jueves, 30 de noviembre de 2023

El visón.

Tengo preparado el visón para sacarlo a la calle en cuanto haga frío. Huuuuy cómo se van a poner las vecinaaaaaas cuando me vean con él. Se me cae la baba al pensar que la envidia cochina corroerá sus pensamientos. Oxidará las buenas intenciones jijijjijijiji... Hum, lo que voy a disfrutaaaaaar

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Se puede saber qué haces ahí parada como un pasmarote, boba de Coria? - Relamerme porque voy a sacar el visón en cuanto el aire de la sierra se enfríe. - ¡Estás mal de la cabeza! Dáme el visón y algo le sacaré en el trapicheo. Por lo menos dejaremos de comer botes de fabada durante unos días. - ¡Sí, hombre! a usted se lo voy a dar.

A la Cotilla no le han gustado mis palabras y lleva horas sin hablarme ¡Gracias por ello, vecina!

Llamaron a la puerta. Era el Municipal Bedulio. - Me he enterado de que vive contigo un animal exótico... (glub ¡¿Pascualita?! me dije) ... ¿está vacunado? ¿Tiene todos los papeles en regla? - Sí, sí. Todo está en regla. - ¿Está en jaula? - Pues... no. - ¿Quiéres decir que tienes una fiera suelta en casa ¡y que de un momento otro, puede morderme?!

Mi primer abuelito, subido en lo alto del riel de la cortina se partía de risa y me la contagiaba. Bedulio llamó a los laceros del Ayuntamiento para vinieran coger al bicho. - Traed bozal, inyección para dormirlo; guantes ¡DE TODO!

La casa se llenó de gente en un momento: - ¿Dónde está la fiera? preguntaron los funcionarios. - Ahora lo traigo. - ¡Quieta! Nosotros iremos delante... - Si, hijo, sí (dije)

Del cajón mediano del cantarano de la abuela, saqué el visón... de doscientos años, disecado, que mi tatarabuelo regaló a mi tatarabuela cuando pidió su mano.

 

miércoles, 29 de noviembre de 2023

La basura.

Todos los días tengo que bajar la basura ¡todos! Y la basura la hacemos entre dos: la Cotilla y yo pero ella siempre se escaquea. - ¿Cotilla, va a salir? (pregunto, rauda, en cuanto escucho sus pasos camino de la puerta de la calle) ¡Pues coja la bolsa de ba...! - ¡PAM! (puerta cerrada a toda prisa)

Pero hoy me he revelado y en cuanto he oído la puerta, he corrido al balcón y he tirado la bolsa de basura a la calle gritando: - ¡BASURA VAAAAA! 

Por ser la primera vez que lo hago y sin mirar si pasaba alguien por la acera, no se me ha dado tan mal. Al vecino que le ha caído encima no le ha echo gracia (y eso que he avisado) porque, hoy en día la agente hila muy fino, no como en la Edad Media que se vaciaban los orinales en medio de la calle, donde el Ayuntamiento, previsor, ordenaba que hubiera un canalillo en el centro, para que por allí discurriera lo lanzado. ¿Se enfadaba alguien? No. Pero aquella gente estaba echa de otra pasta.

Poco después de tirar la basura por el balcón ha llegado Bedulio el Municipal con el bloc de multas. - ¿Me vas a poner una multa? Pónsela a la Cotilla que no la ha cogido al vuelo. - No se puede tirar por el balcón. Además el vecino te ha denunciado. - No tendrá otra cosa que hacer el calzonazos  ese.

No le ha bastado al jodío vecino con que me multaran. ¡He tenido que bajar con la pala y la escoba a recoger lo que estaba esparcido por la acera! ¡Había que ver a la escoba protestando! - Que su trabajo está en casa, no en la calle. - Que qué ganas de jubilarse tiene. - Y el árbol de la calle, que cada día es más pijo, dándole la razón.  Que mala uva tiene.

martes, 28 de noviembre de 2023

Borrachera herbórea.

¡Me equivoqué y ellos lo saben! No puedo echarle la culpa a nadie y bien caro lo estoy pagando... Para ser más exactos, mi error lo pagamos todos. 

He tenido que tomarme una tortilla de aspirinas porque tengo la cabeza como una jaula de grillos ¡Nunca más le haré un favor al árbol de la calle! ¡¡¡Nunca más!!! Y si tiene frio que se meta en las bragas de su tío.

Es tan pesado cuando quiere una cosa que parece que se va a morir si no se le hace caso ipso facto. Todos tenemos frío, bueno pues él tiene más que nadie y hay que calentarle las raíces con agua calentita pero ¡YA! Por eso me aturullé y en lugar de echarle agua caliente en el alcorque lo que tiré fue chinchón caliente. Una botella entera.

Tras mis palabras suenan los abucheos de los personajes de mi casa: - ¡¡¡BUUUUUUUU!!! ¡¡¡TENEMOS LA CABEZA COMO UN BOMBO, BOBA DE CORIAAAAAA!!! AAAYYY, AAAYYYY...

Sobre el ruido de la escandalera, los peces se bañan en el río; vienen cientos en pandilla y no tengo tantas sillas; a José le han roído los calzones; anda el borriquillo que marcha para Belen; Y nosotros nos iremos y no volveremos más... o sí, vaya usted a saber.

No sé el tiempo que le dura a un árbol la borrachera pero el caso es que, cuando eso ocurra, no habrá villancicos que no sepamos porque no ha parado de cantarlos con la voz a la máxima potencia, desde que probó el chinchón. ¡Calla ya, jodío!

 

lunes, 27 de noviembre de 2023

¿Olvidado? Nasti de plasti.

Fue todo un éxito comprarle una ensaimada a Pepe el jibarizado. No porque él comiera mucho. En realidad ni la probó porque me fue imposible descoserle la boca... Claro que tampoco me empeñé mucho, no fuera cosa que nos quedáramos la sirena y yo a dos velas. En cambio así conseguí que, entre Pascualita y yo nos comiéramos ensaimada y media cada una.

Los comensales de la Santa Cena remugaron un buen rato pero apliqué el refrán de A palabras necias, oídos sordos y en el reparto solo entramos la sirena y yo sin el menor remordimiento. ¿Qué esos solo comen una vez al año y virtualmente? A mi que me registren. Ya les dije que las quejas al Maestro Armero.

Estaba recogiendo las migas de ensaimada cuando llegó la Cotilla de sus trapicheos. - ¡Huy, que bien, La ensaimada de los domingos! ¿Dónde está la mía? 

Era una pregunta complicada pero comprobé que se me da muy bien hacerme la tonta. - No he visto ninguna con su nombre, Cotilla. -  Di, más bien, que se te ha olvidado comprármela. - ¡Pero qué dice, mujer! Claro que no... - ¿Entonces...? - El panadero se ha despistado y la habrá vendido a otra parroquiana. Como los domingos tiene tanto trabajo...

La Cotilla descubrió el papel en el que venían envueltas: - ¿Tanto papel para una sola ensaimada? (el retintín era innegable) - Eso me he dicho yo. No es raro que apenas queden bosques...

domingo, 26 de noviembre de 2023

Pepe el jibarizado pide...

La rama más cercana del árbol de la calle ha repiqueteado en los cristales de la ventana de la cocina. - ¿Qué querrá ésta ahora? (me dije) - En cuanto la abrí entendí el mensaje: el árbol temblaba de frío. - Y eso que es domingo. (me seguí diciendo) 

Mi primer abuelito, que siempre está a la que salta, ésta vez desde lo alto de la estantería de Pepe el jibarizado: - ¿Qué tiene que ver el frio con ser domingo, nena? - No tengo ni idea pero algo será. 

En cuanto el árbol me vio dijo con voz lastimera: Echame agua calentita a mi alcorque, resalá, que tengo las raíces heladas. - Perdona pero esto corresponde al Departamento de Parques y Jardines y esa, no, Esa no soy yo. Todavía no he ido a por las ensaimadas y ya me estás dando la vara.

Sonó el teléfono. Era la abuela - "¿A qué no has puesto agua caliente en la pila de lavar del comedor, boba de Coria?" - Pues, no... - "¡Lo sabía! La pobre sirenita debe tener las escamas como escarpias y la piel de gallina" - Huy, si. Sería ella la que cacareaba ésta madrugada llamado al Gallo Colorao. - "¿De qué hablas?" -Y yo qué...

A punto de salir rumbo a la pastelería mi primer abuelito me llamó: - Pepe el jibarizado también quiere una ensaimada, nena. - Es una cabeza hueca; tiene la boca cosida; de barbilla para abajo ¡no tiene nada! ¿Para qué quiere una ensaimada? - Pues, no sé... Será para probarla ¿no? - Será.

No se le puede decir que no a quien quiere probar una cosa tan rica.

 

sábado, 25 de noviembre de 2023

Que mala es la envidia.

He estampado contra la pared al último mosquito del año y es como si lo hubiera echo con Drácula. La mancha que ha dejado chorreaba sangre. Los habitantes de casa estaban horrorizados.  Callaban y observaban mientras regueros de sangre avanzaba hacia el balcón.  La Cristalera abrió, de par en par y al mismo tiempo, la boca y la puerta Y sus gritos rebotaron en todas las paredes del barrio. - ¡¡¡Se han cargado al Mosquito de 2023!!!

A partir de éste momento la gente se apelotonó ante la puerta de la entrada del edificio donde vivimos. - ¿Qué pasará ahora? . ¡Vaya usted a saber! - ¡Vaya hombre, justo ahora que íbamos a hacer un lugar de exposiciones, llega el Ayuntamiento y desbarata los planes!

Como de costumbre hubo opiniones para todos los gustos. Un vecino altruista se presentó en casa con un marco barroco bajo el brazo: - Pienso que quedará precioso enmarcando la mancha del mosquito (que no es lo mismo que  El Mosquito de la Mancha) - Y berbiquí en mano, procedió a agujerear la pared, poner un zoquete, meter una alcayata, colgar el marco, apartarse un poco para ver la prespectiva y muy ufano ,decir como si fuese un maestro de ceremonias: - Et voilá

Y por esta sencilla regla de tres al cuarto, tengo en mi casa una obra de arte que ya quisieran muchos. 

En cuanto a la sangre andarina del último mosquito del año, esta prosiguió su camino y su sueño y logró subir a la cima del Puig Major proclamándose la primera Sangre Andarina en lograrlo en subida libre. Hasta ahora se había conseguido en bajada libre (que no es lo mismo)

Pues, a pesar de lo bien que había salido todo, Pascualita está que trina contra mi, gritándole a mi primer abuelito: - ¡Ese bocado era mio!

viernes, 24 de noviembre de 2023

Lo que hace no tener cultura.

Pascualita nadaba de espaldas lentamente en su pila de lavar del comedor. Se la veía relajada, a gusto consigo misma. ¿Pensaría en algún episodio de su larguísima vida? La de gente que ha tenido que conocer éste bicho... a Matusalem por ejemplo. Antes, a los dinosaurios. A Noe y su arca...

Iba a proseguir con la cantinela cuando mi primer abuelito, que estaba elegantísimo con un sudario rojo pasión que no paraba de reir. - ¿De qué se ríe? - De ti, nena. - ¿A santo de qué? - De lo que estás nombrando... - Ya sé que ninguno es tan antiguo como la sirena pero, por lo menos intento enumerar... - ¡No lo hagas! Pascualita es un animal marino ¿entiendes? Vivía bajo el agua y los que has nombrado, no. 

Entendí lo que me explicaba el abuelito y me sentí fatal: ¡Hasta un sudario, por muy de seda que sea, se reía de mi! Por eso pegué un puñetazo en la mesa del comedor que a punto estuvo de convertirse en astillas. Pero la mesa no se arredró y me lo devolvió. Ahora tengo un ojo morado y cerrado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Vengo a por más bombillas. En el trapicheo me las quitan de las manos ¡Es un éxito!... ¿Dónde están las que faltan? - Las metí en la pila de lavar del comedor. Si viene Bedulio con los municipales en busca de ellas no se le ocurrirá mirar en allí Apenas terminé la frase recibí un bolsazo de la Cotilla y el ojo sano ahora hace juego con el otro.

Intenté ir al baño para echarme agua en la cara pero, mareada, lo que hice fue apalancarme en la pila de lavar y apoyar la mano ¡sobre Pascualita! 

Ahora, además de los ojos a la funerala, tengo una teta exageradamente grande que es dónde me ha mordido la sirena cuando la he chafado contra las bombillas sumergidas. ¡Y el jodío sudario partiéndose de risa!

 

jueves, 23 de noviembre de 2023

Naturalmente.

  El Año está que trina. Lo llevan con la lengua afuera y, en cuanto se despista, ve montones de calendarios del Nuevo Año, que venden las rumanas a las puertas de los mercados, dejándose querer `por los ciudadanos. 

Tanto ajetreo tiene despistado al pobre Año, envejecido prematuramente. Y claro, se queja: - ¡Aaaaayyyy, que no llego al 31 de diciembreeeee!

El árbol de la calle nos cuenta sus batallitas de cuando era un raquítico árbolito que apenas daba sombra. - En aquellos tiempos el Año viejo se acababa cuando le daba la real gana. Nadie osaba decirle nada. Se respetaban las canas. En las casas nadie arrancaba la primera hoja del almanaque hasta que lo veían alejarse, renqueante pero orgulloso de sí mismo porque  de los desastres pasados en los meses que estuvo en vigor, él no era culpable.

De repente y sin venir a cuento, el árbol cantó a viva voz Tengo una vaca lechera. Nos dejó descolocados y más aún cuando de su bocaza de madera surgieron gruñidos... Se había dormido. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! - Hola, Cotilla ¿ha ido a ver el encendido de las luces de Navidad? - Sí pero no... - ¿No ha podido pasar hasta la plaza de Cort? - Sí... - Entonces ¿ha llegado tarde? - No... - Ay que me temo lo peor... ¡ha echo su agosto con las carteras de los ciudadanos! ¡La madre que la parió! 

De un tirón seco le arranqué el bolso interminable de las manos. Lo abrí y grité: - ¡Lo sabía! ¡Es una ladrona! - ¡Esa boca, niña! - ¡Aquí están las bombillas de la Plaza del Ayuntamiento! ¡No ha habido encendido! - ¡Claro, boba de Coria! No podía "trabajar" con tanta luz.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Tiempo de tormenta.

Pascualita está tan aburrida que ésta tarde la he pillado leyendo el periódico. Y yo estoy tan curada de espanto que no me ha causado sorpresa.

En realidad el periódico no estaba entero. Eran unas hojas en las que venía envuelto un kilo de sardinas que trajo anoche la Cotilla. A saber por qué cosa las habrá cambiado.

Mientras refunfuñaba pensando que en el trueque ya podrían haber venido limpias las sardinas. O ya, rizando el rizo, con cremallera. Que más le da a la Naturaleza, si total hay que abrirles la barriga. Con lo fácil que sería todo, jolines. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Has visto qué guapas las sardinas? - Si, he visto alguna que haría un buen papel en el certamen de Miss Sardina Europea. - Huuuy, estás como el día: anunciando tormenta. - Con lo bien que se está en verano... - Sí, hija, sí... - Y para rematar la jugada, suben la bombona de butano a 15 euros ¡¡¡LA NIÑA BONITA, OIGA!!!

Llamó la abuela y, sin cortarme un pelo, dije delante de la Cotilla: - Pascualita está leyendo las noticias de fútbol del periódico. - "Ya me dijo la Cotilla que vacías las botellas de chinchón en un santiamén" - Señalando a la vecina con un índice acusador, dije: - ¡BOCAZAS!

La abuela cuchicheó: - " !No hables de la sirena delante de la Cotilla!" 

Antes de que pudiera abrir la boca, la vecina abrió la suya para ponernos a caer de un burro, sobre todo a su amiga: - ¡No disimuléis, malandrinas! Y el pobre Andresito sin saber que lleva una cornamenta digna de un miura ¡Que tendrá ese Pascual que no se os cae de la boca!

martes, 21 de noviembre de 2023

En ná y menos.

El Tiempo se ha propuesto pillarme. El otro día va y me dice: - Nena, en ná y menos nos plantamos en Navidad.

Di un respingo: - ¡¿Ya?! Oh, noooo. Tengo que ir a la papelería a por los chrismas. a ver si, por una vez, los mando antes de que termine Enero. 

Ya me he puesto nerviosa: - ¿Qué tengo que comprar? ¿Qué haré de comer? ¿Cuántos seremos a la mesa? ¿Me darán el aguinaldo los abuelitos? ¿Tendré que dárselo yo a ellos? ¿Nevará o no nevará? ¡Tengo que comprar ya los langostinos antes de que Rodolfo se largue a la Argentina a pasar calor!

Decididamente, mi neurona no está para tantas preguntas. Se ha acurrucado en su rincón a ver los anuncios de la tele y elegir su regalo de Navidad. Esta se cree que me ha tocado la Primitiva.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Qué hacen la escoba y la fregona en el portal de casa? - Están castigadas por revolucionarias. - ¡Madre mía, como está la juventud de hoy en día! - ¿Lo dice por ellas, Cotilla? - Sí, hija, sí. Anda que... Por cierto, la vecina del ático tenía intención de llevárselas. - Allá ella. A la mínima le sacaran una pancarta poniéndola a parir.

La Cotilla entró en la salita y desde allí gritó: - ¡La botella de chinchón está vacía! - ¡Yo no he echo nada! - ¡No me has dejado ni una gota, jodía! - ¿Una gota?... puede que quede alguna... ¡hip!...

lunes, 20 de noviembre de 2023

Problemas laborales.

La abuela, de repente, sea vuelto asidua. Viene a casa cada dos por tres. Trae la comida o bien Geoooorge la prepara aquí y de paso Pepe el jibarizado aprende inglés .

Se lo comenté a mi primer abuelito y me aclaró lo del visiteo: - Está celosa, nena. Se ha dado cuenta de que Pascualita cada vez está más apegada a ti... - ¿A mi? ¡Porque quiere morderme! - Pero con cariño.  

Me quedé más "tranquila" Por otro lado disfruté de que la abuela, que lo tiene todo, sintiera celos de mi ¡Ay, que ilusión! Estoy llena de orgullo y satisfacción (palabras muy navideñas, por cierto) Ahora solo tengo que fijarme cuando venga a casa.

La puerta de la calle se abrió para dar paso a un cargado mayordomo inglés y a madame la Abuela. Desde éste momento me convertí en enormes ojos de búho que no le quitaban la vista de encima desde cualquier punto de la casa.

La abuela se acercó a la pila de lavar y, como un misil, Pascualita salió del agua salada para tirarse al cuello centenario de su amiga, con los bracitos abiertos.

Miré a mi primer abuelito: - A mi nunca me recibe así... - Todo se andará, nena.

El árbol de la calle cantaba a pleno pulmón y no me quedó más remedio que meterle la escoba en la bocaza. ¡Hay que ver la de gallos que tienes en la garganta! (le dije, haciéndome la santita) - ¡Gracias, hija! Me has echo un favor muy grande. Las hojas secas atascan el chorro de voz que recibí como herencia paterna. ¡Mira que bien canto ahora!

No dejé que se le escapara ni una nota. Esta vez ataqué con la fregona... Ahora son dos las que se manifiestan delante del balcón con pancarta explicativa. Si la escoba me denunció por hacerla trabajar a horas que no le correspondían, ahora me ha denunciado la fregona por usarla como atascador y eso ¡está segura! no lo estudió en Formación Profesional.


 

domingo, 19 de noviembre de 2023

Nadie está contento.

 Un escándalo que venía de la calle, me han despertado cuando la Aurora aún se estaba maquillando su bonitos colores. - Escuché atentamente. ¡Era una rebelión! - Salté de la cama porque, entre el jaleo, había escuchado la voz de mi primer abuelito.

Iba envuelto en un sudario de seda naranja con el aroma de las flores de azahar, que continuamente, brotaban y las abejas libaban sin parar. Me sentí tan orgullosa de él que se me cayó la baba sobre una de las bolas de polvo que pasaba junto a mis pies y la puse perdida. - ¡Que guapo eres, abuelito! Y pensar que la abuela y la Cotilla te desecharon ¡que jodías! 

Volví al tema que me había despertado y me asomé al balcón, cosa que tuve que negociar con la Cristalera que se negaba abrirse a esas horas brujas de la noche porque no era su turno de trabajo. Que difícil es el juego de los pactos...

Junto al tronco del árbol de la calle se arremolinaban perros, gatos y personas y nadie parecía contento. - ¡Que este gato no es mío! - ¡Tampoco es mío ese perro!... - La voz de la Cotilla se alzó, algo pastosa, a causa del chinchón trasegado durante sus trapicheos de esta noche. - Aquí lo que ... ¡hip!... pasa es que ... ¡hip! ... no queréis soltar la paaaaasta de la ... ¡hip!... recompeeeensa que decían los anuuuuncios del ... ¡hip!... facebooook...

La sirena del coche de la policía, con el Municipal Bedulio al volante, me hizo exclamar: - ¡Qué escandalosa es ésta sirena!. 

No había terminado la frase cuando Pascualita saltó, de la pila de lavar del comedor a mi escote, chorreando agua fría. Y mientras yo estornudaba como una descosida, ella calmaba su desilusión al no ver a ninguna paisana suya, mostrando su dentadura de tiburón hasta al Lucero del Alba.

sábado, 18 de noviembre de 2023

La Cotilla y sus trapicheos.

La Cotilla, al entrar en casa, debió decir ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! como tiene por costumbre pero yo estaba en plena conversación con el árbol de la calle y no me enteré. Por eso, cuando me vio hablar "sola" en el balcón se preocupó por mi. - ¿Tienes un novio invisible, boba de Coria? jajajajajajaja ¡Ya falta menos para que te pongan la camisa de fuerza!

A punto estuve de coger a Pascualita, como arma de destrucción masiva, y tirársela a la vecina con muy mala idea. Pero me retuve porque, si hay algo que no le gusta nada de nada a la medio sardina, es que la despierten de sopetón cuando está durmiendo tan ricamente, como en ese momento.

Así que di un giro a lo expuesto por la Cotilla y lancé al aire un inocente pregunta: - ¿Usted sabe algo de la mafia que se lleva a los perros perdidos del facebook?" - ¡¿YOOOOOO?! No sabía que existiera esa raza... ¿Cómo son? - ¿Cómo van a ser? como todos: tienen cuatro patas, un rabo, hocico, collar, pulgas... ¡yo qué sé! - Pues sí que estás informada... Además, no conozco más mafia que la de los chinos del señor Li...¿A qué viene ésta conversación? - Porque raro es el día en que no salga la foto de un perro perdido y como a usted le gusta tanto el trapicheo...

Ahí se terminó la conversación porque era la hora de tomar el chinchón on the rocks,

Al anochecer y antes de irse a sus negocios, la Cotilla preguntó como el que no quiere la cosa: - ¿Así que se pierden muchos perros? - Y gatos. - ¿También?... vaya, vaya... - 

Antes de cerrar la puerta de casa la oí decir. - Aquí puede haber... negocio... - ¡Recuerde a la mafia china, Cotilla! - ¡Calla, agorera!

 


viernes, 17 de noviembre de 2023

El trato.

Esta madrugada, antes de que pusieran las calles, me he reunido con los habitantes habituales de casa y hemos decidido que hay que hablar claro con los abuelitos y la Cotilla: ¡tienen que irse! Así que, por votación unánime, se ha decidido que YO, como dueña de la casa, ponga la escoba detrás de la puerta de la calle. Señal inequívoca de que son invitados a hacer mutis por el foro.

Con paso ceremonioso he entrado en la cocina seguida de un montón de bolas de polvo y los gritos de ánimo de quienes no tiene autonomía para desplazarse. Tales como la Cristalera, el árbol de la calle, los comensales de la Santa Cena, Pepe el jibarizado... etc.

En un segundo, todo lo que iba a ser pan comido, se convirtió en un berengenal de gritos y aspavientos: la Escoba se negó a ser portadora de malas noticias. - ¡¡¡QUE NOOOOOO!!! ¡¡¡NO QUIEROOOOO!!! ¡¡¡ME NIEGO A ECHAR DE CASA A UNOS POBRES ANCIANITOS!!! 

La tía se volvió agresiva y recibi escobazos a diestro y siniestro. Incluso Pascualita, que estaba en mi escote, acabó con chichones en la cabeza. La cogí de los pelo-algas, hice un molinete con el brazo y la lancé a través del comedor, a la pila de lavar antes de que me clavara los dientes de tiburón que ya había sacado a pasear.

Harta de tanto escándalo, le dije a la escoba rebelde: - ¡O te quedas detrás de la puerta o te cambio por una escoba electrónica! - Se lo pensó medio segundo y dijo:- Vale, pero me pagas un curso de vuelo. Quiero ser escoba de bruja. - ¡Hecho!

jueves, 16 de noviembre de 2023

Hasta el moño del asilo familiar.

A ver si termina pronto el estado de asilo familiar porque, si no, seré yo quien pida ese asilo al árbol de la calle aunque tenga que aguantar que todas las mañanas me cante Las Mañanitas.

Me siento como una olla exprés a punto de estallar. No hay noche que no se arme una trifulca entre la abuela y la Cotilla. Y todo porque ambas opinan que tienen derecho a utilizar la cama del antiguo cuarto de la abuela. - "¡Es mi cama desde que el mundo es mundo!" - ¡Es mía porque soy quien la usa todas las noches! - Así pasan, de las frases más o menos inteligibles, a esto: ¡¡¡¡¡¡¡¡XFR5IF ADE+ER B'3 4 4!!!!!! - que es cuando los vecinos, hartos de no poder dormir, llaman a los Municipales y se presenta Bedulio dispuesto a poner multas hasta al lucero del Alba. Eso sí, tiene prohibido por sus jefes, llevarse a las dos amigas al cuartelillo porque, guardias y detenidos, quieren dormir tranquilos.

El único que se porta como un caballero es Andresito. El hombre se deja querer ¿qué tiene que dormir con la abuela? Pues, bueno. ¿Qué tiene que dormir con la Cotilla? Pues vale también. ¿Qué tiene que dormir con las dos? ¡Ancha es Castilla! Y a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

Como se nota que, en su juventud, bebió  de la fuente de la cultura Hippy

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Seguimos en comunidad.

 La abuela tiene a gala que, durante casi doscientos años, ninguna carcoma ha podido hincar los dientes en el cantarano de sus padres que se trajo a Palma desde Ciutadella. No es de extrañar pues que gritara como si la estuvieran matando al ver un agujerito rodeado de polvillo de madera en el frontal de uno de los cajones.

En un momento, todos los de casa, incluída la Cotilla que acababa de entrar, nos juntámos a su alrededor preguntando - ¡¿QUÉ TE PASA?!

- "¡La carcoma ha entrado en el cantarano y no lo dejará hasta que se lo acabe! ¡AAAAAAAAYYYYYYYY...¡¡¡BUUUUAAAAAAAAAAAAAAAA!!! ... ESTE DISGUSTO ME LLEVARÁ A LA TUMBAAAAAAA!!!"

Si la abuela se moría yo tenía que estar junto a ella. Por eso la rodeé con mis brazos, acunándola y susurrándole al oído: - ¿Estás segura de haber puesto en el testamento que me tocará a mi la Torre del Paseo Marítimo?

Pascualita, su amiga del alma, se mostraba muy preocupada. Mi primer abuelito me tradujo las palabras de la sirena. - Dice que no sufra porque ella se comerá cuanta carcoma se le ponga a tiro. - Aquello era muy bonito... incluso se me escapó una lagrimita de esas que guardo para cuando quiero quedar bien con alguien. No me llevo muy bien con la cajita de madreperla donde las guardo porque siempre tiene algo que decir como, por ejemplo, hoy: - Eres más falsa que un duro sevillano, tía. (dijo) - ¿A santo de qué?

 


martes, 14 de noviembre de 2023

Me ha caído el gordo...

 Luego hablan mal de mi, sobretodo la abuela pero, en realidad soy más buena que el pan de molde y he acogido en mi casa a los abuelitos. Lo que no recuerdo es si lo hice antes o después de beber varios chinchones on the rocks.

Cuando supieron que tendrían que convivir juntos, aunque no revueltos, pusieron mala cara. Y yo coloqué la tabla de planchar en mitad de la cama que usa la Cotilla a la que, por cierto, no le gustó nada que le invadieran "su cuarto" - ¿Y ahora dónde duermo yo? - En el cuarto de los trastos...

Desde que abría un ojo hasta que lo cerraba por la noche, la abuela tenía la televisión encendida todo el santo día. Y cuando conectaban con las manifestaciones de Madrid daba gritos de alegría, o de envidia, cuando salía alguna conocida: "¡Pero si es Angelines Mendez marquesa de Picos pardos!,,, Parece que ha engordado... Claro, está todo el día en la calle y vermú viene, vermú va... ¡Quiero ir a Madrid, Andresito!"

Pero éste, muy metido en su papel de refugiado familiar, hacía oídos sordos a la abuela y se pasaba el día haciendo sudokus.

La segunda noche que pasaron en casa, hubo un conato de rebelión cuando la abuela fue a acostarse y se encontró con que la Cotilla ya ocupaba su trozo de cama ¡sin la tabla de planchar en medio! Cuando preguntó a su marido de qué iba aquello él se limitó a contestar: ¡a mi plin, yo duermo en Pikolín!

A punto de armarse la marimorena, los comensales de la Santa Cena encontraron la solución diciendo a grito pelao a la abuela: - ¡Ven con nosotros, resalá, que llevamos sin festejar nada desde hace más de dos mil años! 

Lo último que recuerdo es ver a Pascualita dispuesta a saltar al cuello de Pom... pi...li..o ...


lunes, 13 de noviembre de 2023

Pompilio está que trina porque el buen tiempo que hace no incita a ponerse calcetines todavía,  lo que no favorece su compra para que, después de meterlos en la lavadora y por arte de biribirloque, algunos pares se conviertan en "hijos únicos"

Por eso Pompilio se queja del Cambio Climático y del Rosario de la Aurora. - ¡Que asco de tiempo! ¡A mi me gustan el viento, el frío, la nieve, los chubascos. Que caigan chuzos de punta ¡Eso es el buen tiempo, que caray! 

Nadie le hace caso al pobre duende de los Calcetines. 

Andresito me llamó por teléfono: - Nena, ¿puedes acogerme en tu casa en asilo familiar? - La voz de mi segundo abuelito no era muy firme. - ¿Qué te ha hecho mi abuela? - Quiere salir todos los días en manifestación y ya no estoy para esos trotes. Le he dicho que, conque salgamos un día ya habremos cumplido. Dice que no. Que los vecinos millonetis salen cada día y nosotros no vamos a ser menos. - Lo tienes crudo, Andresito...

Mientras hablaba por teléfono se ha presentado la abuela en mi casa. - "Tu segundo abuelito ya no sirve para nada. Todo el mundo sale a las calles, cada día a una cosa ¿Qué cosas? te preguntarás ¡Yo qué sé! La cuestión es pasarlo bien y cantar consignas, rimen o no. Pero el sosaina de Andresito prefiere ir a El Funeral " - ¡Pero si a ti te encanta, abuela!- "Pero ahora toca ésto otro... ¿Me acoges en tu casa en asilo familiar, porfa"

Vaya dos. Dios los cría y ellos se juntan.

 

domingo, 12 de noviembre de 2023

No hay nada imposible.

Estaba desayunando la ensaimada de los domingos, a medias con Pascualita, cuando han sonado voces fuertes en casa: - ¡Que no puede ser, hombre! - ¡Lo sé de buena tinta porque estaba la persiana abierta y lo he visto en la tele! - ¡Mentira! - ¡Uep! a mi nadie me llama embustero...!

Con la sirena como arma disuasoria por si las moscas, entré en el comedor y me encontré con una revolución. - ¡¿Qué pasa aquí con tanta bulla?! (grité a mi vez) Habla, árbol de la calle (dije en plan teatrero) -  Me sentía como un patricio (en éste caso, Patricia) romana, dando la vez a los senadores para que dijeran lo que tuvieran a bien. - Pues eso, que ha salido un león a pasear por las calles de Roma.

Hubo pitorreo, gritos, risas silbidos - El día menos pensado te talarán porque ya no das pie con bola. El árbol, cabreadísimo, agitó sus ramas con furor y se cargó los cristales de una ventana del piso vecino. ¡Menos mal!

Los más escandalosos eran los comensales de la Santa Cena. - ¡En Roma no hay leones! jajajajajaja ¡Si lo sabremos nosotros que estábamos allí cuando se puso de moda darles cristianos para merendar! 

El árbol de la calle no daba su brazo a torcer y la discusión se había encallado. Entonces Pascualita saltó como una fiera contra el cuadro de la Santa Cena y les faltó tiempo a los comensales para salir huyendo hacia los rincones invisibles. Desclavó su dentadura de la madera del marco y volvió de nuevo a mi escote. Mi primer abuelito se apresuró a traducir lo dicho por la sirena que fue...: - ¿Qué es un león?

sábado, 11 de noviembre de 2023

Que difícil es llegar a un acuerdo... con la tripa vacía.

 Al volver del trabajo me fue imposible entrar en casa. Algo había detrás de la puerta que me lo impedía. Pensé que sería la Cotilla para hacerme una broma Y estuve un buen rato llamándola a gritos: - ¡¡¡Cotilla, deje ya de hacer el ganso, cooooñe!!! hasta que la vi entrar en la finca: - ¿A qué vienen tantos gritos, mameluca? - 

Mirando por el hueco de la escalera, se veían las cabezas de otr@s tant@s vecin@s, quejándose de mi. - ¿No te enseñaron a hablar sin gritar, boba de Coria? ¡Pues va siendo hora que aprendas, jodía! ¡No escuchamos la tele!

Fue mi primer abuelito quien me chivó lo que pasaba en casa. - Hay una gran manifestación de bolas de polvo recorriendo el pasillo, arriba y abajo, con pancartas y todo. - ¿Por qué lo hacen? - Porque lo han visto en la tele y les gusta estar al día. - ¿Y qué piden? - Que exílies a la Escoba y al Recogedor. - ¡Sí, hombre! Hasta ahí podríamos llegar. No puedo echarlos porque las bolas de polvo se reproducen a la velocidad del rayo. - No sé como se lo tomaran... pero sabes que, como abuelo, siempre estaré a tu lado.

Anochecía. Mis tripas cantaban y bailaban Paquito el chocolatero del hambre que tenían. La Cotilla se había dormido sentada en un escalón y a mi no me quedaba ni gota de saliva en la boca de tantas conversaciones tenidas con la representante de las bolas de polvo para llegar a un acuerdo y poder abrir la puerta de una vez por todas. Pero, que si quieres arroz, Catalina.

Me veo, esta noche, durmiendo en la escalera...


 

viernes, 10 de noviembre de 2023

Volver a la normalidad.

 ¡Quiero recuperar mi anonimato! No puedo salir a la calle sin que me rodeen grupos de gente haciéndose selfis conmigo por mi careto. El que me dejó la sirena y se ha hecho famoso gracias a la Cotilla y sus negocios.

Podría estar contenta pero no es así. ¡No me dan ni las gracias! y dinero, menos. Pompilio se ríe de mi. - ¡Hasta yo hago negocio con los calcetines desparejados! - Me extraña porque ¿quién va a comprar un calcetín solitario? - Pues un cojo. - No se me había ocurrido... (dije como si acabara de caer de un guindo) ¡Un momento! los cojos tienen dos pies, normalmente. - Mis clientes solo tienen uno, boba de Coria.

Poco a poco, mis facciones van recuperando su estado natural ¡Pues ahora la gente ni me mira!

También en casa los egos van bajando los humos. El único que sigue en alto es el de Pascualita pero a ese ya estoy acostumbrada. Ha venido la abuela a verla y como sabe que la medio sardina es de buen comer, Geoooorge llevaba en una cesta los avíos de una paella de marisco. 

Antes de que el mayordomo se encerrara en la cocina a prepararla, he avisado a Pepe el jibarizado para que lo tuviera en el punto de mira de su ojo catalejo porque me da a mi que el inglés no saca a la mesa todas las gambas... Vamos, que se le "pierden" por el camino y hace el aperitivo a costa nuestra.

Y vaya si el llavero ha estado atento. En cuanto he oído el primer OOOOOOOOOOOOO he entrado de sopetón en la cocina y me ha dado tiempo a ver el bigote de una gamba en los labios del "Arguiñano de la Gran Bretaña". Lo que yo decía.



 

jueves, 9 de noviembre de 2023

En boca cerrada...

Voy a hacer el cambio de armario y me da toooooda la pereza del mundo. Y por mucho que me he dicho que tengo que ser fuerte y no caer en la tentación de sentarme frente a la tele a echar una cabezadita, he caído.

He dormido toda la mañana. Menos mal que de comer tenemos albóndigas con tomate, de lata, y solo se trata de estirar del abrefácil y esperar a que la Cotilla caliente la comida en el microondas. Luego, lo de comer, puedo hacerlo yo solita. Si es que soy mu apañá.

La abuela y Geooorge han llegado en el rolls royce hasta la parada del bus. Esta vez quién ha anunciado su llegada ha sido Pepe el jibarizado. Hay que ver lo que hace el Ego Leches y otras ,desde que sabe que es más bonito que un San Luís se siente útil. Solo después de que sonara su OOOOOOOOOOOOOO ha comenzado el concierto de pitos en la calle.

A raíz de ésto a todos los personajes de casa se les ha despertado el Ego. ¡Y es un no vivir! Menuda panda de gallitos me ha tocado en suerte. Y contra todo pronóstico, cuanto más se engallan, más se hunde Pascualita. Está apática desde que sintió miedo ante tanto "enemigo" y no levanta cabeza.

Hablé con mi primer abuelito: - Cuéntale la verdad (le dije) - ¿Estás segura? - Sí... ¿por qué lo preguntas? 

Mientras mi primer abuelito ponía al corriente a la sirena de la historia del espejo roto, la cara de ella fue cambiando de expresión y de color. Cuando se volvió roja como un tomate y le salió humo por donde se supone que debería tener las orejas, supe que antes de llegar a las gafas de bucear para protegerme de su saliva envenenada, ella me daría de lleno. Y así fue: - ¡¡¡PLAFFFF!!! en toda la cara.

La Cotilla, que de todo hace negocio, me hizo fotos mientras estaba en pleno coma etílico de chinchón para calmar el dolor. Me he visto en el Telediario anunciando supositorios contra el estreñimiento: "Esta es la cara que se le queda antes de ..."

- ¡¡¡COTILLAAAAAA¡¡¡  ¡¡¡LA MADRE QUE LA PARIÓ!!!

 

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Una de monstruos.

 Pepe el jibarizado tiene un ego tan hinchado que he tenido que ponerle nombre y llamarle de usted porque impone el tío. Es Don Ego Leches y otras hierbas. Además, el llavero me ha obligado a poner un trozo de espejo en su estantería de la cocina, para poder verse cuantas veces se le antoje. 

Pascualita lo contempla con admiración porque a él no le da miedo enfrentarse a su "enemigo" a pesar de ser solo una cabeza hueca, reducida, rezurcida y no tener ni un triste diente con el que poder defenderse, no como ella que, de dentadura, va bien servida.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¿qué ha pasado... ¡¿QUÉ HAS HECHO, BOBA DE CORIA?! - Sí. He roto el espejo sin querer y... -  ¡Eso son siete años d....! - Lo sé. Me lo ha dicho mi primer abuelito...- ¡Glub!

La cara de la Cotilla era un poema cuando comprendió que le hablaba del hombre al que mandaron al otro barrio entre ella y la abuela. 

Perdió el color y la compostura. Le castañearon los dientes postizos y los nervios bailaron un zapateado en sus sienes. Yo no sabía qué hacer pero Pascualita solventó el problema tirándole unos buchitos de agua envenenada, para que se calmara. Visto su nuevo aspecto la han contrataron para el Circ du Solei porque, desde que el mundo es mundo, no se ha visto nunca una criatura igual. 

He colocado la foto sobre el aparador del comedor y ha despertado la envidia cochina de los comensales del cuadro de la Santa Cena: ¡Todos quieren ser como la "nueva" Cotilla! incluído Don Ego Leches y otras hierbas.

martes, 7 de noviembre de 2023

El espejo.

Recién levantada de la cama se me ha ocurrido mirarme en el espejo del baño y casi me da un infarto. El alarido salido de mi garganta convirtió al espejo en multitud de espejitos en los que se repetía mi somnolienta imagen. Pascualita, aposentada en mi escote, aplaudió mientras enseñaba su  dentadura de mini tiburón en una sonrisa terrible.

- A ver si te crees Miss España, media sardina. - Y para que viera que no todo el monte es orégano, la puse de sopetón frente a la dura realidad: el espejo. El infarto del que yo me había librado, se ensañó con ella. ¡Se murió unas veintisiete veces y otras tantas resucitó! El pelo-algas que "adorna" su cabeza ahora era verde, luego naranja, violeta, blanco... Toda una paleta de colores. Por primera vez la sirena estaba aterrada ante tal cantidad de "enemigos" de todos los tamaños, que tenía frente a sí. Eso me alegró el día.

Mi primer abuelito acudió raudo a ver qué había pasado: - Huy... eso son siete años de mala suerte, nena. - Gracias por los ánimos... - De nada. Ya sabes que los abuelos estamos para eso también. - Pues, vaya...

De la cocina llegó el OOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jivarizado que pedía a gritos un trocito de espejo para verse. - ¡Ni hablar! ya está bien de sustos. - ¡Quiero verme! ( el ojo catalejo empezó a girar lentamente buscando verse reflejado) ¡Quiero vermeeeeeee!

Pensé que tenía derecho a saber cómo era. Nunca se había visto, ni siquiera en el río de su poblado porque nunca se le ocurrió hacerlo. - Anda, mírate.

El ojo catalejo detuvo su andadura frente al trozo de espejo que le puse delante y, en lugar de poner el grito en el cielo, se regodeó ante su estrafalaria imagen. Su último OOOOOOOOOO. decía: - ¡Que guapo soy!

 

lunes, 6 de noviembre de 2023

El sueño.

Después de comernos una lata de fabada asturiana, para no perder la costumbre, la Cotilla y yo, repantingadas en el sofá de la salita y tapadas con mantitas oliendo todavía a naftalina porque están recién sacadas del cantarano de la abuela, hemos dormido una reconfortante siestra en la que hemos tenido gran cuidado de no invadir el sueño de una con el de la otra. Hasta aquí podríamos llegar.

Sin venir a cuento me encontré andando por un camino de arena, cosa que me enfadó mucho porque yo lo que quería era dormir la siesta. Un hombre se paró a mi lado mientras se partía de risa. - ¡Mira que he visto disfraces raros pero el tuyo le gana a todos! ¿De dónde lo has sacado,? - De dónde va a ser. Del mercadillo de Pere Garau. - Pero no quise darle más explicaciones.

- ¿Quién eres? (pregunté yo) - Yo soy yo. - ¡Que casualidad! ¡Yo también soy yo! ¿seremos gemelos? - No creo porque nos parecemos menos que un huevo a una castaña.

No me quise despedir del hombre sin preguntarle algo más: - ¿Alguien te puso un nombre? - Claro. Me llamaron Imhotep - ¡Ostras, como me suena! - A mi también (dijo el tío) 

Como no me preguntaba nada abrí la boca para decir: - Yo soy nena. - Y yo nene. -¿Imhotep nene? Suena raro. - Pues imagina que te llamaras Dolores Fuertes y tu marido, Barriga... ¿qué? ¿cómo se te queda el cuerpo serrano? - De jota.

La Cotilla dio un respingo y me despertó. Entonces me di cuenta que había hablado con el  sabio Imhotep y no le había preguntado dónde estaba... - ¡Ahora sería rica! ( me quejé) - La Cotilla canturreó: - ¡DE DONDE NO HAY... NO SE PUEDE SACAR, BOBA DE CORIA!

domingo, 5 de noviembre de 2023

Historias de familia.

 He tenido una visita muy especial: la bisabuelastra ha llegado en el rolls royce  y enseñando pierna cuando se ha bajado de él. 

Me alegra mucho verla porque es una persona positiva. Además, está enamorada hasta las trancas de quien dice que es el fantasma de su vida: mi primer abuelito. Será por eso que iba tan elegante y aunque el vestido no es de éste siglo, a ésta mujer todo le sienta bien a pesar de sus ciento y pico de años.

- ¡Anda que no he roto corazones a cuenta de éste vestidito, nena! El día que lo estrené no paré de bailar el charlestón. ¡Qué bien lo pasé! Cuando me casé mi marido me prohibió llevarlo. - Quémalo. Es muy provocativo (me dijo) Pero, como ves, no le hice caso en eso sino que lo escondí muy bien. 

De lo alto de la lámpara del comedor llegó un silbido_ - ¡Guapa! (dijo mi primer abuelito mientras intentaba que no se le cayera la baba. Menuda pareja hacían. La seda los envolvía como una segunda piel que crecía sin parar gracias a miles de gusanos de seda bajo el mando de una araña patilarga les marcaba el ritmo de trabajo con una batuta muy profesional ella..

sábado, 4 de noviembre de 2023

A rio revuelto...

Las bolas de polvo de casa tienen el Baila de San Vito porque no paran quietas. Les he preguntado a qué venía esto pero no parecen tenerlo muy claro. Al final acudí para informarme a los comensales de la Santa Cena. Se pasan el día mirando lo que ocurre a su alrededor desde el marco de su cuadro y están al cabo de la calle de lo que ocurre en casa. A éste paso le harán sombra a la Cotilla.

