saltaba de nazareno en nazareno hasta que acabó en la cara del que mandaba el Paso que estaba junto a nosotras. El hombre gritó y los costaleros creyeron oír la orden de levantarlo, luego la de bajarlo y la de mecerlo y la de... Acabaron dejándolo en el suelo y salieron a ver qué pasaba. - ¡¿Quién ha marcado el gol?! (preguntó uno con ansiedad)

Volvimos a casa con más cardenales que los que hay en Roma. Descalzas, con la ropa echa jirones, con unas copas de más y la Cotilla quejándose todo el tiempo - ¡Ay ay ayyyyyyyy aaaaaaayyyyyyy! . Un hombre, con acento andaluz,  que pasaba a nuestro lado, dijo - ¡Así se canta una saeta. Con sentimiento!


miércoles, 16 de abril de 2014

Mi finca se ha integrado en la Semana de Pasión. Se da uno cuenta al ponerse frente al portal y ver, entrar o salir, a los vecinos llenos de cardenales, arañazos, mordiscos, aparatosos hinchazones varios y mechones de pelo arrancados después del terrorífico ataque que sufrieron por parte de Pascualita.  Incluso la abuela y la Cotilla recibieron porque, al estar el terrado oscuro y ella presa de loco frenesí, no distinguió a amigos de enemigos. La única que salió ilesa fui yo y cuando me ven me llaman cobarde por haber salido huyendo.

Una vez que fueron visitados por un médico, los vecinos pusieron una denuncia contra todas las personas del barrio que tienen gato, y eso que el médico dijo que no había sido un minino.  ¿Entonces, qué ha sido, el Hombre de la Luna? - le preguntaron, furiosos - Solo sé que un gato no ha sido - ¿A qué tienes uno en casa? - Pues sí... (contestó atemorizado y cambió de conversación)

La abuela ha tenido que quedarse en casa mientras se le va las hinchazones para que a Andresito no le de repelús y la Cotilla no ha querido ser menos. - ¿Por qué tengo que aguantaros? - "Porque es ley de vida y porque no te queda otra si  quieres heredar la Torre del Paseo Marítimo"- Vale, eso lo entiendo pero ¿qué heredaré de la Cotilla? - Te dejaré los cepillos de las iglesias donde "limpio"  (dijo, quejumbrosa la vecina) para que los limpies tu cuando yo ya no esté.

Antes de comer la sopa de sobre y la fabada asturiana de bote que había preparado, la vecina me mandó a su casa a por los cabos de vela que tenía en la cocina y la foto de Luis Bárcenas de su mesita de noche. - Voy a montarle un altar en desagravio a mi Maestro. - En MI casa, no. - ¡Están cometiendo una injusticia con él. Se están ensañando! ¡Lo han castigado sin patio! -  "¡Ay, Cotilla, no me hagas reír que se me abre el labio, jodía!jajajajajajaja" - ¡Eso sería cuando iba al colegio! jajajajajajaja - "¿También se ha quedado sin bocadillo de choped?" - Si pudieseis comprender lo grande que es mi Maestro, el arte que tiene... - "¡Birlando! jajajajajaja" - ... haciendo trabajos finos ¡9.000.000 millones de euros ganó el solito! Vivimos en un país de envidiosos sino ¿cómo pueden castigar a un hombre así con 140 días sin salir al patio? - Mientras hacía aspavientos y se le escapaban unas lágrimas, rodeó la foto de Bárcenas con los cabos de velas y las encendió. - "Solo falta que le cantes una saeta jajajajajaja"

Cuando nos calmamos un poco la abuela y yo, me di cuenta de que no me había echo caso y quise soplar las velas - ¡Quieta! Ten un poco de respeto por el Maestro. - ¡Cómo vuelva a provocar un incendio la tiro por el balcón! - "¿Crees que con ésta parafernalia saldrá antes al patio jijijijijiji?" - Será una ayuda, por lo menos. - "¿Y ha que ha venido el castigo?" - Por una tontería... insultó a la guardia civil. Ya ves. - La abuela tuvo que sentarse porque le dolía todo el cuerpo y la risa lo empeoraba - "¡Niña, saca el chinchón jajajajajajaja! - ¿Vamos a brindar por mi Maestro? (los ojillos de la vecina brillaron ilusionados)- "Cuando cante todo lo que tiene que cantar, es posible pero, de momento, lo haremos por la guardia civil" - ¡Pues yo no brindo! - "Pues no bebes" - Buenoooooo... pero no diré nada. - Antes de levantar las copas, mojé el dedo en la mía y me lo llevé al escote donde Pascualita, sorbió con ansia la gota de licor.

martes, 15 de abril de 2014

He dormido mal esta noche. Y todo por culpa de la Luna roja anunciada a bombo y platillo, debido a un eclipse que no vimos ni la abuela, ni la Cotilla ni yo. Y eso que subimos al terrado de la finca para no perdernos nada.

El eclipse me la traía al pairo pero la Luna roja... ese era otro cantar. En seguida me vino a la mente la horrible figura del hombre-lobo... o del vampiro repeinado que arrea unos mordiscos más bestias que los de Pascualita... Me entró miedo en el cuerpo y no estaba a gusto allí arriba. - Me voy a casa - dije a la abuela. - "Vale. Cuando subas tráete a quién tu sabes" - Voy a quedarme allí. - "Subela y ya está" - Es que no quiero volver a subir. - "Pues no subas, pero tráela" - ¿Es que no te enteras? - "¡La que no se entera eres tú!"

La Cotilla nos miró - ¡La Luna roja hace estragos en vuestro cerebrooooooooo! - "En el de mi nieta ya no puede. Está muerto" - ¡Se está adueñando de tiiiiiii! - ¡Calle, Cotilla! - Y corrí escaleras abajo.

Pascualita nadaba, tranquilamente, en la pila bautismal y pensé en el recado de la abuela - Está fresca si cree que voy a subir otra vez - Entonces la sirena me sonrió y los pelos se me pusieron como escarpias porque riendo es más fea aún. Y en ese momento la Luna roja (que yo había visto amarilla hasta ese momento) se asomó a los cristales del balcón y su sonrisa fue aún más terrorífica que la de Pascualita. Y corrí de nuevo, escaleras arriba, hasta el terrado con la sirena en el bolsillo. La Cotilla al verme, dijo - Acaba de desprenderse algo de la Luna y viene hacia aquí - ¡No diga tonterías! - El Hombre de la Luna se ha cansado de vivir soloooooo (ponía voz tétrica) y viene en busca de una viiiiiiiiiiiiiirgen... Bueno, de eso ya no queda pero... ¿y si viene a por tíiiiiiiiiiii, alma de cántaroooooooooooooooo?

Se me puso la carne de gallina y antes de que el miedo me paralizara, di media vuelta para volver a la escalera. Entonces, en el umbral de la puerta, apareció una sombra alta, con una capa que ondeaba al viento como una bandera siniestra y una pesada mano se apoyó en mi hombro. ¡¡¡Y grité!!! ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!!! - ¡¡¡Calla ya, coñeeeeeeeee!!! Con tanto jaleo no dejáis oir la tele a nadie. - La abuela, que no paraba de reír le dijo a la vecina del ático que no era para tanto. Pero ella gritaba que era para eso y más mientras se colocaba el chal con el que se tapaba el camisón. La Cotilla se metió en la discusión y los gritos subieron de tono. En un santiamén el terrado se llenó de vecinos. De repente la del ático atacó a la abuela y se armó la marimorena. Afortunadamente solo nos alumbraba la luz de la Luna y nadie vio a Pascualita saltando de cabeza a oreja, de oreja a nariz, de nariz a ojos, de ojos a labios. Los gritos, carreras, lloros y saltos se multiplicaron y tuve miedo de que el suelo se hundiera bajo nuestros pies. Así que arranqué a Pascualita de donde estuviera cogida y bajé las escaleras de cuatro en cuatro.

lunes, 14 de abril de 2014

De algo ha servido que a Geoooorge no le guste la conversación de signos y se ha puesto a estudiar nuestra lengua en un curso intensivo. Es una lástima porque, tanto la abuela como yo, íbamos progresando en la asignatura del toqueteo.

La puerta de la calle se ha abierto de golpe y me he asustado. Tenía a Pascualita en la mano y ha salido volando hacia el techo y al caer, para que no se diese contra la mesa, le he dado un manotazo en el aire y la he desviado hacia el fregadero que estaba lleno de agua y los trastos de la cena de ayer. La pobre ha terminado dándose un buen baño en el agua sucia, que además de ser dlce, tenía jabón.

He intentado cogerla pero se escurría y se iba más al fondo - ¡¡¡Pascualita, mueve la cola, jodía sirena de las narices!!! ¡¡¡Nadaaaaaa!!! - "¿Nada, qué?" - ¡Que nades!  ¡¡¡Pascualitaaaaaaaaaaaa!!! - La abuela me apartó de un empujón y por poco me trago una silla.  Sacó los trastos sucios sin ningún miramiento y ahora tengo que comprar platos y vasos.

Al final, dando un grito desgarrador (me temí lo peor) la abuela sacó la mano del agua con Pascualita agarrada a ella con los dientes. - ¡Uf! menos mal, pensaba que tendríamos que poner su foto en la pared de los finados de El Funeral... - Después del espectáculo de carreras, gritos, llantos y desesperos de la abuela, rompió la escoba en mi cabeza - ¡Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy! ¡Yo no te he mordido! - "¡Has querido romper mi matrimonio!" - ¿Yooooooooooo? Quien rompe aquí eres tú, abuela. También tendré que comprar una escoba. - "¡Y te la romperé en las costillas!

El enfado de la abuela se debía a que les conté al abuelito y a la Momia que se iba a la Feria de Abril con su amiga Conchi y ellos quedaban a mi cargo. Y no sabían nada. - "¡Mi suegra quiere venir con nosotras, con el minivestido y el clavel reventón!" - Normal.- "Y Andresito se niega a quedar a tu cargo porque teme morir de lo mal que cocinas"  - ¡Que tonto! si para mandarlo al otro barrio no me necesitas ¡Aaaaaaaaaaaayyyyyyyyy! ¡No me des capones, abuela!.

Llamaron a la puerta y al abrir caí desmayada al suelo. Un fantasma vestido de negro, con un velón encendido y un capuchón que alargaba su cabeza hasta el infinito, me estaba pidiendo "la voluntad". Cuando volví en sí, gracias al chinchón que pusieron bajo mi nariz y que luego tomé, vi que era la Cotilla - ¿Desde cuando los nazarenos van pidiendo la voluntad por las casas? - Desde que mi pensión no llega ni para comprarme una lupa para ver la subida que nos hicieron. - "¡Eres la vergüenza del barrio, Cotilla!" - ¿Yooooooooooo? ¡Encima!

domingo, 13 de abril de 2014

Sentadas al sol en la terraza, rodeadas de flores, moscas y abejas, disfrutábamos comiendo crespells acompañados de unas copitas de moscatel y hablando por los codos la abuela, la Cotilla y yo mientras Geoooorge sudaba la gota gorda, embutido en su uniforme de mayordomo, yendo de la cocina a la terraza y de la terraza a la cocina para que no nos faltará de ná.

La abuela, a la que se le nota la Primavera en el cuerpo y le basta poco para montar una juerga, nos dijo que había encargado varios trajes de flamenca para la Feria de Abril - "¡Nos vamos a Sevilla, a comer tejeringos, soldaditos de Pavía, buñuelos, pescaíto frito, a beber fino y si se pone a tiro, grueso también jajajajaja" - ¡¿Puedo venir con vosotros?! - "¡Ni hablar!" - Me ofendió que me dejara fuera de sus planes a la primera y protesté. - ¡Se lo pediré al abuelito. Él me dirá que sí! - "Pues vete con él" - ¿Y tú? - "¡Yo me voy con mi amiga Conchi!" - ¿Y el abuelito? - "¡Vamos a divertirnos!... Ya me imagino paseando las dos por el Real de la Feria en un coche de caballos enjaezados. Y nosotras con la flor en el pelo, el aire jugando con los flecos de los mantones bordados  y recogiendo piropos, porque los vestidos son minifalderos... y oliendo el azahar... ¡Me están entrando ganas de casarme y todo!" - ¡Pero si ya lo estás! - Me miró, asombrada y luego, dándose un golpe en la frente dijo - "¡Anda. Es verdad!"

Se puso a bailar sevillanas como Dios le dio a entender y fue muy aplaudida por los vecinos que se habían asomado a las ventanas. La Cotilla tocaba las palmas - ¡Mira que bien lo hago. Al compás! Llévame contigo, anda... - "Ya está el cupo lleno porque me llevo a Geoooooooorge" - ¡¡¡¿Y el abuelito?!!! (insistí, enfadada) - El y la Momia se quedarán contigo ¿Estás contenta, boba de Coria?

Me metí en el baño enfurruñada y delante del espejo me coloqué una rebanada de pan en la cabeza a modo de peineta y una flor de tela de los chinos para ver qué aspecto tendría si fuera a la Feria. La puerta se abrió de repente paralizándome del susto. Era la abuela que, rápida como el rayo, me hizo una foto con su móvil - "Jajajajajaja ¡Sabía que estarías haciendo payasadas! Ahora mismo te pongo en el facebook jajajajajjaja

Salí tras ella para impedírselo, gritando y de repente, un torpedo cayó sobre mi agarrándome del pelo y tirando de él como si me quisiera dejar calva. Pascualita, que estaba en el escote de la abuela, creyendo que iba a atacarla, me atacó a mí. Afortunadamente vio la rebanada de pan y se contentó con ella. Geoooorge se acercó a ver qué pasaba - "¡Nada, hombre, nada!... ¿Te lo imaginas vestido de señorito andaluz? (me dijo) Vamos a ser la envidia de todos" - Y empezó a toquetearlo mientras hablaba: "que si el sombrero, que si la chaqueta corta ( por todo metía mano y al pobre hombre no le daba tiempo a esquivarla) - ¡Abuela! ¿Qué haces? - "Practicar tu inglés... Me gusta más el de manoseo internacional que el de andar todo el día a gritos... Geoooooorge, ven aquí, hombre, que vamos a hablar de como tiene que sentarte el pantalón por detrás jajajajajajajaja ¡¡¡Corre, corre, que ya te pillaré, ladrón!!!

sábado, 12 de abril de 2014

Mientras una parte del País mira al cielo para ver qué tiempo hará cuando salgan las procesiones, otra parte mira también para ir de excursión, o no. Y más partes mirarán al cielo antes de emprender el viaje de vacaciones de Pascua; otras partes lo harán para saber si hará mucho calor porque tendrán que pasarse unas cuantas horas cerca del horno y otras, como yo, mirarán el reloj para saber cuánto falta para que venga la abuela y empecemos a preparar las comidas tradicionales de estos días.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya ha venido tu abuela? - Todavía no, así que vuelva más tarde, por ejemplo, a las diez de la noche. - ¿Y qué como mientras? - ¿No le queda ninguna "delicatessen" del contenedor de basura del súper? - ¡Menos guasa, niña!

Estaba deseando que la Cotilla nos dejara en paz porque me hacía mucha ilusión que Pascualita participara en la preparación de las empanadas y demás. Y teniendo a la vecina en casa no iba a ser posible. Llamaron a la puerta y pensé que sería Geoooorge cargado con los avíos de la comida, pero fue el señor Li quien entró muy decidido, hasta la cocina. - ¿No estal abuela? - Pues no... - Yo espelal sentado. - Y parecía tonto el chino.

Poco después vino Blas el parado - ¿Ya ha llegado tú abuela? - Aún no... - Esperaré. - (A éste paso no me bastarán las sillas) - Llamaron otra vez. Era Bedulio. - La abuela no está. (dije al verle) - ¿Cómo sabías que iba a preguntarte ésto? (y abrió mucho los ojos) - Me lo ha chivado al oído mi primer abuelito. - El Municipal tragó saliva - ¿El ... fantasma...? - El mismo. - A continuación vino el Médico - ¿Tu abuela...? - No estááááááááááá´. - Vaaaaaaaaaaaaaaale, - Por último, llegó Andresito con la Momia - ¿Ya ha venido... ? - Nooooooooooooooooo.

La Cotilla, al ver tanta gente se puso nerviosa - ¿A ver si no va a bastar el potaje para todos? - ¿Qué potaje? - El de Semana Santa. - Hoy no toca. Es el viernes. - ¡No fastidies! ¿entonces que hacen todos estos aquí? - No lo sé. Algo harán - ¿Y el chinchón? - ¡Pide más que Hacienda, jopé!

¡Por fin llegó la abuela seguida de Geoooooooorge! - ¡Hola a todos! Venga, vamos a la cocina. - Entraron en tropel y un minuto después aquello era un jolgorio. Unas horas más tarde salieron todos sudorosos y contentos. De la cocina llegaban  unos ricos aromas que abrían el apetito. Y casi en seguida, los hombres salieron con bandejas cargadas de empanadas de pescado, cocarrois, torrijas, rosquillas y crespells. La Cotilla llevaba dos botellas: la de chinchón y la de moscatel. Todo se colocó sobre la mesa que el mayordomo había puesto con esmero a pesar de que, platos y vasos eran de la tienda de los chinos.

Yo había cogido a Pascualita y la puse en el broche al que le añadí unas florecillas frescas para camuflar mejor a la sirena. Nos pusimos a comer a dos carrillos. La abuela, que se había cambiado, ahora lucia sus piernas gracias a una cortísima minifalda y unos stilettos de vértigo. Después de beber, alternativamente, de uno y otro licor, la Momia quería vestirse como su nuera - ¡¡¡Quiero una minifalda como la suya y unos zapatos igual, Andresito. Pero ¡YA! o te desheredo!!! - La abuela se lo trajo de su antíguo armario e hizo feliz a su suegra y padecer a su marido que temía ver a su madre caer de los altísimos tacones. Pero con ciento y pico de años, la Momia había tiempo de aprender muchas cosas, entre ellas, agarrarse bien a un hombre. Y el elegido fueeeeeeeeeeee. ¡¡¡Geooooooooorge!!! Que divertido era ver a un escuálido y arrugado pulpito, metiendo mano al pobre inglés abochornado.

viernes, 11 de abril de 2014

He estado viendo un rato la tele mientras comía ¡SOLA! y me he quedado pasmada ante la pantalla. No sabía ni qué veía ni qué escuchaba, pero estaba alucinada, adducida diría yo... ¿Será posible que ya estén aquí los marcianos y usen el televisor como arma destructora contra nosotros? Al pensarlo he sentido un escalofrío de miedo... ¿Entonces esos programas de criadillas y chafardeo están científicamente pensados para atontar a los terrícolas? ... ¿Belen Esteban es verde y tiene antenas bajo la careta de humana?... ¡Dios mío! Creo que he dado con la clave de tanto programa basura, incluyendo muchos otros de tintes políticos. ¡No son humanos! ¡Los marcianos han invadido la Tierra y quieren acabar con todos nosotros!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! -veo que he llegado tarde - Cotilla, quítese la máscara. La he descubierto y tendré que denunciarla... - Tampoco es para tanto, mujer... - No puedo dejar que acaben con la Humanidad. - ¿Quién? - Ustedes, los marcianos... ¡Lo sé todo! Llamaré a Bedulio.

Cinco minutos después el Municipal llamó a mi puerta - ¿Qué pasa? - Hay marcianos en casa.- ¿Le has dado un tiento al chinchón? (me preguntó, curioso) - Mientras, la Cotilla me preguntó: ¿Dónde están las latas que traje ayer? - En el armario verde. - ¿Verde? No tienes armarios verdes, mujer... - Me volví hacia Bedulio - ¡Me lo han robado ellos! - ¿Qué le pasa a ésta? - Me temo que ha comido de una de las latas que traje anoche... No me había dado cuenta de que llevan caducadas medio año y le han afectado al cerebro... su punto débil.

- Me llevaré las latas para que las analicen... - Llévese una... las otras las usaré como LSD para las fiestas. - ¿Está de broma? (tronó la voz del Municipal que se irguió en toda su altura) - La Cotilla debió pensar que no estaba el horno para bollos y se calló.- ¿Han pasado otras cosas "raras" aquí? (preguntó el hombre) - ¿Cómo qué? - Bedulio titubeó nervioso, pensando en mi primer abuelito y sus guasas.

- Tienen la boca chica (dije yo en un alarde de imaginación... ) - ¿Eso quiere decir que los marcianos tienen la boca pequeña? (preguntó el guardia) - No son marcianos sino Pinochos y saben ponerla chica cuando les conviene.. - ¿Los marcianos? - No,  los Pinochos. - ¿Los Pinochos son verdes? - Le miré de arriba abajo - ¿Cómo se puede ser tan ignorante? (dije) - ¿Por qué dices eso? - Porque aquí abren la boca para decir que no quieren prospecciones petroleras y en Madrid la ponen muy chica para decir sí a lo que les ordenan y no se les entienda nada. No me fío de ellos - ¿Y son marcianos? - No lo sé, pero llevan camino de ello.

Bedulio, visiblemente mareado con nuestra conversación, fue a la cocina a por agua y salió despavorido - ¡¡¡Hay un marciano nadando ahí dentro!!! ¡Es horrible! - En un santiamén estuvo corriendo escaleras abajo. - Entonces  metí a la sirena en mi escote y nos fuimos a la calle, a escondernos detrás de un árbol para ver aparecer, minutos después, a los antidisturbios entrando en tropel en mi escalera. Pascualita estaba asomada a mi vestido sin perderse detalle de lo que pasaba. Al salir llevaban con ellos a la Cotilla esposada junto con las latas de comida caducada. - Te lo dije, Pascualita: son extraterrestres.

jueves, 10 de abril de 2014

Ya estoy otra vez en casa. La estancia en la Torre del Paseo Marítimo ha sido más corta de lo esperado porque los abuelitos me han echado con cajas destempladas. Geoooooorge les dio a elegir: o él o yo... y aquí está el resultado. Han preferido al inglés y me siento discriminada... ¡como si yo no supiera hacer guisantes al dente! con abrir una lata ya está!

La única que ha sentido mi marcha ha sido mi bisabuelastra la Momia pero como, donde hay patrón no manda marinero, me fuí con la lagrimita puesta. Pascualita se ha venido conmigo. No le conviene el aire enrarecido de aquella casa, además echa de menos a su amigo Pepe-Crisogono. Lo sé... ¿qué cómo lo sé? ... Lo sé y basta.

Al verse de nuevo en su pila bautismal ha parecido revivir. Ya no tiene la piel tan verdosa. Empieza a coger su habitual tono gris cadavérico y el pelo-alga está algo más tieso. Pero siguen saliendo pequeñas nubecillas cuando abre la boca ¡Ahora parece un dragón con la llamarada a medio gas!

La que salió zumbando de casa de los abuelitos fue la Cotilla, murmurando entre dientes algo sobre los Juzgados. Algo pasó porque Blas el parado, vino a pedirme croquetas. - ¿Viene la Infanta? - No. - ¿El Duque empalmado? (¿Por qué tengo una horrible visión de Urdangarín, canijo y feo, cuando pronuncio esa palabra?) -  Hoy le tocaba hacer el paseíllo a Ana Torroja, (me confirmó Blas) - ¡Oh, no me digas esto! ¡Que triste! ¿Te imaginas que la enchiqueren? ¿Quién irá a Hawai o a Bombay en su lugar? Ya no se pondrá sombras aquí y allí porque estará, directamente, en la sombra... ¿Podrá seguir recriminándole a la Luna que quiera un niño de piel?... ¿Podremos recriminarle nosotros que no pagara al Fisco cuando hacienda somos todos?... Si tengo que contestar a todo esto acabaré con dolor de cabeza.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡He vendido todos los cigarrillos que hice con las colillas que recogí en El Funeral! Me los quitaban de las manos a las puertas del Juzgado... por lo visto no todo era tabaco.-  ¿Qué insinúa?(¡Oh, no. Otra pregunta!) - Estupefacientes. - Me santigüé tres veces seguidas - ¡¡¡Pero... pero... pero ¿por qué no me ha guardado un pitillo?!!! - ¿A qué querrías que te lo regalara? - ¡Claro! - Por eso lo he vendido, boba de Coria. Anda, pónme un chinchón.

miércoles, 9 de abril de 2014

La Cotilla y yo nos hemos quedado unos días en la Torre del Paseo Marítimo porque aquella casa parece un hospital. Andresito refunfuñaba cada vez que veía a la vecina rondar por la casa, no se fía de ella y la abuela acabó tirandole a su marido, una zapatilla a la cabeza (tiene muy buena puntería) Ahora ya no dice nada pero si las miradas mataran, la Cotilla estaría criando malvas.

Nos va a costar irnos de aquí porque Geooooorge guisa muy bien, aunque un poco soso y con demasiados guisantes. Creo que el mayordomo me ha cogido ojeriza. Ya sé que no hablo muy bien inglés pero él debería ser más comprensible con eso ¿Acaso le reprocho yo que no diga ni mu en mi lengua?... Pues me ha mandado un recado a través del abuelito - Nena... que dice Geoooorge que te diga que no es sordo, pero si sigues hablándole así, lo estará pronto. - ¿Qué quiere decir con eso? ¿Tiene traducción? ¿Es un mensaje cifrado? - A él le gustaría que usárais el lenguaje de signos... Es más erótico jejejejejeje. - ¡Abuelito! No deberías de hablar estas cosas conmigo jijijijijijij Al fin y al cabo, soy tu nietecita... (Y poniéndome colorada como un tomate, de exitación, dije) ¡De acuerdo!

La abuela, Pascualita y la Momia, siguen sacando humo cada vez que abren la boca. Tienen los pulmones y las branquias atascados. Les haría el boca a boca pero no me fío de los dientes de la sirena, ni de quedarme con las dentaduras de nuera y suegra, agarradas a mis dientes.

He intentado explicarle a Geooorge, en la nueva lengua, lo que tenía que comprar en el mercado:  Lo he cogido por el muslo (ha dado un respingo) y he dicho ¡Beeeeee!, luego le he toqueteado el pecho y he repetido ¡Beeeeee! y cuando ha visto que iba a por su entrepierna, ha salido corriendo despavorido. - "¿Pero ¡cof, cof, cof!... qué haces?" - Le he pedido pierna de cordero, falda de cordero y se ha ido cuando iba a pedirle una docena de huevos... ¿Así, como va a entender la lista de la compra?

martes, 8 de abril de 2014

Ha sonado el teléfono y no he entendido nada. Ha vuelto a sonar y era el mismo tipo que hablaba atropellado y raro. He colgado y cuando han vuelto a llamar le he dejado sonar hasta que se han cansado. No estoy para bromas tontas.

Al cabo de un rato, un acalorado Geoooooooorge, ha venido a casa. Se le veía irritado. En cuanto he abierto la puerta me ha señalado con el índice como si estuviera acusándome de un crimen y ha dicho algo así como - ¡¡¡Com mi!!! - Entonces he sacado a relucir mi inglés - ¡¡¡Hola, Geooooorge!!!  ¡¡¡¿Qué haces aquí?!!! - En vez de contestarme a lo que le preguntaba, ha repetido lo mismo - ¡¡¡Eso ya lo has dicho y no sé lo que es!!!... ¡¡¡¿Dices comi?!!!  ¡¡¡¿Quieres comer?!!! ¡¡¡¿Te abro una lata de fabada!!!? - Por toda respuesta, me agarró del brazo y tiró de mi como si fuera un príncipe salvando a la princesa de las garras de un dragón.

Antes de entrar en la Torre del Paseo Marítimo ya se oía el Requiém de Mozart - ¡¡¡¿Se ha muerto Andresito, Geoooorge?!!! -  Por toda respuesta me empujó para que entrara de una vez. Y me encontré con la abuela sentada en una butaca con la mascarilla puesta y  conectada a una bombona de oxígeno. Y lo peor fue ver a Pascualita en estado comatoso y con la piel verde-olivácea, flotando en una pequeña pecera. Al otro lado de la abuela estaba la Momia, conectada también al oxígeno.- ¿Qué ha pasado aquí?

- ¡Tu abuela acabará matando a mi madre y de rebote, a mi! - ¿Ha abierto el gas? - ¡Peor! Estuvieron fumando como carreteros en El Funeral. El local era una nube compacta y apestosa de tabaco y los que se quedaron dentro fueron cayendo como moscas. Yo me salí al poco rato pero tu abuela quería batir el record de más cigarrillos fumados y mi madre no quiso ser menos. Ni tampoco Conchi y casi todos los demás. - Es que eres un poco soso, abuelito. - ¡Encima! Vinieron diez ambulancias medicalizadas y no daban abasto. - ¿Todo esto ha salido en el periódico? - Gracias a Dios, he podido evitar que salgan los nombres.

- ¡Avemariapuerísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Vengo cargada de colillas! Cuando he llegado al Funeral aún no habían empezado a limpiar y me las he llevado todas. Luego liaré cigarrillos y los venderé a granel. - Usted siempre al loro, ¿eh? - Como no llego a fin de mes... Por cierto, he hablando con un periodista. Quería saber los nombres de los que se intoxicaron y como me ha ofrecido un buen dinerito, además de los nombres, le puesto un poco de fantasía al relato, por ejemplo le he dicho que de tabaco, nada de nada. ¡Marihuana de la buena! jajajajajaja ¿Qué te parece? - Un fuerte porrazo contra el suelo hizo que nos giráramos. Andresito estaba tendido, pálido, con los labios morados, los ojos en blanco y convulso, lo que me indicó que aún no estaba muerto.

lunes, 7 de abril de 2014

La abuela a venido a casa a la hora de comer. Estaba muy elegante, siempre dentro de su idea de la elegancia, claro. - "Vengo a comer contigo" - y fue a buscar a Pascualita  con lo que me quedé dudando de a quién se refería, si a la sirena o a mi. Salí de dudas en seguida cuando colocó a su amiguita sobre el frutero de la cocina, sacó de su bolso un taper y volcó el contenido en un plato que calentó al microondas. - Luego se sentó. - "¿Tú no comes?" (me preguntó sorprendida) - ¿Hay para mí? - "Tú sabrás. ¿No te has preparado nada?" - Sopa de sobre y hamburguesa con patatas chip... ¿Qué llevas tú? - "Cola de langosta a la americana y tiramisú de postre, pero no veas qué tiramisú... Bueno,pues ¡hale! a comer"

Ella y Pascualita se pusieron las botas y encima yo tuve que fregar los platos. Pero no me quedé sin probar la salsa de langosta porque la rebañé con un trocito de pan. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Ya habéis comido? Menos mal que traigo provisiones del contenedor del súper. He ido al centro, donde viven alemanes y ¡mirad! Latas de cerdo con salsa de no sé qué. Y sé que es cerdo porque lleva una foto. Salchichas..., más salchichas... Y un bote de una cosa que suena a cucurucho... - Es col fermentada (dije, con mucha rabia y mucha envidia) - ¡Qué tonta es esta nieta tuya jajajajajajajaja! ¿Cómo van a comer esa porquería los ricos?

- "Tengo que confesaros algo" - Ya lo sabemos ¡Bedulio se mea en la cama! - "¿En serio?" - Te lo dijo él el día en que imitaste a Esperanza Aguirre atacando la moto del Municipal. - "Como sabéis, ahora que soy rica  me trato con el clero. Y la tradición manda que durante la cuaresma se hagan promesas y estoy cumpliendo una: Fumo" - Pero si nunca has fumado. - "Por eso he prometido que fumaría y fumo. Y he arrastrado a otros no fumadores a hacer lo mismo. Esta noche en El Funeral haremos un concurso de ver quién fuma más" - No se puede fumar en las cafeterías. - "Si alguien se atreve a prohibirnos fumar, lo tiene claro porque se lo diré a Mateo..." - ¿Mateo? - "El alcalde"

Entonces me fijé que llevaba puesto el broche con Pascualita "engarzada" y me temí lo peor - ¿No llevarás eso tan feo al Funeral, verdad? - "¡Ya lo creo, monada! y recalcó las sílabas) ¿Habéis visto? soy tan chula como la Esperanza que para eso tengo un status privilegiado" - Pues compra una mascarilla para quién tú sabes (recalqué yo también) - "Amén"

domingo, 6 de abril de 2014

He pagado la paella que ha hecho la abuela pero apenas la he probado. Y todo por culpa del bocazas del Municipal... o de la Cotilla. Aunque ella se ha comido tres platos de arroz.

Después de venir a desayunar a costa mía como hace casi todos los domingos, la vecina se ha ido deprisa a la Catedral a limpiar los cepillos. - ¿No ha oído decir que trabajar en domingo es pecado mortal? - ¡Ay, boba de Coria! Lo que es pecado mortal es no poder llegar a fin de mes y tener que apañártelas como puedas. - ¿Seguro?... no recuerdo que diga eso el catecismo...

Una vez sola, he metido a Pascualita en un barreño con agua de mar y con Pepe-Crisogono hemos ido a la terraza a tomar el sol de abril que pica como si fuese verano. Ni siquiera he leído dos páginas del Hola porque me he quedado frita.

Me ha despertado un furibundo aleteo acompañado de gritos estridentes. Al principio no veía nada porque el sol me cegaba, luego he sentido bullir la sangre en la cabeza y palpitaciones en las sienes ¿He cogido una insolación en mi casa? ... pues no diría yo que no. Ante mí se desarrollaba una pelea a muerte entre la sirena y una gaviota ladrona que quería llevarse a Pepe. Pascualita había saltado en su defensa, mordiéndole un ala y de allí pasó a otros puntos de su anatomía, siempre lejos del pico y usando sus dientes de tiburón. El pájaro sangraba como un toro de lidia y gritaba, saltaba loco de dolor. Cuando, por fin, logré ahuyentarla,  me preparé para ir a casa de la abuela.

Una ducha y dos aspirinas me espabilaron. Pero al salir de casa me encontré con el Municipal que me esperaba. Bedulio estaba preocupado por si a la abuela le había dado por hablar mal de él - ¡Naturalmente que no! (le dije, muy segura) - Es por lo que dije ayer... - Me costó recordar a qué se refería hasta que dí con la "tecla" - ¡Ah! ¡¿por aquello de que te meas en la cama?! (grité en plena calle) - ¡¡¡CALLA!!! Pronto lo sabrá todo el barrio... Ya me ha comentado la panadera, que tiene muy mala leche, qué si uso dodotis para dormir... Estoy seguro que ha sido la Cotilla quién se lo ha contado. - A partir de aquí, Bedulio se ha puesto a llorar y a darme explicaciones. Total, que he llegado tarde a la paella.

- ¿No queda nada? - "Pensé que ya no vendrías y le he dado un plato al perro de la vecina... Rasca la paellera, a ver si sacas algo. - "Algo" sí que saqué: tres cucharadas de arroz sabrosísimas. ¡Monté en cólera! - "La culpa es tuya. Haberme avisado que pensabas pelar la pava con el Municipal... (la abuela hablaba con guasa? ... Dime una cosa ¿se mea en la cama?" - ¡Y yo que sé! ¡Quiero paella! - "Toma chinchón y calla"

sábado, 5 de abril de 2014

- "Tienes que comprar los avíos para la paella del domingo" - me ordenó la abuela a través de teléfono - ¿No querrás que la haga yo? - "¿No querrás que lo ponga todo yo?" - Te recuerdo que la rica eres tú. - "Lo sé.Y como quiero seguir siéndolo, vamos a repartirnos los gatos a medias: Yo pongo el trabajo y la casa y tú los avíos" - Al final siempre me toca pagar... ¿Seremos tres con la Momia ¿verdad? - "Calcula para doce" - ¡¿Crees que me ha tocado la Primitiva?! - "Ya sabes que la Cotilla come por unos cuantos y después siempre vendrá algún amigo"

Me sale caro ir a comer a casa de la abuela. Si no fuera por lo rica que hace la paella, iría Rita la Cantaora. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya estás hablando sola? Mal síntoma... ¿Tienes tinte? - Tengo algunos restos... - Pónmelos todos que me ha invitado tu abuela a comer a su casa el domingo. - ¿Querrá que se lo haga gratis, verdad? - La duda ofende.

Quedó con una cresta de colores a cual más chillón - ¿Me queda bien? - Tiene un atractivo sexual que tira de espaldas - ¡Huy, la de años que hace que no me tiran de espaldaaaaaaaaaaaas! -La dejé mirándose en el espejo buscando su "atractivo"

A media mañana llegó la abuela y al ver a su amiga se paró en seco - "¿Quién te ha hecho "eso"? - Vi que en sus maquilladísimos ojos brillaba la envidia. - Tu nieta... ¿Ha venido Geooooooorge contigo? - "Está abajo, en el rolls roice" - Voy a ver si siente atraído por mi jejejejejejeje - "Si no ocurre nada, no te vengas abajo. Piensa que es inglés" - Tienes razón. Probaré con el Municipal.

En ese mismo instante sonó el timbre de la puerta y ahí estaba Bedulio. - ¡¡¡Funciona!!! Ha sido mencionarlo y aparece rendido de amor. - Quedé pasmada... ¿Funcionaba de verdad?... La abuela había colocado a Pascualita en el broche pero no pudo retenerla allí porque el colorido de la Cotilla actúo negativamente en ella y quiso saltarle a la cabeza con los dientes de tiburón por delante. Acabó guardándola en el escote. Bedulio se dirigió a ella. - Baje a decirle al chófer que está mal aparcado. - "¿Mal? Ha aparcado dónde le he ordenado" - Está prohibido. - "Será para la plebe. Para los de mi clase, no" - ¡Para el Lucero del Alba! - "No conozco a ese señor pero sí el puede aparcar, yo también" - Pues la voy a multar. - "¿A MIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII?  ¡¡¡Ya te guardarás como de mearte en la cama!!! - Bedulio enrojeció hasta la raíz del pelo - ¿Quiiii... quién se lo ha... dicho? Solo han sido uuuuunasssss... gotitas.

Pero la abuela no le escuchó porque bajaba por la escalera a paso de carga, gritando: - ¡¡¡Geoooooorge, embiste a la moto de Municipa!!! ¡Si Esperanza puede, yo también!" - El mayordomo dudaba, - ¡¡¡Que embistas te digo!!!  Y si quiere ver los papeles del coche ¡¡¡que vaya a mi casa!!!! Ahora mismo voy a ver a Mateo - ¿Mateo? pregunté desde el balcón. - "¡¡¡El Alcalde!!!"

viernes, 4 de abril de 2014

La Cotilla ha vuelto a su casa y la normalidad se ha instalado de nuevo entre nosotras. Pensé que tendría un día tranquilo y eso que me dijo la abuela que el pensar no era lo mio y aunque, íntimamente lo reconozco, sigo haciéndolo y fracasando estrepitosamente.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - El "grito de Tarzán" me ha asustado. - ¿Me has traído una ensaimada? - ¿Cree que todo el monte es orégano? Hasta el domingo no toca. - Como sé lo tacaña que eres, me he pasado por un almacén que reparte comida a colegios, hoteles y hospitales y he cogido unos paquetes de magdalenas... Están un poco caducados pero si el Ministro se lo come, yo no voy a ser menos.
 
Con disimulo, tiré un trocito de magdalena a la pila bautismal y Pascualita lo lanzó lejos... Volví a tirarle otro trozo e hizo lo mismo. ¡Vaya, la sirena tiene ganas de jugar! (me dije) y le tiré otro trocito. Esta vez no lo rechazó sino que me tiró un chorrito de agua envenenada. Suerte que lo evité agachándome y le dio a la Cotilla en el cogote. - ¡Me ha caído agua! - Hay goteras.- ¿En el primer piso? 

Mientras comíamos la sopa de sobre y las dos latas de fabada que abrí con mucho arte, en la tele dijeron que habían detenido a tres tipos, dueños de un almacén que distribuía comida requetecaducada. - ¡Es el almacén de las magdalenas! (gritó la Cotilla al verlo) ¡Que ilusión. A ver si me sacan a mi! - Con los pies por delante la van a sacar como siga yendo a esos sitios (¡Con razón Pascualita no se la ha comido! La abuela tiene razón: es más lista que yo, jopé)

La abuela ha venido a tomar café con nosotras. La ha traído Geoooooooorge en brazos porque tiene las piernas hinchadísimas. - "Aaaaaayyyyyyyy! con la ilusión que me hace bailar boleros ay, ay, ay...y mirad que me ha pasado" - ¿Te has caído? -"Son los zapatos. Para ir por la calle me van de maravilla pero para saltar al ritmo de la música, no me acabo de acostumbrar" - Lo mejor son las zapatillas de tela... - "No puedo ir con eso a la Ecuela de Baile. Tengo un status..." - ¡Sí, de mujer rica! Ya lo sabemos. ¿Qué llevabas entonces? - "Mis stilettos de punta fina y tacón de vértigo y ahora no puedo dar un paso... ay, ay..." - La Cotilla y yo teníamos el corazón en un puño ante tamaña tragedia y mientras nos servíamos el chinchón dije lo que ambas pensábamos - ¡Pobres ricos. Cómo sufren! 

jueves, 3 de abril de 2014

He ido con la abuela a ver a la Cotilla. Está mucho mejor. Sin tubos ni sueros. Los médicos no se explican cómo ha podido recuperarse tan pronto, de un día para otro. - Si fuese creyente diría que es un milagro pero como no lo soy, pienso que aquí hay gato encerrado - Nos dijo el médico que la atendía. - Naturalmente no abrimos la boca.

Cuando se fue, la Cotilla comentó que tenía sueños extraños. - ¿Pesadillas con el sacristán? - (pregunté) - ¡No! Pero cuando salga de aquí, las va a tener... Es un sueño en el que estoy pero no estoy... No sé si me explico. - ¡Pues no! - Veo a través de unas personas estrambóticas... O sea, que las veo a ellas pero el sueño es mío ¿Lo entendéis ahora? - ¡NO!

El médico entró de sopetón. Nos miró, receloso y salió sin decir esta boca es mía. - ¿Nos espía? - ¡Claro! fuisteis las únicas y últimas personas que estuvieron aquí ayer. - "A ver ¿qué sale en el sueño? - En MI sueño... aunque no me vea... - Porque ve menos que un gato de plomo - ¡Calla, ya, coñe, que me desconcentras! Estamos en el principio del mundo... - ¡Ya decía yo que era más vieja que la tos! - y un gran dinosaurio camina solo por los montes, feliz ... - ¡Hasta que usted se lo comió y se extinguieron! - ¡Qué cruz tienes con esta nieta! En primer plano hay tres seres extraños venidos de distintos planetas - "¿Por qué?" - Por las vestimentas. Ningun@ va igual. La larga melena rubia del primer@ denota que viene de Gamínedes. La pinta del pequeñ@ me tiene obsesionada porque no logro ubicarlo... ¿quizás de Saturno? y el últim@ ha confundido la velocidad con el tocino porque va vestid@ para un funeral de Estado en pleno campo jurásico... - "¿No me digas que también sale Rouco?" - ¿Es el dinosaurio? - ¡Ahora que lo dices...! - "Entonces bien comido está, Cotilla"

Se abrió la puerta de golpe y entró el médico. Miró y se fue. - "Que neura tiene este hombre" - Cuando la puerta volvió a abrirse fue el sacristán el que entró en la habitación de la Cotilla - ¡¿Cómo tienes la cara de presentarte aquí, limpia-cepillos?! - La vecina estaba fuera de sí - "¿Este es el que te quita el trabajo?" preguntó la abuela con voz pausada de señora bien - Me han mandado... que venga a... disculparme... - ¿Quién? quiso saber la Cotilla? - Los de Arriba (dijo el hombre con los ojos bajos. Se notaba que no estaba a gusto allí) - ¿Los vecinos? pregunté yo y recibí un empujón de la abuela. - "Cotilla, creo que debes perdonarle..." - la mujer negaba una y otra vez con la cabeza y la abuela perdió la paciencia - "¡He dicho que pelillos a la mar, jopé!... (sacó la botella de chinchón de su gran bolso y llenó dos vasos de plástico) Venga, brindad porque todo salga bien" - Ambos estaban bebiendo cuando entró de nuevo el médico. - ¡¡¡¿Qué hace?!!! (le gritó a la vecina) - Y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, la abuela y yo señalamos al sacristán y a la botella de chinchón. - ¡¡¡Ha sido él!!! - Lo echaron con cajas destempladas sin darle tiempo a hablar. Entonces, a solas las tres, brindamos porque todo HABÍA SALIDO BIEN... Que jodía la abuela jejejejeje.

miércoles, 2 de abril de 2014


El repiqueteo del teléfono ha cortado mi sueño. Era la abuela con la orden tajante de salir zumbando hacia el Hospital - ¿Se muere Andresito? ¡¡¡Ay, que alegría. La Torre del Paseo Marítimo ya es nuestra!!! - "¡Que no, loca!" - ¿Eres tú la que está ingresada? ¡No me hagas esta jugarreta! Si te mueres primero heredará el Médico y tendré que casarme con él. - "¡¡¡Calla ya, quejica!!! Es la Cotilla la que está ingresada" - ¿Para eso me llamas? ¿Nos ha hecho herederas universales de sus deudas?

La vecina estaba en estado comatoso. Llena de tubos que salían de unas máquinas y entraban en su cuerpo. Tenía más cardenales que en un Cónclave... De repente me dio la risa floja (tanto visitar iglesias y acaba sus días purpurada jijijijijijiji) La abuela me dio un codazo y caí sobre la cama. En esos momentos, el médico explicaba el negro panorama que tenía la Cotilla y me miró con severidad (que poco sentido del humor tienen algunos)

Al quedarnos solas la abuela me puso a parir - "¿Tanto te cuesta recordar que ahora tengo un status de mujer rica?" - Es que me ha venido un pensamiento muy... - "¡No pienses, que no es lo tuyo!" - Entonces miré a la Cotilla y pensé (sin que la abuela lo notara) que algo le habría pasado para estar así - Abuela ¿qué le ha pasado? - "Ha rodado la escalera de un campanario" - ¿Se quería llevar la campana? - "¿Dónde? ¿En el bolsillo?" - Creía que eran más grandes ¡¡¡Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyy!!! (¡Menudo capón!) Como no te explicas...

"Se encontró varios días el cepillo de la iglesia vacío y hoy ha ido más temprano para pillar al ladrón. Cuando ha visto quién era ha gritado y el otro la ha perseguido. No se le ha ocurrido nada mejor que subir al campanario... Y se ha caído" - ¡Qué inútil... perdón, perdón!... ¿Se va a morir o qué? - "Sería una buena noticia" - Pues sí. - "Para tapar otra más grande" - ¿Qué ya no vendrá más a darme la lata? - Por toda respuesta, la abuela sacó del bolso la botella de chinchón y metió un chorrito en la bolsa del suero. Fue mano de santo. La Cotilla abrió los ojos y dijo ¡Jodío sacristán!

Geooooorge ha venido a buscarnos con el rolls roice y de camino a casa me he acordado de algo que había dicho la abuela - ¿Qué es lo que taparía la muerte de la Cotilla? - "Si dos curas se pagaran en plena calle, esa sería la noticia que taparía el porqué lo habían hecho" - ... ¿Es una adivinanza?... ¡Lo sé! ¡¡¡La gallina!!!

martes, 1 de abril de 2014

La abuela ha venido temprano a visitarme - "Niña, ponme una tila" - ¿No te la puedes preparar tú? - "¿Tampoco sabes?" - Hasta ahí llego pero teniendo mayordomo no sé porque no se la pides a él. - "Porque está para otras cosas... además, no tengo ganas de verlo a mi lado como un pasmarote esperando a que acabe de beberme la tila y sin poder explicarle por qué la necesito" - ¿Y me lo vas a contar a mí? (dije, esperanzada) - "¿Para qué, si nunca te enteras de nada? Afortunadamente tengo a Pascualita y a Pepe-Crisogono que siempre están pendientes de mí" - Ya me parecía a mí...

Compartiendo una tostada con la sirena, comentó una duda que tenía... en realidad eran varias en una... o una en varias ¡Yo que sé! Con razón dice que no me entero de nada - "¿Crees que se puede ser momia en vida?" - Pascualita la miraba con sus redondos ojos de pez. - ¿En tú hábitat no existen las momias? Probablemente, no... Allí os lo coméis todo ¿verdad? Tendríamos que aprender de vosotros, no tiráis nada. Y tampoco gastáis en vendas... Entonces vamos a centrarnos en aquí y ahora. ¿Puede una momia volver del pasado y mangonear en el presente?... ¿Tú podrías hacerlo, Pepe-Crisogono?"

Ambos interlocutores estaban pendientes de sus palabras pero parecían no tener opinión al respecto. Quizá Pepe, al ser una cabeza cortada y tener la boca cosida, era el menos indicado para hablar. Y Pascualita, en ese momento tenía toda su atención puesta en una mosca que volaba junto a ella. La abuela siguió. -" La momia de la que os hablo debió perder las vendas por el camino... o tal vez no tuvo nunca porque le gusta mucho la púrpura y con ese color no se ha vendado nunca a nadie. Pero está decadente, como si se le desprendieran tozos de carne putrefacta por el camino... ¡Niña, trae el chinchón!... Y habla del pasado con añoranza. No le importa que otros se estremezcan..." - Abuela ¿te has peleado con Andresito? Porque lo estás poniendo a caer de un burro. - "¡Andresito y la Momia son dos santos al lado de esa otra momia!

Me tiene desconcertada ¿de quién habla? ¿de Tutankamón? Parece que la mosca estaba apetecible porque Pascualita se relame. - "¿Se puede evocar la guerra en un lugar sagrado cuando, en ese momento, eres el rey del mambo? La momia, a quién le gusta el oro, el brillo de la seda y los colores fuertes aunque estén o no de moda, abrió la boca y graznó" - Abuela, ya que estás aquí ¿por qué no preparas la comida? - Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡No me digas que hoy vamos a comer bien! - ¿Y yo qué sé? Lleva media hora hablando con Pasc... ejem... estooooooo ¡sola! - ¿Ya se ha vuelto a liar con Pascual? Que afición le tiene a ese hombre.

Nos la ha vuelto a jugar. La abuela se ha ido sin hacer un guiso de los suyos y lo peor es que llevo toda la tarde pensando a quién demonios se refería. Se lo he preguntado a Pascualita (¡Si, ya sé que estoy loca!) pero como es muy suya, me ha mirado con condescendencia, se ha zambullido en la pila bautismal y se ha tapado con las algas del fondo. Ahora me pasaré la noche sin dormir pensan...do en... ello...