miércoles, 29 de noviembre de 2023

La basura.

Todos los días tengo que bajar la basura ¡todos! Y la basura la hacemos entre dos: la Cotilla y yo pero ella siempre se escaquea. - ¿Cotilla, va a salir? (pregunto, rauda, en cuanto escucho sus pasos camino de la puerta de la calle) ¡Pues coja la bolsa de ba...! - ¡PAM! (puerta cerrada a toda prisa)

Pero hoy me he revelado y en cuanto he oído la puerta, he corrido al balcón y he tirado la bolsa de basura a la calle gritando: - ¡BASURA VAAAAA! 

Por ser la primera vez que lo hago y sin mirar si pasaba alguien por la acera, no se me ha dado tan mal. Al vecino que le ha caído encima no le ha echo gracia (y eso que he avisado) porque, hoy en día la agente hila muy fino, no como en la Edad Media que se vaciaban los orinales en medio de la calle, donde el Ayuntamiento, previsor, ordenaba que hubiera un canalillo en el centro, para que por allí discurriera lo lanzado. ¿Se enfadaba alguien? No. Pero aquella gente estaba echa de otra pasta.

Poco después de tirar la basura por el balcón ha llegado Bedulio el Municipal con el bloc de multas. - ¿Me vas a poner una multa? Pónsela a la Cotilla que no la ha cogido al vuelo. - No se puede tirar por el balcón. Además el vecino te ha denunciado. - No tendrá otra cosa que hacer el calzonazos  ese.

No le ha bastado al jodío vecino con que me multaran. ¡He tenido que bajar con la pala y la escoba a recoger lo que estaba esparcido por la acera! ¡Había que ver a la escoba protestando! - Que su trabajo está en casa, no en la calle. - Que qué ganas de jubilarse tiene. - Y el árbol de la calle, que cada día es más pijo, dándole la razón.  Que mala uva tiene.

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