domingo, 29 de septiembre de 2019

¡Ocho años ya!

De buena mañana han llamado a la puerta y al abrir, un batallón de personas que esperaba en el descandillo de la escalera, ha entrado arrollándome. Un minuto después se habían ido.

Atolondrada, sin saber qué había pasado ni a qué había venido esta rápida invasión de la propiedad privada, fui hasta la cocina a por un chinchón para espabilarme, pero no pude llegar porque el comedor estaba repleto de ramos de flores, los mismos que llevaban los visitantes al entrar en casa.

El suelo, las sillas, la mesa, el parador y, sobretodo, el bidón-acuario, estaban atestados.Sonó el teléfono. Era la abuela: _ "¡Pásame a Pascualita, boba de Coria!" - No es tan fácil. Esto parece una selva tropical. Deben ser de un admirador pero no traen tarjeta... - "¡Estaba segura que no te acordarías! Es el cumpleaños de la sirena" - Ah... ¿tu has mandado éste jardín? - "Si, para mi chiquitina bonita" - ¿Quién es esa? - "¡Tu no, por supuesto!" - Te habrás gastado un dineral, a flor por año... si, como calculo, nació antes de que los egipcios inventaran los jeroglíficos... - "¡Cumple ocho añitos! Que son los que lleva con nosotras..." - Se la notaba emocionada... Incluso se le escaparon unas lagrimitas.

- Los mismos años que llevo sin comer un bocadillo de sardinas. Desde que levantara los bracitos cuando fui a ensartarla con el tenedor en la lata de sardinas en aceite ¡Que asco me dio, con aquellos bracitos blanco-verdoso-ahogado! - "Eres muy escrupulosa" (había retintín en su voz)

- Y ahora ¿cómo entro en la cocina? - Antes de colgar, la abuela me anunció que, en breve, partirían con el rolls royce hacia mi casa con el abuelito - "Guarda las flores para que no nos haga preguntas indiscretas? - ¡¡¡¿DONDE?!!! (le grité en el momento que colgó)

Ahora tengo el árbol de la calle, el balcón, y las ventanas, atestadas de ramos, cintas y flores. Hasta los gorriones se quejan, ruidosamente, viendo perturbada su intimidad.

viernes, 27 de septiembre de 2019

En Tomás Cuc.

¡¡¡Aaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy!!! ¡Los dioses me han abandonadoooooo! ¡Si monto un circo me crecen los enanoooooooooos! - ¡Abuelito, por favor, calla ya, hombre, que me tienes loca! - "¿Ves por qué te lo he mandado? Así está todo el día." - ¿Aún no ha superado lo del MAS? 

Con los gritos, lloros y lamentos de Andresito apenas nos oíamos y hablábamos a grito pelado. - ¿Qué dice la Momia? - "Nada. Se ha encerrado en su habitación con los cubanitos culitos-respingones, ha puesto la música a tope y encantada de la vida. Esa sí que sabe."

- ¿Por qué berrea tu marido? - "Poco he podido entender entre tanto jaleo. Por lo visto ha perdido algo pero no sé qué." - ¡La chaveta! - "Otro que también llora cuando cree que no le veo es Geoooorge" - ¡No me digas! Menuda compenetración entre amo y criado.

Recurrimos al chinchón para que Andresito soltara la lengua y nos informara o bien, se durmiera un buen rato y nos dejara ver, tranquilamente, el programa de la Esteban. Optó por lo primero después de meterse media botella de licor entre pecho y espalda.

- Toda la culpa la tiene mi secretario que sabe muchos idiomas pero todos los habla con acento mallorquín... ¡snif!... Me dijo que: el Tomás Cuc ha perdido un Potosí. - "¿Y?" - Pues eso pensé yo ¿Y? - "¿Quién es ese tío?" - Ah, yo que sé. - "¿No se lo preguntaste?" - Estaba con mis cosas de la política ¿para qué iba a preguntarle?

La abuela reflexionó un buen rato. - "Por más que pienso... no conozco a ningún Cuc..." - El abuelito rompió a llorar ¡otra vez!. Sí que lo conoces, sí... ¡snif!... Dile a Geoooorge que te lo escriba en inglés.

Obediente, el mayordomo escribió: Thomas Cook. - ¿Entiendes ahora mi desesperación? ¡Se han arruinado y nos han dejado con el culo al aireeeeee....! Tendremos que cerrar los hoteles. Los proveedores no quieren servirnos si no les pagamos antes... ¡Y me quedo sin partido políticooooo!

Harta de oírlo, Pascualita, que llevaba rato escondida en el barco hundido, salió a la superficie a toda velocidad y lanzó, con precisión, un chorrito de agua envenenada en plena cara del abuelito. - ¡Ahora si que berreaba, gritaba, lloraba, moqueaba, saltaba, se daba golpes por las paredes... con razón!


jueves, 26 de septiembre de 2019

Dichoso MAS.

El abuelito ha entrado de cabeza en una depresión de caballo. Ultimamente está muy sensible. Ya le he dicho a la abuela que vaya eligiendo la foto que más le guste para poner en la Pared de los Finados de El Funeral porque, al paso que va, nos dirá hasta luego Lucas más pronto que tarde.

El berrinche actúal es debido a que no se le ocurrió a él ponerle el nombre MAS Yenca a su proyecto político. Ha tenido que ser un jovencito de los madriles el "creador" y por eso se lo llevan los demonios.

Se ha presentado en casa con cara larga, ojos tristones y arrastrando los pies. Solo ha faltado que Geoooorge le llevara en brazos. - Ay, nena, que pruebas más dolorosas me manda la vida... Con la ilusión que me hacía tener mi partidito político, presentarme a las elecciones como cabeza del mismo y codearme con los primeros espadas de la política nacional, pero... ay, no se me ocurrió la puñetera palabra MAS...

- No des nada por perdido, abuelito. Como dicen los taurinos, hasta el rabo todo es toro. Quizás te beneficie el no tener esa palabra tan de moda ahora. Así serás MAS auténtico, MAS creíble, darás MAS confianza... - ¡¿Lo ves, tú también la usas?! - ¿Ah, sí?

Me lo llevé a la salita y seguimos la charla entre copa y copa de chinchón mientras, en el comedor, Pascualita jugaba al despiste con Geoooorge que se había sentado a deshojar la margarita del Brexit: me gusta, no me gusta..., tirándole buchitos de agua envenenada a la cara. El pobre inglés no sabía qué estaba pasando porque la puñetera sirena se escondía rápidamente, entre las algas del bidón-acuario.

Antes de que Andresito cayera en un amago de coma etílico, ya estaba convencido de lograr todos los votos de sus familiares, amigos y conocidos por parte suya y de su madre la Momia. El hueso duro de roer estaba en la parte de la abuela llena de sindicalistas, jubilados cabreados y proletarios muy concienciados... menos cuando jugaba España o en Semana Santa.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

¡Que día , por favooooor!

Pascualita está revolucionada. No para quieta en el bidón-acuario. Tengo que estar todo el día pendiente de ella porque, en cuanto la pierdo de vista, salta al suelo y me cuesta la misma vida encontrarla.

Repta a toda velocidad, como esos bebés que parece que les han dado cuerda y yo ya no estoy para estos trotes... No se trata de la edad porque todavía estoy en edad de merecer pero no estoy acostumbrada a correr tras medias sardinas que se esconden bajo los muebles o dentro de los cajones.

Me he pasado la mañana llamándola: ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAA!!! - y como el que oye llover. Y encima, como no habla, ni taconea, no tengo más pista que seguir que el rastro de agua que deja en el suelo. Pero como hace tanto calor, se evapora en un periquete.

He llamado a la abuela: - ¿No dices que la sirena es tu amiga del alma? ¡Pues ya estás viendo a buscarla y una vez que la encuentres te la llevas a tu casa. Yo tiro la toalla! - "Que inoportuna eres. Hoy cena en casa el señor Obispo. No puedo venir, boba de Coria" - ¡Manda a Geoooorge! - "¿Quiéres que la descubra?" - ¡Quiero que se la lleve!

He tomado varios chinchones porque tengo los nervios de punta. ¿Dónde estará éste bicho? Ya no sé dónde mirar. Y, encima, el bobo de Pepe no quiere darme una pista. Porque no tendrá ojos pero no se le escapa una al jivarizado.

De repente, me doy cuenta de que el balcón tiene la puerta entornada y me da un pálpito. - ¡Ayyyy, Dios mío! ¿A qué se ha caído a la calle? - Me asomé a la barandilla y abrí la boca para gritar su nombre a los cuatro vientos pero mi sexto sentido me lo impidió... O fue eso o que vi llegar a la Cotilla.

Un perro ladraba furioso al alcorque del árbol de la calle. Me asomé cuanto pude para verlo bien pero las ramas me tapaban la vista. Me incliné un poco más hasta que ¡me quedé basculando! - ¡Socorrooooooooooo, que me caigoooooooo!

La Cotilla levantó la cabeza. - ¿No te da vergüenza hacer tonterías a tus años? - Un vecino, que también me vio, movió la cabeza en plan "ya está otra vez la tonta esa del primero haciéndose notar" - Una vecina que iba a por el pan, me gritó enfadada: - ¡Mira que te gusta enseñar las bragas, cochina!

Entonces el perro montó una escandalera y salió huyendo con el rabo entre las patas. Y ahí fue cuándo la cabeza me pesó más que el culo y ... ¡¡¡PATAPÁN!!! ... Caí en brazos de Bedulio que pasaba por aquí haciendo su ronda.

Salté al suelo, corrí al alcorque y, como pensaba, allí estaba Pascualita. La metí en mi bolsillo mientras el Municipal me ponía a parir. - ¡Pesas más que una vaca en brazos! Aaaayyyyyyyyy... El perro cada vez lloraba más y andaba menos. Una de sus patas ya tenía el tamaño de un jamón de jabugo y seguía hinchándose... Cuando la ambulancia se llevaba a Bedulio, él me amenazó: - ¡¡¡Volveré y te pondré una multa que te cagas!!!

martes, 24 de septiembre de 2019

¡Que familia!

La Cotilla está encantada con la repetición de las Elecciones Generales porque tiene un montón de sobres, sin abrir, de las que acabamos de pasar y los piensa vender a cincuenta céntimos cada uno. - ¿Te das cuenta, boba de Coria, como quién sabe guardar, siempre tiene algo para vender? - Pero si esos sobres son gratis ¿cómo se los van a comprar? ¡Ni a perra chica!

- Cuánto tienes que aprender. Para eso están las buenas vendedoras. Fíjate en el señor Li, es capaz de venderte a su madre y ni te enteras. Te daras cuenta solo cuando la buena mujer esté en tu casa y te pida un plato de arroz con algas. ¡Claro que me comprarán sobres, boba de Coria. Soy la reina del trapicheo!

Otro que está contento con las nuevas elecciones es el abuelito. - Esto ocurre por algo, nena. - Porque los políticos son unos inconscientes. Si los hubiesen encerrados a todos juntos, a pan y agua, verías que rápido se hubieran puesto de acuerdo. - No es eso, mujer. Ha sido el Destino que lo ha querido así para que salgan nuevos partidos porque los demás ya están muy vistos y desfasados. Y ahí entro yo: ¡Voy a formar un partido y lo llamaré "La Yenca"!

- ¡Ostras! Con ese nombre ¿dará confianza al elector? - Naturalmente. No podrá llamarse a engaño: daremos una de cal y otra de arena según nos convenga. Así siempre tendremos la razón. - Ya, pero... - ¡No te preocupes! está todo pensado. Si ayer dijimos blanco y hoy negro, haremos honor a nuestro nombre: ¡delante, detrás, un, dos, tres!

- ¿Qué color llevaréis? - El verdemar. - Que mono... - Y práctico porque es un poco indefinido: unos lo ven verde, otros lo ven azulito. - Creo que te votaré, abuelito... Y cuando vivas en la Moncloa ¿me regalarás la Torre del Paseo Marítimo?

La abuela, de momento, disfruta a su manera... Se ha vestido de luto y ha contado a sus amigas millonetis, que ha "perdido" a su bisnieto. Lo sé porque me he encontrado con una de ellas y le ha faltado tiempo para darme el pésame

En cuanto se me ha pasado el acaloramiento de la sorpresa, he llamado a la abuela. - ¡Cómo sigas diciendo estas cosas contaré a todo el mundo que era un pulpo! - "Tú ves diciendo éstas cosas y acabarás con una camisa de fuerza"

He decidido encerrarme en casa. He hecho acopio de pipas de girasol, almendras, nueces, tabletas de chocolate, leche...para sobrevivir, tranquila, una temporadita junto con... ¿mi amiga? Pascualita.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Y aquí paz y después, gloria.

Estamos desoladas después de saber que Pascualita se merendó al pulpo. La abuela sobre todo porque se había hecho la ilusión de tener el bisnieto más original del mundo porque ¿a ver que especímen podía salir de una pareja tan dispar? Pues nada, su gozo en un pozo y ahora llora su pena por los rincones de la Torre del Paseo Marítimo y su marido, Andresito, no sabe por qué.

- Nena ¿sabes si tu abuela está quejosa de mi? Está fatal y no sé si es por mi culpa, por la tuya, por la de su horrible amiga la Cotilla... - Tal vez se deba a tener que quedarse sin mayordomo inglés en cuanto entre el Brexit  que, por cierto, dicen que ya está a la vuelta de la esquina. - Puede que tengas razón... no había caído en eso. Me quitas un peso de encima, nena.

Otra que está desilusionada es la Cotilla cuando se ha enterado que el negocio de los pulpos ha quedado en agua de borrajas. - Pero... yo vi pulpitos... - Usted vio lo que quiso ver, pero solo era un pequeño tentáculo. - Ya, pero detrás del tentáculo va el pulpo ¿no? Vamos, que juntos forman un pulpo... ¿dónde está? ... ¿No se los habrás vendido al señor Li? ( se puso en jarras para decirme ésto) - No, no, no. Se murieron y Santas Pascuas. - ¿De qué? - De la gripe aviar. - ¿Ah, si?... ¿La de los pollos?... ¿Y cómo la cogieron? - Ay, Cotilla ¡yo que sé! La traerían de fábrica.

Me miró fijamente durante unos segundos y dijo: - Después de escucharte me hacen falta unos chinchones. - ¿On the rock? - ¡No! A palo seco.

Pues, aunque no puedo decirlo, me alegré de que las ilusiones de la abuela y la Cotilla no se cumplieran porque entonces ¡si que pasaría yo a un segundo, tercero u octavo puesto en la familia!

No quiero imaginarme lo que pasó el pobre pulpo en manos de semejante monstruíto. Esta mañana ha salido del barco hundido con un trozo de tentáculo en la boca. Ha nadado hasta la superficie y mirándome con sus ojos de pez, se lo ha tragado, luego ha soltado un eructo que se han movido hasta los cimientos de la finca.

Ahora estamos las dos empardaladas delante de la tele, esperando que salga la Esteban para dormir una siesta reparadora.

domingo, 22 de septiembre de 2019

¿Luna de Miel?

Han pasado varios días y la feliz pareja no se ha dejado ver. La abuela me pregunta todos los días, varias veces, por ellos. - Siguen de Luna de Miel (le contesto) - "Pues a ver si tomas nota, boba de Coria"

Está que se sube por las paredes. Dice que la sirena le dará un bisnieto antes que yo. - Pues habrá que ver al "angelito" que salga jejejejejeje (comenté y antes de que pudiera darme cuenta, ya me había ganado un pescozón de campeonato)

Me llama, viene a casa, vuelve a llamarme... y así estamos. De repente aparece y, también de repente, desaparece. Es un culillo de mal asiento ésta abuela mía... ¡Ya está aquí otra vez! - ¡No gano para sustos! - "Mira lo que traigo para celebrar la boda" (era una botella de champan francés) - ¿Una boda? Eso es un arrejuntamiento. - "¿Qué sabes tú de las cosas del querer? ¡Vamos a brindar por una felicidad eterna!" - Tampoco te pases...

Descorchó la botella y echó un generoso chorro al agua del bidón-acuario, luego llenó dos copas... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿No me invitáis? ¿Qué se celebra? ¿Se casa ésta?" ("ésta" era yo)

- "Se ha casado una amiga pero no la conoces. Nena , trae otra copa" - Y brindamos dos veces, porque no quedaba más champan, y sin pronunciar el nombre de "la amiga"

Como dos copas nos supieron a poco, seguimos brindando con chinchón . Después la Cotilla comentó lo rara que era yo (para variar) porque, aunque el anterior acuario ha dado paso al gran bidón-acuario, seguíamos teniendo ese trasto vacío de peces. - Que sosaina es ésta nieta tuya ¡Que cruz tienes con ella! - Calló de repente... - !Vaya!, ahora sé porque no tienes peces jajajajajajaja ¡Tienes pulpos! ¡Has montado un criadero de pulpos! Se lo diré a mis clientes de trapicheo y haremos negocio con ellos, aunque habrá que esperar a que crezcan un poco más ¡Me has sorprendido favorablemente, nena!

En cuanto la Cotilla se fue, dos pares de ojos, abiertos como platos, inspeccionaron el agua, las algas, las piedras... - "¡Allí!" (gritó la abuela señalando al pequeño jardín de poseidonia)

Pequeños restos de tentáculos se movían suavemente entre las algas. La abuela y yo nos miramos alarmadas. El grito salió de ambas gargantas a la vez: ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAA!!!

sábado, 21 de septiembre de 2019

Envidia cochina.

