sábado, 29 de diciembre de 2018

Bedulio está rico.

El veredicto de los médicos agravó, aún más, el estado nervioso de Bedulio. - Hemos pedido a sus superiores que le dejen en el hospital unos días más para poder estudiar, a fondo, las heridas de la cabeza. ¡Son maravillosas, impactantes! ¡Estamos entusiasmados! - No sé a qué viene tanta alegría. ¡Y no me cabreen o me los llevo, a todos, detenidos! - Es usted un caso único, señor Bedulio, porque estamos seguros, en un noventa por cierto, que ha sido atacado ¡POR UN MARCIANO!

Así que el pobre Municipal lleva unos días sirviendo de conejillo de indias en bien de la Ciencia Médica. Me he alegrado por él porque, cuando le dejen salir, será un héroe y le darán alguna medalla, o varias según convenga. Espero que junto a las medallas le den también un buen dinerito que merecido lo tiene, el pobre.

Casi todos los días me paso por el cuartel a preguntar por él. Y he notado que algunos de sus compañeros, cuando me hablan, se apartan de mi. ¿Qué les habrá contado Bedulio?... ¿Tal vez, lo del ánima de mi primer abuelito? Hoy me han dicho que no pase por el cuartel. - Si hay novedades se las contaremos por teléfono... ¿Vale?

Que remedio. Ahora debo dedicar toda mi atención a preparar la cena de Noche Vieja. - ¿Cuántos seremos, abuela? - "Ciento y la madre" - ¡Jopé! No vamos a caber. - "¿Yas comprado las uvas?" - No. Manda a Geoooorge. - "Un mayordomo inglés no está para esas minucias"

No pienso ir hasta que la abuela me de el dinero. Me he quedado sin un euro. Ya no puedo pagar más cosas y a ella le sale la pasta por las orejas. Si luego no hay uvas comeremos aceitunas que también son españolas... o cualquiera sabe...

Pascualita sigue relamiéndose desde que atacó a Bedulio. Por lo visto le quedaron restos de carne entre los dientes de tiburón y cuando logra sacar un trozo, se relame de gusto. ¿Tan bueno está Bedulio?... Quién lo diría.

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