jueves, 31 de enero de 2019

¡- 60º bajo cero!

La abuela va por la calle en manga corta y no para de estornudar. - ¡Tápate que hace un frío que pela, mujer! - "¡Que va! estáis influenciados por los calendarios de cocina. Veis la página que pone Enero y, hala, a temblar por simpatía."

Andresito piensa que su mujer ha perdido la cabeza y llora por los rincones. - Creo que se quiere suicidar para no tener que aguantarme... ¡buaaaaaaaaaaaaa! - No me extrañaría, abuelito, porque llevas una temporada que estás de un plasta que no se puede aguantar. - ¡Niña! (me gritó) - Solo te quejas: que si mis compañeros de partido me dan la espalda, que si van a descubrir chanchullos que hice, años atrás, cuando estaba de moda hacerlos..., que si Josera me prometió hacerme cabeza de cartel de su partido y ahora lo niega..., que sí ¡qué se yo! Corta ya el rollo Y si te meten en la cárcel  te llevaremos bocadillos de caballa.

El abuelito reanudó, con más fuerza, su llorera y sus quejas. - Tal vez, con su actitud, la abuela te está mandando un mensaje. - ¿Qué quiere, otro abrigo? pero si ya tiene mil y uno. - Pues, hijo, no sé que podrá ser.

El viento y la lluvia arreciaban mientras yo miraba tras los cristales del balcón. El árbol de la calle amenazaba con desgajarse, partirse en dos, o dejar sus enormes raíces al aire. La tormenta estaba en pleno apogeo y, aún así, la abuela vestía de puro verano.

Me tenía atónita su actitud y acabé preguntándo el por qué: - ¿Piensas en convertir el invierno en verano y viceversa? - "No estaría mal. Durante el Carnaval haría calor. Comeríamos turrón en la playa y en el verano de ahora, haría fresquito... ¿Tienes más chinchón, nena?" - ¿Lo quieres como vicio o como calentador? - "¡Mírame. Estoy azul. Hago peor cara que Pascualita y peor color." - ¡Pues tápate, coñe!"

- "Me solidarizo con la gente que vive bajo toneladas de nieve y hielo. No puedo hacerme a la idea de vivir a -60 º bajo cero. Y si no te haces a la idea no puedes ayudar, ahora ya puedo mandarles ayuda humanitaria" - ¿Me darás un paquete a mi también? - "Pides más que Hacienda, boba de Coria" - ¿Y qué les mandarás? - "Helados. Cajas llenas para que nadie se quede sin ninguno" - ¿Te parece poco helado el que tienen ellos? - "Les servirán para calentarse la barriga. Estarán mucho más calientes que el exterior" - El hielo sale por los retretes, abuela. - Entonces empezó a reir - "Y encima, tendrán los culos más tersos del mundo, sin arrugas ni cremas. ¡No hay mal que por bien no venga jajajajajajajaja!"


miércoles, 30 de enero de 2019

A vueltas con la factura.

Serían las cinco de la madrugada cuando sonó el teléfono.- ¿Digaaaaaaaaaaaaaaaaa...? - "¿Tú me diste una factura ayer?" - Humm... estoy segura que no. - "¿Que no, qué?" - Que no te di ninguna factura? - "¿Y porque te has espabilado tan rápido cuando te lo he preguntado y otras noches no te despierta ni la banda de música del Teatro Real tocando junto a tu cama?" - Pues... - "¡Eso es la mala conciencia que tienes! ¡¡¡Claro que fuiste tu, boba de Coria!!!" - ¡¡¡Que noooooo!!! Te lo juro por Geooorge. Colgó con tal fuerza el teléfono que el ruido retumbó durante un rato en mi oído.

Pensé que ahí acababa la cosa pero no había hecho más que empezar. Sonó, de nuevo, el teléfono. esta vez era el abuelito quien me llamaba. - ¿Por qué le has dado esa factura a tu abuela? - Ya lo he aclarado con ella. No he sido yo... tal vez sea cosa de la Cotilla.

La respuesta me dejó descolocada: - Encajarás, perfectamente, en el nuevo Partido que estamos montando con Juanra. - ¿De fútbol femenino? - Político. Te reservaré uno de los primeros carnets. - ¡Ni hablar del peluquín! - Saldrás más de casa, conocerás gente nueva y ¿quién sabe? también al futuro padre de nuestro futuro bisnieto . - ¡¡¡Que no!!!

Estaba cogiendo, de nuevo, el sueño cuando me volvieron a llamar. Era Geooorge: - Madame decir que you decir que yo morir... ¿Tú ser tonta? - Anda y vete con el Brexit a otra parte, atontao. - ¡Tu decir... - ¡Nada he dicho! - You jurar for mi. - ¡Eso sí! - ¿Por qué? ¿Way? ¡Yuo loca! - ¡Anda y que te den morcilla, inglés!

A media mañana, mientras desayunaba con Pascualita y comentaba con ella la noche toledana que me había dado aquellos tres, llamaron a la puerta. Al pasar por el comedor hice amago de lanzar a la sirena al acuario pero noté que  mi pulso no estaba muy fino y la metí en el canalillo del escote.

Bedulio estaba en el rellano. - Vengo a por el sobre que te di el otro día. - No lo tengo. - ¿No lo habrás tirado? - Poco faltó ¿De dónde saco el dinero para pagar aquella burrada de multa? - No era para ti... - ¿Te equivocaste? ¿Y si me hubiese dado un infarto? ¿Eh? ¿Y si me muero? ¿Eh? ¡¡¡Te voy a poner una denuncia que se te va a caer el pelo!!!

Con el énfasis que le di a mis palabras, Pascualita estuvo en un tris de caerse al suelo. Bedulio vio el ligero movimiento en el escote. - Huy... se te sale... un ... no, los dos "esos" - ¿El qué? - Los... esos... - Señaló con el dedo. - ¿Los pechos? - Bedulio se puso rojo y yo fardé delante de él, achuchándomelos  con fuerza, cosa que molestó tanto a Pascualita que me mordió con saña, la muy jodía.

Gritando, saltando, llorando, moqueando, corriendo pasillo arriba, pasillo abajo como una loca ante los ojos, atónitos del Municipal. Los botones de la blusa saltaron y una exageración de carne turgente se desbordó con creces del sujetador y siguió, siguió, siguió, creciendo. Bedulio no está hecho para tener emociones fuertes y cayó desmayado en el rellano de la escalera.

martes, 29 de enero de 2019

No somos nadie.

La sirena está quejosa y no quiere comer el pienso de siempre. Lo he comentado con la abuela y ha dicho que, tirará de las influencias de Andresito, para ver si puede conseguir un buen trozo de ballena. - "Lo guardas en tu congelador y le vas sacando cachitos a Pascualita . Le hará ilusión recordar y saborear, su pasado en las profundidades del mar." - Mi congelador es pequeñito. Guárdalo en el tuyo que es un arcón enorme. - "¡Ni hablar! ¿Y qué le digo a mi marido?" - Compartid una sesión de Kamasutra y se olvidará de todo. - "¡Niñaaaa!... aunque no es mala idea"

De momento le he comprado sardinas y va que chuta. Las he metido en el acuario y han durado ná y menos. El único rastro que ha quedado de ellas han sido unas pocas escamas que brillan cuando les da el sol. Me hago cruces, al mirar a Pascualita, tan pequeña, enclenque y birria, que pueda comerse una ballena de quince metros como la que ha varado en Mallorca.

Antes de ir a El Funeral, los abuelitos han pasado por casa y en un aparte, la abuela me ha dicho que no cuente con el trozo de ballena. - "Andresito está de capa caída. Se ha dado cuenta que ya no pinta nada en el Partido desde que han entrado los jóvenes y sus másters. ¡No sabes la llorera que le ha entrado! ¡Me ha dejado sin kleenex el tío!"

Entonces me acordé de la enorme factura que me entregaron ayer. - Toma, es para ti (y le tendí el sobre a la abuela que, sin mirarlo, lo metió en su bolso adornado con plumitas de marabú atigradas. - ¿Y ese bolso? (pregunté) - "Es que vamos a colgar la foto de Clemente Valiente en la Pared de los Finados de El Funeral. Fue domador de fieras en su juventud y de ahí lo de valiente. Se lo decíamos de coña porque se pasaba casi todo el espectáculo corriendo delante de los leones, que eran tan viejos que más de uno no aguantó la carrera y allí mismo, estiró la pata"- ¿Y llevas al abuelito , que parece deprimido, a una ceremonia funeraria? - "Para que se alegre, mujer. En primer lugar porque la foto no es la suya. Y en segundo lugar, porque al difunto le encantaba el chinchón on the rocks ¡y nos vamos a poner moraos"!






lunes, 28 de enero de 2019

La ballena.

Pascualita no puede apartar los ojos de la tele. En cuanto intento cambiar de canal me enseña los dientes y los hace sonar como advirtiéndome del peligro que corro si lo hago. - ¡Oye, guapa, que quiero ver otras noticias!.

En pantalla aparece el cadáver de una enorme ballena sobre la arena de Cala Millor. - De repente una idea cruza por mi mente. Ya sé que es una locura pero...¿quién sabe? cosas más raras se han visto. Me dirigí a la sirena. - ¿La conoces? ¿conoces a la ballena? ¡No fastidies! jajajajajajajaja ¡Voy a llamar a los periódicos para dar la noticia y que me saquen luego en la televisión, con reporteros en la puerta de casa preguntándome chorrada tras chorrada: - ¡Parece que la ballena no durará ni dos telediarios! ¿Qué hará tu amiga cuando suceda lo que tiene que suceder? ¿Llevará luto por su amiga? Y por cierto, ¿cuántos huérfanos deja tirados el obre bicho? ¡¡¡Vamos, contesta, contesta!!!

¡Me voy a forrar! No le diré nada a la abuela porque querrá ser el centro de atención y ¡es para mi ese lugar!... Un momento, me estoy contando el cuento de la Lechera ¡No puedo seguir adelante con ésto! Adios, dinerito. No puedo mostrar a la sirena en público ¡ni en privado! Tiene que seguir de incógnito para que no la diseccionen , la embalsamente y la metan en una urna de cristal como si fuera una mariposa.

- Dime cosas, Pascualita. ¿La conoces, verdad? (¡la sirena hizo la señal de OK!) ¿Erais vecinas en el Mediterráneo? (hizo morritos y negó con la cabeza bamboleando sus pelo-alga) - ¿En el Atlántico?... ¿Tampoco. Entonces... ¿en el Pacífico? ¿Dices que... si? ¡entonces érais amigas! - Negó una y mil veces que lo fueran.-  Entonce... ¿Qué? - Pascualita hizo el gesto, internacional, de comer.

Durante unos segundos no supe qué decir hasta que se me encendió la mecha. - ¿Quiéres decir que... ¡era tu comida!?

Mientras discutíamos sobre lo que está bien y está mal, llamaron al timbre: Me entregaron un sobre con una factura dentro. - ¡¡¡Pero... pero estoooo ...!!! ¿No pensarás que yo pagaré esta cantidad? ¡Valiente pardala estás tú echa!



domingo, 27 de enero de 2019

El vendaval.

Estaba en la cocina desayunando cuando algo se ha estrellado contra mi cara. - ¡Menudo bofetón! (grité) - ¿Quién había sido? Estaba sola con Pascualita y Pepe... Miré a la sirena, sentada sobre el frutero y agarrada como una posesa, a un plátano. ¿Y Pepe? ¡No estaba en su repisa!

Busqué por el suelo y apareció cerca de la puerta de la despensa. - ¿Qué haces aquí? ¿De repente te han crecido patitas? - Pensé, aunque descarté la idea, que fue él quien me pegó el tortazo pero ¿con qué manos? - ¿Has sido tu, jivarizado? - Por toda respuesta, la cabeza rodó hasta ponerse bajo mi silla. - ¿Qué me quieres decir con ésto? ... - La cabeza se bamboleó de arriba abajo. - ¡Has sido tú, mosquita muerta! - Claro que había sido la cabeza impulsada por el viento que entró en ráfaga al abrirse de repente, la ventana de la cocina. Y cabreada, le di tal patada que la devolví a su estante.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Vaya torta que te han dado! ¿quién ha sido? - ¡Pepe! - ¿Lo conozco? - Claro, es el llavero. El viento ha abierto de golpe la ventana y me lo ha tirado a la cara. - ¡El súper héroe jivarizado ataca de nuevo! jajajajajajaja ¡que guay! - Cotilla, deje de hacer el indio que ya no tiene edad para éstas cosas. - Para éstas y muchas más, tengo la edad perfecta porque, hace ya tiempo que perdí la vergüenza y me lo permito todo ¡Y verás cuando le diga a tu abuela que has especulado con su edad. Ya sabes que nos llevamos unas pocas horas. Tragué saliva.

Después de trasegar unas cuantas copas de chinchón, la Cotilla se marchó a seguir con sus trapicheos. Entonces fue Pascualita quien fue lanzada contra mi por el viento que arrancaba árboles y tiraba macetas. No había cerrado bien la ventana y se abrió de par en par.

También la sirena se estampó en mi cara. Y acto seguido, llegó la abuela. - "¡Que vendaval! Ha desgajado toda una rama del árbol de la calle. Y ¿sabes lo más gracioso? Que le ha caído a Bedulio en la cabeza" - Salté como un resorte. - "No corras que ya se lo ha llevado la ambulancia".

Un nuevo golpe de viento empujó una rama contra los cristales de la ventana y los rompió. Pascualita volaba por la casa como una supermana primeriza e iba chocando contra todo lo que se le ponía por delante. La siguiente vez que se estrelló contra mi cara, cerró la boca en mi nariz, usándola como ancla la muy jodida... Ahora, después de beberme casi una botella de chinchón para paliar el dolor, la nariz ocupa toda mi cara y soy incapáz de sonarme con un simple kleenex.

sábado, 26 de enero de 2019

Solidaridad.

Me temo que debo seguir con la tele apagada unos días más. El "circo" no ha terminado aún. Ha pasado lo que muchísimos presentíamos y solo algunos, los padres del pobre niño Julen, se negaban a admitir.

Pronto se apagarán los focos, las cámaras, la gente partirá hacia sus casas. El agradecimiento, el valor, el esfuerzo, el amor, las manos que han ayudado viniendo de todas partes de España..., nada de esto se olvidará porque son cosas que se guardan en el corazón. Como tampoco se olvidará el vampirismo de oportunistas, de medios de comunicación que, ávidos de protagonismo, de índices de audiencias, de dinero en suma, han asqueado hasta la saciedad.

La familia se merece ahora, vivir su dolor de puertas a dentro. Un dolor tan grande debe ser llorado hasta secar los lagrimales, gritado hasta enronquecer. No quiero saber cómo se sienten estos padres porque, para saberlo, tendría que pasar por su mismo dolor.






viernes, 25 de enero de 2019

¿Hay algún santo a quién pedirle el bisnieto?

Nada, que no hay manera de verle la cara al pirómano. De todas maneras he pensado que alguien así no me conviene, ni poco ni mucho, a no ser que sea multimillonario y cuando acabe de pagar todo lo que ha estropeado, le quede todavía un buen capitalito.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! A ese no le va a quedar ni para pipas ¡Que santa Lucía te conserve el oído porque la vista ya la tienes perdida, boba de Coria! Valiente ojo clínico tienes tú para buscar novio. - No quiero un novio sino alguien que me haga un bisnieto para la abuela. A ver si así me deja en paz de una vez.

- Puedes arrimarte al sol que más calienta, como hace Bauzá. - ¿Otro pirómano? - El ex-presi de aquí. El quisiera que, todos los días, sus compañeros le dijeran que es más bonito que un San Luís y más chulo que un ocho pero, al parecer, no están por la labor y se ha largado.

- ¡Ya me acuerdo de él! Ha sido el único mandamás que nos puso de acuerdo a todos en llevar una camiseta verde. Nos convertimos, gracias a él, en la Marea Verde ¡Y bien guapos que íbamos!

Llegó la abuela seguida de Geooorge, cargado con garrafas de agua que metió en la despensa. - ¡Que detalle! Estos días ya no tendré que ir cargada. - "No son para ti" - ¿Ah..., no? ¿Entonces...? - "Para quién ya sabes".

La Cotilla, que más que orejas, tiene dos radares atómicos, cogió al vuelo lo que le dio la gana: - ¡¡¡Son para Pascual!!! ¡Que perra tienes con éste hombre! - "No es eso, Cotilla. Pasábamos con el rolls royce por la playa y le pedí a Geoooorge que rellenara unas garrafas..." - ¿Con agua de mar?... Eso es un cuento chino. - La abuela gritó al mayordomo que trajera un vaso con "ese" agua. Y la Cotilla por poco devuelve hasta la primera papilla.

Andresito se presentó en casa a la hora del aperitivo. Parecía preocupado. - "¿Sigues dándole vueltas al asunto?  Dile: a enemigo que huye, puente de plata" - No puedo decirle ésto porque querrá uno de plata de ley - "Esto sí que le va a escocer: Tanta gloria lleves, como descanso dejes, Juanra... ¿Qué te parece?" - ¡Este refrán me gusta. ¡Le dará en tol morro.! Voy corriendo antes de que se me olvide.

- "Que fácil es alegrarle el día a un marido. Por cierto, nena ¿Para cuándo el bisnieto?"


jueves, 24 de enero de 2019

¿El pirómano detenido hoy, es el mío?

Mis anhelos se han hecho realidad. La abuela me ha llamado para decirme que han detenido al Pirómano. El corazón me ha dado un vuelco ¡por fin veré su cara en los periódicos!.

Pero después de ponerme la miel en los labios, la abuela ha continuado con la noticia porque, es tan jodía, que no puede soltarla entera sino por entregas, para dar más suspense a la cosa y dejarte a los pies de los caballos. - Bedulio me ha dicho que no saben si es el Pirómano de Palma porque lo han encontrado en pleno "trabajo" en Can Pastilla" - ¿Insinúas que hay varios? . - "Lo ha dicho Bedulio" - ¡Esto es estupendo! Tendré para elegir... aunque creo que el más glamuroso es el de la Capital. - "¿Por qué?" - Con lo cosmopolita que es Palma ¿no querrás que el Robin Hood moderno sea un gañán sin oficio ni beneficio? - "Mucho me temo que lo es" - ¿Un Robin Hood? - "No. Un gañán."

Se me ha caído el alma a los pies. - ¡No puede ser! - "Es tan conocido que vive a costa del Erario Público" - Ah, ves. Es famoso. Ya decía yo. - "Porque lleva más tiempo viviendo en la cárcel que en su casa" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Ya se ha enterado la panoli de tu nieta?

Cuando me quedé sola comenté la noticia con Pepe y Pascualita. - Pienso que tendría que informarme en la policía... ¿Qué os parece? - La sirena hizo la señal de OK con sus deditos palmeados, aunque no supe si eso era una respuesta a mi pregunta o que estaba encantada de haberse comido una mosca que mareaba por casa. Pepe, fiel a su estilo, dejó en mis manos la decisión. ¿Qué se puede pedir de un hombre al que no le gusta comprometerse con nada y no habla para que no le cojan en un renuncio? ... Ya sé que es solo una cabeza jibarizada, de labios y ojos cosidos a mano, sin cuello, sin lengua ¡pero tiene perilla y podría intentar, por lo menos, hacerme una seña!

Marqué el número. - ¿Bedulio? tienes que hacerme un gran favor. Necesito conocer al pirómano para ver si será el futuro padre del bisnieto de mi abuela... ¿Bedulio?... ¡¿Bedulio?!... ¡¡¡Beduliooooo!!!... Me ha colgado el muy jodío.

miércoles, 23 de enero de 2019

¡Ayyyyy, mi héroe!

¡Lo ha vuelto a hacer! Lo hace para llamar mi atención, estoy segura. ¡Y lo ha conseguido! Cada mañana miro los periódicos mientras Pascualita y yo desayunamos y si no hay noticias suyas me amarga el día y me da por pensar: - ¿Ya no le intereso? ¿Será un veleta?

La Cotilla me vio decaída y se preocupó: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿No estás bien? ¡No me digas que no vas a abrir una lata de lentejas con chorizo! Vaya una faena porque tendré que ir al comedor social y hace un frío que pela. - Abrala usted... - ¿De quién es la casa? Tuya ¿verdad? Pues te toca a ti. Si estuviéramos en la mía tendría que hacerlo yo... - Vale. Cojamos el ascensor hasta su piso y me invita. - Te estaba poniendo un ejemplo, boba de Coria.

