domingo, 31 de diciembre de 2017

Feliz 2018 para tod@s.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! - ¡Menos mal que ha venido, Cotilla! - ¿Te alegras de verme? ¿Estás enferma? - ¿Le quedan uvas? - Ni una. - ¡Maldita sea! ¿Y mi comisión? - Creo que tienes fiebre, de cuarenta grados por lo menos. - Guardaron la uva clandestina en MI CASA. - Tu lo has dicho: guardamos, porque tu no moviste un dedo y ¿ahora quiéres comisión? ¡JA!

Tuve el arrebato de agarrarla por ese cuello de gallina vieja que tiene y apretar y apretar y apretar... - No he podido comprar uva ¡no había ya en el mercado! - Ah, lo siento. - ¡Toda la culpa es suya! Han dicho los payeses que les robaron todo el cargamento que tenían preparado en Mercapalma. - Vaya, cuánto lo siento (y parecía que lo decía de verdad) - ¡Pero si fueron usted y sus compinches! - ¡No levantes falsos testimonios, boba de Coria! Nosotros no robamos. Cogemos lo que los demás tiran o abandonan...

Desde la calle nos llegó el concierto de pitos de protesta por el mal aparcamiento, en la parada del bus, del rolls royce de los abuelitos. Poco después ellos y Geoooorge entraban en casa. El mayordomo iba cargado hasta las orejas. - "¡Esta noche es Nochebuenaaaaaaaaaaaaa... " (cantó la abuela) - Y mañana, Navidad (contesté, mohína) - "¡Sabía que picarías! ¿No te lo había dicho, Andresito? ¿Cómo va a ser mañana Navidad, alma de cántaro? Será Año Nuevo. El 2018." - El abuelito la interrumpió al instante: - No, cariño, será 2016. Ya sabes lo que dijo Mariano. - "Sí, hijo, sí"

La abuela repartió órdenes concisas y concretas al mayordomo inglés, al que solo le faltó cuadrarse antes de emprender el camino a la cocina. - "Cotilla ¿has traído las uvas?" - Sí, señora. Las tengo en el bolso. - Ahí exploté: - ¡¿No me ha dicho que no tenía uvas?! - ¿Me las habías encargado? - ¡No! - Entonces...

- "Esta noche cenamos en El Funeral. Cada persona llevará una cosa y nos pondremos las botas...¿Qué llevarás tú, boba de Coria? - Pues... tengo un bote de fabada... una barra de turrón... agua... ¡¿Y qué lleva la Cotilla?! (me enfadé) - Las uvas (contestó la vecina, muy ufana)

Una lágrima resbaló por mis mejillas y el corazón del abuelito se ablandó. - La nena llevará el chinchón... ¿vale? - "Bueeeeeeenoooo..."

De la cocina salían olores tan ricos que nos hacían la boca agua. Geooorge nos sirvió unos deliciosos entremeses que nos ayudaron a aguantar la espera.

Más tarde nos arreglamos y hasta la Cotilla estaba guapa. Solo que se pasó con el rímel y durante un rato tuvo un ojo cerrado porque se le pegaron las pestañas de arriba con las de abajo. La abuela, después de pasarse un buen rato riendo, la socorrió

No hubo una mujer en la fiesta, que llevara más brillos, plumas y colorines que ella. Por último, se prendió el broche-Pascualita. También ella recibió su ración de purpurina en los pelo-algas y no le desagradó.

Andresito estaba como un chico con zapatos nuevos sabiendo que tenía dos años menos.

Antes de entrar a El Funeral, profusamente engalanado e iluminado para la ocasión, la abuela me ordenó: "Aunque sea viejo, de aquí sales con novio que al 2018 le he ORDENADO que me traiga un biznieto"

OS DESEO, A TOD@S LOS AMIG@S DE LA FAMILIA DE PASCUALITA, UNA FANTASTICA ENTRADA Y SALIDA DE AÑO. Y QUE ESTE 2018 QUE TENEMOS A LA VUELTA DE LA ESQUINA, OS TRAIGA SALUD Y FELICIDAD A RAUDALES.  NOS VEREMOS EL AÑO QUE VIENE... DESPUES DE LA RESACA DE CHINCHON. 




sábado, 30 de diciembre de 2017

El Presidente da marcha atrás.

Después del trajín que se montó en casa para sacar todas aquellas cajas de uva, llegó por fin la calma. Pascualita saltó desde lo alto del acuario, al suelo y reptando fue lamiendo las gotas, o goterones, de uva espachurrada.

De repente pensé en todas las idas y venida de la gente que se llevaba las cajas, una por una porque no están sus huesos como para cargar mucho peso, arrastrándolas hasta el ascensor. En  las suelas de sus zapatos, que habían estado andando por Palma de la Ceca a la Meca para buscarse la vida. Pisando el polvo de los caminos y algunas cosas más, habían dejado su huella mezclada con el mosto que pringaba el suelo ¡y se lo estaba comiendo Pascualita! - ¡Que asco! Deja de hacer guarradas o te  dará un yuyu.

Alargué la mano para meterla en mi bolsillo pero no lo consintió. Saltó hacia mi con la dentadura de tiburón hacia afuera. Afortunadamente mis reflejos funcionan estupendamente y por unos milímetros, no me mordió.

Fui a por el cepillo de barrer ¡y la barrí! Luego, con ayuda del recogedor, la volqué en su acuario. La fiera corrupia daba saltos mortales llena de rabia cuando sonó el timbre de la puerta. - ¡Vaya, que inoportuno! (pensé) - Me hice la sorda pero la voz del Municipal me obligó a dejarle entrar. - ¡Abre a la Autoridad!

- Me quedó una habitación sin inspeccionar... y a eso vengo.... ¿Y ese chof! (preguntó con un hilo de voz) ¿Tu abu... elito...? - ¡Ojalá! (dije, enfadada) ¿Por qué tengo que tener la uva en casa? - Vi cómo la entraban esta madrugada. - De noche todos los gatos son pardos, Bedulio. - ¡No me rechistes! - ¡No me saques de quicio!

Sin darnos cuenta, por lo menos yo, llegamos junto al acuario. Entonces se me aceleró el pulso ¡Bedulio podía descubrir a la sirena! - ¡Vamos a la cocina y tomamos un café! - ¡Ni hablar! (dijo la autoridad) Voy a ESE cuarto (al decirlo, estiró el brazo como Cristobal Colón señalando a América. Fue cuando Pascualita saltó dispuesta a descargar su mala baba con cualquiera. Y ese fue Bedulio.

Ahora lleva, por lo menos, cinco horas durmiendo la borrachera de chinchón que le he dado hasta perder la conciencia.  Y ha sido durante éste tiempo cuando ha llamado Andresito, feliz como una perdiz, para decirme que el Pinocho Mayor del Reino ha felicitado, con la seriedad que le caracteriza, a cuantos han querido escucharle durante la inauguración de un puente en Galicia, diciendo ¡¡¡Feliz 2016!!! El abuelito, la abuela y la Momia no caben en sí de gozo ¡el Presidente los ha hecho dos años más jóvenes! Le he dicho que los políticos, cuando quieren tapar desaguisados suyos, recurren a muchos trucos. Pero el abuelito no me ha querido escuchar y me ha colgado el teléfono.

viernes, 29 de diciembre de 2017

La uva de Nochevieja.

Una voz, llegada del otro mundo, atacó mis oídos mientras dormía a pierna suelta, arrebujada en las mantas y en mis sábanas de franela: - Ponédloooo en ese cuartoooo (susurraba en voz alta el puñetero espíritu) - Sí que caben másssssssssss... No hagáis ruíiiiiidooooooo, no sea que se despierteeeeee la boba de Coriaaaaaaaaaaaaa.

Eso fue lo que hizo que me desvelara. Nunca un espíritu me había llamado así. - ¿Abuelito primero? - ¡Quietos todooooooos!(dijo el ser irreal) - ¿Eres tú?... ¿No puedes venir de día? - Os lo dije, es tontaaaaaaaaaaaaaaaa.

Me incomporé en la cama y encendí la luz dispuesta a enfrentarme con los fantasmas que fueran necesarios. ¡Solo faltaba que me perdieran el respeto ellos también! La luz de la lámparita dejó al descubierto a varias ¿personas? ¿ánimas? ¿fantasmas? ¿Cotilla?... ¿COTILLA?

- ¡¡¡COTILLAAAAAAA!!! ¿Qué hace en mi casa, a éstas horas y con ésta gente? - He venido a traer unas cosillas que me he encontrado por ahí. Y estos amigos me están ayudando a colocarlas en el cuarto de tu abuela...

Había unas veinte personas, entre hombres y mujeres, jubilados todos, trajinando ¡cajas de uva! - Mientras la Cotilla hablaba conmigo, ellos estaban a lo suyo. - Cotilla, menos cháchara y ves preparando cafés con leche calentitos. - Y saca las magdalenas del contenedor del súper. - ¡Voy, voy!

- ¿Cómo que voy? ¿Ha traído café, azúcar, leche?... ¡¿NO?! ... ¿Supone que voy a tener que ponerlo yo? ¡¡¡Por encima de mi cadáver!!! - ¡A ver, quién quiere cargarse a la pesada ésta! (gritó una de las compinches de la Cotilla) - Poco después estaban todos desayunando y yo haciendo más café.

Según me contó la Cotilla y no tengo porque dudar de su palabra, al pasar cerca de Mercapalma, encontraron unas pilas de cajas repletas de uva. Estaban allí, solitas, sin nadie que las vigilara y pensando que estaban abandonadas ¡se las llevaron! Hay que ver lo bien que manejan los móviles estos jubilatas. - A ninguno nos llega la paga hasta fin de mes y algo tenemos que hacer, así que nos organizamos y en cuanto vemos algo "abandonado" nos lo comunicamos y obramos en consecuencia. - Ya veo... ya...

Sonó el timbre de la puerta. Bedulio estaba en el rellano, vestido de uniforme y cara de pocos amigos. - Vengo a llevarme la uva. - ¿La que tengo para Nochevieja? ¡Ni hablar! - Me apartó de un empellón, pasó revista a la casa y salió a toda pastilla, blanco como la cera, corriendo escaleras abajo.

¿Qué ha pasado? (pregunté a la Cotilla que, seguida de sus compinches, venía pasillo adelante) - Nos hemos mimetizado en jubilados de esos que pasan inadvertidos por la calle y Bedulio no nos ha visto.
Cuando iba a abrir el cuarto de la uva han sonado varios ¡CHOF! ¡CHOF! ¡CHOOOOOOF! ¡Tu primer abuelito está cabreado y ya sabes el miedo que le tiene! Vendremos cuando se le pase que a mi tampoco  me hace gracia. Ah, y no comas uvas ¡Son para vender en Nochevieja.- Mientras bajaban la escalera, pregunté: - ¿Me darán algo por guardarla? - Ahora mismo: ¡Feliz Año Nuevo, boba de Coria!

jueves, 28 de diciembre de 2017

Pobre Andresito.

El abuelito no levanta cabeza. Esta lloroso todo el santo día y su madre ya está hasta las narices de él. Y no digamos su mujer, mi abuela. Ni le habla. Se comunican a través de Geoooorge que, como es muy flemático como buen mayordomo inglés, lleva las conversaciones de un lado a otro sin poner énfasis en las frases y así no hay quien se enfade o se pelee. - "¡Pónle más garra a lo que te digo! Si llamo calzonazos a mi marido, quiero que se lo digas así ¡¡¡Calzonazos!!!" - Mi no poder, madame. El pagar nómina a mi. - "¿Te vendes por un plato de lentejas, traidor? ¡Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos, inglés!"

No me extraña que esté loco porque entre el brexit e Inglaterra se separe de Europa. Está extresadímo el pobre. Yo he intentado mediar pero la abuela no me ha dejado. - ¡"¿Crees que  no sé que vas a favor de Andresito, boba de Coria?!" - Al final tuve que hablar con mi bisabuelastra. - Estos dos no pueden seguir así ¡acabarán divorciándose! Impón tu autoridad, por favor. - ¿Por qué? - ¿Cómo que por qué -  Entonces me di cuenta de que la Momia no se había enterado de lo que ocurría en su casa. - Deberías dejar de lado, por una vez, a los cubanitos culitos-respingones y poner órden en tu casa. - ¡Ni hablar! ¡No me queda tiempo! ¡¡¡Vamos a bailar, chicos!!!

Al final decidí tomar al toro por los cuernos. - ¿Qué te pasa, abuelito? - Hemos llegado al final de una etapa preciosa y productiva para nosotros. - ¿Lo dices por el cambio climático? - Eso no existe. Ya lo dijo Aznar y lo que él dice va a misa. - ¿Entonces?... - Hemos perdido las elecciones catalanas (unos gruesos lagrimones asomaron a sus ojos) No puedo hablar de eso ... ¡snif!... - ¿Piensas que perderéis también las nacionales? - ¡Calla, calla! ... ¡snif! ¡snif! ¡snif!.... - Entonces, llevada por una inspiración divina, dije. - Preséntate tú a secretario general. - ¿Lo dices en serio? ¿Me votarías?

Los ojillos hinchados de tanto lloriquear se fueron animando - No, abuelito. - ¡Pero... peroooo...!  - No insistas. Cada oveja con su pareja. - Como un globo al deshincharse, así quedó Andresito pero yo no di mi brazo a torcer.

Desde el borde del acuario Pascualita fijó su mirada en mi e hizo la señal de OK con su diminutos dedos y enseguida mostró su terrible dentadura de tiburón.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Resaca de chinchón.

Tengo una resaca como un piano de cola. Pero, con ser importante, no es esto lo que más me preocupa sino el pensar qué será de los Reyes Magos cuando los ponga en el Belén, porque de momento, están viniendo, camina, caminarás, subiendo y bajando dunas del desierto en busca de la Estrella, con cola, que los guíe hasta el Portal.

En cuanto vean al dinosaurio Rex y la cabeza del muñeco de nieve que se comió el otro día, dirán que se ponga en su lugar Rita la Cantaora si no les pagan un plus de peligrosidad. Considero que están cargados de razón. Además, si son comidos ¿quién llevará los regalos a los niños? No vale cualquiera. Por ejemplo, yo no valgo porque no soy Mago. En todo caso sería Maga pero no es lo que dice la tradición...

Menudo problema me ha caído encima. ¿Y si retiro al tiranosaurio y lo meto en su caja? ¡Tampoco puedo hacer eso! Sería discriminatorio y crearía un precedente: - O sea, que si a la señorita no le gusta un personaje lo retira y ya está. Muy bonito. ¿Por qué es feo? ¿cojo, manco, tuerto, peligroso? - ¡Sí, peligroso! Incluso podría comerse a la Sagrada Familia ¡y me quedo sin Belén!

- ¡Calla de una vez, boba de Coria! (gritó la voz de la Cotilla) - Estoy pensando... - ¡No lo hagas, que no estás acostumbrada y puede ser perjudicial para tu salud! - ¿Alguien puede hacer café bien cargado? - ¿Eres tú, Bedulio? ... ¿Te volviste a tirar por la ventana? - Creo... creo que sí. Me duele todoooo. - A ver que te vea. - Una cabeza ensangrentada se alzó del suelo. - ¡Pepe! (grité emocionada)

Tras un esfuerzo sobrehumano, conseguí ponerme en pie, a pesar de lo que se movía la casa. - ¡¡¡Terremoto!!! (grité y la voz me salía pastosa) - Fui en busca de Pascualita y no la encontré. Metí la mano hasta el fondo del acuario pero no estaba ni en el barco hundido, ni en el cofre del tesoro, ni bajo la arena del fondo o enredada entre las algas. - ¡Abuelaaa! - No está. - No reconocí la voz. ¿Quién eres? - La mujer de Blas el Parado. Tus abuelo se fueron hace horas, a la fiesta de El Funeral, con la bisabuelastra y los cubanitos culito-respingones.

Las piernas se me derritieron ¡Pascualita! - ¿Llevaba algo la abuela? - ¿Además de la cogorza?... Un termo de los chinos colgado al cuello ¡que ya son ganas!

Ahora tengo dos problemas: Uno, sin Pascualita, ¿cómo me defenderé del dinosaurio Rex? y dos ¿qué hago entonces con los Reyes Magos?... Vaya, ahora me doy cuenta de que los problemas son ¡tres! ¿Es lícito que deje sin comer al tiranosaurio Rex si el pobre tiene hambre? ...


martes, 26 de diciembre de 2017

La Nochebuena.

La Nochebuena siguió su curso, lo mismo que el vaciado de botellas de chinchón. La Cotilla estaba encantada porque iba a sacarse unos buenos euros vendiéndolas al peso. - ¿Aún se hace ésto? - ¡Ya lo creo! Las buenas costumbres reaparecen con las crisis.

- Perdo... nad pero ¿Qué clase de... ¡hip!... bicho es ¡eso! - La mujer de Blas el Parado, con los ojos bizcos a causa de la cogorza que llevaba, intentaba fijar la vista sobre lo que yo llamé, especie de bacteria antropófaga ,que nos estaba dejando sin cena. - ¿Una ... bacteria... ¡hip!...? ¡Oh, vaya... tengo mirada de rayos X ¡jajajajajay! Blas, mañana... ¡hip! me presentaré en un lab... oratorio y me haré rica... - Sí, cariño... ¡hip! - Le ahorraré mi... millones de euros al Estaaaado en micros... ¡hip!... copios ¡Veo la bacte... ¡hip!...ria!

La mujer estaba feliz y dejamos que creyera en cuentos de hadas... No nos convenía que pasase de pensar en una bacteria a una sirena. No, no, no. Pero tampoco estábamos dispuestas a que la birria de media sardina nos dejase sin cenar. Así que me puse a cantar a voz en grito, para desviar la atención de las bandejas. - ¡¡¡Esta nocha es Nochebuenaaaaaaaaaaa y mañana Navidaaaaaad. Saca la botaaaaaaaaaaa, Maríaaaaaaaaaa, que e voy a emborrachaaaaaaaaaar!!! - ¡¡¡Eso, esoooooo!!! (jaleaba la mujer del Parado)

Alguien abrió la puerta y allí estaba Bedulio, un poco descompuesto, supongo que por la caída. - ¿Ya no tienes mieeeeeeeeeedo de mi abuelito? - Es que (hacía gestos de dolor) no he cenado. - Ni cenarás jajajajajaja hasta que... ¡hip! ... aprendas a tirarte bien ¡atontao! ¡Abuelito, mira quién ha venidoooo!

El pobre se puso verde de miedo. No podía con los fantasmas, y yo estaba lanzada, gracias al chinchón on the rocks. - Definiti... ¡hip!... vameeeete, no te sienta bien el verde, Bedulio. Mejor el rojo, así que tirate otra vez por... hip!... la ventana. - No me hizo caso. Allá él. Yo se lo decía por su bien.

 Tuve que ponerme el guante de acero para coger a Pascualita. La Cotilla se acercó bizqueando, alargó un dedo y tocó la barriga de la sirena. - ¿Una gamba gooooorda? ¡Se la llevo a ...¡hip! al señor Li! - El mordisco fue instantáneo y la vecina inició el tradicional baile de saltos, carreras, lloros, moqueo, gritos, etc. etc. por toda la casa. Acto seguido, la Momia y su corte de cubanitos culito-respingones, la siguió y nos sumamos todos en una especie de conga enloquecida. Fue divertidísimo.

Junto al belen, Andresito lloraba a moco tendido. "¿Qué te pasa ahora?" (la voz de la abuela sonaba estropajosa) - ¡Es la ruina de nuestro grupo! Hasta las figuritas del belén han cambiado nuestros contrarios.

Detuvimos un momento el baile. Efectivamente: un tiranosaurio Rex se había comido al muñeco de nieve dejando, solo, su cabeza, frente al Portal. Un pato manga-japonés descansaba junto al buey y la mula. Una Mamá Noel, extremadamente sexi llegaba sobre unos esquís. Una vaca hacía las veces de acomodador, al apretarle la cabeza encendía su nariz permitiendo ver las cosas en detalle. Tres grandes ovejas muy lanudas se acercaban al Portal acompañadas del perro pastor... y seguía la lista de "novedades" pero a todos el cuerpo nos pedía juerga y la tambaleante conga siguió dando vueltas por la casa hasta que fuimos cayendo, despatarrados, sin enterarnos siquiera.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Cena de nochebuena...

La casa estaba engalanada con un montón de brillos, papelillos de colores, bolas de plástico, lazos, espumillón... La Cotilla trajo un saco lleno de adornos navideños. - ¡Se nota que estamos en Navidad, Cotilla! Hoy se ha estirado comprando todo ésto. - ¿Crees que me ha tocado el Gordo, boba de Coria? Esto estaba abandonado en una acera del barrio antiguo. - ¡Cotilla! ¿No me diga que en éstas fiestas de Paz y Amor, también ha robado?

La rabia le salía por los ojos y se encaró a la abuela - ¡¿De que inclusa sacaste a tu nieta que no le dieron ni un poquito de educación?! ¡Dice que he robado estos adornos! - "¿Lo has hecho?!" - ¡Nooooo! El saco estaba en la acera, apoyado en la pared y allí no había nadie. Dentro de la tienda si, pero en la calle, no. - "Siendo así... " - ¡Que cruz tienes con tu nieta!

La abuela estaba despampanante con un minivestido de lentejuelas, rojo pasión haciendo juego con sus labios. Las uñas, naranja. Las medias moradas con pequeñas luces led que daban brillo a las piernas y los tacones de vértigo. Se puso también una peineta cogida con muchas orquillas en el pelo verdemar. - Abuela, pareces un semáforo. (y salí corriendo) Se la veía contenta y con ganas de guerra. no así al abuelito, alicaído, ojeroso, arrastrando los pies y no levantando cabeza. Me miró con ojos de borrego al que no le gustan las Navidades por razones obvias y murmuró si apenas voz. - Esto se acaba, nena - ¿Quiéres más cava, abuelito? - ¡¡¡No mientes la soga en casa del ahorcado!!!

Geooorge iba impecablemente vestido de mayordomo inglés. - Da gusto verte, inglés (le dije, acercándome a él a paso de pantera. - You no tocar a mi... ¡no tocar! - Que soso. Tu te lo pierde.

Presidiendo la mesa estaba la Momia. Se la veía muy feliz con la nueva remesa de cubanitos culito- respingones que no paraban de reírle las gracias. Después de unas cuantas copas de chinchón, a la bisabuelastra se le subió el alcohol a la cabeza y se marcó una lambada muy subida de tono con los cubanitos que me dejó muerta de envidia.

Geooooorge nos sirvió la cena, compuesta por sopa, merluza y cordero. Todo fue bien hasta que la mujer de Blas el parado, dijo que el pescado le pedía clemencia. - ¡Mirad sus ojos! Piden a gritos ¡No me comas, desgraciada!. - Pascualita, que no perdía comba de lo que pasaba, estaba colocada en plan broche, prendido en el vestido de fiesta. Ella fue la única que entendió a la mujer de Blas y, sobretodo, al pescado. Saltó sobre la merluza y como un torbellino, la mordió y en un santiamén ¡se la comió! - ¡¿Qué ha sido eso?! gritó Bedulio. - Mi primer abuelito... ¡Lo siento!

Bedulio saltó por la ventana y cayó sobre el árbol de la calle. - Todos corrimos a ver si se había estrellado contra la acera pero, no, así que pasamos de aplaudirle y volvimos a la mesa donde la sirena estaba dando ya buena cuenta de una pierna de cordero con patatas.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Víspera de Nochebuena.

- ¡Aveayyyyyymariaaayyyyyyyyypurísiaaaayyyyymaaaaaaaaayyyyyyyyyy! ¡que dolor de muelas! - Que inoportuna, Cotilla. No podrá comer pierna de cordero al horno con romero, jerez... - ¡¡¡Callaaaaaaa, malasangre!!! Me lo comeré aunque tenga que transformarlo en puré.

- ¡¿Qué le ha pasado?! (pregunté con mi carita más angelical, puesta para disimular una indiferencia total) - Le di un mordisco a una barra de turrón del duro y me partí una muela. - ¿A quién se le ocurre? - La culpa es de los fabricantes... - Si el envoltorio ponía "turrón del fuerte" ¿que parte de FUERTE no entendió? - Pensé que era una metáfora. Un recuerdo de un pasado gris de nuestra juventud allá en la posguerra. Aquel turrón sí que era fuerte... y éste también aaaayyyyyyyy.

- Luego dicen, usted y la abuela, que me entreno para ser más tonta. Ya veo no que no soy yo sola jejejejejeje - Un mal día lo tiene cualquiera...

Al final vamos a tener suerte y no cenará con nosotros mañana. Esta mujer es una máquina de comer, un pozo sin fondo. Solo engulle y nos deja a dos velas si no vamos vivas. ¡Menuda pardala es la vecina! No deja ni las sobras, se las lleva para venderlas a quienes están peor que ella. Así que mañana ¡a comer tranquilamente!

Llamaron al timbre mientras la Cotilla seguía lamentándose de su dolor de muelas. Era Bedulio. - Tu abuela me ha invitado a cenar mañana. - ¿Y vienes hoy para coger sitio? - ¿Tanta gente vendrá? - No creo pero me extraña que estés aquí. - ¿Seguro que la cena se hará aquí en lugar de en la Torre del Paseo Marítimo? - Seguro. - ¿Y... quién... habrá? - ¿De los vivos? (cómo disfruto metiéndole miedo en el cuerpo) - ¡Espero que sí.! - Pues los abuelitos, la bisabuelastra... - Perdóna... ¿tu segundo abuelito... verdad? - Ya sabes que el primero es impredecible. Aparece cuando menos te lo esperas. - Vi claramente, como se estremecía jejejejeje

- ¿Alguien... más? - Tal vez Blas, el Parado. Pero como la organización la lleva la abuela, no tengo ni idea. - ¿Guisará ella, verdad? - ¡Que va! Lo haré yo, ella ya no está para éstos trotesaaaaaaayyyyy!!! - No la vi llegar. Siempre tan oportuna, la abuela oyó la última frase y me arreó tal pescozón a traición que estuve un rato haciendo palmas con las orejas. - "¿Has querido decir lo que he entendido?" - Abuela ¿por qué no preguntas primero y luego atacas? Es lo normal.

- ¿Para qué has venido? (le pregunté al quedarnos solas) - "A llevarme a Pascualita. La pondré de Niño Jesús en mi belén florentino renacentista. Mis vecinas se morirán de envidia cuando lo vean" - ¿Por poner un semipescado al que, ni siquiera, podrás ponerle pañales? - " Por ese le he hecho un vestidito de seda blanca con lentejuelas" - Original, sí será... - "Por cierto, creo que mañana seremos uno menos en la cena. Andresito no levanta cabeza desde las elecciones catalanas y repite una especie de mantra: el Albiol, tanto cuerpo para quedarse en nada... Señor, Señor..."

viernes, 22 de diciembre de 2017

¡¡¡FUEGOOOO!!!

He llegado cargada con el carrito de la compra y al abrir la puerta ¡la casa estaba en llamas! - ¡¡¡SOCORROOOOOO, VECINAS.  HAY FUEGOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡LLAMAD A LOS BOMBEROOOOOOOOS!!! - Una se asomó a la escalera y dijo, guasona. - ¿A los del calendario? - ¡No te reirás tanto  cuando te estés quemando el culo, mala pécora!

De repente me acordé de Pascualita. ¡Tenía que salvarla! Y sin pensarlo dos veces, entré en casa tapándome la boca con un pañuelo. Pero el humo ni molestaba, ni tapaba la visión y pude llegar hasta el acuario. Busqué el termo de los chinos en el cajón del aparador y sin respetar su siesta, cogí a la sirena por un bracito y salí de la hoguera a toda pastilla.

Con la mala baba que tiene éste bicho cuando la despiertan bruscamente, le faltó tiempo para morderme en el dedo índice de la mano derecha. El dolor del veneno que desprenden sus dientes me hizo gritar como una loca. Corrí por la casa dándome contra las paredes y llevando a Pascualita colgada del dedo. En un instante de lucidez, la arranqué, a ella y a un pedacito de carne, cuya herida me estuvo sangrando todo el santo día, mientras ella se relamía.

Me acordé del incendio cuando vi a los bomberos, manguera en ristre, entrando por el pasillo. - ¿Dónde está el fuego, señora? ¡Ostras, que dedo tan gordo! ¿Es de nacimiento? - (Me tenía contenta, el tío) ¡¡¡Búsquelo usted, que es el experto!!!. - Y salí para no estorbar.

Cinco minutos después se fueron - ¿Ya está? - Ya hemos hecho nuestro trabajo. Ahora le toca a usted
. - Y sonrió mostrándome el colmillo. - No me gustó esa actitud pero supe a qué se refería siguiendo sus pisadas: la salita estaba anegada. Televisor incluído. Allí habían usado la manguera ¡ya lo creo!

Esperé pacientemente la llegada de la Cotilla sentada junto a la puerta de la calle. Cuando se abrió, solo pudo decir: ¡Avemaa... ! - ¡¡¡COTILLAAAAAAA!!! ¡¡¡A LIMPIAR LA SALITAAAAAAA!!!

La abuela llegó poco después. - "¿Y éstas caras de funeral?" - La Cotilla ha querido quemar mi casa. - ¡No es verdad! He montado un altar para los Amigos de lo Ajeno y he puesto más velas por ser Navidad. - ¡He llamado a los bomberos! - Lo ha hecho porque quiere ligar a domicilio. - Porque estaban todas las velas encendidas y parecía un incendio. - Ahora quiere que yo límpie la salita ¡Que la límpie quien la ha ensuciado! - ¡Ha sido por su culpa!. - ¡Capitalista, explotadora!

- "¡¡¡BASTAAAAAAA!!! ¿No es ésta tu casa? Pues te toca. - ¡No es justo! - "¿Y ese dedo? ¿No le habrá pasado nada a... quién tu sabes? - La oreja-radar de la Cotilla creyó entenderlo todo. - Una nieta haciendo de alcahueta de su abuela ¡que vergüenza!. - La abuela, para distender el ambiente, propuso un juego. - "A ver quién se mete, antes y más adentro, el dedo en la nariz ¡La que pierda, paga!" - ¿Tiene o no tiene, mala idea la abuela?

jueves, 21 de diciembre de 2017

¿San Pepe?... ¿por qué, no?

El año se acaba y yo me pregunto ¿Qué he hecho de bueno en éstos doce meses? Pregunta existencialista dónde las haya ¿He sido productiva para la sociedad? ¿He cumplido mis deseos? ¿He hecho algo importante para mi familia? ¿Para que se sientan orgullosos de mi y me nombren en los anales familiares. Y así, pasados los años, los siglos incluso, al leer la pequeña crónica dedicada a mi buen hacer, los familiares del futuro sientan el pellizco del orgullo al decir: ¡somos parte de ella!

Hay que ver el hambre que da pensar en cosas sesudas. Menos mal que la Cotilla se dejó un paquete de magdalenas del contenedor del súper y me lo he comido con tres cola caos: los dos primeros se los bebieron las magdalenas de resecas que estaban. También Pascualita quiso su ración. Ella se las come tal cual porque sus dientes de tiburón son pequeñas trituradoras. Luego se dio su baño de cola cao, con saltos incluídos y acabé fregando la cocina de arriba abajo. Hasta el estante de Pepe llegaron las salpicaduras. Menos mal que la cabeza jivarizada es más buena que el pan de molde y no dice ni pío.

Me emociona que sea tan sufrido. Propondré al Vaticano que lo suba a los altares: San Pepe, virgen y mártir... Lo de virgen no lo puedo demostrar. Lo dejaré en mártir y  Patrono de los silenciosos.

Así que este es mi primer deseo para el 2018. Y tendré todo un año para llevarlo a cabo. Para estas cosas se necesita tiempo porque, entre que la carta llega a Roma y viene la respuesta... Dicen que las cosas de Palacio van despacio. Siglos, tardan a veces. No puedo esperar tanto. En lugar de cartas enviaré telegramas, que son más rápidos. Hay que contar también con que esa gente del clero tiene temporadas de mucho trabajo, como en Semana Santa, por ejemplo. Y luego querrá tener vacaciones.

A lo tonto, a lo tonto, llegamos al verano casi sin darnos cuenta. Total, que calculo que para diciembre que viene, ya estará Pepe entronizado. Será un santo humilde. Con una pequeña peana para poner su cabeza, bastará. ¡Ostras, que ilusión me hace! - ¿Qué te parece ser amiga de un santo, Pascualita?... ¿No tenéis santos en el fondo del mar? ¡Pero si es que no tenéis de nada! Pues, hale, vamos a una iglesia y te enseñaré lo que es un Santo y así, cuando regreses a tu hábitat y encuentres uno, ya sabrás que hacer con él.

La metí en el termo de los chinos para que fuera mirando el paisaje. En la iglesia había un bonito belen y me detuve a admirarlo. De repente, una mano artrítica se posó en mi hombro y grité, asustada. - ¡Aaaaaaaaaah!... ¿Cotilla? - Schiiiist ¡Calla, que estoy "trabajando" y me pillarán! - "¿Limpiando los cepillos?"

Con el sobresalto, Pascualita salió disparada y cayó en el río del belen, donde beben los peces. Se la llevó la corriente hasta el laguito de los patos.  Un pescador me "dejó" la caña y pesqué a la sirena
antes de que se ahogara en el agua dulce. Lleva toda la tarde durmiendo. Le he metido un buen lingotazo de chinchón al agua del acuario para que vaya recobrando su color cadaverino, natural.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

¡¡¡Gracias!!!


- "¡Corred, corred, que se nos escapa el autobús!" (gritó la abuela mientras emprendía una veloz carrera, subida a sus estiletos, antes de que el chófer cerrara las puertas)

La Cotilla y yo hacíamos lo que podíamos. - "¡Eeeeeeh, autobuseroooooo, Feliz Navidaaaad!" Las puertas siguieron abiertas hasta que entramos, sin resuello. Después el autobús dio salto hacia adelante y arrancó a toda pastilla. Reboté contra un señor gordo y logré mantener, la verticalidad.

La Cotilla quedó sentada en las piernas de una rumana de unos doscientos kilos y allí quedó, acurrucadita entre los enormes michelines de la mujer que, maternalmente, la protegió de salir despedida nuevamente.

La abuela se cogió con fuerza al abrigo de un señor de buena planta y pinta de trasnochador veterano que iba sentado junto al pasillo. Inmediatamente le cedió el asiento y ella aflojó la presión de su tacón de aguja que había perforado el zapato y el pie del hombre, hasta el hueso.

El viaje transcurrió si otro contratiempo digno de contar. Empezando por el paseo del Born, fuimos felicitando a la gente. - "¡FELIZ NAVIDAD, AMIGOS!" - ¡¡¡MUCHAS FELICIDADES!!! - ¡¡¡NAVIDAD, NAVIDAD, DULCE NAVIDAAAAAAD!!! - "¡¡¡GRACIAS A LOS QUE NOS LEEIS TODOS LOS DIAS!!!" - "¡¡¡MUCHO AMOR, SALUD Y BUENA VISTA PARA TODOOOOOS!!!

Fuimos paseando por las calles de Palma y la gente nos señalaban con el dedo - ¡Mirad, es la abuelaaaa! ¡Hola, abuela! - ¡Me encanta su pelo! - ¡Muero por su minifalda! (gritó una adolescente) - Y de esas dos ¿quién debe ser la nieta?  (preguntó alguien mientras pasábamos junto a la Cuesta del Teatro) Yo echaba chispas por los ojos mientras la Cotilla hacía la señal de victoria.

