jueves, 2 de noviembre de 2023

El julepe.

Esta mañana bien temprano, en lugar del despertador, he oído entre las brumas del sueño, - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Oh, no. La Cotilla!... Lo habré soñado. - `Nena, ya estoy en casa. - ¡Vaya por Dios! ¿estaban  llenas las celdas? 

La Cotilla se acostó y durmió hasta bien entrado el mediodía. Mientras, fui al mercado de Pere Garau donde me di de bruces contra el municipal Bedulio.

- ¿Por qué echasteis tan pronto a la Cotilla? (fue mi queja) - El Jefe decidió que los calabozos no eran el lugar indicado para una mujer tan mayor... - Cosas más raras se han visto-...y tu lo sabes.

Tenía al municipal atrapado entre la espada y la pared y decidí apretarle las tuercas. - Mi primer abuelito nos observa desde el Más Allá y sabe que mientes... ¡Se acerca a nosotras! - ¡Oh, noooooo! (Bedulio estaba aterrorizado) -. Alto ahí. Esta vez no escaparas. 

El árbol de la calle, agitó las ramas como unas maracas al son de una samba. - ¡Hable, Cotilla! Vaya si lo hizo. - Me encerraron con pardillos y media hora después los había desplumado a todos  jugando al julepe. Hay quien no sabe perder y montó un follón. 

El Jefe de policía, inmune (creía) a amenazas y fantasmeos, se acercó a poner órden pero quedó atrapado en las redes del juego. Uno a uno, la Cotilla limpió las carteras de los presentes que no podían creer lo que les estaba pasando... Algunos le deben hasta dos pavor para Navidad.

 

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