martes, 1 de enero de 2019

Primer día del año.

Han tenido que sedar a la abuela para que se callara porque no dejaba de cantar "¡Beben y beben y vuelven a beber!" sin parar, hora tras hora. De vez en cuando gritaba: - "¡Camarero ¿dónde ésta mi chinchón?" . Y fue inútil que le dijeran, una y mil veces, que allí solo había enfermeros y médicos. Entonces reanudaba su trozo de villancico ¡Que tostón!

Andresito, empachado de ensaimadas y chocolate, callaba avergonzado mientras entraba y salía del cuarto de baño. - La Momia era quién mejor estaba y al ver a sus cubanitos-culito-respingones hechos unos guiñapos, dijo a las enfermeras que se los cambiaran por otros. - Esto es un Hospital, no un comercio de intercambio de cromos (le dijo una de las enfermeras que le salió respondona) - Pues no puedo llevarlos a mi casa... - ¿Qué hacían allí? - Bailar samba. - ¿Con quién? - Conmigo.

Yo asentí con la cabeza que, por cierto, me dolía horrores. Me pasé con las uvas emborrachadas y comí las de las campanadas y sus correspondientes cuartos, del reloj de san Llorenç des Cardessá y también las de Canarias. Más las que me comí esperando que pasara la hora de diferencia que hay entre la Península y las Canarias.

La enfermera pensó que le estaba tomando el pelo: - ¿Cómo que baila? si tiene más años que Matusalem. - No toque el tema de los años que no trae buenas consecuencias... Queda avisada, señora.

¡Y ahí estaba Bedulio! en una de las habitaciones del mismo pasillo en el que estábamos nosotros. - Ya tengo la solución para tu problema, bisabuelastra. Regálaselos a Bedulio que le hará mucha ilusión. - ¿Qué haría sin ti, boba de Coria?

Horas después salímos camino de nuestras casas y detrás, vagando por los pasillos del Hospital, quedaron los gritos de Bedulio diciendo: - ¡¡¡QUE SE LOS LLEVEEEEEEN. ESTO ES SUPERIOR A MIS FUERZAAAAAS!!! - La Momia, sabedora del bien que había echo, murmuró satisfecha: - Que poco cuesta hacer feliz a un pobre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario