miércoles, 12 de diciembre de 2018

Adornando la casa.

La abuela, seguida de Geooorge cargado de cajas y bolsas, han llegado a casa. - "Nena, vamos a poner los adornos navideños." - ¡Oh, nooooo! Aún faltan algunas semanas. - "Por eso vale más tenerlo todo a punto y no tener que correr después" - ¡Me niego! - "Por mi como si te la pica un pollo" - ¡Abuela!

En cuanto el inglés se descargó de todo lo que llevaba, la abuela le ordenó que se llevase a Andresito en el rolls royce, a dar la vuelta a Mallorca tranquilamente. - ¿No sería mejor que se quedara y nos ayudara? - "Naciste tonta y así te morirás. Serás la más tonta del cementerio ¡Que cruz tengo contigo!" - ¿Qué he dicho?

Esperó a que se fueran para recriminarme: - "Pascualita también tiene derecho a participar de los preparativos ¡Y no tiene que haber nadie delante!" - Tiene razón la abuela aunque, sinceramente, no sé que puede hacer un bicho como éste. - "¿Recuerdas que el año pasado estuvo de Niño Jesús en el pesebre del belem? Pues ahora será la estrella que corona el Arbol de Navidad." - Se lo comerá. - "¿El qué?" - El Arbol. ¿No sabes que es una fiera corrupia? - "Será la Estrella y no se hable más... Mira que trajecito tan mono le he hecho"

De una de las bolsas sacó un trajecito de estrella, lleno de lentejuelas y lucecitas leds que dañan la vista. - No querrá llevarlo. - "¡Anda que no!"

Nos pasamos toda la mañana colocando espumillón, guirnaldas, bolas de colores, el Belem y el Arbol. Todo muy brillante, muy colorista, muy recargado. Los colores rojos y dorados predominaban por toda la casa hasta el cuarto de baño. Tampoco se libró el papel higiénico que llevaba impresos campanitas atadas a ramitas de acebo. Cuando la abuela dio por terminada la decoración y le echamos un vistazo, aquello parecía la tienda de los chinos del señor Li.

-  ¡Nos hemos pasado tres pueblo.! - "¡Esta precioso!" - Pascualita, que no nos había quitado el ojo de encima en toda la mañana, de repente dio un salto mortal e hizo luego la señal de OK. - "A mi chiquitina le gusta porque tiene más sentido de la estética que tu" - Vale, abuela.

Después llegó el momento de ponerle el traje a la sirena. Se la veía encantada mientras la abuela la vestía y no le escatimaba piropos. Accedió a todo. El gorro-estrella llevaba una abertura por la que sacaba la cara. Después del maquillaje amarillo que le puso, se me figuró un plátano de Canarias. Pero el remate fue cuando la puso en la punta del Arbol de Navidad y encendió las lucecitas.

Pascualita bizqueó ante tanta luminaria. ¡Estaba horrorosa! y tuve que salir al balcón a reír - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¡Ostras! ¿Quién ha comprado la estrella? Tu nieta, como si lo viera ¿No había otra más fea jajajajajajaja? ¡Que horterada! - "La he puesto yo" - ¿Ibas borracha cuando la compraste? jajajajajajaja Alquílasela al Govern para usarla de faro los días de niebla cerrada. -"Ya vale, Cotilla... " - ¡Nena, pónla en el balcón y nos iluminará el barrio! jajajajajaja - "¡Tu lo que tienes es envidia!" - Huy, huy, huy... la abuela se estaba enfadando... y decidí cortar de raíz los comentarios. - ¿Le digo al abuelito que traiga una paella de marisco para todos? - "Para todos no. La Cotilla se va" - No... (dijo, titubeante la vecina) - "¡¡¡Puerta!!!" - Que mal aguanta las críticas mi abuela...

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