lunes, 31 de diciembre de 2018

Nochevieja 2018.

- Abuela ¿de qué has disfrazado a Pascualita? - "De Año Nuevo. ¿Pasa algo?" - Está rara... - Porque va de bebé." - ¿Y por qué le has puesto el pañal en la cabeza? - "Porque las sirenas no tienen piernas, que pareces tonta y hay que dártelo todo mascado, boba de Coria"

- Abuela ¿tomaremos las uvas en la Torre del Paseo Marítimo? - "¡Ni lo sueñes! ¿No querrás dejar sola a Pascualita en una noche cómo ésta? Además, es más fácil limpiar tu mini casa que la mía."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vengo cargada de ensaimadas para tomar con chocolate ésta noche! - El aroma nos indicó que aquellas ensaimadas, al contrario de las que solía traer la Cotilla, estaban recién sacadas del horno. Y no me pude callar. - ¿No me diga que se las ha encontrado en la calle? - Justamente, sí señora. Estaban dentro de una furgoneta con las puertas abiertas. Cualquiera se las podría haber llevado de extragis en una noche como ésta en la que se comen tantas... - ¿Y? - Pues que he pensado que para que se las lleve otro, me las llevo yo. Vendo unas cuantas y el resto para nosotros. ¿A qué está bien pensado? - "¡De primera, Cotilla!" - ¡Estoy por llamar a Bedulio! - "jajajajajajajaja ¡que mala uva tienes!"

De repente, la Cotilla se fijó en Pascualita que estaba colocada en lo alto del frutero de la cocina. - ¿Qué es eso? - "Una... sardina" - ¿Vendada? ¿Qué se ha roto? - "Oh, nada... No es de verdad. Está de adorno..." - ¿Eso que lleva en la cabeza es un pañal de muñeca? - "Jejejejeje, sí... ¿está gaciosa, eh?" - Pues lo mismo que un cochinillo con gafas y abierto en canal. ¡No!... La riqueza te ha atrofiado el cerebro. - Ya te he dicho yo (apostillé) es de muy mal gusto.

La mirada de la abuela me atravesó y me coloqué lo más lejos posible de ella. - ¿Quién viene a cenar? - "Los de siempre: nosotras, Andresito, la Momia que, por cierto, me ha pedido prestadas las botas de charol rojas estilo pirata para ésta noche. Los cubanitos culito-respingones. Blas el parado. Bedulio..." - ¿Ah, síííííííí? - "Le he prometido que hoy no habría nadie raro entre nosotros" - ¡Eso espero! (la Cotilla se santiguó) - Nunca se sabe... (me encanta dar ese punto de jodido misterio a un tema delicado como el del ánima de mi primer abuelito)

- "¡Vamos a preparar las uvas! Las he tenido en chinchón un montón de horas" - ¡Vamos a probarlas! - "¡Quietas!" - Pero la tentación era poderosa y, ni la Cotilla ni yo, ni después la abuela, pudimos contenernos. Un rato después entró Andresito, su madre y los cubanitos que tampoco hicieron ascos a las uvas emborrachadas.

Total, que cuando llegó el momento de las campanadas no quedaba ni un grano. Menos mal que tenía albóndigas en la nevera, preparadas para mañana. A cada campanada le correspondió una albóndiga.... Ahora nos estamos recuperando en Urgencias, unos de empacho, otros de atragantamiento y otros de comas etílicos... ¡Aaaaayyyyyyyyyy... que bien lo hemos ... pasado...!... ¡¡¡FELIZ 2019, AMIG@S!!!

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