Pues resulta que la mayoría de las bolas de polvo más jóvenes quieren irse de casa a correr mil aventuras por el ancho mundo. Lo que choca con lo que quieren los mayores, claro. Y de éste choque generacional nace el batiburrillo que han montado.

Y todo vino acuento cuando, a causa del vendaval de la última tormenta, varias bolas salieron volando cuando la Cristalera se abrió un poquito para que yo pudiera hablar unos segundos con el árbol de la calle al que, por cierto, sigue sin llegarle la camisa al cuerpo ante las previsiones meteorológicas.

Dice el sabio refrán: a rio revuelto, ganancia de pescadores. En éste caso la "pescadora" es Pascualita que, sentada en el borde de la pila de lavar del comedor y sin hacer aspavientos, va tragando cuanta bola cae en su juridisción sin que nadie se de cuenta. Además tiene quien la anima a ello: ¡la escoba! que está encantada - No sabes el trabajo que me ahorras, medio sardina ¡Come, come, bonita!

 

 

viernes, 3 de noviembre de 2023

Tormenta.

El árbol de la calle tiene miedo y llora como una magdalena. - ¡Déjate ya de tanto gimoteo que no puedo oír la tele! - A ver qué harías tú, so lista, estando en... snif... mi pellejo... - Será en tu madera, árbolito de alhelí. - Menos guasa, boba de Coria. Estoy amenazado por las tormentas que quieren partirme en dos... ¡buaaaaaaaaaa! .... ¡¿Cómo no voy a llorar?! - Aprende de Pepe el jibarizado que lo convirtieron en una pequeña cabeza hueca y ahora se gana la vida haciendo de llavero sin decir ésta boca es mía. - ¡Porque la tiene cosida, jodía!

Pascualita nos miraba como si quisiera intervenir en la conversación pero, entonces llegó la abuela y solo tuvo ojos para su amiga del alma.

- "Se te oye discutir desde la calle. Así nunca vas a encontrar novio ¿Qué le has echo a la Cotilla?" - Nada. - La abuela llamó varias veces a la puerta del cuarto de su amiga - "¡Abre que soy yo!" - No insistas porque no está. Aún no ha vuelto de sus trapicheos... - "Entonces... ¿con quién discutías?" - Con nadie.

Las ramas del árbol de la calle aporrearon los cristales del balcón - ¡¡¡ABREEEEEE QUE VIENEN RACHAS DE VIENTO FUERTEEEEE! - Me hice la sorda. No era cuestión de que la abuela supiera con quién me codeo. - "Tienes que llamar a los de Parques y Jardines del Ayuntamiento para que vengan a podar, o talar, este árbol ¿No ves que te romperá los cristales, boba de Coria?"

La abuela no lo oía pero el resto de personajes me ponían de vuelta y media por no socorrer al árbol. - ¡Pero si no cabe aquí! (grité) - "¿La furgoneta de Parques y Jardines? (dijo la abuela, algo descolocada por mi frase) ¡Pues claro que no!  Cada día te pareces más a tu abuelo" -  En lo elegante que soy...  - "Sí, hija, sí..."

jueves, 2 de noviembre de 2023

El julepe.

Esta mañana bien temprano, en lugar del despertador, he oído entre las brumas del sueño, - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Oh, no. La Cotilla!... Lo habré soñado. - `Nena, ya estoy en casa. - ¡Vaya por Dios! ¿estaban  llenas las celdas? 

La Cotilla se acostó y durmió hasta bien entrado el mediodía. Mientras, fui al mercado de Pere Garau donde me di de bruces contra el municipal Bedulio.

- ¿Por qué echasteis tan pronto a la Cotilla? (fue mi queja) - El Jefe decidió que los calabozos no eran el lugar indicado para una mujer tan mayor... - Cosas más raras se han visto-...y tu lo sabes.

Tenía al municipal atrapado entre la espada y la pared y decidí apretarle las tuercas. - Mi primer abuelito nos observa desde el Más Allá y sabe que mientes... ¡Se acerca a nosotras! - ¡Oh, noooooo! (Bedulio estaba aterrorizado) -. Alto ahí. Esta vez no escaparas. 

El árbol de la calle, agitó las ramas como unas maracas al son de una samba. - ¡Hable, Cotilla! Vaya si lo hizo. - Me encerraron con pardillos y media hora después los había desplumado a todos  jugando al julepe. Hay quien no sabe perder y montó un follón. 

El Jefe de policía, inmune (creía) a amenazas y fantasmeos, se acercó a poner órden pero quedó atrapado en las redes del juego. Uno a uno, la Cotilla limpió las carteras de los presentes que no podían creer lo que les estaba pasando... Algunos le deben hasta dos pavor para Navidad.

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Los negocios de la Cotilla.

En el silencio de la noche me ha despertado la puerta de la calle al cerrarse. - ¡Chist, que estoy durmiendo! (le he dicho) - Me ha pedido perdón a pesar de que ella no tenía culpa alguna: - Ha sido la Cotilla al irse. 

Qué raro. Normalmente suele llegar a estas horas de sus trapicheos. - Pues hoy tenía prisa. - ¿Dónde ha ido? - Al cementerio... - Y ya no recuerdo nada más de la conversación con la puerta.

Al ser fiesta, Pascualita y yo hemos desayunado ensaimadas con cola cao. Hablaba con la sirena mientras ella daba saltos mortales dentro de su taza y ponía la cocina echa unos zorros cuando escuché un portazo: - ¡Dichosa puerta! - ¡Que no soy yo, boba de Coria. Ha sido la Cotilla! - ¿Otra vez?

- ¡Nena, no le abras la puerta a nadie! - ¿No saluda como siempre? - ¡No tengo tiempo para estas cosas! (y corrió a encerrarse en su cuarto)

Llamaron al timbre: - ¿Quién es? - ¡Los Geos! - ¿En serio? (y me dispuse a abrir porque esta gente suele estar de toma pan y moja) - La voz de la Cotilla sonó, a través de la puerta del cuarto,  como la voz de la conciencia: - No lo hagaaaaasssssss...

 Siguieron llamando al timbre. Después de los Geos, fueron los bomberos, los municipales, la guardia civil, la policía nacional... Toda una tentación para mi porque, entre tantos, podía estar el futuro padre del bisnieto de la abuela. Así que abrí la puerta de la calle. El rellano de la escalera estaba muy concurrido.

La pregunta fue unánime: - ¿ESTA LA COTILLA?

Esta noche han robado las flores frescas del cementerio que después han sido vendidas a los mismos deudos que las trajeron. Todo ha ido bien hasta que, un listo (palabras textuales de la Cotilla) ha reconocido sus ramos ¡Y se armó la marimorena!

Se la han llevado detenida mientras ella, llorando a moco tendido, decía: ¡Pero si he rebajado el precio de las flores!