martes, 28 de noviembre de 2023

Borrachera herbórea.

¡Me equivoqué y ellos lo saben! No puedo echarle la culpa a nadie y bien caro lo estoy pagando... Para ser más exactos, mi error lo pagamos todos. 

He tenido que tomarme una tortilla de aspirinas porque tengo la cabeza como una jaula de grillos ¡Nunca más le haré un favor al árbol de la calle! ¡¡¡Nunca más!!! Y si tiene frio que se meta en las bragas de su tío.

Es tan pesado cuando quiere una cosa que parece que se va a morir si no se le hace caso ipso facto. Todos tenemos frío, bueno pues él tiene más que nadie y hay que calentarle las raíces con agua calentita pero ¡YA! Por eso me aturullé y en lugar de echarle agua caliente en el alcorque lo que tiré fue chinchón caliente. Una botella entera.

Tras mis palabras suenan los abucheos de los personajes de mi casa: - ¡¡¡BUUUUUUUU!!! ¡¡¡TENEMOS LA CABEZA COMO UN BOMBO, BOBA DE CORIAAAAAA!!! AAAYYY, AAAYYYY...

Sobre el ruido de la escandalera, los peces se bañan en el río; vienen cientos en pandilla y no tengo tantas sillas; a José le han roído los calzones; anda el borriquillo que marcha para Belen; Y nosotros nos iremos y no volveremos más... o sí, vaya usted a saber.

No sé el tiempo que le dura a un árbol la borrachera pero el caso es que, cuando eso ocurra, no habrá villancicos que no sepamos porque no ha parado de cantarlos con la voz a la máxima potencia, desde que probó el chinchón. ¡Calla ya, jodío!

 

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