Acabe contándole la verdad. - Esta noche no ha trabajado el Héroe de los pobres. - ¿Quién? - El que bebe los vientos por mi y enciende los fuegos fatuos. - ¡Lagarto, lagarto! - Es un decir, Cotilla. - Deja de hablar como un profeta bíblico ¿De quién leches me hablas? - Puse los ojos en blanco y lancé un suspiro que hizo temblar las paredes. - Del Pirómano de Palma... ¡Aaaaayyyyyyyyy...!

Nos sentamos en la salita para hablar de él mientras le dábamos al chinchón. - Tiene que ser guapísimo, un cachas con la cara de Brad Pitt. ¿Llevará uniforme de superhéroe? ¡Que ganas tengo de que lo detengan para ver su cara, por fin!

Pero es tan escurridizo como un gato. Prende fuego a los contenedores y desaparece en la noche mientras los pobres que duermen en la calle, le agradecen el "brasero"

Esta mañana he vuelto a sonreir. ¡Han ardido otros tres contenedores! Mi pecho se ha hinchado de gozo al ver que me mandaba una señal: quemo contenedores, luego existo, vida mía. - ¿Se puede ser más romántico?

La Cotilla llegó con la abuela. - Ahí tienes a tu nieta. Solo tienes que escucharla para saber que está como un rebaño de cabras salvajes. - "¿Eres cómplice del pirómano?" - ¡Nooooo! soy su musa, su inspiración, su... - "¡Para, para! ¿entonces, lo conoces? - ¡Qué más quisiera! - Como Bedulio sospeche que tienes algo que ver con ese tío, te denunciará y tendrás que pagar los contenedores quemados, a mil euros cada uno. Y ya han ardido más de trescientos." - Lo hace por mi. - ¿Te lo ha dicho? - No... pero... - "¡No eres más tonta porque no te entrenas!"

Reconozco que he perdido casi toda la ilusión que me había hecho, aunque queda un pequeño rescoldo... ¡Ay! ¿me estaré volviendo pirómana? (pregunté a Pascualita que me miraba con sus redondos e inexpresivos, ojos de pez) - Por toda respuesta me lanzó un chorrito de agua envenenada en un ojo y ahora, ni puedo salir así a la calle ni veo. Nadie me da explicaciones sobre las nuevas hazañas del pirómano. Le he pedido a Geooooorge que me lo lea él pero solo me cuenta noticias del Brexit ¡Anda y que lo zurzan!.

martes, 22 de enero de 2019

Receta de cocina para Pascualita.

Hace un frío de narices, así que, para calentar la tripa, he puesto potaje de judías pintas para comer. Le he explicado a Pascualita cómo se hacen. Primero la he colocado en el frutero de la cocina para que, viéndolo hacer, le resulte más fácil recordarlo.

- Fijate bien: conviene que antes de empezar tengas todos los ingredientes a mano para no perder tiempo y estar segura de que no te falta nada. Así que sobre el mármol de la cocina preparamos una botella de chinchón, una copa, una tapa de queso mahonés, por ejemplo. Unas rebanadas de pan para acompañarlo... - ¡Oye, Pascualita! ¿me estás escuchando? Este bicho se despista enseguida.

- Prepara una ensalada bien aliñada. Una cuchara de madera, un abridor que no se atasque a las primeras de cambio, y un plato hondo para servirlo, en mi caso debo poner dos, para la Cotilla y para mi.

- Después de haberte puesto morada de queso y chinchón, colocas un bote grande de potaje con chorizo y magro, sobre un trapo de cocina para que, a la hora de abrirlo no patine sobre el mármol. Se pincha la tapa con el abridor, se encaja éste y se procede a abrir el bote. Una vez terminada la operación, se vuelca el contenido en los platos que se meterán en el microondas en el momento de ir a comer.

- Cómo ves no es fácil de preparar, tiene sus peligros. Un corte podría infectarse y darte la tabarra algunos días. Todo es cuestión de práctica.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué comemos hoy? - Potaje. - La Cotilla no quiso saber nada más y se sentó a la mesa en espera de que la sirviera. ¡Es lo que más rabia me da! Que se las de de señora a pesar de lo que dice el refrán: que para ser cerdo o señor, hay que nacer siendolo.

Cuando escuché el saludo de la Cotilla me sobresalté. Pascualita estaba conmigo y podía ser descubierta. Por eso lancé a la sirena hacia el acuario a través del comedor pero... los nervios me jugaron una mala pasada y el tiro fue nefasto. En lugar de lanzarla lejos lo hice hacia arriba y la sirena cayó dentro del bote de potagj recién abierto.

Se escuchó un ¡chof! espeso pero no pude hacer nada por ella porque la vecina ya estaba a mi lado. Coloqué los platos en el microondas, después dimos buena cuenta de la comida. Yo sentía una leve preocupación por saber qué había sido de la sirena. El misterio quedó resuelto en cuanto la Cotilla se llevó la primera cucharada a la boca: - ¡Aaaaaaaaaaaaaggggggg! ¿Te ez ezooooo? - Después no dijo nada más porque la lengua, hinchadísima, le impedía hablar. Fue un alivio.

lunes, 21 de enero de 2019

El pirómano palmesano.

Toda ciudad que se precie tiene algunos vecinos tienen vecinos que son la guinda del pastel. Personajes singulares a los que se les recuerda tanto tiempo que pasan a formar parte de la Historia y  acaban siendo leyenda. Y Palma es una de estas ciudades.

Recordaremos, generación tras generación, al pirómano que casi cada noche quema contenedores de basura. Ya va por los trescientos y pico y la policía no logra dar con él, a pesar de que ha quemado varios casi a las puertas de sus cuarteles.

¿Acabará siendo el Jack el Destripador de contenedores? Al asesino no lo encontraron jamás y entró en la Historia de Londres. Si el pirómano sigue como hasta ahora, trabajando a destajo si ser descubierto, también harán películas sobre él, escribirán libros. Será famoso mundialmente.

Para que esto no ocurra, Bedulio sugirió a sus superiores, formar grupos de vecinos en todas las barriadas que, acompañados de un policía, les ayuden en la búsqueda y captura del delincuente. Y ante la falta de progresos, le aceptaron la idea y ésta noche saldré con él y un grupo de convencinos, a la búsqueda del Pirómano Palmesano... ¡Ostras, me ha salido PP!

Bedulio puso el grito en el cielo cuando supo que me había presentado voluntaria. - ¡Ah, no, no, no y no! Si ella va, yo no voy. - La respuesta fue tajante: - ¡A callar!

Cuando nos hemos reunido debajo de mi casa, le he pedido a Bedulio una pistola y una estrella de sherif. Ha puesto los ojos en blanco y ha seguido dándonos instrucciones. Un poco antes de acabar la charla se presentó la abuela, a lo que el Municipal, visiblemente molesto, murmuró: - ¡Eramos pocos y parió la abuela!

Lo que me horrorizó fue ver que llevaba el termo de los chinos colgado al cuello. ¿Qué pinta Pascualita en todo esto? (le susurré al oído) - "Es mi talismán" - y se puso a cantar: - "¡¡¡Ahora queee vamos despaaaaaciooo, vamos a contar mentiras, tra la rá..." - Bedulio, fuera de sí, chistó - ¡¡¡CHIST!!!

Llevábamos dos vueltas al barrio cuando apareció la Cotilla. - ¿Qué hacéis tantos juntos? - "Buscar al pirómano" - Acabo de verlo correr... por allí. - Bedulio se nos acercó a paso de carga. - ¡¿Dónde ésta ese sinvergüenza?! - Por... allá (dijo la Cotilla) - ¿Por qué miente?  (le pregunté, bajito, mientras acelerábamos el paso) - ¿Qué mal hace el pobre encendiendo hogueras para los parias que duermen sobre cartones en la calle? . ¡Cotilla! ¿está tonta? - Pasó de mi y dirigiéndose a la abuela que la miraba de forma atravesada, le dijo: - ¿No te gustaría para padre de tu bisnieto, un hombre famoso? - "¡Claro!" - Pues el pirómano lo es. Y no está nada mal. - "Nena ¿has oído?" - Ay, Dios. Que cruz tengo con éstas dos. 


domingo, 20 de enero de 2019

San Sebastian.

¡Otra fiesta! Ya he perdido la cuenta de las que hemos pasado en poco tiempo. Así estoy yo que, por más que busco mi cinturita, no la encuentro ¡ha desaparecido bajo montones de "rollitos de primavera" adosados a una barriga a la que no reconozco como mía.

Es como si alguien me hubiese cosido una faltriquera que no me pudiera quitar. La abuela está que trina con éste tema y, en lugar de decirme las cosas a la cara, se las cuenta a gritos a Pascualita para que llegue a mis oídos su descontento. Así, cuando le recrimino su proceder, dice que no me ha dicho nada, que estoy paranoica y que más valdría que, ya que tengo una tripa como una plaza de toros. - "Que fuera por el embarazo de mis bisnieto, pardala"

Pues hoy es San Sebastian, patrón de Palma y es fiesta. Las plazas todavía huelen a carne y embutidos asados. La música de los conciertos callejeros resuena en las viejas paredes del centro de la Ciudad. Y los vecinos que queríamos irnos a dormir temprano, hemos amanecido con ojeras hasta los pies.

A las cinco de la madrugada, ¡Las cinco!, han venido los abuelitos a casa acompañados de amigos de El Funeral. Se habían recorrido todas las plazas y calles donde había movida y llegaban roncos de tanto gritar, reír, cantar, beber, comer y pasar frío, aunque no parecían notarlo porque el chinchón y las mezclas que hicieron con él, mantenían sus viejos cuerpos repletos de calorías.

- "¡Conchi, pon nuestro himno, a ver si espabila este muermo que tengo por nieta!" - Y Paquito Chocolatero sonó a todo meter. Y, hala, todos a bailar. Al poco rato, todos los vecinos de la finca estaban en el rellano aporreando mi puerta.

Abrió la abuela y los invitó a pasar y unirse a la fiesta. - "¡Vamos, que no se diga que no festejamos al santo más sexi del santoral! ¡Eso es cuerpo y no el de Infantería!" - Poco después ya nadie pensaba en dormir... menos yo. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla también traía invitados que se sumaron al jaleo sin necesidad de que se les dijera nada.

