miércoles, 8 de noviembre de 2023

Una de monstruos.

 Pepe el jibarizado tiene un ego tan hinchado que he tenido que ponerle nombre y llamarle de usted porque impone el tío. Es Don Ego Leches y otras hierbas. Además, el llavero me ha obligado a poner un trozo de espejo en su estantería de la cocina, para poder verse cuantas veces se le antoje. 

Pascualita lo contempla con admiración porque a él no le da miedo enfrentarse a su "enemigo" a pesar de ser solo una cabeza hueca, reducida, rezurcida y no tener ni un triste diente con el que poder defenderse, no como ella que, de dentadura, va bien servida.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¿qué ha pasado... ¡¿QUÉ HAS HECHO, BOBA DE CORIA?! - Sí. He roto el espejo sin querer y... -  ¡Eso son siete años d....! - Lo sé. Me lo ha dicho mi primer abuelito...- ¡Glub!

La cara de la Cotilla era un poema cuando comprendió que le hablaba del hombre al que mandaron al otro barrio entre ella y la abuela. 

Perdió el color y la compostura. Le castañearon los dientes postizos y los nervios bailaron un zapateado en sus sienes. Yo no sabía qué hacer pero Pascualita solventó el problema tirándole unos buchitos de agua envenenada, para que se calmara. Visto su nuevo aspecto la han contrataron para el Circ du Solei porque, desde que el mundo es mundo, no se ha visto nunca una criatura igual. 

He colocado la foto sobre el aparador del comedor y ha despertado la envidia cochina de los comensales del cuadro de la Santa Cena: ¡Todos quieren ser como la "nueva" Cotilla! incluído Don Ego Leches y otras hierbas.

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