jueves, 13 de diciembre de 2018

El alarido.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Un eco lejano llegó hasta el oído que no tenía aplastado contra la almohada... Supe que era parte de un sueño, no le hice el menor caso y volví a refugiarme en brazos de Morfeo. De nuevo el eco terminado en aaaaaaaaaaaaaa, me perturbó. Y en mi mente dormida apareció, como un reflejo en aguas turbulentas, el rostro desagradable y deformado de la Cotilla.

- ¡¿Que qué comeremos en Navidad, boba de Coria?! - ¡Salga de mi sueño, Cotilla! - ¡Echate para allá que vengo helada y necesito calor humano, aunque sea tuyo! - ¡¡¡AAAAAAAAAYYYYY!!! Grité con todas mis fuerzas.

Por la mañana, al salir de casa, los vecinos aceleraban el paso cuando me veían... ¿Por qué? ¿Sentían temor ante mi presencia? Acabé preguntando. - ¿Qué os pasa conmigo? - Na... da...

Bedulio dio una media vuelta estrepitosa cuando me vio a lo lejos. Corrí tras él. - ¡¿Tú sabes qué pasa?! - No... - ¡Sí que lo sabes! Cuéntamelo. - El pobre estaba blanco como la pared, le temblaban las manos y los ojos giraban en sus órbitas. - ¡Ostras, Bedulio, estás endemoniado, que guay! - Reaccionó a mi comentario distendido, haciendo una cruz con los dedos. - ¡Vade retro, Satanás! - Estás como una chota, tio. - Dio dos pasos hacia atrás - ¡Quieto parao! De aquí no te vas hasta que me cuentes lo que pasa.

Le costó lo suyo pero, poco a poco, fue soltando lastre: - En tu casa pasan cosas... Vives con... (aquí se sentiguó rápidamente) el ánima de tu... abuelito primero... A veces hay gente... herida sin saber por qué... Con hinchazones nunca vistos... Cae agua al suelo... Se oyen chapuzones... Tienes un acuario... solo para algas... Y para rematar la historia, esta noche... esta noche... Esta noc... - ¡Te repites como el ajo! - En tu casa ha pasado algo... que tendría que ir a indagar... pero ¡no puedo! Tengo miedo

- Sigo sin saber qué ha pasado. - ¿Ha sido Lucifer...? - ¿Otro candidato de mi abuela, a padre del bisnieto? - ¡¡¡Lo ves!!! ¿Crees que es normal decir esto en lugar de HIJO? - Más raro es eso refiriéndose a mi abuela, Bedulio. - ¡No puedo más! ¡Dímelo de una vez! ¿Ha matado a la Cotilla? - ¿La abuela? - ¡NO, Lucifer! - ¡¿El pretendiente?! ¿Conoce a la Cotilla? Así no me extraña que se la quiera cargar. - ¡¡¡BASTAAAAAA!!! Esta noche se ha oído un alarido que ha despertado a toda la vecinda, con el corazón encogido de miedo. Y venía de tu casa. Tan espantoso ha sido que solo puede hacerlo alguien que está siendo sacrificado por demonios.

De repente me eché a reír. - ¡Ay, Bedulio, que tajada llevas! ¿Qué hubieses hecho tu si la Cotilla te pusiera los pies helados en la espalda? - Gritar. - ¡Pues eso hice yo, pardillo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario