viernes, 13 de septiembre de 2019

A ver si éste novio cuaja.

He ido a la playa a llenar garrafas de agua de mar para el bidón de Pascualita. La arena estaba llena de algas, basura y cuantas marranadas traen las olas en días de tormenta. Me he paseado para ver si encontraba algo de provecho.

El mar rugía y amenazaba con llevar con él. De repente... ¡algo se movía entre tanto desastre!

Me acerqué con precaución... ¡Una langosta enorme, vivita y coleando, había sido arrojada a la playa para mi! No tuve ninguna duda. Aunque también pensaron lo mismo un grupo de gaviotas y todas juntas nos lanzamos a por el crustáceo. Finalmente me llevé a casa a pesar de los picotazos.

La dejé en el fregadero y fui a por Pascualita después de cerciorarme de si era langosta o "langosto"

- ¡Mira que novio más guapo te he buscado! - Desde lo alto del frutero donde la había colocado, la sirena se tiró de cabeza a la mesa de la cocina y de allí, impulsándose con su poderosa cola de sardina, "voló" hasta la encimera. Luego reptó el corto trecho que la separaba del fregadero y se abalanzó a por el langosto.

- ¡Para, para! ¿Dónde has dejado el romanticismo? Esto no puede ser un aquí te pillo, aquí te mato. Ni siquiera le has visto la cara... A un pretendiente no se le trata así. Tomaros vuestro tiempo. Conoceros y luego ya daréis rienda suelta a vuestras pasiones.

Tuve que llevarme a Pascualita y meterla en su bidón. Estaba excitadísima y para calmarla, tiré un buen chorreón de chinchón al agua. Fue mano de santo porque, poco después, dormía sobre la arena del fondo.

Entonces metí al langosto y dejé que la Naturaleza actuara.

No quise ser indiscreta y me senté en la salita a ver a la Esteban.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Salté del sofá como un resorte - ¡Que susto, Cotilla! - Hay que ver cómo roncas, boba de Coria. - ¿Yooooooooooooooooo? Si no dormía... - ¿Que has echado en ese bidón del comedor? ¿Salfumán? ¡No se ve nada!

En efecto, la arena del fondo parecía movida por un remolino ¡Allí estaba ocurriendo algo! - ¡Bien! (grité) ¡La Naturaleza está haciendo su trabajo! - La Cotilla movió la cabeza diciendo: - ¡Que cruz tenemos contigo!

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