"¡¡¡Ayayayayayayayayyay que cerquita está el cumpleaños de Pascualitaaaaaaaa!!!" - La abuela no sabe que hacer para ponerme de los nervios. ¿El cumpleaños de la media sardina? ¿eso es importante? ¡¿Y el mío?! - "¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia? Además, no me lo recuerdes porque, cuantos más cumples, más se te pasa el arroz para tener un bisnieto"

¡Ya salió el temita! Estas cosas me exasperan. ¡Me sacan de quicio! - ¿Cuántas velas le pondrás a la tarta del monstruíto? porque debe ser más vieja que andar palante. - "Te corroe la envidia. Celebraremos su venida a ésta casa" - ¡Que pena que no me la comiera ese día! - "Huuuuuuy, ¿A qué la hago heredera universal y se queda con la Torre del Paseo Marítimo?" - ¡El abuelito no lo permitiría! - "Eres más corta que las mangas de un chaleco ¿todavía no sabes que pueden más dos tetas que cien carretas, boba de Coria?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Se os oye desde la calle ¿A quién vas a hacer heredera universal, decías? ¿A servidora? - ¡No, Cotilla. Ni a usted ni a mí, sino a (yo estaba embalada y cegada por la rabia) ¡¡¡A Pasc...!!! ( logré morderme la lengua antes de meter la pata)

Pero la pata ya estaba metida y la reacción de la Cotilla fue como si la hubiese mordido una cobra egipcia. Se revolvió sobre si misma quedando frente a la abuela, y amenazándola con el dedo índice, a medio centímetro de los ojos de su amiga, gritó: ¡¡¡ ¿A PASCUAL? POR ENCIMA DE MI CADAVER!!!

La discusión que no ha cesado hasta que ambas amigas han quedado dormidas en el sofá de la salita después de vaciar, entre grito y grito, una botella de chinchón.

Una vez sola y para tranquilizarme, he vaciado el bidón-acuario, con cuidado para no cargarme a nadie, algas incluídas. Después, cuando el agua clara dejaba ver el fondo, ni la sirena ni el pulpo daban señales de vida... ¿se habrán comido entre ellos? ...

Los ojos ya me hacían chirivitas de mirar fijamente, un pequeño trozo de tentáculo se asomó por una de las aberturas del barco hundido. - Oh, oh, nos hemos quedado sin Pascualitaaaa... (me dije) - Poco después salió la sirena, nadó hacia mi haciendo la señal de OK y volvió, rápidamente, a su nidito de amor. - ¡Vaya! 


viernes, 20 de septiembre de 2019

Decíamos ayer...

Huuuy, lo que hace el sueño. El estar sin Gobierno a éstas alturas del año. Tener que aguantar a los refugiados familiares en casa. La tensión a la que me somete la abuela para que le busque novio a Pascualita. El alma en pena de Geoooorge que no sabe aún, si quiere Brexit o no en su país. Y los sustos que me da la Cotilla que entra en casa, cuando menos me lo espero, como Pedro por su casa... Todo este batiburrillo, mezclado, batido, sometido al vapuleo de la turmix, formando una crema incomible, imbebible y alucinatoria que cuesta tragar y que, en lugar de bajar al estómago, sube a la cabeza porque, claro está, lleva unas buenas dosis de chinchón, hace que mi cerebro vague por los campos de boniatos del mundo mundial y me adelante, algunas veces, a los acontecimientos... como ocurrió en el episodio de ayer.

Voy a rebobinar las últimas líneas y traerlas del ayer al hoy, y aquí paz y después, gloria.

No me quedó más remedio que hacer caso a la abuela. Volví a la playa y me costó lo mio entrar en el agua: ¿estaría el pulpo esperando que le devolviera la visita que me hizo ayer? ¿Lo haría solo o estaría con su mamá ? Eso me intranquilizaba porque hay mamás enormes y si, además, tienen ocho brazos me vería en inferioridad de condiciones.

Comí las galletas junto a la orilla pero ésta vez, en lugar de mirar el horizonte para recrearme la vista, no le quitaba ojo al agua.

Iba a empezar la segunda galleta cuando me la quitaron de la mano. - ¡Malditas gaviotas ladronas! - Pero no había ninguna a la vista. De repente el día se nubló a pesar de que no se veía una nube en un cielo radiante. La sombra creció y frente a mi apareció un enoooorme estraterrestre que tapaba el sol.

Quise gritar pero no pude. Estaba paralizada de miedo. El monstruo, erguido sobre sus patas, ocho casualmente, me miraba fijamente. Después se agachó, se expandió tal como había hecho el pulpo del día anterior: como un tapete de mesa camilla y se deslizó dentro de mi mochila, en busca de más galletas, pensé.

Y así fue cómo "cacé" al Padre de todos los pulpos de la bahía de Palma.

Al llegar a casa abrí la mochila pegadita al bidón-acuario y el bicho entró, tranquilamente, en los dominios de la sirena.

Luego vino lo de el agua negra por la tinta que tiró el pulpo, quizás asustado, o atacado, o buscando la privacidad de tímido enamorado ante la "belleza" de Pascualita. No sabré que ha pasado hasta que cambie toda el agua del bidón-acuario.


jueves, 19 de septiembre de 2019

El pulpo.


Sentada en la arena de la playa, con los pies en la orilla, recibiendo el húmedo beso de las suaves olas que rompían en ella, me dispuse a merendar mientras un gran trasatlántico hacia su entrada en la bahía de Palma. Iba lento, apenas se notaba su avance hacia su atraque en el muelle donde se acoplaba son suma facilidad.

Mientras masticaba dos galletas Quely en plan rumiante, me mordí la lengua por pensar en las musarañas en lugar de en lo que estaba haciendo y, furiosa, tiré una de las galletas al agua sin parar de quejarme.

Una sombra, bajo el agua, vino en línea recta hasta dónde yo estaba. Solo me di cuenta cuando me rozó un pie. Salté como un resorte y me quedé de pie, algo mareada por el vaivén del mar. En unos segundos había pasado de ser un ser humano sentado a ser un tentetieso bamboleante ¡Que mareoooo! ¡He visto un pulpo en la arena!

Miré al suelo y allí estaba, un pulpo de menos de dos palmos de largo, parecía haber tomado posesión de mi lugar en aquella playa porque extendió sus tentáculos hasta parecer un tapete de ganchillo en una mesa redonda. Con uno de ellos tomó el trozo de galleta que yo comía, puso las patas hacia atrás, y salió nadando tan tranquilo rumbo al horizonte.

Quedé flipando en colores ¡Que bonito! y no había nadie por allí haciéndole fotos ¡Mecáchis!


Cuando se lo conté a la abuela montó en cólera: - "¡¿Y no lo has cogido?!" - ¿Para qué, pobrecillo. No me gusta comer pulpo. - "Para Pascualita, alma de cántaro ¿No le estamos buscando pretendiente?" - ¿Un pulpo...? No me gusta para ella. Demasiado sobón con tantos brazos... - "Pues, a lo mejor, eso le gusta a mi chiquitina. Hale, mañana vuelves a la playa con galletas Quely y en cuanto aparezca el pulpo ¡ÑACA! Lo coges, lo metes en el bidón-acuário y a ver qué pasa" - Meteré también un botecito de pimentón de la Vega para el aliño del pulpo a la gallega.



De repente, el agua de mar del bidón se volvió negra: la tinta del pulpo... Cuando se aclarara ¿encontraría al pulpo, a Pascualita o a la madre que los parió, la abuela incluída.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿Acuerdo? ¡Anda ya!

Pascualita y supongo que también Pepe, todavía duermen. Los agoté con mi historia del Duque-Voluntario. Es un momento de reláx para mi. No hay saltos, ni charcos de agua en el suelo del comedor, ni chorritos de agua envenenada directos a los ojos...  ¡¡¡RIIIIIIIIIINNNNNNNNNG!!!

El timbrazo me cogió de sorpresa que me subí de un salto al aparador y por poco me cargo el cuadro de la Santa Cena. Y la abuela me mata. No puedo entender que, siendo tan de izquierdas, pueda vivir como una millonaria y conservar ese cuadro en relieve. Claro, que está en mi casa... Que jodía la antigua proletaria.

Era el abuelito seguido de Geooorge cargado de una maleta grande. - Hola, nena. Venimos a pedirte asilo-político-familiar. - ¡¿Los dos?! - El mayordomo tenía muy mala cara. Las ojeras le llegaban al suelo, las arrastraba como si fuesen las cadenas de un penitente en Semana Santa.

- Está en un sin vivir a costa del puñetero Brexit. - Mi no saber a qué carta quedar... - Y yo, dijo Andresito, porque no puedo más. Tu abuela no para de decirme que todos los políticos somos unos mantas... - Tiene razón. - Que tendrían que encerrar a los "figuritas" en una mazmorra, a pan y agua y tirar la llave al mar. Y no llamar al cerrajero hasta que llegaran a un acuerdo satisfactorio para el pueblo. Y si no lo consiguieran, como ahora, pues ajo y agua. ¿Te parece normal? Y lo peor de todo ¡Dice que montará un partido político!¡Está majareta ésta mujer!

- ¡¡¡Me apunto!!!

- ¡Oh, Dios mío, Geooorge, estamos apañados!

Cabizbajos, entraron en la antigua habitación de la abuela y pronto me olvidé de ellos hasta que... los saltos mortales de Pascualita, ya despierta, llenaron la casa de ruidos tipo ¡¡¡CHAFF!!!

- ¡Para, que pueden verte! - Tengo que echar de casa a los "refugiados"  ¡Esto no es una embajada!