Me senté en la cocina, con la cabeza jivarizada sobre el frutero. - ¿Te das cuenta, Pepe, cómo son los ancianos de hoy en día? ¡No paran! Fíjate lo que te has perdido, además de la cabeza. En ese momento entró la abuela, con Pascualita entronizada en el broche de la abuela y se la veía feliz, haciendo, contínuamente, la señal de OK - "Sal fuera, nena,... ¡hip!...que tenemos en el comedor al cuer... cuerpo de bomberos casi al completo. Elije de una vez ... ¡hip!... al padre de mi bisnieto. ¡Rapidito, ¡hip!... que se te está... ¡hip!... pasando el arroz.

viernes, 18 de enero de 2019

Extraña visita.

Se ha metido un cerdo en casa. No sé de dónde ha salido. Estaba en la puerta de la finca y en cuanto entré yo, él me siguió escaleras arriba. Y al abrí la puerta de casa me dio un empujón y se coló.

Abrí de par en par esperando que cogiera el portante y se fuera por donde había venido pero se subió al sofá de la salita y no hay quien lo mueva de allí.

Llamé a los bomberos y me dijeron: - ¡Haga sobrasadas y luego nos invita, que tenemos mucho trabajo apagando contenedores, señora y no estamos para pitorreos.! - ¡Oiga, que no...! - Colgaron.

Pedí ayuda a los municipales. - Le mandamos a Bedulio (de fondo se escuchaban risas) - ¿Qué pasa? - ¡¡¡No quiero iiiiiir!!! - ¿Bedulio?

Poco después llegó el Municipal, con cara de amargado. - ¿Qué es lo que pasa? - Pasa a la salita. El problema está allí. - ¡Ni lo sueñes! De la puerta no me muevo. - ¡Hay un cerdo en mi sofá! - Poniendo los ojos en blanco, murmuró: - Lo que hay que oír. - De pronto, unos gruñidos procedentes de la salita me dieron la razón. - ¿Lo oyes? Gruñe. - ¿Por qué? - Está viendo el programa de la Esteban... tal vez le gusta. - ¡Ves como no eres normal! ( dio media vuelta para irse) - ¿A dónde vas? - A buscar al pirómano y a denunciarte por martirizar al pobre animal con esos programas. - ¡Llévate al cerdo! - No se lo llevó.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué hacía aquí Bedulio? - Tenía que llevarse al cerdo pero no ha querido. - ¿Se te ha colado un guarro? - Un guarro, un marrano, un cerdo, un cochino... - Vale, vale. Un tío sucio ¿no? - No, un animal. - Pues eso...

Gruñó de nuevo aunque de distinta manera. Corrí a la salita y vi, espantada, como el gorrino acababa con la botella de chinchón que había tirado sobre el sofá. - ¡La madre que lo parió! (gritó la Cotilla) ¡Déjanos un poco!

Llamaron a la puerta y pensé, aliviada, que Bedulio había vuelto pero en lugar del Municipal, en el rellano de la escalera había un humilde fraile. - Me han dicho que está aquí mi hermano. - Pues..., no señor. Le han informado mal. - Un potente gruñido y un trotecillo alegre anunciaron la llegada del cerdo. - ¡Hola, hermano cerdo!... ¿Ya has vuelto a beber? No te lo voy a tener en cuenta porque es mi fiesta. - Mientras bajaban la escalera, pregunté: - ¿Cómo se llama, señor Fraile? - Antonio, para servirle. - La Cotilla, nerviosa, preguntó a su vez. - ¿Te llaman Antón? - Veo que me conoces. - Y desapareció en la noche.

jueves, 17 de enero de 2019

El día del Patrón de los animales.

La abuela me ha llamado en cuanto ha llegado a su casa desde El Funeral. Serían las cuatro de la  madrugada. - "¡Nenaaaaaaaaaaaaaaaa!" - ¿Ehin...? zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz? - "Escucha una cosita antes de que te duermas... ¿me oyes?" - ¿Hummm...? zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz - "Cuando te levantes pones bien guapa a Pascualita y la llevaremos a que la bendigan... ¿OK?" - Huuumm zzzzzzzzzzz.

A las ocho de la  mañana llegó Geooorge cargado de ensaimadas. - ¡Vaya, inglés, que amable eres! - Ser para jefes míos. Madame decir que you poner guapa a ... Tú ya saber... Ella venir después... ¿Quién ser quién tú saber?

Lo eché con cajas destempladas. ¡Ni una ensaimada me dio el jodío!

Después hablé con la abuela. - ¿A quién tengo que poner guapa? - "¿A quién va a ser? ¡A Pascualita!" - No puedo. Es más fea que Picio... ¿Para qué? - "Para que la bendigan. Hoy es el día de su Patrón." - ¿Las sirenas tienen Patrón? - "San Antonio abad" - ¿Ese? tiene pinta de no saber nadar jejejejejeje. - "¡¡¡QUIERO VER A PASCUALITA HECHA UN PINCEL CUANDO YO LLEGUE!!!" - Y colgó.

Intenté pintarle los labios de pez pero se comió la barra. Quise ponerle rimel pero no encontré ni párpados ni pestañas. Los pelo-alga se resistieron a ser peinados. Al final conseguí ponerle un pañuelo en la cabeza, echado hacia adelante para que se le viera la cara lo menos posible.

La abuela metió a Pascualita en el termo de los chinos, lo colgó de su cuello y salimos camino de ses beneïdas. Le di bastante la lata: que si la van a descubrir, Que si vámonos a casa. Que si vamos a tener una desgracia... Pero la abuela siguió adelante como si nada.

Nos pusimos a la cola rodeadas de toda clase de animales, engalanados para la ocasión. La abuela iba ideal de la muerte: casquete verde loro con redecilla del mismo color delante de los ojos. Sus eternas botas de pirata, de charol rojo y tacón altísimo; medias y minifalda a cuadros escoceses. Del casquete sobresalía una larga pluma que amenazaba con dejarlos tuertos a los que estaban detrás.

Al llegar frente al cura la abuela se inclinó un poco hacia él  y su escote quedó al descubierto. El cura se azoró y balbuceando, preguntó dónde estaba el animal. - "¡Aquí! (dijo señalando el termo pero el cura miraba otra cosa) - ¿Y qué... es? - "Una sirena" (¡talmente lo dijo y añadió una espectacular sonrisa!)  - El hombre ya había perdido los papeles y mojando bien la escobilla, bendijo a la abuela y a Pascualita, con una buena ducha de agua bendita.

- ¡Venga, señora, que es para hoy! - gritaban los de atrás. Aparté a la abuela a duras penas porque quería salir en todos los periódicos y la televisión local. Además, se iban acercando niños preguntando por el "animal" que no habían visto.

Antes de llegar a casa, el careto de Pascualita asomó por la boca del termo de los chinos y me asusté. ¡Se estaba muriendo! - ¡Corre, abuela, corre!

Horas después, ya tranquilamente sentadas en la salita, hablamos sobre lo sucedido. - Se le llenó la boca de agua bendita ¡agua dulce! Y ella es un ser de agua salada. Afortunadamente, la salvamos. - "Brindemos por ello: "¡Por Pasc... !" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Otra vez brindando por Pascual? Lo tuyo es puro vicio (dijo la Cotilla a la abuela) - ¡Vergüenza debería darte! Pónme una copa, nena, que yo también brindaré por éste ladrón de esposas.






miércoles, 16 de enero de 2019

San Antonio.

He visto a Bedulio pasar debajo del balcón de mi casa haciendo, con los dedos, el signo de ¡Lagarto, lagarto!. El pobre  no levanta cabeza. De pronto, un ser fantástico surgió a su espalda. Enorme como un titán, con unos cuernos retorcidos y astifinos. El cuerpo rojo y tiznado de negro por rozarse con las grandes ollas del Infierno donde se cuecen, a fuego lento, las almas pecadoras.

Se me puso la carne de gallina y corrí en busca de Pascualita por si yo necesitaba protección ante tan aterradora aparición. Pensé que tendría que avisar al Municipal y corrí, de nuevo, al balcón pero no hizo falta avisarle porque el Demonio danzaba ya, al rededor del pobre Bedulio, haciendo sonar un enorme cencerro.

Con el terror pintado en la cara, Bedulio, que no daba crédito a lo que veía, quedó petrificado. Apenas respiraba. Los ojos bailaban en sus órbitas. Sudaba a mares. Entonces abrió la boca y no pudo gritar. Quiso hablar y tampoco le salió la voz... A Pascualita le hizo mucha gracia y no paró de hacer la señal de OK y aplaudir con sus manitas palmeadas.

Entonces Bedulio echó a correr como un galgo y a punto estuvo de salirse de la isla y caer al mar.

- Algo no va bien. (Le dije a Pascualita)

De repente mi casa se vio rodeada de demonios de todo color y todo pelajes. El concierto de cencerros fue apoteósico. Y a mi me dieron unas ganas terribles de bajar a la calle y unirme a las fiestas de la Víspera de San Antonio. Se lo propuse a Pascualita y le pareció bien.

Le hice una careta con dos agujeros para la nariz y uno para la boca, a Pascualita, con un trocito de un folio, después me puse mi disfraz de demonio y salimos a la calle dispuestas a ponernos el mundo por montera.

En la calle la gente gritaba: ¡Viva San Antonio! y se arrimaban a los foguerons a torrar longanizas, botifarrones, panceta y, bebímos  y bailamos al compás de la jota.  Pascualita y yo nos perdimos entre los que, como nosotros, festejaban al Santo, amigo de los animales.

martes, 15 de enero de 2019

La Cotilla y sus negocios.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Me da la impresión que este año, 2019, será el de mi lanzamiento como lince de los negocios. Ya no haré puro trapicheo sino negocios de envergadura. De país a país, de continente a continente... - De la Tierra a la Luna (dije yo de cachondeíto) - Quién sabe... (y la Cotilla, soñadora, puso los ojos en blanco y suspiró)

- ¿Le han hecho alguna propuesta? - Pues sí. Un pedido insólito y difícil de cumplir viviendo en una isla mediterránea en la que no abundan los elefantes. - ¿Eso le han pedido? ¡¿Un elefante?! - ¿Grande, mediano, pequeño, de colores, con la trompa levantada, o agachada, africano, asiático, de porcelana, de cristal, etc. etc. etc. Vaya, acabo de darme cuenta de que hay tantas clases de elefantes como de cucarachas. - Ay, nena, que poca gracia tienes buscando comparaciones.

La abuela llegó en su rolls royce, seguida del mayordomo con peor cara de la Unión Europea. - ¿Qué te pasa, Geoooorge? ¿Estás malito? - Mi doler cabeza... no saber que ser yo ¿inglés o europeo? Con incertidumbre no poder apostar y a mi gustar apuestas. - Pues, juégatela. - Mi no gustar perder. - Tomate un té con chinchón y vas que chutas.

Mientras yo hablaba con el inglés, la Cotilla ponía a la abuela al cabo de la calle sobre sus negocios futuros. - "¿Quiéren un elefante? Para un circo no será..." - No. Para que esté en un jardín. - "¡Pobres plantas! No dejará ni una" - Le puedo suministrar las que quiera. Plantas sobran. - "¿De dónde las sacarás?" - Suelo encontrar furgonetas aparcadas y abandonadas, con las puertas abiertas y llenas de plantas. - ¿Y? - Ya conoces mi lema, me las llevo antes de que se las lleve otra. Estas coincidencias me ayuda a llegar a fin de mes. 

- Estoy segura de que usted es la jubilada más rica de España. Debe tener los dos riñones bien forrados. Porque a la hora de gastar se estira menos que un portero de futbolín. - ¡Egoísta! - ¡Encima!.

Por la tarde llamó para decirnos que ya tenía un hermoso elefante africano, adulto. - ¡Prepara el chinchón, nena y brindaremos por ello! - Se lo comenté a la abuela y, de camino para El Funeral, los abuelitos se pararon en casa para felicitar a la Cotilla. La Abuela llevaba más plumas y lentejuelas, de lo habitual. - "Vamos a colgar el retrato de Venancio Venado, en la Pared de los Finados. Y como él iba siempre espectacular, lleno de brillos, plumas teñidas de colorines y camisas de seda, p.r.e.c.i.o.s.a.s., he querido rendirle homenaje" - Y, como el que no quiere la cosa, dejó caer una de sus plumas en el acuario, al lado de Pascualita que, escondida tras las algas, no nos quitaba ojo.

Solo, Pascualita, Pepe y yo, miramos al elefante que está en el comedor. Comento con ellos los pros y los contras de que sea una gran roca que, sin tallar, tiene forma de elefante africano que nos mira de frente. No se comerá las plantas del jardín, no dejará enormes montones de abono oloroso sobre los rosales, no se beberá el agua de la piscina... pero no se escuchará su voz trompetera.



lunes, 14 de enero de 2019

La venganza de los gorriones.

Todo el mundo me pregunta si he ido al Caribe a pasar las Navidades. Naturalmente, digo que sí. Y todo se debe a mi piel morena, mi pelo extraño y las largas pestañas postizas que llevo... desde que el Drac de na Coca me chamuscó, con cariño, eso sí, con su cálido aliento.

Para mí que el dichoso dragón es muy aficionado a las guindillas y el ardor de estómago le sale en forma de llamarada.

En vísperas de San Sebastian debe estar muy ocupado asistiendo a festejos y me ha dejado tranquila. Los pájaros han vuelto al árbol de la calle pero no lo han hecho felices y contentos, sino cabreadísimos conmigo, como si las llamaradas fueran cosa mía. Me han declarado la guerra y me bombardean con sus excrementos. Al balcón no puedo salir sin paraguas.

Los vecinos se han quejado porque dicen que les afea la fachada. ¡¿Y qué culpa tengo yo?! Me he quejado al Ayuntamiento pero, como estamos en víspera de fiestas, me han dado largas para dentro de unas semanas. Para entonces el balcón estará hasta arriba de inmundicias.

La abuela no para de criticarme: - "¿Quién te manda hacerte amiga del Drac? ¡A un buen bombero te tienes que arrimar y no a un bicho prehistórico!"  "No puedes tener esta porquería en casa" "Busca una manera de congraciarte con los pajaritos"

Intenté ésto último. Saqué las últimas magdalenas que me quedaban en la despensa de las que trajo la Cotilla del contenedor del súper, antes de las Navidades. Poco a poco, los gorriones se fueron acercando y picotearon aquí y allá. A través del visillo les vi salir volando hacia sus nidos. ¡Ni una miga consiguieron arrancar de aquellas magdalenas acorazadas. Duras como el granito!

Los pajarillos tomaron esto como una nueva ofensa y redoblaron sus bombardeos fecales.

Las denuncias se sucedían, una tras otra y fue Bedulio el encargado de hacérmelas llegar y obligarme a cumplir la ley. - ¿Pasas? - le pregunté cuando vino a casa. - ¡Ni loco! Estás endemoniada. Tú y tu primer abuelito. - Aquello me sublevó. - No hables tan fuerte porque ronda por aquí. - ¿Seguro...? - Todo el valor que se le suponía, acababa de esfumarse. - Venga, hombre, ánimate. - No puedo con los... fantasmas. Es algo... que me ... supera... - Le ofrecía una copita de chinchón. - No... debería... - Entonces le tendí la botella. Y no dijo que no.


domingo, 13 de enero de 2019

El Drac de na Coca.

He encontrado un método para tener la casa calentita sin gastar un euro. Me he hecho amiga del Drac de na Coca. Es mano de santo. Y sirve para bastantes cosas, por ejemplo para asar sobrassada, botifarrones, panceta... Aunque tiene una pega, no sabe controlar su poder.

Lo vi ayer por la mañana cuando fui a escuchar el Pregón de las fiestas de San Sebastian. Cuando lo sacaron a pasear no hacía muy buena cara. Me dio la impresión de que lo habían despertado antes de hora y no estaba para guasas. Y me dio pena.

Cuando se acercó a mi tuve ocasión de preguntarle qué le pasaba y el pobre se explayó: - Me han sacado de la cama a horas intempestivas ¡Solo son las doce del mediodía! Le comenté que muy temprano no me parecía. - Todos dicen lo mismo pero ¿alguien se ha parado a pensar lo esclava que es mi vida? No respetan mis horas de de descanso. Trabajo sábados, domingos y festivos. No estoy afiliado a la Seguridad Social y eso que mi trabajo tiene sus riesgos. Me dan de comer, eso sí, tengo que estar contento, quiera o no. No saben el dolor de cabeza que me da tener a los de la batucada tocado tambores y cencerros a mi lado... Esto es un no parar... y ya no estoy para éstos trotes.

Me pareció que una lágrima resbaló por su fea cara. De repente, la batucada reanudó su concierto y el Drac siguió su camino intentando aterrorizar a niños que ni siquiera se asustaban. Giró la cabeza, me miró de nuevo y desapareció entre la muchedumbre que lo rodeaba.

Por la tarde, en casa, me pareció escuchar un ruido en el balcón. Me asomé y allí estaba el Drac, subido en la copa del árbol de la calle que crujía bajo su peso. Venía a agradecerme el haberle escuchado. - Abre el balcón de par en par y calentaré tu casa (me dijo). - Lo hice y de su enorme boca salió una llamarada que me chamuscó las pestañas, las plantas y parte del mobiliario del comedor.

Pascualita, asustada, se refugió en el barco hundido. Los pájaros del árbol huyeron despavoridos. La sirena de los bomberos no se hizo de rogar... Aquellas maravillas de hombres que solo había visto en sus calendarios ¡eran de verdad! Por eso, cuando el Drac me preguntó si podía venir a visitarme cuando no estuviera trabajando, para calentarme la casa, le dije que sí... Quién sabe, tal vez entre los bomberos está el futuro padre del bisnieto de mi abuela...

sábado, 12 de enero de 2019

Pobre Bedulio.

Alguien ha descubierto que Andresito está en mi casa y ahora la calle está llena de paparazzis intentando hacerle la foto del Año.

El pobre no levanta cabeza. Además, ha llamado su madre, la Momia, para preguntarle si es cierto lo  que se dice por ahí de él. - Concreta un poco, mamá... - Hablan de tu poderosa entrepierna... ¿poderosa? No sé por qué lo dicen porque la tuya ha sido siempre bastante discretita.

El pobre se ha venido abajo. Le oí murmurar entre lágrimas: para una cosa de la que puedo presumir, va mi madre y se la carga... ¡snif, snif!..

Incluso, en el programa de la Esteban se habló de él. Y lo que es peor, se hicieron chistes a su costa. Sus ojos eran manantiales que no cesaban de manar hacia el suelo y dejarme el piso hecho un asco. - ¡¡¡Paraaaaaaaaaaaaa!!! (le grité) Toma la fregona y ¡úsala cuando veas que hay peligro de inundación!

Llamaron a la puerta ¡era Bedulio! No me lo podía creer  - ¿Ya estás bueno? - No. Me he incorpodado al trabajo porque falta personal y los incendiarios de contenedores, campan por sus respetos. Pensé que me llamaban para dar con él, apresarlo y encerrarlo pero, no. Han preferido darme trato de favor y me mandan a tu casa ¡¿Trato de favor?! Sé que voy a morir cumpliendo con mi deber y me darán una medalla póstuma. - Anda, no digas más tonterías y pasa... ¡Abuelitoooooo, está aquí Beduliooooo!

El pobre Municipal cayó redondo al suelo. Se había desmayado pensando que iba a ver el ánima de mi primer abuelito. Tuve que reanimarlo a base de copitas de chinchón. Cuando se repuso me preguntó por Andresito - ¿Sabes dónde está? - Aquí, en casa. - ¿Lo has raptado, verdad? - ¡¿Por quién me tomas?! (me enfadé)

A empujones lo llevé hasta la salita donde mi abuelito lloraba sus penas. Los ojos de Bedulio se abrieron como platos al ver la "monstruosidad" que llevaba entre las piernas y se desmayó de nuevo. - Una doble ronda de chinchón lo puso en pie mientras balbuceaba: ¡quiero irme, quiero irmeeeeeeee! - Te levanto y luego te vas.

A duras penas le llevamos, lentamente, hasta el baño... Cuando pasábamos, en plan procesión, por delante del acuario, Pascualita nos miraba a través del cristal. De repente vi como hacía el signo de OK con sus deditos palmeados y tuve un mal presentimiento. Corrí a refugiarme en la cocina mientras Bedulio recibía un chorrito de agua envenenada en la oreja izquierda... Ahora la tiene como la de un gran elefante africano y le arrastra por el suelo.

No puedo parar de reír. Yo le digo que es de la alegría que tengo al verlo bien pero me parece que no se traga esta trola... jajajajajajajajaja¡


viernes, 11 de enero de 2019

El nuevo negocio de la Cotilla.

No hay quién aguante al abuelito. Se ha enfadado conmigo porque quiere que le lleve al médico. - ¡Esto que tengo no es normal! - ¡No puedo llevarte porque me da la risa cuando te miro! - ¡Las chicas buenas no miran la entrepierna de un señor mayor como yo!. -  No lo hago aposta jajajajajajajaja Es que se me van los ojos allí. - ¡Dile a tu abuela que venga!

La estuve llamando toda la mañana pero, o bien el teléfono comunicaba, o según Geoooorge: Madame estar en peluquería, o estar en piscina, o bailando claqué ¡Yo que sé! No pude hablar con ella. Estoy segura que estaba en su casa, tan ricamente, mientras se lo pasaba bomba a medida que su mayordomo me decía una tontería tras otra.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡MADREDELAMORHERMOSOOOOOOOOO!!! ¿Esto que es lo que és, Andresito? - ¡Una desgracia! - ¡Que va! ¡Es una mina! Espera que te saco fotos. - ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - Cotilla, el abuelito no q... - Calla, boba de Coria. Si no pones pegas te daré parte de las ganancias que saque con éste nuevo negocio.

Mientras la Cotilla sacaba fotos a placer, porque el pobre Andresito parecía un escarabajo patas arriba y no tenía mucho movimiento, yo llamaba a los teléfonos que ella me dio. Eran de revistas eróticas. - ¡¡¡QUE NO. ME OPONGO A TODO. A TODOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - Pero la Cotilla seguía fotografiando desde todos los ángulos habidos y por haber.

Acabada la sesión, la vecina se fue a tratar con los que habían aceptado publicar esas fotos. Andresito quedó llorando a moco tendido. - ¡Que vergüenza! Una persona de mi estirpe saliendo en revistas verdes... ¡buaaaaaaaaaa!... - No te preocupes, abuelito, que tu cara no interesa a nadie. Además, no se te verá. Solo el volúmen descomunal.

Le dejé llorando mientras, en la cocina, Pascualia y yo, desayunamos. Aproveché para contarles lo que sucedía a la sirena, que más o menos ya tenía una idea porque el mordisco lo dio ella, y a Pepe que, como siempre, no se espantó de nada. Ni siquiera parpadeó.

Unas horas después, volvió la Cotilla. - El negocio ha salido redondo.

De repente su móvil sonó, sonó y sonó y no paró en toda la tarde. - ¡Hay un montón de gente que se interesa por ti, Andresito! Te quieren entrevistar hasta los de la tele. - ¡¡¡Solo faltaría esto!!!  (se lamentaba el pobre) - Este otro quiere contratarte para un espectáculo erótico-festivo... ¿Le digo que sí? - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!! - Que poco sentido del negocio tienes, coñe.

Cuando llegó la abuela nos encontró brindando con chinchón por el éxito del abuelito. - "¿Cuánto me
 toca a mi por ser su mujer?" - Mientras las dos amigas se enzarzaron en una discusión y Andresito seguía llornado, yo tiré un buen chorreón de chinchón al acuario donde estaba la artífice de nuestro nuevo negocio.



jueves, 10 de enero de 2019

La alegría de Andresito le pierde.

No me quedó más remedio que llama a la abuela. - ¡Ven cagando leches que a Andresito le ha dado un telele! - "¿Qué le has hecho?" - ¡Nada! - "Piensa que es un refugiado político y si no lo tratas bien te la vas a cargar" - ¡Guárdalo tú que eres su mujer! - "Eso es otra cosa"

¡Ahora la culpa será mía!. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Anda, pero si está aquí Andresito... ¿Qué le pasa? - ¡Yo qué sé! - Balbucea algo... ¿Qué dice? - Parece que dice Elo. - Pues sí... Debe ser un idioma extranjero porque como es rico habrá estudiado... Me suena a cosaco. - ¿Qué sabrá usted? - ¡Oye, guapa, que he visto varias veces la película de Miguel Strogoff, el correo del Zar y algo se me pegó.

Una pitada de cláxon potente y contínua, llegó desde la calle, y la que poco después se sumó el concierto de pitos de los chóferes cabreados por el mal aparcamiento del rolls royce de los abuelitos. - ¡Ya está aquí la abuela!

Entró seguida de Geoooorge. Se acercó a su marido que seguía con su letanía. - "¿Qué dice?" - ¡Tu sabrás que lo conoces más! - La Cotilla insistió en su teoría: - Habla cosaco. - "O swagili" - O esquimal. - O estar poseído por demonio (dijo el mayordomo mientras se tomaba una taza de te que se acababa de preparar)

- "¿Cómo ha sido la cosa?" - El quería escuchar las noticias de Andalucía... - "¡Será...!" - pero no le he dejado. Después ha querido brindar con champañ y tampoco lo he dejado. Así hemos estado un rato en el tira y afloja hasta que, nervioso perdido, se ha fumado un porro. - "¿Andresito?" - Pues sí y ha empezado a gritar: ¡Vuelve el abuElo y os dará para el pElo! y saltaba como un poseso. No me ha quedado más remedio que dejarlo KO a base de chinchón. Mientras bebía no hablaba.

- "¡¡¡Eso es lo que grita el muy jodío!!!" - Y sin pensarlo dos veces, la abuela fue en busca de Pascualita que estaba atenta al escándalo y se la tiró al abuelito mientras la Cotilla estaba en el baño y Geoooorge en la cocina.

Ahora hay silencio en casa: la abuela y el inglés han vuelto a la Torre del Paseo Marítimo y la Cotilla a sus trapicheos. Sentada en la salita contemplo al abuelito que duerme un sueño, profundo y etílico. Me pregunto qué dirá mañana cuando despierte y vea que no puede cruzar las piernas porque tiene toda la zona blanda de la entrepierna tan hinchada como un globo terráqueo de los caros. ¡La abuela sabía dónde tiraba a la sirena, la muy jodía, para no tener que llevárselo con ella!

miércoles, 9 de enero de 2019

Un mal día.

- "¡Nenaaaaaaaaaa! te mando al abuelito a pedirte asilo político-familiar aunque, si lo tiras directamente a la calle, no me enfadaré más de lo que estoy" - Huy, debe de haber pasado algo muy gordo, abuela. - "¡Y tanto! Cuando se ha enterado que su partido va a gobernar Andalucía gracias al voto de los ultra derecha, se ha tomado una botella de cava, al que él ahora llama champañ en plan pijo. Poco después las burbujas le salían por todos los orificios de su cuerpo gracias al pescozón que le he atizado".

- "Su cabeza ha rebotado siete veces contra una de las columnas de la casa. ¡Y seguía riéndose! así que le he dicho que se fuera con viento fresco, caminito de tu casa" - ¿Y qué culpa tengo yo? - "Es para que no pase la noche al raso porque dicen que va a caer la del pulpo" - Soplará la Tramuntana ¿Te imaginas que se lo lleva volando como a la Dorita del Mago de Oz? jajajajajaja - "No caerá esa breva... aunque no estaría mal".

Andresito llegó, compungido y lloroso. - ¡Buena la has hecho, abuelito! - Lo único que he hecho ha sido celebrar nuestro triunfo y ahora tengo un dolor de cabeza que no se puede aguantar. - ¿A santo de qué? - Ni idea. Diría que tengo una conmoción cerebral. - Mucho dices tú.

Me miró, perplejo. Nunca le había hablado así. - ¿Has hablado con tu abuela?... Y aún así ¿me acoges? - Estás con un pie en la calle, abuelito. - Pero... - Otro gallo te cantaría si hubieras renegado del socio que os habéis buscado. - Es que si no, no gobernaríamos allí... - Alguien dijo: Más vale honra sin barcos que barcos sin honra. - Aaayyy, no estoy para trabalenguas a éstas horas, nena...

Pascualita ha intuído la tensión entre nosotros y no ha perdido oportunidad de tirarle chorritos de agua envenenada al abuelito mientras cenábamos en el comedor. Solo le llegaban las sapicaduras. - Hay goteras, nena. - Sí, abuelito. Y un montón de pisos sobre éste. - ¿Ah, sí? ... ¿Brindamos con chinchón? - ¿Por qué? - Por ver si se me quita el dolor, que más que de cabeza, es de frente. - ¿A que duermes en la calle?
 
 

martes, 8 de enero de 2019

El unicornio.

Juro que no había probado ni una gota de chinchón cuando salí a la calle ésta mañana y me encontré con el Unicornio.

Iba a comprar el periódico porque me había levantado con ganas de gastar dinero. Son días peligrosos éstos porque puedo llevarme a casa cosas que no necesito para nada y me quedo con la cartera vacía. Así que, para calmar el ansia, nada mejor que planear las compras e ir descartando de antemano lo que no es necesario.

Pero como lo que no es necesario es lo que me gusta, vuelvo a la casilla de salida y me digo: - ¿Voy a ser más pobre por comprarme un capricho? ... Es en esos momentos cuando veo como, sobre mi cabeza, el demonio y el ángel pelean para llevarme a su terreno. Y puedo decir que, en la mayoría de los casos, gana el demonio.

De todas maneras, como estamos escalando la cuesta de Enero, llevaba poco dinero. Y he empezado a gastarlo en el periódico matinal. Es algo a lo que le saco provecho. Lo amortizo, vaya.

Primero lo leo, hago los crucigramas, veo el tiempo, las esquelas, las efemérides. Lo releo y acabo cabreada a cuenta de los políticos de turno. Ahí es cuando me tomo mi primer chinchón.

Unas hojas sirven para forrar el fondo del cubo de la basura, otras para no pisar el suelo recién fregado, con otras me lío el bocadillo de la mañana. Las que quedan las empleo para limpiar cristales y, si aún sobra alguna, forro los cajones de la cocina. Y todo esto por 1,30 euros.

Iba tan contenta pensando en qué me gastaría los siguientes diez euros que me quedaban cuando apareció el Unicornio y me encapriché de él al instante. - ¡Lo quiero, lo quiero! - grité mientras corría tras él. ¡Que antojo, por Dios! aunque también había algo más. Si lograba alcanzarlo tendría en mi poder dos de los seres más extraordinarios de la Creación que se creían extinguidos hace milenios: la Sirena y el Unicornio.

¡Me voy a forrar! (pensé, entusiasmada) - Y casi al instante me di cuenta de que no se los podría enseñar NUNCA a nadie. Y mi entusiasmo decreció.

- ¡Bueno, qué! ¿lo compra o no? - me dijo la mujer que vendía los globos de helio mientras me tendía la mano que sujetaba la cuerda a la que estaba atado el unicornio. - ¡Que no tengo todo el día, coñe! - Miré a ambos lados de la calle. No había nadie e hice el trueque: un unicornio por seis euros.

Se lo enseñé a Pascualita, explicándole que se trataba de alguien tan valioso como ella. No debí hacerlo porque la media sardina es un saco de envidia. De pronto saltó sobre el unicornio, con la boca abierta y clavó sus dientes de tiburón en el brillante cuello rosa de uno de los más bellos animales que han ¿existido?

La explosión fue tan fuerte que la sirena cayó de espaldas, entre asombrada porque la comida había desaparecido y dolorida por la costalada que se dio contra el suelo.

lunes, 7 de enero de 2019

Mieditis aguda.

No me puedo creer que hayan terminado las fiestas navideñas y volvamos a la rutina diaria. Ay, me siento aliviada al dejar de oír que si los peces se bañan en el río, cosa muy natural en ellos. O que a San José le han robado los calzones, que lo han repetido tanto que he llegado a creérmelo y puse una denuncia en su nombre en el cuartel de los municipales.

Dos han sido las señales de que la Navidad ya es agua pasada: La primera es el silencio del altavoz que no ha dejado de soltar villancico tras villancico, a toda potencia, para "alegría" de los vecinos de seis barrios a la redonda, desde que la abuela lo mandó poner. Y la segunda, que han empezado a volver los pájaros y sus trinos, al árbol de la calle.

Pascualita, subida al borde del acuario, no los pierde de vista y los escucha atentamente.  También lo hace Pepe aunque, con lo callado y poco expresivo que es, no sé si le gusta o no. Me gustaría ayudar a la cabeza jivarizada a ser más sociable. Quizás si le pidiera opinión a un arqueólogo, me daría una solución. Claro que primero tengo que encontrar al arqueólogo en cuestión y no conozco ninguno.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, ¿no me ves cambiada? ¿a que tengo el rostro reluciente de bondad? - Pues... así, a simple vista la noto como siempre. Claro que yo la miro poco porque para lo que hay que ver... - ¡Grosera! Acabo de hacer una buena obra. He devuelto los zapatos que me han sobrado, a la tienda donde los encontré. - ¿También ha devuelto el dinero que ha ganado con ellos? - No me cambies de conversación. - ¿Y qué le han dicho? - Nada porque los he dejado en la puerta de la tienda... aún no habían abierto. - Eso se llama mieditis aguda, Cotilla. Por cierto nuestra amiga Conchi ha quedado muy contenta de los zapatos que le vendió para que le trajeran regalos a sus nietos. Supongo que le haría un buen precio... - ¿A qué llamas buen precio, boba de Coria? ¡Recuerda que tengo que llegar a fin de mes!

- ¡No me diga que le ha cobrado de más! - De más , no. He cobrado el par entero. - ¡Vaya cara! - ¡Ojalá Conchi la secuestre y le ponga, durante veinticuatro horas seguidas y a toda pastilla, Paquito chocolatero.! No se merece menos, ¡egoísta!

domingo, 6 de enero de 2019

La Cotilla se pasa siete pueblos.

Tengo la casa llena de zapatos desparejados y los he colocado por todos los rincones, así los Reyes Magos no tendrán excusa si luego no me traen nada.

De madrugada he escuchado ruiditos que me han desvelado. Entonces me he puesto muy nerviosa y he cerrado los ojos con fuerza, disimulando un sueño que no tenía pero no era cuestión de que sus Majestades se diesen cuenta de que estaba desvelada y se fueran enfadados sin dejarme nada por no cumplir las normas que exigen que, cuando llegan ellos, hay que estar bien dormido.

 En cuanto ha empezado a despuntar el día, el saltado de la cama en busca de mis regalos... pero no he encontrado nada. Solo zapatos solitarios, frustrado por la larga e infructuosa espera. Me acerqué al acuario de la sirena, arrastrando la moral por los suelos y quedé si habla al ver, en el aparador, un pequeño paquete con un nombre escrito: Pascualita.

En aquel momento, la intuición me dijo que Pepe no iba a ser menos. Y, efectivamente, junto a la cabeza jibarizada había un paquetito con un nombre: Pepe. - ¡Maldita sea! ¿Por qué ellos sí y yo no? ¿Por qué? ¡¡¡¿POR QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉE?!!!

Mi grito desgarrador retumbo de pared en pared, salió hacia el rellano de la escalera, la subió y acabó en el terrado de la finca esparciendo sonidos desesperados por toda la ciudad.

Cinco minutos después me llamó la abuela. - "Nena ¿eres tú la que has gritado?" - ¡Sí! Los Reyes no me han dejado nada. Pero sí a Pepe y Pascualita... ¡buaaaaaaaaaaaaa! - "Me extraña porque les escribí una carta pidiendo, también, cosas para ti... ? ¿Has mirado bien por todo? - ¡Siiiiiiiiiii! Es que me he despertado cuando ellos trasteaban en casa ¡buaaaaaaaaaaaaaaaaa!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿a qué vienen esos llantos, boba de Coria? - Expliqué de nuevo el episodio y la vecina se echó a reir con risa fresca y cascabelera. - ¡Tus regalos los he vendido! Ya se han acabado las fiestas y el paripé. Y yo tengo que conseguir llegar al final de la cuesta de enero y con mi pensión... - ¡¡¡¿Que me ha robado A MIIIIIIII?!!!

Sería por la expresión de mi cara. Por las llamaradas que salían de mis ojos. Por la mala uva que se me estaba poniendo... El caso es que la Cotilla trastabilló y a punto estuvo de dar con sus huesos contra el suelo. Sin ningún miramiento cogí a la sirena y la dejé caer dentro del jersey de la vecina que gritó al notar la frialdad del cuerpecillo. Entonces Pascualita, temiendo caerse, se agarró con dientes y uñas, a la espalda de la Cotilla ¡Y entonces fue cuando gritó a gusto!



sábado, 5 de enero de 2019

La Cotilla trabaja a destajo.

La Cotilla ha vendido casi todos los zapatos. Se está forrando la tía. ¡Y no fui capaz de ofrecerle ser su socia! Que mal fario tengo con los negocios.

En el periódico salió la noticia del robo de un montón de zapatos del mismo pie, en el tiempo que tardó la dueña del establecimiento en ir un  momento al baño y volver... Claro que también dice que la policía encontró una revista Hola en el cuarto de baño. Se comentó, por parte de la autoridad, que la lectura en ese lugar, ha causado tantos estragos que las casas de seguros han informado que, a la familia que practique éste vicio, no le harán un seguro de hogar.

Al ladrón le han puesto el título de El más inútil de Palma. Y le han preparado una trampa poniendo, en el mismo lugar de la otra vez, los zapatos del pie contrario que, en el momento del robo, estaban expuestos en el mostrador de la zapatería. Pero la Cotilla no picó el anzuelo. - Ya han pasado los Reyes... ¿para qué los quiero?

También decía otra cosa el periódico: ¡Noticia de última hora! A punto ha estado de suspenderse la Cabalgata de los Reyes Magos. Los trajes y complementos de sus Majestades, desaparecieron. Lo descubrieron al ir a vestir sus galas. Buscaron por todos los rincones y nada. Finalmente, cuando el barco que los llevaba a tierra estaba a punto de atracar en el pequeño muelle de las golondrinas, alguien sugirió que vistieran vaqueros y camisas de leñador. - Será una forma de acercar las Monarquías mágicas, al pueblo llano. - ¡No tenemos esa ropa! - Pues... la que lleváis bajo los ropajes, así el acercamiento será más notorio aún. - No llevamos nada debajo porque en nuestros países el calor nos obliga a ir fresquitos.

La cabeza pensante se dio cuenta que podía ser linchado por la multitud de padres y madres de los angelitos que aguardaban la llegada Real al muelle si sus Majestades se presentaban ante los niños como sus madres les trajeron al mundoy dejó de decir tonterías. Lo que hicieron fue parar el barquito en la bocana del puerto para esperar nuevas y más productivas, ideas.

La casualidad quiso que una viejecita, profesional del trapicheo, se acercara al embarcadero con una bolsa repleta de telas de brillos y colorines, tocados suntuosos y joyamen, diciendo: ¡Mirad que bonito! Lo vendo a precio de saldo ¡Comprad rápido que me lo quitan de las manos! - En un plis plás hubo un intercambio de ropajes por euros. Y todos contentos hasta que los ayudantes reales se dieron cuenta de que acababan de comprar lo que, antes del robo, era suyo. De la viejecita risueña no se encontró ni rastro. La Cotilla tiene mucho arte camuflándose de palmera.

viernes, 4 de enero de 2019

Los zapatos.

- Geoooorge, dile a mi abuela que se ponga, plis. - Madame decir que no estar. - Déjate de cachondeíto y haz lo que te he dicho. - Madame decir no con dedo. - ¿Estás tonto? ¡Que se ponga! - Madame decir no con cabeza. - ¡La madre que te parió! - "Nena, ¿te lo digo en swajili?" - ¿Has dicho no, de verdad? - "¡Que cruz tengo contigo!" - Solo quería saber a qué hora puedo llevarte el zapato para la Noche de Reyes.

Me he pasado la mañana eligiendo el zapato en cuestión. Finalmente, he decidido que llevaré unos cuantos a la Torre del Paseo Marítimo, así tendré más opción a regalos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Vengo hecha polvo, aaaaaaayyyyyyyy, me duele la riñonadaaaaaaa...  - Pero, mujer, ¿por qué va tan cargada? - Porque soy una pobre jubilada que debo hacer malabares para llegar a fin de mes... - ¡No me llores que ahora le subirán la pensión! y me podrá invitar a comer. - También te puedo invitar ahora, a un comedor social.

Ni  siquiera le contesté porque el saco que había dejado en el suelo picaba mi curiosidad. - ¿Qué hay ahí? - Una de las cosas que más se usan en la Noche de Reyes: ¡zapatos! - ¡Ay, Dios! ¿De dónde los ha sacado? - Ya estás malpensando, boba de Coria. Pues no es lo que tu piensas porque, en lugar de hacer un mal, he hecho un bien. Estaban en el suelo de una tienda a la que nadie echaba cuentas porque, en el tiempo que estuve allí no salió nadie a preguntar qué quería.

- ¿Una zapatería? - ¡Exacto! Había un montón de cajas abiertas con un solo zapato. ¿Para qué sirve eso? Solo si te falta un pie y es el izquierdo porque todos los zapatos son del pie derecho. Así que pensé que si me los llevaba haría una buena obra y como estamos en éstas fechas en que tenemos los sentimientos a flor de piel, me he hecho caso a mi misma y aquí están. - ¿Y las cajas? - Las he dejado porque no he querido ser acaparadora. - ¿Qué hará con todo esto? - Venderlos para ponerlos en los balcones la Noche de los Reyes Magos. - ¡Que buena idea! ¡Deme tres y los llevaré a casa de la abuela! - Son cincuenta euros. - ¡¡¡¿QUEEEEEEEE?!!! -

Pascualita subió a ver qué pasaba y nos pilló discutiendo. Un chorrito tras otro de agua envenenada, nos duchó a la Cotilla y a mi. A ella le dio, de refilón, en un ojo y se le puso como un colchón. Yo había hecho cuerpo a tierra y me salvé por los pelos.


 

jueves, 3 de enero de 2019

¿Promocionando el turismo de invierno?

La noticia ha corrido como la pólvora por la ciudad. Las comisarías están llenas de gentes que acuden a poner una denuncia y ponen a parir a los municipales - ¿Por qué no han vigilado mi balcón?. ¡Ni mi ventana! - Los pobres guardias están desbordados entre el ladrón de Reyes Magos escaladores y el Pirómano "oficial" que, día sí, día no, quema contenedores donde le pille.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Ataqué a la Cotilla en cuanto entró en casa. - ¡Pirómana! - ¿Qué es eso? - ¡Incendiaria de contenedores! - ¡Me estás insultando, boba de Coria! - ¡Quien es capaz de robar Reyes Magos, también lo es de quemar contenedores! - ¿Quemarlos yo? Pero si de allí saco muchas de las cosas que vendo y de las que comemos, atontada. Yo también busco a ese desgraciado ¡y se va a enterar cuando lo encuentre!

En el telediario nacional han hablado del rapto de muñequitos trapadores. - Es algo inaudito que solo ha ocurrido en Palma. Nuestros reporteros están tratando de averiguar si es una tradición ancestral, rescatada del baúl de los recuerdos de aquella bella ciudad isleña, junto con la cremación de contenedores, noche sí y noche también. Les seguiremos informando y quién sabe, tal vez todo ello sirva para potenciar el turismo de invierno convocando concursos internacionales de quema de contenedores con arte y desparpajo.

Entramos en el comedor y gritamos como si nos fuera la vida en ello. Cientos de Reyes Magos trepaban por las sillas, los cuadros, el calendario nuevo, las lámparas, la Santa Cena heredada de una tía abuela, el acuario. Pascualita los esperaba con la boca abierta y la dentadura de tiburón preparada para triturar cuanto muñequito caía al agua. - ¡¿Qué es esto, Cotilla?! - ¡Se quieren ir a cumplir con su deber! ¡Abre el balcón!

De tres en tres, los reyecitos fueron saltando, en un suicidio simulado, a la calle y una vez en la acera, salían corriendo con rumbo mágico y desconocido.
 
Nos llevó un tiempo descolgar a todos los que se habían enredado en las ramas del árbol de la calle. Poco después estábamos solas. - Se nota un gran vacío... aayyy...

Nos quedamos mirando las musarañas, sintiendo como el frío se instalaba en nuestros huesos y fui a por chinchón para calentarnos. Tomamos cuatro o cinco copas... o puede que fueran algunas más y se obró el milagro. - ¡Buff, que calorcito más rico! Me arde la cara (exclamó la Cotilla) - Y a mi... ¡Lo que arde es el contenedor de basura! Hemos tenido al pirómano debajo del balcón ¡y no lo hemos visto! ¡¡¡CABRONAZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO... ¡HIP!...!!! - Y el eco repitió, mi grito, de esquina en esquina.

miércoles, 2 de enero de 2019

Muñequitos colgados de los balcones.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Vengo reventaaaaaada. La gente es una descuidada. Menos mal que estoy yo aquí para enderezar entuertos. Y vengo mosqueada porque mi trabajo, ni es visto ni agradecido. No me ha llegado ni una triste tarjeta de Felicitación, ni del Ayuntamiento, ni del Consell, ni del Govern... - ¿A qué viene eso? - Pues a que el mundo está muy mal repartido. Hacen hijos e hijas Ilustres a personas con menos merecimiento que yo y de mi no se acuerda nadie. ¡Pues voy a empezar a cobrar por mis desvelos a mi Ciudad!

Me acerqué a la Cotilla para olerle el aliento porque no entendía de qué iba su discurso y eso solo podía deberse a la chinchón. Pero, aparte de un olor a ajo frito que tiraba para atrás, el chinchón no lo oli.

- ¿A quién quiere usted cobrar? - A la Comunidad Balear. - ¿Por qué? - Por límpiar fachadas, ventanas y balcones... - ¡Miedo me da! ¿Cuándo dice "limpiar" se refiere a algo así como lo que hace con los cepillos de las iglesias? - ¡Eso es! Me lo has quitado de los labios, boba de Coria. - Entiendo que no trabaja de limpiacristales. - ¡Por supuesto que no! - ¿Entonces?... - ¡Vaya por Dios, se te acabó el fuelle con lo bien que ibas!

La abuela entró en ese momento. - "Vengo de ver a Bedulio. El pobre está desquiciado. He dejado con él a mi suegra para que le amenice la estancia en el Hospital. Y eso que él no quería pero, estoy segura, de que lo decía con la boca chica jejejejejeje" - Has hecho bien, abuela. - Una lagrimita corrió por sus mejillas, pintadas al óleo parecían. - "Es que, en éstas fechas, hay que regalar un poco de alegría y comprensión a los que sufren... snif..."

Se acercó al acuario desde el que Pascualita, amuflada entre las algas, se estaba enterando de todo... o de nada como yo. - "¿Quién ha traído éste saco?!" - ¡Servidora! (gritó la Cotilla mientras levantaba un dedo como en el colegio) Está lleno de cosas que la gente deja colgadas por ahí... - Vació el saco en el suelo del comedor - ¡¡¡PERO SI SON REYES MAGOS Y ALGUN PAPA NOEL, COTILLA!!!

Después del soponcio que me dio al ver aquello, nos sentamos en la salita con la botella de chinchón sobre la mesa de centro y Pascualita, en plan broche, prendido del jersey de angorina, color naranja fosfi, de la abuela. - ¡¿Cuándo tirarás ese horror de broche?! - "Cuando las ranas críen pelo, Cotilla. Me lo regaló, allá por los años veinte, Juan Rodrígo ¿Te acuerdas de él? - ¡Como no. El novio que me quitaste porque a su padre le salía el dinero por las orejas. - "Cualquiera que te oíga diría que yo era la típica calienta braguetas que se llevaba la mejor pieza del instituto. Y no es eso. Lo hice por lástima. Tu eras un muermo entonces, Cotilla y el chico, más feo que Picio, necesitaba un revulsivo que le alegrara las pajarillas ¡Y allí estaba yo!" - ¡Ya me has amargado el día! - Pues aproveche para devolver todos estos muñequitos a sus dueños como penitencia por tener las manos tan largas, Cotilla. - Me miró de arriba abajo y suspirando, dijo: ¡¡¡QUE CRUZ TENGO CONTIGO!!!

martes, 1 de enero de 2019

Primer día del año.

Han tenido que sedar a la abuela para que se callara porque no dejaba de cantar "¡Beben y beben y vuelven a beber!" sin parar, hora tras hora. De vez en cuando gritaba: - "¡Camarero ¿dónde ésta mi chinchón?" . Y fue inútil que le dijeran, una y mil veces, que allí solo había enfermeros y médicos. Entonces reanudaba su trozo de villancico ¡Que tostón!

Andresito, empachado de ensaimadas y chocolate, callaba avergonzado mientras entraba y salía del cuarto de baño. - La Momia era quién mejor estaba y al ver a sus cubanitos-culito-respingones hechos unos guiñapos, dijo a las enfermeras que se los cambiaran por otros. - Esto es un Hospital, no un comercio de intercambio de cromos (le dijo una de las enfermeras que le salió respondona) - Pues no puedo llevarlos a mi casa... - ¿Qué hacían allí? - Bailar samba. - ¿Con quién? - Conmigo.

Yo asentí con la cabeza que, por cierto, me dolía horrores. Me pasé con las uvas emborrachadas y comí las de las campanadas y sus correspondientes cuartos, del reloj de san Llorenç des Cardessá y también las de Canarias. Más las que me comí esperando que pasara la hora de diferencia que hay entre la Península y las Canarias.

La enfermera pensó que le estaba tomando el pelo: - ¿Cómo que baila? si tiene más años que Matusalem. - No toque el tema de los años que no trae buenas consecuencias... Queda avisada, señora.

¡Y ahí estaba Bedulio! en una de las habitaciones del mismo pasillo en el que estábamos nosotros. - Ya tengo la solución para tu problema, bisabuelastra. Regálaselos a Bedulio que le hará mucha ilusión. - ¿Qué haría sin ti, boba de Coria?

Horas después salímos camino de nuestras casas y detrás, vagando por los pasillos del Hospital, quedaron los gritos de Bedulio diciendo: - ¡¡¡QUE SE LOS LLEVEEEEEEN. ESTO ES SUPERIOR A MIS FUERZAAAAAS!!! - La Momia, sabedora del bien que había echo, murmuró satisfecha: - Que poco cuesta hacer feliz a un pobre!