Y así seguimos, callejeando por Palma, Rambla arriba, calle Olmos, Plaza de España... De repente alguien gritó - ¡Oigan! ¿y Pasc...? - La abuela y yo, rápidas, dijimos - ¡¡¡Chiiiist!!! - La Cotilla, se paró, desconcertada - Pero... pero... pero ¿es que hay más gente que sabe que tú y
Pascual estáis liados? ¡Y Andresito sin enterarse! Esto no puede quedar así. - "Camina y calla si quieres comer paella" - Después la abuela se volvió hacia quién preguntó por su amiga y señaló, orgullosa, el broche de su solapa. Allí estaba Pascualita, con una minibufanda roja al cuello y mostrando, encantada, su temible dentadura de tiburón a todo el que quiso verla.

FELIZ NAVIDAD A TOD@S.  

MUCHAS GRACIAS POR SER TAN AMABLES DE LEER ESTAS PEQUEÑAS HISTORIETAS CON LAS QUE ME DIVIERTO Y ESPERO QUE OS DIVIRTAIS TAMBIEN.

MUCHA SALUD, MUCHA VISTA Y NO PERDAIS NUNCA EL SENTIDO DEL HUMOR.












martes, 19 de diciembre de 2017

¡¡¡ Pillada !!!

- Los buzones ya no tienen las bocas abiertas. Hay que abrírselas para echar las cartas de Navidad. Los christmas, como nos enseñaron a decir allá por los años sesenta del siglo pasado.  Hacía tanto tiempo que no mandaba una carta que no sabía por dónde meterla. Pensé llegarme hasta el Ayuntamiento a pedir una hoja de instrucciones.

- Uno a uno he depositado los sobres en las tripas del buzón amarillo. Cuando el último se ha precipitado al vacío, he tenido un sentimiento de angustia ¿A dónde he mandado mis cartas? ¿A un futuro incierto después de lo que me ha costado escribirlas? Es como la primera vez que tu hijo sale de noche. Lo sientes desamparado por esas calles de Dios. - Pascualita bostezó.

- Ahora nos iremos tú y yo a tirar las cartas al correo para que lleguen a su destino antes de Navidad. Como ves, es una bonita tradición y tu podrías implantarla en el fondo del mar cuando vuelvas a tu hábitat.

La abuela entró de sopetón en el comedor y le dio la risa floja al verme pegar un brinco, sobresaltada, al verme pillada de cháchara con Pascualita. - "¿Ya estás aburriendo a la sirena más guapa de los siete mares?" - ¿Quién? ¿Esto? (señalé, despectiva, a la medio sardina somnolienta que, a duras penas, mantenía los ojos abiertos) - "¡¿Cómo se puede ser tan borde?" - ¿Y tú tan cegata? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya estáis discutiendo? Se os oye desde la calle... ¿Qué pasa, boba de Coria?

La Cotilla me encontró sofocada porque acababa de quitar de enmedio a Pascualita, lanzándola, a través de la puerta abierta, al lavabo del cuarto de baño. Menos mal que había agua dentro y no sufrió daños severos.

- Ya no es la primera vez que llego a ésta casa y tu nieta tira algo lejos de aquí. ¿Se está entrenando para algo? - "Sí, para el lanzamiento de martillo" - ¿Para qué? - "Quiere ir a los Juegos Olímpicos" - ¿Estaaaaa? jajajajajajajaja - Me sentí muy ofendida - ¿De qué ser ríe, Cotilla? - ¿Crees que voy a tragarme lo del martillo? Nunca te he visto con uno en las manos así que, búscate una excusa mejor y en cuanto salga del baño, me lo cuentas.

Antes de que yo reaccionara, entró en el baño y cerró la puerta. - ¡Abuela ¿qué hacemos? Pascualita está allí dentro. - "¡Calma!" - La puerta se abrió con brusquedad - ¡¿Pero, qué es lo que tenéis aquí dentro?! ¡¿Un marciano?! ¡¡¡Llamad a los bomberos!!! ¡¡¡Hay un bicho que nos quiere comer!!! - "¡Déjate de historias!" - ¡¡¡Es verdad!!! ¡¡¡SOCORROOOOOOOOOOOOOOO!!!

Corrí al balcón para cerrarlo y no se oyeran los gritos de la Cotilla, cuando vi a Bedulio, correr como un gamo, hacia la esquina por la que, después desapareció.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Negocio de riesgo.

La Cotilla ha vuelto a traer un cargamento de velas de todos los tamaños. - ¡Alto ahí! (le grité) ¿a dónde cree que va? - Aquí. A tu casa. ¿No lo ves, boba de Coria? - Si cree que montará un nuevo altar para los "santos" Amigos de lo Ajeno, lo tiene claro. - El otro día fue Santa Lucía y no me enteré por eso lo celebraré hoy. - ¿Desde cuándo se llama usted Lucía?

Me dio un empujón y se metió en la salita. - ¡¡¡Cotillaaaaaaa, salga inmediatamente!!! - Pocos minutos después apareció vestida con una túnica blanca hasta los pies y una corona llena de velas encendidas que me pusieron los pelos de punta.

- ¡Está loca! Me va a quemar la casa. - No. Soy Santa Lucía y me voy a dar una vuelta por ahí. - Vaya dónde quiera pero que sea lejos. ¡Y apague esas velas!

No me hizo ni caso y marchó, pasillo adelante, con la luminaria en la cabeza. Salió al descansillo de la escalera y bajo ¡en el ascensor!. Corrí al balcón. Afortunadamente no hacía viento y las llamas de las velas apenas se movían. Antes de que llegara a la esquina la rodeaba un grupito de gente y ante mi asombro, le entregaban sobres. Inmediatamente pensé en su gurú, Luis Bárcenas, no sé por qué.

La abuela llegó poco después y con Pascualita, fuímos tras la Cotilla. Nos bastó seguir el reguero de gente que apenas la dejaba andar. Ella no se enfadaba y seguía aceptando sobres como si nada.

Al llegar la hora de la comida todo el mundo desapareció y fue el momento en que pudimos hablar con ella. También aprovechó para cambiar las velas gastadas por otras nuevas. - ¿De qué va todo esto, Cotilla? - Ya te dije que soy Santa Lucía... - "¿Y esos sobres?" - Cuando eres Santa la gente te hace regalos. - "¿Es dinero?" - ¡Ya lo creo! Menudas Navidades voy a pasar.

Fuimos a comer al comedor social. No la dejaron pasar hasta que hubo apagado las velas. - Nos lo va a chamuscar todo. - Mientras comíamos llegó Bedulio, cosa que nos sorprendió. - ¿Tu también comes en estos sitios? - Estoy trabajando. (estaba muy serio) He venido a recordarle que Montoro dice que tiene que declarar todo lo que gane en el truco que se trae entre manos. - La Cotilla se hizo la ofendida. - Estoy ganando, honradamente, un dinero que es ¡MIO! - ¿Vosotras tenéis que ver algo con este trapicheo? - ¡Noooooooo!

Finalmente, Bedulio, comió macarrones con nosotras y sonsacó a la vecina para que nos contara de qué iba todo aquello. Nos dimos cuenta de que tergiversó la historia de la Santa Lucía sueca. Unos días antes abonó el terreno contando por el barrio que el día de la virgen de la Esperanza, recibiría dones divinos y repartiría consejos para todos a cambio de la voluntad. La noticia se extendió a otros barrios y la esperaban expectantes.

En cuanto salió a la calle con aquella lumninaria en la cabeza, los crédulos y necesitados se acercaron a ella en busca de una esperanza para seguir viviendo. A su costa, los bolsillos de la Cotilla se llenaron hasta arriba.

La sirena debió notar mal ambiente entre nosotras y escupió a los ojos de la avariciosa. Las carreras, saltos, gritos, lloros y mocos dejaron el local patas arriba. La gente no daba abasto a colocar sillas y recoger macarrones del suelo. Bedulio, espantado y asustado al ver aquel ojo a punto de saltar de su órbita, salió corriendo y no le hemos vuelto a ver.

Nadie se explicaba lo que había pasado. Se hablaba de maldiciones, plagas, enfermedades tropicales... Entre la abuela y yo metimos a la Cotilla en un taxi. Hace un rato, mientras ella duerme en el antiguo cuarto de la abuela, la embajada sueca ha mandado a uno de sus trabajadores: un sueco momísimo - Su amiga ha vulnerado costumbre antigua. Nada de coger dinero. Suecos muy enfadados. - Entonces le he entregado "la recaudación del día" - Tenga, para los niños pobres suecos... ¿Hay niños pobres en Suecia? - No se preocupe, señora. alguno encontraremos.

domingo, 17 de diciembre de 2017

La Cotilla no puede evitar ser como es.

- "Es necesario que le devuelvas al dinero de los décimos de lotería a Geooorge, Cotilla" - No puedo, lo he gastado todo en zambombas, panderetas y botellas de anís del Mono. Mira que bonito suena: ¡¡¡Ande, ande, andeeeeeee, la Marimorenaaaaaaaaaaaaaaaa, ande, ande, andeeeeeeeee que es la Nochebuenaaaaaaaaaaaaa.

Ya puede invitarnos a unas copitas de anís. - ¿Qué anís? Las botellas vienen vacías. ¿Cómo se han cantado, toda la vida, los villancicos? Pues eso. -

La abuela estaba empeñada en que la Cotilla le hiciera caso. - "Si Geooorge se da cuenta de que lo has timado, te pondrá una denuncia y te llevará a juicio.?" - Para entonces ya no será europeo. - Un robo es un robo siempre, Cotilla. - Aquí la vecina se sulfuró contra mi. - ¡¿Pero quién ha robado, vamos a ver, boba de Coria? Le pedí treinta euros y me los dio. Punto. ¿dónde está el robo? Si es tonto, o quiere darme un aguinaldo, no se lo voy a impedir porque soy una pobre jubilada que no llega a fin de mes.

- Me da la impresión que tiene una fortuna escondida en algún lugar. - ¿Yooooooo? ¡Tu nieta está loca de atar! - "Estoy preocupada por ti. Imagina que el número del Gordo es el de los décimos que le has vendido al inglés ¿qué pasará luego?" - ¡Qué lo celebrará porque no te toca el gordo todos los días! - ¡Es una inconsciente, Cotilla!

Llamaron a la puerta. Era Geoooorge. - ¿Estar Cotilla aquí? - Pasa, pasa... - Mientras él entraba en el comedor, fui a por Pascualita por si nos tenía que defender de las iras del mayordomo. - Cotilla, yo querer más Lotería. ¿Valer igual? - Cuando se acerca el día del sorteo, suele subir el precio de los décimos... (¡que cuajo tiene la tía!)- ¿Cuánto costar ahora? - Cincuenta euros. - Bien. Tu darme tres.

Vi como la Cotilla daba un respingo al recibir un patadón de la abuela por debajo de la mesa. Restregándose los ojos para que no se le escapara ninguna lágrima, dijo con voz temblorosa - Por... ser para... ti, te los dejo... al mismo... precio... que los ... otros. - ¿Treinta euros, no?

La segunda patada fue tan fuerte que hasta a mi me dolió - Eeeeh... ay... sí... te los pondré... ay, ay.. a veinte euros... snif... a pesar de ... ay ay, que perderé....dinero... - Antes de acabar la frase saltó de la silla y cojeando se fue al baño a ponerse agua en las espinillas, mientras, la pierna de la abuela quedó en el aire.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Décimos de lotería.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Quiéres lotería de Navidad? - Tengo papeletas para parar un tren ¡no quiero más! - Son décimos. Si llevas el número del Gordo te cae un montón de dinero y con las papeletas te quedas casi a dos velas... Cómpramelos - No sabía que vendía décimos. - Yo tampoco pero he encontrado un sobre lleno y como me gusta compartir la suerte con los demás... - Menos lobos, Cotilla. Usted lo que quiere es ganarse unos cuartos. - A nadie le amarga un dulce, boba de Coria.

Nos sentamos en la cocina a tomar un café con leche. - Además. su obligación es devolver esa lotería. - No sé de quién era. - ¿Dónde la encontró? - Junto a una administración de Loterías. - ¡Pues allí tiene que devolverla! - Para que se la queden unos extraños, me la quedo yo.