La puerta de la habitación se abrió y Geooorge me pilló con la fregona en la mano: - ¡¿A dónde vas?! (grité, histérica) - A cocina. Señor querer comer delicatessen de marisco. - ¿Y yo?... (me pudo la timidez) - ¿Tú querer? - ¡Claro, inglés! (y disimuladamente, le puse el tapón al bidón-acuario)

martes, 17 de septiembre de 2019

El duque se aburre.


Decidí contarles un cuento a Pepe y Pascualita para hacerles la velada más amena. Ambos estaban sobre la mesa del comedor, donde los dejé y fui a abrir la ventana que da a la frondosa copa del árbol de la calle. Al volverme, la sirena se estaba ensañando con la pobre cabeza jivarizada.

- ¡Para, loca perdida, que el pobre ya no acepta más zurcidos en su pellejo! - Tuve que separarlos: a Pascualita la coloqué en el florero de flores artificiales que le compré un día al señor Li. De vez en cuando van a la lavadora pero...  hoy han cantado su adiós a la vida porque la muy bruja se las ha comido.

A Pepe lo he colgado de uno de los brazos de la lámpara grande para que la sirena no la coja. Una vez restablecida la paz los he castigado a escucharme contar una historia:

Había una vez un duque que se creyó el Robin Hood de nuestros bosques y engañaba a los ricos para sacarles los cuartos y... (en éste punto se nota que el hombre no entendió la Leyenda) en lugar de dar el dinero a los pobres, se lo quedaba él.

El Sheriff de aquí no tuvo piedad y lo mandó enchiquerar, rodeado de señoras de todo pelaje, pero solito.

El pobre duque, que no parece tener afición por las reglas monacales que exigen silencio, meditación y rezos, acabó harto de aburrimiento.

De repente, los cielos se abrieron y llovieron como nunca, llevando a la población de muchos lugares de España, desesperación, ruina, luto, barro hasta más arriba de las cejas y agua por doquier.

Pascualita empezó a bostezar. Pepe no lo hizo porqoue tiene la boca cosida.

Nuestro duque creyó el cielo se había abierto para él y demostraría al mundo que podía pasar de duque-preso a duque-súper-héroe, en un plís plás.

Hizo saber a las Altas Instancias que quería ir de voluntario-aristocrático y salir, casi todos los días, a la calle ¡Que listo el conde!

Hoy le han dicho que ¡yes!. ¿Ayudará a ancianitos a cruzar la calle; jugará con ellos a petanca o al tute; escuchará a las ancianitas contar historias republicanas...? Creo que  súper-duque preferiría que lo vieran en la tele dando el callo como se vio a Rafa Nadal ¡quitando barro!

Sería todo un acontecimiento que, quien juró por "mi conciencia y honor" que NO había hecho lo que sí hizo y llenó su honor de "barro virtúal", lo viéramos ahora embarrado hasta las cejas de barro real.

lunes, 16 de septiembre de 2019

ElHombre del Tiempo

Pascualita y yo tenemos un constipado de aúpa. Y toda la culpa la tiene el Hombre del Tiempo: que si aquí hace calor, que si llueve un poco más allá, que nevará en unas montañas, el mar está calentito por aquí y frío por allá... Y luego está el rato que me quedo traspuesta porque yo no duermo la siesta ¡jamás! Lo que pasa es que desconecto.

Eso me lleva a que no acabo de enterarme bien de las cosas que dice el de la tele, unido a lo que imagino o me invento sin querer. Con todo éste embrollo hago un pupurri y lo que sale de él es lo que sigo al pie de la letra. Y estos días pasados, con tanta agua, tanta desgracia, tanta humedad, tanto de todo, "supe" que el fin de semana, en Mallorca, haría frío y metí agua caliente en el bidón-pecera de Pascualita y yo salí a la calle con el forro polar de todos los inviernos.

Más tarde me di cuenta de que no había entendido bien el intríngulis de las parrafadas del mozo del Tiempo y eché cubitos de hielo en el bidón-pecera y yo salí a la calle con menos ropa que Eva. Y así, entre calores y fríos, cogimos un trancazo que aún nos dura.

Pascualita no para de estornudar y a mi me da la risa porque se le mueve todo el cuerpo y tirá un montón de agua al suelo.

La sirena es muy suya y no soporta que me ria de ella. Al menor descuido mío, me escupe agua envenenada a los ojos. A éste paso no me quedará otra que ir a pedir trabajo a la Once.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Hoy me ha cundido la "limpieza" de cepillos de iglesia, boba de Coria... ¿todo esto son kleenex llenos de mocos? - Ay, sí, Cotilla. Tengo un constipado como una catedral... ¡atchís!... - ¿Dónde tirarás toda esta guarrada? - Pienso dejarlos secar, bien extendidos, plancharlos luego y dárselos a usted para que trapichee con ellos y nos repartamos los beneficios.

La Cotilla quedó boquiabierta ante mi visión de negocio. - ¡Nena... acabas de darme la alegría del día! Al final haremos de ti una máquina de ganar dinero. ¡Me encanta lo que propones! ¡¡¡Nos vamos a forrar ahora que viene el Otoño!!!

- Por fin he logrado que alguien como la Cotilla, experta en sacar dinero de debajo de las piedras, me admire. - ¡Pascualita, vamos a celebrarlo antes de que vuelva! - Y vertí media botella de chinchón en el bidó-acuario... para que se le cure el constipado a la sirena... ¡atchís!

domingo, 15 de septiembre de 2019

¡oH, NOOOOOOOO!

Cuando el agua del bidón-pecera de Pascualita se calmó y todo volvió a su sitio: la arena al fondo, las algas quedaron quietas después de su loca orgía de baile esquizofrénico; el barco hundido recuperó su verticalidad y dejó de estar patas arriba. Pascualita flotaba, feliz, en un agua clara y mi corazón se hinchó de gozo al ver que había dado en el clavo: un langosto podía sustituir perfectamente a un sireno en "las labores" erótico-festivas con la sirena.

Pensé que debíamos celebrarlo. Eché un buen chorro de chinchón al bidón y serví unas cuantas copas para mi. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Bebiendo antes de desayunar, boba de Coria? - ¡Estamos celebrando un gran acontecimineto! - ¿Estamos? ¿Quién es Estamos? - Quién va a ser... pues ¡Pepe! (Uf, en menudo jardín me estaba metiendo)

- ¿Pepe? ¿El llavero cabezón? ¡Estás peor de lo que pensaba! ¿Qué ha hecho ese esperpento? ¿hablar, guiñarte un ojo, sonreir, sonarse los mocos...?  Si solo es una cabeza, cortada y reducida por los jívaros en el año Catapún ¡Esto tengo que contárselo a tu abuela y que te lleve a Lourdes o  a Fátima, a ver si pueden hacer algo por ti...!

- Cotilla, no sea tan exagerada. Pepe es la única persona con la que puedo hablar y no me replica. Por eso le cuento cosas, las analizamos, tómamos un acuerdo... o no. En fin, es el más fiel camarada. ¡Estas cosas no se las cuentes a ningún chico que se te arrime porque no volverás a verlo!

La vecina corrió hasta el barrio elegante donde viven los abuelitos en su Torre del Paseo Marítimo para contarle que su nieta está muy pallá.

Entonces, antes de que invadieran mi intimidad, fui a asaltar la de Pascualita. Llevaba dos días sin ver al langosto. - ¡Menudo tute le está dando ésta! (pensé) ¡Muy bien, muxaxa Dale caña!

Estuve fisgando bastante rato pero el langosto no se asomó para que lo viera.

Cuando ya me daba por vencida una pizca de algo color coral brilló junto a un alga. Un escalofrío recorrió mi espalda... No puede ser (me decía para tranquilizarme) Me puse las gafas de leer y así descubrí otros minúsculos pedacitos que fueron confirmándome que el langosto no estaba escondido, descansado de los juegos amorosos... ¡No estaba! ¡¡¡LA SIRENA SE LO HABÍA COMIDO, LA MUY JODÍA!!!

sábado, 14 de septiembre de 2019

¡La madre que las parió!

Me desperté de sopetón, con un sudor frío empapando mi cuerpo. Tenía la sensación de que me estaban observando desde muy lejos.

Abrí los ojos y miré a la ventana a través de la oscuridad del cuarto. Naturalmente no vi nada... al menos, de momento. Después, poco a poco, un suave resplandor verdoso, fue iluminando tenuemente, el rincón de la habitación más cercano a mi cama.

Pregunté, con un hilo de voz temblorosa. - ¿Abue... li...to? - Nadie contesto y, debo reconocer, que me alegré. La luz seguía subiendo de intensidad y, de repente, un rostro de otra dimensión, enmarcado por una corona faraónica, surgió a través de la luz verde.

No me pude contener y grité como una posesa mientras mi cuerpo temblaba imitando al baile de San Vito. Grité y grité hasta quedarme ronca. ¿Qué hacía el alma de un viejo faraón en mi habitación? Y sobre todo ¿Qué quería de mi? Esta pregunta me llevó a formularle otra al tétrico personaje: - ¿Viene a... violar... me? . Esperé la respuesta que no llegó. Entonces quise aclarar las cosas. - Si tenemos un ... hijo ¿será... faraón de Egipto? - Nada. No me contestó nada.

Quizás por estar milenios sin hablar había perdido la costumbre de hacerlo. - Seguí con mis aclaraciones. - Quiero que sepa que, antes que faraón, será bisnieto de mi abuela... - El antiguo rostro no pestañeo y entonces tuve un pálpito: Si se le había olvidado hablar por falta de uso de las cuerdas vocales, probablemente le ocurriera lo mismo a la "herramienta" que se usa al respecto del jolgorio-erótico-festivo y ni rociándolo con Tres en Uno, se pondría en pie de guerra.

Y en ese momento ¡se hizo la luz! Vamos, que se encendió la lámpara de cuarto, desaparecieron como por arte de magia, la luz verde y el rostro del faraón. En su lugar estaban la abuela y la Cotilla, que fue la encargada de la iluminación, partiéndose de risa.

- "¡Comprobado (gritó la abuela) Es más tonta de lo que creíamos!"


viernes, 13 de septiembre de 2019

A ver si éste novio cuaja.

He ido a la playa a llenar garrafas de agua de mar para el bidón de Pascualita. La arena estaba llena de algas, basura y cuantas marranadas traen las olas en días de tormenta. Me he paseado para ver si encontraba algo de provecho.

El mar rugía y amenazaba con llevar con él. De repente... ¡algo se movía entre tanto desastre!

Me acerqué con precaución... ¡Una langosta enorme, vivita y coleando, había sido arrojada a la playa para mi! No tuve ninguna duda. Aunque también pensaron lo mismo un grupo de gaviotas y todas juntas nos lanzamos a por el crustáceo. Finalmente me llevé a casa a pesar de los picotazos.

La dejé en el fregadero y fui a por Pascualita después de cerciorarme de si era langosta o "langosto"

- ¡Mira que novio más guapo te he buscado! - Desde lo alto del frutero donde la había colocado, la sirena se tiró de cabeza a la mesa de la cocina y de allí, impulsándose con su poderosa cola de sardina, "voló" hasta la encimera. Luego reptó el corto trecho que la separaba del fregadero y se abalanzó a por el langosto.

- ¡Para, para! ¿Dónde has dejado el romanticismo? Esto no puede ser un aquí te pillo, aquí te mato. Ni siquiera le has visto la cara... A un pretendiente no se le trata así. Tomaros vuestro tiempo. Conoceros y luego ya daréis rienda suelta a vuestras pasiones.

Tuve que llevarme a Pascualita y meterla en su bidón. Estaba excitadísima y para calmarla, tiré un buen chorreón de chinchón al agua. Fue mano de santo porque, poco después, dormía sobre la arena del fondo.

Entonces metí al langosto y dejé que la Naturaleza actuara.

No quise ser indiscreta y me senté en la salita a ver a la Esteban.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Salté del sofá como un resorte - ¡Que susto, Cotilla! - Hay que ver cómo roncas, boba de Coria. - ¿Yooooooooooooooooo? Si no dormía... - ¿Que has echado en ese bidón del comedor? ¿Salfumán? ¡No se ve nada!

En efecto, la arena del fondo parecía movida por un remolino ¡Allí estaba ocurriendo algo! - ¡Bien! (grité) ¡La Naturaleza está haciendo su trabajo! - La Cotilla movió la cabeza diciendo: - ¡Que cruz tenemos contigo!

jueves, 12 de septiembre de 2019

Egos como panderos.

La abuela se ha puesto farruca y le ha dado un ultimatúm al abuelito: - "O dejas de una vez la política o se te acabarán las fiestas erótico-festivas en la cama" - ¡No puedes hacerme esto! Sabes que la política es mi pasión... - "Tu pasión soy yo. Punto." - No es lo mismo... (contestó un compungido Andresito que, cada vez veía más lejana su Presidencia de Gobierno de España.

- Serías la señora Presidenta... - "¿Yo señora de? ¿Me has mirado bien? ¡Sería la Presidenta, perdona que te corrija!" - Pero si me eligieran a mi... - "Igualmente. Tendrías que darme dos o tres Ministerios. Tantas pagas como ministerios y demás cargos menores que me adjudicaría" - Pero... - "¡Ni pero ni pera! Las mejores prebendas, para mi."

Andresito no podía admitir que la abuela se le subiera a la chepa  pero no pudo convencerla ni después de tomarse media botella de chinchón on the rocks. Finalmente, agotado de tanta discusión, soltó: - Tienes un ego tan grande que no cabrías en el sillón ministerial. - "¿Me estás diciendo que tengo un culo como un pandero?... - Sí... - "¡Ja! Habló el sabio Salomón ¿Te has mirado el tuyo? Tampoco te cabría en el sillón Presidencial que quieres ocupar tu solito ¡Egoísta!" - ¡Mira quién fue a hablar!

Todo esto me lo contó Geooorge. Está preocupado viendo que la política que, bien entendida, tendría que servir para unir, solo consigue desunir a los ciudadanos. - ¿Lo dices por el Brexit, inglés? - También, boba de Coria. - ¡Que guantazo tiene!

Consulté con Pascualita y con la cabeza jivarizada Pepe, si sería bueno que me presentara yo a Presidenta del Gobierno de España. - Creo que soy una buena candidata. - La sirena bostezó. - Nunca he metido la mano en la caja de la abuela. - Pascualita enfocó hacia mi sus ojos saltones. - Bueno... tal vez... Creo que si... ¡pero hace mucho tiempo! - Y no he enchufado a nadie... - Me enseñó la dentadura de tiburón. - ¡Fui yo la enchufada cuando metí los dedos en el enchufe y por poco me electrocuto! ¿Tu me votarías, Pepe?... algún día podrías dar tu opinión, hijo, aunque te falte el cuerpo. ¿Y tú, Pascualita? - Me miró largamente, como procesando datos, luego soltó una pedorreta y se tiró de cabeza al agua de su bidón transparente.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Sigo buscando un sireno o algo por el estilo.

Pascualita está bizca perdida porque lleva horas delante del televisor viendo vídeos de fauna marina que le pongo para ver si, entre tanto bicho, alguno le gusta no solo para comérselo.

La he puesto en el sofá para que esté más cómoda pero he tenido que cambiarla de sitio porque, de repente, le da por morder la tela, los cojines, lo que tiene más a mano y ha echo varios agujero. Tendré que coserle parches al sofá ¡Cómo se puede ser tan salvaje!

La he metido en un barreño con agua de mar, colocado sobre la mesa que la Cotilla usa para montar sus altares a los Amigos de lo Ajeno cuando le da la vena.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Ostras, la Cotilla! - (Menos mal que tengo buenos reflejos y me ha dado tiempo de tirar por la ventana el barreño, con Pascualita dentro)

- Huy, tú escondes algo... ¿qué hacías? (la Cotilla ha puesto en marcha su "radar" cotilleador) - Na..da... - Te conozco como si te hubiera parido, boba de Coria. Estás alterada, nerviosa y sofocada. - Los peces me ponen nerviosa y ya me he tragado un montón de vídeos... - ¿Y eso? - Porque hice una... una promesa para que el abuelito fuera Presidente de España... - Pero no lo será. - Aún así, los veo. Tal vez mi insistencia haga que todo fluya para bien para Andresito. - Yo sería vicepresidenta. - Y la abuela Esposa del Presidente. - ¡Es verdad! No habrá quien le tosa a la millonetis (esto lo dijo con un deje de envidia cochina que tiraba de espaldas)

Llamaron a la puerta. Era Bedulio vestido de Municipal y en lugar de gorra llevaba el barreño encasquetado, el uniforme chorreando y cara de pocos amigos mezclada con la de ¡huy, que miedo tengo!

- Esto (señaló el barreño) ha caído de tu ventana... Y estoy seguro de que dentro hay algo más, aparte del agua que me ha duchado... ¿qué puede ser?... No me atrevo a tocarlo...

Le conté la trola de que el barreño pasó volando delante de mis narices, antes de "suicidarse" ventana abajo. - Son cosas de mi primer abuelito, Bedulio... Lo siento...

El pobre perdió el poco color que le quedaba, se le aflojaron las piernas y yo corrí a buscarle una silla. Sabía qué pasaría en cuanto levantara el barreño. Pascualita, convertida en un torbellino feroz, dejó mondo y lirondo al municipal, en un abrir y cerrar de ojos.

Ahora, él y la Cotilla, duermen lo más parecido a un coma etílico para que, al despertar no recuerden nada de nada.

martes, 10 de septiembre de 2019

Me están tocando las narices.

Andresito está quejoso, lloroso, alicaído, desanimado... a pesar de los piropos que le dice la abuela. La ilusión de su vida: ser Presidente del Gobierno de España parece que se ha ido por las tuberías a contaminar las playas junto con otras ilusiones más.

Por su parte, Pascualita está nerviosa, histérica, desanimada, desilusionada... porque no encuentra sireno que le alegre las pajarillas mientras le dura el celo. Y mucho me temo que, tanto por parte del abuelito como de la sirena, me tocará a mi pagar el pato.

En el mercado he comprado un atún de dos palmos. Atándole una cuerdecita a la cola y dando tirones de ella, parecerá que está vivito y coleando. Espero, sobre todo, que a Pascualita le guste el galán. Si es así, hará la competencia al Cid Campeador ganando una batalla después de muerto.

Como una flecha ha subido la sirena a la superficie del bidón transparente en cuanto me ha visto acercarme con el pez en las manos. Lo he metido en el agua y gracias a los tironcitos que le iba dando, el atún parecía un zombi más o menos fresco.

Debo decir que sí que le ha gustado. Incluso se ha relamido cuando ha terminado de comérselo. Y eso que le he gritado que esas cosas no se le hacen a un pretendiente pero no me ha hecho caso.

Me tiene desesperada la medio sardina porque calma sus ardores sexuales saltando como una posesa y llenando el comedor de agua de mar. Estoy todo el santo día fregona en mano. - ¡¡¡Para ya, jodía, que me van a dar la Medalla del Trabajo por tu culpa!!! Llevo, friega que te friega, desde las seis de la madrugada.

La abuela me ha dicho que buscará un pez vivo entre los pescadores de caña, a cambio debo llevarme al abuelito a mi casa, sin fecha de devolución. - ¡¡¡Noooooooo!!! - "Es eso o te borramos del testamento"

Me he comido mi orgullo con patatas. Un amargo trago que he pasado a base de unos cuantos chinchones.

- Mira, nena. He conseguido casi todas las firmas que tenían antes de que me rompieras los documentos estando sonámbula. - ¡Que no lo soy! Menuda fama voy a coger entre los posibles candidatos a papá del biznieto. - Los de El Funeral me han dado, de nuevo, su confianza para que sea Presidente. Aunque no todos porque, en los pocos días que van desde el desgraciado episodio a hoy, hemos colgado la foto de siete votantes, en la Pared de los Finados.

- ¡Caramba! Si que la palmáis rápido... Es que sois muy mayores... Por cierto, ¿en tu ya larga vida no habrás oído hablar de sirenos? - Eeeeeh... deja que piense... ¡Pues sí! Hay sirenos. Les llamamos manatí. - ¿Son chiquititos? - ¿Cómo una sardina?

Por poco me atraganto. Pensé que el abuelito había descubierto a Pascualita pero no, solo era un modo de hablar. - Son como una persona... ¿Por qué lo preguntas?  - Pues... últimamente me interesa la vida y milagros de los mamíferos marinos... - ¿Qué ha sido ese ¡CHOF! que he oído, nena? - El vecino de arriba. Cuando se baña le gusta tirarse en plancha en la bañera. - Que cosas más raras hace la gente de tu barrio...

lunes, 9 de septiembre de 2019

La venganza.

¡Que disgusto tiene el abuelitooooo! Llora por los rincones sin explicarse que pudo pasar para que sus documentos acabaran hechos cisco mientras dormíamos la siesta. A mi me gustaría explicárselo pero ¡no puedo! Delataría a la sirena y acabaría dentro un frasco con formol en alguna estantería olvidada de un laboratorio extranjero..

Así que he recurrido al chinchón pero lo ha rechazado: - No, nena. Quiero tener la cabeza clara para pensar en lo que ha pasado... ¿tú no serás sonámbula... por casualidad?

Me da la impresión que el abuelito quiere endosarme el muerto. Y eso sí que no. - ¿Y si uno de los ciclistas de La Vuelta ha traspasado la pantalla y ha hecho la fechoría porque es de un partido contrario. - ¡Aaayyyyy, Dios mío! ¡Tengo una nietastra loca perdida!

Llamé a la abuela: - Creo que Pascualita le ha hecho la Pascua al abuelito rompiéndole sus documentos en trocitos pequeños. - "¡Qué lista es mi sirenita!" - Ella será muy lista pero quién tiene que aguantarlo soy yo.. - "¿No quiéres la Torre del Paseo Marítimo?..." - ¡Eres una chantajista!

Andresito no levantaba cabeza. - Habla con los partidos con los que ibas a pactar (le aconsejé) y tal vez te ayuden. - ¡¿Esos?!... Pero si no voy a pactar con nadie. ¡Me basto y me sobro! - Yo te ayudaré si me das la vicepresidencia ... - Huuuy, ese cargo está solicitadísimo. Hasta la Cotilla me lo pidió.

Me quedé a cuadros. - ¿Así que la Cotilla ha sabido todo lo relacionado con tu compromiso político y tu afán por ser Presidente del Gobierno, antes que YO?... ¡¡¡¿QUE YOOOOOO?!!!

Sentí que un volcán incontrolable escupía una cosa viscosa que subía a toda velocidad desde mis entrañas a la boca: Y no era lava sino RABIA, ENVIDIA COCHINA y decidí vengarme.

Cogí a Pascualita: - Tengo un "trabajito" para tí, bonita. - Sus ojos de pez bizquearon mientras le daba unos sorbitos de chinchón con un dedal y una sonrisa siniestra mostró su dentadura de tiburón.

Me acerqué al lloroso abuelito que se había repantingado en el sofá de la salita a ver un partido de fútbol en la tele. Y le tiré la sirena en todo el despatarre.

La abuela me ha dado las gracias, encantada, porque hacía tiempo que no veía a su marido "tan hermoso"

domingo, 8 de septiembre de 2019

¡Andresito, Presidente del Gobierno!

Estoy que  no estoy. Tengo a Pascualita loca perdida. A Pepe no porque, la pobre cabeza jibarizada, nunca se inmuta pero si tuviera el resto del cuerpo, estaría loco también.

Por las sillas de casa tengo repartidas mantitas, toallas de playa, bañadores y bikinis, rebecas y anoraks ligeros. Si me levanto de dormir y tengo frío me tapo y echo agua de mar, caliente, al bidón de la sirena. Y si tengo calor, cubitos de hielo.

Hoy ya me ha escupido agua envenenada tres veces. Se planta en lo alto del bidón y me vigila. Es como un búho con cola de sardina. No quiere que me acerque a su hábitat de plástico en cinco metros a la redonda.

La abuela ha venido con Geoooorge, más cabreada que un mono, a pedirme que de asilo familiar a Andresito. - ¡¿Otra vez?! Esto ya pasa de castaño oscuro. Acabaré pensando que vivo en la embajada de un país bananero. - "¡Si, en Familándia! Colgaremos una bandera en el balcón e inventaremos un himno y todos los días de la semana serán Domingo." - Vale, abuela. Me lo quedo... ¿Qué ha hecho ahora? - "Está recogiendo firmas para que lo hagan Presidente del Gobierno de España" - ¡Ostras, que guay! - "¿Ves cómo eres tonta?" - Pues yo le votaría.

- "¡Tu no sabes lo que es que te den la lata con el temita, de la mañana a la noche. Es agotador!" - Lo sé. - "¡¿Qué vas a saber?! Hay que vivirlo día a día." - Es lo que hacemos en cuanto ponemos la tele... - "Tienes razón pero, si encima quien te lo cuenta es tu marido y no lo callas ni llenándole la boca de chinchón, acabas pidiendo el divorcio exprés."

Una vez que Geooorge, como buen mayordomo, hubo colocado la ropa del abuelito en los cajones del antiguo cantarano de la abuela, se marcharon. A mediodía se presentó Andresito cargado de comida china. Y yo me coloqué a Pascualita en plan broche por si el abuelito hablaba de su ilusión política.

Mientras comíamos me dio un mítin sobre sus virtudes políticas, su programa de Gobierno y no sé cuantas cosas más. Vamos, que se me pasó la comida en un plís plás. Me entusiasmé, aplaudí a rabiar, insulté a quién me dijo, abucheé a otros. Gritaba, sudaba, me emborrachaba con su labia y acabé gritando: - ¡¡¡¿DÓNDE HAY QUE FIRMAR, ABUELITO?"

Exahustos, acabamos en el sofá de la salita, delante de la tele, viendo la Vuelta ciclista a España... Es un decir porque dormimos como lirones y nos despertamos cuando solo quedaban cinco kilómetros para llegar a meta.

En principio no notamos nada raro hasta que nos espabilamos un poco y vimos, esparcidos por el suelo y hechos trizas, los papeles con las firmas recogidas por el abuelito. ¿Quién lo había hecho? ... - ¡¡¡La oposición ha entrado en ésta casa!!! (Andresito estaba fuera de sí) - Eso pensé yo también hasta que vi la cola de un pez desapareciendo bajo una de las butacas.





sábado, 7 de septiembre de 2019

El violín.

He sacado las mantitas de sofá. Son tan cálidas y humildes que se echan de menos. No tienen pretensiones como las mantas grandes o los edredones de plumas. Eso es mucho ringorrango para un sofá de C'an Barato. Además son engorrosos, ocupan mucho sitio y te tapan la tele. Pero las mantitas... son un amorcito.

Entre la mantita y los ciclistas, he soñado en technicolor, como las películas de mi infancia y me he visto... tocando el violín. ¡Que bonitooooooooooooooooo y que bien tocabaaaaaaaaaa! Al despertar me he aplaudido a mi misma. No sabía que fuera tan buena dando conciertos. Hay que ver las cosas que aprende una durmiendo.

Después he corrido a la tienda de los chinos del señor Li a comprarme uno. Pero no tenían ¡No tenían! Es la primera vez que voy a un chino y no tienen lo que quiero. Esta fecha tengo que apuntarla en el calendario.

He llegado muy decepcionada a casa. Y para desahogarme, se lo he contado a Pascualita y a Pepe. Ambos me han escuchado sin decir ni mú. Pepe ha estado, como siempre, más atento a mis palabras que la sirena pero se ha portado bien.

Menuda rabieta ha cogido el señor Li. Quizás porque yo, encima, me he burlado un poco: - ¡Oh,! ¿Y esto es una tienda de chinos que tienen de TODO? ¿Y no tienen violines? ¡Huy que risa, señora Felisa!. - Pero me he quedado con las ganas de demostrar a Palma entera mi virtuosismo con el violín.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿a qué viene esa cara? - Le conté a la Cotilla el disgusto que me había dado el señor Li. Y esa misma noche, al volver de sus trapicheos, trajo un violín nuevo y reluciente. - Estaba abandonado en el mostrador de una tienda cogiendo polvo... - ¡Cotilla! - ¿No lo quieres?

¡Claro que sí!. Pero me lo dio con una condición: - No lo toques cuando yo esté aquí. - Vale, usted se lo pierde

Me he pasado horas tocándolo. Pascualita me ha sacado los dientes de tiburón y ha inundado el piso de agua por culpa de un tic nervioso que le ha dado. Pepe se ha caído varias veces de su estante. Los vecinos han aporreado mi puerta intentando boicotear mis sonatas ¡Envidia cochina es lo que tienen! Y Bedulio ha venido acompañado por un Inspector de Sanidad, a detenerme acusada de matar un cerdo en casa. - ¡¡¡NO SABES QUE ESTA PROHIBIDO HACER MATANZAS CASERAS!!! - Me siento incomprendida...




viernes, 6 de septiembre de 2019

Turistas en pisos, no.

La abuela ha venido diciendo que tenemos que ahorrar energía, no usar plásticos, reciclar la ropa, no tirar nada hasta que le hayamos sacado bien el jugo para no gastar más de lo necesario, cerrar bien los grifos...

- Mejor me haces una lista para que no se me olviden... ¿Y a qué viene ésto? - "A que debemos dejar un planeta mejor a los que vengan detrás de nosotros." - Detrás de ti voy yo... - "Me refiero a las siguientes generaciones" - Ah, pues yo no tengo generación detrás ni perrito que me ladre jejejejeje. - "¡Deberías avergonzarte!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa!  ¿Ya la tenéis liada? ¡Que cruz tienes con esta chica!

- ¡Un momento! Usted tampoco tiene prole a la que dejar un planeta mejor. ¡¿No le da vergüenza?! - ¿Ya ha bebido chinchón de buena mañana? (le preguntó la Cotilla a la abuela) - "No. Es así de nacimiento." - No cambiéis de tema... ¿Usted recicla, no usa plásticos, gasta poco y no sé cuántas cosas más? - ¿Para qué? - ¡Eso digo yo! - Lo que voy a hacer ahora es forrarme... bajo cuerda, naturalmente, para que no me quiten la pensioncita que me dan. ¡¡¡En mi piso van a vivir turistas!!!

- ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! (grité )

No había pasado ni medio minuto cuando la puerta de la calle fue golpeada repetidas veces y el timbre sonó con insistencia.

Abrí y en el rellano encontré a todos los vecinos y vecinas de la finca, armados con escobas, sartenes, tenedores, hachas, cuchillos y fregonas. Y con la misma resolución en la cara que aquellos franceses que iniciaron la Revolución hace dos siglos.

Pasaron en tromba hasta el comedor. Las dos amigas, estupefactas, contemplaron la invasión: - ¡A la guillotina! (gritó uno) y todos estuvieron de acuerdo. Alguien me preguntó si tenía una. Al decirle que no pasaron al plan B - ¡La colgaremos de una rama del árbol de la calle! - Y otra vez, estuvieron todos de acuerdo. - "¿A quién?" - Preguntó la abuela que no las tenía todas consigo por si la  confundían con una aristócrata. En cambio la Cotilla estaba en su salsa hasta que la cogieron, la levantaron y salieron con ella al balcón.

Llamé a Bedulio, más que nada para cubrirme las espaldas si le pasaba algo a la vecina. - A pesar del guirigay de voces y gritos, el Municipal entendió que todo aquello se debía a querer meter turistas en la finca. - Si fuese en mi finca yo haría lo mismo que vosotros.

La Cotilla sudaba la gota gorda. Los ojos giraban alocados en sus órbitas. Estaba aterrorizada. Y acabó diciendo que: - ¡¡¡NO LO HARE. LO JUROOOOOO!!!

Los ánimos se calmaron y del griterío y el enfado se pasó a la tertulia mientras el chinchón corría de mano en mano. Pensé, alarmada, que se lo beberían todo. Afortunadamente, Pascualita, vino a sacarme del apuro cuando se puso a dar saltos mortales y poniendo el suelo perdido de agua. - ¡¡¡CHOFFF, CHOFFF, CHOFFF!!! - ¿Qué... es... eso? - balbuceó Bedulio. - Puse mi cara más angelical. - Ya lo sabes... Mi primer abuelito debe estar harto de gritos.

La espantada que dio el Municipal arrastró al resto de los vecinos y en dos segundos en casa solo quedamos Pascualita, Pepe y yo.




jueves, 5 de septiembre de 2019

Esperando el milagro.

Ahora tenemos que buscar un nuevo "novio" para Pascualita y vigilar que nadie se lo coma, ni a la plancha, ni hervido ni frito con patatas. ¡Que difícil!

La abuela ha dicho que, como  no valgo pa ná, se encargará ella de buscarlo y se ha presentado con un cangrejo de tonos azulados, que parecía de diseño. - ¿Crees que le gustará? Lo veo muy moderno para ella. - "¡Que sabrás tú que eres incapáz de encontrar novio para ti! Claro que le gustará. Es muy juguetón y con esas pinzas puede rascarle la espalda a la sirena"

Y sin más preámbulos ha soltado el cangrejo en el bidón.

Pascualita ha salido del interior del barco hundido y ha estado dando vueltas al rededor del nuevo visitante. El cangrejo, a su vez, la tanteaba con sus patas. - Espero que no la muerda con las pinzas... - "¡Qué le va a morder! ¡Mira que mooooonos! Se están conociendo." - A mi me sigue pareciendo una extraña pareja, que quieres que te diga, abuela. - "Lo es pero, de ésta unión pueden nacer hijos con plumas de pavo real, como cantaba El Puma" - ¡Madre mía! solo les faltaban las plumas a los montruítos!

Mientras discutíamos, Pascualita cogió al cangrejo por una pata y lo arrastró al fondo del bidón, entre la arena y las algas y dejamos de verlos. - "¡Vaya! Quería filmar el momento más íntimo de su relación y hacer un reportaje para Nathional Geográphic... "

Las algas se agitaron durante unos instantes y una nube de arena se levantó de repente. - "¡Hay Jesús, María y José!" (gritó la abuela) - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Te has vuelto religiosa de repente? (dijo la Cotilla que acababa de entrar en casa). - Las cogí del brazo y las arrastré hasta la salita: - Vamos a encender los cirios del altar de los Amigos de lo Ajeno y pondremos una estampita de Santa Rita, abogada de los imposibles, a ver si funciona. - ¿Qué imposible tiene que arreglar la buena mujer? - "¿Qué va a ser? (se me adelantó la abuela) ¡Qué esta encuentre, de una vez, a quién tiene que hacerle el bisnieto!" - Huuuuuy, pues pon más estampitas que solo con Santa Rita no creo que baste.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

¡Que pesado el chino!

¡Menuda la que tiene liada el pulpo y la sirena! El no deja de sobarla y ella está hasta las narices. Le ha tocado un novio sobón.

Es tanta el agua que tiran por el suelo que no me ha quedado otra que comprar un gran bidón de plástico transparente en la tienda del señor Li. Aunque ha sido más fácil decirlo que hacerlo porque ese hombre es más cotillo que la Cotilla. - ¿Tu que ponel aquí? - Agua. - Tu no tenel aile acondicionado ¿que agua sel la que metel aquí? - Agua de mar (en seguida me arrepentí de haberlo dicho) - ¡¿Tu clial gambas goldas en casa?! - ¡Nooooo! Pondré algas para hacer shusi, además ¿a usted qué demonios le importa lo que haga con el bidón?

- ¡Yo quelel gambas goldas! Si tu clial, yo complar todas y tu sel lica luego. - ¿Yo lica? (me sentí insultada en mandarín) ¡Lica lo será tu madre, tío plasta!

Antes de que cerrara la boca ya estaba rodeada de chinos, hijos, nietos, sobrinos y empleados del señor Li. Uno de ellos me dijo, en mallorquín, que retirara lo dicho. - ¡A mi nadie me llama lica y se queda tan ancho! - Lica quiere decir RICA, boba de Coria, que no eres más tonta porque no te entrenas! - ¡Eso me dijo el fulano de ojos rasgados y acento perfecto!

Desde ese día no me puedo quitar de encima al señor Li. - Yo venil a ver a vel algas pala shusi. - ¡Lo siento, no le puedo atender porque llego tarde al trabajo!

La Cotilla llegó a casa cuando yo estaba dándole ésta excusa al chino. - ¡¿A trabajar, tú?! - El protestó - Nieta tlabajal más chinos ¡No sel posible! - ¡Claro que no. Le está tomando el pelo! jajajajajajaja.

No me quedó más remedio que salir de casa y estar ocho horas fuera. Menos mal que pensé en cerrar la puerta del comedor... aunque no me sirvió de nada porque, cuando regresé, el señor Li y la Cotilla estaban en la salita, bebiendo chinchón y hablando de sus cosas.

Protesté ante la invasión de mi casa pero no me escucharon: - Algas de bidón no sel para shusi, boba de Colia pero pulpo a la gallega que hacel Cotilla, sí que sel bueno. ¡Cotilla buena cocinela!

martes, 3 de septiembre de 2019

De nuevo, en celo.

Pascualita tiene hambre. Está desquiciada. Le ha entrado un hambre canina de repente y muerde todo lo que se le pone a tiro. - ¡Abuela! tengo en casa un arma de destrucción masiva ¡La sirena me quiere comer! - "¿No me digas que la tienes a dos velas, tacaña?" - ¡Que va! todos los días tiene su ración de pienso para pescados.. No sé si comprarle sardinas o alacha..., algo baratito. - "Que miserable eres" - ¡Oye, que soy una asalariada que no llega a mileurista!

La abuela vino a ver a su amiga. - No te arrimes mucho que muerde.

Entró en el comedor, cerró la puerta y salió tres cuartos de hora más tarde. Yo estaba preocupadísima y no me quedó más remedio que trasegar unas copitas de chinchón. - ¡Ya estaba a punto de llamar a Bedulio! - "A Pascualita le pasa la cosa más normal del mundo: está en celo." - ¿Otra vez? - "A ver si aprendes, boba de Coria"

El celo de Pascualita es un problema para nosotras porque no hay mozo sireno conocido en el mundo entero. De nuevo tendremos que peregrinar de pescadería en pescadería, a ver si encontramos algún bicho que pueda suplantar a un sireno.

Como hace tantos años que no los cata ya no recordará como son, o eran. Y lo mismo le sirve un pulpo que un cangrejo. - "Lo del pulpo quizá valga porque adoptan colores y posturas extrañas... Pero tiene que estar vivo. Ves a comprar uno." - No pienso tocar un pulpo vivo. - "Ya salió doña Remilgos" - ¡Me dan miedo! ¿Y si se me engancha en un brazo, o en una pierna? ¡Quita, quita. Ves tú!

La abuela tomó por la calle de en medio y mandó a Geoooorge (que para eso le paga) a comprar el pulpo más grande del mercado. Y aunque el inglés puso cara de pocos amigos, obedeció.

Cuando volvió, la abuela dijo: "Echalo ahí" - Y todos salimos del comedor. No nos pareció bien fisgar en la intimidad sexual de la extraña pareja... aunque ganas no nos faltaban.

- ¡ Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - "¡La que faltaba para el duro!" (murmuró la abuela) - ¡Vengo a comer el pulpo a la gallega!" - ¿Qué pulpo. Qué gallega? - Dile a tu nieta que no se haga la loca. He visto al inglés comprando en el mercado... ¿Es que no pensábais invitarme? ¡Valiente amiga eres tú, millonetis!

La abuela se ofendió. - "El pulpo no era para nosotras, mal pensada" - Pero la Cotilla, enfadada como estaba, no atendía a razones. Y con mucho retintín, dijo: - Aaaayyyy, perdóóóóóón... El pulpiiiiito es para Pascuaaaaaaaal el guapiiiiito ¡Anda y que os zurzan! - Y salió dando tal portazo que movió los cimientos de la finca.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Vamos de funeral.

Estaba deseando que fuera la tarde para echarme una siesta como Dios manda. No sé por qué pero había dormido poco de noche... ¡Ah, sí! la abuela nos invitó a Pascualita y a mi, al funeral por el alma de Perico de Cantimpalo. El hombre se fue a ritmo de salsa. Por lo visto era muy salsero, tanto para comer como para bailar.

La viuda, entre sollozos, decía: - Nunca he visto a nadie morirse con el ritmo de mi Periquito. - Lo pasé muy mal en la iglesia. Primero porque la Cotilla rondaba por allí y en cuanto vi que cogía la cestita de las limosnas supe que tendríamos una nueva botella de chinchón en casa. Y también porque cada vez que el cura pronunciaba el nombre del difunto, a Conchi le saltaba el móvil y sonaba Paquito el chocolatero.

A los presentes nos costó muchísimo contener la risa. La viuda quiso agradecer la asistencia de los muchos amigos de su marido: Periquito estaría... ¡¡¡TARATÍ RARI RARIRORARÍÍÍÍÍÍÍ!!! ... muy contento ... - Y toda la iglesia decía al unísono - ¡¡¡OOOOOOOOOOEEEEEEEEE!!! - Hasta el cura bailaba.

Después fuimos a El Funeral. Allí nos esperaba la tradicional fiesta en recuerdo de los ausentes y la colocación de su fotografía en la Pared de los Finados. ¡Allí sí que bailamos y bebimos en honor a Periquito!

Una amiga regaló a la viuda una jaula con un periquito azul y blanco. La mujer se emocionó: - ¡Y va vestido con los colores del Baleares. Gracias, gracias!

Que llorera me entró. Es que me emocionó ràpido ultimamente. Pero toda la tontería se me fue en cuando me di cuenta de que Pascualita había desaparecido de mi vista.

Recorrí la cafetería. Miré debajo de las mesas. En los últimos rincones del establecimiento ¡Y nada! Acabé sudorosa y me acerqué a tomar un vaso de sangría fresquita. Era tanta mi preocupación que no la vi nadando entre las frutas y los cubitos de hielo.

Bebí y enseguida sentí un mordisco en la lengua. Pensé que alguien había perdido la dentadura y ésta había cobrado vida propia.. Escupí y Pascualita cayó de nuevo en la bebida. Inmediatamente la lengua se hinchó hasta parecer un balón de fútbol.

Salté, lloré, grité, escupí, corrí con la boca cada vez más abierta. Y así sigo. Sin poder hablar, ni comer, ni a penas beber. Mientras la sirena me hace una pedorreta cada vez que me ve.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Septiembre.

- Pascualita, es día primero de septiembre... y me siento acongojada... Esto se acaba. El verano ha sacado el pañuelo y empieza a despedirse... ¡snif!... Las playas quedarán vacías... Llegará el fresco. (la sirena me miró y adiviné su pesamiento: "está tía no es más tonta porque no se entrena")

- Dentro de poco la arena de las playas estará fría. El agua también. Y se convertirán en páramos solitarios ¡donde se podrá poner la toalla del derecho, del revés y al biés,. Tooooooodo el sitio para mi ¡Aleluya. Aleluuuuuuyaaaaaaaaaa!

- Estoy emocionada. Que bonito pisar arenas vírgenes (o casi) de colillas, restos metálicos de velitas, bolsas de plástico, anillas de latas de cerveza, etc. etc. etc. ¡Anda y que os den, guarros! ¡¡¡Viva septiembreeeeeee!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿es tu cumpleaños, boba de Coria? - ¿Eh? ¡Que susto, Cotilla! ¿No sabe llamar a la puerta?  - No me cuentes tu vida que es muy triste y yo tengo cosas que hacer. Por ejemplo, poner velas nuevas en el altar de los Amigos de lo Ajeno. - ¿Ya viene de "limpiar" los cepillos de las iglesias y las velas que le pillan más a mano? - No me gusta el tono que empleas... Por cierto, creo que tendré que ampliar el altar según vaya el nuevo Juicio contra la Gürtel... porque, seguramente, de entre tanto personal acusado, saldrá algún súper lider, como pasó con mi gurú, Luis Bárcenas, entre otros.

- Monte el altar en su piso, Cotilla. Si se quema no me importa pero el mío sí. - No puedo correr riesgos con el mío, ¿no ves que soy una pobre jubilada que, a duras penas, llego a fin de mes? Anda, vamos a celebrar que estamos vivas dándole unos cuantos tientos a la botella de chinchón... Por cierto, a ver si compras más... - Aquí la que más bebe es usted... - Pero la casa es tuya ¿no? Pues blanco y en botella, pichurri.

- Además de por la vida, brindaré por la tía Mica. Dicen que se fue, pero yo la siento siempre a mi lado ¡¡¡CHINCHÍN!!!

Mojé el dedo en mi copa y la sirena lo chupó, luego, mientras nosotras tragábamos el licor, ella hizo, con sus deditos palmeados, la señal de OK.