lunes, 21 de enero de 2019

El pirómano palmesano.

Toda ciudad que se precie tiene algunos vecinos tienen vecinos que son la guinda del pastel. Personajes singulares a los que se les recuerda tanto tiempo que pasan a formar parte de la Historia y  acaban siendo leyenda. Y Palma es una de estas ciudades.

Recordaremos, generación tras generación, al pirómano que casi cada noche quema contenedores de basura. Ya va por los trescientos y pico y la policía no logra dar con él, a pesar de que ha quemado varios casi a las puertas de sus cuarteles.

¿Acabará siendo el Jack el Destripador de contenedores? Al asesino no lo encontraron jamás y entró en la Historia de Londres. Si el pirómano sigue como hasta ahora, trabajando a destajo si ser descubierto, también harán películas sobre él, escribirán libros. Será famoso mundialmente.

Para que esto no ocurra, Bedulio sugirió a sus superiores, formar grupos de vecinos en todas las barriadas que, acompañados de un policía, les ayuden en la búsqueda y captura del delincuente. Y ante la falta de progresos, le aceptaron la idea y ésta noche saldré con él y un grupo de convencinos, a la búsqueda del Pirómano Palmesano... ¡Ostras, me ha salido PP!

Bedulio puso el grito en el cielo cuando supo que me había presentado voluntaria. - ¡Ah, no, no, no y no! Si ella va, yo no voy. - La respuesta fue tajante: - ¡A callar!

Cuando nos hemos reunido debajo de mi casa, le he pedido a Bedulio una pistola y una estrella de sherif. Ha puesto los ojos en blanco y ha seguido dándonos instrucciones. Un poco antes de acabar la charla se presentó la abuela, a lo que el Municipal, visiblemente molesto, murmuró: - ¡Eramos pocos y parió la abuela!

Lo que me horrorizó fue ver que llevaba el termo de los chinos colgado al cuello. ¿Qué pinta Pascualita en todo esto? (le susurré al oído) - "Es mi talismán" - y se puso a cantar: - "¡¡¡Ahora queee vamos despaaaaaciooo, vamos a contar mentiras, tra la rá..." - Bedulio, fuera de sí, chistó - ¡¡¡CHIST!!!

Llevábamos dos vueltas al barrio cuando apareció la Cotilla. - ¿Qué hacéis tantos juntos? - "Buscar al pirómano" - Acabo de verlo correr... por allí. - Bedulio se nos acercó a paso de carga. - ¡¿Dónde ésta ese sinvergüenza?! - Por... allá (dijo la Cotilla) - ¿Por qué miente?  (le pregunté, bajito, mientras acelerábamos el paso) - ¿Qué mal hace el pobre encendiendo hogueras para los parias que duermen sobre cartones en la calle? . ¡Cotilla! ¿está tonta? - Pasó de mi y dirigiéndose a la abuela que la miraba de forma atravesada, le dijo: - ¿No te gustaría para padre de tu bisnieto, un hombre famoso? - "¡Claro!" - Pues el pirómano lo es. Y no está nada mal. - "Nena ¿has oído?" - Ay, Dios. Que cruz tengo con éstas dos. 


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