domingo, 22 de septiembre de 2019

¿Luna de Miel?

Han pasado varios días y la feliz pareja no se ha dejado ver. La abuela me pregunta todos los días, varias veces, por ellos. - Siguen de Luna de Miel (le contesto) - "Pues a ver si tomas nota, boba de Coria"

Está que se sube por las paredes. Dice que la sirena le dará un bisnieto antes que yo. - Pues habrá que ver al "angelito" que salga jejejejejeje (comenté y antes de que pudiera darme cuenta, ya me había ganado un pescozón de campeonato)

Me llama, viene a casa, vuelve a llamarme... y así estamos. De repente aparece y, también de repente, desaparece. Es un culillo de mal asiento ésta abuela mía... ¡Ya está aquí otra vez! - ¡No gano para sustos! - "Mira lo que traigo para celebrar la boda" (era una botella de champan francés) - ¿Una boda? Eso es un arrejuntamiento. - "¿Qué sabes tú de las cosas del querer? ¡Vamos a brindar por una felicidad eterna!" - Tampoco te pases...

Descorchó la botella y echó un generoso chorro al agua del bidón-acuario, luego llenó dos copas... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿No me invitáis? ¿Qué se celebra? ¿Se casa ésta?" ("ésta" era yo)

- "Se ha casado una amiga pero no la conoces. Nena , trae otra copa" - Y brindamos dos veces, porque no quedaba más champan, y sin pronunciar el nombre de "la amiga"

Como dos copas nos supieron a poco, seguimos brindando con chinchón . Después la Cotilla comentó lo rara que era yo (para variar) porque, aunque el anterior acuario ha dado paso al gran bidón-acuario, seguíamos teniendo ese trasto vacío de peces. - Que sosaina es ésta nieta tuya ¡Que cruz tienes con ella! - Calló de repente... - !Vaya!, ahora sé porque no tienes peces jajajajajajaja ¡Tienes pulpos! ¡Has montado un criadero de pulpos! Se lo diré a mis clientes de trapicheo y haremos negocio con ellos, aunque habrá que esperar a que crezcan un poco más ¡Me has sorprendido favorablemente, nena!

En cuanto la Cotilla se fue, dos pares de ojos, abiertos como platos, inspeccionaron el agua, las algas, las piedras... - "¡Allí!" (gritó la abuela señalando al pequeño jardín de poseidonia)

Pequeños restos de tentáculos se movían suavemente entre las algas. La abuela y yo nos miramos alarmadas. El grito salió de ambas gargantas a la vez: ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAA!!!

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