viernes, 3 de noviembre de 2023

Tormenta.

El árbol de la calle tiene miedo y llora como una magdalena. - ¡Déjate ya de tanto gimoteo que no puedo oír la tele! - A ver qué harías tú, so lista, estando en... snif... mi pellejo... - Será en tu madera, árbolito de alhelí. - Menos guasa, boba de Coria. Estoy amenazado por las tormentas que quieren partirme en dos... ¡buaaaaaaaaaa! .... ¡¿Cómo no voy a llorar?! - Aprende de Pepe el jibarizado que lo convirtieron en una pequeña cabeza hueca y ahora se gana la vida haciendo de llavero sin decir ésta boca es mía. - ¡Porque la tiene cosida, jodía!

Pascualita nos miraba como si quisiera intervenir en la conversación pero, entonces llegó la abuela y solo tuvo ojos para su amiga del alma.

- "Se te oye discutir desde la calle. Así nunca vas a encontrar novio ¿Qué le has echo a la Cotilla?" - Nada. - La abuela llamó varias veces a la puerta del cuarto de su amiga - "¡Abre que soy yo!" - No insistas porque no está. Aún no ha vuelto de sus trapicheos... - "Entonces... ¿con quién discutías?" - Con nadie.

Las ramas del árbol de la calle aporrearon los cristales del balcón - ¡¡¡ABREEEEEE QUE VIENEN RACHAS DE VIENTO FUERTEEEEE! - Me hice la sorda. No era cuestión de que la abuela supiera con quién me codeo. - "Tienes que llamar a los de Parques y Jardines del Ayuntamiento para que vengan a podar, o talar, este árbol ¿No ves que te romperá los cristales, boba de Coria?"

La abuela no lo oía pero el resto de personajes me ponían de vuelta y media por no socorrer al árbol. - ¡Pero si no cabe aquí! (grité) - "¿La furgoneta de Parques y Jardines? (dijo la abuela, algo descolocada por mi frase) ¡Pues claro que no!  Cada día te pareces más a tu abuelo" -  En lo elegante que soy...  - "Sí, hija, sí..."

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