sábado, 11 de noviembre de 2023

Que difícil es llegar a un acuerdo... con la tripa vacía.

 Al volver del trabajo me fue imposible entrar en casa. Algo había detrás de la puerta que me lo impedía. Pensé que sería la Cotilla para hacerme una broma Y estuve un buen rato llamándola a gritos: - ¡¡¡Cotilla, deje ya de hacer el ganso, cooooñe!!! hasta que la vi entrar en la finca: - ¿A qué vienen tantos gritos, mameluca? - 

Mirando por el hueco de la escalera, se veían las cabezas de otr@s tant@s vecin@s, quejándose de mi. - ¿No te enseñaron a hablar sin gritar, boba de Coria? ¡Pues va siendo hora que aprendas, jodía! ¡No escuchamos la tele!

Fue mi primer abuelito quien me chivó lo que pasaba en casa. - Hay una gran manifestación de bolas de polvo recorriendo el pasillo, arriba y abajo, con pancartas y todo. - ¿Por qué lo hacen? - Porque lo han visto en la tele y les gusta estar al día. - ¿Y qué piden? - Que exílies a la Escoba y al Recogedor. - ¡Sí, hombre! Hasta ahí podríamos llegar. No puedo echarlos porque las bolas de polvo se reproducen a la velocidad del rayo. - No sé como se lo tomaran... pero sabes que, como abuelo, siempre estaré a tu lado.

Anochecía. Mis tripas cantaban y bailaban Paquito el chocolatero del hambre que tenían. La Cotilla se había dormido sentada en un escalón y a mi no me quedaba ni gota de saliva en la boca de tantas conversaciones tenidas con la representante de las bolas de polvo para llegar a un acuerdo y poder abrir la puerta de una vez por todas. Pero, que si quieres arroz, Catalina.

Me veo, esta noche, durmiendo en la escalera...


 

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