Mientras nosotras seguíamos la discusión, entró la abuela. - "Se os oye desde la calle" - La Cotilla ha robado lotería. - ¡Trae la lejía que voy a limpiarle la boca a esta niña! - "No hay nada que hacer con ella, Cotilla. Ha salido a mi primer marido, la pobre. - Por cierto ¿tu mayordomo tiene algún décimo? - "Supongo que no. Dice que esas cosas son de país tercermundista".

 La Cotilla recogió el sobre y bajó para hablar con Geooorge. Un rato después, mientras se marchaba  el rolls royce, la vecina subió, triunfante. - El inglés se ha quedado con todos los décimos. Con que tercermundista... ¿eh?

- Con lo que le he sacado te invito a comer en el comedor social. - Y allá que nos fuímos.

Al volver a casa, una vecina nos dijo que un extranjero muy alterado, había pateado y golpeado la puerta de mi casa como si le fuera la vida en ello. - Pensé que no se daría cuenta... (murmuró la Cotilla) - Aquello me puso sobreaviso: - ¿Cuánto le ha cobrado por cada décimo a Geooorge? - Treinta euros. - ¡Pero si valen veinte! - Es para llegar a fin de mes...

Una sombra de preocupación cruzó mi mente como si fuera el pasillo de casa. - ¿Qué día se sortea? - Pues... el 22 de diciembre. - Aquello no me acababa de convencer - ¿En qué cae? - ¡En veintidós! - No indagué más.

A la hora de la siesta, la Cotilla cayó en los brazos de Morfeo, gracias en parte, a las copitas de chinchón que trasegó entre pecho y espalda. Fue el momento del interrogatorio. - ¿Es cierto que ha encontrado el sobre de la lotería en la calle? - Sí. - ¿Se lo ha vendido todo a Geooorge? - Sí - ¿Los décimos son de éste año? - La Cotilla respondió. - De 2007. - ¡¡¡¿QUEEEEE?!!! Entonces, ¡son falsos! - Elemental, boba de Coria...

viernes, 15 de diciembre de 2017

La coral.

Desde hace cuatro días no deja de llover torrencialmente y lo extraño es que, no han dicho nada en la tele sobre la borrasca que tenemos encima. Al revés, cuando un locutor de esos se aparta un poco y se ven las Baleares, nos ponen un sol.

Entonces ¿a qué vienen éstas lluvias persistentes? Es un nuevo misterio que añadir a los sucesos paranormales, porque los hay ¡ya lo creo! ¿O no es paranormal que alguien pueda vivir con las cuatro perras de la jubilación? Con lo que le cuesta a la Cotilla llegar a fin de mes.

Esto se lo estaba explicando yo a Pascualita mientras ella no podía disimular los bostezos. - Si te aburres, ajo y agua, porque esto que te digo es una lección de vida para que, cuando vuelvas a tu habitat, sepas lo dura que es cuando no se está a la sopa boba como tú...

La puerta de la calle se abrió de repente. Concentrada en el sermón, no escuché el concierto de pitos por el mal aparcamiento del rolls royce. El corazón me dio un vuelco y a punto estuve de estrellar a la sirena contra el cristal de la ventana de la cocina. Menos mal que el repiqueteo de los taconazos de la abuela me tranquilizó. - Pensé que era la Cotilla. - "Hoy es el gran día" - ¿Es fiesta? - "Lo será para quienes vengan a escuchar a nuestra coral a la plaza de España"

¿Me estás diciendo que cantas en un coro? - "En el de El Funeral. Vamos a dar la campanada" - La miré de arriba abajo. Vestía de negro, mini falda y sueter de lentejuelas y marabúes. Las piernas embutidas en unas brillantes medias adornadas con pequeñísimas luces lend. Era un espectáculo. - "Voy al último ensayo"

Naturalmente, fui con Pascualita en plan broche colocado en la solapa del abrigo. Y aguantamos bajo el paraguas, la actuación de un montón de corales. Por fin, anunciaron: - Damos la bienvenida al coro, de nueva creación, de la cafetería El Funeral. - Ante mi asombro, se levantó un griterio y aplausos calurosísimos, por toda la plaza.

Los participantes, ellos y ellas, eran los de más edad de cuantos habían cantado. Era gracioso ver como, ellos y ellas, se tambaleaban sobre el escenario mientras se les escapaba, en plena canción, la risa y unos ¡hips! muy graciosos.

 Y aunque aquello era una jaula de grillos, no paraban de jalearlos gentes con pinta de payeses. cuanto más llovía, más se entusiamaba el público. Cuando el agua me llegó a los tobillos me empecé a preocupar. Al acabar la actuación, hubo gente que subió al escenario y repartió sobres a todos.

 La gente se dispersó rápidamente. Y aún así, escuché quejas lastimeras del tipo - ¡Me han abierto el bolso! - Grité: - ¡¿Abuela ¿vienes a mi casa? - "No, boba de Coria. Vamos a celeb... ¡hip!... brarlo"!

Al llegar a casa tuve que hacerle el boca a boca a la sirena. Estaba medio ahogada por el agua dulce que, a pesar del paraguas, nos había calado. Poco después llegó la Cotilla, más contenta que unas Pascuas. - ¡Esta Navidad me hincharé a cosas buenas! - Parece que le ha salido bien un negocio. - Sí. He "hecho" un montón de bolsos entre las vecinas millonetis de tu abuela. - ¡Oh, no! ¡¡¡COTILLAAAAAAAAA!!!



ero no le di más importancia. Al llegar a casa estaba la Cotilla, empapada como una sopa. - ¿También viene del concierto? - No podía faltar. - ¡Que mal cantan! - ¡Eso es lo de menos. Han resultado más útiles que las clásicas regativas y los payeses les han pagado bien. Y por otro lado, yo llegaré a fin de mes al haber podido "hacer" un montón de bolsos! - ¡¡¡COTILLA!!!

 felices a las gentes del campo. Los

jueves, 14 de diciembre de 2017

Castañas asadas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Traigo castañas asadas. - "Huy, que ricas. Yo quiero" - ¿Tu no quieres, boba de Coria? - Antes tengo que saber de dónde las ha sacado. - ¿Y ese remilgo? - Sabemos que las castañas suelen tener "inquilinos" como las setas. - ¿Y?  - Que me da asco... ¿Son del contenedor del súper? - No. - ¿Del contenedor del barrio de la abuela? - Tampoco. ¡Anda, come y déjate de tonterías!

Al final cogí una castaña. Lo cierto es que se me hacía la boca agua. Y estaban calentitas. Así que seguimos comiendo hasta casi terminar el cucurucho. Después la Cotilla se fue a sus cosas y la abuela pudo darle a Pascualita las castañas que quedaban.

¡Y vaya si le gustaron! La sirena se relamía y nos costó hacerle entender que ya no había más. Al final tuve que ponerme el guante de acero para no quedarme sin mano.

Era tal su enfado que se puso a dar saltos mortales y a punto estuvo de vaciar el acuario y dejar el comedor hecho un mar. - ¡Pues sí que le han gustado las castañas a ésta! - "Es muy lista mi sirenita y más guapa que nadie" - El chinchón hacía su efecto en esta frase, así que, disimuladamente, metí la botella en el aparador y recibí un zapatazo en lo alto de la cabeza.

Desistí y me escondí en la cocina. Allí, Pepe la cabeza jibarizada, me entendería. O por lo menos no me llevaría la contraria. Y chinchón no bebe porque se le sale por el cuello cortado, así que todo esto que me ahorro.

Después de un rato de palique con Pepe y harta de que me diera la razón como a los locos, estuve a punto de irme a la salita pero, en el último momento se me ocurrió preguntarle una cosa. - Dime la verdad, Pepe ¿te parece normal el berrinche que ha cogido Pascualita? - No abrió la boca, entre otras cosas porque la tiene cosida pero ya se sabe que quién calla, otorga. - Aquí hay gato encerrado... ¿no crees? - Otra vez otorgó. Entonces, armándome de valor, pregunté: - ¿Había algo más que castañas, verdad? - Y ocurrió un hecho que me heló la sangre en las venas ¡Pepe se cayó del estante, rebotó en la mesa de la cocina y rodó por el suelo hasta mis pies!  - ¡¡¡LO SABIA!!! (grité aterrada) ¡LAS CASTAÑAS ESTABAN LLENAS DE GUSANOOOOOOS!... ¡¡¡ABUELAAAAAAAA!!!

miércoles, 13 de diciembre de 2017

El butano.

Cuando más necesitas una cosa se te acaba. Como el butano. ¡No puedo estar sin encender la estufa. Hasta Pascualita tiene frío y eso que le pongo al agua de mar calentita pero al poco rato la sirena se pone a temblar. Es gracioso verla ponerse lívida, más lívida que de costumbre. Incluso se oye el entrechocar de los dientes de tiburón que, como son tantos, montan un concierto de castañuelas que estoy por grabar y mandar para Eurovisión del año que viene.

Se lo comenté a la abuela y le pareció bien. - "Mandalo y ganaremos" - Bueno... eso no se sabe. - "Yo sí que lo sé. Le digo a Andresito que mueva los hilos políticos de los de su cuerda ¡y ya está!" - ¡Eso es hacer trampa! - "Eso es barrer para casa... Ay, boba de Coria, no es raro que aún sigas sin darme un biznieto"

Le hice a la abuela la reflexión de que eso es imposible e inviable puesto que Pascualita es el único especímen de sirena del mundo y nos la quitarían. - "Me da rabia decirlo pero... tienes razón ¡¿Y cómo voy yo a vender a mi pequeñina bonita?!" (gritó asomada al borde del acuario) - En cuanto se te crucen los cables (dije, muy digna al tiempo que le daba la espalda y ... ¡¡¡ZAAAAAAAAS!!! Me arreó un pescozón de campeonato.) - "A tu abuela nunca le enmiendes la plana." Y se marchó toda ofendida.

He llamado a su casa y se ha puesto Geoooorge al teléfono. - ¡Hola, inglés! tráeme una bombona de butano, porfi. - Aquí no ser butaneriau. Ser casa de madame. - Déjate de historias que tengo la estufa apagada y hace un frío que pela. - Madame decir no con finger. - ¡La madre que te parió! Dile a mi abuela que se ponga. - Madame mover, otra vez, dedo. - ¡¿Es que quiere que su única nieta se hiele?! ¡Saldríamos en los periódicos! ¡Menudo escándalo para ella! - Madame hablar con you.

- "Prepara quince euros por la bombona y la propina para Geoooorge" - ¿Pero... no me lo regalas? - "¿Por qué crees que los ricos son ricos, alma de cántaro?" - Vale... pero la propina... - "Dejará la bombona en la acera" - ¡Está bien! le daré un euro. - "Qué rácana eres!" - ¿Yooooooo?

Unos minutos más tarde llegó el rolls royce aunque, el clásico concierto de pitos por su mal aparcamiento, había empezado antes. El camión del butano había aparcado en medio de la calle montando un enorme tapón. Las vecinas se arremolinaban en derredor, gritando, silbando y aplaudiendo.

Saqué medio cuerpo fuera del balcón y de repente vi el por qué de tanto jaleo. ¡El butanero era nuevo y estaba más bueno que el pan de molde! Me maldije a mi misma por llamar a la abuela, a la abuela por mandar al inglés y a éste por subirme la bombona. ¡¡¡QUIERO QUE ME LA SUBA EL NUEVOOO, MALDITA SEA!!! 

martes, 12 de diciembre de 2017

El pánico de la Cotilla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡No grite, cooooooñe! que aún no han puesto las calles! - ¡Tienes que ayudarme! ¡Dime que lo harás! - No pienso decir nada que pueda comprometerme porque, con usted, nunca se sabe... - ¡Dílo, díloooooo!

La Cotilla había entrado en mi cuarto mientras yo dormía plácidamente. El despertar fue muy brusco y a punto estuve de saltar por la ventana pensando que había fuego. Para terminar de completar el espectáculo, se puso de rodillas, en posición de rezo, con las manos juntas y cara de pánico. Me dio un vuelco el corazón - (¿Qué querrá ésta? me pregunté) - Deje de hacer el indio y diga de una vez lo que quiere, que tengo que seguir durmiendo... Ah, y nada de pedirme dinero porque estoy canina.

La Cotilla abandonó su postura y se metió ¡en mi cama! Y no fue ésto lo peor, sino que tenía los pies como el hielo y los puso en mi espalda. Ese fue el momento en que en todas las ventanas del barrio se encendieron las luces, cuando grité como una posesa: - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!

Los móviles debieron echar humo porque, en muy pocos minutos, llegaron ambulancias, bomberos y policías, con las sirenas a todo volúmen. La Cotilla y yo nos asomamos al balcón para ver la movida. Los servidores públicos se apearon de sus vehículos preguntándo a los vecinos, asomados también a ventanas y balcones, que dónde era el incendio y el crimen.

La calle se convirtió en un gallinero porque todos habían escuchado el alarido pero no tenían ni idea de dónde había salido - ¿Cómo voy a saberlo si estaba durmiendo? (se enfadó un hombre que salió en calzoncillos) - ¡Exhibicionista! (gritó su mujer) ¡Entra en casa!

De finca a finca, se hacían recriminaciones y acabaron insultándose unos a otros. Mientras tanto los bomberos y enfermeros hacían coro hablando de fútbol. Los policías intentaban poner orden en aquel desconcierto pero era difícil porque tenían muchos frentes abiertos. Finalmente, llegaron los municipales con Bedulio al frente. Le costó entender de qué iba el guirigay pero luego, levantando un dedo acusador cual Rodrígo de Triana gritando ¡¡¡TIERRA A LA VISTA!!! , el Municipal señaló nuestro balcón.

Un potente foco apuntándonos activó la vena artística que toda persona que se aprecie lleva en lo más hondo de su ser... y cogiéndonos de la cintura, la Cotilla y yo ¡bailamos el cancán en tan reducido espacio!

Mientras el furgón de la policía nos llevaba a comisaría, recordé que todo empezó porque la Cotilla quería pedirme algo. -  ¿Qué quería? - Que me acompañes mañana a hacerme un análisis ¡Me dan pánico las agujas! - ¿Yoooooooo? Tengo que dormir. - ¡Egoísta! - Pues, sí.

lunes, 11 de diciembre de 2017

La abuela canta.

¡Que largo se me va a hacer éste mes con la tontería que ha cogido la abuela a cuenta del Espíritu Navideño! Ahora le ha dado por cantar villancicos a todas horas. Diréis que eso es algo que me afecta muy poco ya que no vive en casa. El problema lo tienen, si acaso,  Andresito, la Momia y Geooorge. Sin embargo a mi me llegan los ramalazos. Porque no canta a la buena de Dios sino en un coro, donde la han admitido porque su marido tiene el riñón forrado y los subvenciona.

Ahora canta en plan lírico. Y si los "gallos" que sueltan fueran reales, ya tendríamos resueltas las comidas de éstas fiestas.

Hoy ha entrado cantando a voz en grito. Con la boca abierta como un buzón de correos. Al verme se ha puesto muy digna y ha preguntado. - "A qué no sabes a quién estoy imitando" - He tenido que decir que no, claro. - "Que inculta eres. ¡A María Callas! Tengo su mismo timbre de voz... ¿A qué viene esa cara de incredulidad? ¡Tendrías que estar orgullosa de tu abuela!" - Si lo estoy... solo que ¿Por qué te ha dado por ir a un coro? - "Esta tarde lo verás cuando vengas al ensayo general" - ¿Qué quieres decir?... ¿Que tengo que venir a... escucharte? - "El apoyo familiar, en estos caso, es muy importante" - ¿No estás exagerando un poco? - "A las seis te espero en El Funeral" - Al Funeral ¿por qué? - "Es nuestro Local Social" - ¿Y cómo se llama el coro? - "Los amigos del Chinchón"

Pasaron a recogerme con el rolls royce, el abuelito y la bisabuelastra. Pero yo no iba sola, me acompañaba Pascualita, claro que disimulada en el broche prendido en la solapa del abrigo. Me lo había pedido la abuela, bajo pena de descuartizamiento si no la llevaba.

En la cafetería, mientras esperábamos que se hiciera la hora del ensayo, todo el mundo apuraba sus copas de chinchón y el barullo iba subiendo de volúmen. Después llegó el momento del carraspeo de los cantantes. Finalmente ocuparon sus sitios y el maestro cogió la batuta. - ¡¡¡El maestro está como un tren!!! (grité llevada por el entusiasmo) - Conchi, la amiga de la abuela, me confirmó lo que sospechaba. - ¿Creías que cantaba por amor al arte? ¡Estamos todas enamoradas de él! ¡30 añitos tiene el guayabo! Es un yogurín . ¿Quién se lo llevará al huerto? Se admiten apuestas y tu abuela tiene muchas opciones.

No tengo ni idea de cómo han cantado porque toda mi atención estaba centrada en el maestro y las miradas ardientes que le lanzaba la abuela. Y era evidente que él se dejaba querer.

Disimulando, le fui dando sorbitos a Pascualita para que se durmiera y no molestara a la concurrencia. Pero en lugar de eso, se fue poniendo cada vez más flamenca y le dio por moverse de un lado a otro. Cuando estaba a un tris de ser descubierta, la sirena dio un salto mortal con tres tirabuzones y cayó en la cabeza del maestro de música,

En un visto y no visto quedó mondo y lirondo. Sus gritos y aspavientos superaban en volumen a los gorgoritos del coro. La hermosa y cuidadísima melena había desaparecido, en su lugar quedaban cuatro mechones mal repartidos.

Tuve buen cuidado de meter a Pascualita en mi bolso sin que nadie sospechara de mi familia ni de mi. La consecuencia de todo aquel tinglado fue que se anuló el ensayo y quién sabe si también el concierto... hasta que al maestro de música le crezca el pelo.


domingo, 10 de diciembre de 2017

El ojo del señor Li

Cuando el señor Li despertó de su cogorza, habían pasado muchas horas. Mientras, su familia y trabajadores de sus tiendas, le buscaban por todos los rincones de Palma. Y por unas de esas extrañas casualidades que nos depara el destino, uno de ellos se encontró con Bedulio que estaba de servicio y le preguntó si tenía alguna idea de dónde podía encontrarse el señor Li.

A Bedulio no se le ocurrió más que abrir la boca para dar mi dirección. Los chinos se comunicaron unos con otros y entonces alguien dijo que - ¡Sí. Ahora lecueldo que él decil algo de... ¿boba de Colia? - ¡Es lo que me figuraba! - comentó el Municipal. - En esa casa siempre han pasado cosas raras... Lo mismo se lo han comido con patatas esas ánimas en pena que aparecen por allí ¡Se me pone el vello de punta!

El resultado fue que su Jefe le ordenó visitarme e indagar sobre el paradero del señor Li. Pero no vino solo, lo acompañó una cohorte de chinos. Así que, cuando abrí la puerta me encontré con un montón de ojos rasgados que expresaban esperanza y un par de ojos redondos, asustados. - Bedulio, haciendo de tripas corazón, carraspeó y dijo: - ¿Está aquí... ¡ejem!... o ha estado, el señor Li? - Sí que está  aunque... - ¡Chissssst! No intentes liarme. Dile que salga. - No puede. Está indispuesto. - ¡¿Qué le has hecho?! - ¡Nada!... Tiene un ojo a la remanguille. - ¿Qué sel lemanguillé? (preguntó uno de los chinos) - Pues... que está a punto de salirse de su órbita. - Todos pusieron cara escalofrío - ¡Uffffff! - Sí, uf. (dije para congraciarme con ellos)

Todos miraron a Bedulio. - ¿Qué... pasa? - Tú cogel señol Li. - ¿Yooooooo? ¿por qué? - Tu sel autolidad. - Pero es vuestro pariente. - Tu entlal y milal. - No, no, no... Yo aquí no entro...

- La voz del señor Li se oyó como salida de ultratumba. - ¡Aaaayyyy, mi cabezaaaaa! - seguido de un alarido. - ¡¡¡AAAGGGGGGGGGG!!! - Los congregados en el descansillo se apretujaron unos con otros. En medio de todos estaba al Municipal. - Esto es porque se habrá visto en un espejo (dije queriendo quitar dramatismo al momento) Debe ser raro verse un ojo tan grande cuando siempre ha sido como una rayita jijijijijiji.

 Finalmente les convencí para que entraran y se lo llevaran. Arremolinados a su lado nadie le miró de frente. Simplemente lo ayudaron a levantarse y llevárselo. A medio pasillo escuchamos varios ¡CHOFFF! seguidos. Era Pascualita haciendo sus saltos mortales en el acuario.Y Bedulio, que siempre piensa cosas raras, salió por pies camino de la escalera. Al ver su espantá, los chinos no quisieron ser menos y como el miedo es libre, volaron escaleras abajo.

De nuevo tengo al señor Li en casa. Más tarde, mientras nos tomábamos unos chinchones, lo he tranquilizado diciéndole que mañana lo llevaré a la Oficina de Objetos Perdidos.

sábado, 9 de diciembre de 2017

¿Qué les pasó a las sirenas y sirenos?

Pascualita solo le teme a una persona: el señor Li. Puede que la sirena tengo un sexto, e incluso un séptimo sentido que la pone en guardia cuando él viene a casa. Entonces, en lugar de intentar morderle o lanzarle chorritos de agua envenenada, se esconde en el interior del buque hundido que,  rodeado de algas es casi invisible.

De modo que me puse a pensar y pensar y pensar y... ¡Uf, acabé con el cerebro escacharrado y tuve que tomarme una tortilla de aspirinas para volver a mi estado natural. Sin embargo, esto no resolvió el misterio, así que decidí tomar el toro por los cuernos y fui a la tienda de los chinos para hablar con el señor Li.

- ¡Hola! ¿Venil a decil que día comel con Lei en tu casa? - No. Vengo a intentar resolver un enigma que  me preocupa... ¿Se come mucho pescado en China? - ¡Oh, sí! Hay mucho chino en China. - ¿Cualquier clase de pescado? - ¿Tú quelel pescado chino? ¡Yo tenel aquí! - ¡No, no!... ¿Es posible que, de tanto comer pescado, hayan acabado con algunas especies? - ¡Oh, sí! sel posible... - Por ejemplo ¡¿sirenas?! - Sí. ¡Síiiiiiiii! Abuela contal que su bisabuela contal a ella que su bisabuela le contaba que su bisabuela contaba también... - ¡Vale! ¿O sea, desde el principio de los tiempos? - Sí, podel decil así... Chinos comel silenas y silenos, con aloz, col, algas... Silenas y silenos pegalse a algas y chinos cogel tlanquilamente. - ¡¡¡Que ascooooo!!!

- Milenios atlás, solo comel silenas Empelador y familia. Luego chinos sel tantos como glanitos de alena en playa y telminar comida, pol eso Empelador decil a pueblo ¡Comed también silenas y silenos! !Y comel todos!

Ya tenía el motivo de la desaparición de esos bichos, así que di media vuelta para irme. - ¡Eh, boba de Colia! ¿No complal nada?... ¿Fideos chinos?... ¿No? - ¡¡¡Lácana!!!

Así que Pascualita era el único ejemplar que quedaba en todo el mundo... Y guardaba en su pequeño cerebro el recuerdo de la extinción de su raza. He ahí porque se escondía en cuanto veía al señor Li.

Al llegar a casa me acerqué al acuario. La sirena bostezaba subida en el borde. Al verme alargó un brazo señalando la salita. - ¡Ni hablar! ¡No pienso poner la tele para ver a la Esteban! - Entonces, escupió.

Fue el momento justo en que el señor Li, acompañado de la Cotilla, entró en casa y recibió, de lleno, un escupitajo dolorosísimo, en un ojo. Había visto hacer tai-chi a los chinos pero saltar, gritar, llorar, moquear como él, nunca. Cuando le acerqué la botella de chinchón, la apuró en un instante. Tuve que darle otra para que cayera rodando bajo la mesa del comedor. Ahora solo falta que no recuerde nada cuando despierte y que no se asuste al ver ese ojo, normalmente como una fina raya en su cara y ahora tan hinchado como una pelota de ping pong.

viernes, 8 de diciembre de 2017

El señol Li.

Llamaron a la puerta y puse mi voz más angelical al preguntar - ¿Quién esssssss? - por si acaso era algún candidato a ser padre de un biznieto. Pero no. - Soy señol Li. - Efectivamente, en el descansillo de la escalera estaba el hombre con un paquetito en la mano que me ofreció en cuanto le abrí la puerta.

- Sel legalo pala ti. - Y me hizo una profunda reverencia, que no imité por no partirme la espalda. - ¿A santo de qué viene ésto? (pregunté, mosqueada) - Yo invital a ti, tu invital a mi. - ¿Acaso quiere un chinchón? - La ranura de sus ojos se estrechó y yo me quedé sin saber qué decir. Así que me concentré en el paquete. Lo abrí y encontré una bandejita con seis rollitos de Primavera. - Mi primera reacción fue abrir la boca y soltar - ¡No puedo comerme a sus antepasados, señor Li! - Abuela decil que tu sel tonta. ¡Sel veldad!

Nos sentamos en la salita. En cuanto a los rollitos, aunque se veían apetitosos, se los comería la Cotilla que tiene buen saque y no le hace ascos a nada. - Tu invital a mi esta Navidad. Con el Ley. - ¿Qué Ley? ¿Han puesto otra?... No me he enterado. - No Ley, sino Ley. - ¿Usted sabe lo que dice? - Los ojos se le achinaron un poco más. - ¿Tu no sabel chino-español, boba de Colia? - Si, pero... no sé de que Ley habla ¿A ver si se cree que me paso el día viendo la tele? - Suspiró el señor Li, armándose de paciencia. - Tú milal mi boca: L.e.y.d.e.E.s.p.a.ñ.a... ¿Sí? - Como no sea que quiera hablar de una nueva ley española... pero ya le digo, aquí, quien entiende de política y le saca beneficios, es mi abuelito, yo no... . ¡¡¡TU CALLAL, COÑE!!!

Cuando, por fin, le entendí salté de la butaca. - ¿Quién se lo ha dicho? - Abuela y Cotilla. Estal contentas. Ellas tlael cosas comel. ¡Yo también! Mesa llena de cosas licas! Y todo lleval etiqueta con nomble esclito: Tienda Casa Li. Tu llamar a Hola. Hacel fotos y salil en levista ¡Buena plopaganda!

De repente se oyó varios ¡CHOFSSSS! El señor Li se sobresaltó - ¿Sel gamba golda? - ¿El qué?... - Yo buscal... - ¡No! Estese quieto que me está poniendo nerviosa. - ¿Tu ponel gambas goldas con Rey aquí. - ¡Iremos al comedor social, pesado! - Oh... ¿Sel costumble española cuando venil Ley a casa? - ¡Sí, hijo sí. Ande, váyase, que es más pesado que una vaca en brazos.

jueves, 7 de diciembre de 2017

La diadema.

Me he pasado todo el día intentando"evadirme" de la familia, para encontrar la tranquilidad de espíritu que, se supone, traen éstos días navideños. Pero me ha sido imposible. La abuela acaba con los nervios de quien se le pone por delante.

La abuela ha traído un regalo a Pascualita, cosa que me ha sacado de quicio porque nunca me trae uno a mi. Es una diadema con un pequeño reno encima al que, para remate, se le enciende la nariz roja y suena un villancico. Es Rodolfo, el reno de Papa Noel. - "¡Pero que guapísima está mi sirenita, Dios mío!" - La abuela estaba encantada y también Pascualita que le dedicaba "hermosas" sonrisas de tiburón a su amiga.

El soniquete es una verdadera murga. - ¿A que lo has comprado en la tienda del señor Li? - "Sí, tiene cosas monísimas para éstos días. Voy a comprar más cosas. Por ejemplo, para la Momia hay... - ¿Le vas a regalar algo de los chinos a una mujer con tanta clase? - "Será para reírnos un poco. También le compraré algo al Rey y a su familia: panderetas y zambombas, campanitas y matasuegras, carracas y diademas como ésta. Así habrá alegría..." - Y mucho ruido. - "Qué sosa eres, hija mía. Voy a poner un anuncio en los periódicos que diga: Se alquila sosaina para presidir funerales" - ¡Abuela! - "Y te sacas unas perras ¿Tú sabes a cuánto va el faisán?. ¿Y las angulas?. ¿Y el caviar iraní?. ¿Y..." - No pienso comprar nada de todo esto. - "¿Entonces...?" - Pondré comida más clásica de nuestra tierra: pa amb oli y tomatiga. - "¿Pan con aceite y tomate? Te encerrarán pensado que eres una terrorista" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vengo dispuesta a montar el belén!

La Cotilla entró como siempre, como un elefante en una cacharrería. - Lo traigo todo, dijo. Nena, trae la mesa de la cocina y será el desierto. - Déjese de belenes que menudo el que tenemos montado en España. Y la mesa no se la dejo. - No seas egoísta. - ¡Es para desayunar! - Es para los presos del Caso Gürtel, pobrecillos. Haré una foto y se la mandaré para hacerles más llevadera la Navidad! - ¡¡¡Que les den morcilla!!! - Había que ver a la Cotilla hecha una furia contra mi, como si en lugar de ellos, hubiese sido yo quién metió la mano en la caja.

La musiquilla de la diadema del reno no paraba de sonar ni dentro ni fuera del agua. Llegó un momento que llenó nuestros cráneos y sentí la necesidad perentoria de pararlo. La Cotilla se llevó las manos a la cabeza - ¿Qué es ésta monserga? ¿No se puede parar? - Sí (dije sin pensar) pero hay que meter la mano ahí (señalé el acuario) - ¡Pues métela, boba de Coria! - ¡¡¡Es peligroso!!! - No digas tonterías. - Está Pasc..... - ¡Ya me extrañaba que no saliese el querido de tu abuela! (gritó, fuera de sí) - Y ni corta ni perezosa, metió el brazo hasta el fondo del acuario... ¡Y lo sacó entero y con la diadema en la mano! - ¡¡¡YA ESTA!!! No sé a qué viene tanto cuento.

Entre las algas descubrí la cara aliviada de Pascualita que se tendió sobre la arena del fondo a dormir una de sus siestas.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Trabajo extra.

- "Nena, te he conseguido un trabajo" - Ya tengo. - "Es para que te saques un sobresueldo porque si tienes que invitar al Rey, te hará falta" - Te dije que iríamos al comedor social. - "A tu abuelito no le parece bien y a la Momia tampoco" - Pues no lo invito y ya está. - "No, no, no. Esta no es la solución. Están tan ilusionados... " - Pues que lo inviten ellos. - "Ni hablar. La cocina estará como una patena y no quiero ensuciarla." - Además, el Rey no vendrá solo. Serán cuatro... No puedo con este gasto. - "Por eso te he conseguido un trabajo extra, boba de Coria."

- "Tienes que hacer de Paje Real" - ¿Aún hay esas cosas? - "De toda la vida" - Me suena anacrónico... ¿También hay bufón real? - "Eso no lo sé. No recuerdo haber visto ninguno en los belenes..." - ¿Quién está hablando de belenes? - ¿Tú de qué hablas entonces...? - "Del Paje Real de los Reyes de Oriente."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Cotilla, tengo un trabajo para usted! - ¿Para cuándo? - Antes del día de Reyes. - No podré hacerlo porque tengo comprometidos todos los días desde Noche Buena. - ¡Caray! tiene la agenda completita. - Pues, sí. - ¿Qué tiene que hacer? - Visitar todas las iglesias y conventos de Palma. Esos días los cepillos reciben más dinero y alguien tiene que vaciarlos. - ¿Puedo venir a trabajar con usted? - ¡Ni de coña!

La abuela sacó el traje de Paje Real para que me lo probara. - No hace falta porque no voy a ir. - "¡Por encima de TU cadáver!" - jajajajajaja ¡Abuela, te has equivocado! Se dice MI cadáver. - "Te aseguro que NO me he equivocado, boba de Coria"

Un escalofrío me recorrió la espalda - ¿Me convertirías en... cadáver? - "Si no queda más remedio, sí. ¡Pónte el traje!" - A regañadientes lo hice. El caso es que me sentaba como un guante. - ¡Que chulo! Me lo pondré para la fiesta de El Funeral de Navidad. - "¡Ni fiestas, ni leches! Tienes que trabajar!"

Cuando me quedé sola me puse de nuevo el traje de Paje para contemplarme a mis anchas en el espejo del ropero. Y coloqué a Pascualita encima de la lamparita de noche del cuarto para que me diera su opinión. Que ya se sabe que ven más cuatro ojos que dos.

A la sirena el traje no le hizo ni fú, ni fá, pero sí la pluma de marabú del turbante. No perdía de vista
sus movimientos y, de repente ¡saltó sobre ella! La pluma se dobló bajo su peso y los dientes de tiburón de la medio sardina, quedaron a la altura de mi pecho ¡Y ahí mordió la jodía!

He pasado un mal rato de dolores, gritos y aspavientos, además de beberme una buena ración de chinchón pero, debo reconoce,r, que ahora el traje me sienta muchísimo mejor.

martes, 5 de diciembre de 2017

Comidas de Navidad

No habían dado las dos de la madrugada cuando sonó el teléfono. - "Nena, te llamo porque acabo de pensar una cosa y si no te la digo ahora, luego se me olvidará ¿Que vamos a comer en Navidades?" - Abuela... falta mucho todavía... y ahora no puedo pensar... Estoy dormidaaaa zzzzzzz - "No falta tanto. Cuando menos lo esperemos saldrá el Rey felicitándonos. Yo lo veré en la Torre del Paseo Marítimo porque mi casa es muchísimo más regia que la tuya ¿Lo comprendes, verdad?"

- ¿El... qué...? - "Que el Rey queda mejor en la televisión de mi casa que en tu pisito de mileurista" - ¿Tam... bién vendrá a ... comer? zzzzzzzzz - "¡Andresito, mira qué dice la nena! ¡Que invites al Rey a comer!... ¡Un momento! ¿A qué le invitamos, nena? ¿a comer o a cenar? ¡Que contento se ha puesto tu abuelito! con lo monárquico que es él... y yo!"

-  ¿Quién es... ¿monárquico? ... zzzzzzzz - "Nosotros" - ¿La Cotilla y tú? ... - "¡¡¡Despierta de una vez, boba de Coria!!!" - El grito me puso firmes y haciendo esfuerzos sobrehumanos, logré mantener los ojos abiertos y algo despejada la cabeza.

- "Así que vendremos en Nochevieja, Navidad y la Segunda Fiesta" - ¿Quiénes? - "Tu familia. ¿Y cuándo le decimos al rey que venga?" - Como siempre... el cinco de Enero... - "¡Espabila o me planto en tu casa en dos minutos!"

Al final logré enterarme de los propósitos de la abuela y puse el grito en el cielo. - ¡Ni hablar! ¡Yo no quiero cocinar! que lo haga Geooorge que para eso le pagas. - "Le pago para que nos atienda a nosotros, no a ti. Además no es de la familia y dentro de poco, ni europeo" - ¡¿Y qué es eso de que vendrá el Rey?! - "Ha sido cosa tuya. Ahora no vayas a quitarle la ilusión a tu pobre abuelito" - Yo estaba traspuesta. No sabía lo que decía ¡¿Cómo voy a invitarle si no lo conozco?! - "Pero si estás cansada de verlo en la tele y las revistas. Es muy guapo y muy alto..." - ¡¡¡QUE NO!!!

Antes de colgar el teléfono aún lo intentó una vez más. - "Sería bueno para Pascualita, que conociera al Rey" - ¿Para morderlo? - "Para que sepa lo que es un Rey y algún día, cuando vuelva a su hábitat, podrá coronarse como Reina de los mares... Entonces llamamos a Palacio y quedamos para el día de Navidad ¿vale?" - Vale. Ese día iremos al Comedor social. Será toda una experiencia. -


lunes, 4 de diciembre de 2017

Geoooorge está avergonzado.

He llamado a la abuela y Geoooorge me ha dicho que estaba durmiendo. - Pues llamala, inglés, que tengo que hablar con ella. - Mi no llamar a madame. - Que la llames te digo. - Mi decir nou. - ¿Cómo que no? ¿A que hago que te despida? - Mi ser igual. Yo querer Brexit ¡ya! - Vaya cambio. Tu no querías... - Mi no poder trabajar here... yo enfermitou. - ¿Qué te pasa? - Tener verguenza yo. ¿Tu ver rolls royce? - Ahora te comprendo, está ridículo... pero yo tengo que hablar con ella. - Entonces Geooorge me levantó la voz - ¡¡¡Yo no llamar por no querer llevar rolls por calle!!! ¡Gente reír siempre! ¡Yo mal! ¡Coche ser inglés! - Ahora es alemán, atontao ¡Y a mi no me grites! - ¡Siempre ser inglés!

Con tanto grito, la abuela se plantó junto al teléfono. - "¿A qué viene este jaleo? - Nieta boba de Coria querer que yo llamar a usted. Y mi no querer ¡¡¡No querer!!! - "Vaya perra que has cogido! Te he dicho que los adornos solo son para Navidad, luego volverá a ser el mismo rolls royce de siempre. ¡Y que sea la última vez que me despertáis ¡¿Te enteras, nena?!"

Una hora después, bajo mi balcón se montó un guirigay algo distinto al de costumbre. Primero sonaron campanitas que iban acercándose y el parpadeo de las lucecitas rojas, verdes y amarillas. Inmediatamente se oyeron los pitos de los coches y del autobús. Cuando la abuela entró en casa, con Geooorge llevando una bandeja de ensaimadas, le sugerí: - Al coche solo le falta que Raphael cante El tamborilero para ser total. - (y lancé una mirada "inocente" al inglés que me la devolvió llena de odio)

- "Dejo aquí esta bandeja y la recogeré esta tarde cuando vayamos a El Funeral. ¡Ni se te ocurra tocar ninguna!" - Pues no la dejes aquí. - "En la Torre del Paseo Marítimo no puedo porque Andresito y su madre se las comerían todas. No quiero hacerles pasar mal rato a los pobres" - Aquí lo pasaremos la Cotilla y yo... - "¡Os aguantáis!" - ¿Y si las toca Pasc...? (estaba Geooorge delante) - "Bueno... si solo quiere una, déjala que la coma" - ¡¡¡¿Y yo qué?!!! ¡SOY TU NIETA! - "Menuda cruz me ha tocado. ¡No me lo recuerdes!"

Al atardecer, cuando los abuelitos vinieron a por las ensaimadas, les precedió la voz de Raphael cantando El Tamborilero para desespero del vecindario que no podían escuchar la tele.

domingo, 3 de diciembre de 2017

¡Vamos a la nieve!

El rolls royce, con sus vergonzosos adornos navideños, salió muy temprano rumbo a las nevadas montañas de la Sierra de Tramuntana. Dado lo grande y ancho del vehículo, en cuanto entró en las carreteras estrechas se convirtió en dueño y señor de ellas, sin dejar pasar a nadie y obligando a los que venían de frente a apartarse del camino.

Habían venido a buscarme cuando acababa de abrir un ojo. Menos mal que traía ensaimadas recién hechas y han animado un poco mi espíritu, para nada aventurero. Después, junto con Pascualita, ambas muy abrigadas hemos empezado la excursión.

Después de que el coche derrapara por tres veces, haciéndome chillar como un conejo asustado, puse pie a tierra y me agaché a besar el suelo en señal de agradecimiento por llegar sanos y salvos a un lugar helado, lleno de gente gritona que no paraba de hacerse fotos. Al levantarme, una bola de nieve me dio de lleno en la cara. Inmediatamente otra cayó en mi espalda y se deslizó debajo de la ropa.

Me sentí alterada y con ganas de venganza. - ¡Ya vale, idiotas! - La abuela se enfadó.- "¡No seas maleducada, boba de Coria! Ha sido un gesto simpático por su parte". - ¡Y un cuerno!

Mientras discutíamos, Pascualita saltó de mi bolsillo al suelo nevado y arrastrándose se alejó de nosotros. Hasta un rato después no nos dimos cuenta. - "¿La has perdido? ¡Se va a congelar!" - Así no volverá a hacer lo que le da la gana.

La buscamos sin éxito alguno y la esperanza de encontrarla se fue fundiendo como azucarillos en un café. Un alarido, entre aullido de lobo y maldiciones sin cuento, nos anunció que Pascualita había mordido a una nueva víctima. La madre del niño que me tiró la bola de nieve, corría que se las pelaba ladera abajo. - Me lancé tras ella como una descerebrada para coger a Pascualita antes de que la vieran.

Tras de mi venía el marido resollando. - ¡¡¡Paso, paaaasoooooooooooooooo!!! (gritaba yo) Después de dar dos vueltas de campana conseguí alcanzarla y de un tirón seco la arranqué del pecho al que se había aferrado con los dientes. El grito fue espantoso y provocó un alúd

Para cuando su marido la alcanzó, Geooorge ya arrancaba del motor del rolls royce y trataba de dar la vuelta sobre una pista de patinaje. La voz del marido llegó clara hasta nosotros. - ¡Oh, querida! Esto es maravilloso. Jamás te había visto tan exhuberante... de un pecho. Convendrá que te golpées en el otro para quedar compensada.

Oimos la voz lastimera de ella, llena de reproches y sobre todo, diciendo a su marido, dónde debía golpearse él para convertirse en eunuco que era para lo único que servía.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Ten abuela para ésto.

A la abuela la ha tocado, con su dedo en forma de carámbano, el Espíritu de la Navidad. Y me tocará aguantar la parafernalia ¡hasta después de Reyes!

El concierto de pitos a la llegada del rolls royce, ha estado acompañado de risas, gritos y aplausos. No me lo podía creer y he salido al balcón a ver qué pasaba. He visto a un avergonzadísimo Geoooorge abriéndole la puerta del coche a la abuela para que saliera.   Lo primero que ha asomado ha sido una altísima bota de charol rojo.

En cuanto ha podido, Geooorge se ha encerrado en el rolls. No era para menos: la carrocería ha sido pintada de rojo, con hojas verdes de acebo. Unas guirnaldas de lucecitas iluminan, de noche y de día, las ventanas y los limpiacristales tiene acopladas unas campanitas que suenan al moverlos. ¡Un poema, vaya!

Esperé a que entrara la abuela pero en su lugar lo ha hecho ¡Papa Noel!... bueno, Mama Noel. Con una minifalda orlada de piel blanca. Campanillas por pendientes. Una larguísima barba blanca usada como foulard al rededor de su cuello y un gorro de lana, verde y rojo, para completar "el disfraz" - No me digas nada. A ver si lo adivino... ¡Esta noche tenéis una fiesta de Navidad en El Funeral! - "Que yo sepa, no... ¿Por qué?" - Como vas disfrazada... - "¡¿Perdona?! Mis buenos euros me ha costado ésta maravilla. Y ni te cuento lo que vale el cambio de imagen del rolls royce ¡Un potosí!"

- ¿No te parece un poco "excesivo" todo esto? - "Es Navidad" (lo dijo asombrada, como si no pudiera creer lo que oía) - Todavía, no, abuela. - "¡Lo dice hasta el Corte Inglés y ya sabes que eso va a misa" - ¿Cuándo vas a llevar éste ... esto... la ropa esa? - "Todos los días. De la mañana a la noche" - ¿Y si se ensucia? - "No es problema para una persona rica como yo ¡Me he hecho tres trajes iguales!"

- ¿Y qué dice el abuelito? - "Que le molestan las campanillas.Se las da de finolis por eso no le hago ni caso" - Debes reconocer que el sonido da dolor de cabeza... y el coche está... ¿esperpéntico? ¿ridículo? ... original (las dos definiciones anteriores no fui capaz de decirlas de viva voz, pero lo pensé)

De su bolso con forma de cabeza de reno - "Es de la tienda de los chinos del señor Li" - sacó un paquetito. - "Para Pascualita. Me lo han hecho en Christian Dios como los demás" - Era un modelito, exacto al de la abuela para la birria de la sardina. - ¡Yo soy tu nieta! ¡¡¡Y no tengo nada de Christian Dior!!! - "Por qué no quieres, boba de Coria" - ¿Qué tengo que hacer para tener un vestido, por ejemplo? (babeé esperanzada) - "Lo que hace todo el mundo, boba de Coria: ¡PAGARLO!"

Ya voy por los tres cuartos de botella de chinchón bebido para olvidarla ¡¡¡Y NO PUEDOOOOO!!!


viernes, 1 de diciembre de 2017

El arbol de Navidad cibernético

La abuela entró en casa como si fuese el Rey Pepet. Revestida con una capa de visón color violeta, que le tapaba muchos por arriba, hasta lo alto de las orejas, y muy poco por abajo porque, a pesar de que las temperaturas han caído en picado, ella no renuncia a enseñar sus hermosas piernas que tanto éxito han tenido durante casi un siglo (lo de SIGLO no puedo decirlo fuerte o me expongo a un pescozón)

Las llevaba embutidas en unos gruesos leotardos plateados que brillaban como diamantes y cegaban a quien tuviese la mala pata de cruzarse con ella. El gremio de Oftalmólogos y de los Opticos, le están muy agradecidos porque, gracias a ella, ha aumentado el número de pacientes que acuden a esos sitios asustados por la repentina ceguera que, aunque dura poco, a los profesionales les sale a cuenta.

- ¿Dónde has comprado los leotardos? - "¿Te gustan? Pues aún no lo has visto todo" (apretó las piernas y los destellos pasaron a ser lucecitas de colores, de arriba abajo. - "¡Es Navidad! ¿Qué te parece?" - Quedé boquiabierta. Esto tenía que verlo Pascualita.

La cogí del acuario mientras dormía una de sus muchas siestas y no le sentó nada bien que la despertara, tal vez por eso, cuando vio tanta luminaria, se lanzó a por las piernas de la abuela que, rápida como el rayo, se apartó y el pobre bicho salió por la ventana cayendo en la copa del árbol de la calle.

- ¡Abuela, sal al balcón e ilumina el sitio, a ver si vemos a Pascualita! - El revuelo de pájaros quejándose furiosos, me indicó el camino que seguía la sirena mientras iba cayendo hacia la acera. Corrí a toda pastilla y llegué en el momento justo en que la Cotilla doblaba la esquina y Pascualita caía en el bolsillo, abierto, de mi bata.

- ¿Qué llevas en el bolsillo? (preguntó sin poder contenerse) - Un pañuelo lleno de mocos. - Y algo más (alargó la mano que retiró cuando le di un manotazo. - ¡¿Oyeeeee?! - Pues no se meta en mis intimidades. Los mocos son míos y no quiero que los manusée. - ¡Que guarra eres! - ¿Yooooooo? ¿Acaso le meto mano a los suyos? - He visto que caía algo. - Una lentilla de la abuela. - ¿Desde cuando lleva lentillas? No me ha dicho nada. (¿noté un punto de envidia en el tono de voz? - Son para presumir, a cuadritos.

La Cotilla miró al balcón y quedó como yo antes, boquiabierta. - ¿Qué clase de Arbol de Navidad has puesto? - Lo compré en la tienda de los chinos del señor Li. La última moda. - ¿No vas a ponerle bolitas y espumillón? - No sé si se dejará jijijijijijijijiji (me estaba entrando la peligrosa risa floja) - ¿Te refieres al Arbol? - Sí. Jijijijijijijiji - ¡Estás tonta, boba de Coria! ¿Cómo no te va a dejar? ¡ - Es el resultado del Progreso cibernético, Cotilla jijijijijijiji - ¡Anda y que te zurzan! - Y siguió calle abajo a reanudar sus chanchullos.