lunes, 7 de enero de 2019

Mieditis aguda.

No me puedo creer que hayan terminado las fiestas navideñas y volvamos a la rutina diaria. Ay, me siento aliviada al dejar de oír que si los peces se bañan en el río, cosa muy natural en ellos. O que a San José le han robado los calzones, que lo han repetido tanto que he llegado a creérmelo y puse una denuncia en su nombre en el cuartel de los municipales.

Dos han sido las señales de que la Navidad ya es agua pasada: La primera es el silencio del altavoz que no ha dejado de soltar villancico tras villancico, a toda potencia, para "alegría" de los vecinos de seis barrios a la redonda, desde que la abuela lo mandó poner. Y la segunda, que han empezado a volver los pájaros y sus trinos, al árbol de la calle.

Pascualita, subida al borde del acuario, no los pierde de vista y los escucha atentamente.  También lo hace Pepe aunque, con lo callado y poco expresivo que es, no sé si le gusta o no. Me gustaría ayudar a la cabeza jivarizada a ser más sociable. Quizás si le pidiera opinión a un arqueólogo, me daría una solución. Claro que primero tengo que encontrar al arqueólogo en cuestión y no conozco ninguno.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, ¿no me ves cambiada? ¿a que tengo el rostro reluciente de bondad? - Pues... así, a simple vista la noto como siempre. Claro que yo la miro poco porque para lo que hay que ver... - ¡Grosera! Acabo de hacer una buena obra. He devuelto los zapatos que me han sobrado, a la tienda donde los encontré. - ¿También ha devuelto el dinero que ha ganado con ellos? - No me cambies de conversación. - ¿Y qué le han dicho? - Nada porque los he dejado en la puerta de la tienda... aún no habían abierto. - Eso se llama mieditis aguda, Cotilla. Por cierto nuestra amiga Conchi ha quedado muy contenta de los zapatos que le vendió para que le trajeran regalos a sus nietos. Supongo que le haría un buen precio... - ¿A qué llamas buen precio, boba de Coria? ¡Recuerda que tengo que llegar a fin de mes!

- ¡No me diga que le ha cobrado de más! - De más , no. He cobrado el par entero. - ¡Vaya cara! - ¡Ojalá Conchi la secuestre y le ponga, durante veinticuatro horas seguidas y a toda pastilla, Paquito chocolatero.! No se merece menos, ¡egoísta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario